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Debate sobre la legitimidad de la lucha armada
Carta a la solidaridad con Colombia
Comunicado de Iniciativa Comunista
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A TODAS LAS ORGANIZACIONES Y PERSONAS QUE TRABAJAN EN EL CAMPO DE LA SOLIDARIDAD Y EL INTARNACIONALISMO
INCIATIVA COMUNISTA, ante las recientes acusaciones efectuadas por el ya expresidente Colombiano Alvaro Uribe, a la República Bolivariana de Venezuela, imputando que el territorio venezolano es base y cobijo para guerrilleros de las organizaciones insurgentes colombianas, y más en concreto al hilo del debate que se ha generado sobre la legitimidad y/o oportunidad de la vía armada frente a la opresión y el imperialismo, quiere compartir con vosotros las siguientes reflexiones:
1.- Que consideramos que la violencia política revolucionaria y anti-imperialista en Colombia es consecuencia y no causa de la grave situación que atraviesa ese país. En eses sentido, y tal como señala el Movimiento Continental Bolivariano, en su comunicado de 21 de agosto de 2010, “las causas que dieron origen a la confrontación armada en Colombia no solo no han desaparecido sino que se han profundizado y extendido, y que la pobreza, la inequidad, la fraudulencia electoral y la violación flagrante de los derechos fundamentales del ser humano siguen siendo la constante agravada que ha marcado la historia reciente de este país hermano, impidiendo una salida política no beligerante.”
2.- A este respecto, el gobierno dirigido por Juan Manuel Santos es solo una nueva expresión de estos regímenes oligárquicos, manejados y dirigidos por el imperio norteamericano y la mal llamada “democracia colombiana” se ha convertido en una oscura máquina de elegir verdugos de turno, no existiendo garantías, ni condiciones mínimas para el desarrollo de una alternativa política electoral que cambie el destino histórico de este país.
3.- Cuando algunos aluden frecuentemente a la obsolescencia de la lucha armada revolucionaria, nada dicen de las condiciones y garantías para la lucha política en Colombia. Otros ubican la amenaza en la insurgencia y no en la estrategia neocolonial del gobierno de los Estados Unidos, pareciendo ignorar que con guerrilla o sin ella el imperio seguirá con sus planes de hegemonía y control social, incluyendo asesinatos y desplazamientos forzosos. Y los hay también proclives a presionar a una sola de las partes contendientes; la insurgencia, haciendo una valoración o ingenua o interesada de que la situación en ese país se debe principalmente a la resistencia armada.
4.- Por tanto, creemos que toda conversación de paz debería sustentarse sobre la superación de la situación social imperante en Colombia y, en este sentido consideramos necesario en primer lugar el reconocimiento de las fuerzas insurgentes como FUERZAS BELIGERANTES abanderadas de una propuesta de paz con dignidad, portadoras de una alternativa democrática destinada a contribuir junto a otros sectores a crear una nueva Colombia libre de bases militares estadounidenses, de terrorismo de Estado, de para-militarismo genocida y de confrontaciones armadas. Una Colombia en paz, autodeterminada y camino al reinado del desarrollo integral e incluyente y de la justicia social. 5.- Además, en el ámbito de los principios, y tal como establece el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, concebimos el derecho a la rebelión de los pueblos como un derecho universal inalienable.
En determinados momentos o periodos históricos los pueblos tienen no solo el derecho si no también el deber de levantarse contra la opresión y el terrorismo de Estado, utilizando todas las formas de lucha que estén a su alcance, incluyendo la lucha armada. Así fue en América Latina frente a la cruel conquista y colonización europea y frente a las diversas formas de tiranía e iniquidades, y así ha sido (y es) a lo largo del combate de la humanidad por sus libertades y derechos. En el ámbito de Latinoamérica, en su histórica situación política de “patio trasero” del imperialismo norteamericano, negar dicha legitimidad supone negar la propia revolución cubana, así como el ejemplo de Bolivar, Mariategui, Artigas, Sanmartín, Manuel Rodriguez, Sandino, Zapata y Villa, Alfaro, Tupac Amaru, Che Guevara…
Entendemos la lucha armada de los pueblos como una vía legítima por la liberación y esto en absoluto puede se calificado de terrorismo. Este término, acuñado, manipulado y explotado en mayor escala por los Estados Unidos y Europa Occidental y sus poderosos medios de desinformación después de los sucesos del 11 de Septiembre, ha sido usado junto a múltiples artimañas y mentiras como recurso para estigmatizar, desprestigiar y aislar a los grupos insurgentes, procurando bloquear la solidaridad internacional en su favor y criminalizar todo intento de ejercerla.
6.- Entendemos que hayan existido razones de estado que hayan impulsado los recientes acuerdos entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, y que a esta última república pueda preocuparle la estigmatización de su proceso derivada de las acusaciones efectuadas por el para-presidente Uribe, pero del mismo modo que procesos como el que se esta desarrollando en Venezuela merecen el apoyo y el respeto de todos los pueblos, pese a los históricos precedentes negativos de procesos similares (Guatemala, República Dominicana, Chile, Granada, Honduras, y tantos otros), en los cuales las oligarquías y el imperialismo han truncado mediante golpes de estado e intervenciones militares procesos electorales emancipadores, idéntico respeto merecen las luchas de todos los pueblos por su emancipación, y las formas que dichas luchas adopten.
