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    De la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (artículo de Revista la Cueva)

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    Mensaje por Gaijin Lun Mayo 01, 2017 6:06 pm

    En esta extensa nota (dividida en diferentes mensajes), desarrollaré la ley económica marxista de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

    Puede leer el artículo en la página donde fue por primera vez publicado. También, aquí les dejo un enlace para la versión en formato pdf: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

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    DE LA TENDENCIA DECRECIENTE DE LA TASA DE GANANCIA




    Como punto de partida: la ley del valor, el trabajo y sus formas



    La ley del valor es un concepto central en la crítica de la economía política burguesa llevada a cabo por Karl Marx. Se refiere a un principio normativo de la ciencia económica, un principio normativo del intercambio de los productos generados por el trabajo humano. La ley del valor parte del hecho de que la sustancia común entre las diferentes mercancías en tanto productos sociales (que expresan una relación social) es el trabajo humano. La relación de los valores de cambio de dichos productos en el comercio (relación por lo general expresada por su precio en dinero) está determinada por la cantidad de trabajo humano social (simple o complejo) medido temporalmente y empleado directa o indirectamente para fabricarlos o producirlos, lo que Marx también llamó el tiempo de trabajo socialmente necesario para posibilitar la reproducción de tal trabajo en un futuro.

    Esta ley parte de la diferenciación del trabajo humano con el de otros animales. Harry Braverman, en Trabajo y capital monopolista enuncia que el trabajo propiamente humano se entiende como la alteración consciente y con un sentido de los materiales de la naturaleza para mejorar su utilidad. Esta es una diferencia fundamental del ser humano con respecto a cualquier otro animal, es una diferencia cualitativa, aunque se aclara que es posible que algunos animales, por ejemplo, bajo ciertas condiciones inventen nuevas herramientas tal como lo hace un humano, la diferencia entre el trabajo humano y del de todo el resto del mundo animal es tan grande que puede continuarse en la dicotomía entre “instinto” y “sentido”. Según Karl Marx:


    Harry Braverman (citando a Karl Marx) escribió:
    "Presuponemos el trabajo en una forma que lo hace exclusivamente humano (…) lo que distingue al peor de los arquitectos de la mejor de las abejas estriba en que el arquitecto levanta su estructura en la imaginación antes de erigirla en la realidad (…) [el trabajador] realiza un propósito propio que rige su modus operandi y al cual debe subordinar su voluntad."

    Páginas 61 y 62 de la obra ya citada en el anterior párrafo. En El Capital la cita refiere al primer tomo, sección III, capítulo V (proceso de trabajo y proceso de valorización), segundo párrafo.


    Características intrínsecas del trabajo son producir, crear y transformar, pero a pesar de que el ser humano transforme la naturaleza, el trabajo no es naturalmente valioso, sino que produce valor en tanto y en cuanto la organización social en la cual es empleado considere valioso al producto de la labor en cuestión. De la misma forma, el hecho de que el valor de las mercancías se mida por el tiempo de trabajo social empleado en ellas se debe a determinada estructura social y a las relaciones sociales de producción de esta estructura. Que una cantidad “x” de una mercancía A se iguale con una cantidad “y” de una mercancía B por medio de la cantidad de trabajo socialmente necesario no es prueba de ninguna ley natural que precede a las sociedades humanas modernas.

    David Harvey escribió:
    "En el caso del trabajo social, el «valor» explica por qué los zapatos cuestan más que las camisas, las casas cuestan más que los automóviles y el vino cuesta más que el agua. Esas diferencias de valor entre distintas mercancías no tienen nada que ver con su carácter como valores de uso (aparte del simple hecho de que todas deben ser útiles para alguien en algún lugar) y con lo que sí tienen que ver es con el trabajo social involucrado en su producción."

    De 
    Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo, David Harvey, página 41. 2014.


    El intercambio de mercancías, orbitando alrededor de su tiempo medio de producción no es más que una forma de organizar la vida social.

    La faceta del trabajo descrita en los anteriores párrafos, puramente cuantitativa, es trabajo abstracto, trabajo no destinado a la satisfacción de necesidad alguna sino a la fabricación de valores de cambio, mercancías; bienes o servicios cuyo fin último es ser vendidos (intercambiados). El trabajo pierde parcial o totalmente (según cada modo de producción) la primacía de su carácter cualitativo, y sólo se analiza cuantitativamente. En este aspecto, el valor está determinado por la magnitud de gasto psíquico o físico de energía de quien realiza una labor productiva, reflejado en el tiempo de trabajo.

    Al analizar el intercambio de mercancías en una estructura social que funcione tal manera que este intercambio tenga como base el tiempo que toma realizar un trabajo, ¿cómo se mide tal tiempo de trabajo? Partiendo de una unidad básica: el trabajo simple. Friedrich Engels escribirá en La revolución de la ciencia de Eugenio Dühring (mejor conocido como “Anti-Dühring”) que “Este trabajo (…) es gasto de simple fuerza de trabajo, poseída en media por todo hombre normal, sin especial desarrollo, en su organismo somático…” [Sección II, capítulo VI (trabajo simple y trabajo compuesto)]. El trabajo simple sin embargo sólo reviste una importancia en tanto y en cuanto es una medida cualitativa y temporal, ya que cualquier tipo de trabajo humano requiere un mínimo de destreza y conocimiento de la actividad específica que ya lo hace superior al trabajo simple propuesto por Engels. Todo trabajo humano es de hecho trabajo complejo:

    Friedrich Engels escribió:
    "El trabajo complicado se considera simplemente como trabajo simple potenciado o, más bien, multiplicado, de tal modo que un quantum menor de trabajo complicado equivale a un quantum mayor de trabajo simple. La experiencia enseña que esta reducción se practica constantemente. Aunque una mercancía sea producto del trabajo más complicado, pero su valor la confronta con el producto del trabajo simple, y por eso ella misma no representa sino un determinado quantum de trabajo simple. Las diversas proporciones según las cuales diversas clases de trabajo se reducen a trabajo simple como a unidades de medida se establecen por un proceso social que tiene lugar a espaldas de los productores, y por eso les parecen a éstos dadas por la tradición.

    Engels, Friedrich, 
    op. cit, sección II, capítulo VI.


