Yo tiendo a ver este asunto de una forma bastante más simple, siempre en base a lo que he asimilado tanto del Marxismo, como de lo (poco) que conozco de Antropología y de Historia. Voy a tratar de explicarlo cómo lo veo, en líneas muy generales.
Primeramente por motivos naturales, del dimorfismo sexual de la especie humana, surge una primera división natural del trabajo entre hombres y mujeres. Se da sobre una base objetiva puramente natural, de carácter biológico. (Dicho sea de paso: el dimorfismo sexual ofrece una serie de ventajas evolutivas gigantescas frente a otras formas de reproducción, por ofrecer una enorme facilidad y riqueza de recombinación genética y, por eso, -entre otras ventajas evolutivas- la especie humana es la forma material más evolucionada, hasta llegar a constituirse como la forma material social y consciente por excelencia de la Naturaleza, la forma material más evolucionada, bajo ese estadio de materia social y consciente).
Así, se da de forma natural y espontánea ese simple hecho natural del dimorfismo sexual, de la que brota la consiguiente división natural del trabajo según el sexo de cada individuo, la primerísima forma histórica de división del trabajo, que se da en un estadio muy primitivo de evolución de la humanidad, en que las sociedades son aún muy primitivas y poco desarrolladas, siendo éstas eminentemente de tipo "familiar" (abarcando la "familia" a las tribus y las gens, cuyos principales lazos "sociales" eran de origen sanguíneo, familiar, de cosanguinidad). Sobre esa base primitva, se va dando el desarrollo sociohistórico de la especie humana en los diferentes lugares donde ésta existe y logra prosperar como tal especie.
Con el desarrollo histórico de la especie humana sobre dichas bases naturales y sociales, se produce el progresivo desarrollo de la producción social y de la reproducción de la propia sociedad en cada etapa del desarrollo de las fuerzas productivas, que trae consigo los correspondientes cambios en las relaciones sociales.
En un primer momento, por esa divisón originaria natural del trabajo (que es observable, con diferencias particulares, en todas las sociedades animales de mamíferos, como poco), las mujeres se encargaban ante todo (seguramente que con excepciones puntuales en determinadas sociedades primitivas) de los asuntos de la producción "doméstica" de la vida social, muy relacionadas con la atención de los "cachorros", necesitados de la leche materna cada pocas horas, mientras que los hombres se ocupaban más de la producción fuera del ámbito doméstico. Cada sexo se ocupaba, a su vez, de la producción de las herramientas que necesitaba para ocuparse de su parte del trabajo social, sobre la base de aquella división natural, originada por el dimorfismo sexual.
Aunque el trabajo estaba así dividido, se basaba en la cooperación, y no creo que se consideraran unas labores superiores o "más necesarias" que las otras, pues todas eran indispensables para la supervivencia física de toda la "familia", de toda esa primitiva y reducida sociedad (tribu o gens), formada sobre estrictos lazos de cosanguinidad (establecidos casi con toda seguridad por criterios de matrilinealidad, pues la madre era el único miembro de la familia que sabía, por motivos evidentes, con seguridad que sus hijos eran suyos, más allá de toda duda, cosa que no se daba con los padres).
El desarrollo histórico de la producción social, lleva a un progresivo desarrollo (muy bien explicado por el Materialismo Histórico, y conocido de todos los foreros que hayamos leído incluso las obras más básicas de divulgación marxista) de la división social del trabajo y de las relaciones sociales, tanto en el interior de cada sociedad, como fuera de ella, esto es, en la "sociedad humana" en su conjunto, entendida como el colectivo global de sociedades humanas ligadas por un sistema de producción cada vez más hegemónico, universal y uniforme. Esto supone una división ya no natural del trabajo, si no crecientemente social, con lo que van tomando primacía las relaciones puramente sociales de carácter económico sobre las naturales, las puramente funcionales y las basadas en los lazos sanguíneos, familiares. Fenómeno que llega a su máximo desarrollo con el Capitalismo.
En las sociedades primitivas, donde la división del trabajo eran la natural y la puramente funcional, las tareas de carácter doméstico tenían una importancia capital, equiparable por completo a las de cualquier otro tipo en cuanto a su importancia e imprescindibilidad inmediata y directa, evidente para todos los miembros de aquellas sociedades primitivas, para la vida de todos sus miembros.
