El documento:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]El puño de los comunistas marxista-leninistas debe también golpear enérgicamente al aventurerismo de izquierda, como engendro del revisionismo modernoNos alegra mucho entrevistarnos con ustedes, camaradas del Ecuador. Naturalmente nuestro deseo es que conversemos más a menudo y de forma más amplia, porque la lucha que desarrollan el Partido Comunista (marxista-leninista) del Ecuador y todos los demás partidos marxista-leninistas de Latinoamérica, reviste una gran importancia para la revolución. Consideramos su lucha como una gran ayuda a la revolución mundial y a nuestro partido, que, siempre necesita aprender y aprovechar la experiencia de los partidos hermanos.
El marxismo-leninismo, nuestra doctrina universal, aplicada a las condiciones concretas de cada país, se enriquece con la nueva experiencia de todos los partidos revolucionarios. La experiencia de cada partido marxista-leninista obtenida en el curso de su trabajo y en la lucha contra los enemigos comunes –el imperialismo y el revisionismo–, constituye al mismo tiempo una ayuda para los demás partidos. Sin esta experiencia, avanzaríamos renqueando.
Ustedes, camaradas, con su lucha y su trabajo revolucionario en el continente de Latinoamérica, que tiene una población inmensa y una gente maravillosa y de corazón ardiente, están incesantemente, en el verdadero significado de la palabra, en insurrección, en revolución. A la cabeza de los pueblos de este continente, existen en la actualidad partidos marxista-leninistas hermanos. La comprensión realista marxista-leninista de la situación en su continente entusiasma e inspira infinitamente a los verdaderos partidos marxista-leninistas de Europa, Asia o África y nos ayuda a todos para llevar hasta las últimas consecuencias las acciones revolucionarias a escala nacional, continental o internacional contra nuestros enemigos comunes: los imperialistas, con los estadounidenses a la cabeza, los revisionistas modernos acaudillados por los soviéticos y los reaccionarios de todo color.
El Partido del Trabajo de Albania, los comunistas albaneses, consideran sumamente necesarios los contactos con todos los partidos hermanos para intercambiar experiencias, debido a que una colaboración estrecha nos ayuda mutuamente. Independientemente de que estemos muy lejos unos de otros geográficamente, con la mente y el corazón estamos muy cerca, y hoy el factor «distancia» no constituye una dificultad insalvable.
Como habrán podido ver durante las visitas por nuestro país, después del triunfo de la revolución se han operado muchas transformaciones. Esto se debe a la justa línea marxista-leninista del partido y al espíritu revolucionario de nuestro pueblo. Para que tengan una visión más clara de la Albania de antaño, en tanto que marxista-leninistas, deben compararla con una de las regiones más abandonadas, más atrasadas y más oprimidas del Ecuador de hoy. Antes de la liberación el pueblo albanés sufrió lo indecible, al igual que ocurre hoy en su país, bajo la feroz opresión feudal. Aquí no había escuelas, el pueblo padecía hambre, carecía de ropa y de todo lo necesario para subsistir. En el pasado, la mayor parte de los campos que han visto, estaban anegados por pantanos y ciénagas. El paludismo, la tuberculosis y otras enfermedades hacían estragos entre la población, particularmente entre los niños. Pero, gracias a la revolución popular dirigida por nuestro partido, se realizaron transformaciones tan profundas y rápidas que, sin jactancia, podemos considerarlas colosales para la realidad albanesa.
Pero, como marxistas, considerando con realismo nuestra situación, somos plenamente conscientes de que, junto a los grandísimos éxitos que hemos obtenido, tenemos también deficiencias y nos queda aun muchísimo por hacer, en primer lugar para elevar el nivel de las masas trabajadoras, en especial política e ideológicamente pero también económicamente; debemos continuar trabajando para consolidar militarmente el país y elevar cada vez más el nivel educativo y cultural del pueblo, pero siempre y únicamente en la vía revolucionaria marxista-leninista.
Nuestro partido trabaja en este sentido. Podemos afirmar que ya hemos creado una base más sólida, más poderosa, pero lo principal es que todo lo hemos logrado y creado a través de una lucha continua contra las dificultades de desarrollo, cercados por enemigos brutales y en condiciones tales que en todo momento estaban en peligro la independencia, la libertad, la soberanía de la patria y el socialismo. Todo esto lo hemos creado en la lucha por la defensa y el fortalecimiento de la unidad marxista-leninista del partido y del pueblo, de esta unidad que es particularmente el blanco de los ataques de los enemigos. Hemos trabajado por templar siempre esta unidad, ya que nuestra fuerza reside en el temple cada vez mayor de la unidad partido-pueblo.
Esto tiene vital importancia porque nuestro país siempre ha estado y continúa estando gravemente amenazado por una intervención armada, o por otras formas de injerencia por parte de los imperialistas, los renegados titoistas y los militaristas revisionistas soviéticos, quienes pretenden justificar todos sus tactos, como en el caso de la invasión de Checoslovaquia [1], con un supuesto interés por la consolidación de los Estados «hermanos».
En las actuales situaciones revolucionarias, los partidos marxista-leninistas del mundo entero deben luchar sin descanso por reforzar sus filas, por fortalecer la unidad marxista-leninista, por ligarse estrechamente a las masas del pueblo y entre ellos mismos, porque el movimiento comunista y obrero internacional es uno de los principales factores para hacer fracasar los planes que urden contra los pueblos los revisionistas soviéticos y los imperialistas estadounidenses, quienes fortalecen cada vez más sus dictaduras fascistas para dominar el mundo. Por eso, los partidos marxista-leninistas deben aguzar su vigilancia.
Siempre, pero en particular en las situaciones en que vivimos, también nuestro país consolida incesantemente su unidad y eleva su vigilancia. Con este fin, al igual que siempre, adoptamos continuas medidas ideológicas, políticas, económicas y militares. Todo nuestro pueblo está armado en la verdadera acepción de la palabra. Cada ciudadano o campesino albanés tiene su arma en casa, Nuestro propio ejército –el ejército del pueblo soldado– está en todo momento dispuesto a golpear a cualquier enemigo o coalición de enemigos. Igualmente se encuentra en píe toda la juventud. Nuestra disposición de combate, lejos de constituir un obstáculo en nuestro trabajo por la construcción del socialismo, ha dado un impulso aún más fuerte a la economía y la cultura de nuestro país.
En estos momentos los revisionistas soviéticos y yugoslavos, los fascistas griegos e italianos saben bien que, si emprenden una aventura para atacar a Albania, no sólo no vencerán nunca, sino que por el contrario, recibirán golpes mortales. Esto siempre se lo hemos dejado claro a todo el mundo. Esta es en general la situación en nuestro país: sólida, segura y con brillantes perspectivas. Pero esto no nos debe llevar a dormirnos sobre los laureles, sino que por el contrario debe redoblar nuestros esfuerzos.
Para todos está claro que en la Unión Soviética domina una dictadura fascista militarista. Pero es sabido que, donde hay opresión también hay movimiento, y es por eso que tanto allí como en los países satélites, existe movimiento revolucionario en progresivo ascenso. También por parte del imperialismo que ejerce hoy una gran presión sobre la Unión Soviética. Por un lado pretende liquidarla como potencia imperialista rival y, por otro impedir a toda costa que surjan movimientos revolucionarios y cuando lo hagan, sofocarlos de inmediato, y no sólo en la Unión Soviética sino también en sus países satélites.
