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    KIM IL SUNG Manifestemos en alto grado la superioridad del Socialismo en nuestro Pais

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    Mensaje por Argala82 Lun Mar 21, 2016 3:29 pm

    ¡TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO, UNÍOS!

    KIM IL SUNG

    MANIFESTEMOS EN ALTO GRADO LA SUPERIORIDAD DEL SOCIALISMO EN NUESTRO PAÍS

    Discurso de orientación política pronunciado en la Primera Sesión de la IX Legislatura de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea

    24 de mayo de 1990


    Compañeros diputados:

    Las elecciones de los diputados a la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática de Corea para su IX Legislatura se efectuaron con éxito gracias al elevado entusiasmo político y la activa participación de todo el pueblo en un ambiente de efervescencia en que se desarrollaba con dinamismo el gran avance de la década de 1990. A través de estas elecciones consolidamos de modo monolítico el Poder Popular y demostramos de manera fehaciente la firme unidad político-ideológica de nuestro pueblo en torno al Partido del Trabajo de Corea y el Gobierno de la República. Agradezco de todo corazón a los compañeros diputados que, en representación de la voluntad de todo el pueblo, han depositado en mí profunda confianza al otorgarme facultad para que dirija el nuevo Gobierno de la República en calidad de Presidente del Estado. El nuevo Gobierno de la República servirá con mayor lealtad a las masas populares en correspondencia con la elevada esperanza de éstas y a tenor de su noble misión como Poder Popular y hará todos sus esfuerzos para alcanzar la victoria de la causa del socialismo y la reunificación independiente y pacífica de la patria.

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    Compañeros:

    La mayor conquista de nuestro pueblo en su lucha por la realización de la independencia, bajo la correcta dirección del Partido del Trabajo de Corea y el Gobierno de la República, es el régimen socialista de nuestro país. Nuestro pueblo se siente orgulloso de haber escogido según su convicción el camino del socialismo y de construirlo de manera exitosa con sus propias fuerzas. El socialismo de nuestro país es, en una palabra, un socialismo centrado en el hombre e impregnado de la idea Juche. La principal característica de nuestra sociedad la constituye su autenticidad popular, dado que las masas populares son sus genuinas dueñas y todo se pone a su servicio. Puede afirmarse que la construcción del socialismo con la aplicación de la idea Juche representa el proceso de fortalecer el sujeto de la revolución y transformar a todas las esferas de la sociedad de acuerdo a sus exigencias, o sea, la materialización consecuente del Juche. El fortalecimiento del sujeto de la revolución es una cuestión fundamental en la lucha por el socialismo. Si las masas populares no se preparan con firmeza como sujeto de la revolución, no pueden triunfar en la lucha por alcanzar el poder, y sin consolidarlo de modo sistemático no es posible construir la sociedad socialista ni poner de manifiesto sus ventajas. En la revolución y construcción siempre prestamos primordial atención al fortalecimiento del sujeto y profundizamos en esta labor a medida que alcanzan un peldaño superior. Al pertrechar a las masas populares con la idea Juche, idea directriz de nuestra revolución, implantamos de modo consecuente el Juche en la ideología, y al reforzar el Partido y aglutinar de forma monolítica a todo el pueblo en torno a él, logramos convertir las filas revolucionarias en un ente socio-político. Hoy, en nuestro país, el probado Partido del Trabajo de Corea se encuentra firme en el centro de las filas revolucionarias y alrededor suyo están cohesionadas con solidez y con una sola voluntad y propósito las masas populares que en el largo proceso de la lucha revolucionaria han vencido todo tipo de adversidades compartiendo con el Partido la vida y la muerte. El factor fundamental que nos permitió realizar con éxito la revolución y construcción socialistas lo constituyó la segura prioridad que dimos al fortalecimiento del sujeto de la revolución, afianzando la unidad político-ideológica de las masas populares y orientándolas a cumplir con su responsabilidad y papel como protagonistas. Transformar de manera creadora todas las esferas de la sociedad en correspondencia con las exigencias de independencia de su sujeto, las masas populares, es la orientación principal en la edificación del socialismo humanocéntrico. En todo el proceso de construcción socialista el Partido y el Gobierno de la República han mantenido con firmeza y constancia la posición independiente y creadora, y llevado a la práctica los lineamientos de soberanía, autosostén y autodefensa hasta sus últimas consecuencias. Hemos aplicado una política independiente que hace posible y defiende la independencia política de las masas populares, dueñas de la sociedad, y erigido una economía independiente capaz de satisfacer sus demandas materiales y andar sobre sus propios pies.