Pero a medida que va tomando primacía la divisón social (que no natural) del trabajo, las tareas domésticas van perdiendo relevancia social, mientras que van tomando relevancia las de carácter directamente producitvo desde el punto de vista económico, de producción de Valores (de cambio). Y no olvidemos que, desde los albores de la humanidad, han sido las mujeres las principal y mayoritariamente encargadas de los trabajos de carácter más doméstico. Por tanto, la relevancia e importancia del trabajo de las mujeres fue cayendo a ojos del conjunto de la sociedad, con especial énfasis en las clases dominantes y más interesadas en la reproducción del tipo concreto de sociedad en que son la clase dominante. Fue éste un proceso paralelo al del decaimento del protagonismo y la primacía de los vínculos familiares, de consanguinidad, sobre los vínculos económicos y productivos de valores como base de la sociedad.
Total, que la mujer fue progresivamente ninguneada en la relevancia de las tareas que tradicional e históricamente venía realizando en la sociedad, quedando cada vez más relegada su importancia al ámbito puramente doméstico, con un modelo familiar, además, cada vez más restringido, hasta llegar al de la familia actual (padre, madre e hijos e hijas) como "núcleo básico" de reproducción de la sociedad como tal. (No confundamos nunca "producción social", con "reproducción de la sociedad" como tal sociedad concreta). Por contra, las tareas que realizaban tradicionalemnte los hombres, iban cobrando progresivamente mayor relevancia y aprecio social.
A mí al menos, no me cabe la menor duda de que ésta es la base material, histórico-social, del "machismo", como reflejo ideológico (cultural, de la consciencia y de las costumbres cotidianas) que se fue asentando y desarrollando a lo largo de la historia.
Ahora bien, el gigantesco desarrollo de la producción social que ha traido el Capitalismo, ha hecho innecesaria la división natural del trabajo (sobre todo por el desarrollo tecnológico y de las máquinas), y sienta las bases objetivas para erradicar también la división social del trabajo, permaneciendo sólo como realmente necesaria para la supervivencia humana una división puramente funcional del trabajo social.
A mi entender, esa conquista material, es la que ha hecho surgir el "feminismo" como forma semiconsciente de comprender que ya no es "necesaria" ninguna división del trabajo por sexos.
Uno de los defectos del feminimso, es que se centra en esa división por sexos, desligándola de la división social del trabajo, que tiene origen puramente sociohistórico, y que perpetúa los roles sociales por sexos bajo nuevas formas debido a la existencia (también ya innecesaria) de las clases sociales. Cualquier división del trabajo y de roles sociales por sexos, hoy día es totalmente artificial; no hay necesidad objetiva alguna de otra división del trabajo que la puramente funcional.
Otro gran defecto del feminismo, es que concibe a "La Mujer" como ente abstracto, existente aparte de las clases sociales, como un ente "acabado en sí mismo" que es oprimido y explotado por el otro ente abstracto, "El Hombre", olvidando que cada ser humano real es únicamente el conjunto de las relaciones sociales que lo producen y reproducen en su existencia real concreta.
El Capitalismo nos reproduce como personas burguesas y proletarias, fundamentalmente. Y, dentro de ese marco, de esa determinación general (puramente social), nos reproduce como mujeres burguesas, como hombres burgueses, como mujeres proletarias y como hombres proletarios, y no como dos sexos absolutos y abstractos enfrentados, en que uno (el masculino) explota y oprime al otro (el femenino). Hoy día, a la Burguesía le da igual si explota a un proletario o a una proletaria, siempre que ambos le den, con su trabajo, su cuota de beneficio. Se limita la Burguesía (formada por hombres y por mujeres) a reproducir el trabajo con la estructura social que se encuentra dada, al tiempo que reproduce esta estructura social dada en cada momento y lugar, produciendo en ella sólo los cambios y ajustes que necesite para optimizar la explotación del proletariado en su conjunto, como clase social productora de la plusvalía.
Hay por tanto, dos "tipos" básicos de mujeres: Proletarias y Burguesas, con intereses contrapuestos, por mucho que compartan morfología sexual y ciertos roles sociales comunes, siempre cada una dentro de la forma de vida básica que corresponde a la clase social de que forman parte.
