El deporte en el capitalismo
Corriente Comunista Internacional - año 2013
•tres artículos:
El deporte en la fase ascendente del capitalismo (1750-1914)
El deporte en el capitalismo decadente (desde 1914 hasta hoy)
Deporte, nacionalismo e imperialismo
▬ 8 mensajes
El deporte en la fase ascendente del capitalismo (1750-1914)
El deporte representa desde hace ya mucho tiempo, un fenómeno que nadie puede ignorar debido a su amplitud cultural y su lugar en la sociedad. Fenómeno de masas, nos es impuesto a través de los tentáculos de muchas instituciones y de un golpeteo ideológico permanente por parte de los medios de comunicación. ¿Qué significado le podemos dar desde el punto de vista del análisis histórico y de la clase obrera?
En este primer artículo de la serie vamos a intentar dar algunas respuestas apoyándonos sobre los orígenes y la función del deporte en la sociedad capitalista ascendente.
La palabra “deporte” (sport) es un término de origen inglés heredado de los juegos populares y de los entretenimientos aristocráticos. Nació en Inglaterra con el comienzo de la gran industria capitalista.
Un producto puro del sistema capitalista
El deporte moderno difiere notablemente de los juegos, entretenimientos y ejercicios físicos del pasado. Si heredó esas prácticas, fue para orientarse exclusivamente hacia la competencia: “Ha sido necesario que el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas sea suficientemente importante para que la idea abstracta de rendimiento aparezca de la masa de trabajos concretos (...) de igual forma tuvo que haber un largo desarrollo de las prácticas físicas competitivas para que surgiera poco a poco la idea de la competencia física generalizada” ([1]). La equitación de la nobleza dará lugar a las carreras de caballos. También fue en ocasión de una carrera que se inventó el cronómetro en 1831. Desde 1750, el Jockey Club de Inglaterra promovió muchas carreras de caballos que continuaron desarrollándose. Sucedió lo mismo con las carreras de atletas y los otros deportes. La soule era un juego popular en el que se empleaba una vejiga de cerdo llena heno o una pelota de tela, madera o cuero. El fin era llevar la pelota al lugar indicado, entre peleas encarnizadas, atravesando prados, bosques, villas o estanques. Este popular juego dará origen a los partidos de fútbol (1848 en Cambridge y a la asociación de futbol en 1863), el juego de pelota con la palma de la mano y transformado más tarde, dará origen al primer torneo de tenis en 1876, etc. En resumen, todas las nuevas disciplinas fueron orientadas a la competencia: “el deporte se liberará así, poco a poco, de este confuso y complejo caos de gestos naturales para formar un cuerpo coherente y codificado de técnicas altamente especializadas y racionalizadas, adaptadas al modo de producción capitalista industrial” ([2]). De la misma manera que el trabajo asalariado está vinculado a la producción en la sociedad capitalista, el deporte va a encarnar la “materialización abstracta del rendimiento corporal” ([3]).
Muy rápidamente, la búsqueda de rendimiento, de los récords, acompañados de apuestas y peleas va a alimentar una variedad de actividades deportivas, de las cuales mucha gente gozará ya que se convertirán en un entretenimiento popular que permite olvidar momentáneamente la fábrica. Este será el caso, por ejemplo, del ciclismo con el Tour de Francia (una especie de “fiesta gratuita”) en 1903, del boxeo, del fútbol, etc. Junto al desarrollo del sistema capitalista, del transporte y de las comunicaciones, el deporte creció en Europa y en el resto del mundo. La extensión e institucionalización del deporte, el nacimiento y multiplicación de federaciones nacionales coincidirán con el apogeo del sistema capitalista en la década de 1860, pero especialmente en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX. Es en este momento que el deporte se va a internacionalizar realmente. El fútbol por ejemplo, fue introducido en Sudamérica por los obreros europeos que llegaron a trabajar en las líneas de ferrocarril. Por otra parte, el primer grupo deportivo internacional fue la Unión Internacional de Carreras de Yates en 1875. Luego prosperaron otros: el Club Internacional de Salto en 1878, la Federación Internacional de Gimnasia en 1881, el de remo y patinaje en 1892, etc. El COI (Comité Olímpico Internacional) será fundado en 1894, la FIFA (Federación Internacional de Fútbol) en 1904. Es decir, la mayor parte de los organismos internacionales se formarán antes de 1914.
