El presidente Gonzalo nos deja una serie de enseñanzas muy importantes para la causa de la revolución proletaria, entre otras, destacamos las siguientes:
-Manejo teórico de alto nivel
Nos enseñó que el revolucionario debe esforzarse por tener un importante manejo de la teoría marxista, para de esta manera poder enfrentar los problemas más complejos que se presentan frecuentemente en medio de la lucha de clases. Fue de esta manera que por ejemplo, el PCP al mando de Gonzalo pudo tipificar el régimen de Velasco Alvarado como fascista y corporativista, al servicio de las súper-potencias EEUU y la URSS (en ese entonces), mientras los otros partidos de “izquierda” en el Perú decían que dicho gobierno era “democrático” y “revolucionario” y en el peor de los casos, un gobierno demagógico, pero no fascista. Con un adecuado manejo de la ideología lograron aplicar el Maoísmo a las condiciones específicas de la revolución peruana y dar inicio a la Guerra Popular después de 15 años de reconstitución partidaria.
-Desinterés personal absoluto
Los revisionistas jamás dan un solo paso en política sin ver qué réditos de carácter personal les va dejar tal o cual actividad y/o resolución. Al contrario, el presidente Gonzalo nos enseña a retomar la militancia comunista de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tsetung, caracterizada por entregar todo a la causa de la revolución
El presidente Gonzalo dejó a un lado todo interés personal, poniendo primero y en todo momento al colectivo, al Partido, a los intereses del proletariado y el pueblo. Siendo un profesor que ocupó diversos puestos de alta importancia al interior de varias universidades públicas en el Perú, puso eso al servicio del Partido y la Revolución. Y cuando llegó el momento iniciar la GP dejó atrás todo, desde su condición de docente universitario hasta a sus seres queridos. Su vida desde que ingresó al PCP la dedicó cabalmente a organizar y dirigir la revolución.
-Profesor de nuevo tipo
Durante ya largos años, en todo el mundo, la docencia ya sea primaria, secundaria o universitaria ha sido un gran espacio para el nacimiento y desarrollo de grupos revolucionarios de distintas tendencias y distintas épocas.
Sin embargo, el presidente Gonzalo nos enseña que desde la cátedra popular se puede desplegar un importante proceso organizativo revolucionario. Así por ejemplo, utilizó la docencia universitaria no solo para impartir entre sus estudiantes y colegas las tesis revolucionarias del proletariado, sino también para difundirlas con un lenguaje sencillo entre las masas campesinas y obreras.
-Cabeza y corazón revolucionarios
Un refrán popular dice que los jóvenes pelean con el corazón, mientras que los viejos lo hacen con la cabeza. Esto es cierto, pero hasta un punto determinado. El presidente Gonzalo nos enseña que en el comunista deben primar no solo un conjunto de conocimientos científicos revolucionarios, lo que determina la posición de clase, sino también sentimientos de amor y odio en la revolución, por eso direccionaba que en las Bases de Apoyo y en el frente del trabajo cultural se despliegue la iniciativa de las masas y los combatientes por el arte revolucionario, por las pinturas y representaciones populares, por las canciones de lucha y los poemas de combate: “Yo diría a veces en la política hay que soltar el alma para que la pasión, el profundo sentimiento, impulse nuestra voluntad; en estas circunstancias habla el corazón como se dice, creo que sale la pasión revolucionaria que es indispensable para la guerra” (Entrevista al presidente Gonzalo, 1998).
-Rojo hasta el final
Un gran problema que se ha dado por generaciones enteras entre la militancia de la mayoría de organizaciones de izquierda, es que de jóvenes son incendiarios y de viejos se convierten en bomberos, es decir de jóvenes andan en huelgas, levantando la bandera roja, hablan y hasta sueñan sinceramente con la revolución, pero llegados a cierta edad, se van quebrando y se convierten en reaccionarios, en lo opuesto a lo que defendían en su juventud.
El presidente Gonzalo nos enseña que cuando una persona asume la militancia comunista o revolucionaria, debe mantenerla hasta el final de sus días, pero esto solo es posible a condición de que se afirme en la ideología del proletariado, en la práctica social y aplique lucha de dos líneas consigo mismo y con el colectivo.
A sus 57 años dirigía una de las guerras populares más poderosas de la historia, solo después de la guerra popular de la Revolución China. A partir de su captura en 1992, está condenado a cadena perpetua; el imperialismo y las clases dominantes buscan a como dé lugar que fallezca por vejez en el penal Naval del Callao. El presidente Gonzalo lleva ya 24 años de encarcelamiento y no ha capitulado; su fin biológico está cerca, pero sus convicciones y ejemplo no han muerto, ni morirán.
