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    Balances de la victoria derechista: "Una crisis enorme de poder y del Estado" (por Jorge Altamira)

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    Mensaje por Blood Dom Dic 13, 2015 2:59 am

    Gustavo Montenegro escribió:Venezuela: elecciones estratégicas

    En la recta final de las elecciones parlamentarias, el cuadro económico venezolano es lapidario.

    Con 27.000 millones de dólares en pagos de deuda externa en sólo dos años, las reservas se encuentran exangües. La inflación ha pulverizado el salario. Como sostenía un artículo de Prensa Obrera 1378, "objetivamente, la revolución bolivariana ha llegado a su final: diversos avances sociales, pero también nacionales (recuperación de PDVSA), están siendo arrasados por la marcha de la crisis".

    Estado de excepción y elecciones

    En este escenario de derrumbe económico, el gobierno ha cerrado una parte de la frontera con Colombia y ha procedido a la deportación de ciudadanos de ese país. La medida se ampara en el paramilitarismo colombiano y en el problema del contrabando fronterizo. Pero apunta, sobre todo, a encuadrar los comicios parlamentarios dentro de un estado de excepción y restricción de libertades.

    Las encuestas más serias auguran un triunfo rotundo de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), donde ha prevalecido la línea del "moderado" Capriles de enfrentar al gobierno en las urnas en lugar de en las barricadas. Un triunfo opositor cambiaría la composición en el parlamento y podría allanar el terreno para un referéndum revocatorio contra Maduro.

    El caso Leopoldo López (dirigente derechista condenado recientemente a 14 años de cárcel), que formaba parte del operativo de polarización electoral del régimen, se ha transformado en un búmeran para el chavismo, con una fractura dentro del aparato de gobierno. Franklin Nieves, el fiscal del caso, se fugó a Miami y señaló que el gobierno le ordenó inventar pruebas para garantizar la acusación. A la par de esto, se desenvuelve una especie de cerco judicial contra el chavismo: dos familiares de Maduro fueron detenidos por la DEA, acusados de contrabando de drogas.

    En la oposición prima un sentimiento de victoria, que se ha visto reforzado por el triunfo de Macri en las elecciones argentinas. Los medios opositores han celebrado como propia la victoria de Cambiemos, entusiasmados con un posible giro regional.

    El papel de arbitraje de las fuerzas armadas se reforzará ante el desmoronamiento del régimen político. Aunque las fuerzas armadas son chavistas, ambos campos apelan a ellas. Si Maduro ha dicho que en caso de una derrota no entregará la "revolución" y habló de "unión cívico-militar", que podría ser una sutil alusión a un auto-golpe, un columnista del opositor El Nacional asegura que "nuestra Fuerza Armada siempre ha sabido interpretar el sentimiento nacional (8/11). La expectativa de estos sectores es producir un quiebre dentro de las fuerzas.

    Izquierda

    La izquierda, sin excepción alguna, ocupa una lugar marginal en medio de este escenario dominado por la polarización entre el chavismo y la oposición. Esto se ve potenciado por un cuadro de reflujo del movimiento obrero.

    La subordinación de la mayoría de la izquierda al chavismo o a la oposición burguesa ha conspirado contra el desarrollo de una fuerza revolucionaria capaz de terciar en la crisis actual. El Partido Socialismo y Libertad (PSL), que en los últimos comicios presidenciales presentó la candidatura independiente de Orlando Chirino, delimitada del chavismo y de la oposición, ha desarrollado esta vez acuerdos electorales en diferentes distritos con fuerzas abiertamente chavistas (como Marea Socialista) o que han integrado la MUD (como Bandera Roja), bajo la orientación de llevar "voces de lucha" a la Asamblea Nacional. El alejamiento de Marea Socialista del PSUV chavista no expresa una evolución de esta corriente, que aún sostiene que no hay cambio posible por fuera del chavismo. Lo mismo vale para el distanciamiento de los estalinistas de Bandera Roja de la MUD, para quienes Maduro sigue siendo el 'enemigo principal' ("el peligro más grave para Venezuela", según su declaración del 5 de noviembre), llaman a la "unidad nacional" contra el chavismo en nombre de una "reconstrucción moral", y en competencia con la MUD aseguran que -dado que asistimos a una elección legislativa y no ejecutiva- votar por sus listas "no cambiará el resultado nacional del número de diputados que enfrenten al régimen" (artículo del 28/10). Lo que insinúa es que, en el caso hipotético de que accediera a una banca algún representante de Bandera Roja, podría sumarse a la oposición derechista en la votación del referéndum revocatoria. Opción Obrera, integrante de la CRCI, ha cuestionado estas alianzas "variopintas" y ha llamado al voto nulo.

