Guido Lissandrello
Grupo de Investigación de la Lucha de Clases en los ‘70.
El Aromo n° 82: "Donde el barro se subleva..."
Este libro repone los ejes fundamentales de la disputa entre Moreno y Santucho, pero se detiene justo allí donde se encuentra el problema. Así se priva de sacar las conclusiones políticas del caso: el papel en la derrota de los ‘70 tanto de la estrategia guevarista como del seguidismo morenista.
Este año, la editorial de El Topo Blindado lanzó un nuevo título, escrito por Martín Mangiantini. Un libro que introduce, por la vía de reconstruir el debate entre Nahuel Moreno y Roberto Santucho, una problemática fundamental de los años ’60 y ’70 que ha tenido escasa atención historiográfica: las discusiones estratégicas que enfrentaron al guevarismo y al insurrecionalismo. En este sentido, el libro es bienvenido toda vez que, con documentos en mano, reconstruye un debate de suma importancia que no perdió vigencia hoy. Si bien la estrategia guevarista sufrió una derrota en aquellos años, de la que no pudo recuperarse, el problema de la construcción del partido revolucionario sigue siendo un problema acuciante. Mangiantini aborda este debate, reponiendo los ejes fundamentales que marcaron la disputa entre Moreno y Santucho, pero termina el análisis justo allí donde comienza el problema fundamental.
La superficie
En 1965, se produjo la fusión entre la organización Palabra Obrera (PO), liderada por Nahuel Moreno, y el Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP), que impulsaban los hermanos Santucho en el norte del país. Así nació el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Sin embargo, esta experiencia tuvo corta vida, hacia 1967 se inició un debate estratégico que culminó dos años después con la ruptura que dio vida al PRT-El Combatiente, liderado por Santucho, y al PRT-La Verdad, de Moreno.
Es este el debate en el que se introduce Mangiantini y que, hasta ahora, no había tenido un tratamiento documental específico. El libro tiene la virtud de reconstruir los ejes principales del debate, mediante el relevamiento de las fuentes escritas pertinentes, e incluso logra
identificar los antecedentes inmediatos de aquella polémica, signados por el impacto de la Revolución Cubana: la que sostuviera primero Moreno con Daniel “Che” Pereyra, enviado por PO a Perú a fortalecer la lucha de Hugo Blanco; y luego con Ángel “Vasco” Bengoechea, quien terminaría por formar las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional (FARN). Estas discusiones giraron en torno a la cuestión estratégica, en particular, el papel de lucha armada [1].
Abordando estos debates previos, el autor identifica los núcleos generales de la concepción morenista, que luego se replicarán en la discusión con Santucho, a saber: la estructura política para la revolución, la relación vanguardia-masas, el sujeto revolucionario y la coyuntura latinoamericana y argentina. Cuando se dio este debate, Moreno, en su intervención, apunto a destacar que la estrategia fundamental de los revolucionarios era la construcción de un partido con inserción de masas, para lo cual se debían desarrollar diversas tácticas según la coyuntura. El partido debía insertarse en las luchas cotidianas de la clase teniendo un papel destacado las consignas transicionales. Por el contrario, Santucho sostenía, según el autor, que el partido marxista-leninista debía estar acompañado de la construcción de un brazo armado para desarrollar la “guerra civil prolongada”. En relación a ello, el “despertar” de la consciencia sería fruto de la acción armada para la movilización y educación de las masas (pp. 84 y 85). Esto último es, sin embargo, muy discutible. El PRT-ERP no limitó la propaganda y agitación política a lo militar. Sus prensas, tanto El Combatiente, Estrella Roja como el diario El mundo, que alcanzaron tiradas de decenas de miles, evidencian una preocupación sustantiva por la disputa de la consciencia, así como toda la infraestructura abocada a su impresión y distribución.
A pesar de esto, la reconstrucción del autor muestra cómo se delinearon dos estrategias enfrentadas: la de Moreno, que se abocó a la construcción del partido en el seno de la clase obrera -para lo cual se volvía fundamental el trabajo de inserción en cuerpos de delegados y comisiones internas-, y la de Santucho, que privilegió la construcción de un brazo armado subordinando a ella las tareas de dirección política. Sin embargo, esto constituye solamente la superficie del problema…
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Grupo de Investigación de la Lucha de Clases en los ‘70.
