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    La heroica lucha del pueblo coreano - artículo escrito por Pak Hen Yen - año 1950 - publicado en 2017 en el blog Revolución Cultural

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    Mensaje por RioLena Dom Mar 19, 2017 7:07 pm

    La heroica lucha del pueblo coreano

    Traducido por Cultura Proletaria de la revista “Fundamentos”, Nº 16, Julio-Agosto de 1950

    publicado en 2017 en el blog Revolución Cultural

    El siguiente artículo fue escrito por Pak Hen Yen (en Julio-Agosto de 1950), entonces ministro de asuntos exteriores. Pak Hen Yen fue uno de los héroes de la lucha por la reunificación de su país. Combatió a los invasores imperialistas americanos y la sanguinaria colonización japonesa.


    El pueblo coreano fue liberado del yugo del imperialismo japonés por las fuerzas del valiente ejército soviético que desempeñó un papel decisivo en el aplastamiento de los agresores fascistas, tanto en Occidente como en Oriente. Es gracias a la Unión Soviética, que lleva a cabo una lucha consecuente por una democracia verdadera y defiende la independencia, la libertad y la soberanía de los pueblos, grandes y pequeños, que se abrió para el pueblo coreano, es decir, 27 millones de personas, el camino de una vida libre y feliz, la posibilidad del resurgimiento y del desarrollo de su estado nacional.

    A raíz de este importante cambio en la vida coreana, las fuerzas creadoras de pueblo coreano, aplastadas por la bota el militarismo japonés, despertaron y el pueblo coreano se lanzó decididamente a la realización de sus aspiraciones seculares: crear el Estado democrático independiente de Corea. Aún no había transcurrido un mes de la liberación y los coreanos ya habían instaurado, en todas las regiones del país, comités populares -órganos verdaderamente democráticos del poder- y proclamaban la fundación de su estado soberano: la República Popular de Corea. Los comités populares, teniendo en sus manos el poder, destruyeron hasta las raíces el aparato de administración colonial de los invasores japoneses e introdujeron sin demora nuevas leyes democráticas.

    A la vanguardia de la lucha patriótica del pueblo coreano estaba el Partido Comunista, consecuente defensor de los intereses nacionales del pueblo coreano y organizador de su lucha por una completa independencia y desarrollo democrático de la patria. Bajo la dirección del Partido Comunista, el pueblo coreano se unió en torno a los comités populares, y los enemigos del pueblo, los elementos pro-japoneses, traidores del país, temieron por su suerte ante esta temible fuerza popular.

    Con la creación de la República Popular de Corea, fueron ejecutadas transformaciones democráticas fundamentales: reforma agraria, nacionalización de las principales ramas de la industria; leyes progresistas del trabajo; libertad de palabra, de prensa, de reunión y de organización; igualdad de derechos para las mujeres: extensión de la educación pública: renacimiento de la cultura nacional.

    Al entrar en Corea del Norte en agosto de 1945 para aplastar a los ocupantes japoneses, el gran ejército soviético no sólo alentó las aspiraciones patrióticas y las reivindicaciones democráticas del pueblo coreano, sino que lo ayudó de todos las formas y de manera desinteresada, al realizar esas reivindicaciones. Durante su permanencia en territorio coreano, el ejército soviético se presentó al pueblo coreano como el fiel ejecutor de los grandes principios de la política exterior leninista-stalinista, del respeto a la soberanía de los pueblos, grandes y pequeños. El pueblo coreano adquirió la convicción de que el ejército soviético no tiene otra finalidad que asegurar su independencia y su desarrollo democrático. Cuando entró en Corea, y cuando salió del país, fue recibido por el pueblo como un ejército amigo, un ejército liberador.

    Gracias a la ayuda amiga de la Unión Soviética, las aspiraciones del pueblo se concretan integramente en Corea del Norte tras la liberación. Es por esto que, en el momento actual, es precisamente en Corea Norte que la libertad y la independencia del pueblo coreano recibieron una base sólida.

    No hay la menor duda de que si los imperialistas estadounidenses no hubiesen interferido en los asuntos internos de su pueblo, ya hace mucho tiempo que el pueblo coreano habría hecho, a escala nacional, las transformaciones democráticas que, por ahora, sólo existen en Corea Norte. El poder popular se habría instalado en Corea del Sur y toda Corea se habría transformado en un Estado democrático unido e independiente.

