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    La estética como asunto público.

    Nestor Estebenz Nogal
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    Mensaje por Nestor Estebenz Nogal Jue Jul 08, 2010 11:50 am

     
    La estética como asunto público.NéstorEstebenzNogal
    De las formas con las que se trasiega anda la realidad implicada. A la realidad se la conoce por sus formas, las de los objetos y las de los sujetos, las de las cosas y las de los individuos que las llevan o trasiegan con ellas. Como que toda propuesta de contenido  viene dado con una forma expositiva no hay modo de librarse de ellas. De hecho todo pasa por una vía de traslado, por un vehículo que lo traslada, por un porteador que lo mensajea. La célebre ecuación de el medio es el mensaje  encuentra una analogía en que  la forma ya es el contenido. De ser cierto en el primer caso, para todas las situaciones todos los medios estarían desacreditados ya que los peores mensajes se cuelan a través de ellos y de ser  cierto en el segundo, las formas mas excitantes se las confundiría con las energías más sublimes. Por suerte, son ecuaciones de impacto que van acompañadas de muchas excepciones y de predefiniciones de lo que es cada término: medio-mensaje-forma-contenido. Ni la telepatía ni la espiritualidad alcanzan para la transmisión de contenidos sin pasarlos por contextos de exposición e instrumentos de envío. La forma es algo constitutivo al ser de la cosa antes de que se adquiera consciencia de que existe como mensaje. La vida se expresa en formas, con volumenes y tamaños, con ratios y medidas concretas entre unas partes y otras dentro de un ensamblado. Determinadas formas excitan agasajos y admiraciones, se inscriben como objetos de deseo consensuados o bastante generalizados; otras, en cambio, desactivan el interés y la apetencia.
     La binariedad de lo que gusta y de lo que no gusta es un criterio constante que se tiene muy en cuenta tanto en el mundo industrioso y comercial como en las transacciones energético-corporales. Comercialmente se ha insistido en extender unas formas determinadas para maximizar el gusto social y con ello dejar mejores dividendos a sus promotores. La industria de la forma más conocida es la de la moda, el arte (contra-arte para otros) de vestir a la gente, pero según lo dicho y lo evidente no hay producto industrial que no pase por la forma. Basta pasearse atenta y críticamente por los almacenes y puntos de compra para hacerse una idea de la invasión de un tipo de formas en el mercado a menudo feas y desagradables sin entrar a valorar si son funcionales o útiles. De un objeto cotidiano se valora su funcionalidad sin dejar de valorar su forma, su decoración, su color, su tacto. Hay un abuso de una innumerable cantidad de formas desagradables, grotescas y discutibles. Basta mirar a nuestro alrededor o en nuestros propios atuendos sin olvidar que todo vestido es un atrezo para salir a representar algo o a representarse en sociedad. Echemos un vistazo a vuela pluma: la moda de los zapatos femeninos puntiagudos sin entrar en el factor antisanitario de tender a meter los dedos en un callejón de embudo evoca a elfos que hacen yuhú detrás de los árboles, la de las hebillas de los cinturones con figuras irrisorias, la de los mismos cinturones de pirata, casi fajas; la de los sujetadores con relleno que ni dan el pego bajo las blusas por los repliegues que producen ni apetecen al tacto en el sondeo de los pezones ansiados, la de las camisas y camisetas de las que desbordan abdómenes que se han pasado de la ralla, la de las bragas  demasiado historiadas, la de los colores pardos y grises ante los que se necesitan dosis de grafittis para ser soportados...
