Estudios de mercado. La no eficacia de prestarse como muestra representativa. N. Estebenz Nogal
Alguien que llama a mi móvil me dice de carrerilla y de forma cuasi inentendible que lo hace de parte de una empresa de estudios de mercado y que va a hacerme unas preguntas. Durante unos instantes me veo en un aprieto para conseguir hacerme oír y decirle que pare el rollo y me repita el nombre la empresa. Random estudios de mercado. Su nombre me suena de la época en la que había trabajado como entrevistador. A continuación la chica me dice que solo van a ser 5 minutos y empieza con su primera pregunta. La detengo de nuevo: Pregúnteme si estoy dispuesto a concederle estos 5 minutos
-Pues bien, ¿puede concedérmelos?
-no, no puedo.
-La chica sigue con su rollo pero ahora el de despedida diciéndome lo amable que he sido. (Su entrenamiento como empleada-maquina ha quedado demostrado).
-No, no lo he sido.
Todo el mundo tiene 5 minutos para perder, ¿por qué yo nos los tengo,? El tema iba por la cuestión de la telefonía móvil. Supongo que el cliente que ha encargado el estudio es una de las empresas de telefonía móvil. Conjeturo que su objetivo no es el de recoger tanto las críticas de los productos desde la posición del consumismo o las opiniones de sus ventajas r si no averiguar hasta donde puede asumir el porcentaje de riesgo de las fallas tecnológicas y de los abusos de pago que se producen. Las compañías saben perfectamente en las cosas que fallan (y por si tienen dudas basta que pongan sus nombres en internet y hagan una exploración a fondo de las quejas que se han ido insertado a lo largo de los años) pero se abstienen de hacer mejores mientras aguanten su cuota de mercado. Eso pasa con otros sondeos de opinión e incluso con investigaciones. Descubrir unos resultados es una cosa y evaluar su viabilidad comercial otra.
Las empresas tele comunicadoras forman parte de los medios contributivos a las nuevas formas con las que se ha panoramizado las relaciones personales. Ya casi nadie sale a la calle sin su teléfono móvil. Es un aparato que se ha convertido en un extensor formidable de la voz pero también es un forma para ser controlado y para controlar. Hace unos años uno de los miedos a la vida neo rural era el aislamiento que suponía y las dificultades para la comunicación. El teléfono móvil cumple una función segurizante. Desde sus primeros prototipos a los últimos la tecnología ha corrido rápido para facilitar, en principio, la vida de los usuarios. Las compañías de servicio saben perfectamente los errores que no depuran como permitir envíos de mensajes de pago de empresas fraudulentas o poner dificultades para darse de baja de la compañía, además de los déficits en la extensión de la cobertura o el encarecimiento de cuotas al salir al extranjero.
El hecho de que sea un porcentaje minoritario el que objete estas cosas no es un pretexto para demorarlas en su subsanación. Los estudios de mercado sondeando opiniones acerca de la calidad de consumo son una parte de la investigación sociológica. Hay empresas que tras la adquisición de uno de sus productos al cabo d uno meses te preguntan si estás contento con lo adquirido. Me preguntaron unos meses después de haber adquirido un Peugeot 306 que dejaron salir al mercado con errores de diseño. Supuse que la marca ya estaba al corriente de errores elocuentes, no muy graves pero sí molestos que requerían un cuidado especial, como el de recolocar cada vez que se sale del coche el cinturón de seguridad, para que no quede en la posición que suele quedar por si mismo impidiendo el cierre de la puerta. Por las razones de fabricación que sea se pone en circulación productos que no están totalmente acabados pero sí lo suficiente para que cumplan con la función asignada. Para todo el mundo es esperable que posteriores prototipos superen los déficits de los anteriores. Esto también pasa en el campo de la elaboración teórica: se dan por terminados libros, poemas o artículos a sabiendas de que no están terminados los temas de los que se ocupan, a los que se volverá con siguientes propuestas redactadas.
