Marx y los campesinos
texto de Gabriel Oyhantçabal - año 2015
En este artículo esbozaremos algunas de las principales reflexiones que nos legó Karl Marx sobre el campesinado. En artículos subsiguientes esperamos poder avanzar sobre el análisis de otros autores como Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), Karl Kautsky, Alexander Chayanov y Theodor Shanin. Demás está decir que serán bienvenidos artículos de otros autores/lectores interesados en amplificar la discusión sobre la temática. Por qué ocuparnos de autores que escribieron sobre el campesinado y la cuestión agraria hace más de 150 años se preguntarán con razón los lectores de la revista. La respuesta, aunque pueda parecer sencilla, radica en que algunos de los autores mencionados han tenido una influencia trascendental en el pensamiento contemporáneo a nivel social, político y académico, en lo que hace a cómo entender al campesinado y su devenir histórico en la sociedad capitalista 1. Se trata, creemos, de elaboraciones de gran solidez teórica y que, producto de la orientación ideológica de sus autores (algo que no menoscaba su rigurosidad), genera lineamientos concretos para la acción o, poniéndolo en otros términos, para la praxis social y política.
La última aclaración que queremos hacer antes de pasar al artículo en sí, refiere a la utilización del concepto campesinos/campesinado. Como es bien sabido este concepto es de escasa o nula utilización en la jerga habitual a nivel político, social y académico en Uruguay. Estamos acostumbrados a escuchar términos como pequeño productor, productor familiar o más recientemente y cada vez con mayor utilización agricultor familiar. En particular desde la academia se ha generalizado el uso de este concepto. La principal organización representativa de este tipo social, la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), se autodenomina como representante de los agricultores familiares, así como desde esferas gubernamentales (Dirección General de Desarrollo Rural) se utiliza indistintamente agricultura familiar o producción agropecuaria familiar (hay una definición oficial al respecto) y a nivel regional se oficializó la Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar (REAF). No es objeto de este artículo polemizar sobre los usos y desusos en la nomenclatura nacional de los sujetos/clases sociales del medio rural, aunque esta es sin duda una tarea importante, sin embargo vale la pena enfatizar que los conceptos no son neutros, que entrañan aspectos críticos y/o legitimadores del orden establecido, y que son resultado de la disputa de ideas. Así por ejemplo en el artículo del Maestro Miguel Soler Roca en el Número 0 de Suma Sarnaqaña, aparece el término campesinos en la declaración sobre “Reforma Agraria” de la Primera Convención de la Federación Uruguaya de Magisterio. En este sentido es que optamos por utilizar el término con el que desde 1800 se denomina a los productores rurales que trabajan la tierra con su familia, sea para autoconsumo y/o para la venta de mercancías, y con el que en la actualidad se auto-definen los más de 70 millones de campesinos organizados en La Vía Campesina.
Karl Marx
Seguramente conocido, al menos de nombre, por casi todos dada la influencia y difusión que tuvieron sus ideas durante el siglo XX, en particular luego del triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia (1917) y la posterior generalización de diversas experiencias socialistas en el mundo. Karl Marx (1818-1883) es indudablemente el autor que sintetizó mejor el más potente arsenal críticosobre el sistema capitalista y la sociedad burguesa, expuesto en su obra magna El Capital (1867). Nació en Tréveris (hoy Alemania) en una familia de “clase media”, estudió filosofía en la Universidad de Jena de la cual se graduó en 1841, sin embargo debió dedicarse al periodismo por las sucesivas persecuciones políticas de las que fue víctima. Formado bajo la influencia del idealismo dialéctico del también filósofo alemán Friedrich Hegel (1770-1831), se distanció de esta perspectiva a partir del descubrimiento del materialismo de la obra Ludwig Feuerbach (1804-1872)que lo llevó a la elaboración de su concepción de mundo conocida como materialismo dialéctico (Netto, 2009), y que es brillantemente sintetizada en las Tesis sobre Feuerbach de 1845. No fue un académico como se los conoce hoy en día, dedicó su vida a la militancia política por la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad comunista (Netto, 2009), y fue desde esa perspectiva que elaboró un marco doctrinario para el análisis crítico del modo de producción capitalista. En este sentido que Antonio Gramsci (1891-1937) denominó la teoría de Marx como filosofía de la praxis, en la medida que filosofía y conocimiento son puestos al servicio de la acción y la transformación social, y no son un fin en sí mismo.
