Algunas "enseñanzas" que nos deja esta experiencia (no, mentira, en realidad ya lo sabíamos de antes; pero podemos tomar las movilizaciones del lunes como puntapié para poner esta discusión sobre el tapete):
1. Un régimen político no está constituido meramente por una camarilla gobernante. El Estado es una estructura de poder constituida entre por el gobierno nacional
junto con una oposición "oficial", que posee un carácter
confrontativo en distintos niveles (municipal, provincial, nacional), pero también, y
principalmente de articulación. Varios acá recordaremos cómo en el 2015 las elecciones en la provincia de Buenos Aires -quiero decir, en el conurbano- se convirtieron en
una auténtica guerra de punteros. Ahora bien, esta confrontación total por las posiciones en el entramado del poder y por la caja (tanto la oficial como la caja negra, ¿por qué no?) no se dio tan solo entre el aparato peronista del Frente para la Victoria contra el aparato de Cambiemos (el PRO sumado a la estructura comprada de la UCR, a aventureros primerizos y a reciclados ex-peronistas), sino también
al interior del FpV; entre la camarilla kirchnerista, con Aníbal Fernández-Sabatella, y el armado pejotista local, encabezado por Julián Domínguez y Espinoza. De la misma forma que la articulación final hace que el frente tenga cohesión más allá de la disputa interna, existe una cohesión que unifica a todos los partidos de Estado cuando es hora de defender lo que ahora se llama "gobernabilidad" (es decir, la reproductividad del régimen en su conjunto) más allá de que formen parte de "espacios políticos" antagónicos. Sin tablero no hay juego por el cual puedan competir los jugadores. No en vano al finalizar las elecciones, todo el armado de intendentes pejotistas y kirchneristas que quedó en el conurbano comenzó a articular con el poder ejecutivo provincial (Vidal, de Cambiemos), para defender, por ejemplo, los presupuestos anuales o el armado de las fuerzas represivas en la provincia.
Muchos suelen hacer referencias constantes al pobre de Antonio Gramsci para rebelarse contra el marxismo. Acá quizás nos pueda servir un elemento muy interesante que sí podemos tomar: La noción de un
bloque hegemónico. Lo dejo como concesión diplomática a la izquierda gramsciana.
2. Por el contrario, uno de los peores elementos de Gramsci es su viraje hacia el análisis de la "hegemonía" ideológica. De este viraje hay mucha exageración en el medio que le corresponde más a los gramscianos que buscaron un cargo propio en el régimen académico o político que al pobre Gramsci. Pero Antonio Gramsci no queda impune: La fortaleza de los regímenes políticos capitalistas de la primera pos-guerra no se debió a la fortaleza intrínseca de la "hegemonía cultural" en Occidente, sino a la traición de la dirección socialdemócrata del movimiento obrero.
Los trabajadores no han "votado a favor del ajuste", como quiere suponer el progresismo desmoralizado. Los trabajadores terminaron votando al macrismo ya que ha sido la corriente política del régimen que ha logrado canalizar el descontento social contra el kirchnerismo, contra el nacionalismo de contenido capitalista en bancarrota. Marcos Peña y Durán Barba negaron sistemáticamente durante la campaña electoral que hayan tenido en agenda una reforma laboral o provisional.
El apoyo orgánico que recibió el macrismo por parte de los capitalistas no es el único motivo por el cual pudo sortear tan favorablemente las elecciones, puesto que sabemos que la burguesía (por suerte, para nosotros) no es el demiurgo de la historia contemporánea. Conocemos, para poner un ejemplo, el caso del Brexit o del referéndum por el proceso de paz en Colombia: Que el capital internacional presione con una orientación no significa que su salida se imponga. Por el contrario, el macrismo se posicionó como la única fuerza política que cuenta con un plan de salida a la parálisis industrial, a la crisis económica. El conjunto de los partidos de Estado no pudo poner sobre el tapete la cuestión de la reforma laboral. La oposición que buscó construir el kirchnerismo contra el ajuste del PRO fue de escaso vuelo: De nada puede convencer protestar contra un ajuste sin tener una solución alternativa. Y si el kirchnerismo no puede ofrecer una solución contra el ajuste es porque esta transformación de las relaciones de trabajo en Argentina es lo que demanda el capital para poder seguir con su rescate en el marco de una bancarrota capitalista internacional. Ninguna fuerza política cuya base social sea la que demanda ese ajuste puede "sacar los pies del plato". Los planteos del kirchnerismo, así como del triunvirato de los 'ex-piqueteros' (la CCC, Barrios de Pie y la CTEP), cuyo carácter tributario del Vaticano los asemeja a la CTA y a la "CGT Luján", son planteos que están limitados a aspectos de contención social frente al choque del capital. En última instancia, no juegan un rol de alternativa de poder frente a la línea del macrismo, sino de valla de contención política (tanto en términos 'materiales', de asistencialismo, como en términos 'políticos', de bloqueo para el desarrollo de la Izquierda).
