En el 121 Aniversario del nacimiento de Stalin
texto de Andy Brooks
Título original: ‘On the One Hundred and Twenty First Anniversary of Stalin's Birth’
Traducción: EDML ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] - <http://www.northstarcompass.org/nsc0102/Stalin.htm>
•Indice:
Grandes agitaciones
Logros colosales
Primeros días
La causa de Lenin
Liderazgo colectivo
Defensa de la URSS
Beneficios concretos
Victoria
Camarillas pro-capitalistas
•Grandes agitaciones
El siglo XX ha sido una era de grandes agitaciones, revoluciones y guerras mundiales. Ha sido el siglo de los grandes cambios revolucionarios, movimientos populares inevitablemente unidos a los líderes encumbrados por su época --Lenin, Stalin, Mao Zedong, Kim II Sung, Ho Chi Minh y Fidel Castro. Ha sido el siglo en que las ideas de Marx y Engels se han llevado a la práctica, el siglo en que la antorcha de la Comuna parisiense ha avivado las llamas de la revolución a lo largo y ancho del planeta.
La memoria de todos estos líderes se encuentra sometida a la denigración y la calumnia por parte de las plumas alquiladas de los medios de comunicación burgueses y del mundo académico. La alianza impía de políticos burgueses, socialdemócratas, trotskistas y revisionistas alimenta los fuegos de su propio quehacer diario para producir un torrente aparentemente infinito de mentiras sobre las grandes revoluciones que conmovieron al mundo y sobre las personas que las dirigieron. El nombre de Josif Stalin encabeza la lista.
•Logros colosales
Su odio hacia Stalin no debería sorprendernos. Stalin lideró el primer estado socialista del mundo desde 1924 hasta su muerte en 1953. Durante estas décadas, la Unión Soviética fue la esperanza de la gente trabajadora de todo el mundo.
Los logros colosales de la Unión Soviética dirigida por Stalin fueron la prueba viviente de la validez del sistema socialista. Los Soviets barrieron a los capitalistas y terratenientes y liberaron el potencial inmenso de los trabajadores y campesinos para forjarse una nueva vida.
Mientras las economías del mundo imperialista caían en la bancarrota, el pueblo de la Unión Soviética veía subir su nivel de vida de manera notable. Mientras los imperialistas se preparaban para otra guerra mundial, primeramente, entre ellos mismos y más tarde contra la URSS, la Unión Soviética trabajaba incansablemente por la seguridad y la paz colectivas.
Mientras los imperialistas saqueaban despiadadamente África y Asia, la Unión Soviética ayudaba a la causa mundial comunista y al movimiento nacional de liberación.
Las naciones oprimidas por el imperio zarista fueron liberadas y vivieron como iguales en una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la cual garantizó a todos los ciudadanos el acceso al trabajo, la educación, la ciencia y la cultura. El sistema socialista creó a hombres y mujeres nuevos que reconstruyeron el país tras la destrucción de la Guerra Civil; que trabajaron para construir las industrias necesarias para el futuro; que en número de millones se sacrificaron para defender a la Unión Soviética y derrotar al fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.
•Primeros días
Josif Vissarionovich Djugashvili nació el 21 de diciembre de 1879 en la ciudad de Gori, en la provincia zarista de Georgia. Sus orígenes fueron humildes. Su padre era un campesino que más tarde trabajó en una fábrica de zapatos de la capital georgiana, Tbilisi. Su madre procedía de una familia de campesinos. Ninguno sabía leer ni escribir.
Pero Josif Vissarionovich fue un alumno brillante en la escuela primaria. Le recomendaron para su admisión en la escuela principal de Georgia, que estaba en manos de la iglesia ortodoxa georgiana.
El seminario de Tbilisi era un centro del nacionalismo georgiano y de la oposición al régimen del Zar. Aquí el joven Josif se inclinó hacia el marxismo y la revolución.
“Mis padres eran incultos, pero de ningún modo me trataron mal. La cosa era diferente en el seminario teológico ortodoxo al que yo asistía entonces. En protesta por el régimen vergonzoso y los métodos jesuíticos habituales en el seminario, yo estaba dispuesto a convertirme, y de hecho me convertí, en un revolucionario, en un creyente en el marxismo como doctrina realmente revolucionaria”, dijo más tarde.
En su segundo año en el seminario, cuando Stalin tenía solamente 15 años, entró en contacto con círculos marxistas clandestinos. Tres años más tarde, en 1897, se unió a la primera organización socialista de Georgia. Stalin empezó a crear grupos de estudios marxistas para estudiantes y trabajadores. En 1899 fue expulsado del Seminario y se convirtió en un trabajador revolucionario a jornada completa.
Se llamó a sí mismo "Stalin" --"Acero" en ruso--: la mayor parte de los bolcheviques adoptaban seudónimos para trabajar clandestinamente.
El Cáucaso bullía de descontento. Los georgianos y otros pueblos de la región se hallaban doblemente oprimidos por la administración rusa colonial y en gran parte feudal, y por los explotadores rusos y locales que controlaban las nuevas industrias de la provincia. Tbilisi era un centro administrativo y ferroviario auxiliar de la ciudad petrolífera de Bakú, en el Mar Caspio.
Stalin se implicó de lleno en la militancia revolucionaria. En 1901 fue elegido para el primer Comité del Partido Socialdemócrata Ruso del Trabajo. Organizó huelgas ilegales. Fue enviado a Siberia muchas veces, escapando en dos ocasiones para volver al Cáucaso.
En 1905 Stalin conoció a Lenin en el Congreso Bolchevique de la Finlandia Zarista. En 1912, en la Conferencia de Praga que condujo a la ruptura final entre bolcheviques y mencheviques dentro del Partido Socialdemócrata Ruso, Stalin fue elegido para dirigir la Oficina Rusa de los bolcheviques. Publicó la primera edición de Pravda, y organizó el trabajo del nuevo partido en Rusia.
En 1917 era mayoritariamente considerado como el segundo de Lenin. Stalin representó a Lenin en el Sexto Congreso, ya que Lenin se hallaba exiliado en Finlandia. Aquel Congreso preparó los proyectos para derrocar al Gobierno burgués provisional que había depuesto al Zar en febrero de 1917, y que había fingido prestar atención a las demandas de los trabajadores, los campesinos y los soldados que pedían “paz, pan y libertad”, pero que trabajaba en secreto para mantener a Rusia en la guerra y para restaurar la monarquía.