La propia Unión Soviética por su parte, persigue dos objetivos: en primer lugar, sofocar cualquier movimiento revolucionario que pueda estallar y, en segundo lugar, en la imposibilidad de eliminar a los Estados Unidos como potencia imperialista rival, conservar sus propias posiciones y, de concierto con el imperialismo estadounidense, dominar cada cual en sus respectivas zonas de influencia.
Sentimos una inmensa alegría al saber que el Partido Comunista (marxista-leninista) del Ecuador marcha adelante. Los camaradas con los que se entrevistaron ustedes, me pusieron inmediatamente al corriente acerca del desarrollo de las conversaciones y del intercambio de experiencias. Sobre estas conversaciones e intercambio de experiencias tan útiles y fructíferas entre nuestro partido y los partidos hermanos, también informamos continuamente al Buró Político, del Comité Central en sus reuniones específicas. Nos alegra enormemente que su partido se temple y avance continuamente por el camino marxista-leninista. Por otro lado, estamos totalmente, de acuerdo con los puntos de vista, de su partido y tenemos la convicción de que el camino que siguen es justo. Sin lugar a dudas, ustedes conocen mejor que nadie los problemas que les preocupan y la forma más correcta de solucionarlos, apoyándose siempre en nuestra ideología, el marxismo-leninismo.
Naturalmente sólo su partido que por ser el corazón del proletariado y del pueblo ecuatoriano, conoce mejor que nadie la situación del país y las aspiraciones legítimas del pueblo, está en condiciones de elaborar debidamente la táctica que han de aplicar, sobre la base de la estrategia marxista-leninista. Por esta razón, puesto que su partido cuenta con una estrategia justa, basada en la teoría, marxista-leninista y en la práctica concreta del país, asimismo, las tácticas que elabora serán justas y revolucionarias. Al igual que ustedes, nosotros hemos utilizado distintas tácticas en el curso de nuestra lucha de liberación nacional.
Nuestros partidos deben esforzarse por aprender el uno del otro y aprovechar la experiencia mutua. Pero cada partido debe tener en cuenta que algunas experiencias de los demás son adecuadas únicamente en las condiciones concretas de sus propios países, y pueden no serlo en las condiciones de los otros. Cuando las necesidades lo exijan y cuando responda a las condiciones concretas de un partido, éste debe elaborar y adoptar la experiencia de otros partidos, porque lo contrario significa caer en el estereotipo. En lo que se refiere a nuestra experiencia, no podemos decirles si muchas de nuestras: tácticas son o no adecuadas para ustedes. Les corresponde a ustedes, estudiar y escoger, pero estimamos que siempre se debe tener en cuenta que la brújula infalible en esta cuestión es el marxismo-leninismo, son las leyes generales de la revolución proletaria. Sólo estas leyes impedirán a un verdadero partido marxista-leninista incurrir en errores.
Para nosotros estas, leyes están claras, y nos esforzamos por ahondar cada vez más en ellas, por eso jamás hemos caído ni en el revisionismo ni en el trotskismo, ni en el aventurerismo de izquierda ni en otras corrientes antimarxistas.
Ustedes conocen mejor que nosotros estas teorías, el peligro que representan y los perjuicios que ocasionan. Che Guevara, por ejemplo, fue asesinado. Esto naturalmente puede ocurrir, porque un revolucionario puede ser asesinado. Pero Che Guevara fue víctima de sus propios puntos de vista no marxista-leninistas [2].
¿Quién era Che Guevara? Cuando hablamos de Guevara, pensamos también, en algún otro que se hace pasar por marxista [posible referencia a Fidel Castro - Anotación de Bitácora (M-L)] y, en mi opinión, comparado con éste, Guevara era hombre sobrio de palabras. Era un rebelde, un revolucionario pero no un marxista-leninista como se pretende presentarlo [3]. Puede ser que me equivoque, como latinoamericanos ustedes conocen mejor a Che Guevara, pero estimo que si fue un combatiente de izquierda. Su izquierdismo es un izquierdismo burgués y pequeño burgués, entrelazado con algunas ideas progresistas pero al mismo tiempo también anarquistas, lo que a fin de cuentas conduce al aventurerismo.
Los puntos de vista de Che Guevara y de algún otro que se hace pasar por marxista y «padre» de estas ideas [posible referencia a Fidel Castro - Anotación de Bitácora (M-L)], jamás han tenido ni tienen nada que ver con el marxismo-leninismo. Asimismo Guevara ha tenido, por así decirlo, algunos «éclaircies» en la adopción de algunos principios del marxismo-leninismo, pero que aún no habían llegado a ser su concepción filosófica del mundo [4], de modo que le impulsaran a realizar actos verdaderamente revolucionarios.
No podemos decir que Che Guevara y sus compañeros fuesen cobardes. ¡No, en absoluto! Por el contrario eran valerosos. También hay burgueses valientes. Pero héroes, revolucionarios proletarios, hombres valientes verdaderamente grandes son únicamente los que se guían por los principios filosóficos marxista-leninistas y se ponen en cuerpo y alma al servicio del proletariado mundial y de la liberación de los pueblos del yugo imperialista, feudal, etc.
Hemos defendido la revolución cubana porque estaba dirigida contra el imperialismo estadounidense. Como marxista-leninistas, detengámonos un momento para analizar esta, revolución y las ideas que la inspiraron. La revolución cubana no se inició sobre la base del marxismo-leninismo ni se desarrolló según las leyes de la revolución proletaria [5], por las cuales se rige un partido marxista-leninista [6]. Tampoco después de la liberación del país, Fidel Castro se encauzó por el camino marxista-leninista, sino que por el contrario, continuó inspirándose en las ideas liberales. Es un hecho, y nadie puede negarlo, que los integrantes de esta revolución empuñaron las armas y ganaron las montañas, pero también es un hecho incontestable que no lucharon como marxista-leninistas. Eran combatientes libertadores que se levantaron en lucha contra la camarilla de Batista y la vencieron, precisamente porque ésta constituía un eslabón débil del capitalismo. Batista era un dócil lacayo del imperialismo que oprimía al pueblo cubano, y éste se levantó en lucha contra esta camarilla y contra el imperialismo yanqui y los derrotó.
En nuestra opinión, la teoría de que la revolución la hacen unos cuantos «héroes», representa un peligro para el marxismo-leninismo [7], particularmente para los países de Latinoamérica. En su continente del Sur existen grandes tradiciones revolucionarias, pero, como acabamos de señalar, también hay otras que son revolucionarias en apariencia, pero que en realidad no siguen la verdadera línea de la revolución. ¡Cualquier putsch que se perpetra allí es considerado como una revolución! Pero jamás un putsch puede ser una revolución, porque el lugar de la camarilla derrocada pasa a ocuparlo otra, es decir que todo sigue igual que antes. A los núcleos de las corrientes antimarxistas que existen aún en el seno de los viejos partidos, partidos que se han puesto al servicio de la contrarrevolución, se ha sumado en la actualidad otra corriente a la que calificamos de aventurerismo de izquierda.