Por ello, los trabajadores que votaron a la oposición del régimen también han votado por candidatos que apoyan este ajuste, pero no por ello
lo han hecho para que ajusten. Es decir, creer que el resultado de las elecciones es producto de una derechización es una patraña formulada por el progresismo derrotado, una excusa formulada por la imposibilidad de generar un balance auténtico.
Dicho balance pondría al desnudo el carácter social de este progresismo en decadencia.3. Entonces, estamos diciendo que la columna que sostiene con más fuerza a este régimen político es la oposición: tanto en las intendencias y gobernaturas como en el parlamento y en la conducción de los sindicatos. La reforma pudo tratarse en el Congreso debido a que el triunvirato de la CGT (pero también de las demás centrales burocráticas) asfixió a más no poder una convocatoria de lucha, y también debido a que los diputados de la oposición dieron su quórum y luego votaron a favor de la reforma.
Macri tuvo que poner al máximo su aparato de presión para poder cerrar este acuerdo, extorsionando a los gobernadores con el reparto fiscal y a la conducción sindical burocrática (y a la camarilla kirchnerista) con la persecución policial. Y, a cambio de su complicidad, les ofreció tanto una mayor torta para las provincias como el fortalecimiento del unicato sindical para la burocracia (fortaleciendo la Ley de Asociaciones Profesionales, persiguiendo a los sindicatos simplemente inscriptos). Y si el macrismo ha dado una batalla política tan ardua para garantizar que salga esta sesión (incluso habiendo intentado adelantarla y todo) es precisamente porque su base social sigue siendo la burguesía nacional y el capital internacional.
El macrismo obtiene una fortaleza del apoyo orgánico de la burguesía, que le pone sus fichas por considerarlo como la opción política con mayor capacidad para "gestionar" el proceso de ajuste contra los trabajadores. Es decir, para satisfacer una demanda necesaria del capital en el contexto de una crisis internacional: descargar el peso de esa crisis sobre los trabajadores para rescatar a los capitalistas. El kirchnerismo, en ese sentido, se le aparece al capital (y a nosotros, claro) como una corriente política agotada. Pero ese apoyo orgánico Cambiemos
sólo lo va a seguir gozando en la medida en que siga mostrándose como la corriente política más capacitada para hacer pasar esta reconfiguración anti-laboral. De ahí que Macri sea tan particularmente "duro" para imponer sus líneas de salida. Por ejemplo, haberse negado a 'entregar' a Patricia Bullrich durante tres meses de presión popular y de internas de camarillas policiales frente a la desaparición de Santiago Maldonado. Podríamos especular en torno a si la "impaciencia frenética" del macrismo es un síntoma de debilidad o de fortaleza, pero serían especulaciones vanas: Lo que importa es comprender este movimiento en la unidad de sus contradicciones, incluso aunque sean paradójicas; puesto que si este 'aventón' puede dejarlo tanto en la ruina en caso de no lograr sus objetivos, como puede ayudarlo a aplicarlos más decididamente. Sólo vamos a poder catalogarlo como "fuerte" o "débil" (al menos en relación con la clase obrera) una vez uno de nosotros dos se imponga en la lucha de clases...
Existe toda una puja entre los aparatos del régimen social capitalista que es compleja. Pero entendido en esta complejidad nuestro enemigo sigue siendo
el poder capitalista: El Estado burgués y sus gobiernos.
4. Nosotros no tenemos que ser tributarios de la teoría del 'enemigo principal'. No podemos decir "primero el uno, después el otro", sino que debemos concatenar la relación histórica determinada de los distintos protagonistas sociales y políticos en un proceso más general, que es la lucha de clases. Es decir, debemos echar mano a una perspectiva de alcance estratégico.
¿y cuál es la perspectiva desde el punto de vista estratégico de la lucha de clases?