Los campesinos franceses
Es fundamental señalar que Marx nunca se abocó específicamente a estudiar al campesinado como clase social y su inserción en el capitalismo. Su objeto de estudio, para lo cual desarrolló el materialismo dialéctico como método de investigación, fue la economía capitalista. Por este motivo se encuentran en su obra abordajes parciales y no específicos del campesinado, no obstante lo cual, su aporte a la discusión teórica y práctica sobre este tipo social ha sido de gran relevancia, tanto por el aporte de conocimiento específico que realizó como por la influencia que tuvo, y tiene, en el pensamiento de las sociedades contemporáneas en general y en las ciencias sociales en particular. En su obra es posible encontrar abordajes diferentes, sino contradictorios, sobre el campesinado. Uno de los pasajes más difundidos y polémicos se encuentra en El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852), donde analiza como la revolución de 1848 en Francia desembocó en el golpe de Estado de Luis Bonaparte (sobrino de Luis XVI) en 1851 a impulso de la burguesía francesa. En este estudio histórico-concreto sobre la lucha de clases en Francia, Marx realiza una severa crítica sobre el papel desempeñado por los campesinos franceses en este período, refiriéndose a ellos en un célebre pasaje de la siguiente forma:
“Los campesinos parcelarios forman una masa inmensa, cuyos individuos viven en idéntica situación, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de producción los aísla a unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas entre ellos (...) Cada familia campesina se basta, sobre poco más o menos, a sí misma, produce directamente ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene así sus materiales de existencia más bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la sociedad. La parcela, el campesino y su familia; y al lado, otra parcela, otro campesino y otra familia. Unas cuantas unidades de éstas forman una aldea, y unas cuantas aldeas, un departamento. Así se forma la gran masa de la nación francesa, por la simple suma de unidades del mismo nombre, al modo como, por ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas. (...) Por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unión nacional y ninguna organización política, no forman una clase. Son, por tanto, incapaces de hacer valer su interés de clase en su propio nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convención.No pueden representarse, sino que tienen que ser representados (...) por consiguiente, la influencia política de los campesinos parcelarios encuentra su última expresión en el hecho de que el poder ejecutivo somete bajo sumando a la sociedad” [negritas de GO] (Marx, 2003: 115-116).
La interpretación de este pasaje es clave a la hora de determinar las características del campesinado en la sociedad capitalista, ya que se lo interpreta como un juicio de alcance universal (para todo tiempo y lugar), o como un análisis histórico y concreto de una coyuntura particular, como entendemos fue el objetivo de Marx. En otro pasaje igualmente polémico se refiere a la insurrección de los campesinos en la Francia revolucionaria de 1848 como “bufonada histórico-universal, jeroglífico indescifrable para la inteligencia de hombres civilizados, este símbolo ostentaba inequívocamente la fisonomía de la clase que representaba la barbarie dentro de la civilización” (Marx, 2001a: cap. 2). Estas ideas se relacionan con los escritos de Marx sobre el papel positivo y progresista del imperialismo inglés en la India 2, de la colonización francesa en Argelia y de la invasión de México por los Estados Unidos. Posteriormente en El Capital, a la luz del caso del desarrollo industrial en Inglaterra, Marx esboza la ley de tendencia de la diferenciación social de los productores directos de mercancías en burgueses por un lado y obreros por otro, tendencia precedida por el proceso de acumulación originaria donde la naciente burguesía utilizando la violencia del Estado expropia las tierras comunales, según la cual los campesinos son una clase en transición dentro del capitalismo que tiende a desaparecer. Esta idea aparece en el Prólogo a la edición de El Capital de 1867 en la célebre frase sobre el desarrollo capitalista según la cual “El país industrialmente más desarrollado no hace sino mostrar al menos desarrollado la imagen de su propio futuro” (Marx, 1975: 7).
