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SOBRE EL PATRIARCADO
Haciendo un breve repaso la historia de las mujeres, rápidamente nos damos cuenta de que se trata de la historia de su opresión pero también de su resistencia y sus luchas, así pues podemos decir que ni es un recién nacido ni ha muerto.
Esta opresión a la que están sometidas las mujeres es el patriarcado. Esta estructura oprime a todas las mujeres independientemente de su clase social. Hace una división de la sociedad en función del sexo y en esa división la mujer en base a argumentos biologicistas y naturalistas, queda relegada a la categoría de naturaleza y se le otorga un papel en la sociedad en la construcción cultural y social de los géneros. El género femenino cumplirá con los roles que se le han asignado de forma artificial y jerárquica, ocupando así un puesto de inferioridad respecto del varón.
Analizando la historia desde un punto de vista materialista debemos ver , al contrario de lo que pensó el feminismo burgués, que el patriarcado opera desde un sistema económico determinado, en un contexto histórico determinado y responde a los intereses de la clase dominante. El patriarcado es anterior al capitalismo pero su estructura se ensambla con el capitalismo y lo refuerza, de hecho se refuerzan mutuamente ya que hay una simetría entre clases sociales y géneros. De esta forma parece que el uno dificulta la superación del otro a pesar de que ambas estructuras no sean idénticas. El patriarcado forma parte de la cultura y constituye una forma de explotación del género femenino por parte el masculino. La base material de dicha explotación la constituyen las tareas reproductivas y la crianza, el trabajo doméstico, los cuidados a personas dependientes y el intercambio desigual en las relaciones afectivas y sexuales. Esta base material sustenta la división sexual del trabajo ya que esta es el fundamento del modelo de familia patriarcal que es fruto del patriarcado. Es en la unidad familiar donde se establece una asignación de funciones económicas, laborales y sociales dependiendo del sexo.
Veamos el palpable engaño en la Revolución Francesa , lo que pretendía ser una revolución en pos de la igualdad no fue más que una igualdad para los que alcanzan cierto status. De este modo nos encontramos ante una revolución de varones burgueses que buscan su propio beneficio y no el beneficio de todas las personas. Estos varones entre los que podemos citar a Rousseau, hablan de la mujer como parte de la naturaleza ya que está unida a la maternidad y de esta forma la excluyen de la esfera política, del espacio público relegándola a la esfera privada. Y esta idea de dominación sigue hoy presente y se manifiesta en los roles que se le asignan a las mujeres pues al fin y al cabo, estos roles no han cambiado tanto.
Hablemos ahora del mito y el culto a la maternidad, cuyo su propósito no es otro que establecer un control de la sexualidad y la reproducción de las mujeres ya que su naturaleza las aboca al cuidado de la familia. Además las mujeres quedan reducidas al objeto sexual al servicio del varón. Véase el análisis de Kate Millet en Política sexual. De forma que como bien explica Millet se producen las relaciones sexuales en términos jerárquicos, de poder, de sumisión de la mujer.
La diferenciación sexual se acentúa en la sociedad capitalista en que vivimos por no hablar del siglo XIX, donde el hombre-propietario necesita del garante de que sus hijos son de su linaje. De este modo los conceptos de sumisión y fidelidad están al servicio de una moralidad de la desigualdad que legitima la violencia patriarcal, necesaria para establecer la supremacía masculina. La ideología patriarcal presiona a la mujer para que asuma y sienta la necesidad de priorizar su maternidad, el desarrollo de los afectos, la sensibilidad... Es decir toda una serie de roles amparados por instituciones como la Iglesia Católica que hoy en día abocan a las mujeres a no tener libertad sobre su maternidad, a no elegir libremente si quieren abortar por ejemplo. Además dicha institución promueve que las mujeres soporten todo tipo de vejaciones por parte de marido, su opresor, llegando a casos que rozan la histeria ya que justifican la violencia patriarcal.
Las religiones en especial las monoteístas se caracterizan por su misoginia y son un vehículo de transmisión de los valores patriarcales. Esta ideología se impregna como el carbón en la mente de hombreS y mujeres desde su más tierna infancia ya sea a través de una religión, de una educación fundamentada en roles de género donde el niño juega con el camión y la niña con las muñecas. Y aunque nos llene de orgullo decir que estamos educando a nuestros hijos en la igualdad, quizás no deberíamos tirar cohetes pues estamos presos en cierto modo de nuestra cultura y es realmente complicado transcenderla... No son más que adoctrinamiento para sustentar dicha ideología.
