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    Pregunta sobre la Libreria Europa

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    Mensaje por stefano Dom Jun 12, 2011 3:29 am

    Por que Moncloa permite a esta librería??
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    Mensaje por Maqui1936 Dom Jun 12, 2011 7:29 pm

    "Libertad de expresión", los fascistas la tienen intacta
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    Mensaje por stefano Lun Jun 13, 2011 3:03 am

    Maqui1936 escribió:"Libertad de expresión", los fascistas la tienen intacta
    Y la comunidad internacional no sanciona a Moncloa ???
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    Mensaje por Maqui1936 Lun Jun 13, 2011 12:21 pm

    stefano escribió:
    Maqui1936 escribió:"Libertad de expresión", los fascistas la tienen intacta
    Y la comunidad internacional no sanciona a Moncloa ???
    debería, en Alemania los habrían metido en la cárcel por apología al nazismo
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    Mensaje por stefano Lun Jun 13, 2011 10:57 pm

    Maqui1936 escribió:
    stefano escribió:
    Maqui1936 escribió:"Libertad de expresión", los fascistas la tienen intacta
    Y la comunidad internacional no sanciona a Moncloa ???
    debería, en Alemania los habrían metido en la cárcel por apología al nazismo
    deberia... pero no hace... las relaciones entre la "comunidad internacional" y el fascismo son ambiguas
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    Mensaje por Agitación Lun Jun 13, 2011 11:54 pm

    Stefano eres realmente cansino. Sólo te dedicas a abrir post sobre fascistas aparentemente para criticarlos, pero lo que pretendes es hacer propaganda de personajes, lugares e ideas poniendo enlaces y demás.

    Eres realmente simple y tienes suerte de que la moderación de este foro sea terriblemente blanda con elementos de tu calaña.

    Desde que publicaste el vídeo de youtube del fascista francés ese estás más que desenmascarado.

    Laq pregunta es bastante básica. Si no eres comunista que haces en este foro?
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    Mensaje por morcate Dom Jul 31, 2011 11:34 pm

    A mi me parece que estais obsesionados con el nacional socialismo. En realidad me parece que los nacional socalistas son bastante mas organizados en ese termino que nosotros, ellos tienen librerias con libros mas alla de la teoria prinipal, nueva republica, libreria europa, en ellos tienen todo lo que necesitan, en nuestro caso como mucho encuentras una libreria donde encuentras lo basico de Marx, Engels, Lenin y Trotsky (lo mas triste de todo, TROTSKY antes que Stalin) apenas encuentras teoria politica comunista de calidad. Y con respecto a la libreria europa en concreto, que coño, mal no viene leer sobre tu enemigo, vamos yo he comprado algun libro en nueva republica y no por ello "la fuerzas oscuras me han llevado al lado oscuro" preocupemonos antes por llegar a mas gente.
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    Mensaje por Admin Lun Ago 01, 2011 12:01 am

    morcate escribió:A mi me parece que estais obsesionados con el nacional socialismo. En realidad me parece que los nacional socalistas son bastante mas organizados en ese termino que nosotros, ellos tienen librerias con libros mas alla de la teoria prinipal, nueva republica, libreria europa, en ellos tienen todo lo que necesitan, en nuestro caso como mucho encuentras una libreria donde encuentras lo basico de Marx, Engels, Lenin y Trotsky (lo mas triste de todo, TROTSKY antes que Stalin) apenas encuentras teoria politica comunista de calidad. Y con respecto a la libreria europa en concreto, que coño, mal no viene leer sobre tu enemigo, vamos yo he comprado algun libro en nueva republica y no por ello "la fuerzas oscuras me han llevado al lado oscuro" preocupemonos antes por llegar a mas gente.
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    Mensaje por sego Lun Ago 01, 2011 12:20 am

    Tambien hay que decir que los libros comunistas son mas faciles de conseguir.
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    Mensaje por morcate Lun Ago 01, 2011 4:39 pm

    dinero y facilidades del estado? creo que confundes franquismo y neonazismo con nacionalsocialismo. Basicamente es un sinsentido el apoyo del estado porque el nacionalsocialismo es socialista y antiliberalista, tambien antiparlamentarista, eso choca rotundamente con el sistema actual. Podriamos ponernos a discutir sobre quien dio dinero al tercer reich, si realmente tienen intencion de ser socialista, o hablar de la realidad del frente negro de los hermanos strasser y que existen muchos NS que no defienden a Hitler en algunos aspectos de su practica, lo que es visible es que es muy dudable de que Pedro Varela tenga facilidades del estado cuando le han metido en la carcel.
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    Mensaje por el_republicano2 Lun Ago 01, 2011 5:28 pm