Según Da Costa Neto (2003) esta concepción denota, al menos parcialmente, un esbozo de teoría general de la historia de corte evolucionista-determinista, que parece sugerir que el desarrollo capitalista de Europa Occidental y en particular de Inglaterra, es el rumbo que inexorablemente seguirán el resto de las sociedades del mundo, lo que supone, entre otros aspectos, la tendencia a la extinción del campesinado. Esta idea será desarrollada con mayor profundidad en la obra de Lenin El desarrollo del capitalismo en Rusia de 1899, y por Karl Kautsky en La cuestión agraria editada también en 1899.
El Marx “tardío”
Sin embargo, y este es un aspecto no exento de polémica, varios autores sostienen que es posible observar en la última etapa de la obra de Marx (1871-1883) un abandono definitivo de cualquier concepción fatalista-evolucionista de la historia, en un proceso caracterizado por la auto-depuración crítica de su propio pensamiento y por el análisis crítico de los primeros “marxistas” que estaban fuertemente influidos por el positivismo 3 burgués. Entre los principales factores que influyeron en las reflexiones del último Marx, Shanin destaca:
(1) la derrota de la Comuna de París (1871), (2) el descubrimiento de la pre-historia, (3) el mayor conocimiento de las sociedades rurales pre-capitalistas, y (4) el caso ruso (Da Costa Neto, 2003). En esta etapa cobran especial relevancia los estudios sobre la comuna rural rusa 4 como base para la construcción de una sociedad pos-capitalista. Los textos donde aborda esta cuestión son su carta al director deOtiechéstvennie Zapiski 5 de fines de 1877, su carta a Vera Zasulich 6 con sus tres borradores de marzo de 1881 y el Prefacio a la segunda edición rusa de El Manifiesto Comunista de 1882. La preocupación de Marx por el caso ruso también se relaciona con el éxito de la divulgación de su obra en Rusia. El Capital (redactado en alemán) se tradujo y publicó en Rusia en 1872 y en un solo año vendió 3000 ejemplares como señala el propio Marx en el epílogo de la segunda edición de El Capital (1873), cuando por ejemplo la primer traducción al inglés, cuna del capitalismo, data de 1882 y con ventas en el primer año de alrededor de 1000 ejemplares. En Rusia la obra tuvo una gran repercusión entre los intelectuales de izquierda y los populistas rusos (naródniks), de ahí la correspondencia con Vera Zasulich, en la que el tema crucial era si debía esperar la disolución de la comuna rusa como paso previo a la construcción del socialismo, o por el contrario era posible utilizar la comuna como base para la construcción del socialismo.
La lectura de El Capital despertó una fuerte polémica entre los populistas por un lado, que colocaban al campesinado como vanguardia revolucionaria, y los primeros “marxistas” rusos por otro, que a partir de las ideas de El Capital rechazaban la idea del campesinado como vanguardia7. En la correspondencia con Zasulich, Marx [2001c: 8] sostiene que
“El análisis presentado en El Capital no da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estudio especial que de ella he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes originales, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia, mas para que pueda funcionar como tal será preciso eliminar primeramente las influencias deletéreas”.
Para luego afirmar que:
“la existencia simultánea de la producción occidental, dominante en el mercado mundial, le permite a Rusia incorporar a la comunidad todos los adelantos positivos logrados por el sistema capitalista sin pasar por sus Horcas Caudinas” [negritas de GO].
Esta idea ya estaba presente en la carta de Marx (2001b) al director de Otiechéstvennie Zapisk cuando señala que
“si Rusia sigue por el camino que ha seguido desde 1861, perderá la mejor oportunidad que le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y sufrirá todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista. El capítulo sobre la acumulación primitiva no pretende más que trazar el camino por el cual surgió el orden económico capitalista, en Europa Occidental”.
El principal argumento para sostener la posibilidad histórica de la construcción de una sociedad pos-capitalista a partir de la comuna rusa radica en la propiedad colectiva de la tierra, mientras que en la Europa Occidental
“la propiedad privada, fundada en el trabajo personal... va a ser suplantada por la propiedad capitalista fundada en la explotación del trabajo de otros, en el sistema asalariado (...) se trata, pues, de la transformación de una forma de propiedad privada en otra forma de propiedad privada” (Marx, 2001c: 2).
