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    La construccion del socialismo

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    Mensaje por gazte Mar Mayo 04, 2010 10:55 am

    He aqui unos escritos sobre la politica economica durante los años 20 en la URSS


    EL "COMUNISMO DE GUERRA", LA "NUEVA POLÍTlCA ECONÓMlCA" (LA NEP), Y LA ORIENTACIÓN HACIA EL CAMPESINADO ACOMODADO

    La curva del desarrollo de la economía soviética está lejos de ser regularmente ascendente. En los dieciocho años de historia del nuevo régimen se pueden distinguir netamente varias etapas señaladas por crisis agudas. Un breve resumen de la historia económica de la URSS, examinado junto con la política del Gobierno, no es tan necesario para el diagnóstico como para el pronóstico.

    Los tres primeros años que siguieron a la revolución fueron de una guerra civil franca y encarnizada. La vida económica se subordinó por completo a las necesidades del frente. En presencia de una extremada escasez de los recursos, la vida cultural pasaba al segundo plano, caracterizada por la audaz amplitud del pensamiento, sobre todo el de Lenin. Es lo que se llama el periodo del comunismo de guerra (1918-1921), paralelo heroico del socialismo de guerra de los países capitalistas. Los objetivos económicos del poder de los soviets se reducen principalmente a sostener las industrias de guerra y a aprovechar las raquíticas reservas existentes, para combatir y salvar del hambre a las poblaciones de las ciudades. El comunismo de guerra era, en el fondo, una reglamentación del consumo en una fortaleza sitiada.

    Hay que reconocer, sin embargo, que sus intenciones primitivas fueron más amplias. El Gobierno de los soviets intentó y trató de obtener de la reglamentación una economía dirigida, tanto en el terreno del consumo como en el de la producción. En otras palabras, pensó en pasar poco a poco, sin modificación, del sistema de comunismo de guerra, al verdadero comunismo. El programa del partido bolchevique adoptado en 1919 decía: "En el terreno de la distribución, el poder de los soviets perseverará inflexiblemente en la sustitución del comercio por un reparto de los productos organizado a escala nacional, sobre un plan de conjunto".

    Pero el conflicto se señalaba cada vez más entre la realidad y el programa del comunismo de guerra: la producción no cesaba de bajar y esto no se debía solamente a las consecuencias funestas de las hostilidades, sino también a la desaparición del estímulo del interés individual entre los productores. La ciudad pedía trigo y materias primas al campo, sin darle a cambio más que trozos de papel multicolor llamados dinero por una vieja costumbre. El mujik enterraba sus reservas y el Gobierno enviaba destacamentos de obreros armados para que se apoderaran de los granos. El mujik sembraba menos. La producción industrial de 1921, año que siguió al fin de la guerra civil, se elevó, en el mejor de los casos, a una quinta parte de lo que había sido antes de la guerra. La producción de acero cayó de 4,2 millones de toneladas a 183.000, o sea, 23 veces menos. La cosecha global cayó de 801 millones de quintales a 503 en 1922. Sobrevino un hambre espantosa. El comercio exterior se desmoronó de 2.900 millones de rubios a 30 millones. La ruina de las fuerzas productivas sobrepasa a todo lo que se conoce en la historia. El país, y junto con él, el poder, se encontraron al borde del abismo.

    Las esperanzas utópicas del comunismo de guerra fueron posteriormente sometidas a una crítica extremadamente severa y justa en muchos conceptos. Sin embargo, el error teórico cometido por el partido gobernante sería completamente inexplicable si se olvidara que todos los cálculos se fundaban en esa época en una próxima victoria de la revolución en Occidente. Se consideraba natural que el proletariado alemán victorioso, mediante un reembolso ulterior en productos alimenticios y materias primas, ayudaría a la Rusia soviética con máquinas y artículos manufacturados; y le proporcionaría también decenas de miles de obreros altamente cualificados, técnicos y organizadores. Es indudable que si la revolución social hubiese triunfado en Alemania -y la socialdemocracia fue lo único que impidió este triunfo- el desarrollo económico de la URSS, así como el de Alemania, hubiera proseguido a pasos de gigante, de tal modo que los destinos de Europa y del mundo entero se presentarían actualmente bajo un aspecto completamente favorable. Sin embargo, se puede decir con toda seguridad, que aun si se hubiera realizado esta feliz hipótesis, hubiese sido necesario renunciar al reparto de los productos y regresar a los métodos comerciales.

    Lenin motivó la necesidad de restablecer el mercado para asegurar la existencia de millones de explotaciones campesinas aisladas y acostumbradas a definir por el comercio sus relaciones con el mundo circundante. La circulación de las mercancías debería constituir la soldadura entre los campesinos y la industria nacionalizada. La fórmula teórica de la soldadura es muy simple: la industria proporcionará al campo las mercancías necesarias, a tales precios que el Estado pueda renunciar a la requisa de los productos de la agricultura.

    El saneamiento de las relaciones económicas con el campo constituía, sin duda alguna, la tarea más urgente y más espinosa de la NEP. La experiencia demostró rápidamente que la industria misma, aun socializada, necesitaba métodos de cálculo monetario elaborados por el capitalismo. El plan no podía descansar sobre los simples datos de la inteligencia. El juego de la oferta y de la demanda siguió siendo, y lo será por largo tiempo, la base material indispensable y el correctivo salvador.

    El mercado legalizado comenzó su obra con el concurso de un sistema monetario reorganizado. Desde 1923, gracias al primer impulso venido del campo, la industria se reanimó y dio pruebas enseguida de una intensa actividad. Basta indicar que la producción se dobló en 1922 y 1923 y alcanzó, en 1926, el nivel anterior a la guerra, lo que significa que se había quintuplicado desde 1921.Las cosechas aumentaron paralelamente, pero mucho más modestamente.

    A partir del año crucial de 1923, las divergencias de opiniones sobre las relaciones entre la industria y la agricultura, divergencias que se habían manifestado antes, se agravaron en el partido dirigente. La industria sólo podía desarrollarse, en un país que había agotado sus reservas, tomando en empréstito a los campesinos cereales y materias primas. "Empréstitos forzados" demasiado considerables que sofocaban el estímulo al trabajo; los campesinos no creían en la felicidad futura y respondían a las requisas con la huelga de los sembradores. Empréstitos demasiado reducidos amenazaban con provocar el estancamiento: al no recibir productos industriales, los campesinos no trabajaban más que para la satisfacción de sus propias necesidades y volvían a antiguas fórmulas artesanales. Las divergencias de opiniones comenzaron en el partido con el problema de saber lo que había que tomar del campo para la industria, con el objeto de encaminarse hacia un equilibrio dinámico. El debate se complicó con los problemas referentes a la estructura social del campo.

    En la primavera de 1923, el representante de la Oposición de Izquierda -que, por lo demás, aún no llevaba ese nombre- al hablar al congreso del partido demostró el desnivel entre los precios de la agricultura y los de la industria por medio de un diagrama inquietante. Este fenómeno recibió entonces el nombre de tijeras, que más tarde debía entrar en el vocabulario mundial. Si, decía el informante, la industria continúa retrasándose, y las tijeras siguen abriéndose cada vez más, la ruptura entre las ciudades y el campo será inevitable.

    Los campesinos distinguían claramente entre la revolución agraria democrática realizada por los bolcheviques y la política de los mismos, tendente a dar una base al socialismo. La expropiación de los dominios privados y de los del Estado aportaba a los campesinos más de 500 millones de rubios al año. Pero los campesinos perdían esta suma, y mucho más, con los elevados precios de la industria estatizada. De manera que el balance de las dos revoluciones, la democrática y la socialista, sólidamente unidas por el nudo de Octubre, se saldaba para los cultivadores con una pérdida anual de varias centenas de millones de rubios; y la unión de las dos clases seguía siendo problemática.

    El fraccionamiento de la agricultura, heredado del pasado, crecía con la Revolución de Octubre; el número de parcelas subió en los diez últimos años de 16 a 25 millones, lo que naturalmente aumentaba la tendencia de los campesinos a no satisfacer más que sus propias necesidades. Esta era una de las causas de la penuria de productos agrícolas.

    La pequeña producción de mercancías crea inevitablemente explotadores. A medida que la agricultura se recuperaba, la diferenciación aumentaba en el seno de las masas campesinas; se seguía el antiguo camino del desarrollo fácil. El kulak -campesino rico- se enriquecía más rápidamente de lo que progresaba la agricultura. La política del Gobierno, cuya consigna era: "Hacia el campo", se orientaba en realidad hacia los kulaks. El impuesto agrícola era mucho más pesado para los campesinos pobres que para los acomodados, los cuales, además, se aprovechaban del crédito del Estado. Los excedentes de trigo, generalmente propiedad de los campesinos ricos, servían para esclavizar a los pobres y eran vendidos a precios especulativos a la pequeña burguesía de las ciudades. Bujarin, teórico en ese momento de la fracción dirigente, dirigía a los campesinos su famoso eslogan: "¡Enriquecéos!". Esto significaba, en teoría, la asimilación progresiva de los kulaks por el socialismo. En la práctica, significó el enriquecimiento de la minoría en detrimento de la inmensa mayoría.

    El Gobierno, prisionero de su propia política, se vio obligado a retroceder paso a paso ante la pequeña burguesía rural. El empleo de mano de obra asalariada en la agricultura, y el alquiler de tierras, fueron legalizados en 1925. El campesinado se polarizaba entre el pequeño capitalista y el jornalero. Entre tanto, el Estado, desprovisto de mercancías industriales, era eliminado del mercado rural. Como brotado de la tierra, surgía un intermediario entre el kulak y el pequeño patrón artesano. Hasta las mismas empresas estatalizadas tenían que recurrir, cada vez con mayor frecuencia, a los comerciantes, en busca de materias primas. Se advertía en todas partes la corriente ascendente del capitalismo. Todos los que reflexionaban podían convencerse fácilmente de que la transformación de las formas de propiedad, lejos de solucionar el problema del socialismo, no hacía más que plantearlo.

