Qué hubo realmente detrás de las ‘purgas’ en la URSS de Stalin
publicado en enero de 2018 por la web Berlín Confidencial
fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
▬ 3 mensajes
El año pasado se cumplieron 80 años de las llamadas “purgas o represiones masivas de 1937” en la URSS cuyo denominador común fue, sobre todo, la depuración política de elementos golpistas del partido (PCUS) y del Ejército Rojo de la Unión Soviética e, indirectamente, alcanzaron a ciudadanos que nada tenían que ver con los anteriores. Por ejemplo, en mayo de ese año, el mariscal Tukhachevsky y varios militares de alto rango fueron acusados de “conspiración militar fascista” y fueron arrestados. En junio todos ellos fueron condenados a muerte.
La versión de la propaganda anticomunista occidental, a través de sus agentes culturales de la CIA, y la oficial de la Rusia post-soviética es que aquéllos eventos fueron la consecuencia de una supuesta “persecución política”, que tenía como eje el tantas veces mencionado “culto a la personalidad de Stalin”. El Dios Stalin, que quería convertirse en el Señor y Dueño de todo el territorio soviético, decidió reprimir a todos los que dudaban de su genio. Y sobre todo a aquellos que, junto con Lenin, crearon la Revolución de Octubre. Nada más lejos de la realidad, en lo que respecta al líder soviético.
El aspecto más ominoso de la historiografía occidental suele remarcar el episodio de los procesos de Moscú, 1936-1939, con un propósito declarado de presentar al socialismo soviético –y a Stalin en particular- como un sistema criminal, despótico y arbitrario que sometió y ejecutó por la fuerza bruta a millones de personas. Sin embargo, la realidad no contada (hurtada y secuestrada) de Occidente es mucho más compleja que la simple y desvergonzada propaganda de los Estados que matan por petróleo. Al menos en la versión ofrecida por la página de más abajo, usada como fuente de esta entrada. Un análisis que es más neutral de lo que aparenta.
Se olvidan, los palmeros del gran capitalismo expoliador, de uno de los elementos esenciales de esa “represión” (contra los golpistas): aquel en el cual los depuestos reaccionarios zaristas y el imperialismo exterior no consintieron ni un solo minuto el ascenso al poder de los soviets y no hubo más remedio que utilizar a la policía, tribunales y cárceles, para contrarrestar la involución permanente que acechaba al primer Estado socialista del mundo. En particular, con la larga guerra civil azuzada desde dentro y fuera de la Rusia soviética y una vez terminada aquella mediante la ejecución, por los “blancos”, de miles de sabotajes, intentos de golpes de Estado y actos de terrorismo llevados a cabo tanto contra el propio jefe de Estado (Lenin) como contra militantes comunistas relevantes (Kirov) y de base así como contra los propios campesinos pobres, utilizando aquí la extorsión, la tortura y el secuestro.
En la URSS, en la década de los años treinta, había una emergencia política nacional que había que resolver drásticamente, donde el “trotskismo” de los Zinoviev y Kamenev era un capital desestabilizador que utilizaron las potencias imperialistas para tal fin. El trotskismo había dejado de ser una corriente política dentro del movimiento obrero socialista para convertirse en conspiradores, forajidos sin principios, en agentes del espionaje y, lo que es peor, en asesinos que actuaban bajo el paraguas de Occidente. Leon Trotsky, conviene no olvidarlo, en su exilio en México, hizo una petición al FBI para ser su confidente (documentos desclasificados de los federales).
La falsificación en Occidente en torno a hechos como los “procesos de Moscú” (juicios que se llevaron a cabo contra sectores involucionistas políticos y mlitares de la URSS), y, en particular contra la imagen de Stalin, ha sido, en líneas esenciales, la fabricación de una gran operación de propaganda que respondió a los presupuestos demonizadores de la guerra fría. Pero es que incluso desde las filas de algún “disidente”, como el ex agente de inteligencia soviética, Alexander Orlov (de la NKVD), huido de la URSS a finales de 1930, no tuvieron inconveniente en reconocer que se estaba preparando un golpe de Estado en la URSS en aquellos años. Orlov reconoció que entre los conspiradores había representantes en la dirección del NKVD y el Ejército Rojo en la persona del mariscal Mikhail Tukhachevsky. Stalin tuvo conocimiento de ello y no le quedó más remedio que ejecutar a los golpistas.
