Sobre la lucha contra la religión en la Albania Popular y rol de Hoxha
publicado por M. Pierre en el blog Tiempos Rojos
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Durante más de dos décadas, desde fines de los años sesenta, Albania fue el primer y único país en el mundo sin instituciones religiosas. El cierre de todas sus iglesias y mezquitas en 1967 fue producto de la lucha sistemática que inicia desde el establecimiento de la democracia popular en 1944 contra la religión, los prejuicios religiosos y las costumbres retrogradas, y por la completa emancipación ideológica de la clase obrera albanesa.
La burguesía y sus diversos lacayos sostienen que esta campaña fue “encargada” por el propio Enver Hoxha.
El documento que ofrecemos a continuación forma parte del folleto The Struggle Against Religion in Socialist Albania, del marxista británico Norberto Steinmayr [traducción realizada por Tiempos Rojos]. En él, se demuestra que el rol de Hoxha en la campaña por el cierre de las instituciones religiosas fue menor, que la campaña fue orquestada por los revisionistas ocultos -encabezados por Mehmet Shehu- para, llegado el momento, poder desacreditar la obra de Hoxha y del Partido.
¿Por quién fue iniciado el cierre de las instituciones religiosas y cuáles fueron sus motivos?
Poco después del comienzo de la campaña por el cierre de las instituciones religiosas, el 27 de febrero 1967 el Comité Central del Partido del Trabajo de Albania envió una carta, firmada por Hoxha en su calidad de Primer Secretario, a todos los comités de distrito del Partido titulada “Sobre la lucha contra la religión, los prejuicios y costumbres religiosas”. La carta comenzaba señalando que “hace poco, en muchos distritos la lucha contra la religión, los prejuicios y costumbres religiosas se ha intensificado”. Subrayando que esta lucha no se debe dejar a la “espontaneidad”, la directiva de hecho había sido emitida “con el objetivo de que la lucha se pueda llevar más correctamente, sin errores y con éxito.” Reiteraba, a su vez, la posición marxista-leninista acerca de que la lucha contra la religión no debe ser llevada a cabo de un modo que tienda a excluir de la sociedad socialista a aquellos que se aferran, y que probablemente seguirían aferrando, a sus creencias religiosas:
“Tenemos que tener constantemente en cuenta que no hay que entrar en lucha abierta con las personas que creen en la religión, ya que entre estas personas habrá gente honesta, vinculadas al Partido y patriotas ardientes que conservarán en su conciencia durante mucho tiempo, tal vez incluso hasta la muerte, sus creencias. Con ellos debe llevarse adelante una tarea continua y paciente de persuasión, de un modo que no sea ofensivo…
…Sin aflojar por un momento la propaganda anti-religiosa, siempre debemos tener en cuenta que estamos tratando con personas. Se deben evitar las acciones exageradas, extremas; debemos preparar con cuidado el terreno político para cada acción que emprendamos”.
La directiva describe el cierre de las instituciones religiosas como “una dificultad” en el camino de la aplicación del principio anteriormente mencionado:
“La eliminación de las iglesias, mezquitas, monasterios y teqes presenta naturalmente una dificultad.”
Se instruyó que esta acción no debe llevarse a cabo “por la fuerza o sin la aprobación del pueblo”, y en contra de los deseos de los creyentes:
“[El cierre de las instituciones religiosas-. Ed.] no debe realizarse en oposición directa a la parte del pueblo que cree. Por lo que el cuidado y el tacto deben orientarse en esta dirección”.
Los creyentes tenían que estar preparados espiritual, ideológica y políticamente para la acción:
“Cerrar las mezquitas y las iglesias a través de campañas o directivas es fácil, pero es más difícil preparar espiritual e ideológicamente a los creyentes para que comprendan la inutilidad de estas instituciones, para que erradiquen la religión de los hábitos de su existencia y para que renuncien a sus prácticas con convicción…
[Para lograr esto último-. Trad.] el pueblo… debe estar preparado espiritualmente y políticamente”.
En contraste con el principio marxista-leninista de que esta preparación espiritual, ideológica y política puede considerarse sólo con la desaparición de la propia creencia religiosa, se da a entender que se puede considerar como concluida si a la hora de cerrar las instituciones religiosas no se encuentra resistencia de los creyentes:
“Pero bastantes de ellas [de las instituciones religiosas-. Ed.] se han eliminado sin provocar ninguna reacción…
Es interesante que en nuestro campo no ha habido resistencia a estos asuntos”.
Los comités de distrito del Partido fueron, por lo tanto, instruidos para apoyar y dirigir la campaña por el cierre de las instituciones religiosas y para llevarla hasta el final:
“Debemos seguir con estas formas hasta que hayan sido borradas de la faz de la tierra.” (Enver Hoxha, “Let Us Struggle against Religious Practices with the Patriotic and Revolutionary Spirit of the Masses: Letter of the CC of the PLA Addressed to the Party District Committees on the Struggle against Religion, Religious Prejudicies and Customs”, 27 February 1967, in Hoxha, E., Vepra, n. 35, Tirana, 1982, pp.102-13.)