    Asimismo, hemos preparado con nuestras manos el poderío autodefensivo capaz de defender con firmeza la seguridad del país y las conquistas de la revolución. Al verificarse de modo seguro la soberanía en la política, el autosostén en la economía y la autodefensa en la salvaguardia nacional, nuestro país se ha convertido en un Estado socialista independiente sustentado en la idea Juche que avanza de modo sostenido en todas las esferas con sus propios esfuerzos sin someterse ni depender de otros. El poderío e indestructibilidad del régimen socialista implantado en nuestro país radican en que el Partido y las masas populares, unidos compactamente en lo ideológico y volitivo, forman el poderoso e independiente sujeto de nuestra revolución y este se consolida y desarrolla sin cesar sobre la sólida base de la soberanía, la autosuficiencia y la autodefensa; he aquí, la firme garantía para concluir la causa del socialismo, manteniéndonos invariables ante cualquier circunstancia, por difícil y compleja que sea. Su superioridad se manifiesta de modo evidente en la digna y feliz vida socialista de nuestro pueblo. La vida socialista es de carácter independiente y creador, pues la disfrutan las masas populares como protagonistas del Estado y la sociedad, y de carácter colectivista ya que se ayudan y guían unos a otros compartiendo las alegrías y las penas. Hoy nuestro pueblo disfruta por igual de una vida política, cultural y material en correspondencia a las exigencias intrínsecas del ser social y el ideal socialista. La vida material constituye el fundamento de la social. La vida material de carácter socialista ha de ser sana, de manera que contribuya a realizar la demanda de independencia de las personas y a garantizar sus actividades creadoras, y debe ser equitativa en el sentido de que todos disfruten de felicidad por igual, sin que existan ricos y pobres. En nuestro país, cualquiera tiene asegurado por parte del Estado y la sociedad el derecho a comer, vestir y tener vivienda y, de hecho, las condiciones necesarias para ejercerlo. Todos los trabajadores poseen trabajos estables y participan según sus capacidades en la labor creadora tanto para la sociedad como para sí mismos, y no sólo reciben dividendos según los resultados, sino que también son sumamente beneficiados por las medidas populares del Estado. Aunque no puede afirmarse que hoy nuestro pueblo disfruta de una vida rica, todos, sin distinción de obreros, campesinos, empleados, ni de habitantes urbanos y rurales, disfrutan por igual de una vida dichosa sin preocupación alguna por las condiciones vitales. Aquí los bienes materiales creados por el pueblo se destinan por entero al fomento de su bienestar y sus condiciones materiales mejoran de modo ininterrumpido a medida que avanza la construcción socialista. La dignidad y el valor del ser social se patentizan de forma sintética en sus actividades políticas y culturales. Puede afirmarse que las personas llevan una vida genuinamente humana sólo cuando disfruten plenamente por igual, además de una abundante vida material, de una digna vida política y cultural. A través de las actividades culturales ellas se cultivan la conciencia de independencia, la capacidad creadora y las nobles cualidades espirituales y morales, así como satisfacen sus diversas necesidades culturales y estéticas. La característica esencial de la vida cultural socialista, diferente a la capitalista que degenera y corrompe a las personas, radica en que permite realizar la exigencia intrínseca del ser humano de progresar sin interrupción en lo espiritual y físico, y le posibilita a todo el pueblo crear y disfrutar de la cultura. En nuestro país, gracias a la enseñanza obligatoria gratuita todos, con pleno derecho y libertad, estudian toda la vida y se forman como hombres de nuevo tipo, multifacéticamente preparados, y en virtud de la asistencia médica también gratuita y de otras diversas medidas populares son felices y gozan de buena salud y longevidad.

    Nuestro pueblo pone en pleno despliegue su inteligencia y talento para crear y desarrollar la cultura y el arte socialistas y realiza con entera libertad fructíferas actividades culturales. Poseedores de hermosos valores morales, correspondientes a los seres independientes, todos viven en armonía, y libres de toda clase de males sociales, trabajan rebosantes de orgullo por la existencia que disfruta, convencidos y esperanzados del porvenir. Lo más importante en la vida del hombre es la actividad política, que se traduce en ejercer auténtica libertad y derecho en el plano político como dueño del Estado y la sociedad y que resalta en virtud de la inapreciable vida socio-política que posee. A través de la actividad política socialista hace realidad su independencia política, y vinculando su vida individual con la de la colectividad goza de una vida eterna en medio de su confianza y amor. Hoy nuestro pueblo, como verdadero dueño del poder, participa libremente en la administración del Estado y las actividades socio-políticas, y todas las personas están incorporadas a una determinada organización socio-política. Por medio de esta actividad participa con actitud de protagonista en la elaboración y ejecución de la política del Partido y el Estado, y se vincula de forma inseparable con el ente socio-político con el Partido como centro. En nuestro país la vida política está generalizada como una actividad cotidiana de todos los miembros de la sociedad. Se trata de la vida más valiosa de que puede disfrutar el ser social que tiene por vida la independencia; es una existencia incomparable en cuanto al valor y dignidad. Mientras existan la dirección de nuestro Partido y el Poder de la República al servicio del pueblo, la vida poblacional en el régimen socialista florecerá cada día con mayor esplendor. La lucha por el socialismo en nuestro país ha sido ardua, ya que se ha desarrollado en difíciles y complejas condiciones dadas por la división del país y el enfrentamiento directo con el imperialismo norteamericano, cabecilla del imperialismo mundial. Nuestro pueblo ha atravesado por un sinnúmero de severas pruebas y derramado mucha sangre y sudor, pero no ha sido en vano. Logró ser el incuestionable dueño de su destino y creó en esta tierra las sólidas bases del socialismo que se mantendrán inconmovibles por los siglos de los siglos. Es probable que también en adelante nuestro pueblo afronte dificultades y pruebas en su batallar por culminar la causa del socialismo, y que los enemigos continúen con sus maniobras obstaculizadoras. Sin embargo, ninguna dificultad o prueba, ni ninguna maniobra obstaculizadora de los enemigos podrá acabar con la convicción revolucionaria de nuestro pueblo ni impedir nuestro avance. La grandeza de la idea Juche, ideología rectora de nuestro Partido, la invencibilidad de nuestro pueblo identificado con ella y la superioridad del régimen socialista de nuestro país que la encarna, he aquí precisamente el resultado principal de la lucha de nuestro pueblo por el socialismo y la fuente de su inmenso orgullo y convicción en el futuro.

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    Compañeros:

