La noticia más importante de la historia del mundo fue la siguiente mentira, que en titulares decía así:
POR FIN LA NASA ENCONTRÓ EXTRATERRESTRES
Todo empezó el día 5 de mayo de 1996 cuando el Congreso de Estados Unidos llamó a declarar al director de la NASA, Daniel Goldin.
La NASA tuvo que ver más con el imperialismo que con la astronomía. Nació con la guerra fría y uno de sus ingenieros más conocidos fue el nazi Werner Von Braun.
Pero en 1996 la guerra fría se había acabado; todos celebrábamos la paz eterna que nos esperaba tras la pesadilla soviética. Como ya no eran necesarias las armas, la NASA estaba preocupada: se les había acabado el chollo, es decir, la financiación. Eso es lo que su director confirmó aquel día ante los congresistas USA.
Al día siguiente, una nota de prensa convulsionó las redacciones de los principales medios de comunicación de Estados Unidos y, por consiguiente, también del resto del mundo: la NASA anuncia una importante rueda de prensa para el día siguiente y adjunta una declaración de su director:
«La NASA ha realizado un relevante descubrimiento que apunta la posibilidad de que una forma microscópica de vida primitiva puede haber existido en Marte hace más de 3.000 millones de años. La investigación está basada en un sofisticado examen de un antiguo meteorito marciano que llegó a la Tierra hace unos 13.000 años. La evidencia es excitante, casi irresistible, pero no concluyente. Es un descubrimiento que necesita mayor profundización científica. La NASA está dispuesta a tomar parte en el proceso de una investigación científica rigurosa y a animar el debate científico que va a provocar este descubrimiento. Quiero que todo el mundo entienda que no estamos hablando sobre 'pequeños hombres verdes'. Se trata de extremadamente pequeñas estructuras unicelulares que tienen cierta semejanza con nuestras bacterias terrestres. No existe evidencia alguna, ni siquiera se sugiere, que haya podido existir cualquier forma superior de vida en Marte.
«Los científicos e investigadores de la NASA que han realizado este descubrimiento estarán disponibles mañana en una conferencia de prensa para presentar y discutir sus resultados. Explicarán paso a paso la 'detectivesca historia' que explica cómo el meteorito llegó desde Marte y el camino que han seguido para llegar a la evidencia de la existencia de un vida arcaica en esta antigua roca. También se presentarán imágenes fascinantes que documentan esta investigación».
Antes de la rueda de prensa, la NASA da a conocer previamente a Bill Clinton el contenido del anuncio que iba a efectuar y la rueda de prensa comienza con retraso ya que la cadena de televisión CNN retransmite en directo una declaración del presidente de Estados Unidos, que se halla en plena campaña y se compromete a encontrar los fondos necesarios para poder continuar las investigaciones de la NASA, a pesar del fin de la guerra fría:
«Con toda seguridad se trata de una de las noticias más formidables que la ciencia haya podido descubrir. Estoy determinado a que el programa espacial americano ponga todo su potencial intelectual y toda su destreza tecnológica en la búsqueda de más evidencias de la existencia de vida en Marte. Sus implicaciones van más allá de todo lo que podamos imaginar».
Clinton anuncia que ha encargado a Al Gore la organización de una cumbre entre demócratas y republicanos para analizar el futuro del programa espacial norteamericano.
La rueda de prensa de la NASA supera todas las expectativas creadas. Directivos de la NASA y representantes de un equipo científico del Johnson Space Center (Houston) y de la Universidad de Stanford (Palo Alto) afirman que «se han encontrado evidencias que sugieren firmemente que ha podido existir vida primitiva en Marte hace 3600 millones de años».
La noticia ocupa las portadas de los medios de comunicación de Estados Unidos y da la vuelta al mundo: «Hallado el primer indicio de vida extraterrestre». El 8 de agosto The Times de Londres dice en su portada: «Clinton aclama el descubrimiento de vida en Marte». El periódico dedica su página 3 al tema, en la que incluye que «Tres misiones ya tienen fecha para ir al planeta rojo», un artículo de opinión en las páginas correspondientes («La compañía de extraños. Los filósofos hace tiempo que han creído en la existencia de vida en otros lugares del Universo») y un editorial: «Señales del espacio. El ser humano puede que no esté tan solo en el Universo como se pensaba».
En Barcelona La Vanguardia pone en su portada: «Encuentran rastros de vida en Marte». Título en páginas interiores, sección de sociedad: «Científicos americanos aportan las primeras pruebas de la existencia de vida extraterrestre». Entradilla de la noticia: «Un meteorito de 1,9 kilos que cayó en la Antártida y que venía de Marte indica que la vida surgió en el planeta rojo en la misma época en que apareció en la Tierra».
En París Libération tampoco se corta ni un pelo en su portada: «Sospecha de vida en Marte. Un organismo primitivo podría haber sido detectado en un meteorito marciano». Título páginas interiores, sección tema del día: «Se han encontrado vestigios de vida marciana. Un meteorito podría contener formas primitivas de vida microscópica».
