La guerra y la Transformación de sindicalismo “industrial” en Estados Unidos, 1940-1945.
Por Charles Post (colaborador)
En El Aromo nº 84 - "Gane quien gane"
A fines de los años ‘30, el movimiento obrero en los Estados Unidos parecía estar a punto de dar un salto histórico. En 1934 comenzó una ola masiva de huelgas con tres huelgas generales en las ciudades de San Francisco, en California, de Toledo, en Ohio, y de Minneapolis, en Minnesota; todas dirigidas por autoproclamados revolucionarios. Durante los siguiente dos años, dichas huelgas se extendieron por todas las nuevas industrias de producción masiva (fábricas de maquinarias, automotrices, del caucho y neumáticos, etc.), culminando las mismas a finales de 1936 y principios de 1937 en una ola de ocupaciones de fábrica (las huelgas de “brazos caídos”). Estas huelgas establecieron sindicatos “industriales”, militantes y democráticos, con capacidad de enfrentar el control capitalista de la estructura y los ritmos de trabajo, organizando el Congreso de Organizaciones Industriales (la C.I.O). Estas luchas forjaron una nueva generación de trabajadores militantes que participaron en los partidos laboristas regionales, y hacían agitación en sus sindicatos a favor de la idea de un partido laborista nacional, independiente de los demócratas. La lucha sindical creó también una importante minoría de trabajadores comunistas, socialistas, trotskistas y sindicalistas radicalizados que ocuparon cargos locales y nacionales de liderazgo en los nuevos sindicatos.
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Por Charles Post (colaborador)
En El Aromo nº 84 - "Gane quien gane"
A fines de los años ‘30, el movimiento obrero en los Estados Unidos parecía estar a punto de dar un salto histórico. En 1934 comenzó una ola masiva de huelgas con tres huelgas generales en las ciudades de San Francisco, en California, de Toledo, en Ohio, y de Minneapolis, en Minnesota; todas dirigidas por autoproclamados revolucionarios. Durante los siguiente dos años, dichas huelgas se extendieron por todas las nuevas industrias de producción masiva (fábricas de maquinarias, automotrices, del caucho y neumáticos, etc.), culminando las mismas a finales de 1936 y principios de 1937 en una ola de ocupaciones de fábrica (las huelgas de “brazos caídos”). Estas huelgas establecieron sindicatos “industriales”, militantes y democráticos, con capacidad de enfrentar el control capitalista de la estructura y los ritmos de trabajo, organizando el Congreso de Organizaciones Industriales (la C.I.O). Estas luchas forjaron una nueva generación de trabajadores militantes que participaron en los partidos laboristas regionales, y hacían agitación en sus sindicatos a favor de la idea de un partido laborista nacional, independiente de los demócratas. La lucha sindical creó también una importante minoría de trabajadores comunistas, socialistas, trotskistas y sindicalistas radicalizados que ocuparon cargos locales y nacionales de liderazgo en los nuevos sindicatos.
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