Matemático escribió:Antes de entrar en semejante "debate académico", estaría bien que reflexionaras sobre una cuestión que cada vez que planteo nadie responde. Cuando Marx dice que el socialismo arranca presentando "todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede"...¿a que aspectos económicos se refiere?
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Este usuario, al igual que el resto de sus afines, no se da cuenta de algo tan simple: Marx asume que el comunismo arranca (primera fase) necesariamente con "aspectos económicos" capitalistas...¡¡pero ellos no lo asumen, no les gusta la idea!! ....no entienden que el unico comunismo que arranca limpio, ,inmaculado, sin estado y sin salario desde el primer dia es el que tienen en la cabeza los ANARQUISTAS.
Efectivamente, el usuario
Matemático solo lee lo que le interesa, o tiene memoria de pez. Pues su duda está respondida en el mensaje 343. Que además iba dirigido a él.
Karl Marx, Contribución a la crítica de la Economía Política escribió:Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.
[...]
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.
MolotoK en el mensaje 321 escribió:No existen fórmulas matemáticas que digan que X nivel de fuerzas productivas equivalen a la revolución proletaria y al inicio de la era socialista, aún menos que calculen la fecha exacta con minutos y segundos. Pero lo que es una evidencia, es que el desarrollo de las Fuerzas Productivas aumentan la productividad y por lo tanto se necesita trabajar menos para producir más. Ergo, con el avance científico y tecnológico, cada vez los capitalistas tienen menos plusvalía que extraer, hasta que llegan a un punto crítico.
Por ejemplo, producir un kilo de arroz usando solo mano de obra se necesita un gasto energético de Fuerza de trabajo de 100 (cantidad arbitraria), con la invención de herramientas agrícolas (por ejemplo una hoz) ese gasto de fuerza de trabajo se reduce a 50. Con la tracción animal se reduce a 20, y con las segadoras de motor diesel... un gasto de 1. Si un esclavista/señor feudal/capitalista se apropia del trabajo ajeno de estos trabajadores, no puede extraerles más de lo que producen. Suponiendo una tasa de explotación del 100%, en el primer ejemplo el trabajador que gasta 100 el capitalista se queda con 50 y le paga como salario al trabajador 50 (100 del total). En el ejemplo del trabajador de la hoz, el capitalista se queda 25 y el trabajador un salario de 25 (50 del total). El trabajador que usa la tracción animal, el capitalista se queda con 10 y el trabajador un salario de 10 (20 del total). Y en el ejemplo de la segadora de motor diesel... el capitalista se queda 0,5 y el trabajador un salario de 0,5 (1 del total). Y si llegamos a inventar una máquina que con pulsar un botón te da al instante un kilo de arroz por segundo... pues nos podemos hacer una idea de cuanta fuerza de trabajo cuesta producir arroz con ese nivel de fuerzas productivas: Entre nada y casi nada. ¿Qué se lleva el capitalista si aún existe el trabajo asalariado del capitalismo: Entre nada y casi nada.
Como se ve, cada vez hay menos fuerza de trabajo "cristalizado" en las mercancías gracias a las fuerzas productivas. Ergo, el capitalista cada vez tiene menos cantidad que extraer para lucrarse. Por lo que se ve obligado a aumentar la tasa de explotación (quedarse con una parte más grande) si quiere dejar de perder ganancias, pero cuando lo hace, los trabajadores pierden poder adquisitivo (su salario es menor) y no pueden comprar tantas cosas como antes, por lo que el capitalista obtiene menos ganancias porque se reducen las ventas, y necesita volver a aumentar más la tasa de explotación, y etc etc etc.
De aquí se deduce, sin temor a equivocarnos, que el trabajo asalariado se volverá obsoleto cuando las Fuerzas Productivas estén lo suficientemente desarrolladas. Porque será imposible retornar al Modelo de producción capitalista (asalariar trabajadores), a menos que se destruyan Fuerzas Productivas. Y será en ese momento, cuando alcancemos el Socialismo, la fase inferior del Comunismo. Con voluntad ideológica y política, se puede imponer con la revolución un estado obrero, una fase de transición hacia esa etapa. Por eso usted y yo estamos de acuerdo en que la lucha de clases continúa "bajo el socialismo", solo que lo que usted llama socialismo lo confunde con la fase inferior del comunismo, y no con la fase de transición, pues aún seguimos en la etapa del capitalismo dado el escaso desarrollo de Fuerzas Productivas. la diferencia entre la fase inferior y la superior del comunismo, es que las Fuerzas Productivas aún no cubren todas las demandas sociales, no hay todavía superabundancia de mercancías, "A cada cual según sus necesidades".