Cuando se tomó la decisión de derrocar al gobierno provisional, Stalin fue elegido por Lenin para liderar el órgano central del Partido que dirigió el levantamiento. En la Guerra civil subsiguiente, Stalin desempeñó importantes cargos militares y políticos. En 1922, cuando se creó el cargo de Secretario General del Partido, resultó elegido Stalin, que desempeñó ese puesto hasta el día de su muerte.
•La causa de Lenin
Lenin, herido por la bala de un asesino, murió en 1924. Stalin, inevitablemente, fue visto por las masas soviéticas como el sucesor de Lenin. Pero no todos lo vieron así.
Dentro de la dirección bolchevique, las distintas facciones jugaban sus bazas. Lenin había librado la misma batalla contra los derrotistas mencheviques y contra los colaboracionistas de clase, cuando todos ellos se encontraban en el mismo partido. Ahora el liderazgo de Stalin afrontó el mismo desafío, con intereses mucho más elevados --el futuro de los primeros trabajadores y campesinos de la república.
Stalin luchó ante todo para derrotar a Trotsky, quien se había opuesto amargamente a Lenin en el pasado. Trotsky, que sin ningún fundamento se creía a sí mismo sucesor de Lenin, utilizó una serie de argumentos falaces para oponerse a la construcción del socialismo en un solo estado. Más tarde, su camarilla de seguidores sustituiría los argumentos por la traición y el sabotaje.
Stalin mantuvo la herencia de Lenin contra el sectarismo izquierdista de Trotsky y contra la desviación derechista --defendida por los que no creían que la revolución pudiera tener éxito en la construcción del socialismo y estaban dispuestos a capitular ante la reacción local e internacional.
Stalin se atuvo a la estrategia de Lenin de construir el socialismo en un solo país.
No había ninguna otra opción. Los Guardias Blancos y los ejércitos intervencionistas extranjeros fueron aplastados en la Guerra civil, pero la revolución en otros focos imperialistas, que según los trotskistas era necesaria para que el socialismo tuviera éxito, no se produjo. El fermento revolucionario en Alemania y Hungría pereció ahogado en sangre. Surgieron partidos comunistas en el seno del movimiento obrero en Europa y en el resto del mundo, pero la socialdemocracia prevaleció. Como Stalin declaró en 1927:
"Nuestros hermanos europeos de occidente aún no quieren tomar el poder, por lo que nos vemos obligados a hacer todo lo que podamos por nuestros propios medios".
Y lo hicieron. La agricultura fue colectivizada y los pequeños propietarios egoístas, los kulaks, fueron liquidados como clase. Industrias nuevas e inmensas se crearon por toda la Unión Soviética, el país fue electrificado, la educación se universalizó y se creó un servicio médico nacional que fue la envidia del resto del mundo. En los años treinta, cuando el mundo capitalista se tambaleaba al borde del colapso económico y las clases dirigentes de muchos países de Europa establecían dictaduras militares en forma de fascismo, la Unión Soviética había acabado con el paro y promulgado una constitución que garantizaba a cada ciudadano soviético un trabajo, así como el acceso a la educación, la ciencia y la cultura.
Stalin era un gran revolucionario y un gran organizador. Pero era también un popularizador excepcional del pensamiento marxista-leninista, e hizo algunas contribuciones importantes y novedosas a la ciencia del socialismo. Su desarrollo de la teoría marxista-leninista sobre la cuestión nacional proporcionó la base para los cambios revolucionarios que transformaron al Imperio Zarista, que era una cárcel de naciones, en una Unión de Repúblicas Socialistas soviéticas en la que todos los ciudadanos, independientemente de su nacionalidad, credo o cultura, vivían en igualdad y armonía. Los Fundamentos del Leninismo de Stalin, escritos en 1924, siguen siendo hoy en día la mejor introducción al marxismo-leninismo.
Stalin siempre mantuvo el principio del liderazgo colectivo y situó al Partido en primer lugar.
•Liderazgo colectivo
"Camaradas, no hablaré sobre la base de los sentimientos personales, aunque los sentimientos personales han desempeñado un papel bastante visible en los discursos de algunos compañeros del grupo de Bujarin", advirtió Stalin en 1929.
"No haré ningún comentario sobre este asunto porque los sentimientos personales son algo sin importancia, y no vale la pena hablar de cosas sin importancia. Bujarin ha mencionado unas cartas que me había escrito. He leído algunas de estas cartas, y de su contenido puede inferirse que aunque fuéramos todavía amigos hace algún tiempo, ahora discrepamos políticamente. El mismo sentimiento puede descubrirse en los discursos de Uglanov y Tomsky: ¿Qué nos está pasando?, parecían sugerir, ¿cómo es posible que nosotros, viejos bolcheviques, de repente estemos en desacuerdo y no mostremos ningún respeto hacia nuestros camaradas? Pienso que estos gemidos y lamentaciones no merecen consideración alguna. Nuestra organización no es un grupo familiar, ni tampoco una asociación basada en la amistad personal; es el partido político de la clase obrera. No podemos tolerar que los intereses de la amistad personal sean puestos por encima de los intereses de nuestra causa.
"Las cosas han llegado a un triste final, camaradas, si la única razón por la que nos llaman viejos bolcheviques es porque somos viejos. Los viejos bolcheviques son respetados no porque sean viejos, sino porque son revolucionarios siempre jóvenes, nunca envejecidos. Si un viejo bolchevique se aparta del camino de la revolución, o desfallece y fracasa políticamente, entonces, aunque tuviera cien años, no tendría ningún derecho a llamarse viejo bolchevique; no tendría ningún derecho a exigir que el Partido le respetase.
"Además, las cuestiones de la amistad personal no deben ponerse al mismo nivel que las cuestiones políticas, puesto que, como dice el refrán, la amistad está muy bien, pero el deber es lo primero. Nosotros somos los servidores de la clase obrera, y si los intereses de la amistad personal entran en conflicto con los intereses de la revolución, entonces la amistad personal debe ponerse en segundo plano. Para los bolcheviques ésta es la única actitud posible.
"No comentaré nada sobre el tipo de insinuaciones y acusaciones veladas de naturaleza personal que aparecen en los discursos de los compañeros de la oposición de Bujarin. Claramente estos compañeros intentan ocultar la razón política subyacente a nuestras discrepancias tras una capa de insinuaciones y ambigüedades. La suya es una política de corto alcance. El discurso de Tomsky es ciertamente típico en este sentido. El suyo es el discurso del típico político sindical que intenta poner en práctica una política de escasa proyección. Sin embargo, este subterfugio no les llevará a ninguna parte".
