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    el maquis de Peñacabarga

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    Mensaje por KRASNOI Jue Oct 28, 2010 7:07 pm

    artículo sacado de Los Cántabros Nº8:
    El albor del mito.
    Joselón, el maquis de Peñacabarga aun reuniendo todos los méritos para encumbrarse en el Olimpo de los más célebres, tiene sin embargo una bibliografía descompensadamente magra. Posiblemente su tendencia a actuar en solitario, sin liderar ni integrarse de manera estable en ningún grupo, no le ayudó a ``publicitarse´´ tras su muerte. Joselón militó en el PCE, estuvo sindicado a UGT y fue combatiente en las filas republicanas. Se ocultó de la Benemérita y de los fascistas logrando sobrevivir emboscado durante diez años, pero también fue un hombre marcado que huía de su pasado, de un entorno, pero que nunca pudo huir del todo de sí mismo. Esta es su rutilante historia:

    El Valle de Villaescusa era por entonces una zona muy ideologizada. Las minas de hierro de la segunda mitad del siglo XIX, pertenecientes a sociedades de cápital británico y vizcaíno, hicieron de esta comarca una de las de mayor actividad minera de España. La masiva inmigración castellana en los primeros años del siglo XX conformó dos realidades: una izquierda obrera ligada a la inmigración minera y una derecha vernácula, compuesta por propietarios de pequeñas explotaciones ganaderas y agrícolas muy conservadores que miraban con recelo a los recién llegados. En este escenarió nació (26 de abril de 1912 en Socabarga) y creció José, un chaval descendiente de vallucos (naturales de Valderredible) por parte de su padre Baltasar y de pasiegos por parte de su madre Rosa, herederos de una tradición familiar militante en la izquierda. De pequeño pastoreó el ganado familiar en Peñacabarga, y de mozo comenzo a trabajar junto a su hermano Evaristo en la mina de la Orconera, como tantos otros jovenes de la comarca.
    Pasaron los años y Jose se hizo un hombre. Su persoanlidad durante esos años, apenas rebasada la veintena, estaba ya formada y se caracterizaria en adelante por dos aspectos fundamentales: su debilidad por las mozas y un violento caracter, rebelde y pendenciero, dos rasgos que a la postre resultarian su perdicion.

    Se casó con Justa Moreno Alejos, una burgalesade de Tortoles de Esgueva, residente en San Salvador el 22 de mayo de 1935. Justa trabajaba como sirvienta en la casa del capitán Alejandro Martín Aguirre, en Santander. en el año 36, la esposa de Joselon denunció al capitan ante las autoridades republicanas como derechista, ya que este le habia aconsejado a su marido que ``se pasase a los nacionales, que iban a ganar la guerra´´. Esta delación, puede hallar su luz en un testimonio que señala a Justa como autora de un hurto de alhajas en la casa del capitán. De ser cierto, y al haber sido descubierta, la esposa de Joselon emplearia -presuntamente- la tactica de defenderse atacando. El capitan fue fusilado el 27 de diciembre de 1936.

    El 30 de julio de 1937, Joselón daría muestras de su caracter violento.Ese día se encontraba d epermiso del ``frente de la cordillera´´ cuando se enteró de que un mozo de Socabarga había pegado a su hermana (posiblemente un novio). Rapidamente fue a su encuentro y le halló segando con el dalle. Tras un inicial intercambio inicial de improperios, el mozo le agradió con la afilada herramienta, a lo que Joselón respondió sin dudar descerrejandole tres tiros a bocajarro, que solo consiguieron herirle. La Guardia Nacional Republicana le detuvo en su casa sin oponer resistencia. En el momento de la entrada de los nacionales en agosto del 37, el matrimonio se había granjeado enemigos en el entorno y la factura a pagar sería elevada.

    Justa ingresó en prisión el 30 de agosto, tan solo cuatro días despues de la entrada en Santander de la IV brigada de Navarra y la división ``Vittorio´´. Con los nacionales ocupando la capital ya no habría piedad, fueron a por ella. Su hora tardó alrededor de cuatro angustiosos meses en llegar , lo que tardó en dar a luz una niña, tras comprobar sus carceleros que estaba embarazada. Tras el nacimiento de la criatura fue entregada a la familia y ella fusilada el 11 de enero de 1938 a la edad de 26 años, el infortunado bebé moriría a los pocos meses de nacer.