    El analisis de lo que está de moda (no la del pasarelismo sino la que se lleva en la calle y que va cambiando por temporadas) y de las distintas modas, también las antimodas,  las de punkis, las de hippies floreados, las de confección india, revela como lo más inmediato la necesidad de consumir formas y de irlas variando. Las personalidades se expresan y proyectan a través de ellas. El hábito tal vez no haga al monje pero a primera vista lo hace pasar por tal. Las dificultades que ha encontrado el nudismo en su extensión mayoritaria se debe a la resistencia a revelar las formas evidentes del cuerpo desnudo. A una forma (proporcionada por la desnudez) se oculta con otras (la de los vestidos). En la elección de vestirse ya hay una elección de los mensajes a dar. La forma también incluye perfumes y olores determinados. No hay el menor pudor para que una  velada  haya quien va de flor para cazar abejas  aunque luego verbalice inconsciente o hipócritamente que no tiene el menor deseo de ligar con nadie. La cuestión es que determinadas formas complacen públicamente y otras no. Las encuestas de opinión dan resultados de todo tipo. La pregunta específica de si gusta el modo en que viste la gente no es la dominante, se supone que es algo indiscreto y muy privado, pero lo cierto es que hay modas y modos de vestir horribles que se soportan como parte de los paisajes urbanos. Uno interioriza para si mismo el mal gusto que ve en los usos de ropas y complementos de otros pero raramente lo comunica. Es una suerte tener miradas críticas y voces sinceras que lo hagan puesto que la mayoría de las veces uno se calla lo que siente con respecto a este punto. Es generalizado el criterio de que la gente se pone guapa para recibir a la gente, para salir a los espacios de flirt o para sentirse cómoda consigo mismo embelleciéndose. El conjunto de formas añadidas vienen a realzar la forma natural corporal o a proporcionarle el partido que en si mismo en su desnudez no tiene. Vestirse aparte de ser necesario por razones climáticas es también una forma de trampear la realidad. Las culturas y los estatus sociales se expresan a través de las formas de vestir pero todas las modas implementadas no reemplazan la forma primordial que tienen las anatomías. La idea freudiana de que la anatomía es el destino se extiende más allá a la condición genital de género. Hay cuerpos con la suerte de ser codiciados y admirados y otros que no lo son. Los seres humanos llevan siglos luchando entre si por un encuentro de deseos contradictorios: el de la forma y el de la inteligencia. Ni lo cuerpos mas bellos pertenecen a los seres con las inteligencias mas dotadas ni los seres mas inteligentes son los más bellos. Lo ideal es reunir en un solo pack belleza e inteligencia pero como todo ideal tiene más de quimérico que de probabilísticamente extendido.
    La forma que viste, la forma vestida pues, es también un instrumento que sirve para la comunicación (está consensuado que la palabra no es el unico medio para hacerlo). El uso de bombers, slips o bragas elásticas, o pantalones cortos holgados dan distintos guiones performánticos a su usuario. Cada cual al vestirse sigue mas o menos una táctica inconsciente para la seducción. Nos ponemos, o al menos tratamos deponernos guapos para que nuestra presencia no pase desapercibida. Luego resulta que en la casi totalidad de situaciones el tiempo atencional que te dedican al llegar a un lugar es nulo en la inmensa mayoría de casos o menor a un segundo en unos pocos, a no ser que cuando llegas por primera vez a un espacio te caigas de bruces o te de un ataque de epilepsia. Pasar desapercibidos es un fenómeno rotundo propio de las sociedades indiferentes.