    En 1925, mientras que la política de orientación hacia el kulak alcanzaba su punto álgido, Stalin comienza a preparar la desnacionalización de la tierra. A la pregunta de un periodista soviético: "¿No sería conveniente para la agricultura atribuir su parcela por diez años a cada cultivador?", Stalin responde: "Y aun por cuarenta años". El Comisario del Pueblo para la Agricultura en la República de Georgia, obrando por iniciativa de Stalin, presentó un proyecto de ley sobre la desnacionalización de la tierra. El objetivo era que el agricultor tuviera confianza en su propio porvenir. Ahora bien, desde la primavera de 1926, cerca del 60% del trigo destinado al comercio estaba en manos de un 6% de los cultivadores. El Estado carecía de granos para el comercio exterior y aun para las necesidades del país. La insignificancia de las exportaciones obligaba a renunciar a la importación de artículos manufacturados y a restringir al mínimo la de materias primas y máquinas.

    Impidiendo la industrialización y perjudicando a la gran mayoría de campesinos, la política de orientación hacia el kulak reveló sin equivoco sus consecuencias políticas desde 1924-1926; al inspirar una confianza extraordinaria a la pequeña burguesía de las ciudades y del campo, la condujo a apoderarse de numerosos soviets locales; acrecentó su fuerza y la seguridad de la burocracia; aumentó su peso respecto a los obreros; provocó la supresión completa de toda democracia en el partido y en la sociedad soviética. El poder creciente del kulak atemorizó a dos miembros notables del grupo dirigente, Zinóviev y Kámenev, que eran también -lo que no es, por cierto, una casualidad- los presidentes de los soviets de los dos centros industriales de mayor importancia, Leningrado y Moscú. Pero la provincia y, sobre todo, la burocracia estaban con Stalin. La política de ayuda al gran agricultor obtuvo la victoria. Zinóviev y Kámenev, seguidos por sus partidarios, se unieron en 1926 a la oposición de 1923 (llamada trotskista).

    Desde luego, la fracción dirigente jamás repudió "en principio" la colectivización de la agricultura, pero le asignaba un plazo de decenas de años. El futuro Comisario del Pueblo para la Agricultura, Yakovlev, escribía en 1927 que, si la transformación socialista del campo sólo podía llevarse a cabo por la colectivización, "no será, naturalmente, en uno, dos o tres años, y probablemente ni en diez...". "Los koljoses (explotaciones colectivas) y las comunas", escribía más adelante, "ciertamente no son, y no serán durante largo tiempo, más que islotes en medio de las parcelas"... En efecto, en esa época solamente el 0,8% de las familias de los cultivadores formaban parte de las explotaciones colectivas.

    En el partido, la lucha por la pretendida "línea general" se hizo patente en 1923 y revistió, a partir de 1926, una forma particularmente áspera y apasionada. En su vasta plataforma, que abarcaba todos los problemas de la economía y de la política, la Oposición escribía; "El partido debe condenar sin piedad a todas las tendencias hacia la liquidación o al debilitamiento de la nacionalización del suelo que constituye una de las bases de la dictadura del proletariado". La Oposición alcanzó en este punto la victoria: los atentados directos a la nacionalización de la tierra cesaron. Pero no se trataba únicamente de la forma de la propiedad de la tierra.

    "A la importancia creciente de las granjas individuales en el campo -decía además la plataforma de la Oposición- se opondrá el crecimiento más rápido de las explotaciones colectivas. Se pueden asignar sistemáticamente, cada año, sumas importantes destinadas al sostenimiento de los campesinos pobres organizados en explotaciones colectivas (... ). Toda la acción de las cooperativas debe estar penetrada de la necesidad de transformar la pequeña producción en gran producción colectiva". Se consideraba obstinadamente como una utopía cualquier amplio programa de colectivización para un porvenir próximo. Durante la preparación del XV Congreso del partido, destinado a excluir a la Oposición, el futuro presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, Mólotov, repitió: "No hay que dejarse engañar (!) en las condiciones presentes, por las ilusiones de los campesinos pobres sobre la colectivización de las grandes masas campesinas". El calendario señalaba el final de 1927, y la fracción dirigente estaba muy lejos de concebir la política que iba a desarrollar el día siguiente en el campo.

    Estos mismos años (1923-1928) fueron los de la lucha de la coalición en el poder (Stalin, Mólotov, Rizhkov, Tomski y Bujarin; Zinóviev y Kámenev habían pasado a la Oposición a principios de 1926) contra los superindustrialistas partidarios del plan. El historiador futuro se asombrará al descubrir la malévola suspicacia hacia toda iniciativa económica audaz que dominaba en la mentalidad del Gobierno del Estado socialista. El ritmo de la industrialización se aceleraba empíricamente, según impulsos exteriores; todos los cálculos eran brutalmente rectificados en el curso del trabajo, con un aumento extraordinario de los gastos generales. Cuando la Oposición exigió a partir de 1923, la elaboración de un plan quinquenal, fue acogida con burlas al estilo del pequeño burgués que teme el "salto a lo desconocido". En abril de 1927, Stalin afirmó todavía, en sesión plenaria del Comité Central, que comenzar la construcción de la gran central eléctrica del Dnieper sería para nosotros, así como para el mujik, comprarse un gramófono en lugar de una vaca. Este alado aforismo resumía todo un programa. No es superfluo recordar que toda la prensa burguesa del universo, seguida por la prensa socialista, hacía suyas con simpatías las acusaciones oficiales de romanticismo industrial dirigidas a la Oposición de Izquierda.

    Mientras que el partido discutía ruidosamente, el campesino respondía a la falta de mercancías industriales con una huelga cada vez más testaruda; se abstenía de llevar sus granos al mercado y de aumentar las siembras. La derecha (Rizhkov, Tomski, Bujarin), que daba el tono, exigía mayor libertad para las tendencias capitalistas del campo: aumentar el precio del trigo, aunque esta medida disminuyera el desarrollo de la industria. La única solución, con esta política de por medio, hubiera sido importar, a cambio de las materias primas entregadas por los agricultores para la exportación, artículos manufacturados. Así se hubiera hecho la soldadura entre la economía campesina y la industria socialista, en lugar de hacerla entre el campesino rico y el capitalismo mundial. Para esto, no valía la pena haber hecho la Revolución de Octubre.

    "La aceleración de la industrialización -objetaba en la conferencia del partido de 1926 el representante de la Oposición-, particularmente por medio de una imposición mayor del kulak, proporcionará más mercancías, lo que permitirá disminuir los precios Los obreros se beneficiarán, así como la mayor parte de los campesinos (...). Volvernos hacia el campo no quiere decir que debamos volver la espalda a la industria; quiere decir que orientemos la industria hacia el campo, pues los campesinos no tienen ninguna necesidad de contemplar el rostro de un Estado desprovisto de industria".

    Stalin, para respondernos, pulverizaba los "planes fantásticos de la Oposición"; la industria no debía "adelantarse demasiado, separándose de la agricultura y descuidando el ritmo de la acumulación en nuestro país". Las decisiones del partido continuaban repitiendo las primitivas verdades de la adaptación pasiva a las necesidades de los agricultores enriquecidos. El XV Congreso del Partido Comunista, reunido en diciembre de 1927 para infligir una derrota definitiva a los superindustrialistas, hizo una advertencia relativa al "peligro de invertir demasiados capitales en la gran edificación industrial". La fracción dirigente aún no quería ver otros peligros. El año económico 1927-1928 veía cerrar el periodo llamado de reconstrucción, durante el cual la industria había trabajado sobre todo con el utillaje de antes de la revolución y la agricultura con su antiguo material. El progreso ulterior exigía una vasta edificación industrial; ya era imposible gobernar a tientas, sin plan.

    Las posibilidades hipotéticas de la industrialización socialista habían sido analizadas por la Oposición desde 1923-25. La conclusión general a la que se había llegado era que, después de haber agotado las posibilidades ofrecidas por la maquinaria heredada de la burguesía, la industria soviética podría, gracias a la acumulación socialista, alcanzar un crecimiento de un ritmo completamente inaccesible al capitalismo. Los jefes de fracción dirigente se burlaban abiertamente de los coeficientes de 15 a 18%, formulados prudentemente, como de la música fantástica de un porvenir desconocido. En esto consistía, entonces, la lucha contra el "trotskismo".

    El primer esquema oficial del plan quinquenal, hecho al fin en 1927, fue de un espíritu irrisoriamente mezquino. El crecimiento de la producción industrial debía variar, siguiendo de año en año una curva decreciente, de un 9% a un 4%. ¡En cinco años, el consumo individual sólo debía aumentar un 12%! La inverosímil timidez de este concepto resalta con más claridad aún, con el hecho de que el presupuesto del Estado no debía abarcar, al finalizar el periodo quinquenal, más que el 16% de la renta nacional, mientras que el presupuesto de la Rusia zarista, que no pensaba, ciertamente, en construir una sociedad socialista, absorbía el 18% de esta renta. No es superfluo añadir que, algunos años después, los autores de este plan, ingenieros y economistas, fueron severamente condenados por los tribunales como saboteadores que obedecían las directrices de una potencia extranjera. Si los acusados se hubieran atrevido, hubieran podido responder que su trabajo en la elaboración del plan se había cumplido en perfecto acuerdo con la "línea general" del Buró Político, del que recibían instrucciones.

    La lucha de las tendencias se expresó en el lenguaje de las cifras. "Formular para el décimo aniversario de la Revolución de Octubre un plan tan mezquino, tan profundamente pesimista -decía la plataforma de la Oposición- es trabajar, en realidad, contra el socialismo". Un año más tarde, el Buró Político sancionó un nuevo proyecto de plan quinquenal, según el cual el crecimiento medio anual de la producción debía ser del 9%. El desarrollo real mostraba una obstinada tendencia a aproximarse a los coeficientes de los superindustrialistas. Un año después, cuando la política del Gobierno se modificó radicalmente, la Comisión del Plan decretó un tercer proyecto, cuya dinámica coincidía mucho más de lo que se hubiera podido prever con los pronósticos hipotéticos de la Oposición en 1925.

    La historia verdadera de la política económica de la URSS es muy diferente, ya lo vemos, de la leyenda oficial. Deploremos que honorables autores, como los Webb, no se hayan dado cuenta de ello.