    Hoy nos enfrentamos a la honrosa tarea de conquistar una meta nueva y superior del socialismo y poner de pleno manifiesto su superioridad en nuestro país haciendo avanzar con pujanza la revolución y construcción. El Gobierno de la República debe impulsar con energía la construcción del socialismo, ateniéndose firme y constantemente a la línea general de nuestro Partido consistente en fortalecer el Poder Popular y elevar sin cesar sus funciones y papel, llevando a cabo, a la vez y con brío, las tres revoluciones: ideológica, técnica y cultural. Para llevar al triunfo la causa del socialismo y el comunismo es indispensable continuar la revolución aun después de instaurado el régimen socialista y conquistar las fortalezas ideológica y material, metas estratégicas principales en la construcción del socialismo y el comunismo. En todo este proceso se debe impulsar con pujanza y parejamente la batalla para conquistar esas dos fortalezas del comunismo, priorizando la ideológica. Para todos es obvio que con vistas a edificar la sociedad comunista es necesario conquistar el bastión material. Mas sólo con esto es imposible lograr tal objetivo. Mientras esta tarea consiste, en todo caso, en crear las condiciones objetivas de dicha sociedad, la de ocupar el bastión ideológico implica la transformación comunista de las personas, protagonistas de la sociedad, es decir, la preparación de su sujeto. Esto constituye el contenido más importante de la construcción del comunismo, y su destino depende, en última instancia, de cómo la cumplimos. Dedicando los esfuerzos primordiales a la conquista de la fortaleza ideológica debemos formar a todos los miembros de la sociedad como comunistas dotados con elevada conciencia ideológica de independencia y capacidad creadora, y convertir a toda la sociedad en una colectividad comunista unida por lazos camaraderiles. Con el fin de preparar a todos los integrantes de la sociedad como comunistas debemos crearles una mayor conciencia revolucionaria y de clase obrera y convertirlos en un contingente de intelectuales, acelerando la revolución ideológica y la cultural. Desde el punto de vista de la transformación del hombre puede afirmarse que la edificación del socialismo y el comunismo es un proceso de imbuirles a todos los miembros de la sociedad mayor conciencia revolucionaria y de clase obrera, y de intelectualizarlos. Con el progreso de la sociedad la situación socio-económica de todos los trabajadores se asemeja a la de la clase obrera y su nivel técnico-cultural alcanza al de los intelectuales, lo cual es un proceso legítimo. La orientación principal para la transformación del hombre, que ha de efectuarse en la etapa de la edificación del socialismo y el comunismo, reside en convertir a todas las personas en intelectuales dotados de los valores de la clase obrera, o en obreros investidos con las cualidades de los intelectuales mediante un fuerte impulso al referido proceso. Para transformar a todos los integrantes de la sociedad en forma revolucionaria y según el modo de la clase obrera, lo más importante es dotarlos sólidamente con la idea Juche. Esta es una auténtica ideología comunista que aclara de forma científica la vía para defender de modo cabal la independencia de los seres humanos y realizarla totalmente. Plantea con claridad las vías correctas para la liberación nacional, clasista y humana que exige nuestra época. Sólo cuando se identifiquen a plenitud con ella, las personas podrán adquirir los valores ideológicos y espirituales propios de los protagonistas de la sociedad socialista y comunista y cumplir con su responsabilidad y papel como artífices de su destino y del mundo. Al profundizar la educación en la idea Juche debemos formar a todos los militantes del Partido y el resto de los trabajadores con la concepción revolucionaria del mundo fundamentada en ella, y guiarlos a luchar hasta el fin y sin vacilación por la victoria de la causa del socialismo sin importarles de qué lado sople el viento, convencidos con firmeza de la verdad y universalidad de la idea Juche y de la superioridad del régimen socialista de nuestro país que la encarna. La intelectualización de toda la sociedad es una importante tarea estratégica para formar a todos los integrantes de la sociedad como hombres comunistas con fecunda capacidad creadora y acelerar con éxito la construcción del socialismo y el comunismo sobre la base de la potencia de las ciencias y la técnica.

    Desde los primeros días de la edificación de la nueva sociedad, considerando a los intelectuales como parte integrante principal de las fuerzas revolucionarias, aplicamos para ellos la acertada política de educarlos como revolucionarios y poner de manifiesto su entusiasmo y talento creador, y libramos una enérgica campaña para llevar a cabo la intelectualización de toda la sociedad a la par que transformarla por vía revolucionaria y según el modo de la clase obrera en la construcción del socialismo. La tarea fundamental para intelectualizar a toda la sociedad es desarrollar la enseñanza. Con la aplicación de la idea Juche hemos implantado un excelente sistema de enseñanza a través del cual todo el pueblo tiene acceso al estudio. Debemos elevar la calidad de la enseñanza popular y la formación de cuadros nacionales y hacer resaltar las ventajas del sistema de enseñanza socialista de nuestro país mediante la materialización cabal de la Tesis sobre la Educación Socialista. En el sector de la educación pública se debe impartir con eficiencia la enseñanza obligatoria general de 11 años mediante la elevación de la capacidad de los maestros y el perfeccionamiento del contenido de las materias y los métodos didácticos, mientras a la enseñanza superior le compete dirigir especial atención a la formación del personal científico y técnico para egresar mayores promociones de técnicos y especialistas competentes. La consigna “Estudiar es el primer deber para quien hace la revolución” la planteamos en el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa. Debemos establecer en toda la sociedad un ambiente revolucionario de estudiar trabajando y trabajar estudiando, para que todos eleven sin cesar su nivel de conciencia ideológica y de preparación cultural y técnica. El sujeto de la construcción del socialismo y el comunismo no es un individuo sino el colectivo socio-político cohesionado por lazos camaraderiles sobre la base del principio colectivista. Sólo cuando se aglutinan de forma monolítica en lo organizativo e ideológico en torno al Partido las masas populares pueden ser fuerte e invencible sujeto de la revolución e impulsar con éxito la construcción socialista y comunista. Lo fundamental en el fortalecimiento del sujeto de la revolución es consolidar el Partido y estrechar los lazos que unen a éste con las masas. Cuanto más avanza la construcción del socialismo, tanto mayor solidez debemos imprimirle a la unidad y cohesión de nuestro Partido basadas en la idea Juche, y de modo más compacto agrupar en torno a él a las masas populares, para que ellas compartan hasta el fin el mismo destino que el Partido en la lucha por el triunfo de la causa del socialismo. En la actualidad, nuestro pueblo se enfrenta a la muy trascendental tarea de impulsar con energía la construcción económica socialista con vistas a conquistar la fortaleza material del comunismo. Sólo cuando de esta manera desarrollemos con rapidez las fuerzas productivas e incrementemos la producción de los bienes materiales, podremos crear los sólidos cimientos materiales y técnicos del socialismo y el comunismo, elevar el nivel de vida material y cultural del pueblo acorde con los requerimientos del socialismo y poner de pleno manifiesto la superioridad de este sistema. El Gobierno de la República deberá atenerse con firmeza a la línea de la adecuación de la economía a las condiciones del país, su modernización y fundamentación científica, estrategia principal de nuestro Partido para la construcción económica socialista, y llevarla a la práctica hasta sus últimas consecuencias. La economía nacional independiente socialista que hemos construido con el espíritu de apoyarnos en nuestros propios esfuerzos y vencer con tesón las múltiples dificultades es muy potente y sirve de sólida base para la dichosa vida socialista de nuestro pueblo y el desarrollo independiente de nuestra patria.