Queda en evidencia entonces la ausencia de una filosofía de la historia supra-histórica, lo que el propio Marx (2001b) señala al criticar al director deOtiechéstvennie Zapisk porque
“Se siente obligado a metamorfosear mi esbozo histórico de la génesis del capitalismo en el Occidente europeo en una teoría histórico-filosófica de la marcha general que el destino le impone a todo pueblo, cualesquiera sean las circunstancias históricas en que se encuentre”.
A modo de síntesis (provisoria)
Con estas líneas intentamos poner a discusión las principales ideas que atravesaron las reflexiones de Karl Marx sobre el campesinado, relacionándolas con sus concepciones de la historia y el cambio social. Dado lo breve del artículo y nuestras propias limitaciones, se trata de una primera aproximación y no de un ensayo concluyente, que esperamos pueda ser leído críticamente. Tampoco abordamos las ideas de Marx a la luz del devenir histórico de las sociedades capitalistas y dentro deestas del campesinado en los últimos 150 años, lo que queda pendiente para artículos posteriores. Sí intentemos sintetizar algunas de las principales contribuciones de este brillante intelectual alemán, buscando saldar cuentas acerca de qué dijo y qué no dijo Marx al respecto del campesinado y su devenir en la historia. Lo que nos parece más interesante es destacar la ausencia en el “último” Marx de una teoría general de la historia que pre-establece las etapas que es inevitable atravesar para “llegar” al socialismo sino que, muy por el contrario, su método nos ofrece orientaciones para el análisis riguroso de cada formación social como requisito para una acción más consciente. En nuestro caso, estamos convencidos que sus ideas son un punto de partida fundamental para pensar hoy, en Uruguay y en pleno siglo XXI, cuáles pueden ser las vías para acumular fuerzas y conciencia de cara a un cambio social rural que nos permita construir una sociedad pos-capitalista.
texto de Gabriel Oyhantçabal - año 2015
En este artículo esbozaremos algunas de las principales reflexiones que nos legó Karl Marx sobre el campesinado. En artículos subsiguientes esperamos poder avanzar sobre el análisis de otros autores como Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), Karl Kautsky, Alexander Chayanov y Theodor Shanin. Demás está decir que serán bienvenidos artículos de otros autores/lectores interesados en amplificar la discusión sobre la temática. Por qué ocuparnos de autores que escribieron sobre el campesinado y la cuestión agraria hace más de 150 años se preguntarán con razón los lectores de la revista. La respuesta, aunque pueda parecer sencilla, radica en que algunos de los autores mencionados han tenido una influencia trascendental en el pensamiento contemporáneo a nivel social, político y académico, en lo que hace a cómo entender al campesinado y su devenir histórico en la sociedad capitalista 1. Se trata, creemos, de elaboraciones de gran solidez teórica y que, producto de la orientación ideológica de sus autores (algo que no menoscaba su rigurosidad), genera lineamientos concretos para la acción o, poniéndolo en otros términos, para la praxis social y política.
La última aclaración que queremos hacer antes de pasar al artículo en sí, refiere a la utilización del concepto campesinos/campesinado. Como es bien sabido este concepto es de escasa o nula utilización en la jerga habitual a nivel político, social y académico en Uruguay. Estamos acostumbrados a escuchar términos como pequeño productor, productor familiar o más recientemente y cada vez con mayor utilización agricultor familiar. En particular desde la academia se ha generalizado el uso de este concepto. La principal organización representativa de este tipo social, la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR), se autodenomina como representante de los agricultores familiares, así como desde esferas gubernamentales (Dirección General de Desarrollo Rural) se utiliza indistintamente agricultura familiar o producción agropecuaria familiar (hay una definición oficial al respecto) y a nivel regional se oficializó la Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar (REAF). No es objeto de este artículo polemizar sobre los usos y desusos en la nomenclatura nacional de los sujetos/clases sociales del medio rural, aunque esta es sin duda una tarea importante, sin embargo vale la pena enfatizar que los conceptos no son neutros, que entrañan aspectos críticos y/o legitimadores del orden establecido, y que son resultado de la disputa de ideas. Así por ejemplo en el artículo del Maestro Miguel Soler Roca en el Número 0 de Suma Sarnaqaña, aparece el término campesinos en la declaración sobre “Reforma Agraria” de la Primera Convención de la Federación Uruguaya de Magisterio. En este sentido es que optamos por utilizar el término con el que desde 1800 se denomina a los productores rurales que trabajan la tierra con su familia, sea para autoconsumo y/o para la venta de mercancías, y con el que en la actualidad se auto-definen los más de 70 millones de campesinos organizados en La Vía Campesina.