    Joselón que en agosto de 1936 se había enrolado en el escuadrón de caballería ``Libertad´´ del ejercito republicano, tampoco logró escapar del imparable avance fascista. La agrasión al vecino de Socabarga dió con sus huesos en la improvisada cárcel de la plaza de toros y despues en la prisión provincial. Se slavó de chiripa tras conseguir su madre y su hermana avales para conmutar la pena de muerte. Joselón puntualmente informado de los luctuosos acontecimientos y del fatal desenlace de su esposa tuvo que vivir un infierno durante su confinamiento. Con la certeza de que volverían con un delito aún mayor y que correría la misma suerte que Justa, decidió palnificar su fuga para echarse al monte.
    sucedió durante un trayecto en camión desde la prisión en Santander hasta Pontejos, a la altura de la recta de Heras. El destino de los presos era un campo de trabajo habilitado en unaerodromo que utilizaba el ejercito alemán. Al enfilar le recta se tiró en marcha del camión y huyó corriendo hacia Peñacabarga, una huída hacia delante, sin retorno. Una huída hacia la montaña a la que ligaría indisolublemente su destino y sobre la que forjaría su leyenda.

    CONTINUARÁ...





























































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    Mensaje por Iniciado Jue Oct 28, 2010 10:58 pm

    Wow, interesante historia, "Los Cántabros",¿qué es exactamente?
    por curiosidad ¿eres Cántabro?
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    Mensaje por KRASNOI Jue Oct 28, 2010 11:02 pm

    pues ahora iba a poner la parte de cuando está en el monte y es bastante más impresionante.

    los cantabros es la revista del Centro de Estudios Montañeses, es sobre todo de historia y etnografía
    si soy cantabro
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    Mensaje por meloo Jue Oct 28, 2010 11:21 pm

    jde muy interesante, continuala, que yo vivo al lado de peñacabarga xD
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    Mensaje por Iniciado Vie Oct 29, 2010 12:03 am

    Ya somos tres cántabros xD
    ¿Dicha revista sigue activa?
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    Mensaje por KRASNOI Vie Oct 29, 2010 2:10 am

    si pero dice que es bimestral pero sale cada x meses
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    Mensaje por KRASNOI Vie Oct 29, 2010 6:29 pm

    Los años más duros :solo contra el mund

    Joselón fue hostigado por la guardia civil durante diez años con desigual intensidad, dependiendo de las circunstancias y las épocas. Pero tan cruel como la sufrida por él, fue la persecución que padeció su familia. Una dramática situación en la que no podían huir a ninguna parte, y en la que eran objeto sistemáticode una mortificante violencia tanto física como psíquica, además de ser utilizados como un elemento de presión psicológica contra el emboscado. Cada vez que acontecía un atraco, o simplemente por costumbre, los guardias apalizaban con saña a su hermano Evaristo en la Orconera, obligaban a su madre y hermanas a tomar aceite de ricino para causarles diarreas, o las rapaban el pelo para humillarlas. Hasta en dos ocasiones los guardias prendieron fuego a la casa con los animales en la cuadra, tal vez por sospechar que Joselón estaba dentro o tal vez por puro entretenimiento. Estas prácticas fueron las habituales con los familiares de los que se echaron al monte en toda España, y nos ofrecen una idea del infierno por el que pasaron estas gentes; un infierno que en nada desmereció al de los huidos. La guardia civil vació todas las cabañas, casas e invernales que frisaban Peña Cabarga para dificultarle el asilo a Joselón. Pero no se rindió jamás, y tampoco lo hicieron los suyos: eran gente dura, acostumbrados a luchar y a arrostrar estoicamente los embates de la vida.

    Desde su fuga en Heras hasta la primera ``actuación´´ de la que tenemos constancia paasaron dos años sobre los que no podemos sino fabular, e imaginarle subsistiendo en las más precarias condiciones.Este capítulo en blanco cesa abruptamente en septiembre de 1939 cuando Joselón atraca en Cabárceno al pagador de las minas de la Orconera, un tal Patricio Ayllón Ceballos. Ese día no sería el único ni el último en que los mineros cobrarían sus jornales con retraso. Desconocemos la fecha, pero contamos con otros detalles:en esta ocasión el desprevenido pagador de la Orconera se llamaba Juan Soriano, y tras acabar de comer como cada martes en la ``taberna de Tino Cuesta´´ se dirigió alrededor de las tres junto con el ``listero´´ Martínez en dirección a la mina.

