Ante el 1 de Mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, desde la Organización Comunista Revolución entendemos que se trata de una fecha que las organizaciones comunistas debemos dedicar a la reivindicación y la reflexión. ¿Cómo se encuentra la juventud trabajadora en nuestro país? ¿Qué podemos hacer quienes nos consideramos comunistas para mejorar esta situación?
Se acerca el 1 de Mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores, y desde la Organización Comunista Revolución marcamos en el calendario esta fecha para la reivindicación y la reflexión.
No podemos hablar de fecha a celebrar mientras el sistema capitalista sigue en marcha, mientras toda su maquinaria de Estados, organizaciones internacionales y alianzas militares siguen garantizando que el producto del esfuerzo de todas nosotras y de todos nosotros, trabajadoras y trabajadores del mundo, va a parar al bolsillo de los empresarios.
Vivimos en un mundo en que un Estado es capaz de impulsar guerras civiles en otros países tan solo para que las multinacionales para las que trabaja su Gobierno controlen un nuevo recurso energético, una nueva cuota de mercado y producción o un nuevo terreno de cultivo.
Y ni tan siquiera con esa brutalidad −de la que el Estado Español es partícipe como país integrante de la OTAN− que ha generado infinidad de conflictos y tensiones internacionales en lo que va del corto siglo XXI, es capaz esa burguesía imperialista de conseguir los suficientes beneficios como para dejar caer unas migajas con las que tratar de comprar la paz social en sus propios países.
En nuestro país, pese a tener un empresariado que se lucra de las invasiones y aventuras internacionales contra otros países de menor peso económico y militar, la clase obrera vivimos en una situación cada vez más penosa, a la que pretenden que nos acostumbremos.
Particularmente dura es la situación de la juventud obrera que, no olvidemos, será la situación de la clase obrera adulta de mañana en España. La mitad de jóvenes en nuestro país está en paro, pero la situación de la juventud trabajadora con empleo no es mucho mejor: a menudo la patronal no se digna ni a seguir su propia ley tramposa, de modo que gran parte de los y las jóvenes trabaja o ha trabajado sin contrato, o con contratos precarios hasta el extremo.
No contentos con imponernos esas condiciones, nos intentan hacer lamer su bota, con una persecución total al sindicalismo y a la organización por mejores condiciones en el centro de trabajo:
En el sector servicios, mayoritario entre la juventud obrera de nuestro país, los horarios totalmente a la carta que se rehacen cada semana, la indagación por redes sociales de nuestro perfil y nuestras opiniones o actividades políticas, las llamadas de última hora para ir a trabajar sin previo aviso, el fomento del enfrentamiento entre trabajadores por unas pocas migajas…generan un clima de control total por parte del patrón en el centro de trabajo.
La situación no es mucho mejor en otros sectores, como el industrial, donde se dan muchas de las circunstancias anteriores y además se suman los turnos extenuantes que se unen al fantasma de la subcontratación y la externalización, que divide todavía más a los trabajadores, por no hablar de la promoción de algunos “sindicalistas del patrón”, sobre todo en grandes empresas, que actúan como verdaderos capataces delatores de compañeras y compañeros.
Esta situación se agrava en el caso de las mujeres trabajadoras, con lacras como la ultracosificación, le brecha salarial y el acoso, sumadas a la jornada laboral adicional y no pagada que suponen los cuidados en el ámbito familiar, que recaen sobre las mujeres en la abrumadora mayoría de los casos.
Ante esta situación, la clase obrera poco a poco está reactivando su histórica organización propia de defensa, el sindicalismo. Si bien es cierto que los sindicatos están en horas bajas de popularidad pese a ser las organizaciones políticas más grandes del país. Desde nuestra organización estamos siendo testigos, partícipes e impulsores de un sindicalismo flexible, adaptado a esta nueva realidad de inestabilidad e inseguridad laboral, que trata de recuperar lo mejor del sindicalismo de clase, combativo, masivo…un trabajo dificultoso pero necesario para la clase trabajadora.
Esta realidad se ha dado ya en otras potencias imperialistas que maltratan a sus trabajadoras y trabajadores, como podemos observar en las masivas huelgas del sector hostelero por un salario mínimo, en EEUU; y ahora comienza a crecer a paso lento pero seguro en España.
La clase obrera aprende mediante estas herramientas a defenderse, a perder el miedo, a identificar al patrón como el responsable de su malestar y no como su benefactor empleador, aprende que si se organiza junto a más personas en su misma condición, puede tener fuerza, aprende a ser partícipe de la política y a tomar y aplicar decisiones.