Extraído del libro "Puka Amauta - Vida y obra del presidente Gonzalo a los 20 años de su detención"-Manejo teórico de alto nivel
Nos enseñó que el revolucionario debe esforzarse por tener un importante manejo de la teoría marxista, para de esta manera poder enfrentar los problemas más complejos que se presentan frecuentemente en medio de la lucha de clases. Fue de esta manera que por ejemplo, el PCP al mando de Gonzalo pudo tipificar el régimen de Velasco Alvarado como fascista y corporativista, al servicio de las súper-potencias EEUU y la URSS (en ese entonces), mientras los otros partidos de “izquierda” en el Perú decían que dicho gobierno era “democrático” y “revolucionario” y en el peor de los casos, un gobierno demagógico, pero no fascista. Con un adecuado manejo de la ideología lograron aplicar el Maoísmo a las condiciones específicas de la revolución peruana y dar inicio a la Guerra Popular después de 15 años de reconstitución partidaria.
-Desinterés personal absoluto
Los revisionistas jamás dan un solo paso en política sin ver qué réditos de carácter personal les va dejar tal o cual actividad y/o resolución. Al contrario, el presidente Gonzalo nos enseña a retomar la militancia comunista de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao Tsetung, caracterizada por entregar todo a la causa de la revolución
El presidente Gonzalo dejó a un lado todo interés personal, poniendo primero y en todo momento al colectivo, al Partido, a los intereses del proletariado y el pueblo. Siendo un profesor que ocupó diversos puestos de alta importancia al interior de varias universidades públicas en el Perú, puso eso al servicio del Partido y la Revolución. Y cuando llegó el momento iniciar la GP dejó atrás todo, desde su condición de docente universitario hasta a sus seres queridos. Su vida desde que ingresó al PCP la dedicó cabalmente a organizar y dirigir la revolución.
-Profesor de nuevo tipo
Durante ya largos años, en todo el mundo, la docencia ya sea primaria, secundaria o universitaria ha sido un gran espacio para el nacimiento y desarrollo de grupos revolucionarios de distintas tendencias y distintas épocas.
Sin embargo, el presidente Gonzalo nos enseña que desde la cátedra popular se puede desplegar un importante proceso organizativo revolucionario. Así por ejemplo, utilizó la docencia universitaria no solo para impartir entre sus estudiantes y colegas las tesis revolucionarias del proletariado, sino también para difundirlas con un lenguaje sencillo entre las masas campesinas y obreras.
-Cabeza y corazón revolucionarios
Un refrán popular dice que los jóvenes pelean con el corazón, mientras que los viejos lo hacen con la cabeza. Esto es cierto, pero hasta un punto determinado. El presidente Gonzalo nos enseña que en el comunista deben primar no solo un conjunto de conocimientos científicos revolucionarios, lo que determina la posición de clase, sino también sentimientos de amor y odio en la revolución, por eso direccionaba que en las Bases de Apoyo y en el frente del trabajo cultural se despliegue la iniciativa de las masas y los combatientes por el arte revolucionario, por las pinturas y representaciones populares, por las canciones de lucha y los poemas de combate: “Yo diría a veces en la política hay que soltar el alma para que la pasión, el profundo sentimiento, impulse nuestra voluntad; en estas circunstancias habla el corazón como se dice, creo que sale la pasión revolucionaria que es indispensable para la guerra” (Entrevista al presidente Gonzalo, 1998).
-Rojo hasta el final
Un gran problema que se ha dado por generaciones enteras entre la militancia de la mayoría de organizaciones de izquierda, es que de jóvenes son incendiarios y de viejos se convierten en bomberos, es decir de jóvenes andan en huelgas, levantando la bandera roja, hablan y hasta sueñan sinceramente con la revolución, pero llegados a cierta edad, se van quebrando y se convierten en reaccionarios, en lo opuesto a lo que defendían en su juventud.
El presidente Gonzalo nos enseña que cuando una persona asume la militancia comunista o revolucionaria, debe mantenerla hasta el final de sus días, pero esto solo es posible a condición de que se afirme en la ideología del proletariado, en la práctica social y aplique lucha de dos líneas consigo mismo y con el colectivo.
A sus 57 años dirigía una de las guerras populares más poderosas de la historia, solo después de la guerra popular de la Revolución China. A partir de su captura en 1992, está condenado a cadena perpetua; el imperialismo y las clases dominantes buscan a como dé lugar que fallezca por vejez en el penal Naval del Callao. El presidente Gonzalo lleva ya 24 años de encarcelamiento y no ha capitulado; su fin biológico está cerca, pero sus convicciones y ejemplo no han muerto, ni morirán.
de Miguel Campos