•Defensa de la URSS
La guerra de los años treinta estaba en el aire. Los fascistas, los elementos más agresivos de la clase dirigente alemana e italiana, se preparaban para la guerra.
Los soviéticos sabían que una nueva guerra se aproximaba. O bien todos los imperialistas se unirían contra ellos, como habían hecho durante la Guerra Civil, o bien algunos de ellos les atacarían --que es lo que finalmente ocurrió. Esto hizo que la necesidad de una industrialización rápida fuera aún más urgente.
Stalin lo expresaba así en 1931: "¿Quieren que nuestra patria socialista sea abatida y que pierda su independencia?... Nos encontramos a una distancia de entre cincuenta y cien años por detrás de los países avanzados. En diez años debemos superar esta distancia. O hacemos esto o nos aplastarán".
Mientras el Partido conducía la campaña para lograr las mayores cotas posibles de producción, en el seno de la dirección algunos planeaban la caída de la Unión Soviética. El 1 de diciembre de 1934 Sergei Kirov, considerado como el segundo de Stalin en la dirección del Partido, fue asesinado a tiros por un agente de la oposición trotskista. En el 17º Congreso del Partido, celebrado el mismo año, Kirov había dicho: "Inmensos, en verdad, son los éxitos que hemos alcanzado. Para decirlo en palabras sencillas, a uno le gustaría vivir así para siempre».
La máquina de mentiras anticomunistas extendió inmediatamente el libelo de que el mismo Stalin había ordenado el asesinato. De hecho, como se aclaró posteriormente en una serie de juicios estatales, los desviacionistas de derechas y los izquierdistas sectarios trotskistas habían hecho causa común en una conspiración que implicaba el derrocamiento del poder soviético por el imperialismo.
Los líderes fueron enjuiciados. Todo se confesó. Los cabecillas fueron condenados a muerte y ejecutados por traición. El Partido ordenó una purga, una limpieza en sus filas que condujo a oleadas de detenciones.
Los "historiadores" profesionales burgueses anti-comunistas y sus amigos trotskistas retratan este período como la época del «terror de Stalin».
Se dan cifras absurdas del número de personas enviadas a campos de trabajo, y cifras astronómicas de los que supuestamente murieron en los campos.
La mayoría sostiene que murieron "millones". Los más rabiosamente anticomunistas hablan de "aproximadamente 25 millones", en un esfuerzo por comparar a Stalin con el número real de personas que murieron por orden de Adolf Hitler a manos de los nazis alemanes.
De hecho, las cifras reales se hicieron públicas en 1990. Dos historiadores soviéticos investigaron en profundidad los archivos, que revelaron una imagen totalmente diferente.
Según Zemskov y Dugin, el número total de internos en los campos de trabajo en 1934 era exactamente de 510.307. Este número incluía a delincuentes comunes, así como a acusados por “delitos políticos”. De hecho, el número de acusados por delitos “políticos” osciló desde 127.000 en 1934 hasta un máximo de 500.000 durante los dos años de guerra de 1941 y 1942.
De 1936 a 1939, el número de detenidos ascendió a 839.406 y más tarde a 1.317.195. El mayor número de internos en campos de trabajo en tiempos de Stalin corresponde al año 1951, fecha en que se elevó a 1.948.158. La mayoría eran delincuentes comunes. El número de condenados por delitos "políticos" sumaba 579.878. La mayor parte de ellos habían sido colaboracionistas de los nazis; 334.538 habían sido condenados por traición.
Para situar lo anterior en perspectiva, hay que tener en cuenta que la población de la Unión Soviética en 1939 era de 170 millones. También debe tenerse en cuenta que, en tiempos de Jruschev, el líder soviético que hizo todo lo posible por denigrar y ensuciar la memoria de Stalin, la población de los campos de trabajo era todavía del orden de los dos millones, casi todos condenados por delitos comunes.
Las masas cerraron filas alrededor del Partido. Los contrarrevolucionarios fueron aplastados. Muchos trabajadores aceptaron el desafío del movimiento estajanovista y trabajaron aún más duramente para lograr los objetivos trazados. En 1935 un minero del carbón, Alexei Stajanov, sobrepasó su objetivo de trabajo en un 1.400 por ciento.
Muchos otros le siguieron. Pero Stalin nunca olvidó que los trabajadores tenían que obtener beneficios concretos de la revolución.
•Beneficios concretos
Stalin dijo a los estajanovistas que:
"La base del movimiento de Stajanov era ante todo la mejora radical del bienestar material de los trabajadores. La vida ha mejorado, compañeros. La vida se ha hecho más agradable. Y cuando la vida es agradable, el trabajo marcha bien. De ahí las altas cuotas de producción. De ahí los héroes y las heroínas del trabajo. Esto, principalmente, es la raíz del movimiento de Stajanov. Si hubiera una crisis en nuestro país, si hubiera paro --que es el flagelo de la clase obrera--, si la gente en nuestro país viviera mal, monótona, tristemente, no hubiéramos tenido nada parecido al movimiento de Stajanov.
"Nuestra revolución proletaria es la única revolución del mundo que ha tenido la oportunidad de mostrar a la gente no sólo resultados políticos, sino también resultados materiales. De todas las revoluciones de los trabajadores, sólo conocemos una que haya alcanzado el poder. Fue la Comuna parisiense. Pero no duró mucho tiempo.
"Verdaderamente, dicha revolución intentó romper los grilletes del capitalismo; pero no dispuso de tiempo suficiente para romperlos, y todavía menos para mostrar a la gente los resultados materiales beneficiosos de la revolución.
"Nuestra revolución es la única que no sólo ha roto los grilletes del capitalismo y llevado la libertad al pueblo, sino que también ha tenido éxito en la creación de las condiciones materiales que hacen posible una vida próspera para el pueblo. Aquí está la fuerza y la invencibilidad de nuestra revolución.
"Es una cosa buena, desde luego, expulsar a los capitalistas, expulsar a los propietarios, expulsar a los cómplices zaristas, alcanzar el poder y lograr la libertad. Esto es muy bueno.