Al contrario de la opinión oficial, la versión capitalista del deporte no representa una simple “continuidad” con los juegos antiguos. Las Olimpiadas de los griegos no se basaban, absolutamente, en la idea del récord o la obsesión por la actuación y el cronómetro. Si bien existía confrontación entre los oponentes, era parte de un ritual religioso y de mitos que no tienen nada tienen que ver con el universo material e ideológico de los juegos contemporáneos, aún cuando el aspecto militar, la guerra entre ciudades, el uso de drogas y la dimensión mercantil ya estaban presentes. Los juegos olímpicos, como los de París en 1900 o Londres en 1908 son ya verdaderas ferias comerciales. Pero sobre todo, estos juegos se inscriben en un contexto creciente de tensiones guerreras y contribuyen a alimentar el ambiente nacionalista. ¡La institución de los Juegos Olímpicos creada en 1896, como continuación de la tradición de la antigua Grecia liberando a los esclavos, que debería coincidir con el ideal democrático de Pierre de Coubertin y su famoso adagio, “lo esencial es participar”, es sólo una farsa! Estos juegos modernos fueron reactivados para difundir la histeria chauvinista, el militarismo, pues se encuentran enmarcados en el ambiente de la alienación capitalista donde todo reposa sobre el elitismo y las relaciones de dominación ligados a la producción de mercancías.
A principios del siglo XIX, el deporte era una práctica reservada exclusivamente para la élite de la clase burguesa, especialmente para los jóvenes educados en el medio universitario. Es una oportunidad para los burgueses de mostrarse, divertirse y rivalizar permitiendo al mismo tiempo a las mujeres lucir con ostentación sus nuevos retretes. Es la época de las grandes citas en los hipódromos, de los grandes lugares de canotaje, de los primeros deportes de invierno como Chamonix, de los clubs de golf que se multiplican. Estos clubes que se crean, por lo tanto, están reservados a una burguesía que prohíbe el acceso a los obreros ([4]).
Debido a las condiciones de la explotación capitalista, a principios del siglo XIX, los trabajadores no tienen ni los medios ni el tiempo para el deporte. La explotación total en la fábrica o las minas y la miserable vida diaria apenas permiten la reconstrucción de la fuerza de trabajo. Incluso los niños de la clase obrera, abatidos por el raquitismo deben sacrificarse en la fábrica desde la edad de 6 o 7 años. La jornada de 10 horas se establecerá hasta 1900 y el día de descanso se obtendrá en 1906.
Un reto de la lucha clases para los obreros
En un primer momento, el movimiento obrero manifestó cierta desconfianza y distancia hacia la práctica deportiva de los burgueses. Pero en su voluntad de constituirse en clase autónoma y de desarrollar las luchas reivindicativas y las reformas sociales, los trabajadores lograron arrebatar a los capitalistas las actividades deportivas que antes les eran prohibidas e inaccesibles.
El deporte de los obreros nace realmente tímidamente, antes de formar oficialmente clubes y federaciones deportivas obreras obtenidos por grandes luchas ([5]). Al principio, toda aglomeración a la salida de la fábrica, incluso reducida, era ilegal. Los juegos populares en la vía pública corrían el riesgo de desembocar en trastornos, como el juego de la “soule”, y fueron prohibidos por las autoridades (Acta de carreteras británica en 1835). El más mínimo intento de juego era visto como “peligroso” y sospechoso a los ojos de los patronos. La policía lo consideraba una “alteración del orden público”. Inicialmente confinado en un espacio cerrado y discreto, el deporte de los trabajadores nace bajo la esfera de influencia de los sindicatos y se desarrolla hasta la época victoriana. En los barrios obreros, un deporte informal se inscribía, por tanto, en todo un ambiente, una cultura, una socialización fundada sobre la pertenencia de clase. La actividad física se sentía como una necesidad que alimentaba los lazos sociales, la necesidad de estar juntos.