    morcate escribió:dinero y facilidades del estado? creo que confundes franquismo y neonazismo con nacionalsocialismo. Basicamente es un sinsentido el apoyo del estado porque el nacionalsocialismo es socialista y antiliberalista, tambien antiparlamentarista, eso choca rotundamente con el sistema actual. Podriamos ponernos a discutir sobre quien dio dinero al tercer reich, si realmente tienen intencion de ser socialista, o hablar de la realidad del frente negro de los hermanos strasser y que existen muchos NS que no defienden a Hitler en algunos aspectos de su practica, lo que es visible es que es muy dudable de que Pedro Varela tenga facilidades del estado cuando le han metido en la carcel.

    Es gracioso ver como aún algunos "comunistas" dan apoyo, directo o indirecto, al nazifascismo. El nacionalsocialismo, camarada, no cambia las relaciones de producción, no constituye un cambio en el modo de producción, es sólamente un cambio superestructural (con las consiguientes influencias que éste conlleve sobre la infraestructura, pero que no cambia la contradicción capital-trabajo). Por otra parte, el nacionalsocialismo no apacigua las contradicciones entre clases, sino que al contrario, las agudiza, tanto entre proletariado y burguesía como las propias contradicciones internas de la burguesía.
    El caso de Pedro Varela, camarada, es una cabeza de turco a la que le "ha tocado", para que no se diga que en España se ampara al nazifascismo. No es la primera vez que la burguesía se quita de en medio algunas cabezas de turco para hacer ver sus intenciones "progresistas". Un claro ejemplo es el de la "desnazificación" de la Alemania de los aliados (no el sector soviético): se ejecutaron a cuatro jerifaltes, algo muy correcto en mi opinión, y toda la gente que tenía informaciones sobre la Unión Soviética se fue para Estados Unidos con cargos en los servicios de contrainteligencia (esto se explica muy bien y con todo lujo de detalles en el libro: "Hemos vuelto: el nazismo después de Hitler", de Santiago Camacho).
    Por otra parte, creo que es cuanto menos iluso creer que Pedro Varela represente a la totalidad del nacionalsocialismo en el Estado Español, que es una figura importante dentro de su movimiento sí, pero no es el movimiento en sí. Si el nazifascismo está tan perseguido, ¿por qué se permiten y se toleran partidos como el xenófobo y fascista PxC? ¿por qué no se hacen campañas de concienciación en contra del nazifascismo? ¿por qué no se persigue a los nazifascistas por sus agresiones de claro corte xenófobo, racista, etc? ¿por qué se protegen sus librerías? ¿por qué no están prohibidos TODOS sus libros? Y podría seguir con varias preguntas respecto a la tolerancia y al amparo del Estado con respecto a los grupos nazifascistas...
    Por más socialista que el fascismo se proclame, los y las comunistas debemos tener bien claro que es otro brazo más del mismo enemigo: el capitalismo.
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    Mensaje por morcate Lun Ago 01, 2011 7:14 pm

    el_republicano2 escribió:
    morcate escribió:dinero y facilidades del estado? creo que confundes franquismo y neonazismo con nacionalsocialismo. Basicamente es un sinsentido el apoyo del estado porque el nacionalsocialismo es socialista y antiliberalista, tambien antiparlamentarista, eso choca rotundamente con el sistema actual. Podriamos ponernos a discutir sobre quien dio dinero al tercer reich, si realmente tienen intencion de ser socialista, o hablar de la realidad del frente negro de los hermanos strasser y que existen muchos NS que no defienden a Hitler en algunos aspectos de su practica, lo que es visible es que es muy dudable de que Pedro Varela tenga facilidades del estado cuando le han metido en la carcel.