    VIRAJE BRUSCO: "EL PLAN QUlNQUENAL EN CUATRO AÑOS" Y LA COLECTIVIZACIÓN COMPLETA

    La tergiversación ante las explotaciones campesinas individuales, la desconfianza ante los grandes planes, la defensa del desarrollo lento, el desdén por el problema internacional, tales son los elementos que, reunidos, formaron la teoría del socialismo en un solo país, formulada por Stalin por primera vez durante el otoño de 1924, después de la derrota del proletariado en Alemania. No precipitarnos en materia de industrialización, no disgustarnos con el mujik, no contar con la revolución mundial y, sobre todo, preservar al poder burocrático de toda crítica. La diferenciación de los campesinos sólo era una invención de la Oposición. El Yakovlev que ya hemos mencionado, licenció al Servicio Central de las Estadísticas, cuyos cuadros concedían al kulak un lugar mayor de lo que deseaba el poder. Mientras que los dirigentes prodigaban afirmaciones tranquilizadoras sobre la reabsorción de la escasez de mercancías, "el ritmo calmado del desarrollo" próximo, el almacenamiento más "uniforme" de los cereales, etc; el kulak fortificado arrastró al campesino medio a seguirlo y negó a las ciudades su trigo. En enero de 1928, la clase obrera se encontró frente a un hambre inminente. La historia suele gastar bromas feroces. Precisamente el mismo mes en que los kulaks estrangulaban a la revolución, los representantes de la Oposición de Izquierda eran encarcelados o enviados a Siberia por haber "sembrado el pánico" evocando el espectro del kulak.

    El Gobierno trató de presentar las cosas como si la huelga del trigo se debiera únicamente a la hostilidad del kulak (¿pero de dónde había salido el kulak?) hacia el Estado socialista; es decir, a móviles políticos de orden general. Pero el campesino acomodado es poco afecto a esta especie de "idealismo". Si ocultaba su trigo, es porque le resultaba desventajoso venderlo. Por iguales razones lograba extender su influencia ampliamente entre el resto de los campesinos. Las medidas de represión resultaron manifiestamente insuficientes contra el sabotaje de los campesinos acomodados; había que cambiar de política. Incluso entonces vacilaron durante un tiempo.

    Rizhkov, que aún era jefe del Gobierno, no era el único en declarar, en julio de 1928, que "el desarrollo de las explotaciones campesinas individuales (...) constituía la tarea más importante del partido". Stalin le hacía eco: "Hay gentes -decía- que piensan que el cultivo de las parcelas individuales ha llegado a su fin y que ya no debe ser alentado (...). Estas gentes no tienen nada en común con la línea general del partido". Menos de un año después, la línea general del partido ya no tenía nada en común con estas palabras: El alba de la colectivización completa apuntaba en el horizonte.

    La nueva orientación brotó de una sorda lucha en el seno del bloque gubernamental y se basó en medidas tan empíricas como las precedentes. "Los grupos de la derecha y del centro están unidos por su hostilidad común en contra de la Oposición, cuya exclusión precipitaría infaliblemente el conflicto entre ellos" (esta advertencia fue hecha en la plataforma de la Oposición). Esto es lo que sucedió. Los jefes del bloque gubernamental en vías de disgregación no quisieron, sin embargo, reconocer a ningún precio que este vaticinio de la Oposición se había cumplido como muchos otros. El 19 de octubre de 1928, Stalin aún declaraba: "Es tiempo de acabar con los murmullos sobre la existencia de una derecha con la que el Buró Político de nuestro Comité Central se muestra tolerante". Los dos grupos sondeaban, entre tanto, a los burós del partido. El partido sofocado vivía de rumores confusos y de conjeturas. Pasaron algunos meses y la prensa oficial, con su acostumbrada imprudencia, declaró que el jefe del Gobierno, Rizhkov, "especulaba sobre las dificultades del poder de los soviets"; que el dirigente de la Internacional Comunista, Bujarin, se había revelado como "agente de las influencias liberales burguesas"; que Tomski, el presidente del Consejo Central de Sindicatos, no era más que un miserable tradeunionista. Los tres, Rizhkov, Bujarin y Tomski pertenecían al Buró Político. Si en la lucha anterior contra la Oposición de Izquierda se habían empleado armas tomadas del arsenal de la derecha, Bujarin podía ahora, sin faltar a la verdad, acusar a Stalin de utilizar contra la derecha fragmentos de la condenada plataforma de la Oposición de Izquierda.

    De una u otra forma se dio el cambio. El eslogan: "¡Enriquecéos!", y la teoría de la asimilación indolora del kulak por el socialismo, fueron reprobadas tardíamente, pero, por lo mismo, con gran energía. La industrialización se puso a la orden del día. La pasiva autosatisfacción fue reemplazada por un pánico impulsivo. La semiolvidada consigna de Lenin, "alcanzar y sobrepasar", fue completada con estas palabras: "en el más breve plazo". El plan quinquenal minimalista, ya aprobado en principio por el congreso del partido, cedió su lugar a un plano nuevo, cuyos elementos principales estaban tomados enteramente de la plataforma de la Oposición de Izquierda deshecha la víspera. El Dnieperstroy, comparado ayer con un gramófono, acaparó toda la atención.

    Desde los primeros éxitos, se dio una nueva directiva: acabar la ejecución del plan quinquenal en cuatro años. Los empíricos, trastornados, llegaban a creer que ya todo les era posible. El oportunismo se transformó, como muchas veces ha sucedido en la historia, en su contrario, el espíritu de aventura. El Buró Político, dispuesto en 1923-28 a acomodarse a la filosofía bujarinista del "paso de tortuga", pasaba hoy fácilmente del 20 al 30% de crecimiento anual, tratando de hacer de todo éxito momentáneo una norma, y perdiendo de vista la interdependencia de las ramas de la economía. Los billetes impresos tapaban las brechas financieras del plan. Durante el primer periodo quinquenal, el papel moneda en circulación pasó de 1.700 millones de rubios a 5.500 millones, para alcanzar, a principios del segundo período, 8.400 millones. La burocracia no solamente se había sacudido el control de las masas, para las cuales, la industrialización a toda velocidad constituía una carga intolerable, sino que también se había emancipado del control automático del chervonets. El sistema financiero, sólido al principio de la NEP, de nuevo se quebrantó profundamente.

    Pero los mayores peligros para el régimen, así como para el plan, surgieron del campo.
    La población supo con estupor el 15 de febrero de 1928, por un editorial de Pravda, que los campos estaban muy lejos de tener el aspecto bajo el cual las autoridades los habían pintado hasta ese momento, y que tenían un fuerte parecido al cuadro que de ellos había trazado la Oposición excluida por el congreso. La prensa, que la víspera negaba literalmente la existencia del kulak, a una señal venida de arriba, lo descubría hoy no solamente en las aldeas, sino en el partido. Se supo que las células del partido estaban dirigidas frecuentemente por campesinos ricos, propietarios de maquinaria agrícola avanzada, quienes empleaban mano de obra asalariada, que ocultaban al Gobierno cientos y miles de puds de grano, e implacablemente denunciaban la política "trotskista". Los periódicos rivalizaban en informaciones sensacionalistas sobre los kulaks secretarios de comités locales, que habían cerrado a los campesinos pobres y a los jornaleros las puertas del partido. Todos los viejos valores fueron derribados. Los signos más y menos se invertían.

    Para alimentar a las ciudades, se necesitaba urgentemente tomar de los kulaks el pan cotidiano, lo que sólo podía hacerse por medio de la fuerza. La expropiación de las reservas de cereales, y esto no solamente al kulak sino al campesino medio, fue calificada de "medida extraordinaria" en el lenguaje oficial. Esto significaba que el día de mañana se regresaría a las viejas rutinas. Pero el campo no creyó, y con razón, en las buenas palabras. La requisa forzada del trigo, quitaba a los cultivadores acomodados todo deseo de extender las sementeras. El jornalero agrícola y el cultivador pobre se encontraban sin trabajo. La agricultura se encontraba de nuevo en un callejón sin salida y, junto con ella, el Estado. Se necesitaba, a cualquier precio, transformar la "línea general".

    Stalin y Mólotov, sin dejar de atribuir el primer lugar a los cultivos parcelarlos, subrayaron la necesidad de aumentar rápidamente las explotaciones agrícolas del Estado (sovjoses) y las explotaciones colectivas de los campesinos (koljoses). Pero como la gravísima penuria de víveres no permitía renunciar a las expediciones militares a los campos, el programa de recuperación de los cultivos parcelarlos se encontró suspendido en el vacío. Había que "deslizarse sobre la pendiente" de la colectivización. Las "medidas extraordinarias" adoptadas para adquirir trigo dieron lugar, sin que nadie se lo esperara, a un programa de "liquidación de los kulaks como clase". Las órdenes contradictorias, más abundantes que las raciones de pan, pusieron en evidencia la ausencia de todo programa agrario, no sólo para cinco años, sino también para cinco meses.

    Según el plan elaborado, bajo el aguijón de la crisis de abastecimiento, la agricultura colectiva debía abarcar, al cabo del quinto año, cerca del 20% de las familias campesinas. Este programa, cuyo aspecto grandioso se revela si se toma en cuenta que la colectivización había abarcado durante los diez años anteriores menos del uno por ciento de las familias, fue ampliamente sobrepasado a mediados del periodo quinquenal. En noviembre de 1929, Stalin, rompiendo con sus propias vacilaciones, anunció el fin de la agricultura parcelaria: "por aldeas enteras, por cantones, aun por cuarteles, los campesinos entran en los koljoses". Yakovlev, quien dos años antes había demostrado que los koljoses durante largo tiempo no serían "más que oasis en medio de innumerables parcelas", recibió, en calidad de Comisario de Agricultura, la misión de "liquidar a los campesinos ricos como clase" y de implantar la colectivización completa "en el plazo más breve". En 1929, el número de familias que había entrado en los koljoses pasa de 1,7% a 3,9%, alcanza el 23,6% en 1930, 52,7% en 1931 y 61,5% en 1932.