Esta corriente, así como el otro engendro de la burguesía, el revisionismo moderno, representan grandes peligros para los pueblos, por tanto también para los países de Latinoamérica. El revisionismo moderno, cuidadosamente enmascarado, es un gran peligro para los pueblos y los revolucionarios. Según los países lleva diferentes máscaras. También el castrismo en Latinoamérica, disfrazado con el marxismo-leninismo, conduce a la gente, incluso a revolucionarios, al aventurerismo de izquierda [8]. En apariencia, esta corriente está en contradicción con el revisionismo moderno. Los ideológicamente inmaduros lo creen así, pero la verdad es otra. Lejos de estar en oposición con los revisionistas modernos, los castristas se han puesto enteramente a su servicio. El camino de cada uno de ellos converge en un mismo punto.
La cuestión es que, donde los revisionistas soviéticos no logran impedir que las masas de la clase obrera y del pueblo hagan la revolución, precisamente allí entra en acción esa corriente y mediante un putsch destruye lo que los revisionistas no pudieron destruir por medio de la evolución. Los revisionistas soviéticos y todas las camarillas traidoras que encabezan los partidos revisionistas, preconizan la evolución, la coexistencia y todas esas teorías antimarxistas que conocemos. El aventurerismo de izquierda, por la fraseología que utiliza parece más revolucionario, porque ¡predica la lucha armada! Pero, ¿qué es lo que entiende por lucha armada? Naturalmente los putschs. El marxismo-leninismo nos enseña que sólo dando pasos mesurados y seguros, y únicamente apoyándose con firmeza en los principios de la teoría marxista-leninista y haciendo que las masas adquieran conciencia, es posible conquistar éxitos en la preparación y el desencadenamiento de la insurrección armada, y no caer jamás en el aventurerismo.
Los autores de la teoría de que el «motor pequeño» pone en movimiento el «motor grande», pretenden hacer creer que están por la lucha armada, pero en realidad están en contra de ella y trabajan para desacreditarla. El ejemplo de Che Guevara y su trágico fin, la difusión y aplicación de esta teoría por otros que se dicen marxistas, pero que están en contra de las luchas de gran envergadura, masivas y populares, son hechos públicamente conocidos que refutan sus prédicas. ¡Guardémonos del pueblo porque puede traicionarnos, delatamos a la policía; formemos guerrillas «salvajes» y aisladas que –supuestamente– sean desconocidas por el enemigo y éste no desate el terror contra el pueblo! [9] Estas y muchas otras teorías disolventes, que ustedes conocen bien, son difundidas por ellos. Atacar al enemigo con estas guerrillas «salvajes», combatirlo con ellas, etc., sin que el partido marxista-leninista asuma la dirección de esta lucha ¿puede haber aquí algo de marxismo-leninismo? Por el contrario. Estas teorías antimarxistas y antileninistas sólo pueden ocasionar fracasos al marxismo-leninismo y a la revolución, tal como fracasó en Bolivia la empresa de Che Guevara [10].
Esa corriente está desacredita las tesis sobre la insurrección armada. ¡Qué graves perjuicios ocasiona a la revolución! Con la muerte de Che Guevara las masas sencillas infectadas de las influencias que ejercen sobre ellas las concepciones anarquistas pensarán que ¡ya no hay quien las dirija para liberarse! O bien puede surgir un nuevo grupo de personas como el de Che Guevara y echarse a las montañas «para hacer la revolución». Es posible que las masas que esperan mucho de ellas, ansiosas de luchar contra la burguesía, se dejen engañar y les sigan [10]. Y entonces ¿qué ocurriría? Ocurriría lo que para nosotros es evidente. Dado que estas personas no constituyen, la vanguardia de la clase obrera ni se guían por los luminosos principios del marxismo-leninismo, se encontrarán con la incomprensión de las amplias masas y tarde o temprano fracasarán, pero junto con ello se desacreditará ante las masas la verdadera lucha, la lucha armada, porque estas la mirarán con desconfianza. Debemos preparar a las masas política, e ideológicamente y convencerlas por medio de su experiencia práctica. Por todas estas razones afirmamos que la teoría frenante y reaccionaria que se propaga por Latinoamérica sobre la revolución es un engendro del revisionismo moderno y debe ser desenmascarada por los marxista-leninistas.
Hay dirigentes en algún Estado de Latinoamérica que subrepticiamente dicen alguna palabra «en contra» de la Unión Soviética, pero nosotros no podemos considerar que se oponen a ella. Se trata, por un lado, de presiones y chantajes para obtener algún beneficio y, por otro, de métodos para engañar a los ingenuos. Si los pregoneros de estas teorías no prestasen servicios a los soviéticos en sus planes de expansión imperialista-revisionista, les suspenderían todas las ayudas. Nosotros conocemos de sobra a los soviéticos, y si no han hecho esto, es precisamente porque esa gente les sirve, y les sirve bien. Por esta razón los revisionistas soviéticos continúan concediéndoles ayudas y sustentándoles.
Es tarea de todos los marxista-leninistas denunciar esta corriente antimarxista, cuyos pregoneros se autodenominan marxista-leninistas y utilizan los términos marxistas únicamente como una máscara, sin la cual estarían perdidos. Debemos arrancarles esa máscara y esto lo lograremos únicamente mediante una lucha organizada y por la vía marxista-leninista, como hacen ustedes, camaradas del Ecuador, y otros camaradas.
Nos alegra mucho la forma en que han actuado en relación con el reforzamiento del partido y sus puntos de vista correctos sobre la lucha armada. Si los marxistas no comprendemos bien que el partido debe ser fuerte, de acero y que esto se logra sólo por la vía marxista-leninista, no podremos conseguir ninguna victoria. En el pasado nuestro pueblo, y el suyo también, ha luchado pero no ha vencido. Del seno de nuestro pueblo han surgido hombres excelentes y hábiles, con puntos de vista iluministas, animados por una firme determinación revolucionaria, que han luchado con el fusil y la pluma contra los turcos y posteriormente contra diversos invasores. Pero sus esfuerzos y la sangre que derramaron fueron vanos. Las victorias obtenidas por el pueblo y por estos hombres eminentes fueron explotadas por la burguesía y los señores feudales en su propio beneficio, y el pueblo continuó siendo oprimido.
Y esto porque no sólo no existía un partido marxista-leninista, sino tampoco un partido progresista que pudiera guiar al pueblo y hacerle avanzar. Sólo después de la fundación del Partido Comunista de Albania, el pueblo albanés pudo hacer realidad sus aspiraciones seculares y únicamente gracias a su dirección no derramó en vano su sangre y su sudor. Por consiguiente, es la dirección del partido marxista-leninista la que garantiza la victoria para los pueblos y no las acciones del «foco» guerrillero que preconizan algunos.