    De todo esto, la estética, la de proponer y cuidar formas, se inscribe en dos tipos de fenómenos: a/ la de los objetos físicos  y b/ la de los individuos mas o menos electores de sus colores y encajes tras pasar la epidemia mao-textil. Como que todo es forma y no hay objeto de uso y de contexto que no la tenga, siendo que en la mayoría de los casos no se consulta ni se participa en su decisión, uno se pregunta como es posible que haya tanta falta de gusto: desde esculturas-bodrio que son instaladas en centros urbanos y hay que aguantarlas siempre (o hasta sus derrocamientos, las de los autócratas soviéticos por ejemplo) a atrezos repelentes que afean a sus usuarios/as.
    En la ciudad de Barcelona, el Ayuntamiento bajo el mandato de un tipo desacertado (el alcalde Hereu) hace gala de su ostracismo con medidas para reajustar las formas andantes,  especialmente de los turistas descamisados y las turistas enseñando el ombligo o con pantalones cortos muy cortos que muestran las nalgas o marcan los labios vaginales. ¿Por qué? ¿Para que la ciudadanía vaya a ver en espectáculos de varietés o cine pudiendo disfrutarlo espontáneamente de la calle? Hay un gran terror a determinados tipos de formas, en particular aquellas que insinúan las verdades corporales.
     Hay formas físicas bellísimas y consideradas generalmente  como bellas que pueden ser interpretadas como agraviantes por quienes no las gozan. No hace falta hacer nada especial para que emerjan repentinamente adversarios y enemigos, solo hay que tener la mala suerte de dar con personalidades envidiosas. La envidia sigue siendo uno de los peores males de las civilizaciones humanas. Pero en esta resolución de poder en intervenir en como debe vestir la gente  cabe hacer una interpretación más patética: la tendencia del poder a meterse en todo lo que antes correspondía a la privacidad. Mi previsión es que eso irá a mas y si bien hay y seguirá habiendo unas intervenciones debidas por parte de los ministerios de sanidad en pautas de comer y hábitos de vida para reducir la estadística poblacional enferma y así contrarrestar el déficit de la seguridad social habrá otras intervenciones que reajustan al revival de antiguos tabúes castrando toda elección transgresora por evolucionada y justa que sea. El mismo agente del llamado orden que sancione por vaciar un cenicero de coche en la vía pública lo hará con una pareja que se den besos tranquilamente sentados en el parque. La sociedad que n(os) espera será de pesadilla.
    La complejidad de este debate es que hay unas formas comportamentales que sí pertenecen al interés comunitario y que compete a las instancias de representación social regularlas. No menos de una quinta parte de los vecindarios viven en conflicto grave entre ellos llegando a las peleas y a las denuncias en su mayor parte por excesos de ruido y agravios a la tranquilidad. La intervenciones en ruidosidad, caos organizacional, actividades peligrosas y en definitiva calidad de vida es de lo que se vienen ocupando (o desocupando pero es de su competencia) las administraciones públicos. Todo ello también incide en la estética de conjunto. De hechos las ciudades modernas cada vez son mas maqueadas y al menos en las zonas medio altas  y ricas puede resultar hasta apetecible vivir en ellas aunque nunca ha dejado de tener en canto lo cascos viejos e históricos. Se trata de estéticas urbanas diferentes.
    El mayor punto de conflicto es el de la estética transeúnte y particularmente la de los individuos. Si el derecho a las quejas sobre la higiene  y ruidos ajenos  es reconocido, así como lo es protestar por  colapsos y bodrios urbanísticos por qué no existe tal  derecho a objetar la estética. La  extensión de la obesidad, una enfermedad sí, es de tal magnitud que ha logrado variar el paisaje notoriamente. La intervenciones consecuentes para suprimir los establecimientos de comida-basura y reeducar alimentariamente a los y las afectados de momento no esta dando resultados evidentes. Cuestionarle al tipo del asiento de al lado que con su humanidad desbordante ocupa el tuyo puede ser tu ultima intervención en el campo de la protesta y en todo caso el sustento