El Aromo n° 82: "Donde el barro se subleva..."
Este libro repone los ejes fundamentales de la disputa entre Moreno y Santucho, pero se detiene justo allí donde se encuentra el problema. Así se priva de sacar las conclusiones políticas del caso: el papel en la derrota de los ‘70 tanto de la estrategia guevarista como del seguidismo morenista.
Este año, la editorial de El Topo Blindado lanzó un nuevo título, escrito por Martín Mangiantini. Un libro que introduce, por la vía de reconstruir el debate entre Nahuel Moreno y Roberto Santucho, una problemática fundamental de los años ’60 y ’70 que ha tenido escasa atención historiográfica: las discusiones estratégicas que enfrentaron al guevarismo y al insurrecionalismo. En este sentido, el libro es bienvenido toda vez que, con documentos en mano, reconstruye un debate de suma importancia que no perdió vigencia hoy. Si bien la estrategia guevarista sufrió una derrota en aquellos años, de la que no pudo recuperarse, el problema de la construcción del partido revolucionario sigue siendo un problema acuciante. Mangiantini aborda este debate, reponiendo los ejes fundamentales que marcaron la disputa entre Moreno y Santucho, pero termina el análisis justo allí donde comienza el problema fundamental.
La superficie
En 1965, se produjo la fusión entre la organización Palabra Obrera (PO), liderada por Nahuel Moreno, y el Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP), que impulsaban los hermanos Santucho en el norte del país. Así nació el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Sin embargo, esta experiencia tuvo corta vida, hacia 1967 se inició un debate estratégico que culminó dos años después con la ruptura que dio vida al PRT-El Combatiente, liderado por Santucho, y al PRT-La Verdad, de Moreno.
Es este el debate en el que se introduce Mangiantini y que, hasta ahora, no había tenido un tratamiento documental específico. El libro tiene la virtud de reconstruir los ejes principales del debate, mediante el relevamiento de las fuentes escritas pertinentes, e incluso logra
identificar los antecedentes inmediatos de aquella polémica, signados por el impacto de la Revolución Cubana: la que sostuviera primero Moreno con Daniel “Che” Pereyra, enviado por PO a Perú a fortalecer la lucha de Hugo Blanco; y luego con Ángel “Vasco” Bengoechea, quien terminaría por formar las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional (FARN). Estas discusiones giraron en torno a la cuestión estratégica, en particular, el papel de lucha armada [1].
Abordando estos debates previos, el autor identifica los núcleos generales de la concepción morenista, que luego se replicarán en la discusión con Santucho, a saber: la estructura política para la revolución, la relación vanguardia-masas, el sujeto revolucionario y la coyuntura latinoamericana y argentina. Cuando se dio este debate, Moreno, en su intervención, apunto a destacar que la estrategia fundamental de los revolucionarios era la construcción de un partido con inserción de masas, para lo cual se debían desarrollar diversas tácticas según la coyuntura. El partido debía insertarse en las luchas cotidianas de la clase teniendo un papel destacado las consignas transicionales. Por el contrario, Santucho sostenía, según el autor, que el partido marxista-leninista debía estar acompañado de la construcción de un brazo armado para desarrollar la “guerra civil prolongada”. En relación a ello, el “despertar” de la consciencia sería fruto de la acción armada para la movilización y educación de las masas (pp. 84 y 85). Esto último es, sin embargo, muy discutible. El PRT-ERP no limitó la propaganda y agitación política a lo militar. Sus prensas, tanto El Combatiente, Estrella Roja como el diario El mundo, que alcanzaron tiradas de decenas de miles, evidencian una preocupación sustantiva por la disputa de la consciencia, así como toda la infraestructura abocada a su impresión y distribución.
A pesar de esto, la reconstrucción del autor muestra cómo se delinearon dos estrategias enfrentadas: la de Moreno, que se abocó a la construcción del partido en el seno de la clase obrera -para lo cual se volvía fundamental el trabajo de inserción en cuerpos de delegados y comisiones internas-, y la de Santucho, que privilegió la construcción de un brazo armado subordinando a ella las tareas de dirección política. Sin embargo, esto constituye solamente la superficie del problema…
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