    Debemos encauzar las fuerzas primordiales a lograr que la base económica creada sea eficiente mediante el mantenimiento del equilibrio entre las ramas de la economía nacional y estabilización, a un alto nivel, de la producción en todas éstas y, al mismo tiempo, hacer ingentes esfuerzos por alcanzar los elevados objetivos del Tercer Plan Septenal. Fomentando con rapidez los sectores de avanzada de la economía nacional de acuerdo con las demandas de la ley del desarrollo de la economía socialista, debemos promoverlos en forma equilibrada junto con el resto. En especial, concentrando las inversiones en la industria extractiva, eléctrica y el transporte debemos dinamizar el proceso de modernización de estas esferas y aumentar con decisión la capacidad de producción y transporte. Para lograr que nuestra economía nacional independiente contribuya con más eficiencia a la elevación de nivel de vida del pueblo debemos dedicar mayores esfuerzos al desarrollo de la industria ligera y la agricultura. La tarea central que le compete a la industria ligera es modernizar en mayor grado sus fábricas y ponerlas en pleno funcionamiento para incrementar de manera decisiva la producción de artículos de consumo popular. Le corresponde adoptar dinámicas medidas para garantizar las materias primas e insumos aprovechando todas las posibilidades, mientras a la industria química le incumbe producir con responsabilidad el vinalón y otras fibras químicas, resina sintética y productos de la química básica. Es preciso que entre los dirigentes y trabajadores del sector de la industria ligera se lleve a cabo un dinámico movimiento para elevar la calidad de los productos, haciendo gala de su fidelidad al pueblo y su alto sentido de responsabilidad. En el sector de la economía rural es necesario trabajar con tesón para culminar las tareas de la revolución técnica, expuestas en la Tesis rural socialista, para así poner de pleno manifiesto la superioridad del sistema de economía rural socialista de nuestro país. Una importante posibilidad para el incremento de la producción agrícola en nuestro país reside en elevar el rendimiento por unidad de área mediante una mayor intensificación del cultivo. Al sector le corresponde utilizar con eficiencia las excelentes instalaciones de irrigación, hechas a costa de los ingentes esfuerzos realizados a escala nacional, y cultivar la tierra empleando las ciencias y la técnica tal como exige nuestro original método, para registrar un nuevo auge en la producción agrícola. Debemos construir en gran escala viviendas en Pyongyang y en otras ciudades y zonas rurales, e introducir los servicios de calefacción central y de gas, incluso en las aldeas, de manera que el pueblo disfrute de una vida más culta.

    Desarrollar las relaciones económicas con el extranjero representa una orientación invariable del Gobierno de la República. Debemos buscar y promover con eficacia las fuentes de mercancías exportables en diversas ramas de la economía nacional y elevar su calidad para ampliar y desarrollar el comercio exterior y efectuar con diligencia la cooperación económico-técnica con otros países. Impulsar con energía la revolución técnica constituye una garantía decisiva para realizar con éxito la construcción económica socialista. Podemos decir que ésta es precisamente la revolución técnica. Sin priorizar el avance tecnológico no es posible liberar a los trabajadores de las duras y difíciles faenas, ni utilizar de modo racional los recursos del país, ni afianzar el carácter independiente de la economía nacional, ni tampoco hacerla avanzar a ritmo acelerado. Con el objetivo de impulsar con dinamismo la revolución técnica es necesario crear entre los trabajadores una correcta concepción al respecto y llevar a cabo una fuerte campaña contra quienes menosprecian el desarrollo técnico prestando atención solamente a las tareas productivas inmediatas. Todos los funcionarios, con el punto de vista de que la revolución técnica representa la vía respiratoria de la construcción económica socialista, deben ejecutar todas las actividades económicas poniendo siempre en primer plano el desarrollo tecnológico y esforzarse con tesón en aras del avance de las ciencias y la técnica del país y la transformación tecnológica de la economía nacional. Conforme a las exigencias actuales de la construcción socialista y la tendencia mundial del progreso científico-técnico, tenemos que hacer avanzar con rapidez las ciencias y la técnica y dirigir nuestros ingentes esfuerzos al desarrollo de la industria mecánica, la electrónica y la de automatización para impulsar con fuerza la modernización y fundamentación científica de la economía nacional. En todas las ramas de la economía nacional deben registrar auges ininterrumpidos en la producción a través de un dinámico movimiento de masas para la innovación técnica y lograr que la revolución técnica se lleve a cabo en un movimiento creador de las masas populares. Con vistas a impulsar con éxito la construcción económica socialista es indispensable mejorar de modo sistemático la dirección económica y la administración de las empresas. Nuestro Partido presentó el principio de administración de la economía de acuerdo con la demanda esencial de la sociedad socialista e instauró el sistema de trabajo Taean, que es el más científico y racional para la gestión económica. Los funcionarios directivos de la economía, con plena confianza en la política de nuestro Partido y manifestando en grado sumo el espíritu revolucionario, deben defender y materializar de modo cabal el original principio de administración económica y efectuar con responsabilidad la dirección sobre la producción y la administración empresarial según las exigencias del sistema de trabajo Taean. Sobre todo, perfeccionando la labor de planificación y estableciendo una disciplina y un orden rigurosos en la gestión económica lograrán que en todas las ramas y unidades se cumpla con puntualidad el plan económico. Asimismo, tienen que estudiar con profundidad la política del Partido y asimilar más conocimientos de administración económica para elevar de modo sistemático el nivel de administración empresarial en correspondencia con las leyes económicas objetivas y las exigencias de la realidad en desarrollo. El poder de nuestra República es un genuino poder al servicio del pueblo. Para cumplir con su honrosa misión como poder del pueblo debe aplicar de modo consecuente la democracia socialista en sus actividades. Nuestra democracia socialista es la política de las propias masas populares que ocupan la posición de dueñas y cumplen el papel como tales y es una democracia superior que une estrechamente la independencia del individuo con la de la colectividad y permite ejercerlas por igual y de modo satisfactorio. En nuestro país todas las personas, como genuinas protagonistas del Estado y la sociedad, ejercen sus derechos en forma igualitaria e independiente, y despliegan su inteligencia y talento creativos ayudándose y guiándose unas a otras con el espíritu camaraderil sobre la base del principio de “uno para todos y todos para uno”. Hoy día los imperialistas hablan ruidosamente sobre la “democracia” haciendo mención de la “libertad” y los “derechos humanos”, pero esto no pasa de ser un artificio.