    Es gracioso ver como aún algunos "comunistas" dan apoyo, directo o indirecto, al nazifascismo. El nacionalsocialismo, camarada, no cambia las relaciones de producción, no constituye un cambio en el modo de producción, es sólamente un cambio superestructural (con las consiguientes influencias que éste conlleve sobre la infraestructura, pero que no cambia la contradicción capital-trabajo). Por otra parte, el nacionalsocialismo no apacigua las contradicciones entre clases, sino que al contrario, las agudiza, tanto entre proletariado y burguesía como las propias contradicciones internas de la burguesía.
    El caso de Pedro Varela, camarada, es una cabeza de turco a la que le "ha tocado", para que no se diga que en España se ampara al nazifascismo. No es la primera vez que la burguesía se quita de en medio algunas cabezas de turco para hacer ver sus intenciones "progresistas". Un claro ejemplo es el de la "desnazificación" de la Alemania de los aliados (no el sector soviético): se ejecutaron a cuatro jerifaltes, algo muy correcto en mi opinión, y toda la gente que tenía informaciones sobre la Unión Soviética se fue para Estados Unidos con cargos en los servicios de contrainteligencia (esto se explica muy bien y con todo lujo de detalles en el libro: "Hemos vuelto: el nazismo después de Hitler", de Santiago Camacho).
    Por otra parte, creo que es cuanto menos iluso creer que Pedro Varela represente a la totalidad del nacionalsocialismo en el Estado Español, que es una figura importante dentro de su movimiento sí, pero no es el movimiento en sí. Si el nazifascismo está tan perseguido, ¿por qué se permiten y se toleran partidos como el xenófobo y fascista PxC? ¿por qué no se hacen campañas de concienciación en contra del nazifascismo? ¿por qué no se persigue a los nazifascistas por sus agresiones de claro corte xenófobo, racista, etc? ¿por qué se protegen sus librerías? ¿por qué no están prohibidos TODOS sus libros? Y podría seguir con varias preguntas respecto a la tolerancia y al amparo del Estado con respecto a los grupos nazifascistas...
    Por más socialista que el fascismo se proclame, los y las comunistas debemos tener bien claro que es otro brazo más del mismo enemigo: el capitalismo.
    lo siento pero existimos "comunistas" consecuentes, a veces es mas importante la realidad que lo bueno y lo malo. No, el nacionalsocialismo hitleriano si, en eso te doy toda la razon, y tambien en el fascismo italiano a excepcion de la teoria de Bombacci, pero en el falangismo de Ledesma, en el nacioanlsocialismo de los Strasser si que existe un movimiento de corte obrero, otra cosa, que quiza no he dejado visible en el otro comentario, no defiendo los "fascismos", son anticomunistas y por lo tanto antagonicos a mis ideas, pero entre mis ideas se encuentran ser consecuente, y se que tal como al movimiento comunista se le degrada se le ataca... por que no a otros movimientos?
    Confundes Neonazismo con el autentico nacionalsocialismo, ser racista o antinmigracion no conlleva que seas fascista, pero son aspectos que pueden ayudar al sistema a mantener distraida a la poblacion, es una especie de cacao mental que se genera en la cabeza sobre todo de los jovenes, solo hay que mirar lo que estudias, en historia siempre te pondran el comunismo algo que en teoria funciona pero en la practica no, y te hablan de las "purgas" de Stalin (chorradas, tampoco es que quieran que sepan mucha informacion de ese tema) algo de Mao y Kampuchea. Pero llegamos al nacional socialismo y nos encontramos un apartado especial para el racismo en la alemania nazi, otro tema entero para el "holocausto" otro tema para tal y tal.... se degrada el nacionalsocialismo pero se mantienen las ideas que convienen. Pero es eso, defienden el NEONAZISMO, dime algun partido que reconozca hoy en dia sin tapujos el nacionalsocialismo. ¿Por que mas de un negacionista esta en la carcel? ¿por que mataron a Duprat la mossad? ¿por que la desaparicion de la CEDADE? ¿por que ya nadie habla de las bases autonomas, cuando era un grupo fascista que hacia manfestaciones en contra de Franco el 20N y criticaban duramente a la ultraderecha?
    El fascismo no es para mi el brazo del comunismo, ahora, el enemigo claramente, si te pegan no te vas a dejar pegar
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    Mensaje por Agitación Lun Ago 01, 2011 10:58 pm

    Mira a decir gilipolleces te vas a tu puta casa que ahí te tienen que aguantar por obligación. comunistas consecuentes dices paleto. No tienes ni puta idea, ni lo que significó el fascismo y el nacional socialismo, sus intentos de captación de sindicatos vendidos a la patronal, la de huelgas que reventaron y el papel al servicio de los patronos alemanes, desde Straser a Hitler. A mi me la suda que vengas con idealismos pequeñoburgueses nacionalistas de suprimir la lucha de clases por decreto, no sé que "comunista consecuente" serás, si no conoces el abc de la dialéctica marxista.

    Tu mitificación de la basura nazi es increible. CEDADE cerró por que los empresarios que la dirigían se mataron por los beneficios, quien no se vendió a grandes editoriales o grupos de comunicación o a la alianza popular. Bases Autónomas era un nido de yonkis y delincuentes marginales que pasaban el rato practicando violencia gratuita bajo la bandera de los "nr", sus restos han sido controlar hinchadas de fútbol y el narcotráfico. Estudiantes con ganas de emociones fuertes y maderos asesinos.

