por PequeñoBurgués Vie Mar 13, 2015 5:02 pm
Este texto es sumamente interesante:
Al finalizar la segunda guerra mundial el régimen franquista fue condenado como fascista y se le acusó de haber ayudado a los países del Eje durante la Guerra.
En diciembre de 1946 la ONU decidió impedir no sólo la afiliación de España, sino también la participación de ésta en sus organismos dependientes. La Asamblea General decidió inclusive recomendar a sus miembros el retiro de los jefes de las misiones diplomáticas acreditadas y, acorde a dichas resoluciones, abandonaron la capital española los últimos embajadores que aún quedaban en ella, con excepción de los de Portugal, Suiza y el Vaticano, que no eran miembros de la ONU.
Por si esto no fuera suficiente, en el frente doméstico el régimen franquista enfrentaba graves problemas económicos. El abastecimiento de alimentos era limitado y los habitantes de varias regiones sufrieron a lo largo de los cuarenta de subalimentación, en tanto el peligro real del hambre pendía sobre sus cabezas y traía aparejado la constante amenaza de un estallido social.
En estas difíciles circunstancias, el régimen español encontró en febrero de 1946 una fuente de esperanzas en el triunfo electoral del Coronel Juan Domingo Perón, nuevo presidente argentino. Para contrarrestar las críticas internas y externas, el régimen argentino se vió obligado a desarrollar una propaganda constante que justificara su cooperación con Madrid.
El 30 de octubre de 1946 ambos países firmaron el Convenio Comercial y de Pagos, cuya meta era asegurar el abastecimiento de cereales a España. Argentina se comprometió a vender a los españoles un mínimo de 400.000 toneladas de trigo en 1947, y 300.000 en 1948, y asimismo cubrir con sus ventas el 90% de las necesidades que España no pudiera satisfacer con su propia producción entre los años 1949- 1951. También se prometió la venta de cuantiosas cantidades de maíz, aceites comestibles y tortas oleaginosas. Por su parte, España se comprometió a enviar a cambio palanquilla, chapa negra, plomo, corcho, etc., y asimismo saldar las deudas que se habían acumulado a lo largo de 4 años como consecuencia de la concretización de acuerdos anteriores entre ambos países. En el marco del nuevo acuerdo, Argentina otorgó al régimen de Franco créditos en condiciones sumamente favorables, ya que España no podía recurrir a sus disminuidas reservas de divisas extranjeras para pagar por los cereales.
A lo largo de todo este período el gobierno de Perón actuó como defensor de la "verdad de España" en los foros internacionales y en diversas reuniones que se celebraron en Buenos Aires, y gestionó ante otros gobiernos latinoamericanos el reconocimiento del régimen franquista.
No es extraño, entonces, que el emba- jador español escribiera en su memoria anual de la actividad de la legación en Argentina en 1948 los siguientes conceptos:
"Muy diversas y numerosas han sido las gestiones hechas por esta representación cerca del Gobierno argentino para solicitar su apoyo en los diversos organismos subsidiarios de la ONU a fin de que los legítimos derechos de España fueran reconocidos. En todas estas ocasiones la Delegación argentina, siguiendo las instrucciones dadas al efecto con carácter general por el Presidente Perón de defender los intereses de España, atendió nuestras peticiones con todo interés y éxito"