    Verdaderamente no se encontrará a nadie que repita el galimatías liberal de que la colectivización haya sido, por completo, fruto de la violencia. En la lucha por la tierra que necesitaban, los campesinos se rebelaban antiguamente en contra de los señores y, algunas veces, iban a colonizar regiones vírgenes en las que formaban sectas religiosas que compensaban al mujik de la falta de tierras con el vacío de los cielos. Después de la expropiación de los grandes dominios y de la fragmentación extrema de las parcelas, la reunión de éstas en cultivos más extensos había llegado a ser un asunto de vida o muerte para los campesinos, para la agricultura, para la sociedad entera.

    Esta consideración histórica general no resolvía, sin embargo, el problema. Las posibilidades reales de la colectivización no estaban determinadas ni por la situación sin salida de los cultivadores, ni por la energía administrativa del Gobierno; lo estaban, ante todo, por los recursos productivos dados, es decir, por la medida en que la industria podría proporcionar herramientas a la gran explotación agrícola. Estos datos materiales hacían falta; los koljoses fueron organizados frecuentemente con unos útiles que sólo convenían a las parcelas. En estas condiciones, la colectivización exageradamente apresurada se transformaba en una aventura.

    El Gobierno, sorprendido por la amplitud de su viraje, no pudo ni supo preparar en el sentido político su nueva evolución. Como los campesinos, las autoridades locales no sabían lo que se exigía de ellas. Los campesinos se exasperaron con los rumores de "confiscación" del ganado, lo que no estaba muy lejos de la verdad como se verá enseguida. La intención, que antaño se atribuía a la Oposición para caricaturizar sus planes, se realizaba: la burocracia "saqueaba los campos". Para el campesino la colectivización fue, por lo pronto, una expropiación completa. No solamente se socializaban los caballos, las vacas, los corderos, los cerdos, sino hasta los polluelos. "Se expropiaba a los kulaks -un testigo ocular lo ha escrito en el extranjero- hasta botas de fieltro que arrebataban a los niños". El resultado de todo esto fue que los campesinos vendieran en masa su ganado a bajo precio, o que lo sacrificaran para obtener carne y cuero.

    En enero de 1930, Andréev, miembro del Comité Central, trazaba en el congreso de Moscú el siguiente cuadro de la colectivización: por una parte, el poderoso movimiento de colectivización que ha ganado al país entero "barrerá de su camino todos los obstáculos"; por otra, la venta que hicieron los campesinos, en vísperas de entrar en el koljós, con un espíritu brutal de lucro, de su equipo, del ganado y aun de las semillas, "adquiere proporciones francamente amenazadoras..". Por contradictorias que fuesen, estas dos afirmaciones definían justamente, desde dos puntos de vista opuestos, el carácter epidémico de la colectivización, medida desesperada. "La colectivización completa -escribía el observador crítico que ya hemos citado- ha sumido a la economía en una miseria tal como no se había visto desde hacía largo tiempo; es como si una guerra de tres años se hubiera desencadenado allí".

    Con un solo gesto, la burocracia trató de sustituir a 25 millones de hogares campesinos aislados y egoístas, que ayer todavía eran los únicos motores de la agricultura -débiles como el jamelgo del mujik, pero motores a pesar de todo-, por el mando de 200.000 consejos de administración de koljoses, desprovistos de medios técnicos, de conocimientos agrónomos y de apoyo por parte de los campesinos. Las consecuencias destructivas de esta aventura no tardaron en dejarse sentir, para durar años. La cosecha global de cereales, que había alcanzado en 1930, 835 millones de quintales, cayó en los dos años siguientes a menos de 700 millones. Esta diferencia no parece catastrófica en sí misma, pero significaba justamente la pérdida de la cantidad de trigo necesaria para las ciudades, antes de que éstas se habituasen a las raciones de hambre. Los cultivos técnicos estaban en peor situación. En vísperas de la colectivización, la producción de azúcar había alcanzado cerca de 109 millones de puds (el pud equivale a 16,8 kilos) para caer dos años más tarde, en plena colectivización, como consecuencia de la falta de remolacha, a 48 millones de puds, o sea, menos de la mitad. Pero el huracán más devastador fue el que azotó al ganado del campo. El número de caballos disminuyó un 55%; de 34,6 millones en 1929, a 15,6 en 1934; el ganado vacuno bajó de 30,7 millones a 19,5, o sea, un 40%; los cerdos un 55%; los corderos un 66%. Las pérdidas humanas -a consecuencia del hambre, del frío, de las epidemias y de la represión- por desdicha no han sido registradas con la misma exactitud que las del ganado, pero también se calculan por millones. La responsabilidad de todo esto no incumbe a la colectivización sino a los métodos ciegos, aventureros y violentos con los que se aplicó. La burocracia no había previsto nada. El estatuto mismo de los koljoses, que trataba de unir el interés individual del campesino con el interés colectivo, no se publicó sino después de que los campos fueran cruelmente asolados.

    La precipitación de esta nueva política era un resultado de la necesidad de escapar a las consecuencias de la de 1923-28. La colectivización podía y debía, sin embargo, tener un ritmo más razonable y formas mejor calculadas. Dueña del poder y de la industria, la burocracia podía reglamentar la colectivización sin colocar al país al borde del abismo. Se podía y se debía adoptar un ritmo que co rrespondiera mejor a los recursos materiales y morales del país. "En condiciones internas e internacionales satisfactorias -escribía en 1930 el órgano de la Oposición de Izquierda en el extranjero-, la situación material y técnica de la agricultura puede transformarse radicalmente en unos 10 ó 15 años y asegurar a la colectivización una base en la producción. Pero durante los años que nos separan de esta situación, se puede derrocar varias veces al poder de los soviets...".

    Esta advertencia no era exagerada: nunca el soplo de la muerte había estado tan cerca de la tierra de la Revolución de Octubre, como durante los años de la colectivización completa. El descontento, la inseguridad, la represión, desgarraban al país. Un sistema monetario desorganizado; la superposición de los precios máximos fijados por el Estado, precios "convencionales" y precios de mercado libre; el paso de un simulacro de comercio entre el Estado y los campesinos a impuestos en cereales, carne y leche; la lucha a muerte contra los robos innumerables del haber de los koljoses y la ocultación de estos robos; la movilización puramente militar del partido para combatir el sabotaje de los kulaks después de la "liquidación" de los mismos como clase; y al mismo tiempo, el regreso al sistema de cartillas de racionamiento y a las raciones de hambre, el restablecimiento, en fin, de los pasaportes; interiores: todas estas medidas devolvían al país a la atmósfera de la guerra civil terminada hacía largo tiempo.

    El abastecimiento de las fábricas de materias primas empeoraba de trimestre en trimestre. Las intolerables condiciones de existencia provocaban el desplazamiento de la mano de obra, las faltas de asistencia al trabajo, el descuido en el mismo, la ruptura de máquinas, el elevado porcentaje de las fabricaciones defectuosas, la mala calidad de los productos. El rendimiento medio del trabajo bajó un 11,7% en 1931. Según una confesión escapada a Mólotov, reproducida por toda la prensa soviética, la producción industrial sólo aumentó en 1933 el 8,5%, en lugar del 36% previsto por el plan. Es cierto que el mundo supo un poco después que el plan quinquenal había sido ejecutado en cuatro años y tres meses, lo que significaba solamente que el cinismo de la burocracia con respecto a las estadísticas y a la opinión pública no tiene límites. Pero esto no es lo más importante: la apuesta en esta operación no era el plan quinquenal, sino la suerte del régimen.

    El régimen se sostuvo, mérito que hay que reconocerle, pues ha echado profundas raíces en el suelo popular. El mérito corresponde también a circunstancias exteriores favorables. En esos años de caos económico y de guerra civil en el campo, la URSS se encontró en realidad paralizada ante el enemigo exterior. El descontento de los campesinos se extendía al ejército. La inseguridad y la inestabilidad desmoralizaban a la burocracia y a los cuadros dirigentes. Una agresión por el oeste o por el este, podía ser de fatales consecuencias.
    Felizmente, los primeros años de la crisis sumían al mundo capitalista en una expectativa desorientada. Nadie estaba listo para la guerra, nadie osaba arriesgarse. Por lo demás, ninguno de sus adversarios se daba cuenta claramente de la gravedad de las convulsiones que trastornaban al país de los soviets bajo los rugidos de la música oficial en honor de la "línea general".

    Por breve que sea, esperamos que nuestro resumen histórico muestre cuán lejos está del desarrollo real del Estado obrero el cuadro idílico de una acumulación progresiva y continua de éxitos. Sacaremos más tarde, de un pasado rico en crisis, importantes indicaciones para el porvenir. El estudio histórico de la política económica del Gobierno de los soviets y de los zigzags de esta política, nos parece también necesario para destruir el fetichismo individualista que busca las causas de los éxitos reales o falsos en las cualidades extraordinarias de sus dirigentes y no en las condiciones de la propiedad socializada, creadas por la revolución.

    Las ventajas objetivas del nuevo régimen social también encuentran naturalmente su expresión en los métodos de dirección; pero dichos métodos expresan igualmente, y no en menor medida, el estado atrasado en lo económico y lo cultural del país, y el ambiente pequeño burgués provinciano en el que se formaron sus cuadros dirigentes.

    Se cometería uno de los más groseros errores deduciendo de esto que la política de los dirigentes soviéticos es un factor de tercer orden. No hay otro Gobierno en el mundo que a tal grado tenga en sus manos el destino del país. Los éxitos y los fracasos de un capitalista dependen, aunque no enteramente, de sus cualidades personales. Mulatis mutandis [(es decir, salvando las diferencias)], el Gobierno soviético se ha puesto, respecto al conjunto de la economía, en la situación del capitalista respecto a una empresa aislada. La centralización de la economía hace del poder un factor de enorme importancia. Justamente por esto, la política del Gobierno no debe ser juzgada por balances sumarios, por las cifras desnudas de la estadística, sino de acuerdo con el papel específico de la previsión consciente y de la dirección planificada en la obtención de los resultados.