Karl Marx
Seguramente conocido, al menos de nombre, por casi todos dada la influencia y difusión que tuvieron sus ideas durante el siglo XX, en particular luego del triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia (1917) y la posterior generalización de diversas experiencias socialistas en el mundo. Karl Marx (1818-1883) es indudablemente el autor que sintetizó mejor el más potente arsenal críticosobre el sistema capitalista y la sociedad burguesa, expuesto en su obra magna El Capital (1867). Nació en Tréveris (hoy Alemania) en una familia de “clase media”, estudió filosofía en la Universidad de Jena de la cual se graduó en 1841, sin embargo debió dedicarse al periodismo por las sucesivas persecuciones políticas de las que fue víctima. Formado bajo la influencia del idealismo dialéctico del también filósofo alemán Friedrich Hegel (1770-1831), se distanció de esta perspectiva a partir del descubrimiento del materialismo de la obra Ludwig Feuerbach (1804-1872)que lo llevó a la elaboración de su concepción de mundo conocida como materialismo dialéctico (Netto, 2009), y que es brillantemente sintetizada en las Tesis sobre Feuerbach de 1845. No fue un académico como se los conoce hoy en día, dedicó su vida a la militancia política por la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad comunista (Netto, 2009), y fue desde esa perspectiva que elaboró un marco doctrinario para el análisis crítico del modo de producción capitalista. En este sentido que Antonio Gramsci (1891-1937) denominó la teoría de Marx como filosofía de la praxis, en la medida que filosofía y conocimiento son puestos al servicio de la acción y la transformación social, y no son un fin en sí mismo.
Los campesinos franceses
Es fundamental señalar que Marx nunca se abocó específicamente a estudiar al campesinado como clase social y su inserción en el capitalismo. Su objeto de estudio, para lo cual desarrolló el materialismo dialéctico como método de investigación, fue la economía capitalista. Por este motivo se encuentran en su obra abordajes parciales y no específicos del campesinado, no obstante lo cual, su aporte a la discusión teórica y práctica sobre este tipo social ha sido de gran relevancia, tanto por el aporte de conocimiento específico que realizó como por la influencia que tuvo, y tiene, en el pensamiento de las sociedades contemporáneas en general y en las ciencias sociales en particular. En su obra es posible encontrar abordajes diferentes, sino contradictorios, sobre el campesinado. Uno de los pasajes más difundidos y polémicos se encuentra en El 18 Brumario de Luis Bonaparte (1852), donde analiza como la revolución de 1848 en Francia desembocó en el golpe de Estado de Luis Bonaparte (sobrino de Luis XVI) en 1851 a impulso de la burguesía francesa. En este estudio histórico-concreto sobre la lucha de clases en Francia, Marx realiza una severa crítica sobre el papel desempeñado por los campesinos franceses en este período, refiriéndose a ellos en un célebre pasaje de la siguiente forma:
“Los campesinos parcelarios forman una masa inmensa, cuyos individuos viven en idéntica situación, pero sin que entre ellos existan muchas relaciones. Su modo de producción los aísla a unos de otros, en vez de establecer relaciones mutuas entre ellos (...) Cada familia campesina se basta, sobre poco más o menos, a sí misma, produce directamente ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene así sus materiales de existencia más bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la sociedad. La parcela, el campesino y su familia; y al lado, otra parcela, otro campesino y otra familia. Unas cuantas unidades de éstas forman una aldea, y unas cuantas aldeas, un departamento. Así se forma la gran masa de la nación francesa, por la simple suma de unidades del mismo nombre, al modo como, por ejemplo, las patatas de un saco forman un saco de patatas. (...) Por cuanto existe entre los campesinos parcelarios una articulación puramente local y la identidad de sus intereses no engendra entre ellos ninguna comunidad, ninguna unión nacional y ninguna organización política, no forman una clase. Son, por tanto, incapaces de hacer valer su interés de clase en su propio nombre, ya sea por medio de un parlamento o por medio de una Convención.No pueden representarse, sino que tienen que ser representados (...) por consiguiente, la influencia política de los campesinos parcelarios encuentra su última expresión en el hecho de que el poder ejecutivo somete bajo sumando a la sociedad” [negritas de GO] (Marx, 2003: 115-116).