“Pero, por desgracia, la libertad por sí sola no es suficiente ni de lejos. Si hay escasez de pan, escasez de mantequilla y grasas, escasez de materia textil, y las condiciones de almacenamiento son malas, la libertad no nos llevará muy lejos.
"Es muy difícil, camaradas, vivir sólo con la libertad. Para vivir bien y agradablemente, los beneficios de la libertad política deben ser complementados con beneficios materiales.
"Éste es un rasgo distintivo de nuestra revolución, que ha traído a la gente no sólo libertad, sino también beneficios materiales y la posibilidad de una vida próspera y civilizada. Es por ello que la vida se ha hecho agradable en nuestro país, y éste es el suelo del que ha surgido el movimiento de Stajanov".
•Victoria
Durante los años treinta la Unión Soviética se esforzó por prevenir la guerra, proponiendo medidas de seguridad colectiva a Gran Bretaña y Francia para contrarrestar las amenazas del nuevo gobierno nazi de Alemania. Pero los líderes de Gran Bretaña y Francia temían más al comunismo que a las pretensiones nazis. Prefirieron mantenerse a la espera y animaron a los nazis a expandirse hacia el Este para construir un nuevo imperio alemán. No comprendieron que los sectores más agresivos de la clase dirigente alemana, los que habían dado a Hitler el poder y la capacidad de prepararse para la guerra, primero querrían ajustar cuentas con Gran Bretaña y Francia.
Al final la Unión Soviética firmó un pacto de no agresión con los alemanes en 1939, ahorrando al pueblo soviético los horrores de la guerra durante más de dos años.
La máquina de guerra nazi invadió Europa Occidental y luego lanzó su veneno contra la tierra de los Soviets en 1941.
Hitler y la Wehrmacht creyeron que la Unión Soviética caería como un castillo de naipes bajo su ataque relámpago. Esperaban que las masas soviéticas dieran la bienvenida a los nazis con los brazos abiertos, aclamándolos como libertadores. Pero lo único que consiguieron fue desatar una resistencia feroz.
Los jóvenes y las mujeres soviéticos del Ejército Rojo, los partisanos y los trabajadores de las fábricas y campos se unieron al Partido para defender a su patria soviética. Millones y millones, más de 20 millones, murieron en la lucha. “¡Por la Patria! ¡Por Stalin!” era la consigna, mientras el Ejército Rojo hacía arrodillarse al ejército nazi en una lucha épica de sacrificio, resistencia y heroísmo. La lucha terminó en 1945 con Berlín ocupado y el führer nazi muerto por sus propias manos en el interior de su búnker.
La derrota de la Alemania nazi y el Imperio japonés fue en gran parte debida a los esfuerzos de la Unión Soviética, un hecho reconocido por los políticos británicos y americanos de aquella época, pero pronto olvidado cuando la guerra terminó.
La victoria soviética sólo fue posible gracias a las medidas adoptadas por la dirección de Stalin durante los años treinta. Sin la industrialización acelerada, la Unión Soviética no habría sido capaz de resistir los embistes de los invasores nazis. Éstos habrían hecho picadillo al Ejército Rojo.
Sin las purgas, los nazis habrían encontrado a muchos colaboracionistas trabajando para ellos; en cambio, se encontraron con que muy pocos se ofrecieron para servir a la esvástica. La derrota del fascismo fue el mayor logro del liderazgo de Stalin. La alternativa --un mundo controlado por Hitler y Hirohito-- habría hecho retroceder a la humanidad varios cientos de años.
Los últimos años de Stalin vieron la necesidad de la reconstrucción en un mundo de posguerra que había cambiado de forma drástica. En Europa del Este el socialismo había salido triunfante, y en el Oriente el pueblo chino se había levantado, ganando su propia guerra civil y estableciendo la República Popular China en 1949.
Las llamas de la revolución se habían extendido a Corea y Vietnam. Los pueblos de África y Asia rompían las cadenas del colonialismo europeo. Y la Unión Soviética fue capaz de hacer frente a las amenazas de los imperialistas, ahora liderados por los Estados Unidos. En una década los Soviets emparejaron su tecnología con la de los Estados Unidos, cohete por cohete y bomba por bomba.
Josif Stalin murió el 5 de marzo de 1953. El pueblo de la Unión Soviética recibió la noticia con dolor. Numerosas personas mostraron su aflicción formando una fila de dieciséis millas de ancho y diez millas de largo, que desfiló por las calles heladas de Moscú para presentar sus últimos respetos a Stalin.
Cientos de millones de personas en todo el mundo rindieron homenaje al hombre que había liderado la Unión Soviética.
En los años que siguieron, la mayor parte del trabajo de Stalin fue destruido. Los elementos revisionistas y corruptos que se habían infiltrado en la dirección comenzaron a atacar el recuerdo de Stalin, y luego pasaron a atacar lo que se había construido durante su mandato. Prepararon el terreno para que los traidores ocultos llegaran a la cima y condujeran a la contrarrevolución que destruyó la Unión Soviética en 1990.
•Camarillas Pro-capitalistas
Ahora la Unión Soviética ha desaparecido. Las antiguas repúblicas soviéticas, incluida Rusia, están todas controladas por camarillas pro-capitalistas procedentes casi por completo de los sectores corruptos del aparato del Partido que aumentaron su influencia tras la muerte de Stalin. Los trabajadores y campesinos viven en una pobreza desconocida desde los días del Zar. Las ciudades son controladas por los cabecillas de la droga, por mafiosos y especuladores, y las relaciones feudales han retornado a la mayor parte de las áreas rurales.
Pero la memoria de Stalin sigue siendo recordada en Rusia y en otras repúblicas. Todos los movimientos comunistas genuinos reivindican su nombre. Las personas mayores, lo bastante mayores para haber vivido bajo el mandato de Stalin, llevan su retrato en las manifestaciones. Ninguno lleva los carteles de Jruschev o de Brezhnev. El traidor Gorbachov es probablemente uno de los hombres más despreciados en la Rusia actual.