Todo lo que sea recabar información sobre algo va a favor de tratar consecuentemente este algo pero la información no significa que automatice el conocimiento del cual es parte ingrediente, ni mucho menos que instrumente un poder para reorganizar los productos y las cosas perfeccionándolas. Para David Rieff la afirmación es exacta y entre puntos y seguido. La información no es conocimiento . Pero es indispensable si se quiere saber lo existente en personas, lugares, maquinas o fenómenos. La existencia de empresas dedicadas a la investigación viene a reunir información(es) para el cliente que las necesita. De la información se hacen compraventas y transacciones. Poseerla no significa que sea usada por parte de su poseedor en manejarla para cambiar las cosas. De hecho hay informaciones que se retienen o bloquean para que no se sepan verdades que pudieran disparar procesos reactivos.
Los estudios de mercado serían en principio una forma válida para conocer las causas en los comportamientos de consumo pero se limitan principalmente a determinar las tendencias de consumo. De la sociedad consumista además del consumismo a ultranza hay que cuestionar la falta de calidad de lo que se consume pero para el que paladares, estómagos y cabezas se prestan en masa a consumir. Los estudios de mercado consecuentes además de recoger la capacidad para asumir errores de las compañías de servicios y de manufacturas por parte de los usuarios también deberían recapitular las propuestas de superación de los productos ofertados para sustituirlos con nuevas propuestas técnicas o de calidad.
Cuando trabajaba en empresas de estudios de mercado perseguía muestras fidedignas a las que pudiera sonsacarle información sin –a menudo- pagarles nada por el tiempo que me habían prestado en responder. Excepcionalmente me encontraba con quien no estaba dispuesto a malgastar su tiempo colaborando conmigo. Bastante tiempo después me encuentro que yo puedo tener respuestas negativas de colaboración, que en otro tiempo me parecían desagradables, cuando la forma abusiva de quien te llama es una joya de las formas de habla de los aprovechados. En ocasiones recibo llamadas de tal o cual empresa que proponen hacer unas preguntas o que regalan no sé qué regalos a cambio de hacerlas. Después de conceder un rato, la pretendida encuesta era para promocionar la venta de un producto o los 5 minutos pedidos se triplicaban fácilmente.
La actualidad tecno-informativa permite extender quejas y opiniones abundantemente. Las propuestas alternativas para servicios postventa y para los mismos productos en uso se prodigan de sobras. ¿Es que no hay expertos en recogerlas, clasificarlas, hacer su balance y reconsiderar sus propuestas?
Alguien que llama a mi móvil me dice de carrerilla y de forma cuasi inentendible que lo hace de parte de una empresa de estudios de mercado y que va a hacerme unas preguntas. Durante unos instantes me veo en un aprieto para conseguir hacerme oír y decirle que pare el rollo y me repita el nombre la empresa. Random estudios de mercado. Su nombre me suena de la época en la que había trabajado como entrevistador. A continuación la chica me dice que solo van a ser 5 minutos y empieza con su primera pregunta. La detengo de nuevo: Pregúnteme si estoy dispuesto a concederle estos 5 minutos
-Pues bien, ¿puede concedérmelos?
-no, no puedo.
-La chica sigue con su rollo pero ahora el de despedida diciéndome lo amable que he sido. (Su entrenamiento como empleada-maquina ha quedado demostrado).
-No, no lo he sido.
Todo el mundo tiene 5 minutos para perder, ¿por qué yo nos los tengo,? El tema iba por la cuestión de la telefonía móvil. Supongo que el cliente que ha encargado el estudio es una de las empresas de telefonía móvil. Conjeturo que su objetivo no es el de recoger tanto las críticas de los productos desde la posición del consumismo o las opiniones de sus ventajas r si no averiguar hasta donde puede asumir el porcentaje de riesgo de las fallas tecnológicas y de los abusos de pago que se producen. Las compañías saben perfectamente en las cosas que fallan (y por si tienen dudas basta que pongan sus nombres en internet y hagan una exploración a fondo de las quejas que se han ido insertado a lo largo de los años) pero se abstienen de hacer mejores mientras aguanten su cuota de mercado. Eso pasa con otros sondeos de opinión e incluso con investigaciones. Descubrir unos resultados es una cosa y evaluar su viabilidad comercial otra.