La interpretación de este pasaje es clave a la hora de determinar las características del campesinado en la sociedad capitalista, ya que se lo interpreta como un juicio de alcance universal (para todo tiempo y lugar), o como un análisis histórico y concreto de una coyuntura particular, como entendemos fue el objetivo de Marx. En otro pasaje igualmente polémico se refiere a la insurrección de los campesinos en la Francia revolucionaria de 1848 como “bufonada histórico-universal, jeroglífico indescifrable para la inteligencia de hombres civilizados, este símbolo ostentaba inequívocamente la fisonomía de la clase que representaba la barbarie dentro de la civilización” (Marx, 2001a: cap. 2). Estas ideas se relacionan con los escritos de Marx sobre el papel positivo y progresista del imperialismo inglés en la India 2, de la colonización francesa en Argelia y de la invasión de México por los Estados Unidos. Posteriormente en El Capital, a la luz del caso del desarrollo industrial en Inglaterra, Marx esboza la ley de tendencia de la diferenciación social de los productores directos de mercancías en burgueses por un lado y obreros por otro, tendencia precedida por el proceso de acumulación originaria donde la naciente burguesía utilizando la violencia del Estado expropia las tierras comunales, según la cual los campesinos son una clase en transición dentro del capitalismo que tiende a desaparecer. Esta idea aparece en el Prólogo a la edición de El Capital de 1867 en la célebre frase sobre el desarrollo capitalista según la cual “El país industrialmente más desarrollado no hace sino mostrar al menos desarrollado la imagen de su propio futuro” (Marx, 1975: 7).
Según Da Costa Neto (2003) esta concepción denota, al menos parcialmente, un esbozo de teoría general de la historia de corte evolucionista-determinista, que parece sugerir que el desarrollo capitalista de Europa Occidental y en particular de Inglaterra, es el rumbo que inexorablemente seguirán el resto de las sociedades del mundo, lo que supone, entre otros aspectos, la tendencia a la extinción del campesinado. Esta idea será desarrollada con mayor profundidad en la obra de Lenin El desarrollo del capitalismo en Rusia de 1899, y por Karl Kautsky en La cuestión agraria editada también en 1899.
El Marx “tardío”
Sin embargo, y este es un aspecto no exento de polémica, varios autores sostienen que es posible observar en la última etapa de la obra de Marx (1871-1883) un abandono definitivo de cualquier concepción fatalista-evolucionista de la historia, en un proceso caracterizado por la auto-depuración crítica de su propio pensamiento y por el análisis crítico de los primeros “marxistas” que estaban fuertemente influidos por el positivismo 3 burgués. Entre los principales factores que influyeron en las reflexiones del último Marx, Shanin destaca:
(1) la derrota de la Comuna de París (1871), (2) el descubrimiento de la pre-historia, (3) el mayor conocimiento de las sociedades rurales pre-capitalistas, y (4) el caso ruso (Da Costa Neto, 2003). En esta etapa cobran especial relevancia los estudios sobre la comuna rural rusa 4 como base para la construcción de una sociedad pos-capitalista. Los textos donde aborda esta cuestión son su carta al director deOtiechéstvennie Zapiski 5 de fines de 1877, su carta a Vera Zasulich 6 con sus tres borradores de marzo de 1881 y el Prefacio a la segunda edición rusa de El Manifiesto Comunista de 1882. La preocupación de Marx por el caso ruso también se relaciona con el éxito de la divulgación de su obra en Rusia. El Capital (redactado en alemán) se tradujo y publicó en Rusia en 1872 y en un solo año vendió 3000 ejemplares como señala el propio Marx en el epílogo de la segunda edición de El Capital (1873), cuando por ejemplo la primer traducción al inglés, cuna del capitalismo, data de 1882 y con ventas en el primer año de alrededor de 1000 ejemplares. En Rusia la obra tuvo una gran repercusión entre los intelectuales de izquierda y los populistas rusos (naródniks), de ahí la correspondencia con Vera Zasulich, en la que el tema crucial era si debía esperar la disolución de la comuna rusa como paso previo a la construcción del socialismo, o por el contrario era posible utilizar la comuna como base para la construcción del socialismo.