Dicen que la Historia la escriben los que ganan y en este caso la escriben los varones ya que se encargan de desplazar a un lado a las mujeres, las aparta del espacio público, ocultando sus luchas y vindicaciones en los rincones de la Historia. Aquí retomamos el ideal de la Revolución Francesa de que la mujer es naturaleza, es irracional y por tanto no tiene nada interesante que decir. Y como dice el tópico :“lo que no se ve no existe” con el llamado sexismo lingüístico se termina de desplazar a la mujer del discurso político pues el lenguaje es un vehículo de transmisión de pensamientos, del pensamiento de la ideología dominante, el pensamiento del varón, no de la mujer.
Por tanto no es de extrañar que empecemos a “descubrir” a las mujeres de la historia, ya que tras las luchas de las sufragistas comenzaron a adquirir derechos y las mujeres con cierto status social que pertenecían al menos a la mediana burguesía como Marie Wollstonecraff pudieron tener una educación por precaria que fuese que las permitió hacerse un sitio en la historia del pensamiento. A pesar de que tuviese que utilizar en un principio un pseudónimo pues hasta entonces, en la época victoriana se había venido cultivando la figura de una mujer como comentaba anteriormente sumisa y esclava de la maternidad. Encontramos pensadoras como Hipatia y otras comienzan a brillar con el siglo XX como Dolores Ibárruri, Marie Curie, Frida Kahlo, Virginia Wolf, Clara Campoamor, Simone de Beavoir, Rosa Luxemburgo, Alejandra Kollontai... Pero tampoco debemos engañarnos pues estas mujeres “fácilmente se encuentran con un techo de cristal”.
Con todo este panorama podemos entonces hablar de la doble explotación de las mujeres. Las mujeres de la misma forma que los hombres venden su fuerza de trabajo al capital, sin embargo esta fuerza de trabajo está desvalorizada debido a todos los roles que se le atribuyen, entre ellos, el de la debilidad. En pleno auge de la Revolución Industrial las mujeres también trabajaban en la mina y además se encargaban del trabajo doméstico no remunerado. Aunque parezca que eso quedó atrás hace mucho tiempo, en 2010 las mujeres siguen estando doblemente explotadas. No sólo hay que mirar hacia los países europeos o hacia EEUU y en concreto las clases privilegiadas. De este modo veremos una parte ínfima de la realidad y nos costará encontrar las desigualdades, aunque seguirán presentes por los roles atribuidos a la mujer. Miremos a las trabajadoras solteras, con hijos e hijas que tienen una jornada laboral más larga de lo normal en una empresa donde por ser mujer cobra un 31.7% menos que su compañero y que cuando llegan a casa no pueden parar sino que tienen más trabajo no remunerado.
Además el trabajador también juega un doble rol, es explotado por su patrón y sin embargo por otro lado es explotador al servicio de la ideología patriarcal sometiendo a su compañera ya que cobra mucho más que ella por su género, de este modo no se cuestiona nada. Es decir hay intereses diferenciados de género en el interior de la clase trabajadora. Con un ejemplo como este podemos ilustrar la explotación no solo por parte del capital como trabajadora sino también la explotación de género que deja su huella palpable en el trabajo no asalariado que corresponde “naturalmente” a las mujeres. Si bien es cierto que con la incorporación masiva de las mujeres al trabajo y con lo que podríamos llamar en cierto modo un progreso moral conseguido durante décadas de luchas por los derechos de las mujeres, las mujeres jóvenes podemos empezar a atisbar como se va logrando la igualdad en ciertos aspectos pero si miramos atentamente nos encontraremos con la llamada discriminación positiva que pretende conseguir la igualdad plena entre sexos por medio de paliativos que no hacen más que esconder el problema. Y si bien es cierto que funciona, o al menos en parte, repito, depende de que gafas nos pongamos y a donde miremos... Quizás lo que necesitemos sea un cambio de Sittlichkeit.