    Entre Obregón y la Placa les estaba esperando nuestro maquis en cuclillas, fingiendo abrocharse los zapatos. Tan pronto se aproximarón a él les encañonó para arrebatarles las 12.000 pesetas que portaban y huir raudo por la ladera de ``la Rozaona´´. En lo sucesivo la Orconera Mine Ore se encargó de que una pareja de la guardia civil escoltase todos los martes a Soriano en su trayecto.

    Es probable que durante los tres primeros años desde su fuga, Joselón entrara en contacto regular o permanente con tres compañeros de andanzas, que han pasado a la posteridad como ``el grupo de Liaño´´. Eran Manuel Coterillo, concejal socialista de Liaño en la República y recientemente fugado del Instituto de Santoña, Anastasio Zubía (Tasio), hermano del alcalde del Frente Popular, -Dionisio Zubía- y emparentado con Joselón (la hermana de Tasio estaba casada con Evaristo), y Victoriano Sáez Ruiz, recién retornado de Francia. Los tres prófugos solían ocultarse entre Liaño y San Salvador, muchas veces en casas de simpatizantes republicanos, familiares o simplemente amigos. Al igual que hicieron Joselón y otros maquis, alternaban el monte con escondites menos agrestes. Juntos dieron varios golpes, y juntos, uno a uno -excepto Joselón- los tres miembros del malogrado grupo de Liaño cayeron víctimas de las bals de la Benemérita. El primero en caer fue Coterillo,abatido en Astillero a las 11 de la noche del 7 de agosto de 1940junto a la Electra de Viesgo, mientras el grupo preparaba un asalto, (según mi abuela cayó en el puente de hierro del hoy día carril bici). A Tasio le fusilaron solo tres días despues en Santiago de Heras, y también a Victoriano, en este mismo pueblo apenas dos meses despues. Menos de un año le duró la compañía a Joselón, que se vió nuevamente solo. Solo contra el mundo.

    Le tenían miedo. Los guardias civiles le tenían miedo, los somatenes falangistas de voluntarios le tenían miedo, y hasta quienes no tenían porque temerle, lo hacían. Si las autoridades se hubiesen empleado realmente a fondo, sin duda hubiesen acabado con él mucho antes, como hicieron con los tres de Liaño, otra cosa es que se atreviesen. Ya hemos visto como se las gastaba Joselón. La guardia civil a veces, sospechaba que descansaba oculto en casa de su madre, y comenzaban con gran estrépito a registrar la casa de al lado para darle tiempo a escapar. Tras alguno de los atracos, los perseguidores aguardaban a que él parase a descansar para hacerlo ellos también, cuidandose de que su distancia de ventaja no se acortase, hasta finalmente perderle el rastro. A veces, sobre todo en los últimos tiempos en los que relajó su seguridad, Joselón viajaba con cierta regularidad en tren, donde los pasajeros y la gente de la zona sabían perfectamente quién era aquel hombre, pero temían que se notase. Que sepamos, aún no había matado a nadie (exceptuando en la guerra), y mientras se dedicase a robos puntuales, conseguir su cabeza no era una acuciante necesidad para las autoridades, ni tmapoco una cuestión de estado. Aun no.