    Los yankis instauran el terror fascista

    Desafortunadamente, ante el pueblo coreano surgió el imperialismo norteamericano con las mismas ambiciones coloniales que nuestro pueblo había sufrido, con tanta amargura, con la dominación japonesa. Desde los primeros días de la ocupación de Corea del Sur por las tropas estadounidenses, estas revelaron sus verdaderas intenciones y objetivos. Las autoridades estadounidenses comenzaron a atacar al pueblo y a disolver los comités populares creados por ellos. Sobretodo, las tropas estadounidenses intentaron, a través de la represión, destruir la aspiración de los coreanos a su soberanía nacional. El General Arnold, jefe de la administración, declaró cínicamente, el 10 de octubre de 1945, que en Corea del Sur la soberanía no pertenecía al pueblo coreano, y sí a la administración militar americana. Esta declaración fue confirmada inmediatamente a través de medidas militares destinadas a silenciar la voluntad del pueblo coreano. Los estadounidenses declararon ilegal la República Popular y persiguieron a sus dirigentes. Esto constituye, de hecho, una declaración de guerra contra el pueblo coreano. Era privarlo, a través de la violencia, de una soberanía que por derecho le pertenecía después de la expulsión de los ocupantes japoneses. Los estadounidenses movilizaron todas sus fuerzas para estrangular los comités populares.

    En lugar de estos comités, restablecieron el aparato administrativo, odiado por el pueblo, de la época japonesa y, los elementos pro-japoneses que habían se enriquecido explotando y oprimiendo al pueblo en colaboración con los ocupantes japoneses, reaparecieron en la escena, rehechos del susto inicial y convencidos de que el cambio de jefes no ponía en peligro su prosperidad. Después de conseguir la protección de los colonizadores americanos, los traidores del pueblo retomaron el valor y empezaron a reunir y a consolidar las fuerzas reaccionarias. Con la colaboración de los reaccionarios locales, los estadounidenses instituyeron en Corea del Sur un régimen policial terrorista, teniendo como finalidad aplastar la actividad de los partidos democráticos y las organizaciones sociales, acabar con las libertades políticas de los coreanos. La intención de los estadounidenses era impedir la unificación de las fuerzas democráticas bajo la dirección del Partido Comunista y provocar una escisión en el país. El mercenario americano Syngman Rhee, que estaba reservado para este fin, entra en escena y se coloca al frente de los elementos pro-japoneses.

    Respecto a las medidas estadounidenses en el campo económico, nada de lo que había pertenecido a los japoneses fue devuelto al pueblo coreano, todo fue tomado por los estadounidenses. La realización de una reforma agraria, basada en la confiscación de las tierras de los grandes propietarios feudales y de los traidores, y en la distribución de esas tierras entre los campesinos, fue totalmente negada. El campesino en Corea del Sur continuó como antes, sujeto a la explotación y a la opresión. La ley que fijaba la jornada de trabajo en ocho horas no fue aplicada.

    La ira y la indignación del pueblo coreano crecieron aún más cuando los americanos, a propósito, hicieron fracasar la aplicación de la resolución adoptada por los ministros de Exteriores en la Conferencia de Moscú, decisión que preveía la creación de un gobierno único, democrático, en Corea. La no aplicación de las decisiones de la Conferencia de Moscú por el gobierno estadounidense y la interrupción de los trabajos del Comité Mixto Soviético-americano, formado para aplicar aquellas decisiones, acentuaron la división de Corea y condujeron al pueblo coreano a nuevos sufrimientos.

    A pesar de las promesas de libertad para la actividad democrática, la administración militar americana decretó la prisión de dirigentes del Partido Comunista de Corea, y numerosos “patriotas militantes” que había luchado desinteresadamente contra los japoneses en los años de ocupación fueron arrojados a la cárcel sin ningún motivo.

    La política de colonización de los estadounidenses en Corea tomó un carácter descarado. Con el fin de vender lo que llaman sus excedentes de guerra, los estadounidenses impusieron a los coreanos un “crédito” de 26 millones de dólares. Requisaron y enviaron a la fuerza a Japón los cultivos de arroz y otros cereales, condenando de esta manera al pueblo de Corea Sur a sufrir hambre.

    La violencia de los estadounidenses y sus medidas colonizadoras provocaron en toda Corea del Sur la explosión de un movimiento de resistencia popular en masa. El primer gran movimiento de este género fue la huelga de 40.000 trabajadores en Corea del Sur, huelga que, en ciertos lugares, se transformó en insurrección armada.