argumentativo para cuestionarle su invasión también serviría para cuestionar anorexias callejeando, fascias deprimentes, tintes de pelo horrendos, botas militares reforzadas con punteros de metal o collares de perro en blancos cuellos femeninos. Cada uno de estos detalles es cualitativamente distinto a los demás. La regulación estética deja para la interpretación el significado de sus pauta genérica. Vestir con decoro y sin ofender a la mirada pública es multiinterpretable. Basta que alguien, por uniformado que esté, lleve un arma de fuego o una porra en lacintura para  que sea interpretable como una figura amenazante y lesiva a la sensibilidad o que alguien vaya con el rostro tapado para vivirlo como intrigante y sospechoso. La explosión de distintas sensibilidades hace difícil –haría- llegar a una consenso sobre la intervención en estética pública. En  Feminália, una comunidad ideal sin propiedad privada,  se explora este asunto. Puesto que es una asociación de cientos de personas en torno a la sexualidad compartida como uno de sus ejes, la estética corporal y no solo la salud, es competencia tanto individual como colectiva. Cuando una de las comunitas deja transformar su cuerpo por lasitud o dejadez, por excesos calóricos o por gula o por falta de entrenamiento físico, el colectivo la obliga a priorizar este tema ya que su anatomía es tomada como patrimonio colectivo. En la previsión de una sociedad totalitarista el estado también dictaría no ya solo como vestir, sino cómo ser y de qué hablar, cómo copular y  el límite de la reproducción. Las decisiones unicéntricas irán en contra de la libertad individual y bloquearan una vez más las potencialidades del ser humano. Las marcas que se infringían.-infringen todavía- unos mismos pueblos africanos  para marcar sus diferencias   tribales es una imposición de una tradición cruel para tener formas con que distinguirse unos ámbitos de poder de otros.
    No hay duda que la estética es un asunto público y que nadie queda indiferente a las formas de los demás por mucho que se practique una lasitud observacional dominante en clavete indiferencia pero su intervención puede ser sumamente peligrosa no porque no haya estéticas directamente impugnables (las de indumentaria nazi por ejemplo) sino porque un instrumento jurídico que las regule puede dar cancha para prohibir otras que no tengan ninguna carga de lesividad simbólica. Nuevas  formas en uso se irán combinando aunque las funciones sigan siendo repetidas o básicamente las mismas, las anatomías se seguirán tapando y el cm cuadrado de tejido para vestir pujará considerablemente, se seguirá priorizando la apariencia a la esencia lo cual se corresponderá con el entretenimiento en lo superficial a la comprensión holística  de los significantes que mueven personalidades y comportamientos. La estética y la falta de estética (o las otras estéticas, según como se quiera denominar) se combinará con otros registros de interés de los otros sean cuales sean sus baremos de ratios de proporcionalidad, musculosidad, tersura y esfericidades. Como contrapeso se intelectualizará la forma y se la resignificará en su condición transitoria. De acuerdo con la vision budeizada el cuerpo joven contiene la predicción del cuerpo  viejo y la más alta cuota de energía será reemplazada por  el silencio y la quietud. La estética, toda estética, terminará por diluirse en su interpretación que la tolerará resignificándola en esa provisionalidad a la que está vinculada. En resumen hay y habrá (espero) una belleza interior que neutralizará y hará olvidar la falta de belleza exterior siendo en cada contacto y juego de dos o mas los que decidan lo que es bonito de lo que no lo es, lo que es formalmente aceptable y lo que no.
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    La estética como asunto público. Empty Re: La estética como asunto público.