"No son los héroes los que hacen la historia, sino la historia la que hace a los héroes. No son los héroes los que crean a un pueblo, sino el pueblo el que crea a los héroes y hace avanzar la historia. Los héroes, individuos excepcionales, pueden desempeñar un papel importante en la vida de la sociedad sólo en la medida en que son capaces de entender correctamente las condiciones de desarrollo de la sociedad y las formas de cambiarlas para mejor". Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética (Bolchevique), curso corto. Moscú 1938.
texto de Andy Brooks
Título original: ‘On the One Hundred and Twenty First Anniversary of Stalin's Birth’
Traducción: EDML ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] - <http://www.northstarcompass.org/nsc0102/Stalin.htm>
•Indice:
Grandes agitaciones
Logros colosales
Primeros días
La causa de Lenin
Liderazgo colectivo
Defensa de la URSS
Beneficios concretos
Victoria
Camarillas pro-capitalistas
•Grandes agitaciones
El siglo XX ha sido una era de grandes agitaciones, revoluciones y guerras mundiales. Ha sido el siglo de los grandes cambios revolucionarios, movimientos populares inevitablemente unidos a los líderes encumbrados por su época --Lenin, Stalin, Mao Zedong, Kim II Sung, Ho Chi Minh y Fidel Castro. Ha sido el siglo en que las ideas de Marx y Engels se han llevado a la práctica, el siglo en que la antorcha de la Comuna parisiense ha avivado las llamas de la revolución a lo largo y ancho del planeta.
La memoria de todos estos líderes se encuentra sometida a la denigración y la calumnia por parte de las plumas alquiladas de los medios de comunicación burgueses y del mundo académico. La alianza impía de políticos burgueses, socialdemócratas, trotskistas y revisionistas alimenta los fuegos de su propio quehacer diario para producir un torrente aparentemente infinito de mentiras sobre las grandes revoluciones que conmovieron al mundo y sobre las personas que las dirigieron. El nombre de Josif Stalin encabeza la lista.
•Logros colosales
Su odio hacia Stalin no debería sorprendernos. Stalin lideró el primer estado socialista del mundo desde 1924 hasta su muerte en 1953. Durante estas décadas, la Unión Soviética fue la esperanza de la gente trabajadora de todo el mundo.
Los logros colosales de la Unión Soviética dirigida por Stalin fueron la prueba viviente de la validez del sistema socialista. Los Soviets barrieron a los capitalistas y terratenientes y liberaron el potencial inmenso de los trabajadores y campesinos para forjarse una nueva vida.
Mientras las economías del mundo imperialista caían en la bancarrota, el pueblo de la Unión Soviética veía subir su nivel de vida de manera notable. Mientras los imperialistas se preparaban para otra guerra mundial, primeramente, entre ellos mismos y más tarde contra la URSS, la Unión Soviética trabajaba incansablemente por la seguridad y la paz colectivas.
Mientras los imperialistas saqueaban despiadadamente África y Asia, la Unión Soviética ayudaba a la causa mundial comunista y al movimiento nacional de liberación.
Las naciones oprimidas por el imperio zarista fueron liberadas y vivieron como iguales en una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la cual garantizó a todos los ciudadanos el acceso al trabajo, la educación, la ciencia y la cultura. El sistema socialista creó a hombres y mujeres nuevos que reconstruyeron el país tras la destrucción de la Guerra Civil; que trabajaron para construir las industrias necesarias para el futuro; que en número de millones se sacrificaron para defender a la Unión Soviética y derrotar al fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.
•Primeros días
Josif Vissarionovich Djugashvili nació el 21 de diciembre de 1879 en la ciudad de Gori, en la provincia zarista de Georgia. Sus orígenes fueron humildes. Su padre era un campesino que más tarde trabajó en una fábrica de zapatos de la capital georgiana, Tbilisi. Su madre procedía de una familia de campesinos. Ninguno sabía leer ni escribir.
Pero Josif Vissarionovich fue un alumno brillante en la escuela primaria. Le recomendaron para su admisión en la escuela principal de Georgia, que estaba en manos de la iglesia ortodoxa georgiana.
El seminario de Tbilisi era un centro del nacionalismo georgiano y de la oposición al régimen del Zar. Aquí el joven Josif se inclinó hacia el marxismo y la revolución.
“Mis padres eran incultos, pero de ningún modo me trataron mal. La cosa era diferente en el seminario teológico ortodoxo al que yo asistía entonces. En protesta por el régimen vergonzoso y los métodos jesuíticos habituales en el seminario, yo estaba dispuesto a convertirme, y de hecho me convertí, en un revolucionario, en un creyente en el marxismo como doctrina realmente revolucionaria”, dijo más tarde.
En su segundo año en el seminario, cuando Stalin tenía solamente 15 años, entró en contacto con círculos marxistas clandestinos. Tres años más tarde, en 1897, se unió a la primera organización socialista de Georgia. Stalin empezó a crear grupos de estudios marxistas para estudiantes y trabajadores. En 1899 fue expulsado del Seminario y se convirtió en un trabajador revolucionario a jornada completa.
Se llamó a sí mismo "Stalin" --"Acero" en ruso--: la mayor parte de los bolcheviques adoptaban seudónimos para trabajar clandestinamente.
El Cáucaso bullía de descontento. Los georgianos y otros pueblos de la región se hallaban doblemente oprimidos por la administración rusa colonial y en gran parte feudal, y por los explotadores rusos y locales que controlaban las nuevas industrias de la provincia. Tbilisi era un centro administrativo y ferroviario auxiliar de la ciudad petrolífera de Bakú, en el Mar Caspio.
Stalin se implicó de lleno en la militancia revolucionaria. En 1901 fue elegido para el primer Comité del Partido Socialdemócrata Ruso del Trabajo. Organizó huelgas ilegales. Fue enviado a Siberia muchas veces, escapando en dos ocasiones para volver al Cáucaso.
En 1905 Stalin conoció a Lenin en el Congreso Bolchevique de la Finlandia Zarista. En 1912, en la Conferencia de Praga que condujo a la ruptura final entre bolcheviques y mencheviques dentro del Partido Socialdemócrata Ruso, Stalin fue elegido para dirigir la Oficina Rusa de los bolcheviques. Publicó la primera edición de Pravda, y organizó el trabajo del nuevo partido en Rusia.
En 1917 era mayoritariamente considerado como el segundo de Lenin. Stalin representó a Lenin en el Sexto Congreso, ya que Lenin se hallaba exiliado en Finlandia. Aquel Congreso preparó los proyectos para derrocar al Gobierno burgués provisional que había depuesto al Zar en febrero de 1917, y que había fingido prestar atención a las demandas de los trabajadores, los campesinos y los soldados que pedían “paz, pan y libertad”, pero que trabajaba en secreto para mantener a Rusia en la guerra y para restaurar la monarquía.