Nos alegra mucho que ustedes, camaradas del Partido Comunista (marxista-leninista) del Ecuador, hayan depurado el partido de los elementos ajenos a un partido verdaderamente marxista-leninista. Asimismo nos alegramos porque saben claramente cómo se ha de reforzar y ampliar el partido, qué elementos de clase deben integrar sus filas, cómo debe ser extendido al campo y, ante todo, cómo ha de penetrar más profundamente en el seno de la clase obrera. Los hombres no nacen comunistas, pero nacen limpios y aprenden en el curso de la vida y la lucha cotidiana, se educan y se hacen comunistas, dispuestos en todo momento a sacrificar incluso la vida por sus ideales, han hecho muy bien en abrir cursos y escuelas de educación marxista-leninista. Así hemos actuado también nosotros en el curso de la lucha de liberación nacional. El aprendizaje y la asimilación del marxismo-leninismo son indispensables y un medio de salvación para cada comunista y partido marxista-leninista.
Por este camino continuamos avanzando hoy nosotros. Nuestro trabajo para educar a la juventud lo hemos basado en el trinomio: estudio, trabajo productivo y preparación física y militar para defender la patria.
Les decimos queridos camaradas, y les aseguramos, que nuestro partido, estrechamente unido al pueblo, siempre ha defendido y defenderá con todas sus fuerzas y con fidelidad sin límites la pureza del marxismo-leninismo y trabajará sin desmayo para templar el internacionalismo proletario. Hará todo lo que esté a su alcance a fin de que sus esfuerzos y los de nuestro pueblo sean comprendidos por todos, y a fin de crear las condiciones necesarias, no sólo para reforzar nuestra patria socialista, sino también para robustecer los lazos de amistad con todos los partidos marxista-leninistas hermanos, y para que nuestro partido, con todas sus fuerzas, aporte su modesta contribución a nuestra victoria común: la revolución proletaria.
Nos emociona la alta apreciación que hacen del modesto trabajo de nuestro partido. En tanto que marxista- leninistas comprendemos muy correctamente todo lo que ustedes, queridos camaradas, acaban de decir de nuestro partido, de su experiencia. Por todo ello les estamos agradecidos y les decimos que representa un gran estímulo para nosotros, porque somos conscientes de que es expresión de un juicio real y claro de camaradas marxista-leninistas. Como marxista-leninistas que somos, les aseguramos que esto, lejos de hacernos jactanciosos, acrecienta nuestro sentido de responsabilidad para merecer al menos un uno por ciento de lo que ustedes afirmaron. Por lo tanto, debemos luchar con más perseverancia, cumplir con más honor nuestras tareas, a fin de que toda actuación nuestra no sólo no perjudique la gran causa del socialismo en el mundo, la causa de la revolución mundial, a ningún partido o grupo marxista-leninista en particular, sino que por el contrario sirva de estímulo y de ejemplo para todos y contribuya a aumentar el número de partidos marxista-leninistas, que contribuya a su fortalecimiento, porque, como dice el pueblo, una flor no hace primavera. Para que la revolución socialista triunfe en todas partes, se precisan y se precisarán muchas flores. Así entendemos nosotros nuestro deber internacionalista.
También para nosotros será inolvidable este encuentro, porque nos han ayudado mucho con lo que nos dijeron acerca de la situación en Latinoamérica. Nos hacemos cien veces más fuertes al saber que su partido es un verdadero partido marxista-leninista, dotado de una línea y de una perspectiva claras. No cabe, duda de que un partido así triunfará con toda seguridad. Ustedes dicen que su partido es pequeño. Pero también nosotros les decimos que cuando, nuestro partido se fundó, contaba sólo con unos 200 militantes. Pero esto no constituyó en absoluto un obstáculo para ganarnos a las masas, dirigirlas, combatir y derrotar juntos a los enemigos del exterior y del interior, triunfar e instaurar la dictadura del proletariado.
¡Qué gran fuerza adquirimos para consolidar nuestra lucha, cuando vemos que a su partido le espera un brillante porvenir al enarbolar la bandera del marxismo- leninismo!
Ustedes dicen que han incurrido en errores, y que ciertas cosas no las han considerado debidamente. ¿Acaso existe algún partido que no haya cometido errores? Durante su actividad revoluciona, también nuestro partido ha incurrido en errores, pero no en su línea general. Lo importante es que lo hemos corregido apenas los hemos descubierto.
La cuestión que expusieron a cerca de la intensificación del trabajo del partido con las organizaciones de la juventud y de la mujer reviste una extraordinaria importancia para la revolución. He observado, y ustedes mismos lo han afirmado en las conversaciones sostenidas con nuestros camaradas, que se interesan mucho por el problema de los estudiantes. Esto es muy bueno, pero tengan en cuenta que los estudiantes son una parte de la juventud, y no la juventud entera. Asimismo, han dado importancia a los problemas del campo y de la clase obrera. Cuando se muestra interés por el campo y la clase obrera, es imposible que no se preste atención a la vez a la juventud y a la mujeres campesinas. Pero ahora se trata de concretar mejor estas cuestiones.
Nos sentiríamos verdaderamente felices si les sirviera de ayuda nuestra modesta experiencia.
Quería señalar también que en un comienzo nuestro partido era pequeño y que, en el período en que fue fundado, nuestra clase obrera era muy reducida en número. Pero, gracias al trabajo realizado por el partido, la ideología de la clase obrera, el marxismo-leninismo, fue abrazada en primer lugar por la juventud. El partido organizó de inmediato a la juventud, que se lanzó a la lucha, desempeñando un papel extraordinariamente grande. Luchó orientándose por la ideología de la clase obrera.
En lo que atañe a la mujer, desde un comienzo el partido lanzó la consigna de que sin ella la lucha armada no podía existir ni terminar en la victoria. El Partido señalaba que esta cuestión debían comprenderla en primer lugar las propias mujeres, debían comprender que, al luchar por la liberación de la patria, luchaban también por su propia emancipación. En aquel entonces el partido recalcaba que si la mujer no llegaba a comprender la gran idea del partido sobre su participación en la lucha, no podría haber una verdadera lucha de liberación. A esta cuestión le dedicamos la máxima importancia, porque si no se hubiera solucionado, la mujer se habría convertido en un obstáculo para la lucha, hubiese bastado que le dijese al marido o al hijo: «¿a dónde vas?», «¡por qué me abandonas!», «¡nos matarán!», «¡no vayas a luchar!», «¡ocupémonos de nuestros asuntos!», «¿qué necesidad tenemos de luchar?», etc.
El partido desplegó un trabajo tan intenso y profundo que la mujer se convirtió en la familia en una ardiente propagandista de la línea del partido. «Empuñad las armas –le decían al marido o a los hijos– y lanzaros a la lucha por la liberación de la patria!». Es comprensible, camaradas, el gran coraje que infundía en los hijos o en el marido esta actitud de la mujer, y ellos empuñaban las armas y se integraban en las guerrillas.
Cuando íbamos a las casas del pueblo, en la ciudad o en el campo, las mujeres nos ayudaban con todo lo que podían, se unieron estrechamente con la lucha, con la línea del partido. Muchos de sus maridos e hijos habían marchado a las montañas para combatir y cuando íbamos a sus casas para buscar alojamiento y víveres nos consideraban como sus propios hijos, como a sus familiares más próximos. ¡He aquí pues la gran importancia del papel que desempeñó la mujer con su trabajo! En estas condiciones fue creada la organización de la mujer. Naturalmente también este proceso se producirá entre ustedes. En un principio chocamos con muchas dificultades y no todo se realizó de inmediato como lo ven hoy. Somos conscientes de las dificultades que existen en los países capitalistas, pero todas serán superadas sí la línea es justa y el partido resuelto.