Esto es fácilmente comprensible si se tiene una base de Economía Política, de hecho sin Economía Política, es imposible comprender la Fase de Transición y la Fase del Comunismo. Es como estudiar Astronomía sin ningún conocimiento de Física: Ambas están obligadas a trabajar juntas. Pues el Materialismo Histórico y la Economía Política, tres cuartos de lo mismo.
Si las mercancías todavía contienen valor cristalizado, a pesar de que el desarrollo de las Fuerzas Productivas han hecho desaparecer las clases sociales, es inevitable producir y distribuir los productos en base al trabajo aportado, pues no se pueden satisfacer aún todas las necesidades de la sociedad, con los problemas sociales que eso pueda acarrear. Solo cuando se alcanza el "comunismo completo", cuando las Fuerzas Productivas son tan potentes que permiten la superabundancia de mercancías, es cuando se aplica el principio de
"A cada cual según sus necesidades". A esto es a lo que se refiere Marx con...
Karl Marx escribió:sobre la sociedad socialista o "primera" fase o fase inferior de la sociedad comunista."]no es una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede".
Y es a lo que se refiere Lenin con "El derecho burgués".
Lenin en el estado y la revolución escribió:"Aquí —dice Marx— tenemos realmente un 'derecho igual', pero esto es todavía 'un derecho burgués', que, como todo derecho, presupone la desigualdad. Todo derecho significa la aplicación de un rasero igual a hombres distintos, a hombres que en realidad no son idénticos, no son iguales entre sí; por tanto, el 'derecho igual' es una infracción de la igualdad y una injusticia". En efecto, cada cual obtiene, si ejecuta una parte de trabajo social igual que el otro, la misma parte de producción social (después de hechas las deducciones indicadas).
Sin embargo, los hombres no son todos iguales, unos son más fuertes y otros más débiles, unos son casados y otros solteros, unos tienen más hijos que otros, etc. ". . . A igual trabajo —concluye Marx— y, por consiguiente, a igual participación en el fondo social de consumo, unos obtienen de hecho más que otros, unos son más ricos que otros, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho tendría que ser no igual, sino desigual. . ."
Consiguientemente, la primera fase del comunismo no puede proporcionar todavía justicia ni igualdad: subsisten las diferencias de riqueza, diferencias injustas; pero no será posible ya la explotación del hombre por el hombre, puesto que no será posible apoderarse, a título de propiedad privada, de los medios de producción, de las fábricas, las máquinas, la tierra, etc. Pulverizando la frase confusa y pequeñoburguesa de Lassalle sobre la "igualdad" y la "justicia" en general, Marx muestra el curso de desarrollo de la sociedad comunista, que en sus comienzos se verá obligada a destruir solamente aquella "injusticia" que consiste en que los medios de producción sean usurpados por individuos aislados, pero que no estará en condiciones de destruir de golpe también la otra injusticia, consistente en la distribución de los artículos de consumo "según el trabajo" (y no según las necesidades).
Los economistas vulgares, incluyendo entre ellos a los profesores burgueses, entre los que se cuenta también "nuestro" Tugán, reprochan constantemente a los socialistas el olvidarse de la desigualdad de los hombres y el "soñar" con destruir esta desigualdad. Este reproche sólo demuestra, como vemos, la extrema ignorancia de los señores ideólogos burgueses. Marx no solo tiene en cuenta del modo más preciso la inevitable desigualdad de los hombres, sino que tiene también en cuenta que el solo paso de los medios de producción a propiedad común de toda la sociedad (el "socialismo", en el sentido corriente de la palabra) no suprime los defectos de la distribución y la desigualdad del "derecho burgués", el cual sigue imperando, por cuanto los productos son distribuidos "según el trabajo".
". . . Pero estos defectos —prosigue Marx— son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista, tras largos dolores para su alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica y al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado. . ." Así, pues, en la primera fase de la sociedad comunista (a la que suele darse el nombre de socialismo) el "derecho burgués" no se suprime completamente, sino sólo parcialmente, sólo en la medida de la transformación económica ya alcanzada, es decir, sólo en lo que se refiere a los medios de producción. El "derecho burgués" reconoce la propiedad privada de los individuos sobre los medios de producción. El socialismo los convierte en propiedad común. En este sentido —y sólo en este sentido— desaparece el "derecho burgués".