    Mensaje por DP9M Jue Jul 08, 2010 11:00 pm

    Escribes muy bien camarada, alucinante.

    tenemos que motivar de algun modo este tipo de aportaciones, y potenciar la participacion de estos escritos.

    Si alguien tiene ideas vien venido sea.
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    La estética como asunto público. Empty Re: La estética como asunto público.

    Mensaje por Andres.alcala Jue Mar 31, 2011 12:23 am

    La estética no tiene porque ser impuesta ni por la sociedad ni por la ley eso es algo personal. La libre estética determina la felicidad personal.

    El viejo machismo condenaba la libre estética personal.

    :urss:
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    Mensaje por obreromadrileño Lun Abr 18, 2011 5:24 am

    Andres.alcala escribió:La estética no tiene porque ser impuesta ni por la sociedad ni por la ley eso es algo personal. La libre estética determina la felicidad personal.

    El viejo machismo condenaba la libre estética personal.

    :urss:

    no estoy de acuerdo, porque no intentas refutar el texto de arriba de todo.
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    Mensaje por Nestor Estebenz Nogal Lun Mayo 30, 2011 2:40 pm

    La estética incluye la antiestética. Cualquier estética puede ser objetada por otra noción y praxis estética. La pertenencia a una u otra clase social antiguamente se distinguia por una estetica en el vestuario (los monos de trabajo azules con peto y tirantes, o esa especia de faldones usados por los mozos y obreros portuarios, esteticas topicas de la clase obrera de principios del XX; o las chisteras y trajes ded frac de los plutócratas, o los botines con cordones y tacon de las bailarinas de le moulin rouge,…), en cambio actualmente lo que distingue la pertenencia a una clase u otra ya no es el look sino el poder contante y real que tenga cada individuo. Antes, la gente inmediatamente distinguia el origen social, ahora se tarda un poco más y hay que hacer averiguaciones. Pero de siempre la estética como fondo de atractivo no tiene que ver directamente con la condicion determinante de pertenencia a una clase. La belleza no conoce rangos sociales. Hay y ha habido siempre estéticas preciosas de sectores humildes y autenticos bodrios de sectores adinerados y al revés, la diferencia en todo caso está en el poder adquisitivo para pagar liposucciones o cirugia estética. En principio nadie tiene porque imponer unaestetica determinada a nadie pero hay un tipo de maneras en el vestir y en el hacer que resultan bochornosas. A pesar de la libertad de formas y por tanto de informalidad hay estéticas no tolerables y que su solo avistamiento muevben a espanto y resultan injuriosas. Que alguien se vista de nazi con el brazaletre rojo y el sombrero de visera y se ponga un moustache hitleriano y unas botas de caña y unos pantalones abombachados, por mucho que lo haga para un carnaval, viviré su performance como muy desagradable. Sirva esto como indicativo de que la libertad de formas no puede incluirlas absolutamente a todas, de la misma manera que la naturaleza en su evolución limita las formas morfologicas posibnles en la adaptacion de cada especie al medio.
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    Mensaje por Ryden Miér Jun 29, 2011 1:09 am

    En realidad la estética es otro arma capitalista para adormecer a el proletariado.
    Un breve análisis podríamos hacerlo en cuanto al tema filmográfico.
    En muchos films de Hollywood a líderes rusos, rusos, chinos etc se les atribuye un aspecto desagradable para causar sensación de asquedad.
    Mientras que los famosos preferidos de la plebe, están decorados a gusto burgués para perpetuar el amor infinito al capital y su barbarie.

    Eso es la estética, otro arma capitalista de distracción de masas.
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    Mensaje por Ryden Miér Jun 29, 2011 1:10 am

    Por cierto, brillante artículo!
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    La estética como asunto público. Empty Algo mas sobre el atrezo social.Reims14julio2011