    En el transcurso de este movimiento, los americanos y sus mercenarios asesinaron a más de 300 patriotas; hirieron a más de 2.600; desaparecieron más de 3.000 (en realidad, la mayor parte fue asesinada), y más de 25.000 fueron detenidos. Pero a pesar de los asesinatos y de los derramamientos de sangre, más de 2 millones de trabajadores, campesinos, jóvenes estudiantes y pequeño-burgueses de las ciudades participaron en esta acción popular.

    Esta acción heróica del pueblo de Corea del Sur, bajo el liderazgo de la clase obrera, marcó el comienzo de una lucha de masas organizada por los patriotas coreanos contra la política estadounidense de someter a nuestro país. Desde entonces, esa lucha se ha ampliado y sigue desarrollándose continuamente; demuestra un valor sin límites, la cohesión y la abnegación de los patriotas coreanos. Hoy, la lucha heróica del pueblo coreano se ha transformado en una fuerza temible, invencible, que se parece, según las palabras del propio Syngman Rhee, a un “incendio en el bosque”. Este incendio destruirá todas las fuerzas reaccionarias que intentar impedir la unificación de Corea y robarle la libertad.

    Una flagrante derrota de los imperialistas y sus lacayos

    El movimiento de octubre de 1946, la huelga general del 22 de marzo de 1947, la lucha de masas del pueblo coreano para la finalización de los trabajos del Comité Mixto Soviético-americano en 1947, la lucha de todo el pueblo para la implementación de la propuesta soviética sobre la retirada simultánea de la tropas estadounidenses y soviéticas de Corea y la concesión al pueblo coreano del derecho a crear él mismo su propio gobierno: todo eso ha obligado a los estadounidenses a comprender que no les sería posible reinar directamente en Corea del Sur.

    Los estadounidenses buscaron entonces el medio de engañar al pueblo coreano de la única manera que podían, mientras que permanecían tras bastidores, no sólo se inmiscuían en los negocios internos de Corea, sino que intentaban desmembrarla definitivamente y convertirla en una colonia. Con este fin, los estadounidenses impusieron el debate del problema coreano en la Asamblea General de la ONU y forzaron la adopción de una decisión ilegal sobre la organización de elecciones separadas en Corea del Sur, bajo control de una supuesta comisión de la ONU. En medio de las elecciones, los estadounidenses trataron de imponer al pueblo coreano la camarilla de Syngman Rhee que estaba vendida a ellos. Era un proyecto criminal destinado a encubrir, con un mandato de la ONU, la política estadounidense de esclavización en Corea.

    Pero los imperialistas americanos no consiguieron engañar al pueblo coreano; no consiguieron, como dice una fábula coreana: “robar las campanas tapándose las orejas“.

    El pueblo coreano comprende muy bien que la creación en Corea del Sur de un gobierno separado de marionetas de los estadounidenses sólo podría acentuar aún mas la división de Corea, agravarlas condiciones del pueblo del sur del país, aumentar el terror y el arbitrio policial, consolidar la dominación estadounidense en el sur.

    Desde que la supuesta comisión de la ONU llegó a Corea del Sur, los trabajadores de Seúl desencadenaron un movimiento de protesta. El 7 de febrero de 1948, los trabajadores de Corea del Sur comenzaron la huelga general. En seguida se desplegó una lucha heroica de masas para la salvación del país bajo el lema: “¡Abajo la comisión de la ONU!”, “Dar al pueblo coreano el derecho de formar su propio gobierno único”. De esas jornadas participaron 1.300.000 personas, en huelgas y manifestaciones contra de la comisión de la ONU.

    El movimiento contra las actividades de la comisión de la ONU se desarrolló en medio de un terror sangriento; los patriotas que asistieron a las manifestaciones arriesgaban sus vidas. Numerosos héroes populares cayeron bajo los golpes del ejército estadounidense y de la camarilla de vendidos de Syngman Rhee. A pesar de todo, el movimiento tomó gran repercusión, lo que demuestra la voluntad inquebrantable del pueblo coreano en su intento de luchar contra los nuevos intentos de esclavización de la patria. Más de una vez, la lucha asumió la forma de resistencia armada del pueblo.