Ustedes, queridos camaradas ayudaron igualmente mucho en otro sentido: fortaleciendo aún más nuestra fe en la lucha y en la victoria común. Les aseguramos que cumpliremos con, honor nuestro deber como soldados de la revolución, como soldados fieles al marxismo-leninismo. Queridos camaradas del Partido Comunista (marxista-leninista) del Ecuador, desearíamos que consideraran a nuestro partido en todos los sentidos como si fuera el suyo. Estamos dispuestos a prestarles cualquier ayuda que pueda serles útil, porque es nuestro deber de internacionalista, y de no hacerlo no podríamos considerarnos internacionalistas, no seríamos marxistas. Jamás hemos escatimado ni escatimaremos la ayuda que, de acuerdo con nuestras posibilidades debemos prestar a nuestros camaradas y hermanos como lo son ustedes, porque también la ayuda internacionalista que recibimos de ustedes es considerable.
Ustedes nos ayudan con su experiencia y, si ven que nos equivocamos en algún sentido, les rogamos que nos critiquen que nos sacudan con una crítica franca, porque pueden estar seguros de que tenemos en cuenta las críticas que nos hacen los camaradas y las tratamos como lo más sagrado. Nuestro pueblo dice que quien te quiere te critica, y quien no te quiere te adula para que continúes por el mal camino.
Nuestra dialéctica marxista-leninista nos enseña que no todo se desarrolla en línea recta, que no todos han sido cortados por el mismo patrón, que las energías de cada uno son diferentes, y que unos siguen el camino recto y otros no. En estas condiciones, la aplicación de las normas del partido, el uso de la crítica y la autocrítica bolcheviques, corrigen a los individuos, mantienen limpio el partido y hacen avanzar la revolución.
A este tipo de relaciones aspiramos, éste es el cariño sincero y proletario que deseamos que exista entre nosotros y cuanto más hagamos el uno por el otro y por la revolución, tanto más modestos debemos ser. Por eso la modestia de los comunistas debe ser ejemplar, como la de los proletarios; los esfuerzos y las opiniones de los comunistas deben ser como los de los proletarios; los sentimientos que nacen de su alma y su corazón deben ser como los de los proletarios. Sólo así nuestra revolución continuará avanzando.
Sentimos que se vayan, queridos camaradas, pero sepan que nuestros corazones laten al unísono con los de ustedes.
Somos conscientes de que tienen mucho que hacer. Tareas aún más grandes y complejas les esperan, no obstante nos agradaría mucho que viniesen más a menudo y se quedaran por más tiempo en nuestro país, a pesar de que esto no siempre es posible conforme a nuestros deseos.
Hacemos votos porque se haga realidad su gran deseo de que llegue el día en que también nosotros vayamos a su país.
Anotaciones de Bitácora (M-L)
[1] Ernesto «Che» Guevara, visitó Checoslovaquia pocos años antes de los sucesos de 1968, pero como en otros viajes a otros ex países de democracia popular, dejó constancia de su malestar por las nuevas reformas de la época pero sin concluir y denunciar a la propia dirección de tal país como revisionista y contrarrevolucionaria.
[2] Como Enver Hoxha comenta, el «Che» Guevara «fue víctima de sus propios puntos de vista» sobre de qué manera proceder para hacer la revolución. Lenin, explica así las condiciones objetivas –que no dependen de la voluntad de las personas– y subjetivas –las que si dependen de la voluntad de las personas– que se tienen que dar para que una situación revolucionaria desemboque en una revolución:
«A un marxista no le cabe duda de que la revolución es imposible sin una situación revolucionaria; además, no toda situación revolucionaria desemboca en una revolución. ¿Cuáles son, en términos generales, los síntomas distintivos de una situación revolucionaria? Seguramente no incurrimos en error si señalamos estos tres síntomas principales: 1) La imposibilidad para las clases dominantes de mantener inmutable su dominación; tal o cual crisis de las «alturas», una crisis en la política de la clase dominante que abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no suele bastar con que «los de abajo no quieran», sino que hace falta, además, que «los de arriba no puedan» seguir viviendo como hasta entonces. 2) Una agravación, fuera de lo común, de la miseria y de los sufrimientos de las clases oprimidas. 3) Una intensificación considerable, por estas causas, de la actividad de las masas, que en tiempos de «paz» se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas turbulentas son empujadas, tanto por toda la situación de crisis, como por los mismos «de arriba», a una acción histórica independiente». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La bancarrota de la II Internacional, 1915)
Lenin añadiría:
«Sin estos cambios objetivos, no sólo independientes de la voluntad de los distintos grupos y partidos, sino también de la voluntad de las diferentes clases, la revolución es, por regla general, imposible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamente lo que se denomina situación revolucionaria. Esta situación se dio en 1905 en Rusia y en todas las épocas revolucionarias en Occidente; pero también existió en la década del 60 del siglo pasado en Alemania, en 1859-1861 y en 1879-1880 en Rusia, a pesar de lo cual no hubo revolución en esos casos. ¿Por qué? Porque no toda situación revolucionaria origina una revolución, sino tan sólo la situación en que a los cambios objetivos arriba enumerados se agrega un cambio subjetivo, a saber: la capacidad de la clase revolucionaria de llevar a cabo acciones revolucionarias de masas lo suficiente fuertes para romper –o quebrantar– el viejo gobierno, que nunca, ni siquiera en las épocas de crisis, «caerá» si no se le «hace caer». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La bancarrota de la II Internacional, 1915)
Esto es algo, a lo que se han apegado todos los marxista-leninistas a la hora de aplicar la lucha de clases que es el motor de la historia, eso incluye, que dentro de esta lucha de clases se dé por supuesto la toma de poder, que es el derrocamiento de una clase por otra en el Estado:
«¿Cuál debería ser la relación entre el factor subjetivo y el factor objetivo en la lucha de clases? El partido debe seguir una política revolucionaria en una lucha de clases construida sobre la base de su profundo conocimiento y aplicación de las leyes y las condiciones objetivas de esta lucha, debemos educar a las masas en una elevada conciencia socialista debemos preparar y organizar la lucha de clases en el nivel más alto posible, debemos librar la lucha con métodos revolucionarios, siempre junto con las masas, y mediante la autoridad de nuestro liderazgo aplicar sobre la base de las leyes y las condiciones objetivas. Cualquier soporte y acto no conforme con las leyes y condiciones objetivas derivarán inevitablemente, en actos de terrorismo o aventurerismo, en confusión o miedo, hay que tener siempre presente que la pérdida del rumbo en la lucha, la pasividad, o peor aún, la capitulación frente a la presión de los enemigos o las dificultades impuestas por las condiciones naturales de ese momento y sus directos obstáculos, son golpes mortales a la revolución, porque la derrota en la lucha de clases y la revolución, hacen posible que las fuerzas reaccionarias imperialistas, y el revisionismo ganen esta lucha a muerte. Para evitar este aciago desenlace en la política de la lucha de clase, el liderazgo que abandera a ésta se debe elevar sobre la base científica de las leyes y las condiciones objetivas, deberá plantear la visión revolucionaria de futuro ante sus militantes con gran determinación y coraje, sabiendo maniobrar con la habilidad y la madurez del proletariado, manteniendo siempre la iniciativa en la lucha, esto es lo único que puede conducir a la victoria sobre los enemigos de clase y viejos reaccionarios de todo pelaje. La lucha de clases es una lucha a vida o muerte entre el socialismo y el capitalismo, y, como tal, se libra de manera objetiva y con fiereza durante todo el período de transición al comunismo». (Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria del Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 1977)
Pero en cambio, Guevara rompe con esta concepción marxista-leninista, y a la hora de crear su teoría del «foco» defiende que el foco guerrillero asilado, creado por un puñado de guerrilleros aventureros puede crear una «chispa que incendie el prado», y produzca por tanto una reacción general de toda la población trabajadora, o sea puede estimular las condiciones objetivas pese a que estas no dependen de las voluntad de los propios guerrilleros:
«No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas». (Ernesto «Che» Guevara; La guerra de guerrillas, 1960)
Los resultados de intentar crear estos focos que permitieran revertir la situación, se pueden ver en las aventuras de Guevara en el Congo y en Bolivia, y se puede comprobar en sus propios escritos, a modo ejemplos, las consecuencias de lanzarse a la lucha armada sin sopesar las condiciones, error que se repite en la experiencia de muchas guerrillas guevaristas. Hay que decir que esta visión subjetivista y voluntarista se refleja en todo el pensamiento de Guevara, y no solo dentro del ámbito militar.