Corriente Comunista Internacional - año 2013
•tres artículos:
El deporte en la fase ascendente del capitalismo (1750-1914)
El deporte en el capitalismo decadente (desde 1914 hasta hoy)
Deporte, nacionalismo e imperialismo
▬ 8 mensajes
El deporte en la fase ascendente del capitalismo (1750-1914)
El deporte representa desde hace ya mucho tiempo, un fenómeno que nadie puede ignorar debido a su amplitud cultural y su lugar en la sociedad. Fenómeno de masas, nos es impuesto a través de los tentáculos de muchas instituciones y de un golpeteo ideológico permanente por parte de los medios de comunicación. ¿Qué significado le podemos dar desde el punto de vista del análisis histórico y de la clase obrera?
En este primer artículo de la serie vamos a intentar dar algunas respuestas apoyándonos sobre los orígenes y la función del deporte en la sociedad capitalista ascendente.
La palabra “deporte” (sport) es un término de origen inglés heredado de los juegos populares y de los entretenimientos aristocráticos. Nació en Inglaterra con el comienzo de la gran industria capitalista.
Un producto puro del sistema capitalista
El deporte moderno difiere notablemente de los juegos, entretenimientos y ejercicios físicos del pasado. Si heredó esas prácticas, fue para orientarse exclusivamente hacia la competencia: “Ha sido necesario que el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas sea suficientemente importante para que la idea abstracta de rendimiento aparezca de la masa de trabajos concretos (...) de igual forma tuvo que haber un largo desarrollo de las prácticas físicas competitivas para que surgiera poco a poco la idea de la competencia física generalizada” ([1]). La equitación de la nobleza dará lugar a las carreras de caballos. También fue en ocasión de una carrera que se inventó el cronómetro en 1831. Desde 1750, el Jockey Club de Inglaterra promovió muchas carreras de caballos que continuaron desarrollándose. Sucedió lo mismo con las carreras de atletas y los otros deportes. La soule era un juego popular en el que se empleaba una vejiga de cerdo llena heno o una pelota de tela, madera o cuero. El fin era llevar la pelota al lugar indicado, entre peleas encarnizadas, atravesando prados, bosques, villas o estanques. Este popular juego dará origen a los partidos de fútbol (1848 en Cambridge y a la asociación de futbol en 1863), el juego de pelota con la palma de la mano y transformado más tarde, dará origen al primer torneo de tenis en 1876, etc. En resumen, todas las nuevas disciplinas fueron orientadas a la competencia: “el deporte se liberará así, poco a poco, de este confuso y complejo caos de gestos naturales para formar un cuerpo coherente y codificado de técnicas altamente especializadas y racionalizadas, adaptadas al modo de producción capitalista industrial” ([2]). De la misma manera que el trabajo asalariado está vinculado a la producción en la sociedad capitalista, el deporte va a encarnar la “materialización abstracta del rendimiento corporal” ([3]).
Muy rápidamente, la búsqueda de rendimiento, de los récords, acompañados de apuestas y peleas va a alimentar una variedad de actividades deportivas, de las cuales mucha gente gozará ya que se convertirán en un entretenimiento popular que permite olvidar momentáneamente la fábrica. Este será el caso, por ejemplo, del ciclismo con el Tour de Francia (una especie de “fiesta gratuita”) en 1903, del boxeo, del fútbol, etc. Junto al desarrollo del sistema capitalista, del transporte y de las comunicaciones, el deporte creció en Europa y en el resto del mundo. La extensión e institucionalización del deporte, el nacimiento y multiplicación de federaciones nacionales coincidirán con el apogeo del sistema capitalista en la década de 1860, pero especialmente en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX. Es en este momento que el deporte se va a internacionalizar realmente. El fútbol por ejemplo, fue introducido en Sudamérica por los obreros europeos que llegaron a trabajar en las líneas de ferrocarril. Por otra parte, el primer grupo deportivo internacional fue la Unión Internacional de Carreras de Yates en 1875. Luego prosperaron otros: el Club Internacional de Salto en 1878, la Federación Internacional de Gimnasia en 1881, el de remo y patinaje en 1892, etc. El COI (Comité Olímpico Internacional) será fundado en 1894, la FIFA (Federación Internacional de Fútbol) en 1904. Es decir, la mayor parte de los organismos internacionales se formarán antes de 1914.