    El 3 de abril de 1948, en la parte más meridional del país, en la isla de Jeju, brilló la llama de la lucha popular de los guerrilleros. La propia comisión de la ONU no pudo ocultar las causas que habían llevado a los habitantes de las isla a rebelarse contra el nuevo yugo colonial. En su informe a la cuarta sesión de la Asamblea General de la ONU, el Comité indica que la causa de la rebelión fue el ataque y bombardeo por parte de la policía y los miembros de la Unión de la Juventud del Noroeste (organización terrorista reaccionaria), personas sospechosas de pertenecer el Partido Comunista. En su rabia contra los habitantes de la isla de Jeju, que aspiraban a la unificación y a la libertad, la policía reaccionaria creada por los norteamericanos hizo más de 10.000 detenciones y torturó hasta la muerte a cientos de personas. Sin poder soportar más las arbitrariedades de la policía, los habitantes de la isla se levantaron en armas contra sus nuevos enemigos.

    No obstante, las condiciones geográficas desfavorables de una tierra aislada por las olas, sin embargo, ayudaron contra la fragilidad de las armas y la táctica cruel de la tierra quemada empleada por un enemigo bien armado y recibiendo constantemente todos los refuerzos que necesitaba, los heróicos isleños consiguieron impedir en su territorio la realización de las elecciones separadas del 10 de mayo de 1948. Las elecciones no se realizaron en la isla.

    Las autoridades de Syngman Rhee lanzaron contra los habitantes de la isla de Jeju grandes fuerzas armadas que actuaron con una crueldad sin precedentes. La comisión de la ONU no puede esconder los actos feroces cometidos por los bandidos de Syngman Rhee contra los isleños de Jeju. En su informe a la cuarta sesión de la Asamblea General de la ONU, dice: “Con finalidad pacificadora, el gobierno envió a esta isla numerosas tropas, pero los desórdenes no se calmaron antes del inicio de 1949. Las operaciones militares todavía continuaban en mayo de 1949. Los pueblos fueron reducidos a cenizas y los estragos en edificios, ganado doméstico y siembras se elevaron a millones de voces“.

    La lucha armada de los habitantes de Jeju favoreció el rápido fortalecimiento de la lucha de todo el pueblo de Corea del Sur, lucha que se inició con la acción de octubre de 1946.

    La lucha cada vez más amplia del pueblo coreano contra la política colonial de los Estados Unidos, instó a los jefes de los partidos políticos y de las organizaciones sociales de las más diversas tendencias a conjugar sus esfuerzos contra el intento de perpetuar la división temporal de Corea. El congreso de los representantes de los partidos políticos y de las organizaciones sociales del sur y del norte, que fue inaugurado en Feniana, el 29 de abril de 1948, instó a todo el pueblo coreano, en nombre de la libertad y de la unificación de la patria, a boicotear las elecciones organizadas para el 10 de mayo por la camarilla de Syngman Rhee.

    En respuesta a este llamamiento, y a pesar de las mentiras, las amenazas y el terror, la población de Corea del Sur pasó a luchar contra las elecciones separadas. En numerosas ciudades y pueblos de Corea del Sur, las “urnas electorales” y los “centros electorales” fueron destruidos por el pueblo. En la víspera de las elecciones, cientos de miles personas se refugiaron en los bosques y en las montañas para no participar en las elecciones. Estas famosas elecciones fracasaron vergonzosamente. Menos del 30% de los votantes tomaron parte en ellas. Respecto a los electores, es un hecho establecido que la mayor parte fueron coaccionados a través de la fuerza o la mentira.

    Fue necesario que los estadounidenses y sus agentes de la Comisión de la ONU recurriesen a una burda falsificación para decir que las “elecciones” se habían coronado con éxito, y para constituir con la camarilla de Syngman Rhee un gobierno títere de Corea del Sur.

    En el momento del establecimiento en Corea del Sur del régimen impopular de los títeres de Syngman Rhee, los patriotas coreanos se enfrentan a la tarea de crear un gobierno central de Corea que sea verdaderamente popular. En la conferencia de los representantes de los partidos políticos y de las organizaciones sociales del Norte y del Sur, que se celebró en junio de 1943, se decidió celebrar, en agosto del mismo año, elecciones en todo el territorio del país. La camarilla de Syngman Rhee hizo todo lo posible para impedir las elecciones populares en el Sur. Durante estas elecciones, 291 personas cayeron víctimas del terror de Syngman Rhee y 9.081 fueron detenidas. No obstante, 6.712.407 votantes de un total de 8.601.746, es decir, el 77,52%, participaron en las elecciones clandestinas en el Sur. En Corea del Norte, donde las libertades democráticas están aseguradas, el 99,98% de los votantes tomaron parte en las votaciones. Los resultados muestran la actividad política sin precedentes de las masas y la notable unidad del pueblo coreano. Tras estas elecciones, fue proclamada la República Popular Democrática de Corea y se creó un gobierno central de Corea, encabezado por Kim Il-Sung, héroe nacional del pueblo coreano.

