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«En Corea del Norte, por tanto, el Partido del Trabajo de Corea (PTC) no tocó el poder económico de la burguesía nacional.
¿Pero acaso la estructura económica del país era igual a la de cualquier otro país capitalista? Obviamente no, ningún país capitalista tiene exactamente las mismas características que otro, dependiendo de la historia del país, del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, y de las fuerzas políticas que gobiernen, la fisonomía de la economía tiene una u otras características, pero en el caso de un país como Corea del Norte se le añade el hecho que es un país capitalista en el cual sus políticos intentan hacer creer a su pueblo, y al resto de países, que tienen una economía socialista. (...)
Este panorama de desarrollo hacía que se mezclara el crecimiento de la vieja burguesía con el de la nueva burguesía: la primera, la vieja burguesía, mantuvo y expandió su poder económico –bien manteniendo la propiedad privada sobre los medios de producción o bajo las cooperativas y su trato especial en ellas que permitía igualmente la extracción de la plusvalía–, la segunda, la nueva burguesía, se fue conformándose a través de la nueva propiedad estatal –capitalismo de Estado– gracias a leyes que imponía sus privilegios en cuanto a estímulos materiales de salarios, bonos, rentas por ser antiguo propietario y demás. (...)
Podemos decir que en Corea del Norte, las relaciones de producción capitalistas, como en China, Vietnam, Cuba y otros, no es que sufrieran en algún momento una regresión del socialismo al capitalismo, sino que directamente nunca se ha llegado a establecer las relaciones de producción socialistas». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
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Introducción de «Bitácora (M-L)»
El siguiente documento tiene por objeto demostrará al lector que los dirigentes de Corea del Norte no han sido nunca marxista-leninistas, sino simples oportunistas nacionalistas-burgueses; que su partido, el Partido del Trabajo de Corea (PTC), no es ni ha podido ser nunca un partido marxista-leninista, sino un partido revisionista con grandes dosis de eclecticismo; y que Corea del Norte en sí, no es ni ha sido nunca un país socialista sino un engendro capitalista bañado en el idealismo filosófico, la religión y el nacionalismo con sus particularidades a la hora de revisar el marxismo y mantener el sistema capitalista.
Era menester publicar, esta obra por diversos factores: (1) por la innegable atracción ideológica –tan innegable, como incomprensible– de este país capitalista-revisionista entre los pseudomarxista-leninistas –esos que aparentan ser marxista-leninistas y no se han molestado en conocer ni sus axiomas más básicos–, los eclécticos revisionistas –que apoyan toda rama revisionista que les apoye a ellos mismos o que se parezca a su doctrina–, o los que carecen de información contundente sobre el revisionismo coreano y lo apoyan por inercia de los mitos revisionistas-burgueses; (2) por ser un país capitalista-revisionista, que como Cuba, China o Vietnam, ha sobrevivido al colapso de la Unión Soviética revisionista y todo su bloque, y que ha continuado con el uso de los ropajes comunistas en su fraseología y simbología –como estos otros países revisionistas supervivientes–; (3) por ser otro de los muchos revisionismos que apelaron en su día a las condiciones «específicas» nacionales para que no se criticaran sus desviaciones iniciales, y que poco tiempo después, proclamaron la «superioridad» de su «vía específica» sobre otras, ¡e incluso la «superioridad» de su doctrina sobre el marxismo-leninismo mismo!
Sabemos que es dificilísimo encontrar material en español para evaluar a Corea del Norte y al Partido del Trabajo de Corea, impidiendo la formación de los cuadros en tal tema de importancia. Esto algo que ha ocurrido históricamente:
«La razón por la que los cuadros no están a la altura requerida no reside en que los camaradas no estudien o se nieguen a hacer esfuerzos para ello, sino en el hecho de que las obras, cuyo estudio es muy necesario a la clase obrera y a los cuadros comunistas, no hayan sido traducidas. Se han traducido algunos libros y folletos, algunos de dudoso origen. Hay entre ellos también buenos libros. Pero se ha omitido traducir los textos más necesarios: de Stalin: «La Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética» de 1938, los «Fundamentos del leninismo» de 1924, así como el informe presentado por Dimitrov ante el VIIº Congreso de la Komintern de 1935, etc». (Enver Hoxha; El trabajo educativo, político e ideológico, 1942)
Pero actualmente, en la era del internet, es una vergüenza que como en otros mil temas, los presuntos «partidos marxista-leninistas» –donde la mayoría apoyan al revisionismo coreano– no dediquen en sus medios escritos o virtuales más que un par de páginas, alguna declaración formal o unos cuantos «copia y pega» de otras «organizaciones marxista-leninistas» para entre infinitas comillas «analizar» la cuestión de Corea del Norte, «análisis» que dejan al lector con los mismos conocimientos que antes de la lectura e incluso con alguna confusión mayor.