SOBRE LA LIBERACIÓN DE LA MUJER
“La mujer de la nueva sociedad será plenamente independiente en lo social y lo económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna dominación ni explotación, se enfrentará al hombre como persona libre, igual y dueña de su destino”.
August Bebel
La mujer y el socialismo
1879
Tras analizar la situación de la mujer, nos dimos cuenta que era necesario un cambio de Sittlichkeit. Pero ¿cómo?
Sostendremos la tesis de que la liberación de la mujer solo puede tener lugar cuando se den dos condiciones, sean estas unas de carácter material y otras de carácter subjetivo. Las condiciones materiales no son otras que el reconocimiento legal del derecho al voto, el derecho al aborto, la igualdad jurídica de los sexos, el divorcio... Y a lo que llamo condiciones subjetivas son aquellas que requieren de un proceso donde el principal elemento es una educación en pos de la igualdad con la que se logre abolir los valores patriarcales.
Veo necesaria una renovación de la Sittlichkeit, es decir de construir una nueva ética alejada de los engaños de la supuesta igualdad . Los oprimidos y las oprimidas deben unirse, crear nuevos valores y hábitos de vida. Esta transformación debe cultivarse día a día y no esperar a que con una revolución se solucione. Una revolución no soluciona nada si se siguen manteniendo los mismo valores del patriarcado ni tampoco es posible en el capitalismo conseguir la igualdad debido a las contradicciones que anteriormente mencionaba. Por ejemplo, en una crisis del sistema las primeras en perder el empleo serán las trabajadoras. Es necesario un cambio de las costumbres y de la vida cotidiana, el trabajo asalariado es pues condición necesaria pero no suficiente para la liberación. Y eso sin mencionar el problema de la doble jornada laboral. Lo que la mujer necesita es pues la socialización del trabajo doméstico y en la medida de lo posible la tarea de la reproducción de la especie.
Es necesario que la mujer sea consciente de su opresión, debe darse cuenta que el mundo está al servicio del varón, debe hacer una reconstrucción histórica de dicha opresión pues es ella la que va a trabajar por eliminar su opresión. Aunque también es cierto que hay que reconocer el papel de muchos hombres desde J.S Mill hasta V.I. Ulianov han luchado junto a las mujeres. Es más los trabajadores deberían ser conscientes de el rol de burgués que ejercen en sus relaciones con las mujeres, luchar por unos nuevos valores, (aquí no puedo evitar recordar la teoría de Marx y Engels así como la de Ernesto Guevara sobre el hombre nuevo), y ese hombre, debe ser feminista.
La nueva mujer de la que habla Alejandra Kollontai, apoyando la tesis de Engels, es fruto de la incorporación de la mujer al trabajo asalariado. Sostenía que con las trabajadoras la auténtica vanguardia del movimiento de liberación de la mujer y quienes han sacado a la luz “la cuestión femenina”, cuestión que pretenden apropiarse las igualitaristas. Según Kollontai las trabajadoras llevaban años trabajando cuando sus compañeras burguesas comienzan a reclamar como algo novedoso el trabajo para ellas y estas no son consciente de que si pueden reivindicar el derecho al trabajo en posiciones liberales es gracias a que otras mujeres llevaban años pudriéndose en las fábricas. De la misma forma sostiene que las trabajadoras llevaban años ejerciendo el amor libre que las burguesas reivindican como propio mientras a las primeras se las descalificaba. Esto pone en duda el tópico de que la tradición marxista traicionó a las feministas. Mientras que unas buscaban su beneficio inmediato otras buscaban un cambio real para construir un mundo igualitario y justo.
Pero no es posible hacer un cambio sin cambiar las relaciones entre los géneros. Es necesaria una educación anti-patriarcal desde la infancia de las nuevas generaciones así como para los ya adultos a fin de no inculcar a la prole los valores opresores del patriarcado. Es necesario instaurar una nueva moral sexual para la liberación de la mujer . Es necesario que las nuevas normas morales tengan principalmente dos finalidades, asegurar una descendencia sana y educada en valores nuevos de igualdad sexos y que contribuyan a fomentar los sentimientos de solidaridad y compañerismo.