    Mensaje por NéstorEstebenzNogal Jue Jul 14, 2011 10:08 pm


    La estética es una de esas palabras (entre miles de ellas) que ha ido siendo deteriorada por un uso perverso de su significado inicial, llegando hasta tal punto que se la hace equivalente a un tipo de medidas, de cuerpazos, de look y de estilo en el vestir olvidando que no hay nadie ni nada que no tenga su propia estética por el solo hecho que todo volumen pasa por una forma y evidentemente cada anatomía, desnuda o envuelta, tiene la suya. Ciertamente, la sociedad del consumo ha hipervalorado unas formas en detrimento de otras y las consignas lanzadas de temporada para cada nueva forma en el vestir, en el peinado y en las poses han servido a una sola causa: al adoctrinamiento de las conductas al servicio del espectáculo social previo paso por boutiques y tiendas para pagar su pedido. Eso puede llegar a extremos demenciales: sujetos incapaces de salir a la calle sin pasar por largas sesiones de acicalamiento ante su espejo o sin tener algo nuevo que ponerse.
    La historia del vestido –y del vestir- como demuestran los museos textiles y de esa parte de la performance que consiste en tapar y, de paso, decorar el cuerpo ha ido estrechamente relacionada con la historia de las clases sociales y obviamente de los recursos de las personas en sus atuendos. Estos atuendos nunca han dejado de ser atrezos para presentarse en publico, en el teatro social. La fuerza de la costumbre y la dureza del paño han aconsejado unos y otros y ciertamente hubo una época en que por la forma de vestir se prejuzgaba el tipo de origen social de una persona. El sistema no ha parado de producir nuevas modalidades. Es conocida la ecuación de que a menor centimetraje cuadrado de tela para vestir mas cara es. La industria que ha explotado la relacion de equililibro/provocacion entre el cuerpo a cubrir y la ostentacion de las formas no se puede decir que sea la mas importante de los sectores capitalistas, aunquedesde luego mueve enormes capitales. Hay gente que sueña en vestir de marca y de determinadas marcas, de no hacerlo no es feliz. Otra, pasa de hacerlo y le resultaria demencial gastarse el salario de un año (o varios años) para comprar un vestido. En el otro lado de la balanza hay quien paga mas de 2millones de euros por un traje, como el que llevaba nuestra querida y desafortunada Marylin en La tentacion vive arriba, el vestido insuflado por una racha de aire en vertical saliendo de una reja del suelo. Que el sistema permita este tipo de transacciones comerciales en un mundo en el que todavia se muere ñpor enfermedades curables y por inanicion sigue siendo una vergüenza. Pero de qué ladol está mas la vergüenza del comprador que le sobra la pasta o del código legal que permite estos precios. Como que la llamada sociedad de libre mercado hace posibles todas las transacciones, seguiremos asitiendo a este tipo de indignaciones.
    La cudestion de la estética no queda limitada a una sola. De hecho en la actualidad de la diversidad no se puede hablar de una sola estética dominante. El glamour de las pasarelas de las famosas colecciones de temporada, no tiene una traduccion en una avalancha en masa de toda la ciudadania para su compra. Además los conjuntos mas caros son expresamente para qaujienes pueden pagarlos. La mayoria de la gente puede/podemosvivir sin hacer grandes gastos en ropa y no pasando de hacerlos en grandes almacenes sin pisar casi nunca las boutiques chic. Hay quien encarga su primer traje a medida para ir a su propia defunción (el personaje de Clint Eastwood en Gran Torino), hubo quienes nos hicimos varios en las edades de estreno para ir de monos en una época en que hacerse trajes no era exclusivo del poder adquisitivo de la clase alta. E,l imperio del pret a porter nos uniformó a todos mucho antes de ser obligados a vestir la estetica caqui de los soldados del supuesto ardor guerrero por la patria. La estandarizacion de la forma estética sin embargo nunca, e nninguna época conocida, ha sido total, ya que cada vestido informaba visualmente de los atributos de su portador. Desde la segunda parte del siglo veinte, distintas modalidades han ido coexistiendo las unas con las otras: desde personajes con chistera y puro a tipos con los pantalones troceados. No olvidamos que los lewis jeans que empezaron como prenda dura para trabajadores que se exponian a las durezas de sus trabajos se convertirian con el tiempo en una prenda emblemática de la rebeldía. Ahora en un dia ordinario de oteos urbanos se puede ver como coinciden en un mismo establecimiento o calle neuralgica distintas estéticas: goticos, punks, despantaloneados