    Todo trabajo complejo puede subdividirse en partes de trabajo simple, cantidad de partes diferente según cada caso. Si bien Engels da una definición precisa y utiliza al trabajo simple como mera medida, podemos ya rastrear esta diferenciación cualitativa del trabajo humano en los albores de la teoría del valor-trabajo. Adam Smith, en La Riqueza de las Naciones escribe:

    Adam Smith escribió:
    Si en una nación de cazadores, por ejemplo, cuesta habitualmente el doble de trabajo cazar un castor que un ciervo, un castor debería naturalmente intercambiarse por, o valer, dos ciervos. Es natural que lo que es el producto habitual de dos días o dos horas de trabajo valga el doble de lo que normalmente es el producto de un día o una hora de trabajo (…) Si un tipo de trabajo es más duro que otro, habrá naturalmente alguna ventaja a cambio de esa dureza mayor; y el producto de una hora de ese tipo de trabajo se intercambiará habitualmente por el producto de dos horas del otro.

    Libro I, capítulo VI (
    De las partes que componen el precio de las mercancías), primer y segundo párrafo.


    Es de esperar que aclarar esta desemejanza permita al lector no incurrir en el error en el cual muchos apresurados lectores de la teoría económica marxista caen: aquella comprensión errónea que iguala toda forma de trabajo. Así desembocan en comparaciones falsas; o bien en problemas de abordaje al momento de pasar al estudio de la realidad, fruto no de un error de la teoría del valor-trabajo, sino de un error propio del sujeto. Mal nunca viene un ejemplo: supóngase que en el mercado 25 baldes vacíos se intercambian por 50 botellas, también vacías. El tiempo social medio de producción del balde son 2 horas, así como el de las botellas; pero el trabajo abocado a la fabricación de los baldes requiere que los obreros tengan una capacitación tal que su trabajo es doblemente complejo al compararlo con el trabajo menos arduo de los trabajadores que fabrican las botellas.

    Habrá quizá notado el lector que hablé en el párrafo anterior de “tiempo social medio de producción”, el tiempo de trabajo y la severidad de éste (para ponerlo en términos propios de la obra de Smith) en la obra marxiana no están aislados de la sociedad. La sociedad capitalista tiende a promediar estos valores como un valor medio social de trabajo simple necesario para reproducir la mercancía. Sin importar si en un caso un producto individual se fabricó más rápida o lentamente, el precio de éste en el mercado no variará mientras el promedio del trabajo productivo se mantenga igual. El mercado es también el espacio de socialización de la plusvalía, como se verá en la sección correspondiente.


    Sobre la extracción de plusvalor vía el proceso de producción



    En el modo de producción capitalista la reproducción del trabajo está motivada por la acumulación del capital. O sea, por parte del capitalista, tanto la creación como la acumulación progresiva de valores destinados a generar una ganancia. El capital es un valor, el cual busca una valorización mayor tras un proceso de trabajo. Es un valor que se valoriza (en la actualidad, puede pensarse como dinero -cristalizado- que se transforma en una mayor cantidad de dinero). Si no se obtiene una ganancia, la reproducción de los bienes y servicios cesa, ya que no existe valorización del capital.

    El Capital está compuesto por dos partes, una cobra la forma de Capital Constante (“KC”) y la otra del Capital Variable (“KV”). El primero es el conjunto de medios de producción utilizados para la producción en una fracción dada de tiempo (como una fábrica, máquinas, cierta cantidad de energía eléctrica, tantos litros de agua, etc.), en resumen, “trabajo muerto” (ya que todo insumo, fábrica, etc., ha sido fruto de un proceso de trabajo), el valor del KC se adelanta teniendo en cuenta un espacio temporal, y se reparte en cada producción particular hasta agotarse (cada porción gastará una parte del KCadelantado, porción que pasará a ser tanto valor de Capital Constante consumido). El segundo, KV, es el precio de la fuerza de trabajo (“trabajo vivo”, que añade valor por sobre el trabajo “muerto” ya realizado y que sólo lo transfiere), pero que no se adelanta (el pago del salario es fijo y se realiza después de la producción); el KV total a pesar de no adelantarse también transfiere la parte necesaria para cada producción en cada producto particular. El valor de una mercancía consiste en dos partes: valor previo y valor agregado.

    Imaginemos el siguiente escenario. En una plantación se cosechan diez kilos de zanahorias por día, lo que al mes se traduce en 300 kilos promedio de zanahoria cosechada. Aquí el Capital Constante se adelanta en razón de un mes (reponiendo cada mes los insumos gastados), así, en cuanto al Capital Constante cada kilo de zanahoria producido poseerá un valor que es 1/300 del valor de cambio del Capital Consumido en un mes. El Capital Variable también reparte en partes iguales su valor (cada kilo de zanahoria tendrá en sí mismo 1/300 del valor de cambio de la fuerza de trabajo empleada cada mes), pero el capitalista no necesita adelantar esta inversión. No obstante, no es sólo el capital requerido lo que se tiene en cuenta para medir el valor de un bien o servicio. Debemos hablar de la plusvalía, el corazón de la ganancia capitalista.

    En su introducción de 1891 a Trabajo asalariado y capital, Friedrich Engels toma a Marx sobre el trabajo cuando éste dice: “allí donde comienza realmente su trabajo [el del proletario], éste ha dejado ya de pertenecerle a él [al burgués] y no puede, por tanto, venderlo”. ¿Qué es lo que el obrero ofrece a cambio de un salario, entonces? Su fuerza de trabajo. La fuerza de trabajo es la capacidad tanto física como mental que tiene un ser humano (capacidad inseparable de éste) para realizar un trabajo, la cual sí puede ser alquilada o vendida, a diferencia del trabajo, que representa una acción. La fuerza de trabajo es una mercancía, aunque es una mercancía distinta de las demás. Partiendo tanto de Engels en la obra citada como de Salama y Valler (Una introducción a la economía política, capítulo II –La extracción de plusvalía: la explotación de los trabajadores-) se considera una mercancía distinta ya que teniendo que el valor de la fuerza de trabajo que un obrero alquila o vende será el valor de cambio normal o medio (o sea su precio, salario) necesario para la reproducción de esta en un futuro (teniendo en cuenta tanto los bienes biológicamente indispensables como también las necesidades sociohistóricas existentes), sin embargo en una jornada de trabajo media el valor producido por el trabajo humano es mayor que el retribuido al trabajador vía el salario. La fuerza de trabajo es una y la única mercancía que puede crear valor.

