La URSS en el espejo distorsionado de Charles Bettelheim
entrada publicada por M. Pierre en el blog Tiempos Rojos
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“La fantasía del pueblo, creadora de mitos, en todos los tiempos, se ha manifestado en la invención de ‘grandes hombres'”. Karl Marx, Herr Vogt (1860)
La fantasía y quizás la desesperación es la que ha creado el mito del “marxismo” del maoísta Charles Bettelheim. Un mito del que es necesario desprenderse. A lo largo de sus conocidas Luchas de clases en la URSS Bettelheim ataca los fundamentos del leninismo pero no lo hace de una manera abierta, como lo exigiría la honestidad intelectual, sino bajo el pretexto de atacar y “superar” las concepciones “economistas”, “estatistas”, etc.
Este ataque no es por supuesto una casualidad. Hace esto precisamente para intentar hacer de Mao un leninista y encubrir los crasos y muchos errores que cometió el PCCh bajo la tutela del “Gran Timonel”. Sus Luchas de clases tan sólo son algunos de los tantos libros que buscan desarmar al ejército de los proletarios de su principal arma en la lucha de clases: el marxismo-leninismo. Y como tal, deben ser superados y desechados.
Para tratar un poco sobre las distorsiones del pequeño burgués Bettelheim ofrecemos a continuación un interesante artículo del desaparecido (?) Canadian Party of Labour.
La fallida crítica maoísta del capitalismo ruso
The Worker - enero de 1978
traducción realizada por Tiempos Rojos desde marxists.org
El Partido comunista chino nunca ha proporcionado a sus seguidores con un análisis completo del ascenso del revisionismo soviético. La polémica acerca de la línea general a principios de la década de 1960 devastó a Khrushchev, mas los orígenes del revisionismo nunca fueron explicados. Los chinos han afirmado, en su “apoyo crítico” a Stalin, que él tuvo al menos parte de la culpa.
Ahora el Maoísta francés y profesor de La Sorbona Charles Bettelheim ha tomado parte en el tema. Se han publicado dos volúmenes de sus Luchas de clases en la URSS, y el primero se encuentra disponible en una traducción al inglés (Monthly Review Press, 1976). Este artículo es una reseña del Tomo I, que cubre el período 1917-1923.
El prefacio de Bettelheim explica que el libro es resultado de la “autorectificación” y de su ruptura personal con el “marxismo simplificado” de la Tercera Internacional. Bettelheim ha visitado China y ha elogiado el énfasis Maoísta en la industria a pequeña escala, descentralizada y su orientación en torno a la agricultura que es la base de la economía (ver su Cultural Revolution and Industrial Organization in China, 1974). En Luchas de clases en la URSS con frecuencia emplea ejemplos chinos de la actualidad para mostrar cómo debieron haber hecho las cosas los soviéticos. Este aspecto del libro se encuentra ahora teñido por el ampliamente público ataque del propio Bettelheim contra China y su reconocimiento de que hay algo terriblemente incorrecto con el socialismo chino. No obstante, todavía afirma ser un Maoísta y sostiene que el actual régimen es infiel a las ideas del Presidente.
Stalin atacado
El Volumen I conforma una revisión muy crítica del desarrollo soviético desde la revolución de febrero hasta la muerte de Lenin. Bettelheim dice claramente que no tiene deseos de defender a Stalin; de hecho, tiene la intención de echarle la culpa de casi todo lo que salió mal. Una serie de provocativos ataques contra Stalin no son explicados. Probablemente, serán objeto de los posteriores volúmenes de Bettelheim. Entre éstos se encuentran la “identificación mecanicista entre las formas jurídicas de propiedad y las relaciones de clase” y su tesis de la “primacía del desarrollo de las fuerzas productivas”. Bettelheim cita a Mao (a quien identifica como el autor de “El falso comunismo de Jruchov”): “Stalin se había alejado de la dialéctica del marxismo-leninismo, debido a su interpretación de las leyes de la lucha de clases en la sociedad socialista”.
El problema de Bettelheim – el problema de todos los atacantes de Stalin – es demostrar que Stalin no fue, como él mismo lo reconoció, “el fiel discípulo de Lenin”. Por otro lado, Bettelheim afirma que en sus últimos años Lenin se había emprendido en una cuidadosa reexaminación del bolchevismo, una tarea que dejó inconclusa a su muerte.
¿Lenin, un Maoísta?