    Uno de los motivos por los que Joselón, no está incluido en la camarilla de los maquis más conspicuos de Cantabria junto a Juanín, Bedoya o el Cariñoso, es porque era un solitario, y solo circunstancialmente se unía a algún grupo con el objeto de planear un atraco, o por un interés cyunturaly pasajero. Una de esas ocasiones fue el aslato al molino de La Agüera en Pamanes, en una noche de luna llena, el 23 de abril de 1943. Eran varios asaltantes , entre ellos Anastasio Quintana Llamosas, un cantero de la familia de lso Riscos de Pámanes que murió en el transcurso del allanamiento, debido a los disparos del dueño de la casa un falangista conocido como ``Tirado´´. Con este episodio comprobamos que por entonces, ya tenía contacto regular con los Riscos. Cuatro años antes de que ocurriera un hecho crucial en la corta vida de Joselón, que precipitaría su trágico final, y en el que estarían involucrados todos los miembros de la familia.
    Había que andar listo y tener mucho oficio para salir indemne un golpe tras otro; el goteo de bajas entre los ocasionales acompañantes de Joselón así nos lo indican. Si asaltar un objetivo fijo no era sencilllo, uno en movimiento menos aún, de hecho, los vehículos no parece que se le dieran demasiado bien a nuestro protagonista. el 18 de julio, poco despues del asalto al molino de la Agüera, lo intentó en un paso a nivel de la misma carretera que hoy discurre entre Sarón y Torrelavega sin ningún exito, ya que la protección fisica que brindan los vehículos insufla el sufieciente valor para emprender la huída. Hay un baile de cifras respecto a estos intentos de atraco, ya que otro relato fija en el año 45 una tentativa frustrada de birlar la abultada suma de 150.000 pesetas que Inocencio Agüero Ceballos, y sus seis acompañantes -todos de Cabarceno-portaban. Iban a la feria de Torrelavega a comprar ganado, pero lograron huir a pesar de los disparos efectuados por Joselón, uno de los cuales impactó en una rueda del vehículo.
    En otra ocasión - no está claro si en el 46 o el 47- volvió a errar el intento, esta vez acompañado por Francisco COrtazar Rodríguez y por francisco Fernández Fuentes y otra vez con la dificultad añadida de que las víctimas iban dentro de un vehículo. Ean las 12 en punto del mediodía, y unos tratantes de ganado se dirigían confíados a la feria de Sarón, cuando a la altura del molino de La Agüera, en Pámanes, recibieron el alto, pero inesperadamente, hicieron caso omisoy aceleraron. Los tres asaltantes pudieron escapr m´s mal que bien, tras un tiroteo con el somatén de los falangistas locales. Cortázar era calderero de oficio, y trabajaba en Atillero. Este gran amigo de Joselón si pudo fianlmente pasar a Francia a primeros de agosto de ese mismo año, con lo que suponemos que sus ``gestiones´´ para conseguir el dinero necesario fueron fructíferas.

    El año 43 enfilaba sun recta final, y Joselón sintió que el cerco se estrechaba alrededor suyo. Su instinto comenzó a susurrarle que la inseguridad que últimamente percibía tenía fundamento y había que atenderla, así que se alejó temporalmente de Peña Cabarga. Concretamente hayó refugio en casa de Jesús Sánchez Noriega, dondde entró en contacto con la Brigada Machado de la cual por entonces formaba parte el mítico Juanín. La Brigada Machado había optado por la misma táctica que Joselón, pero en sentido geográficamente inverso; también ellos habían sentido crecer la intensidad de su hostigamiento y descendieron desde picos de Europa, para ocultarse en Valdáliga. Una primera reflexión nos podría hacer pensar que aquí estarían más expuestos, pero la mayor densidad de población multiplica sus apoyos, respecto a enlaces y simpatizantes de la república, además, la guardia civil tardaría en convencerse de que pudieran ser tan audaces como para esconderse y operar en una zona tan expuesta. Joselón debió razonar así: el mejor sitio para ocultarse es aquel donde quien te busca, nunca pensaría que te atreves a hacerlo.
    El maquis de Peña Cabarga había encontrado un nuevo grupo al que unirse transitoriamente, ya que como sabemos, este no era su estado natural. Y no con un grupo cualquiera , sino con la brigada de emboscados más célebre de Cantabria, la mismísima Brigada Machado, con la que ejecutó diversos golpes en territorio valdáligo. Uno muy sonado, lo dio en el barrio de La Vega de Roiz, el 22 de marzo del año 44, junto a otros nueve o diez hombres, cuando desvalijaron la tienda de Eduardo Sainz Díaz.