Jorge Altamira escribió:El propósito, acordado con el pejotismo y el massismo en los acuerdos acerca del blanqueo y la ‘reparación histórica’, el año pasado, apunta a elevar la edad para la jubilación y reemplazarla por una pensión para la vejez, para permitir la anulación de los aportes patronales y convertir al Fondo de Sustentabilidad de Anses en un fondo de aportes para una jubilación complementaria, cuyo dinero iría a solventar “un mercado ‘nacional’ de capitales”. Este desarrollo está contemplado en la ley que reforma el mercado de capitales. El capital, a escala mundial, apunta a abolir, con el derecho laboral, el derecho previsional. La Legislatura bonaerense ha aprobado la elevación de la edad de retiro para los trabajadores del Banco Provincia, cuya actividad, para una mayoría es insalubre. Estamos ante una lucha de clases de alcance estratégico. El encarnizamiento de las patronales no debe sorprender.
La crisis previsional tiene un significado estratégico, porque pone de manifiesto la imposibilidad del capital para asegurar la supervivencia de la clase que explota. Por eso sólo será resuelta por una reorganización socialista de la sociedad. La jubilación es un salario diferido que debe adelantar el capital con sus ganancias realizadas o esperadas. La insurgencia del capital contra el aumento de la expectativa de vida de los trabajadores, es una expresión concluyente de su decadencia histórica.
5. Para hacer pasar este proceso de ajuste de conjunto contra la clase obrera, el gobierno necesita imponer un fortalecimiento profundo de su aparato represivo. El negacionismo del genocidio de la dictadura, por caso, expresa necesidad de rehabilitar a las fuerzas armadas para que vuelvan a tener un rol político. La desaparición de Maldonado también hizo reflotar el ascenso de Gendarmería (una fuerza represiva
de carácter militar). Gendarmería se ha impuesto, por ejemplo, por sobre la Policía Federal; la desplazó en el control de la frontera y en el control del narcotráfico (es decir, en el
armado del narco-negocio). Las filtraciones del caso Maldonado fueron proporcionadas por peritos de la Federal, para debilitar y desprestigiar a la fuerza en el esquema de conflictos internos del Estado del cual estábamos hablando antes.
En medios de 10 días hubo 254 detenciones en estos 'choques sociales'. Una declaración del
Encuentro Memoria Verdad y Justicia dice:
[...] las fuerzas de seguridad en las jornadas del 14 y del 18 de diciembre, tanto miembros de Gendarmería como de la policía han cometido innumerables delitos, y no tenemos conocimiento de que se haya procedido a su identificación, detención e indagatoria. Ni siquiera se los ha sumariado.
Se ha visto en cadena nacional a las fuerzas de seguridad abusar en el momento de detener, atropellar personas, destruir comercios, agredir a gente por el solo hecho de estar en el lugar sin importar sexo o edad.
[...] Denunciamos que dicho proceso expresa la intención de imputar a militantes: en las indagatorias se les interroga por su pertenencia partidaria y/o agrupaciones.
Los abogados que representamos y asumimos las defensa de los detenidos en estas movilizaciones, sufrimos trato irrespetuoso, se nos dificulta el ejercicio profesional, se nos limitan nuestros movimientos tanto en las comisarías como en los tribunales de Comodoro Py, donde se nos restringe el acceso directo a la mesa de los juzgados, recibiendo intimidaciones constantes del personal policial que se encuentra en el edificio.
Varias organizaciones de Derechos Humanos y guardias para atención han recibido amenazas. [...]
La sociedad en general, pero en particular quienes se movilizan, son sometidos a requisas en los medios de transporte y a su identificación, incluso registrándolos mediante fotografía.
Todo esto deja al desnudo que se ha impuesto en la argentina un Estado de excepción en el sentido de, que sin dictar [formalmente] el Estado de sitio, se ha procedido a suspender las garantías constitucionales a los ciudadanos, particularmente su derecho a la circulación, a la movilización y protesta, a la huelga, e incluso el derecho de defensa del artículo 18 de la Constitución Nacional, ya que se restringe el accionar de los abogados y se los criminaliza al igual que a las personas por las que quieren asumir las defensas.
