Radio Moscú anunció al mundo que en la mañana del 4 de marzo de 1953, Stalin había sufrido una hemorragia cerebral en "su apartamento de Moscú". En realidad, Stalin estaba en su "dacha". El comunicado iba acompañado de un llamamiento del Comité Central y del Consejo de Ministros al pueblo soviético para que redoblara su "unidad, solidaridad, fortaleza de espíritu y vigilancia en estos días difíciles". El patriarca oprtodoxo ruso y el rabino principal ordenaron que se celebraran ceremonias especiales. Dos días después, hacia las 4 de la madrugada, llegó la notica, precedida de un redoble de tambores, de que "el corazón del compañero de armas Lenin, el abanderado de su genio y su causa, el sabio dirigente y maestro del Partido Comunista y de la Unión Soviética, había dejado de latir".
Stalin cayó enfermo en febrero de 1953. Malenkov, Beria, Bulganin y Kruschef habían estado con él en la Dacha Cercana el sábado por la noche, después de ver una película -todos- en el Kremlin. Como de costumbre, la cena se prolongó hasta las cinco o las seis de la mañana. Stalin había bebido bastante durante la cena y estaba de muy buen humor. No mostraba la más ligera señal de que algo le fuera mal fisicamente. Cuando al fin llegó la hora de marcharse los invitados, Stalin salió a despedirlos al vestíbulo. Bromeba ruidosamente, golpeando a Kruschef en el estómago con gesto juguetón y llamándole "Nikita" (logicamente habían bebido todos un poquito y estaban alegres) con acento ucraniano, como hacía siempre que estaba de buen humor. Después de la sesión todos se fueron contentos a casa porque nada había ido mal en la cena. Las cenas de Slava Stalin no siempre acababan con una nota tan agradable.
Al día siguiente era el día libre de los invitados, aunque intuían que Stalin podía llamarlos para celebrar alguna reunión extraordinaria. Tal reunión no tuvo lugar, algo que les extrañó a los asistentes a la cena el día anterior.
[Seguirá...]