No hay excepciones. Los periódicos de todo el mundo incluyen la mentira. The Washington Post recoge opiniones de “expertos”. Norman Horowitz, biólogo profesor emérito del California Institute of Technology y un veterano del programa «Viking Mars»: «Si es cierto, es muy interesante. Pero para estar firmemente convencidos habría que confirmar las características biológicas que no pueden existir en una roca tan antigua». Carl Sagan, astrónomo de la Conell University y conocido divulgador científico, que ha escrito durante 40 años sobre la importancia que un descubrimiento de esta categoría tendría: «Es una noticia que puede suponer un cambio crucial en la historia de las ciencias y que plantea una profunda perspectiva de nuestro lugar en el Universo. Pero la única forma de confirmar el descubrimiento es ir hasta Marte».
Esta es la reflexión unánime que el anuncio de la NASA obtiene del mundo científico: «El descubrimiento de los investigadores de la NASA sólo puede ser confirmado con nuevas misiones espaciales con destino a Marte». De eso se trataba: de ir a Marte. Hay que profundizar en la investigación, hay que acelerar el programa espacial para explorar Marte. Pero para eso eran necesarios fondos para pagar a los mentirosos.
El Financial Times en su página 4 decía lo siguiente: «Un hallazgo marciano le da a la ciencia una nueva vida». En el texto se puede leer: «El estado de ánimo en la NASA era ayer de una apenas disimulada excitación sobre la posibilidad de vida en Marte llevase a la consecución de un mayor presupuesto. [...] Esto puede ocurrir rápidamente: la agencia ha sometido su presupuesto para 1997 al Congreso pero aún no ha sido debatido y puede ser todavía enmendado [...] Si los presupuestos son incrementados, muchas empresas, especialmente las que corresponden al sector de Defensa, se pueden beneficiar».
La edición de 8 de agosto de la indudablemente “científica” Nature dice en su página 481: «La falta de fondos para tecnología puede comprometer las misiones científicas a Marte». La noticia recoge un informe dado a conocer la misma semana por el Committee on Planetary an Lunar Exploration en el que se argumenta que la falta de presupuesto para la exploración de Marte puede poner en peligro todo el programa de la NASA. El informe deja patente que las cuestiones clave sobre Marte —particularmente el llevar a cabo una investigación para la búsqueda de la existencia de vida fósil— requieren vehículos más capaces que los que la NASA tiene en proyecto. En la misma noticia de Nature se inserta la opinión de la responsable del Proyecto Exploración de Marte, del Jet Propulsion Laboratory, Donna Shirley: «El dinero es la clave de este programa».
El 11 de agosto el palentólogo Stephen Jay Gould publica un artículo en la edición dominical de The New York Times en el que explica que los paleontólogos hace muchos años que han llegado a la conclusión de que en Marte debió existir vida primitiva bacteriana similar a la de la Tierra. No se muestra sorprendido por la noticia y se pregunta el porqué de todo el jaleo montado en torno a la noticia dada a conocer por la NASA.
El 15 de agosto la indudablemente “científica” Nature publica un editorial y tres artículos en los que se analiza tanto la rueda de prensa como el artículo que ha de publicar el día siguiente Science. Insiste en que la noticia revitalizará el programa de exploración de Marte y se incluye en el artículo de tres investigadores británicos que en 1989 ya publicaron resultados sobre la detección de moléculas orgánicas en otro meteorito de origen marciano.
Ese mismo día en París Le Monde comienza a destapar la farsa en un publicado en portada titulado «Marte, trampolín de la NASA» en el que ya no se admiten dudas sobre las auténticas intenciones que encierra el caso: «Los Estados Unidos han tenido dificultades para controlar la organización de los Juegos Olímpicos y desde hace varias semanas buscan indicios de un eventual atentado en los restos de un avión que está en el mar a 35 metros de profundidad. Pero han descubierto las pruebas de la existencia de vida en Marte [...] Los investigadores hoy estrellas reconocen en su trabajo de análisis del meteorito que ninguna de sus observaciones aporta pruebas concluyentes para probar lo que se afirma. Sus colegas, que hace veinte años que esperan con impaciencia un descubrimiento de esta categoría, afirman que "un conjunto de indicios no constituye una prueba" y algunos incluso hablan de ‘un problema de deontología científica’, acusándolos de ‘haber orientado’ la interpretación de sus resultados. Está claro que si el patrón de la NASA no hubiera tomado personalmente la iniciativa de anunciar la noticia no hubiera tenido el eco que ha recibido. Puede parecer muy burdo, pero esta ‘mediatización’ cuidadosamente orquestada no extraña demasiado a los especialistas [...] Daniel Goldin ha visto la ocasión inesperada de aligerar los recortes financieros que estrangulan a la NASA».