    No puede existir igualdad entre la clase rica y privilegiada que disfruta de ilimitado poder y opulencia y las masas trabajadoras atormentadas por el desempleo y la miseria, ni se puede hablar de verdadera libertad y derechos humanos en los países imperialistas donde se fomentan las ideas reaccionarias y la ética y moral corruptas y se enseñorean los males sociales de toda índole. Los imperialistas son precisamente los promotores en convertir a las personas en esclavos del dinero, en “inválidos mentales” y en analfabetos políticos, y todas las manifestaciones de la realidad corrupta de la sociedad capitalista son productos de su política antipopular y antidemocrática. En los países imperialistas donde las clases y sectores privilegiados, que ocupan la ínfima minoría, monopolizan el poder del Estado y los medios de producción y la totalidad de los medios de difusión ideológica y cultural no puede existir la verdadera democracia que garantiza a las masas populares la posición y el papel de protagonistas. Para defender y poner en práctica la independencia de las masas populares, hay que hacer fracasar por completo las maniobras antisocialistas que los imperialistas perpetran bajo el título de “democracia” y “defensa de los derechos humanos”. El poder socialista al servicio del pueblo necesariamente debe protegerlo de las ideas y cultura corruptas que penetran y defender de modo consecuente sus demandas de independencia y sus intereses comunes frente a toda práctica que atente contra esos intereses y la causa del socialismo. El Gobierno de la República deberá combatir con decisión las maniobras antipopulares y antisocialistas de los imperialistas y los enemigos del pueblo, y dar amplio margen a la democracia socialista en todas las esferas de la vida social. Esta democracia es garantizada por el sistema socialista. Debemos consolidar y hacer avanzar sin cesar este régimen para que se manifieste con mayor eficacia la independencia y la facultad creadora de las masas populares en todas las esferas de la política, la economía y la cultura. Para consolidar el régimen socialista y aplicar este tipo de democracia es importante perfeccionar el sistema legal y vitalizar la legalidad socialista. Sobre la base de los éxitos alcanzados en la construcción del socialismo, debemos implantar las normas legales y los reglamentos y completarlos sistemáticamente de modo que se asegure con mayor eficiencia la democracia socialista, y orientar a todos los ciudadanos a observar de forma consciente las leyes del Estado, con un claro concepto de la legalidad. Para ejercer a plenitud la democracia socialista y manifestar en alto grado la superioridad del régimen socialista, es indispensable garantizar con rigor la dirección del Partido y llevar a la práctica de modo consecuente la línea revolucionaria de masas. Sólo si se logra elevar el papel rector del Partido y ejecutar la línea de masas, es posible proteger y efectuar de modo invariable las exigencias e intereses fundamentales de las masas populares según una correcta estrategia y tácticas, e impulsar con éxito la revolución y su construcción poniendo en plena acción sus fuerzas creadoras y erradicando el burocratismo y el subjetivismo. Asegurar la dirección del Partido y ejecutar la línea revolucionaria de masas es el principio fundamental que se debe mantener en el curso de la construcción del socialismo y el comunismo. Los órganos del Poder Popular a todos los niveles deben realizar sus actividades bajo la dirección del Partido y según la línea y política de éste, y aplicando la línea revolucionaria de masas perfeccionar de modo ininterrumpido el sistema y el método de trabajo. El espíritu y el método Chongsanri, creados por nuestro Partido, representan el más revolucionario y democrático principio de dirección de las masas y el método de trabajo que combinan con acierto la dirección partidista y la línea revolucionaria de masas. Los funcionarios de los órganos del Poder, compenetrándose en todo momento con las masas y efectuando una enérgica labor política entre ellas según las exigencias de este espíritu y método, tienen que agruparlas con firmeza en torno al Partido y llevar a la práctica la línea y política de éste, movilizando su fuerza y talento.

    Asimismo, deben ser auténticos y fieles servidores, honestos servidores del pueblo, que con el cálido afecto y espíritu de consagración abnegada le dediquen todo su ser compartiendo con él las penas y alegrías. Realizar innovaciones y avances ininterrumpidos, sin sentirse satisfechos con los triunfos, es una cualidad revolucionaria de nuestro pueblo, de la que podemos enorgullecernos. La meta de nuestra lucha es clara y contamos con la línea y las vías correctas para llevar a cabo el socialismo. Todo el pueblo deberá impulsar con energía el gran movimiento para producir un nuevo cambio en la construcción socialista, dando prueba de su elevado espíritu revolucionario y heroísmo masivo.

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    Compañeros:

    Lograr la reunificación independiente y pacífica de la patria es la más apremiante tarea nacional a que se enfrentan el Gobierno de la República y todo el pueblo coreano. La historia de nuestra nación comprendida desde su división hasta la fecha representa la lucha sostenida por ella para unir sus arterias cortadas y alcanzar la reunificación de la patria. En medio de vigorosas luchas por la reunificación de la patria se ha elaborado el programa común de la nación para lograrla y este movimiento se ha convertido en un movimiento pannacional. Los tres principios: independencia, reunificación pacífica y gran unidad nacional, que el Norte y el Sur acordaron y proclamaron en el interior y exterior del país, es un relevante programa de reunificación que dilucida con claridad la vía para alcanzarla uniendo la inteligencia y voluntad de toda la nación. La propuesta de fundar la República Confederal Democrática de Coryo planteada por el Gobierno de nuestra República sobre la base de estos tres principios es la más justa y real para la reunificación, pues permite llevarla a efecto de manera independiente y pacífica y con imparcialidad, sin que una parte conquiste a la otra ni sea conquistada, en vista de que en el Norte y el Sur existen ideologías y regímenes diferentes. Ella prevé que después de reunificado nuestro país no será satélite de ningún otro sino que se desarrollará como un país neutral que no pertenezca a ninguna alianza o bloque político-militar; por tanto está acorde no sólo con la demanda de independencia de toda la nación coreana, sino también con el deseo de los pueblos vecinos y los demás amantes de la paz del mundo. El Gobierno de la República y todo el pueblo coreano, enarbolando la bandera de la independencia, la reunificación pacífica y la gran unidad nacional, seguirán librando con dinamismo la lucha por la reunificación de la patria mediante la fundación de la República Confederal Democrática de Coryo. Acabar con la tragedia de la división nacional y reunificar la patria es la demanda vital de nuestro pueblo que no puede postergarse por más tiempo y la tarea que presenta ante la época la corriente histórica de la independencia. En la actualidad, la población sudcoreana, enarbolando las consignas de la independencia antiyanqui, la democratización antifascista y la reunificación de la patria, pese al recrudecimiento de la cruel represión, lucha con valentía, sin temor a ningún tipo de sacrificio, por la sagrada empresa de obtener la soberanía y reunificación de la nación. La justa lucha que los jóvenes estudiantes y otros sectores de la población libran de modo indoblegable en el Sur de Corea demuestra de modo patente el elevado espíritu de independencia de nuestra nación y su férrea voluntad de alcanzar la reunificación, y cuenta con amplia simpatía entre los pueblos progresistas del mundo. Aunque los divisionistas internos y externos siguen tejiendo sus maniobras obstaculizadoras, el movimiento por la reunificación se fortalece cada día más a escala nacional.