Otro activo conspirador santificado por la progresía de Occidente fue el ya mencionado Leon Trotsky, quien antes de evitar ser capturado optó por huír de la URSS. En los años 80 del siglo XX, en los Estados Unidos se desclasificaron archivos del enemigo más importante de Joseph Vissarionovich (Stalin). De estos documentos quedó claro que Trotsky tenía una amplia red de conspiración clandestina bien ramificada en la Unión Soviética. Desde su exilio en México, Lev Davidovich instó a su pueblo a que tomara medidas decisivas para desestabilizar la situación en la Unión Soviética, hasta la organización y ejecución de actos terroristas masivos. ¿Se imaginan que hubiera ocurrido en la URSS de estar Trotsky o alguno de los otros conspiradores golpistas cuando Hitler invadió el país en 1941? La capitulación hubiera sido inmediata y hoy se hablaría alemán en Moscú y en el resto de Europa.
De los propios archivos desclasificados en Rusia, a raíz de la disolución de la URSS en 1990, se deduce igualmente de que hubo una amplia conspiración contra Stalin. Testimonios del golpe donde se detallaban los planes militares de los conspiradores contados al detalle. No era una invención de “alguien” cercano al poder para lavar la cara a Stalin sino de gente muy bien informada como fue el caso del Comisario Adjunto de Defensa Tukhachevsky y otros golpistas.
ANTECEDENTES: LA NEP UN EXPERIMENTO CAPITALISTA CORRUPTO. TROTSKY: AGENTE TERRORISTA AL SERVICIO DE LAS POTENCIAS CAPITALISTAS
A principios de la década de 1920, surgió una discusión en la dirección del Partido Bolchevique sobre el destino de la construcción del socialismo en el país. El prominente especialista sobre la era Stalin, doctor en Ciencias Históricas, Yuri Nikolayevich Zhukov, hace una afirmación sorprendente: “Incluso después de la victoria de la Revolución de Octubre, Lenin, Trotsky, Zinoviev y muchos otros no pensaron seriamente que el socialismo triunfaría en la atrasada Rusia. Miraron con esperanza a los industrializados Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia”. Zhukov señala que “Líderes bolcheviques como Zinoviev sólo creían que la revolución era posible en Alemania. Y una vez que esta triunfara Rusia se uniría a ella para poder construir el socialismo”.
En el verano de 1923, Stalin le escribió a Zinoviev: “incluso si el Partido Comunista de Alemania cae del cielo, Rusia no lo sostendrá”. Stalin era la única persona con liderazgo que no creía en la revolución mundial. Él creía que nuestra principal preocupación era la Rusia soviética.
¿Qué ocurrió a continuación?, continua Zhukov: La revolución en Alemania no tuvo lugar e implantamos el NEP. Unos meses después, el país estaba al límite de la explosión social. Las empresas estaban cerrando, había millones de desempleados y los trabajadores que habían acumulado ahorros recibieron del 10 al 20 por ciento de lo que recibieron antes de la revolución. Los campesinos fueron conminados a pagar impuestos en especie que no pudieron pagar. El bandidaje había aumentado en todos los ámbitos: político y social.
Existía una situación económica sin precedentes: los pobres, para poder pagar impuestos y alimentar a sus familias atacaban a los trenes. Surgieron grupos de delincuentes incluso entre los estudiantes: para aprender y no morir de hambre se necesitaba dinero. Eso es lo que resultó ser el NEP: un instrumento que corrompió al partido y a los cuadros soviéticos. El soborno estaba por todas partes. Cualquier servicio, desde el presidente del Consejo del pueblo hasta un policía, aceptaba un soborno. Hasta los directores de las plantas fabriles arreglaban sus propios apartamentos a expensas de las empresas, a precio de lujo. Y así desde 1921 hasta 1928.
Mientras tanto, Trotsky y su mano derecha en el campo de la economía, Preobrazhenski, concibieron transferir la llama de la revolución a Asia y formar cuadros en nuestras repúblicas orientales, construyendo allí fábricas con urgencia para “constituir” un proletariado local.
Stalin propuso una opción diferente: la construcción del socialismo en un solo país. Al mismo tiempo, no estableció un plazo sobre cuándo se construiría el socialismo. Él dijo: vamos a construirlo y después de varios años especificó: es necesario crear industria pesada en 10 años. De lo contrario, nos destruirán. Esto fue pronunciado en febrero de 1931. Stalin no estaba equivocado. Diez años y 4 meses después Alemania atacó a la URSS”.
Última edición por lolagallego el Sáb Mar 13, 2021 8:14 pm, editado 1 vez