    El gobierno de la República Popular Democrática de Corea comprende un número igual de representantes del Sur y de representantes del Norte, entre los cuales se encuentran representantes de las diferentes tendencias políticas y clases sociales de Corea. El establecimiento de un gobierno central es una de las principales victorias del pueblo coreano en su lucha por la unidad y la libertad.

    El pueblo odia la camarilla de Singman Rhee

    La camarilla traidora de Syngman Rhee fue llevada al poder con la ayuda de las armas estadounidenses. Sin la interferencia de EE.UU., su existencia sería impensable. La camarilla de Syngman Rhee está aislada del pueblo que la desprecia. Ante el odio general del pueblo coreano, Syngman Rhee y sus subordinados no ven otra salvación fuera del empleo de la violencia y del terror sangriento contra los patriotas. Pero estas medidas antipopulares que permiten a la camarilla de Syngman Rhee mantener temporalmente su podrido régimen, aceleran al mismo tiempo su perdición. El régimen de Syngman Rheeestá condenado.

    La cascada de acuerdos ministeriales, las divergencias en la “Asamblea Nacional”, toda la política del gobierno de Syngman Rhee, muestran la inestabilidad y la podredumbre del régimen impopular de los títeres de Corea del Sur.

    Sintiendo la debilidad de su posición, la camarilla de Syngman Rhee lleva a cabo todos sus esfuerzos para retener en nuestro suelo al ejército estadounidense de ocupación. Está dispuesta a vender a EE.UU. todas las riquezas del país a cambio de que su libertad sea protegida por las armas contra el pueblo indignado con su política.

    Exprimiendo la voluntad del pueblo coreano, la asamblea popular suprema de la República Popular Democrática Popular de Corea se dirigió, en su primera sesión, a los gobiernos de la U.R.R.S. y de los Estados Unidos para pedir la puesta en práctica de la propuesta soviética de retirada de sus tropas del territorio coreano. El gobierno de la Unión Soviética respondió con prontitud a la solicitud de la asamblea popular suprema de Corea y, satisfaciendo los intereses nacionales del pueblo coreano, retiró sus tropas de Corea del Norte en diciembre de 1948. Esta medida del gobierno soviético tuvo un significado histórico para Corea.

    A la salida de Corea de las unidades del gran ejército soviético, el pueblo coreano envió al generalísimo Stalin, líder de los pueblos y liberador de Corea, una carta de agradecimiento que recibió 9.900.000 firmas sólo en Corea del Sur.

    La negativa del gobierno de los EE.UU. de aceptar la propuesta soviética desenmascaró completamente los propósitos agresivos de los imperialistas estadounidenses que se esfuerzan en prolongar la ocupación de Corea del Sur para hacer de ella una colonia y una base militar de los EE.UU.. La decisión del gobierno soviético en retirar sus tropas de Corea y la creciente lucha del pueblo coreano para alejar de Corea las tropas estadounidenses, llenan de terror a la camarilla de Syngman Rhee y la colocan, junto con sus jefes americanos, en situación difícil. Unido a esto, se completaron una serie de acuerdos militares entre los Estados Unidos y los hombres de Syngman Rhee, y, en la “Asamblea Nacional” de Corea del Sur, se logró, con la ayuda de amenazas y provocaciones, representar a toda prisa una comedia inspirada por los americanos, y suplicar a los Estados Unidos la extensión de la estancia de sus tropas en Corea Sur.

    La camarilla de Syngman Rhee opone a la voluntad popular un terror reaccionario de una amplitud y una ferocidad sin precedentes.

    Empezando por Seúl, Syngman Rhee aplica a lo largo de toda Corea del Sur el sistema llamado de precaución solidaria. Es un sistema de persecuciones sin ejemplo en la historia. Tres o cinco casas vecinas constituyen un eslabón en esta cadena.Todos los residentes de estas tres o cinco casas están obligados a espiarse mutuamente y a informar inmediatamente a la policia o a los “destacamentos de autodefensa” de las sospechas que tengan o de las visitas extrañas que reciban los residentes de esas casas. Si tal obligación no se cumple, los habitantes de estas tres o cinco casas son detenidos, torturados, su bienes son confiscados y son deportados. En los casos en los que se comprueba que una de las casas recibió la visita de un sospechoso, la familia que lo recibió es exterminada.