Es necesario también fomentar un nuevo concepto de amor, el que llama Alejandra Kollontai amor libre, pues el antiguo concepto de amor fomenta
valores patriarcales y capitalistas como el de propiedad. Ese amor es abusivo y absorbente y lleva a la pareja a aislarse del conjunto de la sociedad, esto está en total contradicción con la nueva ética que se quiere plantear. La relación entre los sexos o entre los miembros de la pareja debe basarse en la reciprocidad, en el reconocimiento de la personalidad y los derechos de la otra persona . Resulta claro que actividades como la prostitución quedan fuera pues es reflejo de la opresión del patriarcado y el hecho es, que la sexualidad deberá pasar a naturalizarse. La prostitución se basa en la desigualdad de los sexos y en la instrumentalización de las personas.
Una ética de la igualdad deberá encargarse de que las personas sean tratadas como fines en si mismos tal y como postulaba Kant. Aunque dicho sea de paso, Kant no había tenido en cuenta a las mujeres. También cabe nombrar Dialéctica de la ilustración de Adorno y Horkheimer donde hacen un análisis más global de la situación de la sociedad de su época que podría entroncar con lo expuesto aquí para sumar un ladrillo más para la construcción de una nueva ética.
NOTAS:
Género: el género es una construcción simbólica que alude al conjunto de atributos socioculturales asignados a las personas a partir del sexo biológico que convierten la diferencia sexual en una desigualdad social entre hombres y mujeres. Su punto de partida en los roles sexuales del patriarcado que se asignan de forma diferenciada a hombres y mujeres.
Sexismo lingüístico: aquí me gustaría introducir un breve análisis sobre la distinción del uso de <<mi>>. Pues considero que queda bien explicado en el texto.
Hay dos usos, uno del posesivo mi en tanto que denota propiedad o pertenencia y otro en tanto que denota una relación recíproca. En el primer caso se trata de una relación de univocidad, es decir , en un solo sentido pues no hay una aportación por parte del emisor. Mientras que en el segundo caso la relación es entre dos o más individuos, se trata de una relación de reciprocidad, un pacto no escrito, pues se esperan unas cosas de otros individuos en la medida que aportamos otras cosas. En el primer caso, los valoramos como medios, medios para conseguir cosas. Por tanto no tienen libertad / autodeterminación / capacidad decisoria, no son agentes racionales , o bien, no se consideran como tales. Entonces se da por un lado una relación con objetos inertes, irracionales, y por otro lado, se da un proceso de cosificación / instrumentalización de los agentes morales-racionales. Mientras que en el caso segundo pasa que valoramos a los agentes morales como fines en si mismos, es decir, respetamos su autodeterminación / libertad / capacidad decisoria. Volviendo al caso 1º, al proceso de cosificación, ahí lo que sucede es que se confunden los usos del mi, es decir, un maltratador por ejemplo, piensa que la mujer es una "cosa suya" y por tanto la puede dominar(idea del dominio de la naturaleza, donde se considera a la mujer naturaleza, irracional). Es ahí donde esta el problema, en cosificar a las personas y no respetarlas como fines en si mismos. En los roles del patriarcado, la idea de dominio esta presente en todo momento por lo que hay una posesión que resulta perjudicial para el sexo femenino. Y esta cosificación no solo se pone de relieve con la violencia patriarcal sino también con la idea de que la mujer debe tener una determinada apariencia que hace que cada vez más, fomentado por el capitalismo muchas mujeres, especialmente jóvenes caigan en enfermedades como la anorexia o la bulimia.
31,7%: Según fuentes de CCOO
Amor libre: Acuñado por Alejandra Kollontai, también lo llama amor-camaradería. Se plantea un amor entre compañeros y compañeras. Este amor puede darse entre más de dos personas que se amen mutuamente y no tienen por qué ser de distinto sexo. Pero lo importante es que excluye todo elemento de apropiación y de control de un término de la pareja por él otro o la otra, así como cualquier forma de ejercicio del poder.
División sexual del trabajo:
La división sexual del trabajo margina a la mujer de la producción y define su papel limitándola al ámbito de la ámbito de la reproducción. De este modo su aparición en la esfera de la producción reviste un carácter marginal, de asomo, que se plasma en la sobreexplotación, o en la asignación de puestos de trabajo definidos por la provisionalidad, el estar <<como de paso>>, la excepcionalidad, o por la extrapolación de los roles domésticos en la vida social.