[3] Como Enver Hoxha sentencia, aunque cuidadosamente y pidiendo la opinión de los camaradas latinoamericanos allí presentes: que Ernesto «Che» Guevara no es una figura que pueda calificarse propiamente de marxista-leninista. Nosotros particularmente apoyamos tal sentencia debido a que: 1) su defensa de la imagen de Iósif Stalin no demuestra nada; es más, otros conocidos revisionistas se han apoyado en la imagen de Stalin como fueron Kim Il Sung, Mao Zedong, Santiago Carrillo o Gheorghiu-Dej, pero luego jamás aplicaban en la práctica sus enseñanzas, y finalmente rechazaban su teoría y praxis, la cual sustituían por su propia «nueva» e «innovadora» teoría «superadora». 2) Nunca llevó a cabo una denuncia pública y completa del socialimperialismo soviético, jamás vimos una denuncia de los largos epítetos revisionistas y tesis contrarrevolucionarias del XXº Congreso del PCUS de 1956, ni del XXIº Congreso de 1959, ni del XXIIº Congreso de 1961, ni del XXIIIº Congreso de 1966, ni el de otros partidos revisionistas, pese a que él mismo fuera testigo de la época. 3) Nunca fue realmente partidario de la creación de un verdadero partido marxista-leninista en Cuba que estuviera libre de toda tendencia revisionista, sino que se conformo con unir a toda tendencia antibatistiana tras el triunfo de la revolución de 1959, siempre que dicha tendencia que se fuera a unir no discutiera la dirección de Fidel Castro. 4) Tampoco fue capaz de comprender el cariz burgués y nacionalista de otros revisionismos como el coreano, chino, yugoslavo, rumano, polaco, húngaro, etc., incluso al contrario: se dedico a alabar enormemente a dichos países como países «socialistas», y a sus partidos y dirigentes como «marxista-leninistas», lo que le facilitaría a la dirigencia cubana continuar sus desarrollos de sumisión al revisionismo soviético y de amistad con los revisionismos prosoviéticos años después de la muerte de Guevara. 5) Jamás entendió el papel reservado por la historia en esta época al proletariado, inclusive en los países coloniales y semicoloniales; y cometió la vieja desviación, clásica del revisionismo yugoslavo y chino, de promocionar al campesinado en detrimento de la clase obrera. 6) Su teoría del «foco», rompe con la concepción marxista-leninista de revolución y la toma de poder, ya que no considera las condiciones objetivas y subjetivas en su justa medida, sino que las presenta como algo no a tener muy en cuenta o pretende saltarlas por el propio «foco»; cayendo en posiciones voluntaristas. 7) Su apoyo a teorías como el «no alineamiento», y el «tercermundismo», y a sus regímenes, muchas veces pasándolos como socialistas, tampoco ayudan a calificarle de auténtico marxista-leninista.
Calificó, como cualquier revisionista de la época, que el realismo socialista tenía limitaciones y era dogmático, y fue gratamente sorprendido por la afluencia en países revisionistas-capitalistas como Yugoslavia de corrientes burguesas en el arte, literatura y otros campos. 9) No fue capaz de criticar las teorías económicas revisionistas del momento: bien fuera la teoría yugoslava de la «autogestión», la teoría china de «tomar a la agricultura como base de la economía», o las propias teorías imperialistas soviéticas de la «división internacional del trabajo», de hecho Cuba las adaptaría en mayor o menor medida. 10) Hizo caso omiso a los partidos marxista-leninistas como el Partido del Trabajo de Albania, que eran la punta de lanza en la lucha antirevisionista, una conclusión lógica a la que no llegó pese a autocalificarse de marxista-leninista y defensor del legado de Marx, Engels, Lenin y Stalin, en especial viendo que este tipo de partidos marxista-leninistas eran los únicos que no habían dedicado críticas burguesas y revisionistas a Stalin.
[4] Como hemos expresado siempre, la figura de Ernesto «Che» Guevara, tiene puntos muy interesantes en su obra, como puede ser la defensa a ultranza de la centralización y la industria pesada, también la crítica que realiza a las reformas económicas de la Unión Soviética o Yugoslavia son de gran valor, pero en ambos últimos casos, y relacionándolo con la lucha antirevisionista: incluso cuando traza críticas que dan en el blanco, lejos de llegar a conclusiones lógicas y obvias, sigue siendo condescendiente con la naturaleza capitalista de tales regímenes. Lo que como expresa Enver Hoxha, da la sensación de haber adoptado ciertas poses marxista-leninistas sin sintetizarlas, veamos un ejemplo:
«Contra lo que pudiera pensarse a primera vista, en un país que es declaradamente comunista, aunque manteniendo ciertas características especiales de independencia nacional, Yugoslavia no ha colectivizado su tierra sino en un quince por ciento. (...) Todas las colectividades de Yugoslavia, ya sean campesinas u obreras industriales, se guían por el principio de lo que ellos llaman la autogestión. Dentro de un plan general, bien definido en cuanto a sus alcances, pero no en cuanto a su desarrollo particular, las empresas luchan entre ellas dentro del mercado nacional como una entidad privada capitalista. Se podría decir a grandes rasgos, caricaturizando bastante, que la característica de la sociedad yugoslava es la de un capitalismo empresarial con una distribución socialista de las ganancias, es decir, tomando cada empresa, no como un grupo de obreros sino como una unidad, esta empresa funcionaría aproximadamente dentro de un sistema capitalista, obedeciendo las leyes de la oferta y la demanda y entablando una lucha violenta por los precios y la calidad con sus similares; realizando lo que en economía se llama la libre concurrencia. Pero no debemos nunca perder de vista que las ganancias totales de esa empresa se van a distribuir, no en la forma desproporcionada de una empresa capitalista, sino entre los obreros y empleados del núcleo industrial. (...) Mayor libertad existe en las artes, donde al lado de magníficas realizaciones realistas, en pinturas por ejemplo, hemos visto salas enteras de representantes de las últimas escuelas del arte moderno sobre las que no expreso opinión alguna porque, simplemente, no las entiendo; el mensaje que presumiblemente tienen no está al alcance de mi percepción. (...) Un comunismo que se aleja de la ortodoxia expresada en los libros comunes, para adquirir una serie de características propias; peligroso, porque la competencia entre empresas dedicadas a la producción de los mismos artículos, introduciría factores de desvirtuación de lo que presumiblemente sea el espíritu socialista». (Ernesto «Che» Guevara; Yugoslavia, un pueblo que lucha por sus ideales, 26 de noviembre de 1959)
Aquí pese a la descripción clara de la naturaleza de la economía yugoslava, como puede ser el hecho de que existe la abierta propiedad en el campo, tras más de 15 años de pseudorevolución –y por tanto no existe la construcción del socialismo, pues el socialismo se construye en campo y ciudad–, no concluye pese a ello que es una economía capitalista. Tampoco pese a descubrir él mismo la esencia capitalista de la autogestión económica titoista, no concluye como reflexión final que se trataba de una economía capitalista. Tampoco el hecho de que Yugoslavia fuera vanguardia de los países revisionistas-capitalistas en inclusión de las artes modernas burguesas le dice nada especial. Se debe añadir además, que en este documento oculta o evade un hecho incontestable: que la economía yugoslava era una economía semicolonial dependiente que estaba trabada por grandes deudas con países y organismos occidentales, camino que Cuba imitaría y ampliaría enormemente a partir de los 80 con la entrada de capital extranjero.