    En las regiones donde operan las guerrillas, los residentes son evacuados a la fuerza. Esta evacuación se lleva a cabo de manera tan inhumana que los propios reaccionarios de la “Asamblea Nacional” de Corea Sur manifiestan preocupación a propósito. Así, Cho Han En, del partido “pueblo de Han” (el Kuomintang Coreano) dijo el 8 de octubre de 1949: “En el distrito de Bonghua, provincia del norte de Kengsan, hay como mucho ocho cantones. Con excepción de 36 localidades (es decir, un cuarto de todo el distrito) todos los habitantes recibieron órdenes de las autoridades militares de evacuar sus hogares entre el 3 y el 8 de octubre. La población no sabe dónde ir“.

    Los traslados forzados de la población se procesan en las regiones de Tebiacsan, de Chirisan, en la parte sur de la provincia de Chola del Sut, en las regiones de Odesan, de Umusan, en las regiones montañosas de la provincia de Kengsan del norte, en la región de Sobiaksan, etc. La población de Corea Sur, objetivo de esta feroz orden, se eleva a cerca de 4 millones de personas. Estos cuatro millones de pacíficos habitantes, privados de sus hogares, de su bienes, de sus animales y de sus cosechas, tuvieron que, en un espacio de 5 días, abandonar sus casas y convertirse en miserables vagabundos. Estas son las medidas draconianas del gobierno de Syngman Rhee.

    Si la población se resiste a la transferencia forzada, los hombres de Syngman Rhee hacen uso de sus armas. En este sentido, Kim Kwan Dun dijo en la Asamblea nacional el 8 de octubre de 1947: “Si los residentes no se someten a las transferencias forzosas ejecutadas actualmente por las autoridades militares en diferentes regiones, son susceptibles, como elementos reaccionarios, de sufrir medidas represivas que podrán llegar hasta la ejecución“. (Periódico “Seoul Shinmun“, 9 de octubre de 1949).

    No quedaba ni siquiera una sombra de las libertades democráticas prometidas. El terror y el arbitrio policial reinan en Corea del Sur. Estos son los resultados de la actividad de los representantes de la “democracia” americana y de sus discípulos en Corea Sur. En 1945, murieron 15 coreanos; en 1946, más de 4.200; en 1947, 3.800; en 1948, más de 32.000; en 1949, hasta finales del mes de julio, 53.000. Entro todos, más de 93.000 patriotas coreanos. Por otro lado, hasta finales de julio de 1949, 478.000 personas fueron llevadas a prisión. En el momento actual (N. d. R., Marzo de 1950) el número de detenidos se eleva a 154.000 personas. La presunta comisión de la ONU no puede guardar silencio sobre el arbitrio de Syngman Rhee, este verdugo del pueblo. Informa en su relato que debido a la “ley de seguridad del Estado”, que prevee largas detenciones e incluso la pena de muerte para la actividad democrática, “99.710 personas fueron detenidas en el periodo que va del 4 de septiembre de 1948 al 30 de abril de 1949“.

    No sorprende que las prisiones de Corea no puedan contener a los patriotas detenidos, ya que son muy numerosos. El gobierno de Syngman Rhee construye a toda prisa nuevas cárceles y amplia las ya existentes. Todos los locales sirven para este fin, incluso los depósitos de las fábricas son transformados en prisiones: aproximadamente, como fue constatado por la comisión de juristas, de seis a ocho reclusos están confinados por celda (una celda igual a 3,3 metros cuadrados) en Corea del Sur.

    El gobierno títere llevó al país a la ruina

    Además del desencadenamiento de un terror policial feroz, la ruina económica de Corea es una dura prueba para el pueblo de Corea del Sur. La “ayuda estadounidense”, alrededor de la cual se hace una publicidad tan escandalosa, no mejoró la situación económica de Corea del Sur. Al contrario, la destrucción deliberada de la economía continúa y Corea del Sur cae bajo la creciente dependencia de los Estados Unidos. Esto es lo que dijo, el 1 de junio de 1949, el periódico de Singman Ri, “Enhab Synmun“, a propósito de la situación de la industria de Corea del sur:

    “En lo que respecta a nuestra actividad industrial, no se puede negar que se encuentra en una situación verdaderamente triste… En el centro industrial de Endopo, que puede ser considerado como el corazón del Estado de Han (antiguo nombre de Corea retomado por los reaccionarios), que es un grupo compacto de doscientas fábricas y plantas grandes y pequeñas, solamente 55 están actualmente en actividad, una docena de las cuales garantizan a los trabajadores salarios estables, horas de trabajo y les pagan el dinero que ganaron“.