    Los zigzags de la política gubernamental reflejan, al mismo tiempo, las contradicciones de la situación y la insuficiente capacidad de los dirigentes para comprenderlas y aplicar medidas profilácticas. Los errores de estimación no se prestan fácilmente a estimaciones de contabilidad, pero la simple exposición esquemática de los zigzags permite deducir con seguridad que han impuesto a la economía soviética enormes gastos generales.

    Sigue estando sin explicar, es cierto, sobre todo si se aborda la historia desde un punto de vista racionalista, cómo y por qué la fracción menos rica en ideas y más cargada de errores pudo vencer a los demás grupos y concentrar en sus manos un poder ilimitado. El análisis posterior nos dará la clave de este enigma. Veremos también cómo los métodos burocráticos del Gobierno absoluto entran cada vez más en contradicción con las necesidades de la economía y de la cultura; y cómo, necesariamente, derivan de allí nuevas crisis nuevas sacudidas en el desarrollo de la URSS.
    Pero antes de abordar el estudio del doble papel de la burocracia "socialista", tendremos que responder a la siguiente pregunta: "¿Cuál es, pues, el balance general de lo obtenido?". "¿El socialismo se ha realizado realmente?". O, con mayor prudencia: ¿Los éxitos económicos y culturales realizados nos inmunizan contra el peligro de una restauración capitalista, así como la sociedad burguesa por sus conquistas se encontró inmunizado, en cierta etapa, contra la restauración del feudalismo y de la servidumbre?
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    Mensaje por Leon Mar Mayo 04, 2010 11:30 pm

    che amigo , pone el link , no vaya a ser que se pongan locas acá.
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    Mensaje por gazte Miér Mayo 05, 2010 8:28 pm

    les doy la oportunidad de criticarlo de una manera objetiva, si estar sugestionados por la fuente
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    Mensaje por Invitado Miér Mayo 05, 2010 8:33 pm

    Gazte pon la fuente de cualquier cosa , joder.

    Yo no miro siqueira tus fuentes pero hay que dejarlo puesto. No se que parte queridos contertulios del bla bla bla no entendeis de que las fuentes ponerlas son obligatorias.

    O se hace asi o se borra el post.
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    Mensaje por Invitado Miér Mayo 05, 2010 8:39 pm

    Leon escribió:che amigo , pone el link , no vaya a ser que se pongan locas acá.

    Mira , o cambias aqui de actitud , aprendes a expresarte de forma civilizada y sin pasarte de listo o aqui sobras, y suficiente que te tratamos como a un niño pequeño salido de la jungla, suficiente paciencia estoy teniendo hombre. Por cierto , metete en el hilo de los paises balticos y que te siga dando un repaso el camarada NSV en el tema que lo necesitas.Esto se acabo aqui.

    Postea la fuente gazte y dejate tus percepciones personales para otro tipo de debates.
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    Mensaje por Dzerjinskii Dom Mayo 23, 2010 6:34 am

    Camarada gazne me interesa saber la fuente del texto, para ver si están citados los datos que se presentan. Un artículo que expone datos estadísticos no puede ser presentado sin citar la fuente. También son necesarias en el caso de reproducir declaraciones de tal o cual dirigente. No basta con decir “toda la prensa público”
    He leído varios artículos de Trotsky publicados en la prensa occidental y editados bajo en nombre: “El fracaso del Plan Quinquenal” que plantean algo similar a este. Quisiera confirmar desde que lugar se hace la critica.

    Saludos
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    Mensaje por gazte Dom Mayo 23, 2010 11:35 am

    la fuente es un libro, "la revolucion traicionada" (creo, voy a comprobarlo pero en principio si)
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    Mensaje por Dzerjinskii Dom Mayo 23, 2010 11:47 pm

    Me suena, creo que hay varios con ese titulo ó similar. Lo interezante sería poder conseguir la fuente de los datos, y si tiene un apendice estadistico ó halgo así. Las criticas "idielogicas" solo deven demostrar coherencia teorica pero los analicis historicos deven tener un sustento empirico y poner a prueba las fuentes.
    Gracias Gazte

    Saludos
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    Mensaje por Antiheroe Lun Mayo 24, 2010 12:02 am

    No era muy dificil.... con poner un párrafo del texto en google se encuentra:

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    Mensaje por Dzerjinskii Lun Mayo 24, 2010 4:08 am

    Gracias Antiheroe, sabía que esto lo había leído en algún lado, que lastima, es más de lo de siempre. ¿Alguien sabe de algún nuevo trabajo que estudie la economía soviética comparando estadísticas de distintas procedencias y con un interés más científico?
    Ahora es el momento de criticar a la URSS, total ya fue derrotada la experiencia socialista y lo único que podemos hacer es estudiarla, y ya no hace falta “medir” las críticas.

    Les dejo aquí un extracto de un discurso de Lenin en él hace una buena pregunta que quizás Trotski, Bujarin y algunos otros no escucharon. Por el barullo típico de todo congreso seguramente.
    Quizás sus seguidores puedan responderla ahora:

    “(…) nos hemos permitido el lujo de abrir discusiones y controversias dentro de nuestro partido. ¡Para un partido que está rodeado de enemigos poderosísimos y fortísimos, enemigos que agrupan a todo el mundo capitalista, para un partido que lleva una carga inaudita, este lujo ha sido verdaderamente asombroso!
    No sé cómo valoraréis ahora esto. ¿Ha correspondido plenamente, a juicio vuestro, este lujo a nuestras riquezas tanto materiales como espirituales?”

    V. I. Lenin
    Discurso pronunciado al inaugurarse el X congreso del PC (b) de Rusia el 8 de marzo de 1921.
    Obras escogidas TIII.
    Edición: Progreso, Moscú 1961.
    Página 311
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    Mensaje por gazte Lun Mayo 24, 2010 3:45 pm

    no es un lujo, explicar tu opinion debe ser un derecho, no un privilegio.
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    Mensaje por Dzerjinskii Lun Mayo 24, 2010 11:08 pm

    Entender el derecho como algo universal, inmutable y existente independientemente de las condiciones objetivas es idealista. Es la base de la legislación burguesa que fija hermosos derechos en el papel, en abstracto, pero en la realidad no existen. El derecho es parte de la superestructura, está históricamente determinado.
    El derecho se gana en la lucha, aplastando el derecho de los enemigos. Y cuando estas rodeado de enemigos el único derecho que tienen es el de hacer lo que sea necesario para resistir. Para los idealistas, firmar la paz “deshonrosa” con Alemania, el capitalismo de Estado, la colectivización forzada, la industrialización acelerada, el pacto Molotov-Ribentrop, la guerra con Finlandia la ocupación de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania son “atrocidades al derecho” para un marxista son las condiciones necesarias para que La URSS tuviera el derecho de existir.
    Me cago en los educaditos demócratas humanitarios que nos vienen a imponer sus abstractos derechos.
    Los burgueses nos mandan a leer a Hans Kelsen mientras ellos leen a Maquiavelo.
    Las clases explotadas y los pueblos invadidos tienen derecho a todo.

    Perdón por el tono, no es algo personal. Es la furia que me genera ver como un ejército de trotskistas, anarquistas y socialdemócratas, dedicaron y dedican más tiempo a difamar las experiencias socialistas, que a denunciar el capitalismo.

    Saludos
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    Mensaje por gazte Mar Mayo 25, 2010 10:55 pm

    te molesta que en un foro de debate sobre la historia del comunismo, en el apartado sobre la URSS se critique el pasado de la URSS? en fin, 5 como tu y la revolucion estaria hecha, segun tu aqui que deberiamos hacer, aplaudir como focas?

    a lo que dices, estoy diferenciando 2 epocas, la de guerra abierta y la de "paz". si quieres construir una sociedad en la que no se pueda opinar y que todo el mundo haga piña en torno al lider en defensa de la "patria" eso es nacionalismo, no lo pinteis de rojo, no pintes el fascismo de rojo.

    lenin, tras la revolucion de octubre, a las pocas semanas de tomar el poder, defendio delante de los soviets, ante las peticiones de libertad de prensa de los socialdemocratas y burgueses, que no iba a restablecer la libertad de prensa en el sentido burgues, ya que estos poseian los medios, pero que el papel y las imprentas serian distribuidas entre las organizaciones obreras (estuvieran de acuerdo con el o no, esto incluia socialrevolucionarios y demas...) en funcion de sus afiliados.

    edit por el mensaje de ss18: la cita de lenin a la que hago referencia esta en 10 dias que estremecieron al mundo.


    Última edición por gazte el Miér Mayo 26, 2010 1:00 am, editado 1 vez
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    Mensaje por Invitado Miér Mayo 26, 2010 12:33 am

    gazte escribió:no es un lujo, explicar tu opinion debe ser un derecho, no un privilegio.

    Evil or Very Mad

    ...Reglas del foro...

    Twisted Evil

    No he leido los aportes de este tema pero concibo en que ahora para nada es como al principio, de eso que se ha construido un debate progresivo en conocimiento por lo tanto no te juzgo.

    Pero no, una opinion debe de tener bases, no parloter por parlotear. Se a lo que tu te refieres, pero no todo TIPO de opinion es importante y mucho menos considerada para tener en cuenta, sobre todo en estos temas donde hay que ser escrupulosamente metodico con las fuentes, datos y analisis para saber que es intoxicacion y que no lo es.

    ma;ana leo todo a ver que hay.
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    Mensaje por gazte Miér Mayo 26, 2010 1:05 am

    creo que eso esta contestado mas abajo, esto va en esa linea:

    lenin, tras la revolucion de octubre, a las pocas semanas de tomar el poder, defendio delante de los soviets, ante las peticiones de libertad de prensa de los socialdemocratas y burgueses, que no iba a restablecer la libertad de prensa en el sentido burgues, ya que estos poseian los medios, pero que el papel y las imprentas serian distribuidas entre las organizaciones obreras (estuvieran de acuerdo con el o no, esto incluia socialrevolucionarios y demas...) en funcion de sus afiliados.

    edit por el mensaje de ss18: la cita de lenin a la que hago referencia esta en 10 dias que estremecieron al mundo.

    y ampliando la cosa, yo censurare a todo aquel que defienda los privilegios, pero entre distintas corrientes del movimiento obrero tiene que haber absoluta libertad para opinar, a los trabajadores hay que convencerlos, a los burgueses mandarlos al gulag, ese fue uno de los fallos mas importantes del kpd aleman en los años 30 respecto a los "socialfascistas" como les llamaban ellos, derivo en sectarismo y en una victoria nazi. en la urss transformo la dictadura del proletariado en una dictadura para el proletariado de una manera similar. fuentes? no hay, es una interpretacion del desarrollo historico, la correcta para mi.
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    Mensaje por Dzerjinskii Miér Mayo 26, 2010 7:43 am

    Contestaré solo argumentos no insultos.

    gazte escribió: estoy diferenciando 2 epocas, la de guerra abierta y la de "paz".