Las empresas tele comunicadoras forman parte de los medios contributivos a las nuevas formas con las que se ha panoramizado las relaciones personales. Ya casi nadie sale a la calle sin su teléfono móvil. Es un aparato que se ha convertido en un extensor formidable de la voz pero también es un forma para ser controlado y para controlar. Hace unos años uno de los miedos a la vida neo rural era el aislamiento que suponía y las dificultades para la comunicación. El teléfono móvil cumple una función segurizante. Desde sus primeros prototipos a los últimos la tecnología ha corrido rápido para facilitar, en principio, la vida de los usuarios. Las compañías de servicio saben perfectamente los errores que no depuran como permitir envíos de mensajes de pago de empresas fraudulentas o poner dificultades para darse de baja de la compañía, además de los déficits en la extensión de la cobertura o el encarecimiento de cuotas al salir al extranjero.
El hecho de que sea un porcentaje minoritario el que objete estas cosas no es un pretexto para demorarlas en su subsanación. Los estudios de mercado sondeando opiniones acerca de la calidad de consumo son una parte de la investigación sociológica. Hay empresas que tras la adquisición de uno de sus productos al cabo d uno meses te preguntan si estás contento con lo adquirido. Me preguntaron unos meses después de haber adquirido un Peugeot 306 que dejaron salir al mercado con errores de diseño. Supuse que la marca ya estaba al corriente de errores elocuentes, no muy graves pero sí molestos que requerían un cuidado especial, como el de recolocar cada vez que se sale del coche el cinturón de seguridad, para que no quede en la posición que suele quedar por si mismo impidiendo el cierre de la puerta. Por las razones de fabricación que sea se pone en circulación productos que no están totalmente acabados pero sí lo suficiente para que cumplan con la función asignada. Para todo el mundo es esperable que posteriores prototipos superen los déficits de los anteriores. Esto también pasa en el campo de la elaboración teórica: se dan por terminados libros, poemas o artículos a sabiendas de que no están terminados los temas de los que se ocupan, a los que se volverá con siguientes propuestas redactadas.
Todo lo que sea recabar información sobre algo va a favor de tratar consecuentemente este algo pero la información no significa que automatice el conocimiento del cual es parte ingrediente, ni mucho menos que instrumente un poder para reorganizar los productos y las cosas perfeccionándolas. Para David Rieff la afirmación es exacta y entre puntos y seguido. La información no es conocimiento . Pero es indispensable si se quiere saber lo existente en personas, lugares, maquinas o fenómenos. La existencia de empresas dedicadas a la investigación viene a reunir información(es) para el cliente que las necesita. De la información se hacen compraventas y transacciones. Poseerla no significa que sea usada por parte de su poseedor en manejarla para cambiar las cosas. De hecho hay informaciones que se retienen o bloquean para que no se sepan verdades que pudieran disparar procesos reactivos.
Los estudios de mercado serían en principio una forma válida para conocer las causas en los comportamientos de consumo pero se limitan principalmente a determinar las tendencias de consumo. De la sociedad consumista además del consumismo a ultranza hay que cuestionar la falta de calidad de lo que se consume pero para el que paladares, estómagos y cabezas se prestan en masa a consumir. Los estudios de mercado consecuentes además de recoger la capacidad para asumir errores de las compañías de servicios y de manufacturas por parte de los usuarios también deberían recapitular las propuestas de superación de los productos ofertados para sustituirlos con nuevas propuestas técnicas o de calidad.
Cuando trabajaba en empresas de estudios de mercado perseguía muestras fidedignas a las que pudiera sonsacarle información sin –a menudo- pagarles nada por el tiempo que me habían prestado en responder. Excepcionalmente me encontraba con quien no estaba dispuesto a malgastar su tiempo colaborando conmigo. Bastante tiempo después me encuentro que yo puedo tener respuestas negativas de colaboración, que en otro tiempo me parecían desagradables, cuando la forma abusiva de quien te llama es una joya de las formas de habla de los aprovechados. En ocasiones recibo llamadas de tal o cual empresa que proponen hacer unas preguntas o que regalan no sé qué regalos a cambio de hacerlas. Después de conceder un rato, la pretendida encuesta era para promocionar la venta de un producto o los 5 minutos pedidos se triplicaban fácilmente.
La actualidad tecno-informativa permite extender quejas y opiniones abundantemente. Las propuestas alternativas para servicios postventa y para los mismos productos en uso se prodigan de sobras. ¿Es que no hay expertos en recogerlas, clasificarlas, hacer su balance y reconsiderar sus propuestas?