Haciendo un breve repaso la historia de las mujeres, rápidamente nos damos cuenta de que se trata de la historia de su opresión pero también de su resistencia y sus luchas, así pues podemos decir que ni es un recién nacido ni ha muerto.
Esta opresión a la que están sometidas las mujeres es el patriarcado. Esta estructura oprime a todas las mujeres independientemente de su clase social. Hace una división de la sociedad en función del sexo y en esa división la mujer en base a argumentos biologicistas y naturalistas, queda relegada a la categoría de naturaleza y se le otorga un papel en la sociedad en la construcción cultural y social de los géneros. El género femenino cumplirá con los roles que se le han asignado de forma artificial y jerárquica, ocupando así un puesto de inferioridad respecto del varón.
Analizando la historia desde un punto de vista materialista debemos ver , al contrario de lo que pensó el feminismo burgués, que el patriarcado opera desde un sistema económico determinado, en un contexto histórico determinado y responde a los intereses de la clase dominante. El patriarcado es anterior al capitalismo pero su estructura se ensambla con el capitalismo y lo refuerza, de hecho se refuerzan mutuamente ya que hay una simetría entre clases sociales y géneros. De esta forma parece que el uno dificulta la superación del otro a pesar de que ambas estructuras no sean idénticas. El patriarcado forma parte de la cultura y constituye una forma de explotación del género femenino por parte el masculino. La base material de dicha explotación la constituyen las tareas reproductivas y la crianza, el trabajo doméstico, los cuidados a personas dependientes y el intercambio desigual en las relaciones afectivas y sexuales. Esta base material sustenta la división sexual del trabajo ya que esta es el fundamento del modelo de familia patriarcal que es fruto del patriarcado. Es en la unidad familiar donde se establece una asignación de funciones económicas, laborales y sociales dependiendo del sexo.
Veamos el palpable engaño en la Revolución Francesa , lo que pretendía ser una revolución en pos de la igualdad no fue más que una igualdad para los que alcanzan cierto status. De este modo nos encontramos ante una revolución de varones burgueses que buscan su propio beneficio y no el beneficio de todas las personas. Estos varones entre los que podemos citar a Rousseau, hablan de la mujer como parte de la naturaleza ya que está unida a la maternidad y de esta forma la excluyen de la esfera política, del espacio público relegándola a la esfera privada. Y esta idea de dominación sigue hoy presente y se manifiesta en los roles que se le asignan a las mujeres pues al fin y al cabo, estos roles no han cambiado tanto.
Hablemos ahora del mito y el culto a la maternidad, cuyo su propósito no es otro que establecer un control de la sexualidad y la reproducción de las mujeres ya que su naturaleza las aboca al cuidado de la familia. Además las mujeres quedan reducidas al objeto sexual al servicio del varón. Véase el análisis de Kate Millet en Política sexual. De forma que como bien explica Millet se producen las relaciones sexuales en términos jerárquicos, de poder, de sumisión de la mujer.
La diferenciación sexual se acentúa en la sociedad capitalista en que vivimos por no hablar del siglo XIX, donde el hombre-propietario necesita del garante de que sus hijos son de su linaje. De este modo los conceptos de sumisión y fidelidad están al servicio de una moralidad de la desigualdad que legitima la violencia patriarcal, necesaria para establecer la supremacía masculina. La ideología patriarcal presiona a la mujer para que asuma y sienta la necesidad de priorizar su maternidad, el desarrollo de los afectos, la sensibilidad... Es decir toda una serie de roles amparados por instituciones como la Iglesia Católica que hoy en día abocan a las mujeres a no tener libertad sobre su maternidad, a no elegir libremente si quieren abortar por ejemplo. Además dicha institución promueve que las mujeres soporten todo tipo de vejaciones por parte de marido, su opresor, llegando a casos que rozan la histeria ya que justifican la violencia patriarcal.
Las religiones en especial las monoteístas se caracterizan por su misoginia y son un vehículo de transmisión de los valores patriarcales. Esta ideología se impregna como el carbón en la mente de hombreS y mujeres desde su más tierna infancia ya sea a través de una religión, de una educación fundamentada en roles de género donde el niño juega con el camión y la niña con las muñecas. Y aunque nos llene de orgullo decir que estamos educando a nuestros hijos en la igualdad, quizás no deberíamos tirar cohetes pues estamos presos en cierto modo de nuestra cultura y es realmente complicado transcenderla... No son más que adoctrinamiento para sustentar dicha ideología.