    La experiencia Soviética no tuvo "periodos de paz" luego de la guerra civil, la intervención y la guerra contra los aristócratas polacos y las varias revueltas como Kronstadt y Tambov una "guerra civil larvada" mantuvo en pie de guerra a los bolcheviques. Y no me refiero solo al asedio imperialista y sus intrigas como la "conspiración de las embajadas" y varias otras, sino a la tensa, y a veces no tanto, relación con la mayoría campesina. Que ya había tenido sus peores épocas cuando existían los ejércitos "verdes". Luego se sumarían las expediciones contra el "bandido de Mukden". Las incursiones de Mankho en ucrania desde Polonia donde lo financiaba el "magnate de los Fósforos", ¡la lucha contra el Kulak!, para por fin tener dos grandes batallas contra los Japoneses y ya estamos en 1939. Esto sin contar el malestar social propio de las consecuencias del atraso feudal, la guerra, la sequías etc.

    Si todo esto no obliga ser "cuidadoso y oportuno" en las criticas y no provocar escándalos en la prensa y hacer "actos paralelos de protesta" para conmemorar el aniversario de la revolución, no se que es lo que puede ameritar una critica constructiva y no una agresiva.

    gazte escribió: quieres construir una sociedad en la que no se pueda opinar y que todo el mundo haga piña en torno al lider en defensa de la "patria" eso es nacionalismo,(...)

    Las nacionalidades existen independientemente de que le gusten o no a los ultraizquierdistas románticos. O le ponemos un contenido revolucionario y convertimos el nacionalismo en consigna de lucha contra el imperialismo o dejamos que sea una consigna reaccionaria en manos de la burguesía.

    Y con respecto a lo del líder calculo que opinaras que Lenin era un "fascista" por decir esto:

    "Mientras la revolución tarde aún en "nacer" en Alemania, nuestra tarea consiste en aprender de los alemanes el capitalismo de Estado, en implantarlo con todas las fuerzas, en no escatimar métodos dictatoriales para acelerar su implantación, (…) sin reparar en medios bárbaros de lucha contra la barbarie."

    V. I. Lenin
    Acerca del infantilismo izquierdista y del espíritu pequeño burgués
    Obras escogidas TII
    Edición Progreso Moscu 1971
    Página 381

    O esto:

    "La experiencia irrefutable de la historia muestra que la dictadura personal ha sido con mucha frecuencia, en el curso de los movimientos revolucionarios, la expresión de la dictadura de las clases revolucionarias, su portadora y su vehículo."

    V. I. Lenin
    Las tareas inmediatas del poder soviético
    Obras escogidas TII
    Edición Progreso Moscu 1971
    Página 367


    gazte escribió:
    lenin, tras la revolucion de octubre, a las pocas semanas de tomar el poder, defendio delante de los soviets, ante las peticiones de libertad de prensa de los socialdemocratas y burgueses, que no iba a restablecer la libertad de prensa en el sentido burgues, ya que estos poseian los medios, pero que el papel y las imprentas serian distribuidas entre las organizaciones obreras (estuvieran de acuerdo con el o no, esto incluia socialrevolucionarios y demas...) en funcion de sus afiliados.

    Muy democrático y hay que dar las gracias a J. Redd que exaltara ante el publico occidental esta "bondad" de los bolcheviques. Lastima que después vinieron los dos atentados contra Lenin hechos por eseristas (social revolucionarios) y mencheviques.


    Solo pido honestidad y esfuerzo en el estudio de las experiencias socialistas y no pasiones ciegas heredadas de las sectas partidistas, que no hacen otra cosa que repetir las falacias burguesas de las "teorías de los totalitarismos" y del "Stalin peor que Hitler."

    Saludos comunistas

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    Mensaje por gazte Miér Mayo 26, 2010 10:32 pm

    stalin peor que hitler? no recuerdo haber dicho eso? por que pasara que cuando digo algo que no os gusta siempre saltais con la misma coletilla? falacias burguesas bla bla... todo lo que no os gusta es propaganda burguesa?


    "Mientras la revolución tarde aún en "nacer" en Alemania, nuestra tarea consiste en aprender de los alemanes el capitalismo de Estado, en implantarlo con todas las fuerzas, en no escatimar métodos dictatoriales para acelerar su implantación, (…) sin reparar en medios bárbaros de lucha contra la barbarie."
    esto no es significativolos metodos del proletariado los puede usar el prletariado o alguien en su nombre.

    no voy a citar "versiculos", hemos llegado a un punto en el que la discusion va sobre la dictadura del proletariado, que es y como va?

    Hoy en día se confunde, muy a menudo de una forma interesada, el concepto "dictadura del proletariado" con el regimen que Stalin inauguró en la URSS. Es cierto que por experiencias pasadas en este país, el término dictadura puede provocar cierto pánico o rechazo automático en muchos individuos, no les culpo, pero partiendo de que lo que realmente importa es lo que las cosas son en esencia y no lo que aparentan, pasemos a analizar el término.

    La RAE califica a la dictadura como el gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente. Por tanto, la dictadura del proletariado sería la del gobierno (proletario) que se establece en contra de la legalidad burguesa. Tengo que decir que la palabra gobierno no seria la que más se adapta a esta situación, ya que tiene que desarrollarse el mandato del pueblo, no un gobierno que diga actuar en nombre de este, eso lo hizo Stalin, y lo hicieron todos los "comunistas" posteriores. ¿Qué hay más democrático que la imposición en todo momento de la voluntad de la mayoría? La imposición de la voluntad de los oprimidos. Si hablo de imposición es porque hay alguien al cual nuestra voluntad como clase ha de ser impuesta, estoy hablando de la burguesía.

    Resumiendo, la dictadura del proletariado es el control férreo de la situación por parte de la clase trabajadora, mayoritaria hoy en día. Para que se de es necesario que sea esa clase la que tome las decisiones en su conjunto y nadie en su nombre. Y para que exista esa clase, y para que haya alguien sobre el cual ejercer ese poder, es necesario que exista la burguesía, ya que sin ella el proletariado como clase no existiría, y no habria nadie sobre el que aplicar la voluntad popular. Por tanto, es una situación transitoria hacia una sociedad nueva, en la que es necesario haber acabado con la burguesía, no físicamente, sino como clase.
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    Mensaje por Dzerjinskii Jue Mayo 27, 2010 7:54 am

    [quote="gazte"] stalin peor que hitler? no recuerdo haber dicho eso? por que pasara que cuando digo algo que no os gusta siempre saltais con la misma coletilla? falacias burguesas bla bla... todo lo que no os gusta es propaganda burguesa?
    [quote]

    Lee nuevamente tus intervenciones aquí y en el hilo del holodomor y entenderás por que lo digo.

    gazte escribió: no voy a citar "versiculos",


    Y con esto debo agregar que para ti Lenin es un curita sermonero ya que sus aportes son "versículos".

    gazte escribió: hemos llegado a un punto en el que la discusión va sobre la dictadura del proletariado, que es y como va?

    Si, y tu quieres explicar la dictadura del proletariado no con Marx, Engels y Lenin sino con la Real Academia Española, la que diluye en una generalidad una categoría de análisis que fue elaborada durante años y en base a experiencias concretas por el socialismo científico. ¿Qué sigue después? ¿Un documental del History Channel para explicar la Revolución de Octubre?

    Acepten de una vez que el trostkysmo no tiene nada que ver con el leninismo. Que sus histéricos gritos de "democracia directa" son puro idealismo romántico mitad anarquista mitad socialdemocrata.

    En mi país somos 14 millones de asalariados ¿tendremos que hacer una asamblea todos juntos para decidir algo y así no nos acusaran de burócratas totalitarios?

    La democracia directa presupone que todos los obreros nacemos comunistas, eso es idealismo puro y una falacia para difamar al socialismo científico. Es socialismo utópico pre marxista, mestizado con anarquismo.

    Las mayorías también votan cuando no te barren del poder, y condicionan al Estado continuamente ¿o acaso dirás ahora esos típicos argumentos elitistas donde los obreros son ignorantes y cobardes engañados por la demagogia y temerosos de un puñado de agentes de la NKVD y burócratas?

    ¡Vaya expectativas revolucionarias se pueden tener pensando así!

    Eso también lo dicen los burgueses y lo repiten los trostkyistas y anarquistas al no poder explicar por que el pueblo soviético hizo proezas en la economía y en la guerra al grito de ¡Viva Stalin!
    Subestiman al pueblo y lo ofenden detrás de un discurso paternalista que parece defendernos.

    Me hacen acordar a las películas de Holywood donde un regimentó enteros de soldados soviéticos armados de fusiles son “obligados” a ir a la batalla por un oficial y su pistolita.


    Sigan haciendo historia de héroes y villanos yo prefiero respetar la fuerza de mi clase y confiando en lo que aprende con su experiencia.

    Con democratismos absurdos como este que exiges aquí, es que Trotsky argumentaba que había que posponer la insurrección de octubre "hasta que se vote en la asamblea constituyente" que había fijado Keresnky y donde eran mayoría los mencheviques, eseristas y Kadetes. Mientras los obreros estaban "votando" en la calle, los campesinos ocupando tierras y los soldados fusilando a sus oficiales y desertando del frente.