Por ello, porque somos clase obrera, porque aprendemos junto a nuestra clase y queremos ganarnos su respeto, convertirnos en sus referentes, las y los comunistas hemos de trabajar en este tipo de herramientas, hemos de sacar lo mejor que llevan dentro y tomar experiencia. Hemos de lograr que se supere la dinámica de sindicalismo a la defensiva hacia uno a la ofensiva, que no tema en señalar a la patronal y su gobierno como el adversario a batir y por último, pero desde luego no por ello menos importante, hemos de mostrar a las y los compañeros más ideológicamente inquietos que otro mundo es posible.
Queremos ser referentes de las y los trabajadores en su lucha diaria, pero no porque sí, sino para poder lograr que sean conscientes de que nuestras vidas no dependen del patrón, que la riqueza del patrón surge de nuestro trabajo, que sabemos perfectamente cómo alimentar, vestir y producir todo tipo de comodidades para la sociedad sin que nos digan cómo, que nuestro trabajo mueve el mundo y que, precisamente por eso, tenemos el poder. Está al alcance de nuestra mano, tan solo hemos de tomarlo y ejercerlo para tener un mundo más justo.
Esto no es posible tan solo con una lucha sindical, no es posible derrotar a un sistema con unos agentes tan bien formados, tan organizados y tan diversos solo con la lucha por nuestras condiciones inmediatas, no es posible solo con las estructuras abiertas y masivas que requiere el sindicalismo, no.
Para hacer una revolución, para llevar a la clase obrera al poder, se necesita una herramienta adecuada: el Partido Comunista.
Se necesita un Partido que surja de la clase obrera, que conozca cómo vive, que la clase obrera vea como su referente político, que no se deje influenciar o comprar por ningún interés empresarial, y que sea capaz de analizar científicamente la realidad y plantear una respuesta efectiva y planificada, para lo cual debe tener una militancia prudente, capaz, entregada y experimentada.
Ese Partido capaz de plantar cara a la burguesía, de organizar una Revolución, no existe hoy en España, pero está en nuestras manos unir fuerzas, aprender, analizar la realidad, curtirnos en las luchas que concluyamos que pueden llegar a socavar los cimientos del capitalismo de cara a una Revolución, planificar cada detalle de nuestras acciones, prepararnos para asumir una tarea dura, discutir con toda aquella gente que realmente aspire a llevar a la clase trabajadora al poder y, así, construir la herramienta política que necesitamos las y los trabajadores: el Partido Comunista
¿Y tú, nos ayudarás a conseguirlo?
Nuestro trabajo mueve el mundo: ¡Tenemos el poder!
Se acerca el 1 de Mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores, y desde la Organización Comunista Revolución marcamos en el calendario esta fecha para la reivindicación y la reflexión.
No podemos hablar de fecha a celebrar mientras el sistema capitalista sigue en marcha, mientras toda su maquinaria de Estados, organizaciones internacionales y alianzas militares siguen garantizando que el producto del esfuerzo de todas nosotras y de todos nosotros, trabajadoras y trabajadores del mundo, va a parar al bolsillo de los empresarios.
Vivimos en un mundo en que un Estado es capaz de impulsar guerras civiles en otros países tan solo para que las multinacionales para las que trabaja su Gobierno controlen un nuevo recurso energético, una nueva cuota de mercado y producción o un nuevo terreno de cultivo.
Y ni tan siquiera con esa brutalidad −de la que el Estado Español es partícipe como país integrante de la OTAN− que ha generado infinidad de conflictos y tensiones internacionales en lo que va del corto siglo XXI, es capaz esa burguesía imperialista de conseguir los suficientes beneficios como para dejar caer unas migajas con las que tratar de comprar la paz social en sus propios países.
En nuestro país, pese a tener un empresariado que se lucra de las invasiones y aventuras internacionales contra otros países de menor peso económico y militar, la clase obrera vivimos en una situación cada vez más penosa, a la que pretenden que nos acostumbremos.
Particularmente dura es la situación de la juventud obrera que, no olvidemos, será la situación de la clase obrera adulta de mañana en España. La mitad de jóvenes en nuestro país está en paro, pero la situación de la juventud trabajadora con empleo no es mucho mejor: a menudo la patronal no se digna ni a seguir su propia ley tramposa, de modo que gran parte de los y las jóvenes trabaja o ha trabajado sin contrato, o con contratos precarios hasta el extremo.
No contentos con imponernos esas condiciones, nos intentan hacer lamer su bota, con una persecución total al sindicalismo y a la organización por mejores condiciones en el centro de trabajo:
En el sector servicios, mayoritario entre la juventud obrera de nuestro país, los horarios totalmente a la carta que se rehacen cada semana, la indagación por redes sociales de nuestro perfil y nuestras opiniones o actividades políticas, las llamadas de última hora para ir a trabajar sin previo aviso, el fomento del enfrentamiento entre trabajadores por unas pocas migajas…generan un clima de control total por parte del patrón en el centro de trabajo.