Al contrario de la opinión oficial, la versión capitalista del deporte no representa una simple “continuidad” con los juegos antiguos. Las Olimpiadas de los griegos no se basaban, absolutamente, en la idea del récord o la obsesión por la actuación y el cronómetro. Si bien existía confrontación entre los oponentes, era parte de un ritual religioso y de mitos que no tienen nada tienen que ver con el universo material e ideológico de los juegos contemporáneos, aún cuando el aspecto militar, la guerra entre ciudades, el uso de drogas y la dimensión mercantil ya estaban presentes. Los juegos olímpicos, como los de París en 1900 o Londres en 1908 son ya verdaderas ferias comerciales. Pero sobre todo, estos juegos se inscriben en un contexto creciente de tensiones guerreras y contribuyen a alimentar el ambiente nacionalista. ¡La institución de los Juegos Olímpicos creada en 1896, como continuación de la tradición de la antigua Grecia liberando a los esclavos, que debería coincidir con el ideal democrático de Pierre de Coubertin y su famoso adagio, “lo esencial es participar”, es sólo una farsa! Estos juegos modernos fueron reactivados para difundir la histeria chauvinista, el militarismo, pues se encuentran enmarcados en el ambiente de la alienación capitalista donde todo reposa sobre el elitismo y las relaciones de dominación ligados a la producción de mercancías.
A principios del siglo XIX, el deporte era una práctica reservada exclusivamente para la élite de la clase burguesa, especialmente para los jóvenes educados en el medio universitario. Es una oportunidad para los burgueses de mostrarse, divertirse y rivalizar permitiendo al mismo tiempo a las mujeres lucir con ostentación sus nuevos retretes. Es la época de las grandes citas en los hipódromos, de los grandes lugares de canotaje, de los primeros deportes de invierno como Chamonix, de los clubs de golf que se multiplican. Estos clubes que se crean, por lo tanto, están reservados a una burguesía que prohíbe el acceso a los obreros ([4]).
Debido a las condiciones de la explotación capitalista, a principios del siglo XIX, los trabajadores no tienen ni los medios ni el tiempo para el deporte. La explotación total en la fábrica o las minas y la miserable vida diaria apenas permiten la reconstrucción de la fuerza de trabajo. Incluso los niños de la clase obrera, abatidos por el raquitismo deben sacrificarse en la fábrica desde la edad de 6 o 7 años. La jornada de 10 horas se establecerá hasta 1900 y el día de descanso se obtendrá en 1906.
Un reto de la lucha clases para los obreros
En un primer momento, el movimiento obrero manifestó cierta desconfianza y distancia hacia la práctica deportiva de los burgueses. Pero en su voluntad de constituirse en clase autónoma y de desarrollar las luchas reivindicativas y las reformas sociales, los trabajadores lograron arrebatar a los capitalistas las actividades deportivas que antes les eran prohibidas e inaccesibles.
El deporte de los obreros nace realmente tímidamente, antes de formar oficialmente clubes y federaciones deportivas obreras obtenidos por grandes luchas ([5]). Al principio, toda aglomeración a la salida de la fábrica, incluso reducida, era ilegal. Los juegos populares en la vía pública corrían el riesgo de desembocar en trastornos, como el juego de la “soule”, y fueron prohibidos por las autoridades (Acta de carreteras británica en 1835). El más mínimo intento de juego era visto como “peligroso” y sospechoso a los ojos de los patronos. La policía lo consideraba una “alteración del orden público”. Inicialmente confinado en un espacio cerrado y discreto, el deporte de los trabajadores nace bajo la esfera de influencia de los sindicatos y se desarrolla hasta la época victoriana. En los barrios obreros, un deporte informal se inscribía, por tanto, en todo un ambiente, una cultura, una socialización fundada sobre la pertenencia de clase. La actividad física se sentía como una necesidad que alimentaba los lazos sociales, la necesidad de estar juntos.
Última edición por lolagallego el Vie Feb 12, 2021 11:28 pm, editado 3 veces