Lo que Bettelheim trata de hacer es convertir a Lenin en un Maoísta. Impone a Lenin la imagen que Mao había creado de sí mismo. Así, Lenin es retratado como un líder “en oposición”, “nadando contra la corriente”, “solo con las masas, esperando”. Mientras que los Liu Shao-chis y Teng Hsiao-pings (o los Stalins) siguen consolidando a la nueva burguesía. El líder visionario queda exonerado de toda responsabilidad del sistema tal y como es; él es anulado todo el tiempo de todas las maneras. Como Mao en la revolución cultural, Lenin solo (con “las masas”, por supuesto) percibe un creciente dominio burocrático en el partido y el estado. Bettelheim tiene a Lenin reexaminando la economía del socialismo soviético, dando vuelta a un sistema “Maoístico” más orientado a los campesinos, menos centralizado. Y aunque Lenin siempre habló con claridad y precisión, Bettelheim trata de dar a sus palabras el misterio y, sobre todo, la ambigüedad que es característica de Mao.
Todo esto equivale a un gran artificio y engaño de Bettelheim que debe producir a un Lenin que nunca existió. Toma citas completamente fuera de contexto, y generalmente carnea a Lenin a fin de hacerle encajar en el molde deseado. Afortunadamente, su fracaso ayuda a demostrar que, así como Lenin no es ningún Maoísta, Mao no es ningún Leninista.
He aquí la conclusión central de Bettelheim:
“Lo que Lenin anuncia en el otoño de 1921… es el esbozo de lo que será más tarde la línea política del partido comunista chino, una línea que se propone conducir al campesinado laborioso por la vía del socialismo, no por la coacción, sino por la persuasión. Es la línea cuyo contenido será desarrollado más por Lenin en sus textos de fines de 1922 y comienzos de 1923.
Desgraciadamente, ese gigantesco paso adelante se presenta a través de la engañosa metáfora de la «retirada».
El surgimiento de esta metáfora en el informe de Lenin sobre la NEP es el signo de que la amplitud de la ruptura política y teórica con los errores del periodo pasado apenas si comienza a aparecer ante el propio Lenin” (págs. 458-459).
El retiro que avanza
La interpretación de la “retirada” de Lenin como un “gigantesco paso adelante” sólo testimonia el oportunismo de Bettelheim y del Maoísmo en general. Él convierte la necesidad en una virtud.
“[Los últimos escritos de Lenin] demuestran de forma cada vez más neta que Lenin estaba a punto de romper con lo que había conservado de las interpretaciones «economistas» de los análisis de Marx… Aunque Lenin no aborda en toda su amplitud el problema de la transformación revolucionaria de las relaciones de producción en la industria (es decir, de la transformación radical del proceso de producción), aborda, sin embargo, aspectos extremadamente importantes –ya desde la primavera de 1921- cuando se pronuncia por un cierto desarrollo industrial que reposa sobre «una gran iniciativa de la base» y por el desarrollo de «la pequeña industria local». No obstante, Lenin no renuncia a un desarrollo rápido de la gran industria y traza el bosquejo de una perspectiva que tomará cuerpo en China con la doble consigna de «marchar sobre dos piernas» y «dos iniciativas valen más que una». Cierto, los textos de Lenin están aún lejos de estas consignas y de su relación con la lucha contra las diferentes formas de división del trabajo heredadas de las sociedades de clase, pero tal orientación es claramente perceptible” (págs. 435, 451).
Con frecuencia Bettelheim tiene a Lenin “dibujando” una línea, sobre todo porque él no puede encontrar a Lenin declarando claramente el punto que le gustaría encontrar. Lejos de ver la “orientación claramente perceptible” en la cita a la que Bettelheim se refiere, nos encontramos con una fuerte afirmación de la primacía de la industria pesada. Bettelheim ha sacado dos frases de su contexto a fin de sugerir algo absolutamente ajeno al Leninismo. Esta es la cita completa:
“Se ha puesto de manifiesto la demora en el restablecimiento de la gran industria, se ha revelado como insoportable el “encierro” del intercambio entre la industria y la agricultura, lo que significa que es necesario impulsar lo más factible: el restablecimiento de la pequeña industria. Hay que contribuir a la obra desde este lado, apuntalar este lado del edificio, semiderruido por la guerra y el bloqueo. Hay que desarrollar por todos los medios y a toda costa el intercambio, sin temor al capitalismo… La mejora conseguida aquí, a la menor distancia posible del “fundamento” más amplio y profundo, permitirá pasar con la mayor brevedad al más enérgico y victorioso restablecimiento de la gran industria”. (el énfasis es mío)