    Por lo tanto, no más del 5% de las empresas industriales de Endopo funcionan de modo normal. Estos son los beneficios de la “ayuda económica” proporcionada por los “benefactores” estadounidenses a Corea del Sur. Como resultado de la ruina industrial, cientos de miles de trabajadores fueron despedidos y condenados al desempleo.

    Los desempleados están en una situación insostenible. La vida de los trabajadores, que sólo accidentalmente encuentran trabajo, es extremadamente penosa. El mismo periódico “Enhab Synmun” escribe: “La situación material de los trabajadores de las principales ramas industriales es indescriptible… La situación de los trabajadores es tal que es difícil imaginar cómo consiguen sobrevivir“. La vida no es absolutamente más fácil para los campesinos a los que la reforma agraria es negada obstinadamente y que gimen, como en el pasado, bajo el yugo de los terratenientes. El periódico “Enhab Synmun” escribió el 16 de junio de 1949:

    “En la agricultura, no se trata de aumentar la producción. Los campesinos siguen cultivando su parcela de tierra para ampliar ligeramente su existencia, porque es duro morir; hipotecan todo lo que puede ser hipotecado y piden préstamos a intereses muy altos que van desde el 10% al 20%“. Así es la vida de los campesinos, este es el estado de la agricultura de Corea del Sur. El propio periódico de Singman Rhee no puede ocultar los horrores de la vida de las masas populares en Corea del Sur que sufren el doble yugo del imperialismo americano y de la reacción interna.

    El pueblo de Corea del Sur tiene una misión histórica: liquidar la camarilla de Singman Rhee y expulsar a los imperialistas estadounidenses para obtener así la rápida unificación de su país y la creación de un estado coreano democrático e independiente.

    El programa de unificación pacífica del país, propuesto por el Frente Único Democrático de la Patria, que reúne a las mejores fuerzas patrióticas de Corea, expresó las aspiraciones legítimas de todos nuestros pueblos a la unidad y a la independencia. Todo el pueblo coreano, tanto en el Norte como en el Sur dió la bienvenida a este programa. El 20 de julio de 1949, los trabajadores de Corea del Sur llevaron a cabo una huelga general de dos horas para apoyar este programa de unificación pacífica del Frente Único Democrático de la Patria. Los trabajadores de todas las ramas de la industria de Corea del Sur participaron en la huelga, y los campesinos, los estudiantes y la pequeña burguesía de las ciudades respondieron con un poderoso movimiento de varios millones de hombres.

    Sin embargo, la camarilla de Singman Rhee, temiendo perder el poder, rechazó el programa de unificación pacífica del país, aumentó el terror contra los patriotas y prepara abiertamente un gran ejército equipado y entrenado por los estadounidenses, en busca de una cruzada contra el Norte. La camarilla de Singman Rhee intenta avivar la guerra civil en Corea. Con este fin organiza constantemente incidentes alrededor del paralelo 38 que separa Corea del Norte de Corea del Sur, y envía al norte bandas de espías y agentes de distracción.

    El pueblo coreano se alza por su libertad

    En respuesta a la política sangrienta de Sigman Rhee, el pueblo coreano reúne a sus fuerzas y desarrolla una lucha cada vez más encarnizada por la libertad y la independencia.

    La lucha armada de los guerrilleros que, junto con el movimiento de masas de los trabajadores, campesinos y la pequeña burguesía, no para de ampliarse en Corea del Sur, es la brillante expresión del patriotismo y del desinterés del pueblo.

    El 20 de octubre de 1948, en el puerto de Iosu, en el que las fuerzas armadas fueron enviadas a la isla de Jeju, el 14º regimiento del ejército de Singman Rhee se sublevó. Este regimiento se unió a la guerrilla y la lucha armada en el sur tomó mayor impulso. En esa época, las montañas de Chirisan, en la provincia del Sur de Cholla, en la región marítima del Sur y la isla de Jeju, fueron las principales regiones en las que se desarrolló la actividad de la guerrilla. El “gobierno” de Singman Rhee movilizó grandes fuerzas armadas para atacar a la guerrilla e invitó, para esto, a los oficiales del ejército estadounidense, en calidad de asesores.

    A principios de 1949, el “gobierno” de Singman Rhee desencadenó, por orden del embajador estadounidense Muccio, las campañas militares de marzo y abril contra las guerrillas, con el fin de exterminarlas antes de la primavera. Como se indica en el informe de la comisión de la ONU, estas campañas del ejército de Singman Rhee en la provincia del sur de Cholla, “alcanzaron” a 23.000 personas. Además, “todos los pueblos de la isla Jeju fueron incendidados“. Pero las crueldades de Singman Rhee no detuvieron a los patriotas. Singman Rhee no consiguió apagar la llama de la lucha popular.

