por cpablo Dom Oct 04, 2015 12:34 am
¿Qué sabe un neonato Camarilla acerca del Sabbat?
Del Sabbat, conocido para muchos como la Mano Negra, se rumorea que ha evolucionado a partir de un culto medioval a la muerte. Poco de su naturaleza ha cambiado desde entonces. Es la secta mayor después de la Camarilla, y trata agresivamente de aumentar su dominio.
La Mano Negra gobierna mediante el miedo, el odio, la ira y la violencia física. En Norteamérica, mantiene un control incontestable sobre Detroit, Toronto, Montreal, Nueva York, Filadelfia, Pittsburgh y Portland, y está cerca de obtener la supremacía en Boston y Baltimore. Hasta hace poco, Miami también estaba bajo el control del Sabbat, pero los acontecimientos recientes han provocado un viraje en el equilibrio de poder allí.
El Sabbat está organizado en unidades conocidas como "manadas", que son extremadamente leales entre sí, alimentándose y viajando como un grupo. De hecho, en la Camarilla, llamar "manada" a una cuadrilla se ha convertido en un término despectivo.
Los miembros del Sabbat provienen de muchas líneas de sangre distintas, si bien dos clanes dominan la Organización: los Lasombra y los Tzimisce. Si bien es posible ingresar en el Sabat, casi todos los miembros son creados por miembros de la secta. La Mano Negra exige una dedicación y adhesión absolutas a los deseos del grupo.
El procedimiento de iniciación en el Sabbat está diseñado para destruir todo vestigio de voluntad en un vampiro nuevo. Se asesina a los iniciados, lenta y dolorosamente, y a continuación se les da la Sangre. Esta sangre no proviene de un solo miembro del Sabbat, sino de tantos como estén presentes en la iniciación, reuniendo su sangre en un cáliz. Una vez que han dado la Sangre al Iniciado, le entierran vivo, y él debe arrastrarse hasta el exterior para poder vivir. Aquéllos que no lo consiguen pasan la eternidad sepultados bajo tierra. El proceso de cavar para salir de la propia tumba arranca al Iniciado su humanidad y le abre a la subyugación y el lavado de cerebro del Sabbat.
Una vez que el Iniciado se libere, se le impone un Vínculo de Sangre con la manada que le Abrazó. En un extraño ritual, que tiene lugar a lo largo de otras dos noches, se le da más sangre al Iniciado.
La Mano Negra únicamente se interesa por el poder en todas sus formas. Toma parte activa en la diablerie y ejerce una oposición fanática contra la vida y todos sus adornos. El Sabbat considera a los mortales bestias de segunda clase, que pueden dominar y utilizar según sus necesidades. El Sabbat celebra sus ceremonias en los lugares de los muertos: cementerios, tumbas y osarios. Los miembros del Sabbat comprenden que son no-muertos, y se comportan de acuerdo con esto. Queman a todos los que se les opongan; de hecho, las manadas del Sabbat parecen estar fascinadas con el fuego, a pesar de que no son más inmunes a él que los demás Vástagos.
Los miembros del Sabbat se regocijan en ser vampiros y dar rienda suelta a sus instintos. Consideran despreciables a los demás Vástagos por el empeño de ponen éstos en retener su humanidad. Para el Sabbat, esto es la mayor blasfemia.
A menudo, el Sabbat envía manadas a ciudades dominadas por la camarilla, ya para medir la oposición o para dar caza a aquéllos que han huido de los círculos. La política de la Camarilla se complica inevitablemente por la presencia de Vástagos del Sabbat.
También se dice que el Sabbat participa en un extraño tipo de diablerie, en el que sus miembros despedazan a los antiguos de su género, para que vástagos más fuertes, agresivos y jóvenes puedan ocupar su lugar. Sin embargo, como con muhas otras cosas que se dicen entre los Vástagos ajenos al Sabbat, esto no se ha confirmado. Los príncipes de las ciudades principales de todo el mundo darían mucho por obtener hechos verídicos sobre la actuación del Sabbat. Todos ellos temen el peligro de su continuo crecimiento.
En conclusión, nada seguro se puede decir del Sabbat. De hecho, todo lo que la Camarilla cree sobre él podría ser falso, rumores difundidos por los Antediluvianos que quieren que las dos sectas se enfrenten. Es improbable, pero en absoluto imposible.