Así, la "emacipación de la mujer" burguesa, no tiene casi nada en común con la "emancipación de la mujer" proletaria. Una quiere explotar a la clase proletaria en igualdad social plena con los hombres burgueses. La otra quiere dejar de ser explotada y oprimida tanto por la clase burguesa, como por los hombres proletarios (que aún la tienen sometida mayoritariamente - y no por que los hombres sean "perversos" por naturaleza con las mujeres, si no por causa de la mera reproducción de la sociedad existente- en el estrecho ámbito social de la economía doméstica, salvo en los Estados más desarrollados -que son minoría en el mundo-, en que se va incorprrando más y más al proceso de producción directo de valores para la Burguesía).
Así, el feminismo parte de dos deficiencias (al menos) muy serias y graves: absolutiza a los sexos abstrayéndolos de la forma social real en que existimos los seres humanos de ambos sexos, y al hacerlo, olvida por completo la estructura clasista de la sociedad humana, que es común a todos los individuos del planeta, independientemente de su sexo, su género, su raza, su edad y cualquier otra caracterísitca individualizadora.
De este modo, concibe una irreal "emancipación de la mujer", que sólo puede serlo de mujeres concretas, en primer lugar burguesas o proletarias (no pueden ser emanciapados los dos tipos de mujer a la vez ni de la misma forma; es imposible); además de eso, coloca la causa de su opresión como mujeres en su carácter de tales, con lo que (a medida que se desarrolla como movimiento social) identifica como sujeto causante de su opresión "como mujeres" en abstracto a "los hombres" en abstracto, en vez de en el sistema de relaciones sociales concretas de hoy día, históricamente formado, con lo que propone cada vez más medidas destinadas a "erradicar el machismo" también en abstracto. (Medidas, por todo ello, inútiles en úlitma instancia, salvo para corregir o reprimir manifestaciones muy concretas de "machismo" cotidiano, sin atacar jamás a las causas sociohistóricas por las cuales la sociedad ha dividido roles entre los sexos, asignando una importancia y valoración sociales desiguales a esos diferentes roles, socialmente determinados).
Para mí, en consecuencia, no hay "emacipación de la mujer" alguna que conseguir. Lo que hay es que conquistar, en este área en concreto, la plena igualdad de roles sociales entre los sexos, para lo cual hay necesariamente que lograr erradicar las clases sociales, las divisiones sociales y naturales del trabajo (hoy ya inncesarias, dado el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas) que sirven de base a las clases sociales y, al mismo tiempo que se avanza en esa emancipación social general, erradicar las divisiones de roles sociales sobre la base del dimorfismo sexual, causa de la primerísima divisón histórica del trabajo, que fue causada, no por perversión y "superioridad abusiva masculina", sino por pura necesidad de supervivencia en una etapa del desarrollo social con una productividad escasísima; etapa superada hace ya varios siglos.
Por tanto, todo señala a que no hace falta feminismo alguno para "emancipar a la mujer de su opresión como mujer", si no que hay que avanzar en la edificación de la sociedad comunista, juntos los hombres proletarios y las mujeres proletarias en un mismo movimiebnto político revolucionario de clase, en que, desarroollando codo con codo los hombres y mujeres hoy explotados, la praxis revolucionaria comunista contra esos otros hombres y mujeres de la Burguesía que hoy nos explotan, ir erradicando todas las diferencias sociales, sea sobre la base que sea que se hayan desarrollado.
El feminismo, se llame "revolucionario", "queer", "de clase", o como se quiera autodenominar y autodefinir, sólo tiene cabida y sentido dentro de la sociedad burguesa, como movimiento burgués y como un modo encubierto de usar las mujeres burguesas al conjunto de las masas explotadas para alcanzar sus particulares fines "femeninos" clasistas de plena igualdad burguesa con los hombres burgueses y, en plena igualdad sexual burguesa, explotar como un todo a la clase explotada, formada por los hombres proletarios y las mujeres proletarias, también conviviendo en plena "igualdad proletaria sexual" o no (porque esa igualdad sexual proletaria, le trae en realidad sin cudidado a cualquier miembro de la Burguesía, sea hombre o mujer).
El camino de la abstracta "emancipación de la mujer" sólo es uno: el Comunismo, no el "Feminismo" de ningún tipo. Y esa emancipación, que es social, corresponde a la lucha de los hombres proletarios y de las mujeres proletarias, codo con codo y en total pie de igualdad, organizados como Partido Comunista, como Movimiento Revolucionario comunista guiado por la Cosmovisión marxista-leninista. Lo demás, es perpetuar, bajo diversas formas concretas, las desigualdades históricamente gestadas en la sociedad humana.
Así es como entiendo y enfoco, en lo básico, yo este asunto.
Saludos.