La lectura de El Capital despertó una fuerte polémica entre los populistas por un lado, que colocaban al campesinado como vanguardia revolucionaria, y los primeros “marxistas” rusos por otro, que a partir de las ideas de El Capital rechazaban la idea del campesinado como vanguardia7. En la correspondencia con Zasulich, Marx [2001c: 8] sostiene que
“El análisis presentado en El Capital no da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estudio especial que de ella he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes originales, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia, mas para que pueda funcionar como tal será preciso eliminar primeramente las influencias deletéreas”.
Para luego afirmar que:
“la existencia simultánea de la producción occidental, dominante en el mercado mundial, le permite a Rusia incorporar a la comunidad todos los adelantos positivos logrados por el sistema capitalista sin pasar por sus Horcas Caudinas” [negritas de GO].
Esta idea ya estaba presente en la carta de Marx (2001b) al director de Otiechéstvennie Zapisk cuando señala que
“si Rusia sigue por el camino que ha seguido desde 1861, perderá la mejor oportunidad que le haya ofrecido jamás la historia a una nación, y sufrirá todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista. El capítulo sobre la acumulación primitiva no pretende más que trazar el camino por el cual surgió el orden económico capitalista, en Europa Occidental”.
El principal argumento para sostener la posibilidad histórica de la construcción de una sociedad pos-capitalista a partir de la comuna rusa radica en la propiedad colectiva de la tierra, mientras que en la Europa Occidental
“la propiedad privada, fundada en el trabajo personal... va a ser suplantada por la propiedad capitalista fundada en la explotación del trabajo de otros, en el sistema asalariado (...) se trata, pues, de la transformación de una forma de propiedad privada en otra forma de propiedad privada” (Marx, 2001c: 2).
Queda en evidencia entonces la ausencia de una filosofía de la historia supra-histórica, lo que el propio Marx (2001b) señala al criticar al director deOtiechéstvennie Zapisk porque
“Se siente obligado a metamorfosear mi esbozo histórico de la génesis del capitalismo en el Occidente europeo en una teoría histórico-filosófica de la marcha general que el destino le impone a todo pueblo, cualesquiera sean las circunstancias históricas en que se encuentre”.
A modo de síntesis (provisoria)
Con estas líneas intentamos poner a discusión las principales ideas que atravesaron las reflexiones de Karl Marx sobre el campesinado, relacionándolas con sus concepciones de la historia y el cambio social. Dado lo breve del artículo y nuestras propias limitaciones, se trata de una primera aproximación y no de un ensayo concluyente, que esperamos pueda ser leído críticamente. Tampoco abordamos las ideas de Marx a la luz del devenir histórico de las sociedades capitalistas y dentro deestas del campesinado en los últimos 150 años, lo que queda pendiente para artículos posteriores. Sí intentemos sintetizar algunas de las principales contribuciones de este brillante intelectual alemán, buscando saldar cuentas acerca de qué dijo y qué no dijo Marx al respecto del campesinado y su devenir en la historia. Lo que nos parece más interesante es destacar la ausencia en el “último” Marx de una teoría general de la historia que pre-establece las etapas que es inevitable atravesar para “llegar” al socialismo sino que, muy por el contrario, su método nos ofrece orientaciones para el análisis riguroso de cada formación social como requisito para una acción más consciente. En nuestro caso, estamos convencidos que sus ideas son un punto de partida fundamental para pensar hoy, en Uruguay y en pleno siglo XXI, cuáles pueden ser las vías para acumular fuerzas y conciencia de cara a un cambio social rural que nos permita construir una sociedad pos-capitalista.