    Tras estre breve interín en Valdáliga, Joselón volvió con fuerza a Peña Cabarga. Tuvo ocasión de comprobarlo en primera persona en el año 45 Manuel Coterillo Salgado, un recaudador de Hacienda al que robó las 31.000 pesetas que portaba, en algún punto intermedio entre Pámanes y Penagos. El Banco Santander fue un objetivo que se le dio bastante bien: como poco, y que se sepa, atracó la delegación de Sarón y también la de Solares. En Sarón, tras hacerse con el botín, huyó a pie por la Tejera hacia monte Carceña, aunque no hay más datos disponibles. L a historia del golpe del Banco Santander de Solares es muy cinematográfica, ya que conservamos más detalles de ella: Joselón tenía 34 años el 16 de noviembre del 46, que era día de feria en Medio Cudeyo. Hay discrepancias sobre si en la bicicleta en la que huyó esprintando era la misma con la que llegó, o si la cogió prestada a un cobrador que aguardaba dentro de la sucursal, con el cual forcejeó a la salida, perdiendo parte del botín. A pesar del forcejeo, logró llevarse la importante suma de 43.350 pesetas.
    Durante la huída, uno de los miembros de la pareja de la guardia civil que le perseguía logró hacer blanco con su naranjero en la rodilla de Joselón, a pesar de lo cual logró llegar a Socabarga, a casa de su madre. Cuatro días más tarde, se refugió en casa de los Riscos, Arturo y Rosaura, cuya familia recibían el mote como era costumbre del lugar del que eran originarios: ``el Risco´´, en el barrio del Condado de Pámanes. Un hijo del matrimonio había muerto tres años antes en el asalto al molino de Agüera, acompañando a Joselón, y la hija debía ser ya por entonces novia suya. Los Riscos vivían en Pámanes, así que el trayecto a desde Liaño lo hubo de realizar en un carro, oculto bajo una pila de heno y quimas. De esta misma guisa, Luis Dertiano Agudo, vecino del Quintanal de Cabarceno, traslado en carro nuevamente al herido hasta Helguera para que fuese atendido por el médico de cabecera Don Fernando Cobo Obregón, hombre de simpatías republicanas. Debido a la gravedad de la herida, el doctor Cobo le recomendó acudir al sanatorio San José de Santander para ser intervenido con más garantías sanitarias por su colega, el doctor Hermes Alfonso Fernández Bustos, reputado traumatólogo, e igualmente galeno de izquierdas. Joselón fue ingresado con un nombre falso, utilizando la identidad de un amigo de Liaño que trabajaba en un taller de Astillero, y que posteriormente tuvo que huir a Francia tras descubrirse el engaño. Otras fuentes citan el Sanatorio Madrazo en lugar del San José, en cualquier caso, tras extraerle la bala, remitirle la fiebre y tras un mes de convalecencia pudo salir totalmente repuesto. De vuelta al monte. A los dos doctores que le atendieron les saldría caro el colaboracionismo, ya que ambos les cayeron sendas penas de cárcel.

    Lo que muchos maquis buscaban con estos golpes era recaudar para poder pagarse la huída a Francia, sobre todo cuando planificaban los robos de sumas de cierta entidad como la que acabamos de relatar, los pagadores de la Orconera, o los cobradores de hacienda. En otras ocasiones más modestas, -como en la tienda de Roiz- su objetivo era más bien avituallarse de los suministros necesarios para la subsistencia del día a día. Los atracos dirigidos a los ``podereosos´´: bancos, minas , empresas o el Estado mismo eran percibidos por el pueblo como actos de heroísmo, con los cuales la gente llana empatizaba. Estos atracos ayudaban a mitificar aun más a estos personajes, dotándoles de un aura ``robinhoodiense´´, adobada con episodios de dudosa veracidad histórica. Se cuenta, por ejemplo que una madrugada, un padre y su hijo se dirigían a la feria de ganado para comprar, y fueron interceptados por Joselón, el cual lejos de quitarles lo que llevaban, y viendo que eran gente humilde, les dio dinero para que se compraran ``una buena vaca´´. Esta anécdota desprende todo el aroma de una fábula sin más credibilidad, pero presenta todo el encanto de los mitos populares de tradición oral
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    Mensaje por julss Vie Oct 29, 2010 7:22 pm

    otro cantabro que encontrais Smile (yo)
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    Mensaje por Iniciado Sáb Oct 30, 2010 11:01 pm

    ¿Es la historia completa o falta alguna parte?
    ...No pensé que hubiese tantos cántabros xDD
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    Mensaje por KRASNOI Dom Oct 31, 2010 8:02 pm