    Hasta el verano de 1949, la acción de las guerrillas consistía esencialmente en atacar las comisarías y liquidar a los funcionarios de Singman Rhee en las provincias. Los guerrilleros operaban en pequeñas unidades de 50 a 100 personas. Sus armas eran muy débiles: rara vez tenían ametralladoras ligeras.

    Gracias a la extensión del movimiento de masas, en relación con la huelga general de dos horas, celebrada el 20 de julio de 1949 por los trabajadores de Corea del Sur para apoyar el programa de unificación pacífica del país, establecido por el Frente Único Democrático de la Patria, la lucha contra las guerrillas tomó un nuevo impulso. A partir de entonces se hizo cada vez más organizada y próspera. Los destacamentos de guerrilleros se multiplican cada día.

    Destacamentos de más de 400 a 500 hombres actúan en las montañas Chirisan, en la región sur de la provincia de Cholla, en los montes Tebiaksan, en la parte sur de la provincia del Norte de Kengsan, en los montes Odesan, que son las regiones centrales de las operaciones de las guerrillas. Ya han atacado las sedes administrativas del distrito, las jefaturas de la policía, las bases centrales del ejército de Singman Rhee. En las batallas victoriosas contra el enemigo, los destacamentos de guerrilleros se apoderan del valioso botín de guerra y adquieren así, a expensas del ejército de Singman Rhee, armas de todo tipo, incluyendo lanzaminas, ametralladoras pesadas, piezas de artillería, etc..

    Así, en agosto de 1949, más de 44.000 guerrilleros participaron en 759 combates. Los guerrilleros atacaron 9 sedes de los distritos, 6 jefaturas de policía, tomaron 523 ametralladoras pesadas y ligeras y 17.000 cartuchos.

    En septiembre, los guerrilleros que tomaron parte en las operaciones militares ascendieron a 77.000. Participaron en 1.184 combates.

    En las zonas de guerrilla, los campesinos aplican, por su propia mano, la reforma agraria. Distribuyen las tierras confiscadas de los terratenientes. Se amplía el movimiento para la restauración de los comités populares, disueltos por la administración militar estadounidense.

    Por lo tanto, en Corea del Sur, el movimiento de la guerrilla, esta terrible fuerza armada del pueblo, propina golpes cada vez más graves al régimen de títeres de Singman Rhee.

    Sufriendo de una incurable megalomanía, Singman Rhee no puede más que ocultar su miedo a las guerrillas.

    Durante una reciente entrevista con el vicepresidente de la agencia “United Press“, se quejaba de que las guerrillas le causaban dolores de cabeza y, por lo tanto, necesitaba enormemente las armas. (Periódico “Seoul Shinmun” del 8 de octubre de 1949) .

    Durante una conferencia de prensa, el 21 de octubre, Singman Rhee reconoció abiertamente el fracaso de las expediciones punitivas contra las guerrillas, cuando declaró que “era difícil librar al país de los guerrilleros solamente con las fuerzas del ejército y de la policía“. (Información de la agencia de Seúl, “Hanguk“, del 22 de octubre de 1949). Esta confesión es significativa.

    La contribución de Corea a la causa de la paz

    La heroica lucha armada apoyada por el pueblo de Corea del Sur, por la libertad y la unificación de su patria, se expande y ninguna fuerza de la reacción conseguirá vencerla, porque la guerrilla coreana es impulsada por un ardiente patriotismo, porque surgieron del pueblo, porque defienden los intereses del pueblo y gozan de su apoyo y amor ilimitados. Los heroicos combatientes de Corea del Sur todavía están galvanizados por los éxitos de la construcción democrática en Corea del Norte, donde se sentaron las bases polítcas y económicas sólidas para la independencia de una Corea democrática.

    La construcción democrática pacífica en el norte, el trabajo político de masas y la lucha armada contra los colonialistas en el Sur, éstas son las etapas de la lucha librada por el pueblo coreano con vistas a un mismo objetivo: la creación de una Corea democrática, independiente y unida. Reunido en torno al gobierno de la República Popular Democrática de Corea, el pueblo coreano logrará, a pesar de todos los obstáculos, el objetivo que anhela ardientemente y habrá realizado, así, su mejor contribución a la labor de la paz y de la democracia.


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