Cuando se tomó la decisión de derrocar al gobierno provisional, Stalin fue elegido por Lenin para liderar el órgano central del Partido que dirigió el levantamiento. En la Guerra civil subsiguiente, Stalin desempeñó importantes cargos militares y políticos. En 1922, cuando se creó el cargo de Secretario General del Partido, resultó elegido Stalin, que desempeñó ese puesto hasta el día de su muerte.
•La causa de Lenin
Lenin, herido por la bala de un asesino, murió en 1924. Stalin, inevitablemente, fue visto por las masas soviéticas como el sucesor de Lenin. Pero no todos lo vieron así.
Dentro de la dirección bolchevique, las distintas facciones jugaban sus bazas. Lenin había librado la misma batalla contra los derrotistas mencheviques y contra los colaboracionistas de clase, cuando todos ellos se encontraban en el mismo partido. Ahora el liderazgo de Stalin afrontó el mismo desafío, con intereses mucho más elevados --el futuro de los primeros trabajadores y campesinos de la república.
Stalin luchó ante todo para derrotar a Trotsky, quien se había opuesto amargamente a Lenin en el pasado. Trotsky, que sin ningún fundamento se creía a sí mismo sucesor de Lenin, utilizó una serie de argumentos falaces para oponerse a la construcción del socialismo en un solo estado. Más tarde, su camarilla de seguidores sustituiría los argumentos por la traición y el sabotaje.
Stalin mantuvo la herencia de Lenin contra el sectarismo izquierdista de Trotsky y contra la desviación derechista --defendida por los que no creían que la revolución pudiera tener éxito en la construcción del socialismo y estaban dispuestos a capitular ante la reacción local e internacional.
Stalin se atuvo a la estrategia de Lenin de construir el socialismo en un solo país.
No había ninguna otra opción. Los Guardias Blancos y los ejércitos intervencionistas extranjeros fueron aplastados en la Guerra civil, pero la revolución en otros focos imperialistas, que según los trotskistas era necesaria para que el socialismo tuviera éxito, no se produjo. El fermento revolucionario en Alemania y Hungría pereció ahogado en sangre. Surgieron partidos comunistas en el seno del movimiento obrero en Europa y en el resto del mundo, pero la socialdemocracia prevaleció. Como Stalin declaró en 1927:
"Nuestros hermanos europeos de occidente aún no quieren tomar el poder, por lo que nos vemos obligados a hacer todo lo que podamos por nuestros propios medios".
Y lo hicieron. La agricultura fue colectivizada y los pequeños propietarios egoístas, los kulaks, fueron liquidados como clase. Industrias nuevas e inmensas se crearon por toda la Unión Soviética, el país fue electrificado, la educación se universalizó y se creó un servicio médico nacional que fue la envidia del resto del mundo. En los años treinta, cuando el mundo capitalista se tambaleaba al borde del colapso económico y las clases dirigentes de muchos países de Europa establecían dictaduras militares en forma de fascismo, la Unión Soviética había acabado con el paro y promulgado una constitución que garantizaba a cada ciudadano soviético un trabajo, así como el acceso a la educación, la ciencia y la cultura.
Stalin era un gran revolucionario y un gran organizador. Pero era también un popularizador excepcional del pensamiento marxista-leninista, e hizo algunas contribuciones importantes y novedosas a la ciencia del socialismo. Su desarrollo de la teoría marxista-leninista sobre la cuestión nacional proporcionó la base para los cambios revolucionarios que transformaron al Imperio Zarista, que era una cárcel de naciones, en una Unión de Repúblicas Socialistas soviéticas en la que todos los ciudadanos, independientemente de su nacionalidad, credo o cultura, vivían en igualdad y armonía. Los Fundamentos del Leninismo de Stalin, escritos en 1924, siguen siendo hoy en día la mejor introducción al marxismo-leninismo.
Stalin siempre mantuvo el principio del liderazgo colectivo y situó al Partido en primer lugar.
•Liderazgo colectivo
"Camaradas, no hablaré sobre la base de los sentimientos personales, aunque los sentimientos personales han desempeñado un papel bastante visible en los discursos de algunos compañeros del grupo de Bujarin", advirtió Stalin en 1929.
"No haré ningún comentario sobre este asunto porque los sentimientos personales son algo sin importancia, y no vale la pena hablar de cosas sin importancia. Bujarin ha mencionado unas cartas que me había escrito. He leído algunas de estas cartas, y de su contenido puede inferirse que aunque fuéramos todavía amigos hace algún tiempo, ahora discrepamos políticamente. El mismo sentimiento puede descubrirse en los discursos de Uglanov y Tomsky: ¿Qué nos está pasando?, parecían sugerir, ¿cómo es posible que nosotros, viejos bolcheviques, de repente estemos en desacuerdo y no mostremos ningún respeto hacia nuestros camaradas? Pienso que estos gemidos y lamentaciones no merecen consideración alguna. Nuestra organización no es un grupo familiar, ni tampoco una asociación basada en la amistad personal; es el partido político de la clase obrera. No podemos tolerar que los intereses de la amistad personal sean puestos por encima de los intereses de nuestra causa.
"Las cosas han llegado a un triste final, camaradas, si la única razón por la que nos llaman viejos bolcheviques es porque somos viejos. Los viejos bolcheviques son respetados no porque sean viejos, sino porque son revolucionarios siempre jóvenes, nunca envejecidos. Si un viejo bolchevique se aparta del camino de la revolución, o desfallece y fracasa políticamente, entonces, aunque tuviera cien años, no tendría ningún derecho a llamarse viejo bolchevique; no tendría ningún derecho a exigir que el Partido le respetase.
"Además, las cuestiones de la amistad personal no deben ponerse al mismo nivel que las cuestiones políticas, puesto que, como dice el refrán, la amistad está muy bien, pero el deber es lo primero. Nosotros somos los servidores de la clase obrera, y si los intereses de la amistad personal entran en conflicto con los intereses de la revolución, entonces la amistad personal debe ponerse en segundo plano. Para los bolcheviques ésta es la única actitud posible.
"No comentaré nada sobre el tipo de insinuaciones y acusaciones veladas de naturaleza personal que aparecen en los discursos de los compañeros de la oposición de Bujarin. Claramente estos compañeros intentan ocultar la razón política subyacente a nuestras discrepancias tras una capa de insinuaciones y ambigüedades. La suya es una política de corto alcance. El discurso de Tomsky es ciertamente típico en este sentido. El suyo es el discurso del típico político sindical que intenta poner en práctica una política de escasa proyección. Sin embargo, este subterfugio no les llevará a ninguna parte".