    Falta la tercera y última, pues ´creo recordar que había más cantabros pero que hace tiempo que no se conectan
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    Mensaje por meloo Mar Nov 02, 2010 9:55 pm

    terminalo!
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    Mensaje por KRASNOI Miér Nov 03, 2010 9:08 pm

    PRONTO, EL FIN
    A Joselón le perdieron las mujeres. Esta es la expresión más repetida entre los que le conocieron y entre quienes comentan sus andanzas. Este es en realidad otro cliché de los que conforman su mito. Pero este tópico nace de la certeza,de la evidencia, y que tiene un significado abivalente; las mujeres le gustaban mucho, pero además resultaron ser su perdición en el sentido literal de la expresión. Las mujeres fueron la debilidad gracias a la cual la muerte encontró el atajo para encntrarle. Una cosa es bien cierta: los maquis tuvieron mucho éxito entre las mozas. Lucían una pátina de fieros emboscados, audaces, valientes y sagaces que conquistaba irremediablemente los corazones de las féminas más jovenes. Ellos, generalmente no perdían ocasión de acudir caracterizados, de un modo discreto a ls ferias y romerías para socializar con el sexo opuesto. Debemos tener en cuenta que la guerra civil había diezmado la población masculina, y que los amores furtivos tenían para las muchachas la ventaja de contar con muchas menos posibilidades de ser mortificadas, y acabar siendo ``la comidilla´´en sus puritanos entornos, gracias a la discreción de estos amantes emboscados. Este hecho, y su peculiar modo de vida, otorgaba otra ventaja a los maquis: podían compaginar varios amores al mismo tiempo sin despertar sosopechas entre las desprevenidas damas. En estas andaba Joselón, al que se le atribuyeron muchas novias. Que se sepa con seguridad, tuvo una en Ceceñas (Medio Cudeyo), en Cabárceno, en el Condado (Pámanes) y en Somarriba.

    En el año 47 nuestro personaje se hallab rumiando seriamente la idea de huir a Francia, cuestión que tenía al parecer prácticamente decidida. Con 35 años y un objetivo claro para su futuro, Joselón se encaprichó de una joven viuda de Somarriba a la que llamaban ``la Campa´´ y a cuyo cónyuge también habían fusilado (emotivo nexo de unión). Para ir a verla, a la panadería que regentaba en Puente Viesgo, Joselón bajaba desde Peñacabarga hasta Cabárceno, y continuaba periclitando hasta Sarón, donde cogía el tren en dirección a Puente Viesgo. En aquel tiempo y como era habitual en él, compaginaba su idilio con la Campa y con Josefa, de la familia de los Riscos de Pámanes, ocho años más joven que él y hermana de Anastasio, el malogrado compañero de andanzas, abatiod cuatro años antes durante el asalto al molino. Joselón solía utilizar la casa de lso Riscos como escondite y era muy apreciado por toda la familia, una admiración que en el caso de Josefa fue tornando en enamoramiento.

    No sabemos como este hecho llegó a oídos de la Campa; tal vez el despecho llegó por el progresivo distanciamiento, por las visitas cada vez más frías y esporádicas, o según algún testimonio, porque dejó de pasarle dinero como solía hacer. Rabiosa de celos, la Campa delató a Joselón, ofreciendo los datos necesarios para capturar inerme al temido maquis: el 13 de agosto, entre las siete y ls ocho de la mañana, seis guardias civiles del puesto de Cayón, con gran sigilo, se encaminaban hacia la cas d elos Riscos para registrarla. Dos o tres de los guardias se adelantaron para llamar a la puerta y entrar confíados en que el factor sorpresa jugab a su favor y que si eectivamente Joselón pernoctaba allí , le prenderían fácilmente. No contaban con que Gelín, el paequeño de los tres hermanos les había visto llegar, y tuvo tiempo de subir corriendo al piso de arriba para avisar,viendose acorralado, Joselón cogió su arma sin pensarlo y desde la ventana de la casa disparó su metralleta. A los sorprendidos guardias, no les dió apenas tiempo de reaccionar. El sargento Pedro Gutierrez Díaz-Mingo -toledano de 37 años- y el guardia Albino Gnzalez Diaz -de los Corrales de Buelnade 34 años- no sobrevivieron a la ráfaga. El capitán Enrique Martín Gil tuvo más suerte y solo fue herido. Después, Joselón tiró dos bombas de humo para asegurarse de que no le seguirían.