Al día siguiente Science publica un artículo acompañado de comentarios adicionales en su sección de noticias. Según la revista, del análisis realizado no se puede inferir de forma concluyente que se haya detectado vida arcaica fósil originaria del planeta Marte. Los comentarios de la propia revista también plantean las dudas científicas que surgen sobre el origen del meteorito y la posible existencia de vestigios microfósiles de vida. «Está claro —afirma uno de los comentarios— que los controvertidos hallazgos están insuflando ya nueva vida a la exploración del sistema solar».
El País publica un artículo con el título: «Expertos en vida extraterrestre afrontan la ratificación de los indicios sobre Marte», en el que se señala que «ha empezado un debate sobre el alcance de los "indicios" y las "pruebas" en una investigación que se anuncia muy difícil tanto de ratificar como de descartar por la imposibilidad, por ahora, de contrastar los resultados».
Las críticas comienzan a generalizarse y llega el cachondeo contra los “expertos” de la NASA. New Scientist titula el 17 de agosto: «¿Han aterrizado los marcianos en la Antártida?» y «¿Todavía vivas después de tantos años?» La revista británica afirma que «cuando se han conocido los detalles, el estudio de la NASA empieza a hundirse y el escepticismo crece». También recuerda otro caso similar ocurrido en 1961 al que The New York Times dio amplia cobertura informativa y en el que se afirmaban aspectos casi idénticos a los de ahora. El meteorito se llamaba «Orgueil», había caído en Francia en 1864 y había sido examinado en el Instituto Pasteur, sorprendiendo la gran cantidad de materia orgánica que contenía. El debate sobre si contenía o no vestigios de vida duró 14 años, y finalmente desapareció de la escena científica.
The Daily Telegraph arremete contra The Times por el despliegue que había efectuado la semana precedente con su portada: «Clinton aclama el descubrimiento de vida en Marte» y sus páginas interiores. Compara lo ocurrido en esta ocasión con la forma en que The New York Times publicó el 27 de agosto de 1911 la siguiente noticia: «Los marcianos han construido dos inmensos canales en dos años».
«Hace 85 años —escribe el Telegraph— el New York Times no fue el único diario respetable que fue invitado a un viaje por los canales marcianos. Las publicaciones serias encuentran dificultades para resistirse a insertar imágenes especulativas sobre extraterrestres deslizándose por los alrededores en góndolas, como si fueran anuncios publicitarios de «Marte, la Venecia del espacio exterior». Hemos olvidado nuestra obsesión por los canales marcianos pero su espíritu sobrevive en nuestra cultura y se renovó triunfalmente en la portada de The Times (de Londres) de la semana pasada [...] Si hay vida inteligente en Marte, se deben de estar preguntando si hay algún tipo de vida inteligente aquí abajo».
Las mentiras interesadas de los portavoces de la NASA siguen alimentando el fujo inagotable de noticias fraudulentas. No hay duda del objetivo: "Estamos impulsando el resurgir de que se incluyan los estudios biológicos en los programas de exploración planetaria; hemos de convencer a los especialistas de que la NASA es seria". Lo que la prensa norteamericana apoya no es la verdad sino la entrega de más dinero a los mentirosos. The Washington Post publica el día 19 un artículo cuyo título era: "La evidencia de una antigua vida altera las misiones hacia Marte".
Con el paso de los días, se generalizan las críticas contra la publicación de Science. En su edición del 31 de agosto, New Scientist califica al artículo del día 16 de agosto de «altamente especulativo» y recoge que «la mayoría de expertos han valorado inmediatamente como preliminar las conclusiones que se quieren presentar como evidencias en el artículo científico».
El 1 de septiembre el periódico Avui inserta una entrevista con Joan Oró en la que el científico, que trabajó en el programa Viking, denuncia: «La revista Science es responsable por publicar un articulo semejante. Esta prestigiosa revista y sus revisores científicos son los responsables de analizar las pruebas aportadas por los investigadores. Los científicos hemos de aplicar el método científico correctamente y ser rigurosos con nosotros mismos [...] Sí, la NASA ha dado una publicidad interesada a esta investigación».
El 12 de setiembre France Press envía desde su corresponsalía de Washington un despacho en el que se dice que «no hay pruebas concluyentes sobre la eventualidad de que se hubiera descubierto un vestigio de vida de Marte; los investigadores involucrados reconocen que se necesitarán uno o dos años más de estudios antes de poder dar una respuesta definitiva a partir del examen del meteorito Allan Hills 84001 caído en la Antártida hace 13.000 años». Pero la verdad no interesa, de manera que casi no se reproduce en los periódicos.
La clave la dieron unos lectores del periódico británico The Guardian en una carta de 9 de agosto: «No quisiéramos aparecer como cínicos, pero es curiosamente divertido ver cómo la sobredimensionada noticia de la evidencia de una vida fosilizada de Marte nos llega tres días antes de que se estrene la película Independence Day».