Dicen que la Historia la escriben los que ganan y en este caso la escriben los varones ya que se encargan de desplazar a un lado a las mujeres, las aparta del espacio público, ocultando sus luchas y vindicaciones en los rincones de la Historia. Aquí retomamos el ideal de la Revolución Francesa de que la mujer es naturaleza, es irracional y por tanto no tiene nada interesante que decir. Y como dice el tópico :“lo que no se ve no existe” con el llamado sexismo lingüístico se termina de desplazar a la mujer del discurso político pues el lenguaje es un vehículo de transmisión de pensamientos, del pensamiento de la ideología dominante, el pensamiento del varón, no de la mujer.
Por tanto no es de extrañar que empecemos a “descubrir” a las mujeres de la historia, ya que tras las luchas de las sufragistas comenzaron a adquirir derechos y las mujeres con cierto status social que pertenecían al menos a la mediana burguesía como Marie Wollstonecraff pudieron tener una educación por precaria que fuese que las permitió hacerse un sitio en la historia del pensamiento. A pesar de que tuviese que utilizar en un principio un pseudónimo pues hasta entonces, en la época victoriana se había venido cultivando la figura de una mujer como comentaba anteriormente sumisa y esclava de la maternidad. Encontramos pensadoras como Hipatia y otras comienzan a brillar con el siglo XX como Dolores Ibárruri, Marie Curie, Frida Kahlo, Virginia Wolf, Clara Campoamor, Simone de Beavoir, Rosa Luxemburgo, Alejandra Kollontai... Pero tampoco debemos engañarnos pues estas mujeres “fácilmente se encuentran con un techo de cristal”.
Con todo este panorama podemos entonces hablar de la doble explotación de las mujeres. Las mujeres de la misma forma que los hombres venden su fuerza de trabajo al capital, sin embargo esta fuerza de trabajo está desvalorizada debido a todos los roles que se le atribuyen, entre ellos, el de la debilidad. En pleno auge de la Revolución Industrial las mujeres también trabajaban en la mina y además se encargaban del trabajo doméstico no remunerado. Aunque parezca que eso quedó atrás hace mucho tiempo, en 2010 las mujeres siguen estando doblemente explotadas. No sólo hay que mirar hacia los países europeos o hacia EEUU y en concreto las clases privilegiadas. De este modo veremos una parte ínfima de la realidad y nos costará encontrar las desigualdades, aunque seguirán presentes por los roles atribuidos a la mujer. Miremos a las trabajadoras solteras, con hijos e hijas que tienen una jornada laboral más larga de lo normal en una empresa donde por ser mujer cobra un 31.7% menos que su compañero y que cuando llegan a casa no pueden parar sino que tienen más trabajo no remunerado.
Además el trabajador también juega un doble rol, es explotado por su patrón y sin embargo por otro lado es explotador al servicio de la ideología patriarcal sometiendo a su compañera ya que cobra mucho más que ella por su género, de este modo no se cuestiona nada. Es decir hay intereses diferenciados de género en el interior de la clase trabajadora. Con un ejemplo como este podemos ilustrar la explotación no solo por parte del capital como trabajadora sino también la explotación de género que deja su huella palpable en el trabajo no asalariado que corresponde “naturalmente” a las mujeres. Si bien es cierto que con la incorporación masiva de las mujeres al trabajo y con lo que podríamos llamar en cierto modo un progreso moral conseguido durante décadas de luchas por los derechos de las mujeres, las mujeres jóvenes podemos empezar a atisbar como se va logrando la igualdad en ciertos aspectos pero si miramos atentamente nos encontraremos con la llamada discriminación positiva que pretende conseguir la igualdad plena entre sexos por medio de paliativos que no hacen más que esconder el problema. Y si bien es cierto que funciona, o al menos en parte, repito, depende de que gafas nos pongamos y a donde miremos... Quizás lo que necesitemos sea un cambio de Sittlichkeit.