    Eso si, luego cuando Trotsky perdió todas las votaciones en el partido se olvido de su democratismo y se dedico al faccionalismo, a actos paralelos para conmemorar el primer año de la revolución, a envenenar la prensa y debilitar al partido en momentos dificilísimos.

    texto que cita gazte: escribió: Tengo que decir que la palabra gobierno no seria la que más se adapta a esta situación, ya que tiene que desarrollarse el mandato del pueblo, no un gobierno que diga actuar en nombre de este, eso lo hizo Stalin, y lo hicieron todos los "comunistas" posteriores. ¿Qué hay más democrático que la imposición en todo momento de la voluntad de la mayoría? La imposición de la voluntad de los oprimidos.


    Es indignante como subestiman y ofenden al pueblo soviético al grito de “mandato del pueblo” ustedes se atribuyen el derecho de decidir cual es la voluntad de las mayorías. Ja, que democrático. ¿No se les ocurrió pensar que “Stalin” y el Estado soviético es al mismo tiempo causa y consecuencia del la voluntad del pueblo soviético? Ya no solo abandonaron el materialismo sino también la dialéctica.
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    Mensaje por gazte Jue Mayo 27, 2010 10:05 am

    Y con esto debo agregar que para ti Lenin es un curita sermonero ya que sus aportes son "versículos".
    no, pero con 2 lineas sacadas de contexto no puedes aprender nada de el ni de su pensamiento, solo lo distorsiona, por otro lado, la sensacion que da al hacerlo asi es que se cita la biblia.

    tu intervencion ha sido dedicada a descalificar sin argumentos, que si burguesia, hollywood, ... pero por el bien de la gente que lee esto, que espero que alguno sea capaz de razonar y no venir aqui a gritar como quien va a un partido de futbol.

    tu desprecio por la rae?... no se tu como lo harás, pero las ideas se transmiten mediante el lenguaje, estan influidas por este y no podemos pensar sobre aquello que desconocemos. la dictadura del proletariado es una expresion que representa una idea, un concepto, y para entender eso debemos analizar en primer lugar la forma de representarla. la dictadura del proletariado, tal y como la entendian marx, engels y lenin, era la dictadura de nuestra clase contra la otra, por el tema de utilizar el estado contra ellos, pero a su vez es la forma mas democratica de gobierno.

    ahora el que salta con argumentos burgueses eres tu, ese tipico argumento para negar la democracia obrera de "nos vamos a juntar todos?". los soviets tenian esa funcion, pero no voy a hablar ya de la URSS, por que no nos podemos juntar por barrios y fabricas una vez cada 2 meses para tomar decisiones y que los cargos elegidos se encarguen de ejecutar? esto es, cargos ejecutorios, no decisorios, claro esta, salvo en casos de guerra o emergencia donde el tiempo es crucial. la constitucion sovietica sobre el papel era la mas democratica del mundo, la pena es que no paso del papel.

    y si, las cosas se pueden manipular, y a la gente tambien, y el miedo es la mejor forma de hacerlo. yo espero que si algun dia organizamos la revolucion la gente que luche codo con codo conmigo sea honesta y no manipule, pero hacerse se puede hacer, y stalin lo hizo, su estrategia? decir que trotsky queria acabar con la rev., que si el llegaba al poder todo se habria acabado, una llamada a defender la revolucion y voila.

    miedo me dais tanto "autoritario" disfrazado de comunista, entre esto y el que dijo ayer que apoyaria el terrorismo de estado en un estado socialista tengo de sobra para un mes. ves algo ss18?
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    Mensaje por Dzerjinskii Dom Mayo 30, 2010 10:21 am

    gazte escribió: con 2 lineas sacadas de contexto no puedes aprender nada de el ni de su pensamiento, solo lo distorsiona, por otro lado, la sensacion que da al hacerlo asi es que se cita la biblia.

    Las obras están citadas para el que quiera leerlas completas. Y no veo que tu "amplíes" la citas para demostrar que las distorsiono.

    intervencion ha sido dedicada a descalificar sin argumentos, que si burguesia, hollywood, ... pero

    gazte escribió: por el bien de la gente que lee esto, que espero que alguno sea capaz de razonar y no venir aqui a gritar como quien va a un partido de futbol.

    A esto me refiero con elitismo, con esa visión aristocrática de la historia, propia de las clases dominantes. Así como pones en duda la capacidad de los camaradas de este foro, subestimas al pueblo soviético que no solo hizo una revolución mientras Trostky quería esperar la "opinión" de la asamblea constituyente menchevique, sino que supo defenderla en la guerra civil, durante la intervención imperialista, contra el expansionismo de los barones polacos, las expediciones japonesas en oriente, y la invasión nazi-fascista. Y ni hablar de la reacción interna de los burgueses, los kulaks y los nacionalismos de varios tipos.

    Pero claro, esto lo hacían porque eran unos ignorantes ganados por la propaganda demagógica, que no supieron entender las geniales propuestas de la oposición o porque le tenían miedo a un puñado de comisarios de la NKVD...

    gazte escribió: tu desprecio por la rae?... no se tu como lo harás, pero las ideas se transmiten mediante el lenguaje, estan influidas por este y no podemos pensar sobre aquello que desconocemos. la dictadura del proletariado es una expresion que representa una idea, un concepto, y para entender eso debemos analizar en primer lugar la forma de representarla.

    Primero: deberías saber que hasta los diccionarios tienen carácter de clase. Y mucho más la Real Academia Española.

    Segundo: La definición de dictadura dada por la RAE no deja de ser “general” por más que te escandalices. La definición de dictadura del proletariado sigue estando en Marx que fue el que la creó.

    Y ahora lo interesante, que demuestra como estas ganado por el idealismo filosófico propio de las universidades burguesas y sin siquiera saberlo:

    Para el materialismo dialéctico no podemos pensar lo que no existe, el ejemplo más conocido de esto es el de recordar que las tribus más primitivas que pudieron conocer los antropólogos no tenían un palabra en su lenguaje para denominar al "abuelo" ya que ninguno llegaba a tener la edad para serlo. Un ejemplo mejor es que tampoco tenían una palabra para denominar la propiedad privada o la pobreza. Pero negar la posibilidad de “pensar lo que desconocemos”, es la negación misma de la ciencia. Y ahí es donde te equivocas.
    Está claro que "pensamos en palabras" pero empezar por la "forma", sobrestimar la "forma" sobre el contenido, es propio de la corriente idealista de la "filosofía del lenguaje" que postula que “solo conocemos las palabras y no la realidad” que “lo importante es el medio no el mensaje” que “el sujeto crea la verdad, la realidad através de las palabras”. Esto es subjetivismo puro. Idealismo enmascarado en palabrerío de literatos.

    Lo único que tenemos del socialismo son sus experiencias concretas. Esta es la materia prima para poder “pensar lo que desconocemos”. Hay dos formas de hacerlo: como un fanático ideologizado que se inventó un socialismo a su medida y grita contra las experiencias reales, ó, nos guste o no, lo estudiamos poniendo a prueba las fuentes y siendo cuidadoso al cuestionarlas, estudiando todas las opiniones de la época y no solo leyendo a Trostky.

    gazte escribió: la dictadura del proletariado, tal y como la entendian marx, engels y lenin, era la dictadura de nuestra clase contra la otra, por el tema de utilizar el estado contra ellos, pero a su vez es la forma mas democratica de gobierno.

    Exacto pero ¿en donde entra la “democracia directa” tal cual la entienden los anarquistas en todo esto y tal cual la reclama el Trostkysmo luego de perder todas las elecciones en el PC(b)de la URSS y que repites tu aquí?.

    ¿Adonde fue a parar el Partido de cuadros profesionales? ¿A donde la vanguardia de la clase obrera? que exigía Lenin como condición para dirigir a los trabajadores hacia el socialismo. ¿Una vez tomado el poder desaparece?

    gazte escribió: ahora el que salta con argumentos burgueses eres tu, ese tipico argumento para negar la democracia obrera de "nos vamos a juntar todos?". los soviets tenian esa funcion,

    Otra vez inventando la historia a tu gusto. Los soviet eran asambleas de obreros soldados y campesinos cuya dirección tuvo que ser disputada por los bolcheviques: a los mencheviques, los esereistas y hasta a los Kadetes. Solo cuando el pueblo ruso hizo su experencia concreta en la guerra y ante las mentiras de estos referentes de la burguesía es que apoyaron decididamente a los bolcheviques. ¡Y es justo en ese momento cuando Trostky quiere seguir respetando el resultado de las elecciones anteriores y posponer la insurrección de los bolcheviques! ¡Que buen ejemplo de respetar la decisión de las bases!
    Te lo vuelvo a repetir el pueblo decide de muchas formas y no solo en las asambleas y votando y no le importa si el gobierno se hace llamar socialista ó no.

    gazte escribió: pero no voy a hablar ya de la URSS,

    Típico de intelectualoide cuando esta acorralado se refugia en la teoría abstracta…

    gazte escribió: por que no nos podemos juntar por barrios y fabricas una vez cada 2 meses para tomar decisiones y que los cargos elegidos se encarguen de ejecutar? esto es, cargos ejecutorios, no decisorios, claro esta, salvo en casos de guerra o emergencia donde el tiempo es crucial. la constitucion sovietica sobre el papel era la mas democratica del mundo, la pena es que no paso del papel.

    Todo muy lindo, desde que Marx analiza la experiencia de la Comuna de Paris la revocabilidad de los cargos y el mandato de las bases, como también que la remuneración de los dirigentes y trabajadores intelectuales no supere la de los obreros es fijado como lo deseable y a lo que hay que apuntar. Pero es utópico pensar que esto se logra “por decreto” de “un día para el otro” por pura voluntad. Pensar así es más idealismo.