    El agotamiento de los gobiernos nacionalistas y la necesidad de una salida socialista plantean la actualidad de una Conferencia Latinoamericana de la izquierda revolucionaria.
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    Una crisis enorme de poder y del Estado

    La confirmación de que la oposición ha obtenido el 66% de los escaños de la Asamblea Nacional ha creado en Venezuela un impasse político insuperable. Esa mayoría doblemente calificada otorga al Parlamento la facultad de neutralizar la acción del Poder Ejecutivo e incluso de proceder, a término, a su destitución. Se ha creado una suerte de doble poder en el marco de una crisis económica de características catastróficas. Las manipulaciones electorales del oficialismo para conseguir un empate parlamentario potenciaron a la oposición derechista, que ganó en las circunscripciones sobre-representadas por la reforma electoral.

    Impasse

    El chavismo ha respondido a este impasse excepcional duplicando las apuestas, puesto que se ha apresurado a anunciar que no otorgaría una amnistía a los presos con condena judicial firme que pertenecen a la oposición, algo que haría en menos de un mes el nuevo Poder Legislativo. La oposición, por su lado, le ha ofrecido al gobierno la ejecución de un plan que haga frente al derrumbe económico -un planteo maniobrero que no tiene viabilidad; uno, porque implicaría un ajuste violento que el oficialismo no tiene condiciones de aguantar y, dos, porque chocaría en forma violenta con el entramado de la burocracia chavista con los negocios del Estado. Los resultados extraordinarios de las elecciones limitan seriamente una solución militar al impasse que se ha creado: no sería viable si no transfiere el gobierno a la oposición triunfante -por ejemplo convocando a elecciones ejecutivas inmediatas.

    El sector mayoritario de la oposición tiene conciencia de que este impasse podría desembocar en una explosión social y política que no desea de ninguna manera. Por eso ha caracterizado a su victoria como un “voto castigo”, lo cual implica que no adjudica al voto que ha obtenido un mandato para que se postule como alternativa política inmediata al chavismo y al Ejecutivo. El líder opositor Henrique Capriles ha reiterado, en esta línea, el reclamo de que “el gobierno cambie”, esto para evitar “cambiar el gobierno”. La fracción de opositores que encabezan el encarcelado Leopoldo López y María Corina Machado plantea pasar a la vía de los hechos. En los actos de celebración de la victoria electoral, unos y otros marcharon separados. La fractura del Estado que han dejado al desnudo los resultados electorales incorpora la división dentro del oficialismo y dentro de la oposición. La llamada ‘comunidad internacional’ presiona por una ‘salida dialogada’, precisamente porque teme una explosión social, con total conciencia de que es inviable y que tendrá que encauzar una situación con implicancias revolucionarias.

    “¿Cambio de ciclo?”