Veamos otra crítica de carácter económico a Yugoslavia, en este caso sobre el uso de la ley del valor en una sociedad en teoría socialista, y como a pesar de ello sigue sin concluir que ese régimen allí existente era un régimen capitalista-revisionista:
«En Yugoslavia funciona la ley del valor, y cada día funciona más. Y, por ejemplo, aquella cosa tan interesante, yo no sé si ustedes siguen bien la política internacional, pero aquella cosa tan interesante que el compañero Jruschov [Nikita Jruschov era por entonces primer ministro de la Unión Soviética. Nota de la Cátedra Che Guevara] había dicho en Yugoslavia, que incluso mandó gente a estudiar y qué se yo. Pues eso que él vio en Yugoslavia y que le pareció tan interesante, en Estados Unidos está mucho más desarrollado porque es capitalista. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Hay una serie de problemas de esos que son sumamente interesantes y que hay que estudiarlos a fondo y leer muchas cosas para ir dándose cuenta de los problemas. (...) ¿Aberraciones que se producen en qué? Bueno, ustedes van a ver. En Yugoslavia hay la ley del valor; en Yugoslavia se cierran fábricas por incosteables; en Yugoslavia hay delegados de Suiza y Holanda que buscan mano de obra ociosa y se la llevan a su país a trabajar en qué condiciones, en las condiciones de un país imperialista con la mano de obra extranjera, donde hay toda una serie de reglamentos y regulaciones para que sea la última cosa. Ahí van esos compañeros yugoslavos a trabajar como agricultores o como obreros a esos países donde escasea la mano de obra y expuestos por supuesto a quedar en cualquier momento en la calle. Prácticamente son, en ese sentido, portorriqueños en Estados Unidos. Ahora, eso sucede en Yugoslavia. En Polonia, se va por el camino yugoslavo, claro, se retira toda una serie de colectivización, se vuelve a la propiedad privada de la tierra, se establecen toda una serie de sistemas cambiarios especiales, se tiene contacto con los Estados Unidos. En Checoslovaquia y en Alemania ya se empieza a estudiar también el sistema yugoslavo para aplicarlo. Entonces tenemos que ya hay una serie de países que están todos cambiando de rumbo, ¿frente a qué? Frente a una realidad que no se puede desconocer, y es que, a pesar de que no se diga, el bloque occidental de países europeos está avanzando a ritmos superiores al bloque de la democracia popular. ¿Por qué? Ahí, en vez de ir al fondo de ese por qué, que hubiera de resolver el problema, se ha dado una respuesta superficial y entonces se trata el mercado, reforzar el mercado, empezar la ley del valor, reforzar el estímulo material. Todo el mundo, todo lo que sea estímulo material, todos los directores ganan cada vez más. Hay que ver el último proyecto de la RDA [República Democrática Alemana, la ex Alemania del Este. Nota de la Cátedra Che Guevara], la importancia que tiene la gestión del director, es decir, en la retribución la gestión del director. Todo eso está sucediendo por fallas de principios que no son suficientemente analizadas». (Ernesto «Che» Guevara; Apuntes críticos a la economía política: Polémicas en un viaje a Moscú, Fragmento de la reunión bimestral en el Ministerio de Industrias, 5 de diciembre de 1964)
¿Por qué no llega a calificar el sistema de Yugoslavia de capitalista-revisionista? cuando la realidad de la que fue testigo nos indica que no es que Yugoslavia fuera en retroceso hacia el capitalismo, sino que este camino nunca lo había abandonado, pues la Yugoslavia de Tito nunca dejó de ser un sistema económico capitalista. Es decir, el «Che» acierta al criticar al país que encabezaba desde 1948 el modelo clásico de régimen nacionalista-burgués pseudosocialista, un estilo de régimen político y de reformas económicas que seguirían después de 1953 la Unión Soviética, Checoslovaquia, Polonia, etc., fijándose precisamente en la Yugoslavia de Tito. ¿Cómo es posible que no hiciera tal observación para concluir y denunciar lo obvio sin rodeos? ¿Si Guevara era realmente un defensor de Stalin y un marxista-leninista ejemplar, por qué no se fijo en la lucha del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y la Kominform contra el revisionismo yugoslavo? ¿Cómo pudo ignorar una polémica que de nuevo se pondría sobre la mesa en la época jruschovista con la ola de reconciliaciones del revisionismo rumano, chino, coreano, etc. con la Yugoslavia de Tito? ¿No sentía contradicción siendo «stalinista» visitando los países con dirigencias plagadas de viejos titoistas y abiertamente «antistalinistas», a los que además les proporcionaría cobertura?