    Te dejo algunas citas de Lenin donde plantea el problema:

    Las tareas inmediatas del poder soviético
    Acerca del infantilismo izquierdista y del espíritu pequeño burgués
    Obras escogidas TII
    Edición: Progreso Moscu 1971

    “En un país de pequeños campesinos, que apenas hace un año que ha derrocado el zarismo y menos de medio año que se ha librado de los Kerenski, han quedado, naturalmente, bastantes elementos de anarquismo espontáneo, acrecentados por el embrutecimiento y la barbarie, eternos acompañantes de toda guerra prolongada y reaccionaria, y se ha creado, en bastante escala, un espíritu de desesperación y de irritación abstracta; y si añadimos a esto la política provocadora de los lacayos de la burguesía (mencheviques, eseristas de derecha y otros), se comprenderá claramente cuántos esfuerzos prolongados y tenaces deben realizar los mejores y más conscientes obreros y campesinos para lograr un viraje completo en el estado de ánimo de las masas y su paso a un trabajo ordenado, consecuente y disciplinado. Este paso efectuado por la masa pobre (los proletarios y semiproletarios) es el único capaz de coronar la victoria sobre la burguesía y, particularmente, sobre la burguesía campesina, la más obstinada y numerosa.”

    Página: 357

    “Sobre el problema de la contabilidad y del control -problema cardinal con que la revolución socialista se enfrenta ya al día siguiente del derrocamiento de la burguesía-, esta "herencia" se refleja de una manera particularmente aguda. Pasará inevitablemente cierto tiempo hasta que las masas, que por vez primera se sintieron libres después del derrocamiento de los terratenientes y de la burguesía, comprendan -no por los libros, sino por su propia experiencia soviética- y sientan que sin una contabilidad y un control muy amplios y ejercidos por el Estado sobre la producción y distribución de productos, el Poder de los trabajadores, la libertad de los trabajadores no puede sostenerse y que el retorno al yugo del capitalismo es ineludible.”

    Página: 361

    “En comparación con las naciones adelantadas, el ruso es un mal trabajador. Y no podía ser de otro modo bajo el régimen zarista y con la vitalidad de las supervivencias del sistema feudal. Aprender a trabajar, he aquí la tarea que el Poder soviético debe plantear en toda su envergadura ante el pueblo. La última palabra del capitalismo en este terreno -el sistema Taylor-, al igual que todos los progresos del capitalismo, reúne en sí toda la refinada ferocidad de la explotación burguesa y muchas valiosísimas conquistas científicas concernientes al estudio de los movimientos mecánicos durante el trabajo, la supresión de movimientos superfluos y torpes, la elaboración de los métodos de trabajo más racionales, la implantación de los mejores sistemas de contabilidad y control, etc. La República Soviética debe adoptar, a toda costa, las conquistas más valiosas de la ciencia y de la técnica en este dominio. La posibilidad de realizar el socialismo quedará precisamente determinada por el grado en que logremos combinar el Poder soviético y la forma soviética de administración con los últimos progresos del capitalismo. Hay que organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, su experimentación y adaptación sistemáticas. Al mismo tiempo, y planteándose como objetivo la elevación de la productividad del trabajo, hay que tener presentes las peculiaridades del período de transición del capitalismo al socialismo que reclaman, por un lado, el establecimiento de las bases de la organización socialista de la emulación y, por otro, la aplicación de medidas de constreñimiento, para que la consigna de la dictadura del proletariado no quede empañada por una blandura excesiva del Poder proletario en la práctica.”

    Página: 364

    Saludos y lamento elevar el tono, parece que no hay forma de debatir con posturas como las nuestras y que sea un debate productivo.
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    Mensaje por sorge Lun Mayo 31, 2010 10:56 am


    Referencia: otra visión sobre Stalin de Ludo Martens.


    1925: Bujarin habla de relaciones mercantiles en , con la consigna para el campesino de "
    enriquecerse"
    Respuesta de Stalin en carta de 2 junio de 1925"La consigna de enriqueceros No es la nuestra, es erronea…Nuestra consigna es la acumulación socialista" (Davies p32)

    Respecto al tema de la burocratización:
    Lynne Viola:
    la colectivizacion, fuera como fuese iniciada y apoyada por el centro, se concretaba en una serie de medidas ad hoc, en respuesta a las iniciativas desbocadas por los órganos del partido y del gobierno a nivel de región y de distrito. La colectivizacion y la agricultura colectiva han sido modeladas, no por Stalin ni por las autoridades centrales, sino por la actividad indisciplinada e irresponsables de los funcionarios rurales, por la experimentación de los dirigentes de granjas colectivas que debían “arreglarselas como pudieran” y sobre todo por las realidades de un campo atrasado.
    El estado dirigia a través de decretos y circulares, pero no tenia infraestructura organizativa ni personal para imponer su vía o para asegurar la aplicación correcta de su política en la gestión de su campaña.
    Las raices del sistema de Stalin en la campaña no se encuentran en la expansión de los controles del estado, sino en la ausencia misma de estos controles y de un sistema de administración ordenado, lo que en consecuencia daba como resultado que la represión llegaba a ser el instrumento principal del poder en el campo
    (pag 215-216)

    En 1929-1933, el estado soviético no tenia ni los medios técnicos ni personales cualificados necesarios, ni el encuadramiento comunista suficiente para dirigir de forma planificada y ordenada la colectivizacion; describirlo como un estado todopoderoso y totalitario es caer en el absurdo.

    El juicio de Lynne Viola según el cual
    la represión era el instrumento principal del poder
    no corresponde a la realidad. El instrumento principal era la movilización, la concienciacion, la formación, la organización de masas fundamentalmente del campesinado; pero este trabajo constructivo necesitaba efectivamente de la “represión”, es decir, que fue realizado y, no podía realizarse de otra forma, mas que a través de muy dura lucha de clases contra los hombres y las costumbres del antiguo régimen.

    Viola(pg 215-216)
    la revolución no ha sido realizada a través de los canales administrativos regulares; al contrario, el Estado ha llamado directamente a la base del partido y a sectores clave de la clase obrera con el fin de controlar a los funcionarios rurales. El reclutamiento masivo de obreros y cuadros urbanos, y el bloqueo a la burocracia, apuntaba a realizar rupturas políticas para asentar los cimientos de un nuevo sistema

    El 1 de enero de 1930, se contaban 330 comunistas entre una población rural de 120 millones de personas, 28 comunistas para una región de 10.000 habitantes(Viola pag 29)células del partido solo existían en 23.458 de 70.849 soviets del pueblo y, según el secretario general de la región del Volga Central, Kathaevich, ciertos soviets son “agentes directos de los Kulaks".
    El mismo Stalin reconoce en un articulo del 2 de marzo de 1930 llamado el vertigo del exito donde afirma que en ciertos casos, se ha "violado el principio leninista de libre adhesión en cuanto a la formación de los koljoses".

    Era necesario de que los campesinos puedan convencerse, en su propia experiencia, de “la fuerza e importancia de la nueva técnica, de la nueva organización colectiva”. En el Turkestan, se había amenazado con recurrir al ejército si los campesinos no entraban en los koljoses. Además, era necesario tener en cuentas las condiciones diferentes según las regiones. “Se busca a menudo sustituir el trabajo preparatorio de organización de los koljoses, por la proclamación del movimiento de koljosiano a golpe de decreto burocrático, de resoluciones de papeleo sobre el crecimiento de los koljoses, la organización de koljoses ficticios, que no existen aun en la realidad, pero sobre cuya “existencia” se posee una montaña resoluciones jactanciosas” (Stalin, cuestiones…p 419-420).

    Algunos han querido “colectivizarlo todo” lanzándose a “tentivas grotescas de querer saltar sobre si mismo”. Esta “precipitación absurda y perjudicial” solo puede “llevar el agua al molino de nuestros enemigos de clase”. La forma predominante del movimiento koljosiano es el artel agrícola. “En el artel son colectivizados los principales medios de producción, sobre todo los que sirven al cultivo de cereales, el trabajo, el disfrute del suelo, las maquinas y otros los materiales, los animales de tiro y las dependencias. No son colectivizados las tierras cercanas a las granjas (pequeños huertos, jardines), las habitaciones, una parte del ganado lechero, el pequeño ganado, las aves corral, etc. El artel es el eslabón principal del movimiento koljosiano porque es la forma más racional de poder que pueden permitir resolver el problema de los cereales. Además, el problema de los cereales es el eslabón principal de todo el sistema de agricultura”
    (Stalin, Idem pag 421-423)

    el Producto interior Bruto en 1932 habia doblado al que existia en 1928, no que suena campanas porque a molotov se le escapo determinada frase sobre industria que reproduce la prensa, porque todo eso puede ser malinterpretada.
    Entre 1931 y 1932 la URSS se sitúo en una crisis debido a la resistencia encarnizada del kulaks, con los pocos avances acordados con el campesinado, los años cruciales de la inversión industrial, la sequía y lenta introducción de maquinas lo cual tuvo las malas cosechas que es como tu señalas, a partir de 1933 al 1935 se hicieron buenas cosechas con 898,894,901 millones de quintales, en 1936 debido a condiciones climáticas malas se consiguió una cosecha de 693 pero los efectos se atenuaron gracias a las reservas y buena planificación de distribución. Al siguiente tuvo una cosecha record de 1.209 millones quintales.

    En el curso de los años 1934-36, el índice oficial mostró un aumento del 88% para la producción industrial bruta aumento de 18.300 millones de rublos a 95.500 millones; la producción de acero subió de 3,3 millones de tm. a 14,5; el carbón de 35,4 millones de metro cúbicos a 128,0; la potencia eléctrica de 5,1 miles de millones de kilovatios-hora a 36,2; las maquinas herramientas de 2.098 unidades a 36.120. Hasta eliminando las exageraciones, podemos decir con certeza que las realizaciones dan vértigo
    ( Kuromiya p.287)

    Lenin había expresado su confianza en la capacidad del pueblo soviético para la construcción del socialismo en un solo país, declarando: el comunismo, es el poder soviético mas la electrificación de todo el país ( T.32, pp. 537-538). Con esta óptica, en 1920, Lenin propuso un plan general de electrificación que preveía durante los 15 años, la construcción de 30 centrales eléctricas de una potencia de 1,75 millones de K. Gracias a la voluntad y tenacidad de Stalin y la dirección bolchevique, en 1935, la URSS disponía de una potencia de 4,07 Kw. ¡el sueño temerario de Lenin, había sido realizado al 233% por Stalin! (Los progresos del poder soviético después de 40 años, compilación estadística, Moscu 1958, p.75)

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