Queremos por tanto hacer un llamamiento a todas las organizaciones solidarias y anti-imperialistas a debatir al respecto, a fin de encuadrar en sus justos términos la defensa de todos los procesos emancipadores.
En Madrid, a 26 de agosto de 2010.
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INCIATIVA COMUNISTA, ante las recientes acusaciones efectuadas por el ya expresidente Colombiano Alvaro Uribe, a la República Bolivariana de Venezuela, imputando que el territorio venezolano es base y cobijo para guerrilleros de las organizaciones insurgentes colombianas, y más en concreto al hilo del debate que se ha generado sobre la legitimidad y/o oportunidad de la vía armada frente a la opresión y el imperialismo, quiere compartir con vosotros las siguientes reflexiones:
1.- Que consideramos que la violencia política revolucionaria y anti-imperialista en Colombia es consecuencia y no causa de la grave situación que atraviesa ese país. En eses sentido, y tal como señala el Movimiento Continental Bolivariano, en su comunicado de 21 de agosto de 2010, “las causas que dieron origen a la confrontación armada en Colombia no solo no han desaparecido sino que se han profundizado y extendido, y que la pobreza, la inequidad, la fraudulencia electoral y la violación flagrante de los derechos fundamentales del ser humano siguen siendo la constante agravada que ha marcado la historia reciente de este país hermano, impidiendo una salida política no beligerante.”
2.- A este respecto, el gobierno dirigido por Juan Manuel Santos es solo una nueva expresión de estos regímenes oligárquicos, manejados y dirigidos por el imperio norteamericano y la mal llamada “democracia colombiana” se ha convertido en una oscura máquina de elegir verdugos de turno, no existiendo garantías, ni condiciones mínimas para el desarrollo de una alternativa política electoral que cambie el destino histórico de este país.
3.- Cuando algunos aluden frecuentemente a la obsolescencia de la lucha armada revolucionaria, nada dicen de las condiciones y garantías para la lucha política en Colombia. Otros ubican la amenaza en la insurgencia y no en la estrategia neocolonial del gobierno de los Estados Unidos, pareciendo ignorar que con guerrilla o sin ella el imperio seguirá con sus planes de hegemonía y control social, incluyendo asesinatos y desplazamientos forzosos. Y los hay también proclives a presionar a una sola de las partes contendientes; la insurgencia, haciendo una valoración o ingenua o interesada de que la situación en ese país se debe principalmente a la resistencia armada.
4.- Por tanto, creemos que toda conversación de paz debería sustentarse sobre la superación de la situación social imperante en Colombia y, en este sentido consideramos necesario en primer lugar el reconocimiento de las fuerzas insurgentes como FUERZAS BELIGERANTES abanderadas de una propuesta de paz con dignidad, portadoras de una alternativa democrática destinada a contribuir junto a otros sectores a crear una nueva Colombia libre de bases militares estadounidenses, de terrorismo de Estado, de para-militarismo genocida y de confrontaciones armadas. Una Colombia en paz, autodeterminada y camino al reinado del desarrollo integral e incluyente y de la justicia social. 5.- Además, en el ámbito de los principios, y tal como establece el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, concebimos el derecho a la rebelión de los pueblos como un derecho universal inalienable.
En determinados momentos o periodos históricos los pueblos tienen no solo el derecho si no también el deber de levantarse contra la opresión y el terrorismo de Estado, utilizando todas las formas de lucha que estén a su alcance, incluyendo la lucha armada. Así fue en América Latina frente a la cruel conquista y colonización europea y frente a las diversas formas de tiranía e iniquidades, y así ha sido (y es) a lo largo del combate de la humanidad por sus libertades y derechos. En el ámbito de Latinoamérica, en su histórica situación política de “patio trasero” del imperialismo norteamericano, negar dicha legitimidad supone negar la propia revolución cubana, así como el ejemplo de Bolivar, Mariategui, Artigas, Sanmartín, Manuel Rodriguez, Sandino, Zapata y Villa, Alfaro, Tupac Amaru, Che Guevara…
Entendemos la lucha armada de los pueblos como una vía legítima por la liberación y esto en absoluto puede se calificado de terrorismo. Este término, acuñado, manipulado y explotado en mayor escala por los Estados Unidos y Europa Occidental y sus poderosos medios de desinformación después de los sucesos del 11 de Septiembre, ha sido usado junto a múltiples artimañas y mentiras como recurso para estigmatizar, desprestigiar y aislar a los grupos insurgentes, procurando bloquear la solidaridad internacional en su favor y criminalizar todo intento de ejercerla.
6.- Entendemos que hayan existido razones de estado que hayan impulsado los recientes acuerdos entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, y que a esta última república pueda preocuparle la estigmatización de su proceso derivada de las acusaciones efectuadas por el para-presidente Uribe, pero del mismo modo que procesos como el que se esta desarrollando en Venezuela merecen el apoyo y el respeto de todos los pueblos, pese a los históricos precedentes negativos de procesos similares (Guatemala, República Dominicana, Chile, Granada, Honduras, y tantos otros), en los cuales las oligarquías y el imperialismo han truncado mediante golpes de estado e intervenciones militares procesos electorales emancipadores, idéntico respeto merecen las luchas de todos los pueblos por su emancipación, y las formas que dichas luchas adopten.
Queremos por tanto hacer un llamamiento a todas las organizaciones solidarias y anti-imperialistas a debatir al respecto, a fin de encuadrar en sus justos términos la defensa de todos los procesos emancipadores.
En Madrid, a 26 de agosto de 2010.
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