•Defensa de la URSS
La guerra de los años treinta estaba en el aire. Los fascistas, los elementos más agresivos de la clase dirigente alemana e italiana, se preparaban para la guerra.
Los soviéticos sabían que una nueva guerra se aproximaba. O bien todos los imperialistas se unirían contra ellos, como habían hecho durante la Guerra Civil, o bien algunos de ellos les atacarían --que es lo que finalmente ocurrió. Esto hizo que la necesidad de una industrialización rápida fuera aún más urgente.
Stalin lo expresaba así en 1931: "¿Quieren que nuestra patria socialista sea abatida y que pierda su independencia?... Nos encontramos a una distancia de entre cincuenta y cien años por detrás de los países avanzados. En diez años debemos superar esta distancia. O hacemos esto o nos aplastarán".
Mientras el Partido conducía la campaña para lograr las mayores cotas posibles de producción, en el seno de la dirección algunos planeaban la caída de la Unión Soviética. El 1 de diciembre de 1934 Sergei Kirov, considerado como el segundo de Stalin en la dirección del Partido, fue asesinado a tiros por un agente de la oposición trotskista. En el 17º Congreso del Partido, celebrado el mismo año, Kirov había dicho: "Inmensos, en verdad, son los éxitos que hemos alcanzado. Para decirlo en palabras sencillas, a uno le gustaría vivir así para siempre».
La máquina de mentiras anticomunistas extendió inmediatamente el libelo de que el mismo Stalin había ordenado el asesinato. De hecho, como se aclaró posteriormente en una serie de juicios estatales, los desviacionistas de derechas y los izquierdistas sectarios trotskistas habían hecho causa común en una conspiración que implicaba el derrocamiento del poder soviético por el imperialismo.
Los líderes fueron enjuiciados. Todo se confesó. Los cabecillas fueron condenados a muerte y ejecutados por traición. El Partido ordenó una purga, una limpieza en sus filas que condujo a oleadas de detenciones.
Los "historiadores" profesionales burgueses anti-comunistas y sus amigos trotskistas retratan este período como la época del «terror de Stalin».
Se dan cifras absurdas del número de personas enviadas a campos de trabajo, y cifras astronómicas de los que supuestamente murieron en los campos.
La mayoría sostiene que murieron "millones". Los más rabiosamente anticomunistas hablan de "aproximadamente 25 millones", en un esfuerzo por comparar a Stalin con el número real de personas que murieron por orden de Adolf Hitler a manos de los nazis alemanes.
De hecho, las cifras reales se hicieron públicas en 1990. Dos historiadores soviéticos investigaron en profundidad los archivos, que revelaron una imagen totalmente diferente.
Según Zemskov y Dugin, el número total de internos en los campos de trabajo en 1934 era exactamente de 510.307. Este número incluía a delincuentes comunes, así como a acusados por “delitos políticos”. De hecho, el número de acusados por delitos “políticos” osciló desde 127.000 en 1934 hasta un máximo de 500.000 durante los dos años de guerra de 1941 y 1942.
De 1936 a 1939, el número de detenidos ascendió a 839.406 y más tarde a 1.317.195. El mayor número de internos en campos de trabajo en tiempos de Stalin corresponde al año 1951, fecha en que se elevó a 1.948.158. La mayoría eran delincuentes comunes. El número de condenados por delitos "políticos" sumaba 579.878. La mayor parte de ellos habían sido colaboracionistas de los nazis; 334.538 habían sido condenados por traición.
Para situar lo anterior en perspectiva, hay que tener en cuenta que la población de la Unión Soviética en 1939 era de 170 millones. También debe tenerse en cuenta que, en tiempos de Jruschev, el líder soviético que hizo todo lo posible por denigrar y ensuciar la memoria de Stalin, la población de los campos de trabajo era todavía del orden de los dos millones, casi todos condenados por delitos comunes.
Las masas cerraron filas alrededor del Partido. Los contrarrevolucionarios fueron aplastados. Muchos trabajadores aceptaron el desafío del movimiento estajanovista y trabajaron aún más duramente para lograr los objetivos trazados. En 1935 un minero del carbón, Alexei Stajanov, sobrepasó su objetivo de trabajo en un 1.400 por ciento.
Muchos otros le siguieron. Pero Stalin nunca olvidó que los trabajadores tenían que obtener beneficios concretos de la revolución.
•Beneficios concretos
Stalin dijo a los estajanovistas que:
"La base del movimiento de Stajanov era ante todo la mejora radical del bienestar material de los trabajadores. La vida ha mejorado, compañeros. La vida se ha hecho más agradable. Y cuando la vida es agradable, el trabajo marcha bien. De ahí las altas cuotas de producción. De ahí los héroes y las heroínas del trabajo. Esto, principalmente, es la raíz del movimiento de Stajanov. Si hubiera una crisis en nuestro país, si hubiera paro --que es el flagelo de la clase obrera--, si la gente en nuestro país viviera mal, monótona, tristemente, no hubiéramos tenido nada parecido al movimiento de Stajanov.
"Nuestra revolución proletaria es la única revolución del mundo que ha tenido la oportunidad de mostrar a la gente no sólo resultados políticos, sino también resultados materiales. De todas las revoluciones de los trabajadores, sólo conocemos una que haya alcanzado el poder. Fue la Comuna parisiense. Pero no duró mucho tiempo.
"Verdaderamente, dicha revolución intentó romper los grilletes del capitalismo; pero no dispuso de tiempo suficiente para romperlos, y todavía menos para mostrar a la gente los resultados materiales beneficiosos de la revolución.
"Nuestra revolución es la única que no sólo ha roto los grilletes del capitalismo y llevado la libertad al pueblo, sino que también ha tenido éxito en la creación de las condiciones materiales que hacen posible una vida próspera para el pueblo. Aquí está la fuerza y la invencibilidad de nuestra revolución.
"Es una cosa buena, desde luego, expulsar a los capitalistas, expulsar a los propietarios, expulsar a los cómplices zaristas, alcanzar el poder y lograr la libertad. Esto es muy bueno.
