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    El socialismo, régimen verdaderamente humano; Agim Popa, 1987

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    Mensaje por Enver19 Mar Sep 04, 2018 3:19 pm

    El socialismo, régimen verdaderamente humano; Agim Popa, 1987


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    «Durante los 60 años transcurridos desde el día de la instauración del poder popular y el encauzamiento por el camino del socialismo, nuestro pueblo se ha convencido por la práctica, por su propia experiencia vivida, de la gran verdad marxista-leninista de que el régimen socialista es el único régimen verdaderamente humano que ha conocido la historia. Su carácter profundamente humanitario constituye uno de los rasgos fundamentales y más importantes de la fuerza atractiva del socialismo ante los ojos de las masas trabajadoras, de los pueblos y de las fuerzas progresistas.

    La burguesía internacional y su propaganda anticomunista, a la que se han unido también todos los revisionistas modernos –yugoslavos, soviéticos, eurocomunistas, chinos, etc.,– se han empeñado en una furibunda campaña a fin de combatir esta fuerza atractiva del socialismo y denigrar al régimen socialista recurriendo a diversas formas. Por un lado, hacen esfuerzos para presentar al régimen capitalista como el régimen de la libertad, del bienestar, del humanismo, del florecimiento de la personalidad, del hombre, etc. Por otro lado, no se detienen frente a ninguna calumnia o falsificación dirigidas a oscurecer al verdadero régimen socialista como un régimen supuestamente antihumanitario, donde no hay libertades y donde es reprimida la personalidad del hombre. Sería suficiente mencionar los feroces ataques de la propaganda anticomunista llevada a cabo por los revisionistas jruschovistas, titoistas, trotskistas y todo género de enemigos, contra Stalin y la dictadura del proletariado en la Unión Soviética, por no hablar ya de la época de Lenin y hasta las continuas campañas de ataques y calumnias contra Albania socialista.

    En lugar del socialismo edificado según las enseñanzas del marxismo-leninismo, la burguesía y los revisionistas predican y propagan el llamado «socialismo humano», de «rostro humano» como el «dubchekista» en Checoslovaquia, el «autogestionario» y «antiestatista» en Yugoslavia, el «democrático» ofrecido por los eurocomunistas o el de «Estado de todo el pueblo» predicado por los revisionistas jruschovistas en la Unión Soviética. Sus prédicas están dirigidas contra las enseñanzas fundamentales del marxismo-leninismo sobre el socialismo científico en general y, en particular contra las enseñanzas sobre la lucha de clases y la dictadura del proletariado, que supuestamente están en oposición al humanismo. Precisamente la difusión del liberalismo en todos los campos, la renuncia a la lucha de clases y el debilitamiento de la dictadura del proletariado constituyen la esencia de la agresión ideológica imperialista-revisionista contra Albania socialista apareciendo con la consigna del «humanismo».

    No constituye secreto alguno que el «socialismo humano», predicado por la burguesía y los revisionistas, no es más que el régimen capitalista pintado de color «socialista», un esfuerzo tendente a alargar la vida al capitalismo en una forma nueva, supuestamente humana.

    Mas la historia y los hechos muestran que el régimen capitalista, no obstante la forma en que se presente, en la abierta forma clásica o en la de los «socialismos» antimarxistas, es un régimen completamente antihumano.

    Por mucho que se esfuercen los apologistas de la burguesía en embellecer al capitalismo, no pueden encubrir el hecho de que es un régimen de la cada vez más intensa explotación de las amplias masas trabajadoras por una minoría, un régimen de ininterrumpida profundización de la desigualdad social, del continuo enriquecimiento de los ricos y del empobrecimiento cada vez mayor de los pobres, un régimen preñado de incurables lacras como son las crisis, el paro, el encarecimiento de la vida, la inseguridad del mañana, etc., que pesan cada vez más sobre las espaldas de los trabajadores. Y es precisamente resultado de la implacable explotación de los trabajadores el hecho de que en los Estados Unidos los monopolistas y los grandes propietarios, que constituyen solamente el 1 por ciento de la población del país, dominen el 67 por ciento de las riquezas nacionales, mientras que el 20 por ciento de esta población, constituida por las familias pobres, obtengan solamente el 5,4 por ciento de la renta nacional. Asimismo, en Gran Bretaña, sólo el 5 por ciento de la población domina las tres cuartas partes de las riquezas nacionales, mientras que el 80 por ciento obtiene menos del 20 por ciento de dichas riquezas. ¿Acaso es testimonio de humanismo los millones y decenas de millones de desempleados sólo en los países capitalistas más desarrollados y ricos?