    Esta diferencia entre la retribución media necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo y el valor creado en una jornada normal se debe de entender como plusvalor. El plusvalor (o plusvalía) es producto de un “exceso” no necesario ni remunerado de trabajo, es plustrabajo gratuito, el cual se encargará de parasitar el burgués, propietario de los medios de producción, para su propio beneficio.

    Primero hay que calcular la cantidad de trabajo vivo que una mercancía posee, sencillamente réstese al Valor de la mercancía el valor del Capital Constante Consumido que contiene (V – KCconsumido). El Capital Constante consumido se calcula teniendo tanto la cantidad de Capital Constante adelantado como la de mercancías producidas con respecto al mismo período de tiempo, se divide lo primero por lo segundo. A partir de este trabajo vivo (ya que la explotación sólo puede ocurrir sobre el valor añadido –vivo- y no el previo –muerto-) obtendremos una parte, que es el plusvalor que el trabajador añade en la producción, restando al resultado la masa salarial (KV) que los empleados reciben en el tiempo ya especificado.

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    Entonces,

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    Desde la plusvalía individual (simplemente Pv) es capaz el investigador de llegar al valor de la plusvalía total (Pvtotal) creada en cierta cantidad de tiempo:


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    Viceversa, para volver a calcular la plusvalía individual,


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    Y si no contamos con el valor individual o con la plusvalía de cada mercancía:


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    A partir de la explotación y la generación de un plusvalor se crea la ganancia; a partir del trabajo excedente al costo del Capital Variable puede el burgués apropiarse de parte del valor total generado en la producción para sí mismo. Debe aclararse que cualquier intercambio de mercancías y por ende de la apropiación final del valor del producto depende del mercado, de la venta exitosa de lo producido.


    El valor de un producto en el modo de producción capitalista incluirá, de esta manera, tanto parte necesaria de la inversión previa (Capital Constante adelantado), y parte de la inversión futura (Capital Variable no adelantado -salarios-), lo que en conjunto es el costo de producción, así como la Plusvalía (valor correspondiente a la cantidad sobreproducida total dividida en partes iguales entre cada producto producido). En conjunto con el costo productivo la plusvalía forma el valor necesario para la reproducción (ya que se da una dentro de los márgenes capitalistas una obtención de ganancia); forma el valor de una mercancía:


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    El proceso de acumulación capitalista trata entonces de llevar cierta cantidad de valor en la forma de Capital (“K”) a valorizarse (K+, o K’) luego de un proceso de trabajo que crea una mercancía y, por lo tanto, plusvalor:


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    La diferencia entre los tipos de capital y la capacidad del Capital Variable de producir un valor superior al que cuesta en el mercado como bien se ha dicho permiten la acumulación capitalista y la obtención de una ganancia. Esta relación directa entre la plusvalía y el valor de la fuerza de trabajo es la tasa de plusvalía (o de explotación), débese de dividir la plusvalía total obtenida por el valor del Capital Variable retribuido a la masa de trabajadores en el mismo margen temporal (usualmente un mes), y a ese resultado se lo multiplica por 100 para obtener un porcentaje.


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    Una empresa de mesas invierte (adelanta) cada mes 100 unidades de valor de Capital Constante, paga fijamente también 100 unidades como salarios (inversión en Capital Variable), y 100 unidades de valor también se sobreproducen mensualmente. Si se producen en total 15 mesas al mes el valor total de cada producto será:


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    Dado que en la fábrica de mesas cada trabajador produce cada mes en promedio el doble de mesas necesarias para obtener el valor que recibe como salario, valor el cual son 100 unidades de valor, tenemos muy obviamente en este caso…


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    En la siguiente sección analizaremos el vínculo entre las formas de inversión del capital y la ganancia de la que se apropia el capitalista.


    Última edición por Gaijin el Lun Mayo 01, 2017 11:09 pm, editado 2 veces
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    Mensaje por Gaijin Lun Mayo 01, 2017 6:06 pm

    La inversión del capital y la tasa de ganancia capitalista



    A pesar de que contamos ya con la fórmula del valor de una mercancía, y con la fórmula del cálculo de la tasa de plusvalía, piedra angular del estudio del desarrollo de la economía capitalista es el cálculo de la tasa de ganancia; que es el cálculo de la ganancia promedio que obtiene el burgués, relativa a su inversión, o sea, el plusvalor total sobre todo el capital (KCadelantado y KV), multiplicado por 100, para obtener un porcentaje.


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    Antes de proseguir, para explicar correctamente la inversión del capital he de escribir sobre la composición orgánica del capital, o “COK”, representada simplemente como:


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    a composición orgánica del capital nos indica, justamente, la relación entre ambas formas de capital, relación en la que he insistido tanto. Entiéndase mejor con un modelo de empresa con una inversión inmovilizada en Capital Constante de 100 unidades, y una inversión en Capital Variable de 50:


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    Lo que nos indica la composición orgánica del capital es el número de unidades invertidas en KC por cada unidad de Capital total. En este caso, se invierten 0,66~ unidades de KC por cada unidad de (KC + KV). Cuando el número obtenido tras el simple cálculo es mayor que 1/2 (o 0,5), esa producción es una producción de capital intensivo; y si es menor a 1/2, de mano de obra intensiva. Esto cobrará importancia enseguida.


    Una empresa “A” no está muy tecnificada (es una empresa con una producción intensiva en mano de obra). Sólo se invierten en esta industria 50 unidades de valor de Capital Constante (de forma adelantada) cada mes, gran parte de su inversión real refiere a la masa salarial de sus trabajadores, la cual suma en total 100 unidades de valor. Y, finalmente, obtiene tras la venta de las mercancías el burgués 100 unidades en forma de plusvalía de ellos en condiciones normales (los trabajadores producen aquí en promedio un valor que es doble al que se les retribuye por su trabajo o, en otras palabras, obtienen la mitad del valor de su producción media):


    KC: 50 | KV: 100 | Pv: 100


    Aplicando el cálculo de la tasa de ganancia:


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    La composición orgánica del capital de la empresa “A” es:


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    Sin trastocar las proporciones, si aquí un capitalista invierte 150, o 300, o 450 unidades de valor (y lo distribuye correctamente en una relación de 1:2 entre el Capital Constante y el Capital Variable -es decir con una composición orgánica del capital de 1/3-), obtendrá 100, 200 y 300 unidades de valor como ganancia respectivamente en cada caso, ceteris paribus. En total tras vender toda su producción en el mercado obtendrá 250, 500 o 750 unidades de valor, pero 150, 300 y 450 unidades volverán a ser invertidas en KC y KV y se quedará con 100, 200 y 300 para utilizar libremente. Implican estos valores un 66,66…% de ganancia total (o neta) en todos los casos en donde se mantenga una proporción de 1:2 entre el KC y el KV, y se prosiga con una extracción de plusvalor igual al precio de la fuerza de trabajo.