La situación no es mucho mejor en otros sectores, como el industrial, donde se dan muchas de las circunstancias anteriores y además se suman los turnos extenuantes que se unen al fantasma de la subcontratación y la externalización, que divide todavía más a los trabajadores, por no hablar de la promoción de algunos “sindicalistas del patrón”, sobre todo en grandes empresas, que actúan como verdaderos capataces delatores de compañeras y compañeros.
Esta situación se agrava en el caso de las mujeres trabajadoras, con lacras como la ultracosificación, le brecha salarial y el acoso, sumadas a la jornada laboral adicional y no pagada que suponen los cuidados en el ámbito familiar, que recaen sobre las mujeres en la abrumadora mayoría de los casos.
Ante esta situación, la clase obrera poco a poco está reactivando su histórica organización propia de defensa, el sindicalismo. Si bien es cierto que los sindicatos están en horas bajas de popularidad pese a ser las organizaciones políticas más grandes del país. Desde nuestra organización estamos siendo testigos, partícipes e impulsores de un sindicalismo flexible, adaptado a esta nueva realidad de inestabilidad e inseguridad laboral, que trata de recuperar lo mejor del sindicalismo de clase, combativo, masivo…un trabajo dificultoso pero necesario para la clase trabajadora.
Esta realidad se ha dado ya en otras potencias imperialistas que maltratan a sus trabajadoras y trabajadores, como podemos observar en las masivas huelgas del sector hostelero por un salario mínimo, en EEUU; y ahora comienza a crecer a paso lento pero seguro en España.
La clase obrera aprende mediante estas herramientas a defenderse, a perder el miedo, a identificar al patrón como el responsable de su malestar y no como su benefactor empleador, aprende que si se organiza junto a más personas en su misma condición, puede tener fuerza, aprende a ser partícipe de la política y a tomar y aplicar decisiones.
Por ello, porque somos clase obrera, porque aprendemos junto a nuestra clase y queremos ganarnos su respeto, convertirnos en sus referentes, las y los comunistas hemos de trabajar en este tipo de herramientas, hemos de sacar lo mejor que llevan dentro y tomar experiencia. Hemos de lograr que se supere la dinámica de sindicalismo a la defensiva hacia uno a la ofensiva, que no tema en señalar a la patronal y su gobierno como el adversario a batir y por último, pero desde luego no por ello menos importante, hemos de mostrar a las y los compañeros más ideológicamente inquietos que otro mundo es posible.
Queremos ser referentes de las y los trabajadores en su lucha diaria, pero no porque sí, sino para poder lograr que sean conscientes de que nuestras vidas no dependen del patrón, que la riqueza del patrón surge de nuestro trabajo, que sabemos perfectamente cómo alimentar, vestir y producir todo tipo de comodidades para la sociedad sin que nos digan cómo, que nuestro trabajo mueve el mundo y que, precisamente por eso, tenemos el poder. Está al alcance de nuestra mano, tan solo hemos de tomarlo y ejercerlo para tener un mundo más justo.
Esto no es posible tan solo con una lucha sindical, no es posible derrotar a un sistema con unos agentes tan bien formados, tan organizados y tan diversos solo con la lucha por nuestras condiciones inmediatas, no es posible solo con las estructuras abiertas y masivas que requiere el sindicalismo, no.
Para hacer una revolución, para llevar a la clase obrera al poder, se necesita una herramienta adecuada: el Partido Comunista.
Se necesita un Partido que surja de la clase obrera, que conozca cómo vive, que la clase obrera vea como su referente político, que no se deje influenciar o comprar por ningún interés empresarial, y que sea capaz de analizar científicamente la realidad y plantear una respuesta efectiva y planificada, para lo cual debe tener una militancia prudente, capaz, entregada y experimentada.
Ese Partido capaz de plantar cara a la burguesía, de organizar una Revolución, no existe hoy en España, pero está en nuestras manos unir fuerzas, aprender, analizar la realidad, curtirnos en las luchas que concluyamos que pueden llegar a socavar los cimientos del capitalismo de cara a una Revolución, planificar cada detalle de nuestras acciones, prepararnos para asumir una tarea dura, discutir con toda aquella gente que realmente aspire a llevar a la clase trabajadora al poder y, así, construir la herramienta política que necesitamos las y los trabajadores: el Partido Comunista
¿Y tú, nos ayudarás a conseguirlo?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Fuente: http://somosrevolucion.es/nuestro-trabajo-mueve-el-mundo-tenemos-el-poder/