Sin embargo, este derecho persiste en otro de sus aspectos, persiste como regulador de la distribución de los productos y de la distribución del trabajo entre los miembros de la sociedad. "El que no trabaja, no come": este principio socialista es ya una realidad; "a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de productos": también es ya una realidad este principio socialista. Sin embargo, esto no es todavía el comunismo, ni suprime todavía el "derecho burgués", que da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales y por una cantidad desigual (desigual de hecho) de trabajo. Esto es un "defecto", dice Marx, pero un defecto inevitable en la primera fase del comunismo, pues, sin caer en utopismo, no se puede pensar que, al derrocar el capitalismo, los hombres aprenderán a trabajar inmediatamente para la sociedad sin sujeción a ninguna norma de derecho ; además, la abolición del capitalismo no sienta de repente tampoco las premisas económicas para este cambio.
Otras normas, fuera de las del "derecho burgués", no existen. Y, por tanto, persiste todavía la necesidad del Estado, que, velando por la propiedad común sobre los medios de producción, vele por la igualdad del trabajo y por la igualdad en la distribución de los productos.
El Estado se extingue en tanto que ya no hay capitalistas, que ya no hay clases y que, por lo mismo, no cabe reprimir a ninguna clase.
Pero el Estado no se ha extinguido todavía del todo, pues persiste aún la protección del "derecho burgués", que sanciona la desigualdad de hecho. Para que el Estado se extinga completamente, hace falta el comunismo completo.
Matemático escribió:¿Se podría considerar el salario uno de esos restos capitalistas perfectamente compatibles con un socialismo joven?, Si Marx habla en abstracto sobre la "cantidad" de capitalismo que necesariamente contiene el socialismo en sus inicios, ¿que baremo piensas usar para atacar al modelo soviético usando a Marx? El baremo que a ti te sale de los cojones, por lo que puedo observar.
El usuario
Matemático, admite que no sabe a qué se refiere Marx con
"restos capitalistas en la fase del socialismo", pero osa insinuar que Marx se refiere precisamente a asalariar trabajadores. El baremo se llama "las leyes de la Economía Política", plasmadas en El Capital de Marx y Engels.
MolotoK escribió:Una empresa que sea propiedad de sus trabajadores obtendrán beneficios, pero no en base a un salario, sino al trabajo aportado por cada uno o en su conjunto.
Por ejemplo, si tengo una empresa, y soy el propietario, y tengo a 200 trabajadores (incluido a usted), a todos les pago un salario de 800 $ a cada uno, y cada trabajdor (incluido usted) produce mercancías cuyo valor son 2000 $...
200 trabajadores x 2000 $ = 400 000 $ de valor producido en una jornada mensual.
Pero como soy el propietario de la empresa y tengo más poder de adquisición, el reparto de los beneficios se hace de la siguiente manera:
200 trabajadores x 800 $ (salario) = 160 000 $ de beneficios que se quedan los trabajadores.
Y la diferencia me la quedo yo como propietario:
400 000 $ - 160 000 $ = 240 000 $
De aquí tendré que descontar gastos como pago de impuestos al estado, mantenimiento de los medios de producción, inversión en nuevos medios de producción, etc.
¿Qué hubiera pasado si aplicamos el socialismo soviético? Absolutamente nada, solo cambia el actor: de capitalista privado a capitalista estatal.
¿Qué hubiera pasado si la empresa funcionara como el socialismo de Marx? Pues que el reparto es democrático y lo acuerdan votando y dialogando sus trabajadores:
400 000 $ : 200 trabajadores = 2000 $ de beneficios cada uno
Mucho mejor que un salario, ¿verdad? Tendrán gastos compartidos en impuestos, medios de producción, etc. Y eso en caso de que resultara imposible medir el trabajo aportado por cada trabajador, porque de poder hacerse, entonces cada uno gana en base al esfuerzo invertido. Pero su ganancia será total, pues son dueños de su producción, y por lo tanto del valor y beneficios producidos.