    Si el capitalista desea invertir 450, y lo distribuye de la siguiente manera… KC: 150 | KV: 300 (manteniendo una relación de 1:2 entre los dos capitales –COK de 1/3-), y siendo el plusvalor parasitado igual al precio del Capital Variable (tasa del 100% de explotación):


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    Valga aclarar que los casos en donde hay más inversión son casos hipotéticos en donde la demanda también aumenta y no hay así una gran sobreproducción para el mercado, por lo tanto, tampoco se desvaloriza nada por la excesiva oferta.
    Pongamos otro ejemplo: la empresa “B”, la cual está muy tecnificada, invierte mucho más en Capital Constante que en Capital Variable, aunque posee la misma tasa de plusvalía que la empresa “A”.


    KC: 500 | KV: 100 | Pv: 50


    Lo que conllevaría a una ganancia de (cálculo de la tasa de ganancia de por medio) …


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    Y a una composición orgánica del capital de:


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    Si aquí el propietario de los medios de producción invierte 600 unidades de valor, obtendrá 50 unidades como ganancia (en total tras vender toda su producción obtendrá 650, pero 600 volverán a ser invertidas en KC y KV y sólo se quedará con 100, como he dicho antes, para utilizar libremente). Como con la empresa “A”, si imaginamos casos paralelos en donde la demanda crece a la par y no hay así problemas en el cálculo del valor del producto; si el capitalista continúa invirtiendo capital (capital cuya composición orgánica es idéntica a la del capital total anterior -5 unidades de Capital Constante por cada unidad de Capital Variable-), hasta llegar a 1200 unidades en total, debería obtener igualmente un 8,33…% de ganancia, o lo que serían 100 unidades de valor.


    Parecería claro pensar que cualquier capitalista preferirá invertir en sectores de mano de obra intensiva, o disminuir la composición orgánica de su capital, ya que la proporción se vuelve favorecedora, y aumenta la ganancia que puede conseguir con su inversión. Conforme nos adentramos más y más en el estudio de lo económico, más se verá que esta idea no se corresponde con la realidad, y de corresponderse no es la regla sino la excepción: quienes generalmente se imponen son los grandes grupos capitalistas (monopolios, carteles, etc.), la producción tecnificada a gran escala, y, como corolario del proceso, las crisis cíclicas del capital.



    El mercado como espacio de socialización de la plusvalía



    Las ideas económicas de Karl Marx señalan hacia la producción socialmente regulada por la ley del valor. Como he mencionado con anterioridad, la regulación social trabaja con promedios, igualando el valor de productos algo o muy similares, pero con procesos productivos dispares (con respecto a la composición orgánica del capital). En el capitalismo el valor es un valor social dado por el tiempo medio necesario de trabajo de una sociedad para producir un producto. Si una empresa puede superar ese tiempo medio puede obtener una súper ganancia, y si no puede, y además se atrasa con respecto a este, ve amputada su plusvalía en determinada cantidad.


    Lo que se promedia en el mercado capitalista es la ganancia (no puede promediarse el costo de producción, ciertamente): se forma así la ganancia media (Gmedia). La ganancia media de un mercado se calcula sumando los valores de todas las plusvalías y dividiendo esta cantidad por la cantidad de ramas (igual a la cantidad de plusvalías sumadas con anterioridad). La Tasa de ganancia media por producto es:


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    Si la ganancia se socializa, esto será beneficioso para los sectores productivos con menor extracción de plusvalía, ya que se equipararán con los sectores con una alta tasa de explotación o con mayor inversión en Capital Variable. Así, para estos primeros la proporción entre el capital invertido y la ganancia será más favorecedora.


    Imagínese que en el mercado tanto la empresa “A” y la “B” de la sección anterior compiten entre sí en un sector del mercado. Al incluirse en el mercado, y ser modificado, el valor se transforma en precio de producción. Si bien el precio de producción no puede igualarse como un conjunto, en cambio sí se igualan las respectivas ganancias de cada emprendimiento incluidas en cada precio de producción. Si la empresa “A” invierte 50 en Capital Constante adelantado, 100 en Capital Variable, a la vez que obtiene 100 de plusvalía, y la “B” por su parte invierte 500 en Capital Constante adelantado, 100 en Capital Variable y obtiene 50 como plusvalía; en conjunto tienen una inversión de 550 KCadelantado, 200 KV, y extraen 150 de Plusvalía. Al aplicar la fórmula de la tasa de ganancia media:


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    La empresa “B” deja a la empresa “A” con una ganancia mucho más pequeña, gran parte de la plusvalía de la producción intensiva en mano de obra pasa en el mercado a ser apropiada por la producción de capital intensivo al igualarse las ganancias por medio de la competencia y el equilibrio, en forma de súper ganancia.


    En la página 39 de Introducción a la economía política, Pierre Salama y Jacques Valler grafican el siguiente cuadro, suponiendo una tasa de explotación general del 100%, para el valor y la plusvalía socializada (en abstracto, como se verá luego):


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    La sumatoria de todas las plusvalías socializadas en el mercado vía la ganancia media es igual a la sumatoria de la plusvalía total existente previa a la venta de las mercancías. Aclárese, no existe una creación espontánea de plusvalor. Aun así, la ganancia media no es el único mecanismo económico por el cual el capitalista puede extraer más ganancia tras vender su producción; el propio mercado y la existencia de las leyes de oferta y demanda pueden crear situaciones más o menos beneficiosas en el corto plazo, véase por ejemplo las burbujas en la bolsa. Aunque no es necesario hacer hincapié en otros mecanismos ahora.


    El valor se metamorfosea en precio de producción una vez el valor de la mercancía se monetariza y socializa en el mercado. La ley del valor se modifica para abarcar el efecto de las dinámicas del mercado. Se forma el valor social. Por cada mercancía,
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    Para calcular el Valor social total producido en un lapso de tiempo,


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    Aplicando la fórmula al caso de las empresas “A” y “B”, suponiendo que cada una produce 50 mesas de ping-pong, con un costo total de producción de 2500 unidades de KC y 5000 de KV, y una tasa de explotación igual al 100% para la empresa “A”, y de 25000 KC, 5000 KV, y una tasa de explotación de 50% para la empresa “B”,


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    Por producir 50 mesas, pues, la ganancia media por cada mesa en particular será de 75 unidades, aunque seguiré trabajando con la ganancia media total (3750 unidades).