    El carácter antihumano del régimen capitalista se pone al descubierto particularmente en el estadio del imperialismo, en la explotación y la feroz opresión colonialista y neocolonialista, que condena a las amplias masas trabajadoras en zonas y continentes enteros como en África, Asia, América Latina, Oceanía, a sufrir en condiciones de miseria, de hambre, de ignorancia, de feroz discriminación racial y social, que llega hasta el extermino de poblaciones enteras.

    El régimen capitalista e imperialista es el más inhumano que ha conocido la historia mundial, porque es el régimen que engendra guerras imperialistas de rapiña, de opresión y ocupación, y al mismo tiempo de bárbaro exterminio, que han causado y siguen causando a los pueblos terribles sufrimientos y destrucciones sin precedentes. Sólo durante la Primera Guerra Mundial imperialista y durante la segunda perdieron la vida decenas de millones de personas. Siguen vivos en la memoria de las generaciones de hoy los crímenes sin precedentes perpetrados por los imperialistas americanos en Viet Nam y otras partes y asimismo la barbarie de los socialimperialistas soviéticos en Afganistán, hacen aumentar la revuelta legítima de los pueblos y de las personas progresistas. En nuestros días, los gastos realizados por las potencias imperialistas en el terreno del armamento han llegado a sumas colosales de cientos de miles de millones de dólares; en un momento en que en numerosos países y zonas del mundo decenas de millones de personas padecen hambre y carecen de los servicios más elementales. La mayor parte de los gastos realizados por las potencias imperialistas en el campo de la ciencia y la técnica están destinados a la producción de armas de exterminio, misiles nucleares, químicos, bacteriológicos, etc., que constituyen una seria amenaza para lanzar el mundo a una nueva carnicería imperialista, de muy graves consecuencias para toda la humanidad. El tráfico de armas, que acrecienta la histeria bélica, se ha convertido en el negocio más lucrativo para los grandes monopolios capitalistas. Cada día que pasa prueba con nuevos hechos la justeza de la tesis de Stalin de que la ley económica fundamental del capitalismo de hoy es:

    «Asegurar el máximo beneficio capitalista, mediante la explotación, la ruina y la depauperación de la mayoría de los habitantes del país dado, mediante el avasallamiento y el saqueo sistemático de los pueblos de otros países, principalmente de los países atrasados, y, por último, mediante las guerras y la militarización de la economía nacional, a las que se recurre para asegurar el máximo beneficio». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

    El antihumanismo reside, pues, en los mismos cimientos del régimen capitalista, está encarnado en su propia naturaleza en tanto que régimen social. En el capitalismo los obreros, las amplias masas trabajadoras crean todo lo necesario para la vida de la sociedad, mas los frutos de su trabajo son enajenados, se transforman en una fuerza por encima de ellas, que las oprime y las explota.

    También en el terreno de la vida espiritual el antihumanismo atraviesa toda célula de la sociedad burgués-revisionista, que instiga al individualismo y otros fenómenos típicos como la vanidad y la degeneración espiritual de las personas, la idealización de la violencia, la propagación en proporciones sin precedentes de la criminalidad, la droga y la degeneración moral.

    Al igual que la experiencia histórica muestra la esencia antihumana del capitalismo, también la vida y los hechos demuestran el carácter profundamente humano del verdadero régimen socialista. ¿Qué ha aportado al pueblo albanés y qué ha eliminado para siempre de su vida?

    El socialismo salvó para siempre al pueblo trabajador de nuestro país de la explotación del hombre por el hombre, cortó el camino a toda forma de explotación. El aga, el bajraktar, el rico, el comerciante, el usurero y toda la galería de explotadores ha quedado solamente como un odiado recuerdo del oscuro pasado. En Albania socialista ya no hay explotados y explotadores, ricos y pobres, sino que solamente hay trabajadores que laboran y gozan junto con sus familias los frutos de su trabajo libre. Nuestra sociedad socialista honra y pone en un pedestal el trabajo de los millones, de los trabajadores, que en el capitalismo son despreciados y donde está en el pedestal la explotación de los explotadores.