Si las empresas socialistas de la URSS cobraban un salario, no recibían el producto íntegro de su trabajo. Luego es un sinsentido que estos dirigentes "se lo devuelva a la clase trabajadora" en forma de infraestructuras, hospitales, colegios, industrias, etc. Eso lo deciden los trabajadores, no los dirigentes, dirigentes que por cierto se someten a estos trabajadores porque son los auténticos propietarios de los Medios de Producción al poseer toda la producción bruta de la sociedad. Este es el socialismo de Marx, Engels y Lenin.
Y si el estado necesita planificar la economía de determinados sectores, lo hará, pero bajo control democrático y a través del pago de impuestos, no con extracción de plusvalías, ni prestando dinero con interés, ni con el robo...
Karl Marx, Manifiesto inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores escribió:Pero estaba reservado a la Economía política del trabajo el alcanzar un triunfo más completo todavía sobre la Economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativo, y, sobre todo, a las fábricas cooperativas creadas, sin apoyo alguno, por la iniciativa de algunas «manos» («hands») audaces. Es imposible exagerar la importancia de estos grandes experimentos sociales que han mostrado con hechos, no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de la ciencia moderna, puede prescindir de la clase de los patronos, que utiliza el trabajo de la clase de las «manos»; han mostrado también que no es necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría. Roberto Owen fue quien sembró en Inglaterra las semillas del sistema cooperativo; los experimentos realizados por los obreros en el continente no fueron de hecho más que las consecuencias prácticas de las teorías, no descubiertas, sino proclamadas en voz alta en 1848.
Al mismo tiempo, la experiencia del período comprendido entre 1848 y 1864 ha probado hasta la evidencia que, por excelente que sea en principio, por útil que se muestre en la práctica, el trabajo cooperativo, limitado estrechamente a los esfuerzos accidentales y particulares de los obreros, no podrá detener jamás el crecimiento en progresión geométrica del monopolio, ni emancipar a las masas, ni aliviar siquiera un poco la carga de sus miserias. Este es, quizá, el verdadero motivo que ha decidido a algunos aristócratas bien intencionados, a filantrópicos charlatanes burgueses y hasta a economistas agudos, a colmar de repente de elogios nauseabundos al sistema cooperativo, que en vano habían tratado de sofocar en germen, ridiculizándolo como una utopía de soñadores o estigmatizándolo como un sacrilegio socialista. Para emancipar a las masas trabajadoras, la cooperación debe alcanzar un desarrollo nacional y, por consecuencia, ser fomentada por medios nacionales. Pero los señores de la tierra y los señores del capital se valdrán siempre de sus privilegios políticos para defender y perpetuar sus monopolios económicos. Muy lejos de contribuir a la emancipación del trabajo, continuarán oponiéndole todos los obstáculos posibles. Recuérdense las burlas con que lord Palmerston trató de silenciar en la última sesión del parlamento a los defensores del proyecto de ley sobre los derechos de los colonos irlandeses. «¡La Cámara de los Comunes —exclamó— es una Cámara de propietarios territoriales!».
Karl Marx en El Capital escribió:Supongamos que, gracias a un misterioso privilegio, al vendedor le sea dado vender la mercancía por encima de su valor, a 110 por ejemplo, a pesar de que sólo vale 100, es decir, con un recargo nominal del 10 por ciento. El vendedor se embolsará, por tanto, una plusvalía de 10. Pero, después de ser vendedor, se convierte en comprador. Ahora, se enfrenta con un tercer poseedor de mercancías que hace funciones de vendedor y que goza, a su vez, del privilegio de vender su mercancía un 10 por ciento más cara. Nuestro hombre habrá ganado 10 como vendedor, para volver a perder 10 como comprador. Visto en su totalidad, el asunto se reduce, en efecto, a que todos los poseedores de mercancías se las vendan unos a otros con un 10 por ciento de recargo sobre su valor, que es exactamente lo mismo que si las vendiesen por lo que valen. Este recargo nominal de precios impuesto a las mercancías con carácter general produce los mismos efectos que si, por ejemplo, los valores de las mercancías se tasasen en plata en vez de tasarse en oro. Las expresiones en dinero, es decir, los precios de las mercancías, crecerían, pero sus proporciones de valor permanecerían invariables.
Supongamos, por el contrario, que es el comprador quien tiene el privilegio de comprar las mercancías por debajo de su valor. No hace falta siquiera recordar que el comprador será, a su vez, cuando le llegue el turno, vendedor. Mejor dicho, lo ha sido ya, antes de actuar como comprador. Por tanto, antes de ganar, como comprador, el 10 por ciento, habrá perdido la misma suma como vendedor. No habrá cambiado absolutamente nada.