    Los acontecimientos se precipitaban. Junto a él habían escapado a través de ``el escobal´´ Josefa y su hermano Jose
    Luís dejando a los padres (Arturo, Rosaura)y al pequeño de los hermanos atrás, en manos de las autoridades. La venganza de la Campa barrió a la familia entera de los Riscos. Los guerdias llevaron al pequeño Gelín como reclamo al monte para llamar a voces a us hermanos, pero sin resultado. Durante todo el trayecto fue recibiendo culatazos, y algunos testimonios hablan de que pudo morir de la dosificada paliza, e incluso que el cuerpo apareció desdentado a golpes. A las ocho de la tarde, con las últimas luces de la tarde, al chaval de 17 años le pegaron un tiro por la espalda. La venganza por los dos compañeros muertos sería salvaje; la cas d elos Riscos fue quemada y destruida. Arturo y Rosaura fueron encarcelados y murieron poco después debido a los maalos tratos. Ella, exhaló de tuberculosis en la cárcel de mujeres de Santander, con 61 años y apenas dos meses y medio después de lo narrado. Arturo murió dos meses despues que su mujer por las torturas infligidas, de las que nopudo recuperarse en Valdecilla. Tenía 62 años. Este matrimonio pagó una factura desproporcionada y cruel por haber acogido a un emboscado, acabando sus días en la cárcel, privados de sus cuatro hijos, a los que jamás volverían a ver. Como de costumbre, los familiares de Joselón recibieron las palizas y humillaciones en el cuartel de la calle Alta de Santander sin conseguir arrancarles ninguna confesión. Pero algo había cambiado tras diez años buscando en el monte al fugitivo José Lopez Ruiz, ahora era personal, y la cosa iba en serio.

    Uno de esos dias en que la canícula veraniega transita hacia un otoño aún leve, Jselón trabó amistad con el cabrero Emilio Santa Cruz, cuya casa comenzó a frecuentar. Los falangistas de la zona, a cuya cabeza estab un tal Venero ``el Regato´´ fueron informados y no tardaron en capturar al cabrero para llevarle al cuartel de Santa María de Cayón y hacerle confesar, cosa que parece no le costó mucho. Ese día estaba en el cuartel un guardia llamado Ángel Agüero, que dijo conocer la covacha que el cabrero identifico con la confesión, como escondite del maquis y de sus dos acompañantes. Hoy en dia los lugareños la denomian ``la cueva de Joselón´´, y se halla junto al camino que sube desde el pueblo de Cabarceno hacia el ferrocarril minero que llega hasta Socabarga -justo dominando el recinto de los bisontes, dentro del límite del parque de la anturaleza de Cabárceno-. Muy cerca de la cueva s eencuentra el tunel de Joselón, tambien llamado el tunel del inglés , ya que era una compañía británica la que explotaba la mina -por entonces aún estaba activa en aquel mismo lugar-. Dentro de este mismo tunel se refugiaban los vecinos de Cabárceno durante lso bombardeos en la guerracivil.