Sabemos igualmente, como decía Enver Hoxha en 1942, que hay gente que está deseosa de encontrar este tipo de documentos sobre la experiencia coreana, personas que no quieren dar su visto bueno –como suelen hacer el 99,9% de pseudomarxistas– o su visto malo –que sería igual de erróneo– a la política de Corea del Norte sin tener la información suficiente, es decir sin pasar cualquier fenómeno bajo la lente del estudio, análisis, y conclusión científica.
La crítica ideológica al revisionismo coreano es algo sumamente imperioso en el movimiento marxista-leninista a fin de desbrozar el marxismo de lo que no lo es, a fin de acabar con el revisionismo que actúa como agencia ideológica de la burguesía en el movimiento obrero, como la «quinta columna» ideológica de la burguesía:
«Para poder realizar y no fallar en esta tarea fácilmente, debemos reforzar sin pausa la formación ideológica, ya que es la única forma de combatir la ideología extraña y por supuesto de ejercer una enseñanza. Aminorar la exposición del revisionismo moderno –que siempre hemos denunciado– como puede ser el browderismo, titoismo, jruschovismo, maoísmo, eurocomunismo, el actual «socialismo del siglo XXI», o cualquier reformismo o autor del socialismo utópico de los cuales estos revisionismos beben, es lo mismo que perpetuar lo que Lenin llamaba: «la discordancia y la confusión ideológica» en el movimiento comunista». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2014)
En este proceso de persuasión a las masas trabajadoras contra el reformismo, anarquismo, o como en este caso, contra el revisionismo, recordemos:
«No debemos escatimar en paciencia para desmitificar muchas cosas tomadas por normales dentro del comunismo por las masas, debemos abrazar a cada simpatizante que se quiera informar por nuestra doctrina y explicarle en palabras llanas todo, lo mismo decimos para los militantes de otros partidos antimarxistas que quieran indagar y se cuestionen verdaderamente su pensamiento en pro de la objetividad científica. Tenemos como ejemplo la explicación del búlgaro Georgi Dimitrov sobre el apoyo que los marxista-leninistas y su partido deben otorgar a los elementos apolíticos o incluso a los elementos de partidos revisionistas o reformistas que se replanten la validez de sus posiciones y las de sus partidos, se comenta que este sostén debe nacer de la experiencia de las propias masas de los baches de la dirigencia, y de la persuasión de los marxista-leninistas de que estos baches no son casualidad, sino que nacen de una política irradiada por su política burguesa que limita a las masas trabajadoras de triunfar hasta en cualquier tema de segundo orden, de igual forma comenta que ha de entenderse el grado de velocidad en miembros de tal calibre a la hora de mudarse a posiciones revolucionarias». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2014)
Pero en consecuencia, quién teniendo estas herramientas de estudio, insiste en apoyar, o quién después de haber tenido estos conocimientos silencia la denuncia del revisionismo coreano; colabora sin lugar a dudas en la perpetuación y desarrollo del revisionismo coreano, y debe ser considerado como un oportunista, un enemigo de la clase obrera mundial y de la clase obrera coreana en particular, no puede tener cabida entre las filas de un partido marxista-leninista. Estos dos tipos de prorevisionistas coreanos, no serán pues ignorantes, personas que no ha tenido información suficiente para posicionarse, sino que con toda justicia serán lo que Enver Hoxha calificó como «renegados lúcidos» y «abogados» de la línea revisionista que sabotean la lucha antirevisionista a propósito, con toda voluntad y consciencia:
«El Partido del Trabajo de Albania debe dar y dará pruebas de una gran paciencia para esclarecer a los que no ven claramente las cosas, porque no debemos subestimar la importancia del mito y del culto de Mao Zedong como «gran marxista-leninista» en el mundo. Pero abogados como Kazimierz Mijal no forman parte de los que no tienen las cosas claras, se trata de renegados lúcidos y peligrosos, así pues, ¡fuego sobre ellos para exterminarlos como ratas!». (Enver Hoxha; El «abogado» charlatán de la podrida línea china; Reflexiones sobre China, 14 de febrero de 1977)
Y si bien decimos eso a título personal e individual se puede aplicar el mismo rasero a los partidos comunistas. Para los partidos que hasta no se han pronunciado firmemente por falta de información –lo cual como hemos dicho es algo más lógico que precipitarse y pronunciarse si no se dispone de material para el estudio de Corea–, ahora con este tipo de documentos no tendrán tampoco más excusas ni justificaciones para el presente ni futuro.
