Pravda Nº 99 del 5 (18) de julio de 1917 escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | ¡Todo el poder a los Soviets! (Lenin) Pravda Nº 99 del 5 (18) de julio de 1917. |
“Echa a la naturaleza por la puerta y entrará por la ventalla...” Como se ve, los partidos gobernantes eserista y menchevique se ven obligados a “aprender” una y otra vez, por experiencia propia, esta simple verdad. Quisieron ser “demócratas revolucionarios”, se han encontrado en la situación de los demócratas revolucionarios y ahora deben sacar las conclusiones obligatorias para todo demócrata revolucionario.
La democracia es la dominación de la mayoría. Mientras la voluntad de la mayoría seguía sin aclarar, mientras se pudo afirmar -por lo menos con ciertos visos de verosimilitud- que no estaba clara, se dio al pueblo un gobierno de burgueses contrarrevolucionarios bajo el rótulo de gobierno “democrático”. Pero esta dilación no podía ser larga. En los pocos meses transcurridos desde el 27 de febrero,
la voluntad de la mayoría de los obreros y los campesinos, de la inmensa mayoría de la población del país, se ha aclarado, y no sólo en forma general. Esta voluntad se ha visto
expresada en las organizaciones de masas: en los Soviets de diputados obreros, soldados y campesinos.
¿Cómo es posible, entonces, oponerse a que todo el poder del Estado pase a estos Soviets? ¡Eso no es otra cosa que abjurar de la democracia! Eso significa, ni más ni menos, imponer al pueblo un gobierno que,
sin lugar a dudas, no puede surgir ni sostenerse por vía
democrática, es decir, por medio de elecciones auténticamente libres, en las que participe de verdad todo el pueblo.
El hecho está ahí, por extraño que parezca a simple vista: ¡los eseristas y los mencheviques
han olvidado precisamente esta verdad, simple, evidente y palpable en grado superlativo! Su posición es tan falsa, y les ha enredado y embrollado tanto, que no pueden “atrapar” esta verdad, perdida por ellos. Después de las elecciones en Petrogrado y en Moscú, después de la convocación del Soviet de campesinos de toda Rusia y después del Congreso de los Soviets,
las clases y los partidos se han definido con tal claridad, precisión y evidencia en toda Rusia que la gente no puede, en verdad, equivocarse a este respecto, a no ser que se haya vuelto loca o haya caído en una situación premeditadamente embrollada.
Soportar a los ministros demócratas constitucionalistas o al gobierno demócrata constitucionalista o la política demócrata constitucionalista significa lanzar un reto a la democracia y al espíritu democrático. Ahí está
el origen de las crisis políticas producidas después del 27 de febrero; ahí está el origen de la inestabilidad y las vacilaciones de nuestro sistema de gobierno. A cada paso, cada día e incluso cada hora, se apela al revolucionarismo del pueblo y a su espíritu democrático en nombre de instituciones estatales y de congresos del mayor prestigio. Pero, al mismo tiempo, la política general del gobierno, especialmente su política exterior y, sobre todo, su política económica, constituyen un abandono del espíritu revolucionario y una trasgresión de la democracia.
Estas cosas no pueden tolerarse.
Las manifestaciones de inestabilidad de semejante situación, por un motivo o por otro, son inevitables. Y empecinarse no es una política muy inteligente.
Aunque a empujones y a saltos, los acontecimientos se desarrollan de tal manera que se hará realidad el paso del poder a los Soviets, proclamado hace mucho por nuestro partido.