    Cinco guardias civiles y varios falangistas voluntarios, guiados por Agüero se apostaron en las inmediaciones de la covacha. Era el 28 de octubre de 1947 y habían pasado tan solo dos meses y medio desde el tiroteo de Pámanes. Ángel Agüero, natural y vecino de Cabárceno, y por tanto buen conocedor del entorno, es exactamente el mismo guardia que diez años despues mataría al mítico Juanín en la curva del molino junto al cabo Leopoldo Rollán. Agüero era un guardia conflictivo y protervo, varias veces amonestado por los superiores al sobreponerse en la violencia empleada con los detenidos, con la cual disfrutaba. Su posterior destino en el cuartel de La Vegafue un castigo disciplinario por haber dado una monumental paliza a unos gitanos en el cuartel de Cayón; los cuales al parecer no estaban tan mal relacionados como él pensaba, ya que se quejaron a un superior de Agüeros con el que tenían buen trato. La vesánica violencia y psicopática persoanlidad del guardia civil, darían como resultado otras medidas punitivas a lo largo de su carrera, como un destino a la muy lejan Mahón.
    Agüero guió animosamente al grupo, que se colocó por encimade la covacha, y llegado el momento tan solo tuvieron que afinar el tiro con los naranjeros. Acorralados Joselón y los hermanos no tuvieron ninguna opción de escapar. Un testimonio recogido por Fernándo Obregón Goyarrola, nos dice que Joselón vio llegar a los guardias con los prismáticos desde el Gurugú, en Peñas Blancas, y pensando que el daría tiempo de avisar a Josefa y José Luís, bajo corriendo, pero ya le estaban esperando. La lógica nos empuja a creer que esta versión se trata de una fábula, ya que estos datos de ser ciertos, nunca hubieran podido trascender, a no ser que los contase el muerto. De uno u otro modo, el inicuo Agüeros, no fue ascendido por esta ``gesta´´, como él pretendía, ya que ese día se encontraba d epermiso, con lo cual la Benemérita le consideró como un ``voluntario´´ más en la partida. Posiblemente no caía demasiado bien en el cuartel de Santa María de Cayón, pero esto es solo una conjetura.

    Joselón murió vistiendo una chaqueta oscura de paño, con un buzo azul por debajo de la chaqueta y un pantalón beige bajo el buzo (era ya casi noviembre), camisa color caqui y zapatos de goma. Josefa llevaba puesto un vestido amarillo, una chaqueta beige, clacetines de short y unos zapatos de goma. José Luís, un traje marrón oscuro con algo parecido a unas rayas descoloridas, una camisa caqui y también zapatos de goma. Ella tenía 27 años y el muchacho tan solo 19. Los cuerpos fueron trasladados a Cabárceno en un carro, y una vez en el pueblo los expusieron para satisfacción de la morbosa curiosidad de los lugareños, como solía ser común cuando se abatía un forajido. Los presentes practicaron diversos ultrajes a los cadaveres: alguien colocó el cuerpo de Joselón encima del de Josefa, levantandole la falda para simular un coito (todos sabían que eran pareja), y a otro de los presentes se le ocurrió sugerir colocar unos campanos en el carro. El párroco del pueblo, llegado al lugar, en un gesto que le honró, no
    dio pábulo a la infamia y se apiadó de los difuntos, ordenandoles retornarles a una posición decorosa y evitando que continuase el escarnio. Los hermanos recibieron sepultura allí mismo, en el cementerio de Cabárceno. El cuerpo de Joselón, inopinadamente, fue trasladado y enterrado en el cementerio civil de Penagos, fuera de loslímites de ``suelo santo´´. Asía cabó sus días José López Ruiz, con solo 35 años de edad. Una vida corta, intensa y desdichada por igual.

    Joselón fue más un superviviente que un revolucionario, y si hay un término que lo defian ese es ``rebelde´´. También fue una víctima por partida doble: víctima de si mismo y de las circunstancias que le tocaron vivir. Es cierto que Joselón resultó un mal ejemplo en muchos aspectos de su vida, pero pero tambien fue un gran ejemplo en muchos otros. Es obligación de lso que amamos la historia de nuestra tierra, recordar y perpetuar el mito de este hombre que no renunció jamás a sus principios, que no se rindió nunca. Aún hoy caminando por la zona en un día sin viento o en una noche tranquila, si afinas el oído y tienes suerte, podrás escuchar los felinos pasos de Joselón hoyando los senderos de Peñacabarga. O tal vez él te vea antes, y entonces da por seguro que serás privado -sin llegar a saberlo- del honor d econocerle.
    FIN.

    P.D: si escribes en Google -el maquis de peñacabarga- salimos los primeros

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    Mensaje por meloo Miér Nov 03, 2010 11:03 pm

    interesantisimos, si tienes más sobre otros maquis seria molon que los postearas, o un link a ellos u slgo
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    el maquis de Peñacabarga Empty Re: el maquis de Peñacabarga

    Mensaje por KRASNOI Miér Nov 03, 2010 11:13 pm

    tengo dos libros uno sobre Juanín y Bedoya, y los demás maquis de Liebana y otro sobre el Cariñoso ylos maquis de Trasmiera, en este no sale nada de´l grupo de Liaño

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