No hace falta decir entonces que en cuanto a los partidos que teniendo la suficiente información o creyéndola que la tienen están sosteniendo de forma directa al revisionismo internacional y en ese «pack» se incluye claro al revisionismo coreano, como es el caso y hacen: el Partido Comunista de los Pueblos de España, el Partido Comunista de Chile (Acción Proletaria) o el Partido Comunista de Venezuela y un largo etc., no están haciendo otra cosa que no sea mostrar su propia faceta de oportunistas y revisionistas pero en el plano de las relaciones exteriores, como ha hecho siempre toda organización revisionista. Nos explicamos mejor: el revisionismo históricamente, y sus partidos en particular, no erraban sólo en cuanto a las relaciones y problemas de su política interior, sino que en la política exterior, y esto incluía las relaciones con otros partidos, los partidos revisionista han incluido y se han caracterizado siempre en sus acciones por el apoyo o reconciliación con partidos revisionistas de otras ramas, aunque a veces estas no tuvieran mucho en común o tuvieras serias contradicciones por intereses contrapuestos, de aquí que digamos que son oportunistas y que digamos que los revisionistas casi siempre van en paralelo para destruir y remplazar el marxismo-leninismo. ¿Lo dudan? Sírvanse leyendo durante el documento y vean por ejemplo las relaciones bilaterales entre el revisionismo coreano y el revisionismo español, Kim Il Sung y Santiago Carrillo para entender lo que afirmamos.
Por lo tanto, es normal que muchos de los máximos dirigentes de estos partidos burocráticos y revisionistas no cambien nunca su posición, y que pese a las replicas de la militancia más instruida políticamente –que se toma en serio el trabajo bolchevique de aprendizaje y progresión en la formación ideológica– jamás logren mudar hacia posiciones revolucionarias, pero eso no nos preocupa realmente, nos preocupa más bien que su militancia engañada por la línea de amistad de estos dirigentes revisionistas con los dirigentes revisionistas coreanos, sepan ver las debilidades de los «juches» y exponerlas, y por extensión que vean por su propia experiencia la política traicionera de sus dirigentes al apoyar a otras ramas del revisionismo moderno. Esto servirá de estímulo a estos militantes revolucionarios para tomar confianza y desenmascarar otras políticas de sus revisionistas locales en otras cuestiones.
Como últimas palabras, nos causa especial gracia y repudio los que presuntamente se declaran como «marxista-leninistas», y en especial grandes admiradores de la experiencia soviética y la obra de Stalin así como experiencia albanesa y de la obra de Enver Hoxha, y se declaran que de igual forma sienten una admiración y apoyo al revisionismo coreano y a Kim Il Sung o Kim Jong Il. A este tipo de extravagantes personajes eclécticos debemos combatir de igual modo que los que se declaran como «marxista-leninistas» y ser grandes admiradores de la experiencia soviética mientras afirman seguir y admirar la obra de Trotski y Stalin, o los que claman ser «marxista-leninistas» y tener en grandísima estima a Enver Hoxha pero a la vez también a Mao Zedong.
Durante el transcurso del documento en sí, iremos desbrozando los puntos más importantes para entender que el «pensamiento Juche», «idea Juche», «Kimilsungismo», revisionismo coreano, o como guste llamarse, no parte del marxismo-leninismo, sino que parte de las distorsiones y desviaciones del revisionismo chino, y que a partir de ahí evoluciona para elaborar sus particularidades. Por ello iremos en cada tema en concreto, en medida de nuestras posibilidades, comparando la postura de Kim Il Sung y Kim Jong Il, con la de Mao Zedong y los revisionistas chinos, finalizando con una refutación de los clásicos del marxismo-leninismo sobre ambas posturas, y mostrando la postura marxista-leninista sobre cada tema en concreto. Este ejercicio, aunque pesado, nos ha sido necesario, para que los lectores menos instruidos puedan comprender de forma sencilla, el abismo que separa al revisionismo coreano del marxismo-leninismo, el documento sirve así mismo como prueba más del daño del revisionismo chino al marxismo-leninismo sobre todo en los países coloniales y semicoloniales, concretamente en los países asiáticos.
El documento consta de tres capítulos, el primero analiza su política interior, el segundo su política exterior, y el tercero es un simple epílogo sobre la cuestión coreana.
Notas
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