“Pero, por desgracia, la libertad por sí sola no es suficiente ni de lejos. Si hay escasez de pan, escasez de mantequilla y grasas, escasez de materia textil, y las condiciones de almacenamiento son malas, la libertad no nos llevará muy lejos.
"Es muy difícil, camaradas, vivir sólo con la libertad. Para vivir bien y agradablemente, los beneficios de la libertad política deben ser complementados con beneficios materiales.
"Éste es un rasgo distintivo de nuestra revolución, que ha traído a la gente no sólo libertad, sino también beneficios materiales y la posibilidad de una vida próspera y civilizada. Es por ello que la vida se ha hecho agradable en nuestro país, y éste es el suelo del que ha surgido el movimiento de Stajanov".
•Victoria
Durante los años treinta la Unión Soviética se esforzó por prevenir la guerra, proponiendo medidas de seguridad colectiva a Gran Bretaña y Francia para contrarrestar las amenazas del nuevo gobierno nazi de Alemania. Pero los líderes de Gran Bretaña y Francia temían más al comunismo que a las pretensiones nazis. Prefirieron mantenerse a la espera y animaron a los nazis a expandirse hacia el Este para construir un nuevo imperio alemán. No comprendieron que los sectores más agresivos de la clase dirigente alemana, los que habían dado a Hitler el poder y la capacidad de prepararse para la guerra, primero querrían ajustar cuentas con Gran Bretaña y Francia.
Al final la Unión Soviética firmó un pacto de no agresión con los alemanes en 1939, ahorrando al pueblo soviético los horrores de la guerra durante más de dos años.
La máquina de guerra nazi invadió Europa Occidental y luego lanzó su veneno contra la tierra de los Soviets en 1941.
Hitler y la Wehrmacht creyeron que la Unión Soviética caería como un castillo de naipes bajo su ataque relámpago. Esperaban que las masas soviéticas dieran la bienvenida a los nazis con los brazos abiertos, aclamándolos como libertadores. Pero lo único que consiguieron fue desatar una resistencia feroz.
Los jóvenes y las mujeres soviéticos del Ejército Rojo, los partisanos y los trabajadores de las fábricas y campos se unieron al Partido para defender a su patria soviética. Millones y millones, más de 20 millones, murieron en la lucha. “¡Por la Patria! ¡Por Stalin!” era la consigna, mientras el Ejército Rojo hacía arrodillarse al ejército nazi en una lucha épica de sacrificio, resistencia y heroísmo. La lucha terminó en 1945 con Berlín ocupado y el führer nazi muerto por sus propias manos en el interior de su búnker.
La derrota de la Alemania nazi y el Imperio japonés fue en gran parte debida a los esfuerzos de la Unión Soviética, un hecho reconocido por los políticos británicos y americanos de aquella época, pero pronto olvidado cuando la guerra terminó.
La victoria soviética sólo fue posible gracias a las medidas adoptadas por la dirección de Stalin durante los años treinta. Sin la industrialización acelerada, la Unión Soviética no habría sido capaz de resistir los embistes de los invasores nazis. Éstos habrían hecho picadillo al Ejército Rojo.
Sin las purgas, los nazis habrían encontrado a muchos colaboracionistas trabajando para ellos; en cambio, se encontraron con que muy pocos se ofrecieron para servir a la esvástica. La derrota del fascismo fue el mayor logro del liderazgo de Stalin. La alternativa --un mundo controlado por Hitler y Hirohito-- habría hecho retroceder a la humanidad varios cientos de años.
Los últimos años de Stalin vieron la necesidad de la reconstrucción en un mundo de posguerra que había cambiado de forma drástica. En Europa del Este el socialismo había salido triunfante, y en el Oriente el pueblo chino se había levantado, ganando su propia guerra civil y estableciendo la República Popular China en 1949.
Las llamas de la revolución se habían extendido a Corea y Vietnam. Los pueblos de África y Asia rompían las cadenas del colonialismo europeo. Y la Unión Soviética fue capaz de hacer frente a las amenazas de los imperialistas, ahora liderados por los Estados Unidos. En una década los Soviets emparejaron su tecnología con la de los Estados Unidos, cohete por cohete y bomba por bomba.
Josif Stalin murió el 5 de marzo de 1953. El pueblo de la Unión Soviética recibió la noticia con dolor. Numerosas personas mostraron su aflicción formando una fila de dieciséis millas de ancho y diez millas de largo, que desfiló por las calles heladas de Moscú para presentar sus últimos respetos a Stalin.
Cientos de millones de personas en todo el mundo rindieron homenaje al hombre que había liderado la Unión Soviética.
En los años que siguieron, la mayor parte del trabajo de Stalin fue destruido. Los elementos revisionistas y corruptos que se habían infiltrado en la dirección comenzaron a atacar el recuerdo de Stalin, y luego pasaron a atacar lo que se había construido durante su mandato. Prepararon el terreno para que los traidores ocultos llegaran a la cima y condujeran a la contrarrevolución que destruyó la Unión Soviética en 1990.
•Camarillas Pro-capitalistas
Ahora la Unión Soviética ha desaparecido. Las antiguas repúblicas soviéticas, incluida Rusia, están todas controladas por camarillas pro-capitalistas procedentes casi por completo de los sectores corruptos del aparato del Partido que aumentaron su influencia tras la muerte de Stalin. Los trabajadores y campesinos viven en una pobreza desconocida desde los días del Zar. Las ciudades son controladas por los cabecillas de la droga, por mafiosos y especuladores, y las relaciones feudales han retornado a la mayor parte de las áreas rurales.
Pero la memoria de Stalin sigue siendo recordada en Rusia y en otras repúblicas. Todos los movimientos comunistas genuinos reivindican su nombre. Las personas mayores, lo bastante mayores para haber vivido bajo el mandato de Stalin, llevan su retrato en las manifestaciones. Ninguno lleva los carteles de Jruschev o de Brezhnev. El traidor Gorbachov es probablemente uno de los hombres más despreciados en la Rusia actual.
"No son los héroes los que hacen la historia, sino la historia la que hace a los héroes. No son los héroes los que crean a un pueblo, sino el pueblo el que crea a los héroes y hace avanzar la historia. Los héroes, individuos excepcionales, pueden desempeñar un papel importante en la vida de la sociedad sólo en la medida en que son capaces de entender correctamente las condiciones de desarrollo de la sociedad y las formas de cambiarlas para mejor". Historia del Partido Comunista de la Unión Soviética (Bolchevique), curso corto. Moscú 1938.