La diferenciación entre la 'sociedad civil' y 'la clase política' tiene que ser completamente desechada. En verdad, existe
una primacía de la sociedad civil sobre el Estado. El dominio de la sociedad civil en su sentido moderno (la sociedad
burguesa) significa el dominio del interés particular moderno; en la medida en esa sociedad civil no es otra cosa que la expresión jurídica de las relaciones económicas modernas (capitalistas), su primacía sobre el Estado consagra la hegemonía del capital y de la explotación del trabajo por el capitalista que ya se encuentran en una "jerarquía hegemónica" de manera previa en esa misma 'sociedad civil' (en el orden de las relaciones económicas de la sociedad capitalista). El dominio del Estado por parte de "todo el pueblo" no significa otra cosa que la preeminencia de la sociedad civil; es decir, la hegemonía del interés particular burgués, la primacía de la clase dominante burguesa. De lo que se trata es de una confrontación en toda línea con el interés social que necesita este ajuste anti-obrero.
En este contexto es que tenemos que situar los choques judiciales entre la camarilla del macrismo y la camarilla del kirchnerismo:
Jorge Altamira escribió:[...]La llamada “judicialización de la política”, por parte del macrismo y la justicia federal, es parte de una estrategia para desmembrar al Frente para la Victoria y al pejotismo, o sea profundizar el proceso de desbande iniciado por Massa, en 2013, y por Bossio luego de las elecciones de 2015, ahora con el auxilio del poder judicial. El propósito es, en primer lugar, viabilizar los proyectos de leyes del gobierno en el Congreso, como ha ocurrido hasta ahora, y, en segundo lugar, neutralizar y cooptar a gobernadores y dirigentes del justicialismo para asegurar al macrismo una reelección y un mandato de ocho años. La ofensiva judicial contra los más altos funcionarios kirchneristas y contra CFK es una tentativa de reconfigurar un régimen político inviable y en crisis.
Esta es la caracterización de conjunto que deben tener en cuenta los trabajadores que no quieren quedar atrapados por una disputa ajena a sus intereses fundamentales. Al fin de cuentas, todos los bloques del Congreso han sido serviciales al macrismo, y la propia CFK desechó la realización de movilizaciones populares contra los planes anti-obreros, en función de un presumido éxito en las elecciones parlamentarias, en las que fue derrotada [...]
La ‘judicialización de la política’ no es un cuerpo extraño al sistema político – todo lo contrario. En el sistema constitucional, el poder judicial opera como árbitro último del régimen político, incluyendo la determinación de si un proceso político es judicializable. En numerosos países este rol lo cumple una Corte Constitucional, a la que se puede recurrir en forma directa; en otros, la Corte Suprema puede hacer lo mismo en caso de litigios específicos. En todos estos sistemas, los guardianes del orden jurídico son vitalicios.
De un modo más amplio, se debe señalar que en todos los lados el Poder Judicial está entrelazado con los estudios de abogados de los mayores monopolios, de donde incluso se reclutan los magistrados. En resumen, en lugar del piadoso pedido de que la Justicia actúe de acuerdo a la Constitución, todo obrero consciente debe reclamar la elegibilidad y revocabilidad del Poder Judicial, en el marco de un Estado basada en la soberanía política de los trabajadores. Asimismo, debe caracterizar las acciones judiciales en función de los antagonismos de clase y no de principios abstractos – como ocurre con los numerosos trabajadores procesados por sus luchas clasistas, incluidos los piquetes y las ocupaciones de empresas.
[...]
Una parte de la izquierda ha salido a manifestar junto al kirchnerismo en nombre del mismo programa de los K- el Estado de derecho y la democracia, escondiendo la crisis de conjunto del régimen político, las repercusiones de esta crisis en el gobierno y la prioridad que tiene, para los trabajadores, derrotar las ‘reformas’ previsionales y laborales.
Se toman en cuenta los aspectos distraccionistas de la crisis en detrimento de una lucha de clases contra el gobierno y todo el sistema político que lo apoya, sea en forma directa o por medio de compromisos de distinto alcance.
Es necesaria una gran clarificación política. No más trampas ‘alternativistas’ entre corrientes que son defensoras históricas del capital.
La criminalización de las protestas de este lunes está en sintonía, como exacerbación y culminación, con la línea de la judicialización de la protesta social del kirchnerismo. De la misma forma que la presencia en aumento de Gendarmería por parte del macrismo está construida sobre la base del proceso de rehabilitación de las fuerzas armadas del kirchnerismo (reconciliación social: Milani como expresión de una supuesta "renovación" de un ejército que ahora contaría con una "consciencia social", incluso de un "ejército chavista"; la fotografía de Abuelas de Plaza de Mayo junto con las fuerzas armadas, Hebe de Bonafini y Milani).