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    El recorte parcial a la plusvalía de la empresa “A” implica en términos porcentuales una pérdida de ganancia (entre la fábrica y el mercado) de 25%. La tasa de explotación, entonces, pasa de ser 100% a ser reconocida sólo como 75% (por cada 100 unidades de KV invertidas, el mercado reconoce 75 unidades de plusvalor creado). La tasa de ganancia en el mercado, para la empresa “A”, será, nada más, de 50%, un 16,66% menos que si se tomara sólo el valor producido en la fábrica.


    Para la empresa “B”, su ganancia aumenta en un 50%. Su tasa de explotación pasa de ser de un 50% a 75%. La tasa de ganancia en el mercado será de 12,5%, un 4,16% más que si se tomara sólo el valor de fábrica.


    Si bien la empresa “A” empieza en desventaja en cuanto al tamaño de la inversión, y su ganancia se achica en un porcentaje cercano a cercano a cuatro veces mayor de la reducción vista por la empresa “B” al entrar en competencia con productos con menor plusvalor intrínseco, sigue siendo mucho más rentable.



    Obtención de la “súper ganancia”



    En la sección anterior se ha explicado la idea de “súper ganancia”, aunque he de precisar más esto, ya que no sólo puede producirse ante un adelanto tecnológico o productivo. Una súper ganancia es un valor añadido a la plusvalía realizada en el mercado, ganancia que proviene de sectores que han perdido ese valor por ser atrasados, sin tener en cuenta otros factores de tipo momentáneo. Este fenómeno surge cuando una empresa incorpora una forma de reducir su costo productivo en mayor medida que la repercusión que esta acción tiene en el mercado, mantiene el mercado una ganancia media que no se ha movido tanto como para equiparar la diferencia entre el viejo costo productivo y el nuevo.


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    La súper ganancia, como he escrito, parte de una reducción relativa del costo de producción con respecto al plusvalor, reducción tanto del Capital Variable o del Capital Constante empleado, que posibilita superar momentáneamente al resto de empresas en una rama o mercado determinados. Posibilita aumentar la tasa de ganancia. Este es el motor del crecimiento de una empresa capitalista sobre las otras vía la competencia. La mejora de la productividad actúa en todos los sectores del mercado capitalista, es una vía de suma importancia para la valorización del capital.


    Obviamente, una expansión monopólica no es descartada, pero esa victoria se da tras la competencia, excepto en ciertos casos donde no existe una competencia en primer lugar, habiendo sido el mercado acaparado desde el primer momento. Y, de la misma forma, una mejora de la productividad también sería necesaria para seguir valorizando el capital tras acaparar el sector.
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    De la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (artículo de Revista la Cueva) Empty Re: De la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (artículo de Revista la Cueva)

    Mensaje por Gaijin Lun Mayo 01, 2017 6:07 pm

    Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia



    Ahora demostraré porque a pesar de la existencia de una superioridad cuantitativa de la ganancia de una empresa de mano de obra intensiva por sobre una de capital intensivo, esta última forma se ha impuesto en el desarrollo histórico.


    La imposición de las empresas de capital intensivo sigue una lógica inalterable e implícita al capitalismo como tal, o sea, es a la vez una victoria y una tendencia ineludibles.


    En el capitalismo, los distintos capitalistas compiten entre sí para acaparar el mercado y/o la mayor parte de la ganancia posible, es decir, compiten para poder tener la posibilidad de aumentar su masa de ganancia a través de la expansión o la rentabilidad. Este acaparamiento sólo puede surgir si una empresa vence a las otras y les roba una porción del mercado o su plusvalía, claro está. Este debe ser un proceso que logre mantener por un tiempo determinado, hasta hacer quebrar o desincentivar a los rivales, para poder crecer sin detenerse.


    En primer lugar, uno debe preguntarse, ¿cómo puede comenzar el proceso? Podrá optar una compañía por acumular e invertir mayor capital que la competencia, y gracias a ello expandirse a más partes del mercado regional, nacional o inclusive mundial, extrayendo más plusvalía bruta al vender más productos o poder inclusive alterar artificialmente los precios y por ende teniendo una mayor ganancia neta que el resto, por fuera de las diferencias en la composición orgánica de su capital y sus costos de producción, claro, hasta que acapare el mercado al mejor precio y se vea forzado a aumentar sus ingresos reduciendo sus costos productivos.


    Otra forma podría ser la de decidir recortar salarios y así obtener una súper ganancia de mantenerse la tasa de plusvalía. Si logra mantener la competitividad, irá tomando el mercado y así la mayor parte (o la totalidad) de la ganancia, de la misma forma que el ejemplo anterior.


    Una variante de la segunda vía trataría de recortar costos a través de la reducción de la inversión en KC, teniendo como resultado la misma ventaja competitiva. Al fin y al cabo, ambas formas modifican el costo de producción.
    Tomando los procesos del mundo real y comparándolos con el desarrollo postulado:


    1 - Vemos que el Capital Variable implica una inversión que, a pesar de todo, no es enteramente manejable; como es bien sabido, hay restricciones a la disminución de esa inversión: cantidades mínimas a ser invertidas, lo cual parte del requisito de la satisfacción tanto biológica como social de las necesidades del trabajador libre, y cantidades mínimas para asegurar que exista una oferta dada para el trabajo (dentro también del marco de una competencia inter-capitalista, los oferentes buscarán un mejor salario). Los límites a la reducción del Capital Variable instan a la burguesía a mirar generalmente hacia otro lado.

    2 - También, hay límites para la extracción de plusvalor; límites temporales como las 24 horas máximo de trabajo por día, el límite de la porosidad laboral (una porosidad 0), o barreras al aumento de la edad jubilatoria.

    3 - El crecimiento a raíz de la expansión, a través del mercado regional, nacional o mundial, encuentra su final al agotarse la brecha entre la oferta y la demanda (al saturarse el mercado).

    4 - Las mejoras en la productividad tecnológica y los procesos de fabricación (menor gasto de KC por unidad producida) son continuas, y siempre puede obtenerse mayor ganancia y expandirse ésta al estar a la vanguardia tecnológica al momento de invertir en Capital Constante.