    Con la finalidad de realizar cuanto antes la empresa de la reunificación de la patria conforme al imperioso anhelo de toda la nación, deberán solucionarse con justeza los siguientes problemas: Primero, aliviar la tensión en la Península Coreana y crear un ambiente pacífico propicio a su reunificación. Lograr la distensión y garantizar la paz en la Península Coreana representa una cuestión trascendental que ha de resolverse con preferencia con vistas a su reunificación pacífica. Para alcanzarlo es preciso que entre el Norte y el Sur se concierte una declaración de no agresión y entre la RPDC y Estados Unidos se concluya un acuerdo de paz, y que se reduzcan en gran medida las fuerzas armadas del Norte y el Sur y se retiren de éste las armas nucleares y las tropas extranjeras. El Gobierno de la República ha venido insistiendo en que ambas partes reduzcan por etapas sus fuerzas armadas a menos de 100 mil efectivos y en virtud de esta medida se retiren del Sur las armas nucleares y las tropas norteamericanas. En vista de que partiendo del vehemente deseo de resolver por vía pacífica el problema de la reunificación de Corea, proponemos una reducción considerable de las fuerzas armadas de ambas partes y como la retirada de las tropas extranjeras es una tendencia mundial, no existe ningún pretexto para que las tropas norteamericanas permanezcan en Corea del Sur. Su retirada responde tanto a la corriente de la época que se dirige hacia la paz y la distensión como a los intereses del pueblo norteamericano. Cuanto más rápidamente se marchen, tanto más se impulsará el proceso de reunificación de Corea, y esto será celebrado por nuestro pueblo y por otros amantes de la paz. Si Estados Unidos no puede retirarlas por completo de una vez, sería conveniente que lo hiciera por etapa. Segundo, destruir la muralla de la división y efectuar los libres viajes y la apertura total entre el Norte y el Sur. Eliminar la muralla que divide el territorio y la nación, y realizar los libres viajes y la apertura total entre ambas partes constituye una condición fundamental para lograr la reconciliación y unidad nacionales y la reunificación del país. Sólo cuando, una vez derribada la muralla de división, los habitantes del Norte y Sur viajen y se encuentren con entera libertad para compartir sus sentimientos de compatriotas y palpar personalmente las realidades de ambas partes, podrán incorporarse con brío y con decisión redoblada al movimiento para reunificar el hermoso territorio patrio de tres mil ríes seccionado de forma artificiosa, y abrirle un espléndido porvenir. Saludaremos efusivamente a los habitantes y las personalidades de todos los sectores sudcoreanos que visiten al Norte, les ofreceremos una cordial acogida con sentimientos de compatriotas y garantizaremos de forma estricta su seguridad personal. Asimismo, aseguraremos de modo activo el viaje de los habitantes del Norte de la República al Sur, sin ponerles ninguna restricción. Ahora, las autoridades sudcoreanas plantean que saludan los libres viajes y la apertura total, pero en realidad impiden que la población y personalidades de diversos sectores del Sur visiten al Norte y sancionan, como si fueran delincuentes, a los que vienen aquí con el noble deseo de lograr la reunificación.

    Si las autoridades sudcoreanas desean contribuir con sinceridad a la reconciliación y unidad nacionales y la reunificación de la patria, deben destruir, ante todo, la muralla de hormigón que ellas mismas han levantado, abolir las infames leyes que obstaculizan los contactos y los encuentros en aras de la reunificación y adoptar medidas reales para efectuar el viaje libre y la apertura total. Tercero, el Norte y el Sur tienen que desarrollar las relaciones exteriores sobre la base del principio de crear una atmósfera internacional favorable a la reunificación independiente y pacífica de la patria. Históricamente el problema coreano ha estado ligado de forma estrecha a las relaciones internacionales. La división de Corea estuvo motivada por relaciones internacionales y su reunificación se posterga a causa de que siguen en pie las intervenciones y maniobras obstruccionistas de fuerzas externas. El modo en que el Norte y el Sur desarrollan sus relaciones exteriores y la posición y actitud que adoptan los países interesados en cuanto a la cuestión de Corea tienen importancia de principios para resolver el problema de la reunificación. En sus relaciones exteriores el Norte y el Sur deben priorizar en todo momento los intereses comunes de la nación e incrementarlas en el sentido de crear un ambiente internacional favorable para impulsar la reunificación de la patria, impidiendo la perpetuación de su división. En la palestra internacional deben desistir del enfrentamiento y la competencia que desprestigian la dignidad de la nación y ofrecen provechos a las fuerzas extranjeras, y cooperar para defender los intereses comunes de la nación y hacer resaltar su honor. En lo que respecta a los países relacionados con el problema de Corea, tienen que sentirse responsables de la tragedia de la división prolongada y dar su aporte, como es debido, a su solución. Estados Unidos, como promotor directo del problema coreano tiene que desempeñar necesariamente un papel positivo para su reunificación y los demás países interesados deben mantener una posición de principios en favor de ésta sin seguir los pasos de la política escisionista de Estados Unidos ni dejarse llevar por ella.