    La evolución de los acontecimientos en Venezuela muestra las limitaciones e incluso la falacia de que América latina estaría atravesando “un cambio de ciclo” -del ‘populismo’ al ascenso de ‘una derecha moderna’, o directamente al ‘ascenso de la derecha’, como asegura una izquierda políticamente inestable. El mundo giraría, así, entre dos polos, cuyo centro de gravedad sería la vigencia del capitalismo; las tentativas nacionalistas son tomadas como el equivalente a una revolución social. Venezuela, por el contrario, deja expuesta otra cuestión: la crisis e incluso la inviabilidad del Estado realmente existente y de las relaciones sociales capitalistas. El chavismo fue una respuesta a las situaciones revolucionarias potenciales que planteó el Caracazo de 1989, que al dejar al desnudo sus limitaciones insalvables devuelve al país a sus condiciones iniciales pero con la proyección superior que supone el agotamiento de esta experiencia y la crisis capitalista mundial. Una restauración al status quo anterior amenaza con desatar una crisis revolucionaria superior a las del pasado. De lo que se trata ahora es de ofrecer una línea de acción a los trabajadores frente a estas nuevas circunstancias históricas. El izquierdismo inestable (centrismo) propone, en cambio, el seguidismo al chavismo o al kirchnerismo [argentino] cuando las limitaciones de estos movimientos circunstanciales e improvisados han alcanzado la estación terminal.

    América Latina

    La crisis que se ha abierto en Venezuela incorpora a América latina a la crisis internacional en curso. La bancarrota del chavismo como el de sus asociados en el continente está vinculada con el derrumbe del precio de las materias primas -ella misma relacionada con la velocidad que ha adquirido la crisis capitalista en China, a su vez afectada por la profundización de la bancarrota mundial. No hay ‘restauración’ que ponga remedio a esta situación -simplemente la puede convertir en explosiva. El alcance del chavismo acompaña la curva del precio internacional del petróleo. La crisis desatada por las elecciones desatará una nueva pugna por el petróleo venezolano -una réplica de lo que ocurre en el Medio Oriente. El destino de Pdvsa y el desarrollo productivo del Orinoco replicará lo que ocurre con Petrobras. La asociación de Pdvsa con capitales europeos y chinos ha sido inútil para desarrollar productivamente las reservas del país; ahora volverán a la pelea los capitales norteamericanos. El derrumbe del chavismo convertirá a Venezuela y a Latinoamérica en campo orégano de la disputa por nuevos repartos de recursos y territorios entre las potencias capitalistas.

    Lo ocurrido en Venezuela podría afectar las negociaciones de Colombia con las Farc, y por sobre todo el alcance de lo que se acuerde. La mitad de la oposición venezolana es uribista. El gobierno de Obama acaba de reforzar con el presidente Santos el Plan Colombia y el desarrollo de las bases militares. También afecta la llamada ‘normalización’ de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Se trata de que la izquierda caracterice en forma adecuada la fractura de estas supuestas alternativas para alcanzar la ‘estabilidad’ internacional y oriente con un programa y una organización a los obreros y campesinos. Cuando Capriles habla de ‘voto castigo’ está reconociendo que el electorado no ha asumido posiciones derechistas sino que ha reaccionado empíricamente, debido a una falta de preparación política previa, ante una situación política y económica desesperante. Las masas pagan el seguidismo de sus direcciones al nacionalismo. Esto ha ocurrido también en Argentina, donde Scioli y Macri obtuvieron para sus listas solamente un tercio de los votos, respectivamente, y aún estos como votos en contra más que a favor.

    Tercer factor político

    En Venezuela (como también en Brasil, Argentina o Ecuador y Bolivia) hay un movimiento obrero clasista importante. Se encuentra, sin embargo, en una encrucijada, porque en nombre de una ‘lucha contra la derecha’ podría renunciar a una acción política independiente, como en gran parte ha ocurrido hasta ahora. Las distintas expresiones del nacionalismo de contenido burgués de esta etapa han entrado en declinación irreversible. La vanguardia de ese movimiento obrero clasista debe caracterizar adecuadamente el momento actual: la fractura del Estado y la economía capitalista y una tendencia a la explosión social o situaciones pre-revolucionarias. La consigna del día es convocar a ese movimiento obrero a formar partidos obreros independientes y a introducir el tercer factor político consciente en la crisis enorme que se ha abierto.

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    Jorge Altamira es un histórico dirigente del Partido Obrero de Argentina. Fue legislador de Buenos Aires y sistemático candidato a presidente por su partido.

      Fecha y hora actual: Vie Nov 22, 2024 5:28 am