    Y, a la par de la liberación de la explotación y los explotadores, a la par de la desaparición de la desigualdad y las injusticias sociales, el socialismo salvó para siempre a las amplias masas de nuestro pueblo de la pobreza, la miseria, la ignorancia y los sufrimientos seculares. Ya es una innegable verdad histórica de nuestra vida cotidiana que en nuestro país el bienestar del pueblo, no de la minoría, sino de las amplias masas de trabajadores, se ha elevado continuamente. Se han liberado de las graves lacras que caracterizan la sociedad capitalista-revisionista como las crisis, el desempleo, el encarecimiento de la vida, las tasas y los impuestos, la inseguridad del mañana, etc. Mas, como decía Stalin, la verdadera libertad para el hombre, y no libertad en papel, la hay solamente allí donde se haya eliminado la explotación y opresión, donde no exista desocupación y pobreza, donde el hombre no tiemble de miedo porque mañana pueda perder el puesto del trabajo, la vivienda, el pan. El impetuoso desarrollo de la salud pública, y la asistencia médica gratuita, la creación de las condiciones favorables a la madre y a los niños, los seguros sociales por incapacidad laboral y la jubilación, el desarrollo de una buena instrucción masiva y gratuita, la electrificación en un período record de todas las aldeas del país, el alojamiento de la mayoría de la población en viviendas nuevas y los simbólicos alquileres, las subvenciones, del Estado y las ayudas gratuitas de la sociedad a los damnificados en casos de terremoto y otras calamidades naturales, todo esto y muchos otros éxitos que nuestro pueblo ha logrado en la época del socialismo testimonian con la mayor claridad el profundo humanismo de nuestro régimen socialista, el hecho de que el cuidado por el hombre está en el centro de la atención y constituye el objetivo mismo de la edificación del socialismo. En plena oposición al capitalismo, donde el objetivo de la producción es obtener la ganancia capitalista y donde las necesidades de las masas no son tomadas en consideración, el objetivo de la producción socialista, tal como ha argumentado Stalin, no es la ganancia sino el hombre con sus necesidades, quiere decir la satisfacción cada vez mejor de sus necesidades materiales y culturales. Esto constituye la ley económica fundamental del socialismo.

    La instauración del poder popular, como forma de dictadura del proletariado, y el encauzamiento del país por el camino del socialismo, liberó al pueblo albanés no sólo desde el punto de vista económico y social, sino también de toda opresión política. Lo que caracteriza en un alto grado a nuestra vida social y estatal es el desarrollo y la continua profundización de la democracia socialista, la efectiva participación de las amplias masas populares en el gobierno del país, en la determinación de sus propios destinos. En nuestro país es el mismo pueblo, bajo la dirección del Partido, que por medio de sus representantes, elegidos de manera democrática y directa, ejerce su propio control. La dictadura del proletariado es el poder del pueblo en el poder, representa la más amplia y completa democracia, la verdadera y efectiva democracia para las amplias masas del pueblo.

    Con el encausamiento por el camino del socialismo están relacionados la liquidación de toda opresión exterior, el asegurar la verdadera independencia y soberanía nacionales de nuestro pueblo, la eliminación de toda dependencia, subyugación o explotación por parte del imperialismo, en cualquier forma que sea. Asimismo, en la Constitución de Albania socialista se ha sancionado, y se aplica rigurosamente en la práctica, la prohibición de toda organización o propaganda fascista, antidemocrática, belicista, racial y de opresión nacional, se rechaza resueltamente toda forma de agresión, de explotación colonialista y neocolonialista, toda tutela extranjera, dictado o hegemonía, se defiende el principio de la autodeterminación de los pueblos, del ejercicio de la soberanía y de la plena igualdad de todos los países en las relaciones internacionales, son apoyados los movimientos revolucionarios de la clase obrera y las luchas de los pueblos por la libertad, la independencia, el progreso social y el socialismo, También todo esto es clara manifestación de nuestro humanismo socialista.

    Importante índice del carácter humano del régimen socialista en nuestro país es la igualdad de todos ante la ley, el no reconocimiento por ley ni en la práctica de toda limitación o privilegio en los derechos y deberes de los ciudadanos por razones de sexo, raza, nacionalidad, instrucción, posición social o situación material. En este marco, una de las mayores victorias de la obra humanitaria del Partido y del régimen socialista en nuestro país es la completa emancipación de la mujer, su efectiva igualdad con el hombre en todos los campos de la vida social, económica, política y espiritual, la liberación de la mujer del peso secular de los conceptos y costumbres retrógradas patriarcales, de las prédicas esclavizadoras de la religión, etc., su transformación en una gran fuerza consciente y activa del progreso social por el camino del socialismo.

    Nuestra vida socialista es un vivo testimonio del hecho de que el socialismo crea las condiciones más favorables para el desarrollo de la personalidad del hombre, y esto no para una minoría privilegiada, sino para las amplias masas trabajadoras y también para el desarrollo de sus capacidades y sus talentos en los diversos campos de la vida. En Albania, donde hace 40 años el 80 por ciento de la población era analfabeta, donde la escuela media era una aspiración realizable sólo para un número muy limitado de personas, mientras que la universidad un privilegio de individuos particulares, donde no existía ninguna escuela superior ni de teatro profesional, se ha llevado a cabo una radical transformación. Actualmente se ha convertido en el país de la instrucción y la cultura masivas, de cada 3 ó 4 personas una estudia, el país donde florece el sano arte socialista con la participación de las amplias masas, el país en el que a la ciencia se le han abierto amplios horizontes y donde la revolución y la experimentación científica son llevadas adelante por las masas. Existen grandes posibilidades para que cada uno desarrolle y aplique sus vocaciones, sus capacidades, su talento y su individualidad en los más diversos campos. La liberación de la conciencia de los trabajadores de las cadenas del obscurantismo religioso constituye asimismo una gran obra humanista. Los grandes logros alcanzados a lo largo de estos 40 años del poder popular y de la construcción socialista en nuestro país hablan con el lenguaje de los hechos de que todo lo anteriormente mencionado ya es una realidad.