La historia oficial del Partido del Trabajo de Albania confirma, en efecto, que la campaña por el cierre de las instituciones religiosas contó “con el poderoso apoyo de las organizaciones del Partido y de los órganos del Poder popular.” (Instituto de Estudios Marxista-Leninistas del PTA. Historia del Partido del Trabajo de Albania t. II, Tirana, 1982, pág. 21)
Del mismo modo, el historiador albanés Sadikaj indica que:
“Estas iniciativas, que se originaron desde abajo, tuvieron un fuerte apoyo desde arriba, incluyendo los comités del Partido y las organizaciones a nivel de base, así como las organizaciones de masas…
Todo el esfuerzo y la lucha contra la ideología religiosa fueron dirigidos por el Partido… Al tratar con cualquier problema, siempre eran los comités y las organizaciones de base del Partido las que orientaban, dirigían y guiaban a las masas”. (Dilaver Sadikaj, “Revolutionary Movement against Religion in the Sixties”, in Studime Historike (Historical Studies), n. 4, 1981.)
En conclusión, en el VI Congreso del PTA, en noviembre de 1971, Hoxha en su informe describió la campaña para cerrar las instituciones religiosas como “una victoria”:
“La lucha por aplastar la influencia religiosa es una acción con grandes resultados. En un periodo muy breve, esta lucha logró despojar definitivamente de sus funciones a todas las instituciones y predicadores religiosos… Albania se convirtió en un país sin iglesias y mezquitas, sin sacerdotes cristianos o musulmanes.
… este fue un golpe decisivo y una victoria que crea una nueva y poderosa premisa para continuar con la emancipación de la conciencia del pueblo, por su completa liberación de las creencias y prejuicios religiosos”. (Enver Hoxha, Report on the Activity of the Central Committee of the Party of Labor of Albania: Submitted to the 6th Congress of the Party of Labor of Albania, 1 November 1971, Tirana, 1971, p. 135.)
Pero puesto que el grupo dirigente del partido y el Estado no habían iniciado la campaña para cerrar las instituciones religiosas del país, ¿cómo podemos explicar la postura un tanto contradictoria de Hoxha en 1971, saludando como una “victoria” el repentino establecimiento de Albania como un país ateo, sin iglesias y mezquitas? Además, ¿qué motivos han llevado a Hoxha, en su calidad de Primer Secretario del PTA, a enviar el 27 de febrero de 1967 (es decir, en medio de la susodicha campaña) a todos los comités de distrito del Partido una carta en la que, en última instancia, se les ordenaba que apoyen y conduzcan la campaña por el cierre de las instituciones religiosas hasta su conclusión exitosa?
En este punto surge inevitablemente una pregunta: ¿existió un grupo influyente durante la década de los sesenta, organizado dentro del liderazgo del partido y del estado, que inició, con motivos hostiles hacia el PTA y hacia el socialismo, el movimiento de masas que llevaría al cierre de las instituciones religiosas? Desde los acontecimientos de 1966-67, el PTA había denunciado en efecto la existencia de un grupo con influencia organizado que incluía figuras tan prominentes como Fadil Paçrami, Todi Lubonja, Beqir Balluku, Petrit Dume, Hito Çaki, Abdyl Këllezi, Koço Theodhosi, y Kiço Ngjela- un grupo liderado y coordinado por el entonces primer ministro, Mehmet Shehu, junto con Fiqret Shehu, eçor Shehu y Kadri Hazbiu.
A finales de los años sesenta, la máxima autoridad dentro del partido, el Buró Político (elegido en el V Congreso del PTA que se celebró en noviembre de 1966), estuvo integrado por los siguientes miembros:
Enver Hoxha (First Secretary),
*Adil Çarçani,
*Beqir Balluku,
Gogo Nushi,
Haki Toska,
Hysni Kapo,
Manush Myftiu,
*Mehmet Shehu,
*Ramiz Alia,
Rita Marko,
Spiro Koleka,
Y los miembros suplentes:
*Abdyl Këllezi,
*Kadri Hazbiu,
*Koço Theodhosi,
*Petrit Dume,
Pilo Peristeri.
Del total de dieciséis miembros, por lo menos la mitad de ellos (los marcados con un asterisco) demostraron claramente ser, durante los años setenta y ochenta, opositores absolutos y liquidadores de la causa socialista en Albania, que a menudo coordinaban sus actividades conspirativas con agencias de inteligencia extranjeras.
Última edición por lolagallego el Lun Mar 15, 2021 8:43 pm, editado 2 veces