    Hoy en día Japón, siguiendo a Estados Unidos, impide la reunificación de Corea, lo que demuestra que no se arrepiente de los crímenes cometidos en el pasado contra nuestra nación y vuelve a incurrir en un error de significación histórica con respecto al problema coreano. Debemos fortalecer la vigilancia ante el resurgimiento y la ambición de reagresión del militarismo japonés que causó innumerables desgracias y calamidades al pueblo coreano y a otros asiáticos. La ONU, que tiene la misión de salvaguardar la paz y la justicia, debe contribuir a la solución pacífica e imparcial del problema de Corea y no permitir que su tribuna se utilice para postergar la reunificación de ésta. El Gobierno de la República, partiendo de su invariable deseo de alcanzar la reunificación rechazando la división, ha venido insistiendo en ingresar en la ONU como una Corea reunificada. Si el Norte y el Sur ingresan en ella por separado, esto legalizará su división en la arena internacional y creará nuevos obstáculos y dificultades en el camino de la reunificación de la patria. En el caso de que el Norte y el Sur ingresen en la ONU antes de obtenerse ésta, no deben hacerlo por separado ocupando dos escaños, sino en común y con un solo escaño a favor de la causa de la reunificación. Cuarto, fomentar las conversaciones para la reunificación de la patria. El único camino para resolverla por vía pacífica recogiendo las opiniones de toda la nación es promover las conversaciones. Todo el desarrollo de las conversaciones Norte-Sur efectuadas hasta ahora demuestra que sólo con el empeño de una parte no es posible obtener éxitos, sino únicamente cuando ambas se esfuercen en común y con sinceridad. Las conversaciones Norte-Sur no deben servir para prolongar la división sino para la búsqueda de una solución efectiva al problema de la reunificación, y ser reuniones a escala nacional donde se exprese de modo democrático la voluntad de todos los partidos, organizaciones sociales y sectores de la población, sin que representaran únicamente la de las autoridades o de sectores privilegiados. Ambas partes deben participar en ellas con sincera disposición y actitud de cooperar y unirse para encontrarle la solución al problema de la reunificación y evitar que se enturbie el ambiente de las conversaciones o se vean obstaculizadas artificialmente. El Gobierno de la República hará tesoneros esfuerzos para que las conversaciones Norte-Sur, ahora congeladas, se reanuden y obtengan buenos resultados y para ampliarlas y desarrollarlas en diversas formas con vistas a la reunificación de Corea. Quinto, formar el frente unido pannacional para la reunificación de la patria. Esta es la empresa de toda la nación encaminada a realizar la independencia de ésta misma, que es su artífice.

    Todos los coreanos, sin excepción, independientemente de que vivan en el Norte, el Sur o en el extranjero, y de que sean obreros, campesinos, jóvenes estudiantes, políticos, diplomáticos, exponentes de la cultura o religiosos, enfrentan, como encargados de la reunificación de la patria, el noble deber nacional de contribuir con todas sus fuerzas y sabiduría a esta causa. De cómo se unan y luchen ellos depende la victoria o el fracaso de la causa de la reunificación de la patria. Toda la nación coreana debe unirse sobre el principio de concederle primacía a sus intereses comunes por encima de las diferencias de clase, ideología, criterios políticos y religiosos. Ninguna clase o ningún sector debe poner sus intereses por sobre los de la nación ni contraponer la lucha por los socio-clasistas a la lucha por la reunificación de la patria. Todas las organizaciones y agrupaciones que luchan por esta causa tienen que encaminarse hacia la colaboración y unidad, y formar el frente unido que abarque a todos los partidos políticos, organizaciones sociales, diversas agrupaciones y las personalidades de todos los sectores en el Norte, el Sur y el extranjero. La abnegación patriótica y aportes hechos por los hombres de diversas clases y sectores a la noble causa de la reunificación de la patria serán valorados altamente en nombre de la patria reunificada, y después de lograrla todos los coreanos deberán marchar mano a mano hasta construir una nueva patria próspera. La reunificación de una nación dividida artificiosamente por fuerzas foráneas es un hecho histórico irreversible. Todos los coreanos en el Norte, el Sur y el extranjero, uniéndose monolíticamente y plenos de esperanza y confianza, deberán luchar con brío para dejar escrita en la historia la década de 1990 como la de la reunificación de la patria.

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    Compañeros:

    Hoy en la arena internacional siguen en pie el agudo conflicto y la lucha entre el socialismo y el imperialismo, entre el progreso y la reacción. Debido a las maniobras astutas y cínicas de los imperialistas dirigidas a realizar su ambición de dominar el mundo, en diversas regiones se producen sucesivos e imprevistos acontecimientos complejos, y la causa del socialismo de los pueblos se enfrenta a un grave desafío. Esta situación provoca una profunda preocupación entre los pueblos progresistas del mundo que aprecian la justicia y el porvenir de la humanidad y aspiran a la independencia. En la actualidad los imperialistas se aferran a la supuesta estrategia de “transición pacífica” con el fin de descomponer el socialismo sin abandonar su política de fuerza. Maniobran para que los países socialistas retornen al capitalismo, con el método de paralizar la conciencia revolucionaria de los pueblos mediante la penetración ideológica y cultural, de sobornarlos en lo económico utilizando la “ayuda” como carnada y de provocar desórdenes socio-políticos instigando a los elementos antisocialistas. Los imperialistas hablan con júbilo de la “crisis del socialismo”, pero en realidad hacen el ridículo. Actualmente los que padecen de males incurables son ellos, que, además, irán a parar en una crisis sin salida. El imperialismo ya ha vivido sus días, por ello no puede decidir el destino de los pueblos ni darle marcha atrás al curso de la historia. Lo que persiguen los imperialistas, que históricamente representan la reacción, es mantener la vieja sociedad donde rigen la explotación y opresión del hombre por el hombre, mientras las masas populares, artífices de la historia, aspiran a construir una nueva donde todas las personas, libres de la explotación y opresión, disfruten de una vida independiente y creadora como dueñas de su destino, del Estado y la sociedad. Ir al socialismo es la corriente principal del desarrollo de la historia, y el único camino que debe seguir la humanidad. El socialismo, que se inició gracias a la Gran Revolución de Octubre y ha venido avanzando victorioso, se ha convertido en la fuerza impulsora de la historia destinada a eliminar la vieja sociedad que tiene miles de años y crear otra nueva, la del pueblo, y ha devenido bandera de liberación de la humanidad, que estimula a los pueblos del orbe en su lucha por la independencia. Como el camino hacia el socialismo no ha sido explorado, pueden surgir en él dificultades imprevistas y adversidades temporales, y es necesario mejorar sin cesar los métodos de su construcción conforme a la realidad en desarrollo. Cuando se cometan errores en el curso de su edificación hay que sacar lecciones y rectificarlos con audacia. La crítica y la autocrítica constituyen la fuerza impulsora del desarrollo de la sociedad socialista, esto es la pura verdad. El problema está en cómo superar las dificultades que surgen en el curso de avance y en qué forma seguir llevando adelante la causa del socialismo. El socialismo, fundamentado en el colectivismo, es una sociedad que se desarrolla sobre principios radicalmente opuestos a los del capitalismo que se apoya en el individualismo, y es incomparablemente superior a él. Si en el curso de la construcción del socialismo surgen dificultades y se tratan de solucionar con métodos capitalistas abandonando el principio socialista, será imposible superarlas y, además, se paralizará la superioridad propia del socialismo poniéndolo en un estado caótico y finalmente se perderán las conquistas revolucionarias que costaron mucha sangre. El socialismo puede construirse ateniéndose solamente a sus principios y métodos. Todos los problemas que se presentan en el proceso de la construcción del socialismo hay que resolverlos, en todos los casos, mediante la puesta en acción de su superioridad basándose en sus principios y por el método de movilizar la inagotable fuerza creadora de las masas populares que son el sujeto de la revolución. Cuanto más compleja se torne la situación y más intensa sea la ofensiva reaccionaria, tanto más firmemente deben mantener los pueblos revolucionarios los principios de la revolución y avanzar sosteniendo la bandera del socialismo más alta.