    Se busca así mayoritariamente y tendencialmente el abaratamiento de la inversión en forma de Capital Constante, para crear una brecha que posibilite obtener la súper ganancia. Conforme el capitalista atrasado se ve forzado a mejorar su Capital Constante para poder competir a la par, la tasa de ganancia media del mercado se desploma, y el proceso vuelve a comenzar. Es una tendencia inexorable porque la necesidad del capital es valorizarse, sin crecimiento no hay capitalismo, sin la zanahoria que el conejo persigue, el sistema pierde su dinámica y comienza a derrumbarse. Ante la posibilidad de obtener un mayor beneficio, el capitalista individual condena al resto del mercado a achicar su ganancia relativa; y, a la sociedad, a problemas crecientes. Adentrémonos en este desarrollo.


    Hemos visto como las empresas de capital intensivo obtenían una ganancia menor en términos percentiles, relativo a la producción; y no así netos. Si bien no hay disminución alguna en la ganancia obtenida, hay una importante disminución de la ganancia relativa al costo productivo. Un inversor no invierte según la masa de ganancia, tal y como si su inversión no tomara en cuenta otras circunstancias. Lo hace a partir de un factor de riesgo. De darse un caso poco común en el mundo capitalista, es decir, una situación en donde no haya riesgos a la inversión que tomen la apariencia de inflación, el riesgo crediticio, o un tipo de cambio volátil; todavía el capitalista tendrá en cuenta el riesgo relativo a la rentabilidad de la inversión, si la inversión es poco rentable (por ejemplo, sólo se esperan 3% de ingresos), es poco factible que el capitalista decida invertir en ese sector, o siquiera invertir en sector alguno, ante el potencial peligro de perder gran parte de la inversión ante el menor movimiento. La inversión se detiene, y se entra en una recesión.


    En las siguientes secciones, se comentará sobre las crisis y la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Por ahora, nos enfocaremos en comprender la evolución de la tasa de ganancia en el tiempo. La tasa de ganancia global ha ido descendiendo, a pesar de tener subidas contrarrestantes, en un período de 150 años, desde que el capitalismo se ha asentado como el sistema económico dominante, y comenzó a controlar el desarrollo de un comercio mundial:


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    Esteban Maito, The historical transience of capital: The downward trend in the rate of profit since the 19th century (2015), página 9. En los países centrales (Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Japón), la reducción de la tasa de ganancia orbita alrededor de un 30%, desde 1869 hasta el año 2010. Dado que el valor de R2 (coeficiente de correlación al cuadrado) es igual a 0,913, la determinación de los cambios en el eje vertical se atribuye en un factor de 91,3% a los cambios en el eje horizontal. Es decir, el avance del tiempo determina la pendiente negativa relativa a la tasa de ganancia en un factor de 91,3%.

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    Maito, op. cit., página 12. Nótese como, a partir de una industria de mano de obra intensiva, países como Argentina logran en los albores del siglo XX alcanzar tasas de ganancia promedio de 100% o más, para ir decayendo al perder rentabilidad y desarrollar su economía a mitad de siglo, y estancarse, como Brasil o Corea del Sur, desde la década de los 80, aunque con variaciones específicas.

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    En Defensa del Marxismo Nº48: América Latina y los desafíos de la izquierda, artículo El capitalismo y su tendencia al derrumbe, por Esteban Maito (2016). Al contener en su economía una mayor proporción de mano de obra con respecto al capital constante invertido, los países periféricos mantienen una tasa de ganancia más alta que los países centrales. La tasa de ganancia global, en el año 2010, ronda el 20%.


    En la última imagen podemos apreciar un efecto importante de las diferencias entre las economías periféricas y las centrales. Se trata de la recuperación de la tasa de ganancia. Un “rebote”, por pensarlo así, de tasas de ganancia menores volviendo a niveles anteriores al recuperarse la rentabilidad por medio de la expansión productiva a economías poco desarrolladas. Toda empresa de los países centrales que utilice esta ventaja competitiva aventajará a las demás, que se quedan en su territorio, y por lo tanto, la globalización de capitales es una de las principales armas de la burguesía frente a la crisis.


    Puede verse especialmente este efecto tomando el caso de China, tras su apertura al mercado mundial a fines de la década de los 70.

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    Maito, op. cit. (2015). Sin contar a China, la tasa de ganancia global en 2010 hubiera estado un poco más abajo de 16%, con la ayuda de China, y a pesar del desplome provocado por la crisis de 2008, la tasa se mantuvo por encima, cerca del 17%. Pero casos más relevantes se han dado en años tales como 2005, donde China impulsó a la tasa de ganancia a porcentajes como 20% en lugar del 17 o 18% que hubiera tenido la economía global sin la nación asiática.



    Causas contrarrestantes de la caída de la tasa de ganancia



    La caída de la tasa de ganancia puede desacelerarse, frenarse o revertirse de 6 maneras diferentes. Marx se referirá en el tercer tomo de El Capital (capítulo XIV, causas contrarrestantes) a las 6 maneras a las que he hecho referencia como las 6 causas contrarrestantes de la caída de la tasa de ganancia.


    1 - Incrementar la tasa de explotación aumentando la Plusvalía relativa: acrecentar la explotación (la diferencia relativa entre la remuneración y el valor del trabajo efectuado), de dos maneras: aumentando la jornada laboral sin aumentar la paga, o reduciendo los tiempos libres o improductivos en el trabajo. Puede añadirse como tercera posibilidad el aumento de la edad jubilatoria.

    2 - Incrementando la tasa de explotación, disminuyendo el salario: Reduciendo la masa salarial por debajo de su costo anterior o medio, la tasa de ganancia aumenta.

    3 - Abaratando el Capital Constante: Mientras que la productividad se mantiene igual, un Capital Constante más barato aumenta la tasa de ganancia, al tener el capitalista que invertir menos cantidad nominal de Capital. Este abaratamiento puede darse comúnmente gracias al subsidio estatal.

    4 - Superpoblación relativa: El aumento del uso de Capital Constante conlleva un aumento del desempleo y de la oferta laboral más barata (por la crisis laboral crónica). El aumento de la tecnificación deja a cada vez más partes de la población en condiciones de precarización o desempleo.

    5 - Comercio exterior: Reducción del precio del Capital Constante gracias a la importación y la competencia del capital nacional con el extranjero; y abaratamiento de los bienes consumidos por el proletariado, lo cual permite un mantenimiento del salario real, a pesar de una baja del salario nominal.