SOBRE LA LIBERACIÓN DE LA MUJER
“La mujer de la nueva sociedad será plenamente independiente en lo social y lo económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna dominación ni explotación, se enfrentará al hombre como persona libre, igual y dueña de su destino”.
August Bebel
La mujer y el socialismo
1879
Tras analizar la situación de la mujer, nos dimos cuenta que era necesario un cambio de Sittlichkeit. Pero ¿cómo?
Sostendremos la tesis de que la liberación de la mujer solo puede tener lugar cuando se den dos condiciones, sean estas unas de carácter material y otras de carácter subjetivo. Las condiciones materiales no son otras que el reconocimiento legal del derecho al voto, el derecho al aborto, la igualdad jurídica de los sexos, el divorcio... Y a lo que llamo condiciones subjetivas son aquellas que requieren de un proceso donde el principal elemento es una educación en pos de la igualdad con la que se logre abolir los valores patriarcales.
Veo necesaria una renovación de la Sittlichkeit, es decir de construir una nueva ética alejada de los engaños de la supuesta igualdad . Los oprimidos y las oprimidas deben unirse, crear nuevos valores y hábitos de vida. Esta transformación debe cultivarse día a día y no esperar a que con una revolución se solucione. Una revolución no soluciona nada si se siguen manteniendo los mismo valores del patriarcado ni tampoco es posible en el capitalismo conseguir la igualdad debido a las contradicciones que anteriormente mencionaba. Por ejemplo, en una crisis del sistema las primeras en perder el empleo serán las trabajadoras. Es necesario un cambio de las costumbres y de la vida cotidiana, el trabajo asalariado es pues condición necesaria pero no suficiente para la liberación. Y eso sin mencionar el problema de la doble jornada laboral. Lo que la mujer necesita es pues la socialización del trabajo doméstico y en la medida de lo posible la tarea de la reproducción de la especie.
Es necesario que la mujer sea consciente de su opresión, debe darse cuenta que el mundo está al servicio del varón, debe hacer una reconstrucción histórica de dicha opresión pues es ella la que va a trabajar por eliminar su opresión. Aunque también es cierto que hay que reconocer el papel de muchos hombres desde J.S Mill hasta V.I. Ulianov han luchado junto a las mujeres. Es más los trabajadores deberían ser conscientes de el rol de burgués que ejercen en sus relaciones con las mujeres, luchar por unos nuevos valores, (aquí no puedo evitar recordar la teoría de Marx y Engels así como la de Ernesto Guevara sobre el hombre nuevo), y ese hombre, debe ser feminista.
La nueva mujer de la que habla Alejandra Kollontai, apoyando la tesis de Engels, es fruto de la incorporación de la mujer al trabajo asalariado. Sostenía que con las trabajadoras la auténtica vanguardia del movimiento de liberación de la mujer y quienes han sacado a la luz “la cuestión femenina”, cuestión que pretenden apropiarse las igualitaristas. Según Kollontai las trabajadoras llevaban años trabajando cuando sus compañeras burguesas comienzan a reclamar como algo novedoso el trabajo para ellas y estas no son consciente de que si pueden reivindicar el derecho al trabajo en posiciones liberales es gracias a que otras mujeres llevaban años pudriéndose en las fábricas. De la misma forma sostiene que las trabajadoras llevaban años ejerciendo el amor libre que las burguesas reivindican como propio mientras a las primeras se las descalificaba. Esto pone en duda el tópico de que la tradición marxista traicionó a las feministas. Mientras que unas buscaban su beneficio inmediato otras buscaban un cambio real para construir un mundo igualitario y justo.
Pero no es posible hacer un cambio sin cambiar las relaciones entre los géneros. Es necesaria una educación anti-patriarcal desde la infancia de las nuevas generaciones así como para los ya adultos a fin de no inculcar a la prole los valores opresores del patriarcado. Es necesario instaurar una nueva moral sexual para la liberación de la mujer . Es necesario que las nuevas normas morales tengan principalmente dos finalidades, asegurar una descendencia sana y educada en valores nuevos de igualdad sexos y que contribuyan a fomentar los sentimientos de solidaridad y compañerismo.