Por eso los que mantienen consecuentemente la ilusión de que la plusvalía brota de un recargo nominal de precios, o sea de un privilegio que permite al vendedor vender la mercancía por más de lo que vale, parten de la existencia de una clase que compra sin vender, o, lo que es lo mismo, que consume sin producir. Ateniéndonos al punto de vista en que estamos colocados, al punto de vista de la circulación simple, la existencia de esa clase es, para nosotros, por el momento, un hecho inexplicable. Pero, adelantemos un poco lo que habrá de exponerse en su lugar. El dinero de que se sirva esa clase para sus continuas compras deberá afluir a ella directamente y de un modo constante desde los poseedores de mercancías, sin cambio, gratuitamente, en virtud de determinados títulos jurídicos o por obra de la violencia. Vender esta clase las mercancías por más de lo que valen equivale sencillamente a rembolsarse por el engaño de una parte del dinero arrebatado sin dar nada a cambio. Así por ejemplo, las ciudades del Asia Menor pagaban a Roma todos los años un tributo en dinero. Con este dinero, Roma les compraba mercancías, pagándolas por más de su valor. Los habitantes de las ciudades conquistadas engañaban a los romanos, arrancando a sus conquistadores, por medio del comercio, una parte del tributo. A pesar de esto, los engañados seguían siendo ellos, los vendedores, puesto que los romanos les pagaban sus mercancías con su propio dinero. No es éste, evidentemente, un método para enriquecerse ni para crear plusvalía.
Puede ocurrir que el poseedor de mercancías A sea tan astuto, que engañe a sus colegas B o C y que éstos, pese a toda su buena voluntad, no sean capaces de tomarse la revancha. A vende a B vino por valor de 40 libras esterlinas y recibe a cambio trigo por valor de 50 libras. Mediante esta operación A habrá convertido sus 40 libras en 50, sacando más dinero del que invirtió y transformando su mercancía en capital. Observemos la cosa más de cerca. Antes de realizarse esta operación, teníamos en manos de A vino por valor de 40 libras esterlinas, y en manos de B trigo por valor de 50 libras, o sea, un valor total de 90 libras esterlinas. Realizada la operación, el valor total sigue siendo el mismo: 90 libras. El valor circulante no ha aumentado ni un átomo: lo único que ha variado es su distribución entre A y B. Lo que de un lado aparece como plusvalía, es del otro lado minusvalía; lo que de una parte representa un más, representa de la otra un menos. Si A hubiese robado abiertamente las 10 libras a B, sin guardar las formas del intercambio, el resultado sería el mismo. Es evidente que la suma de los valores circulantes no aumenta, ni puede aumentar, por muchos cambios que se operen en su distribución, del mismo modo que un judío no aumenta la masa de metales preciosos en un país por el hecho de vender en una guinea un farthing acuñado en la época de la reina Ana. La clase capitalista de un país no puede lucrar colectivamente a costa de sí misma.
Por vueltas y revueltas que le demos, el resultado es el mismo. Si se intercambian equivalentes, no se origina plusvalía alguna, y si se intercambian no equivalentes, tampoco surge ninguna plusvalía. La circulación o el intercambio de mercancías no crea ningún valor.
Para el usuario
Matemático, es imposible que los trabajadores puedan disfrutar del producto íntegro de su trabajo. A pesar de que lo digan los números, y los Autónomos y los trabajadores de Cooperativas ya lo hacen (siempre que no asalarien trabajadores). Para el usuario
Matemático, que usa el baremo
leninista-antimarxista pues desoye la teoría objetiva del valor, hay que asalariar a los trabajadores porque ellos no son la clase social revolucionaria que nos llevará inexorablemente al comunismo, ese papel es exclusivo de los "comunistas" una vez hagan la revolución desde el aparato del estado "obrero".
Cuando un usuario no entiende de Economía Política, ni le interesa comprenderla, es normal que pregunte hasta el hartazgo que sus dudas no han sido respondidas, pues solo busca aquellas respuestas que se ajusten a sus preferencias ideológicas. Eso o que recurra a los Ad Hominens emocionales. Solo con Materialismo Histórico no se puede comprender el colapso económico soviético.