    6 - Compensación de la caída de la tasa de ganancia en términos operativos, con ganancia en términos financieros: Lo bursátil compensa los problemas productivos, la especulación “salva” al sistema vía el interés “imaginario” (ya que se separa de la producción material real), subsidiando la inversión y la superproducción a partir de la suba del precio bursátil y las acciones, entre otros mecanismos.



    Las crisis



    En cuanto a las crisis el capitalismo es un sistema revolucionario. Dentro de él las crisis económicas no suceden ya por la escasez, sino por la abundancia. Las crisis pueden dividirse en tres procesos: de crecimiento, de saturación y derrumbe, y de nuevo crecimiento.


    En el proceso de crecimiento, los capitales compiten entre sí para acaparar el mercado y obtener la mayor ganancia posible, como ya expuse en secciones anteriores. En este momento, la tasa de ganancia se mantiene relativamente estable, ya sea a causa de la posibilidad de mayor expansión o mecanismos bursátiles que transfieren los costos hacia el futuro. La inversión es continua y los niveles de empleo siguen una línea estable.


    Un mercado o un sector de éste se satura al impedirse la expansión continua del capital, al no poder realizar más cantidad de plusvalía de la que ya absorbe la demanda. Puede darse un proceso gradual de declive de la tasa de ganancia vía la competencia tecnológica, o un gran estremecimiento al encontrarse la burguesía con una situación determinada en donde, de golpe, invertir ya no rinde beneficios. La segunda posibilidad es propia del modelo de los “cracks” bursátiles y las quiebras de naciones enteras. Luego de perder la rentabilidad necesaria, el mercado se adapta e inicia un proceso de ajuste de variables para recuperar el crecimiento. El derrumbe de la economía se da por medio del recorte salarial, desempleo, cierre de fábricas, toma de deuda, incremento de la jornada laboral, de la edad jubilatoria, etc. (básicamente, aplicando varias causas contrarrestantes).


    Cuando los niveles de rendimiento mejoran, comienza a invertirse de nuevo, la economía repunta y el proceso de declive termina, para dar lugar a un nuevo crecimiento. En la sección anterior, pudo haber notado el lector que la recuperación de la tasa de ganancia no es de la misma proporción que su declive precedente. Es imperativo, de todas formas, ahondar en el desarrollo de los períodos de auge y de las crisis a la par de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.


    En Manifiesto del partido comunista, Marx y Engels escriben:

    Karl Marx y Friedrich Engels escribió:Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio.


    Luego, continúan con la siguiente expresión: “Las condiciones sociales burguesas resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada.” Las contradicciones de la sociedad burguesa (propias de contradicciones entre las dos grandes clases de la misma) limitan el crecimiento de la sociedad. En cierto momento, el mercado se vuelve demasiado grande como para continuar sosteniendo las dinámicas burguesas (a saber, la burguesía pierde rentabilidad) y se suspende el colapso del sistema de relaciones de producción y concentración de la propiedad mediante un desplome del mercado aún en manos de la clase minoritaria.



    La Ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y el desarrollo económico en la Historia



    En esta sección me centraré en explicar la tendencia decreciente de la rentabilidad capitalista, por medio de la estadística histórica, producción industrial, nivel de empleo, ciclos de auge y crisis, etc.


    Antes que nada, demostrar el asombroso crecimiento del Capital Constante que ha visto el capitalismo desde mediados del siglo XIX con una estadística referente a los Estados Unidos de América:


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    Del libro Capitalism: Competition, Conflict, Crises, de Anwar Shaikh (2016). Índice de producción industrial en los Estados Unidos, de 1860 a 2010. Es una escala logarítmica (para posibilitar reducir los datos a un rango manejable), una "vista por arriba" no realzará el tremendo potencial desarrollado de la industria en el tiempo, lo que el gráfico representa. En realidad, el índice de dispara con una pendiente muchísimo más pronunciada.

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    Shaikh, op. cit. (2016). Aquí se presenta la inversión real en términos cuantitativos del capital, véase como aumenta enormemente gracias a la tecnificación.


    Si bien el capitalismo se destaca por su inmenso crecimiento en términos de fuerzas productivas, en la fase imperialista de acumulación el capitalismo está condenado a sufrir crisis cíclicas de sobreproducción, menester de la superabundancia de mercancías que no pueden realizarse en un mercado dado (en esta etapa, un mercado global cíclicamente saturado). Crisis cuyo propósito es regenerar el capital, destruyendo al Capital Constante ineficiente y disminuyendo el peso del Capital Variable en la producción. Esta destrucción regenera los niveles de inversión al liberar áreas del mercado y abaratar costos.


    La guerra puede ofrecer también, y con mucha más eficacia, esta destrucción y ajuste positivos en un sentido económico a los capitalistas vencedores. Nótese como, a pesar de que las crisis se resuelvan o aminoren en términos puramente económicos, es el emprendimiento militar, directo, el cual crea el efecto real al empujar la economía hacia adelante a partir de la conquista de nuevos mercados y la destrucción y abaratamiento del Capital Constante. La guerra da vuelta el tablero y trastoca las variables rápidamente, devolviendo a la economía su dinamismo en poco tiempo.


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    Shaikh, op. cit. (2016). Ciclos de inversión privada en la economía estadounidense, los cuadros comprenden un período de más de 100 años (1831 a 1939). Agregar que, pese a que no se incluye en el cuadro final, la crisis de los años 30 no se resolverá hasta la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, lo que lo colocará como superpotencia junto a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, al de-saturarse la producción.


    Cuando una crisis ocurre no se destruye la cantidad de Capital Constante “necesaria”, como así tampoco baja el costo salarial a un nivel que permita una completa regeneración del capital. Las crisis cada vez son o más fuertes, o dejan a la humanidad en un estadio más crítico que el anterior. Ya de por sí, una completa regeneración conllevaría una regresión tecnológica a los niveles anteriores, lo cual entra en contradicción con otra tendencia histórica, la del progreso de la técnica, tal y como puede observarse en leyes como la Ley de Moore.
    Como la tasa de ganancia no se recupera a niveles pretéritos, el aumento constante de la productividad no se refleja en un aumento proporcional del nivel de salarios; mayor productividad no implica mayor remuneración. Históricamente, la búsqueda de mayor ganancia conlleva, socialmente, a abandonar el fordismo estancado ya a finales de la década de los 60, y a abrazar el posfordismo. El posfordismo, a grandes rasgos, rompe con cualquier relación entre productividad, técnica y calidad de vida, posibilitando a la burguesía controlar más libremente la tasa de beneficio.