    Toda nuestra vida social socialista es encarnación del verdadero humanismo activo. Contrariamente a las relaciones capitalistas de la propiedad privada, que cultivan en la gente el contraste de intereses, el egoísmo, la escisión y la hostilidad, las relaciones socialistas de producción instigan la solidaridad, la ayuda mutua, la amistad y afecto puros entre los trabajadores. «El humanismo socialista en nuestro país, recalca el camarada Enver Hoxha, se está haciendo cada vez más un fenómeno masivo. El profundo afecto hacia el hombre trabajador es la principal característica de nuestra sociedad socialista. Todas las energías que cada una vierte en el trabajo común social tienen como único objetivo la salvaguardia de la patria, la libertad del pueblo, el bienestar del hombre, la felicidad y la belleza espiritual. Por eso a lo largo y ancho de Albania, las masas organizadas de trabajadores laboran con alta conciencia:

    «Todos para uno y uno para todos» es nuestro lema. Y a este respecto los ejemplos del amor a la patria, al pueblo, al hombre no tienen fin». (Enver Hoxha; Informes y discursos 1969-1970, ed. en albanés, Pág. 281)

    Nuestro humanismo socialista es humanismo para el pueblo, para las amplias masas trabajadoras y no para una minoría. Pone en primer plano el interés general, sin negar el personal, que combina correctamente con el general, sometiéndole a él. Este es un verdadero cuidado para el hombre, cuidado en el pleno sentido de la palabra.

    Todo lo logrado y realizado en nuestro país a lo largo de estos 40 años en interés y beneficio del pueblo, no ha sido fácilmente realizado. Todos los éxitos han sido logrados, conservados y desarrollados ulteriormente en el proceso de una ininterrumpida lucha de clases, contra los enemigos internos y externos que han tratado y tratan de arrebatar a nuestro pueblo estas victorias y restaurar el pasado, así como contra las influencias de las ideologías extrañas, que si se les deja campo libre de acción, conducen a la degeneración de las personas y del régimen socialista, a su derrocamiento por medio de la contrarrevolución «pacífica» y a la restauración del capitalismo con una nueva forma, tal como ocurrió en la Unión Soviética y otros países.

    Atacando al marxismo-leninismo, a la revolución, al socialismo, la propaganda burguesa y revisionista habla en nombre de un humanismo al margen de las clases, por encima de ellas, «para todos», del humanismo de la benevolencia cristiana. Mas un «humanismo» tal es falso y fraudulento, porque justifica el régimen de opresión y explotación burgués y revisionista, porque aleja a las masas trabajadoras de la lucha revolucionaria por su derrocamiento, porque predica la sumisión, toma bajo su defensa a los enemigos del pueblo exigiendo que éstos tengan campo libre de acción a fin de minar y derrocar el poder del pueblo allí donde ha sido instaurado y restaurar la esclavitud capitalista.

    Nuestro humanismo socialista no es para todos y no puede estar por encima de las clases, tampoco es el humanismo de la misericordia cristiana hacia el enemigo. En la sociedad de clases no hay ni puede haber humanismo general, al igual que no hay ni puede haber democracia para todos, hay para la mayoría trabajadora o para la minoría explotadora, o para el pueblo o para sus enemigos. En nuestra, sociedad no hay humanismo ni piedad hacia el enemigo que atenta contra el pueblo y el socialismo. Contra él actúa con puño de hierro la dictadura del proletariado.

    En la sociedad socialista el método general de la actitud hacia los trabajadores que cometen errores, es el de la crítica como camaradas, de la persuasión y educación, a fin de combatir la enfermedad y salvar al enfermo, sin negar la necesidad de las medidas legislativas y administrativas contra los que persisten en sus errores e infracciones.

    El humanismo socialista caracteriza a todo el trabajo del Partido y de sus palancas con la gente. El camarada Enver Hoxha recalca que la labor del Partido con la gente debe ser tal que no canse o aburra al hombre, sino que le dé aliento, le abra horizontes para realizar un trabajo creador agradable, y simultáneamente fructífero:

    «Por medio de una labor política-educativa bien pensada, haremos que el nuevo hombre de la sociedad socialista encuentre en la línea del Partido y en el camino que dirige, a un alimento tal que le haga la vida feliz». (Enver Hoxha; Informes y discursos 1978-1979, ed. en albanés, Pág. 63) (Agim Popa; El socialismo, régimen verdaderamente humano, 1987)


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