Tenemos que rechazar la persecusión a los que luchan. [Un pequeño excusus: "La reflexión de Hegel acerca de la relación entre el amo y el esclavo está fuertemente inspirada por la rebelión de los esclavos y semi-libres negros en Haití, contra los plantadores blancos y el opresor francés. Hegel concluye que solamente es libre el ser humano dispuesto a entregar su vida para conquistar la libertad. De la escuela de Hegel se desarrolla el planteo de la libertad de Marx, como la conciencia de la necesidad – la conciencia de la universalización de lo humano. A su hija, Marx le definió la felicidad como la lucha." La rebelión contra el poder burgués es la condición para poder atravesar nuestra vida como el ser libre de Hegel y Marx.]
6. Durante todo este año electoral, el conjunto de los partidos de Estado intentó utilizar las elecciones (del régimen político capitalista, de la sociedad
burguesa) para lo que sirven:
no como una instancia de participación popular ('democrática'), sino, por el contrario, como una instancia de 'apriete' anti-popular, de alienación política. Frente a la intervención popular que comenzó a esbozarse como respuesta a la desaparición de Santiago Maldonado, el kirchnerismo operó fuertemente como el principal factor de boicoteo directo a la movilización previa a las elecciones de octubre, explícitamente para defender la mecánica del régimen electoral. El triunfo del macrismo en las elecciones se debió, por supuesto, también a su capacidad de haber sometido previamente a los trabajadores en las luchas del año (AGR, PepsiCo), imponiendo su salida como la única "posible".
La jornada del lunes 18 mostró que las masas pudieron recuperarse de este operación de "cercamiento" en la resignación política y la impotencia.
Ya el triunfo parcial del primer enfrentamiento social, cuando se levantó la primera sesión el jueves anterior, había marcado la pauta del éxito de la imposición de los métodos de la acción directa por sobre la lógica parlamentarista de los aparatos del régimen político burgués. La derrota de la madrugada del martes (ya que los partidos de Estado lograron hacer pasar la reforma previsional y la impositiva) no es una derrota de largo plazo para la clase obrera, sino, por el contrario, una victoria pírrica para el armado nacional macrista. Haber tensado al máximo su "pacto" con los gobernadores para enfrentarse a la intervención popular no sólo lo quebró el primer jueves, sino que lo debilitó para poder tratar la reforma anti-laboral antes de que termine el año. Mientras que antes Triaca contaba con tenerla cocinada en este mismo mes, ahora el gobierno anunció que la posterga para la nueva apertura del Congreso 2019. De este proceso tenemos que salir fortalecidos logrando que cada vez sectores más amplios de la clase obrera y del activismo saquen las conclusiones políticas:
7. La clase obrera se anotó una victoria estratégica de esta derrota frente al gobierno y a su coalición del ajuste: puso de manifiesto toda su fuerza para derrotar la tentativa de los partidos del Estado burgués, a pesar de la parálisis de una burocracia sindical en derrumbe. La Izquierda, por su parte, no fue simplemente una mera espectadora de este proceso: Lo preparamos convocando al clasismo y a los sindicatos combativos a iniciativas de lucha contra el paquete oficial, como la columna independiente en la movilización del 29 de noviembre, o la gran marcha y acto que concretamos el 6 de diciembre.
La crisis en torno de la ley previsional mostró los límites de la victoria electoral del macrismo, que en menos de dos meses terminó enfrentado con una parte importante de sus votantes. El tratamiento de la reforma laboral, a su vez, ha pasado para marzo. Los choques de estos días han acentuado la inquietud del gran capital respecto de la marcha del gobierno, en medio de la acentuación de un conjunto de contradicciones irresueltas -endeudamiento creciente, déficit comercial también en aumento, sobrevaluación cambiaria y una reactivación frenada. En este cuadro, el gobierno necesita renovar el apoyo del gran capital defendiendo a rajatablas una orientación antiobrera. Pero la capacidad política de llevarla adelante ha sido, otra vez, puesta a prueba. Iniciativa obrera; cuestionamientos por arriba; deterioro de la base electoral del gobierno y sus aliados. La lucha previsional abre un punto de inflexión en la situación política, con enormes posibilidades de desarrollo para la izquierda revolucionaria.Ésta es la perspectiva con la que se organiza el Partido Obrero y la Corriente Sindical Clasista para darle una orientación de conjunto a los trabajadores, para darle un horizonte de futuro a las luchas sociales del presente; es decir, para marcar que la salida a la crisis actual es desarrollar una alternativa de poder propia de la clase obrera.