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    Shaikh, op. cit. (2016). En la década de los 70 y los 80 se produce el quiebre entre la compensación y la productividad, lo que permite desarrollar una mayor extracción de plusvalor que nunca antes en la Historia. Sin embargo, como puede verse en la segunda imagen, en sí mismo, cada producto posee menor cantidad de trabajo vivo, tendiendo fuertemente hacia abajo a partir de la década de 1980.


    El nivel de empleo en un país particular puede verse afectado, como no, por el nivel de desarrollo tecnológico; todo depende de cómo ese país pueda compensar la pérdida de ganancia. Así los Estados Unidos a pesar del enorme desarrollo técnico ha sufrido ciclos de auge del empleo y crisis del desempleo que no se correlacionan directamente con el Capital Constante, sino con las crisis de sobreproducción. Es una relación indirecta que puede ser compensada en ciertos casos:


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    Shaikh, op. cit. (2016).


    Los países centrales son capaces de mantener su economía y niveles de empleo parcialmente estables gracias al uso de la exportación de capitales y la transferencia de plusvalía de un grupo grande de países poco desarrollados estas naciones más desarrolladas. La expansión productiva hacia sectores intensivos en mano de obra en el extranjero, y el reordenamiento de la economía local gracias al ingreso sostenido del nuevo plusvalor, reubicando empleados en una economía que pasa a ser de servicios, explican este proceso.


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    Bank of England Quarterly Bulletin: November 1998, capítulo Inflation and growth in a service economy, de DeAnne Julius (1998), página 339. A partir de la crisis de 1973, las economías centrales aquí señaladas (Italia, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido y los Estados Unidos) sufren cambios en la división nacional del trabajo, gracias a la expansión internacional del capital.



    Perspectivas para un futuro incierto



    El decrecimiento de la tasa de ganancia es un fenómeno sujeto a muchos reveses. Sin embargo, es seguro asegurar que ésta irá cayendo, ya de forma leve o pronunciada en el futuro, para la burguesía, las políticas económicas en el corto y largo plazo se centrarán en reactivar las economías nacionales, continentales o mundiales. El éxito de estas medidas será limitado, cualquier capacidad de reajuste conllevará indefectiblemente una reducción de la calidad de vida y así del costo laboral; como también, en casos más probables conforme los amenazados mercados se acerquen a la pared, de conflictos bélicos entre naciones, catástrofes ecológicas de gran escala (frente a las cuales podemos no tener los recursos para actuar), o situaciones graves de escasez para la mayoría de la población mundial.


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    Maito, op. cit. (2015). Diversos “puntos finales” han sido pronosticados. Conforme se toma una fecha más reciente, el punto donde la tasa de ganancia llegará al cero se aleja, aunque a un ritmo cada vez más lento. Entre 1900 y 2010 hay 110 años, pero entre el punto cero de 1990 y el de 2055 hay sólo 65 años. De tomar 1980, el punto cero se encuentra a sólo 10 años del que se proyecta desde 2010.


    Los movimientos progresistas y revolucionarios del mundo contarán con un caldo de cultivo para acontecimientos históricos de magnitud. La pérdida consistente de derechos laborales, el empleo mismo, del margen de maniobra, y la posible debacle a venir en cuanto al acceso a múltiples servicios sociales, moverá sin lugar a dudas las aguas por sobre el inestable terreno social. La tarea de aquellos revolucionarios, en cada momento preciso, será asunto aún por ver y, sobre todo, debatir.



    El socialismo y la tasa de ganancia



    El socialismo es un modo de producción superior al capitalismo, no sólo por su mayor capacidad de resolver problemas sociales básicos aún en situaciones críticas de escasez, sino por permitir una reestructuración económica ascendente, indefinida y libre de contradicciones entre clases.


    Los problemas económicos en el capitalismo surgen gracias a la anarquía de la producción, o sea, a la falta de regulación consciente de la inversión; y gracias a la contradicción entre la clase poseedora y las desposeídas, que posibilita la puja entre ambos sectores, valorizando la burguesía el capital para sí misma, sin tener en cuenta el desarrollo del resto de los individuos.


    En un sistema económico socialista, en líneas generales, la producción no es íntimamente contradictoria, el proceso productivo no se detiene al llegarse a un impasse de intereses por parte, generalmente, de la burguesía. Manteniendo un control consciente e inteligente de los recursos naturales, tecnológicos y humanos, una repartición de la riqueza, y la transición a un nuevo sistema productivo, es completamente realista creer en una perspectiva de crecimiento infinito del valor social, al menos en potencia, sin un límite definido por una disminución de la rentabilidad. La preocupación por la tendencia decreciente de la tasa de ganancia sólo es racional en una estructura social con producción anárquica, contradicción entre clases, e ineficiencia para modificar variables atrasadas.


    Para mantener un desarrollo fluido, el sistema deberá estar eficientemente regulado, contar con una estructura planificadora actualizable y alimentada con datum reciente. Si el sistema permite un crecimiento y una retroalimentación de la producción indefinidos (desde las mejoras en la información y cambios en cuanto al uso del dinero), límites pueden ser fijados desde la vía política, al llegar a acuerdos en base, piénsese en algunos ejemplos, a la capacidad de carga de la Tierra o determinada barrera al esfuerzo laboral diario.



    Una pequeña conclusión forzosa



    El capitalismo esconde en su interior la clave para entender a las crisis cíclicas como un mal sistémico e irreversible, una perspectiva realista para meditar sobre la propia destrucción del sistema, y de los límites de las políticas posibles dentro del marco económico burgués.


    La tendencia decreciente de la tasa de ganancia, así, es una herramienta fundamental del análisis económico y político del capitalismo como modo de producción histórico, y de la situación actual en sus tangentes social, política y económica. Para los más aventureros, puede transmutarse en un catalejo algo impreciso con el cual es factible prever los problemas futuros, y así afrontarlos de mejor manera. Para las fuerzas revolucionarias, es también la fuente primordial de las mayores y mejores situaciones de rebeldía que se han visto, y están por verse.


    Sobre la economía socialista, posiblemente me explayaré en un artículo futuro.


    Agradezco al lector por haber leído este largo artículo, y le deseo un buen día.

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