En otros puntos como en el tema de la cultura, Guevara repite las tesis de los revisionistas yugoslavos, soviéticos, chinos, e incluso la que años después repetirían los eurocomunistas –sobre todo franceses–, es decir, que el realismo socialista es limitado, y que por ello no puede ser establecido como punto de partida para la línea del partido comunista y el Estado socialista:
«Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy». (Ernesto «Che» Guevara; El socialismo y el hombre nuevo, 1965)
Hay que añadir además, el contexto en que se hacían estas afirmaciones: época en que los diferentes partidos comunistas del mundo rechazaban el realismo socialista por «la libertad en las artes». El realismo socialista es el marxismo-leninismo en la cultura, dicho con otras palabras, el realismo socialista es el resumen de la expresión cultural de lo más progresista del ser humano hasta nuestros días, tomando de la historia del arte lo más progresista de cada tiempo bajo la lente marxista. Cuando Guevara declara que el realismo socialista es una «forma congelada», no entiende, que como el marxismo-leninismo, el realismo socialista, se nutre de los avances en las sociedades humanas, ergo nunca se estanca:
«Nosotros los bolcheviques, no rechazamos la herencia cultural. Al contrario, asimilamos, con espíritu crítico, la herencia cultural de todos los pueblos y de todas las épocas, para tomar de ella todo cuanto puede inspirar a los trabajadores de la sociedad soviética grande acciones en los terrenos del trabajo, de la ciencia y la cultura». (Andréi Zhdánov; Sobre la literatura, la música y la filosofía, 1950)
Es obvio que un Estado socialista no va a prohibir por decreto tendencias artístico-literarias, como es igual de obvio también, que la línea del partido y el Estado, no pueden ser más que monolíticos, y en esa línea la «única receta válida» es el realismo socialista, que será la que se promoverá entonces para el discurrir cultural de la población. Eso no significa que el realismo socialista deje de luchar contra las tendencias antiproletarias nuevas, pues el realismo socialista debe servir como método de persuasión para crear una nueva cultura en el periodo de lucha de clases desde la sociedad socialista a la comunista:
«El realismo socialista. Esto quiere decir, en primer término, conocer la vida a fin de poder representarla verídicamente en las obras de arte; representarla no de manera escolástica, muerta, no simplemente cómo realidad objetiva sino representar la realidad en su desarrollo revolucionario. Y también, la verdad y el carácter histórico concreto de la representación artística deben aunarse a la tarea de transformación ideológica y de educación de los trabajadores en el espíritu del socialismo. Nuestra literatura soviética no teme, ser acusada de tendenciosa. Sí; la literatura soviética es tendenciosa, porque no hay ni puede haber, en época de lucha de clases, literatura que no sea literatura de clase, que no sea tendenciosa, que sea apolítica». (Andréi Zhdánov; Sobre la literatura, la música y la filosofía, 1950)
Todo esto que acabamos de expresar: 1) la evolución del realismo socialista acorde a la síntesis progresista y dialéctica que alberga; 2) su desarrollo sin que eso signifique permisividad con las tendencias burguesas modernas; 3) la línea del partido y el Estado en la evaluación de la literatura y el arte de acuerdo con la visión científica del mundo, para dotar a la población de la sociedad socialista una cultura libre de reminiscencias burguesas, etc., se resumen en esta cita:
«Nuestra crítica, así como nuestra literatura y arte deben guiarse siempre por los principios del método del realismo socialista, que son el fruto de la experiencia mundial del arte revolucionario del proletariado, han sido elaborados por la estética marxista-leninista y confirmados por la práctica literaria y artística de nuestro país. Estos principios son inconmovibles y la fidelidad a ellos es indispensable, porque de lo contrario corremos el peligro de ser presa de las influencias extrañas y de alejarnos de las tradiciones revolucionarias. La innovación no implica la violación de los principios, sino por el contrario su justa aplicación». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
Vale expresar que el pensamiento de Guevara es de un fuerte voluntarismo-practicismo que lo aparta sensiblemente del materialismo, algo que resulta evidente tanto en los desarrollos del foquismo: en donde no solo se relega a la clase obrera como clase social más avanzada y factor determinante en la construcción del socialismo, sino que como decimos, renuncia al estudio del momento histórico para supuestamente construir ese momento histórico a través de la voluntad de la «vanguardia foquista», pero también se ve tal voluntarismo-practicismo en su planteamientos económicos en general en donde se aprecia que lo fundamental, a pesar de su correcta posición en favor de la preponderancia de la industria pesada, que se basa en la voluntad, la conciencia, es decir, subordina la transformación de la estructura económico-política a la transformación prima de la superestructura, y no al contrario. Para entender sus concepciones no marxistas fuera de su teoría del «foco», veamos sus desviaciones en la economía, os presentamos una crítica que Rafael Martínez le dedicó, obra que recomendamos con insistencia para entender el pensamiento económico de Guevara:
«Los errores de Guevara en la economía política se pueden clasificar en dos grupos: el idealismo y el mecanicismo. Los errores idealistas fueron cometidos por Guevara al evaluar el papel de la conciencia en la economía política. Cuando nos referimos al mecanicismo en el pensamiento económico de Guevara implicamos principalmente a su incapacidad para comprender la evolución dialéctica de las categorías económicas que intervienen en las relaciones monetario-mercantiles durante la época de transición. (...) El idealismo está presente en toda la obra de Guevara durante toda su vida hasta su último trabajo publicado: «El hombre y el socialismo en Cuba» de 1965. Guevara conduce a proclamar la conciencia y la educación como principales en relación con el estudio de las relaciones de producción en la economía de transición, incluyendo la construcción del comunismo. Impresionado por las primeras obras filosóficas del joven Karl Marx, Guevara afirma: «La palabra conciencia es subrayada por considerarla básica en el planteamiento del problema; Marx pensaba en la liberación del hombre y veía al comunismo como la solución de las contradicciones que produjeron su enajenación, pero como un acto consciente. Vale decir, que no puede verse el comunismo meramente como el resultado de contradicciones de clase en una sociedad de alto desarrollo, que fueran a resolverse en una etapa de transición para alcanzar la cumbre; el hombre es el actos consciente de la historia. Sin esta conciencia, que engloba la de su ser social, no puede haber comunismo». (Ernesto «Che» Guevara; La planificación socialista, su significado, 1964) El papel de la conciencia y la educación se hace hincapié de forma ubicua por Guevara en sus obras económicas como el factor principal en la transición hacia formas superiores de organización económica. En el sistema de Guevara la economía política de Guevara deja de ser una disciplina independiente, el carácter objetivo de las leyes económicas de la sociedad de transición es secundario a la formación cultural del hombre nuevo. Las leyes económicas del socialismo, como las del capitalismo, existen y evolucionan con el desarrollo de las fuerzas productivas y las condiciones históricas, a veces incluso de forma independiente del nivel de conciencia de las masas. De hecho, en ciertas situaciones históricas, las masas en su conjunto siguen sin ser conscientes de la esencia económica de ambas, de la revolución y contrarrevolución. El papel de la conciencia y la educación, sin duda, juegan un papel fundamental en la construcción de la nueva sociedad. Sin embargo, la economía política sigue siendo una disciplina independiente y el estudio de las leyes objetivas que la rigen a ella sigue siendo un esfuerzo titánico. Sólo el análisis científico y la síntesis de las relaciones de producción pueden hacer posible el desarrollo económico sostenido necesario para la construcción de las sociedades socialistas y comunistas. En oposición al capitalismo, en el curso de la transición al socialismo, se dan las condiciones objetivas y subjetivas para que las masas participen conscientemente en la construcción y el análisis científico y la síntesis de la construcción socialista. Está claro que la participación más consciente y activa de la clase obrera en la construcción socialista, más sólidos son los fundamentos de la formación socialista. Es claro también, que cuanto más consciente es la clase obrera acerca de la esencia de la transformación económica, más robusto es el desarrollo económico y la menos influyentes son las fuerzas de la contrarrevolución». (Rafael Martínez; Che Guevara y la economía política del socialismo, 2005)