Es necesario también fomentar un nuevo concepto de amor, el que llama Alejandra Kollontai amor libre, pues el antiguo concepto de amor fomenta
valores patriarcales y capitalistas como el de propiedad. Ese amor es abusivo y absorbente y lleva a la pareja a aislarse del conjunto de la sociedad, esto está en total contradicción con la nueva ética que se quiere plantear. La relación entre los sexos o entre los miembros de la pareja debe basarse en la reciprocidad, en el reconocimiento de la personalidad y los derechos de la otra persona . Resulta claro que actividades como la prostitución quedan fuera pues es reflejo de la opresión del patriarcado y el hecho es, que la sexualidad deberá pasar a naturalizarse. La prostitución se basa en la desigualdad de los sexos y en la instrumentalización de las personas.
Una ética de la igualdad deberá encargarse de que las personas sean tratadas como fines en si mismos tal y como postulaba Kant. Aunque dicho sea de paso, Kant no había tenido en cuenta a las mujeres. También cabe nombrar Dialéctica de la ilustración de Adorno y Horkheimer donde hacen un análisis más global de la situación de la sociedad de su época que podría entroncar con lo expuesto aquí para sumar un ladrillo más para la construcción de una nueva ética.
NOTAS:
Género: el género es una construcción simbólica que alude al conjunto de atributos socioculturales asignados a las personas a partir del sexo biológico que convierten la diferencia sexual en una desigualdad social entre hombres y mujeres. Su punto de partida en los roles sexuales del patriarcado que se asignan de forma diferenciada a hombres y mujeres.
Sexismo lingüístico: aquí me gustaría introducir un breve análisis sobre la distinción del uso de <<mi>>. Pues considero que queda bien explicado en el texto.
Hay dos usos, uno del posesivo mi en tanto que denota propiedad o pertenencia y otro en tanto que denota una relación recíproca. En el primer caso se trata de una relación de univocidad, es decir , en un solo sentido pues no hay una aportación por parte del emisor. Mientras que en el segundo caso la relación es entre dos o más individuos, se trata de una relación de reciprocidad, un pacto no escrito, pues se esperan unas cosas de otros individuos en la medida que aportamos otras cosas. En el primer caso, los valoramos como medios, medios para conseguir cosas. Por tanto no tienen libertad / autodeterminación / capacidad decisoria, no son agentes racionales , o bien, no se consideran como tales. Entonces se da por un lado una relación con objetos inertes, irracionales, y por otro lado, se da un proceso de cosificación / instrumentalización de los agentes morales-racionales. Mientras que en el caso segundo pasa que valoramos a los agentes morales como fines en si mismos, es decir, respetamos su autodeterminación / libertad / capacidad decisoria. Volviendo al caso 1º, al proceso de cosificación, ahí lo que sucede es que se confunden los usos del mi, es decir, un maltratador por ejemplo, piensa que la mujer es una "cosa suya" y por tanto la puede dominar(idea del dominio de la naturaleza, donde se considera a la mujer naturaleza, irracional). Es ahí donde esta el problema, en cosificar a las personas y no respetarlas como fines en si mismos. En los roles del patriarcado, la idea de dominio esta presente en todo momento por lo que hay una posesión que resulta perjudicial para el sexo femenino. Y esta cosificación no solo se pone de relieve con la violencia patriarcal sino también con la idea de que la mujer debe tener una determinada apariencia que hace que cada vez más, fomentado por el capitalismo muchas mujeres, especialmente jóvenes caigan en enfermedades como la anorexia o la bulimia.
31,7%: Según fuentes de CCOO
Amor libre: Acuñado por Alejandra Kollontai, también lo llama amor-camaradería. Se plantea un amor entre compañeros y compañeras. Este amor puede darse entre más de dos personas que se amen mutuamente y no tienen por qué ser de distinto sexo. Pero lo importante es que excluye todo elemento de apropiación y de control de un término de la pareja por él otro o la otra, así como cualquier forma de ejercicio del poder.
División sexual del trabajo:
La división sexual del trabajo margina a la mujer de la producción y define su papel limitándola al ámbito de la ámbito de la reproducción. De este modo su aparición en la esfera de la producción reviste un carácter marginal, de asomo, que se plasma en la sobreexplotación, o en la asignación de puestos de trabajo definidos por la provisionalidad, el estar <<como de paso>>, la excepcionalidad, o por la extrapolación de los roles domésticos en la vida social.