filigranescos que superan a funambulos de acuerdo manteniendose en equilibrio en suvertical para no tropezarse con sus pantalones en caida libre, tipos clasicos con jeans y sueter, y formulas de elegancia mirando el mundo desde las atalayas de sus tacones. El sistema capitalista se distingue mas como productor de formas variadas que mantengan abiertas las distintas opciones de consumo que no como impositor de un solo tipo de estética, algo que sí se ha notado mas en el pasado (el tipo de corte de pelo de los césares y cortesanos del imperio romano, o el traje Mao en la China de la revolución cultural) pero ciertamente el manejo conceptual de la estética en el sentido de una determinada forma estética viene siendo priorizada por una sociedad de la forma hipervalorada por encima de los contenidos de naturalidad, sinceridad y belleza sentimental.
    La estética es anterior y posterior a la industria de sus atrezos, anterior pues al hecho mismo de vestir la forma corporal. En unas condiciones climáticas benignas nadie deberia acudir a vestir su cuerpo y a destacarse del de los demás en la forma de decorarlo. El nudismo ya expresa el orgullo de una estética natural. Sin embargo hay razones higiénicas y de comodidad que piden determinados cujbrimientos. Los ensayos de practicar la estetica natural nudista en los espacios públicos, no pasan de hacerlo en el espacio viario. Tratar de llevarlo al interior de restaurantes o dentro de autobuses y metros suele no llegar muy lejos a no ser que se vaya a hoteles o recintos o campings que ya tienen una infraestructura pensada para su ejercicio.
    La cuestion es que todo el mundo se apunta a unaestética y no siempre es la suya personal sino la de su clase, la de su grupo, la de su momento, haciendo que haya varios niveles de uniformizacion. Es así que las rastas son indicativas de un tipo de adhesion religiosa en Africa y de otra en Jamaica, los cabellos largos masculinos lo fueron de un hippismo originario y la ralla del cabello perfectamente marcada de un tipo de señoritismo. En la actualidad la eclosion de formas permiten la coexistencia de rasurados de cabezas (rehabilitando de paso la imagen de los alopécicos) con tipos con cabellos encolados. Ya no se puede hablar de una estética burguesa contra una proletaria o al revés. Los week end son el espacipo temporal de dilucion en que todos pueden coincidir con unas mismas formas de vestir.
    A la filmografia no le fue dificil desmerecer un tipo de vestidos y de quienes los llevaban puestos haciendolos pasar por pobres. Ninotska es uno de esos films emblemáticos que tiene dos lecturas distintas: una cuando fue editado como film y otro tras 1989.En laprimera lectura se podia traducir como una intencionalidad desacreditadora de la zona soviética con tipos que se les caia la baba al cruzar el telon de acero, en la segunda lectura no pasaba de ser una comedia perfectamente representativa aunque desde luego exagerada.
    Las conversaciones sobre lo qué llevar puesto no son pocas y las miradas y juicios de los demás según como visten y lo qué visten siguen formando parte de uno de los tests mas inmediatistas que existen. Tan pronto alguien te mira primero a los zapatos antes que a los ojos lo puedes tachar de la lista de tus prosélitos. Lo importante es que cada cual se sienta cómodo dentro de sí, es decir con su cuerpo y con aquello que se vista, sea lo que sea. Si la seguridad personal pasa por el atrezo esta seguridad debe tratarse de una anécdota puntual poco fiable.Pero lo cierto y esa es una comprobacion continuada tanto por hecha por las confidencias ajenas como por experiencia propia la forma de vestir influjye en la personalidad. El mismo actor que encarna un personaje en escena se lo cree mas cuando se inviste con el atrezo del mismo que cuando lo hace en chandal, y esa variacion también es percibida por el público. Lo que pasa en el teatro de tarima pasa en el resto del teatro de la vida. En la mayoria de espacios en los que participamos todo lo que sabemos de los demás que ocupan las otras mesas sumidos en sus conversaciones de parejas o de pequeños grupos, no es lo que nos dicen o aquello que no les oimos, sino la informacion que nos dan sus atuendos, su gestualística, el tipo de consumiciones que están haciendo. La estética, sea la que sea, incluida la autogestionada o decidida por diseños propios, o la tomada de diseños incorporados de otros paises (pantalones abombachados o los de maxima aireacion en la zona genital importados desde Pakistan y otras zonas) informa de la psicologia de quien la lleva puesta.

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