    La independencia, la paz y la amistad son los ideales fundamentales de la política exterior de nuestra República y tienen una significación universal para el desarrollo de las relaciones internacionales de acuerdo con la necesidad de realizar la independencia en todo el mundo. También en el futuro el Gobierno de la República seguirá aplicando de modo invariable su política exterior inspirada en la independencia, la paz y la amistad. La independencia es la vida del Estado soberano e independiente y el fundamento de todas las relaciones internacionales. Todos los países, como iguales integrantes de la comunidad internacional, tienen el mismo derecho a la soberanía. En el mundo hay países grandes y pequeños, pero no pueden existir los superiores e inferiores, y por tanto en sus relaciones debe asegurarse la completa igualdad basada en la independencia. El Gobierno de la República, manteniendo firme su posición independiente, elaborará su política externa conforme a los intereses de nuestro pueblo y los comunes de otros progresistas del mundo, y seguirá aplicándola de modo invariable en cualquier circunstancia complicada. Nos opondremos a toda forma de agresión e intervención en los asuntos internos, y al imperialismo, colonialismo y al racismo, así como apoyaremos con energía a todos los pueblos que luchan por la soberanía de sus países y la liberación nacional y clasista. Conjurar la guerra y salvaguardar la paz constituyen la aspiración común de la humanidad, y los pueblos pueden edificar con éxito la nueva sociedad independiente y próspera sólo cuando se aseguren circunstancias pacíficas. Con miras a prevenir la guerra y defender la paz es imprescindible realizar el desarme, desmantelar todas las armas nucleares y retirar a las tropas y bases militares agresivas dislocadas en territorios ajenos. Los pueblos amantes de la paz deben agudizar la vigilancia ante las maniobras que los imperialistas llevan a cabo bajo los rótulos de “desarme” y “distensión” para desarmar a los países socialistas y lograr la superioridad de fuerzas y no permitirles perpetrar intervenciones y agresiones armadas contra otros países. La paz hay que conquistarla por medio de la lucha de principios contra las conjuras de los imperialistas encaminadas a aumentar el armamento y su política guerrerista, y no con el método de mendigársela o hacer concesiones unilaterales.

    El Gobierno de la República luchará por frustrar la política agresiva y belicista de los imperialistas y transformar la Península Coreana en una zona desnuclearizada y de paz, y apoyará y respaldará con vigor el movimiento antibélico y antinuclear en defensa de la paz que desarrollan los pueblos en numerosos países del mundo. La batalla por lograr la independencia en todo el orbe es la causa común de los pueblos, y los sujetos de esta lucha son también éstos que defienden la independencia. Sólo cuando se afiancen su amistad y solidaridad, podrán rechazar las maniobras obstaculizadoras de los imperialistas e impulsar con éxito la obtención de la independencia en todo el planeta y garantizar el avance independiente de cada país. Los pueblos progresistas del mundo que defienden la independencia deben hacer frente a las maniobras escisionistas y cizañeras de los imperialistas con la estrategia de la solidaridad. “¡Los pueblos del mundo que defienden la independencia, uníos!”, esta es precisamente la consigna internacionalista que presenta nuestra época. El Gobierno de la República, teniendo en cuenta los principios socialistas y con el espíritu de colaboración camaraderil, fortalecerá la unidad y solidaridad con los países socialistas y se esforzará con tesón por consolidar la unidad y cohesión del Movimiento No Alineado e incrementar las relaciones de amistad y cooperación con los países miembros de éste y los en vías de desarrollo. Partiendo del principio de autosustentación colectiva promoveremos la colaboración Sur-Sur en las esferas política, económica y cultural. El Gobierno de la República establecerá relaciones de buena voluntad con los países capitalistas que respetan nuestra soberanía y desarrollará los intercambios económico-culturales sobre la base del principio de igualdad y respeto mutuo. La causa de la independencia, la del socialismo de la humanidad, triunfará irreversiblemente venciendo los obstáculos y dificultades interpuestos en su camino de avance. Las aviesas maquinaciones de los reaccionarios para impedir la marcha de la historia continúan hoy. La historia de la humanidad ha transcurrido siempre en medio de la encarnizada lucha contra los reaccionarios, y las maniobras de éstos en contra de la corriente de la época estuvieron en todo momento condenadas al fracaso. Sin duda alguna se cubrirá de victoria y gloria el sendero de los pueblos que luchan rebosantes de optimismo, convicción en la justeza de su causa y de confianza en el porvenir. Nuestro pueblo asume ante la época y la historia la honrosa misión de allanar victoriosamente el camino de la independencia, el del socialismo, enarbolando la bandera de la idea Juche. Luchemos todos con dinamismo, unidos de forma compacta en torno a nuestro Partido y al Gobierno de la República, por el triunfo total del socialismo y por la reunificación independiente y pacífica de la patria.

      Fecha y hora actual: Jue Mar 28, 2024 2:20 pm