    Al menos podrías ir de frente y no escudarte en ser un falso comunista para defender tus ideas. A Stefano ya se le baneó, quizá seas él mismo otra vez, epro en cualquier caso vas directo a su misma senda.
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    Mensaje por sego Mar Ago 02, 2011 12:49 am

    Agitacion podrias dar informacion sobre los grupos neonazis de los 90 y 80.Gracias.
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    Mensaje por morcate Mar Ago 02, 2011 1:07 am

    mira payaso, no tengo ningun problema en discutir sobre el tema y en que hables como quieras de las ideologias "fascistas" pero a mi ni se te ocurra volver a hablarme asi a no ser que yo antes haya sido despectivo contigo.
    Todo tu primer parrafo son muchas palabras sin decir nada. HE negado yo la lucha de clases? he defendido el nacionalismo burgues? entonces a que viene eso? ah si,coger las partes de lo que he dicho que te interesan y darle un sentido a tu gusto de lo que he dicho, eso es muy tipico en la prensa actual, luego la criticaras.
    Mitificacion?? cuando he alavado yo a la CEDADE o a las BBAA? de la CEDADE muy pocos acabaron como tu dices, la mayoria acabo en partidos como el MSR o DN, solo dos o tres acabaron en el PP (AP fue hasta 1989, y la CEDADE hasta 1993). Por lo que veo de las bases no tienes ni idea, ya con ver que les unes a grupos de ultras futboleros cuando era criticos contra la ultraderecha y el franquismo. Maderos asesinos... tu nunca has visto un cartel de propaganda de BBAA
    Voy de frente, soy marxista leninista, pero no voy a entrar al trapo en eso porque no tengo que demostrarte nada. Pero nada, tu sigue en plan " ¡ YO SE MAS Y TU NO!" y luego amenazando con banear si no se te da la razon, demuestra lo inteligente que eres.
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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 9:54 am

    morcate escribió:dinero y facilidades del estado? creo que confundes franquismo y neonazismo con nacionalsocialismo. Basicamente es un sinsentido el apoyo del estado porque el nacionalsocialismo es socialista y antiliberalista, tambien antiparlamentarista, eso choca rotundamente con el sistema actual. Podriamos ponernos a discutir sobre quien dio dinero al tercer reich, si realmente tienen intencion de ser socialista, o hablar de la realidad del frente negro de los hermanos strasser y que existen muchos NS que no defienden a Hitler en algunos aspectos de su practica, lo que es visible es que es muy dudable de que Pedro Varela tenga facilidades del estado cuando le han metido en la carcel.

    Claro hombre

    Para empezar, el fascismo esta más organizado, si, por que el que trabaja no tiene tanto tiempo como para dedicarse a los mismos que haceres que el Burgues que explota a gente sentado en su sofa ordenando la literatura que le interesa.

    Punto segundo, la Burguesia obviamente dispone de muchos más medios, por que ellos son DUEÑOS DEL ESTADO y de las riquezas que usan para tal efecto.


    Sobre lo demás. Ya les gustaría a muchos, que el NACIONALSOCIALISMO fuese, SOCIALISTA. Te vendría mejor estudiar marxismo y olvidarte de la basura NS.

    El Partido Nacional Socialista Alemán, desde su fundación, sólo tuvo de "socialismo" el nombre y un programa político que, una vez en el poder, jamás se llevó a la práctica en cuanto a sus propuestas de "socialismo". El añadido del término "socialista" no fue más que un movimiento táctico para atraer al partido a la clase obrera.

    Pero mal iremos en la deriva de este hilo si no aclaramos previamente los conceptos, para no desvirtuarlos o inventarles nuevos significados.

    Ya se ha dicho anteriormente, pero ahora lo matizo. El socialismo, como doctrina, propugna la propiedad pública de los "medios de producción, de cambio y de distribución, generalmente basada en el control del poder político por parte del proletariado y en contraposición con el individualismo de raíz burguesa" (Larousse). Y en economía política: "Modo de producción basado en el carácter social de las fuerzas productivas, en el cual los trabajadores, como productores inmediatos, dominan sus condiciones de existencia y, en primer lugar, los medios de producción y sus productos" (Larousse).

    ¿ Pillas el asunto ?

    Si Hitler hubiese defendido una política económica socialista en sus conversaciones privadas de enero de 1933 con los representantes políticos de los partidos conservadores y nacionalistas alemanes (lease von Papen y Hugenberg, fundamentalmente), que repesentaban a su vez al mundo de la gran industria y las finanzas, digo que si abogara por eso, entonces jamás habría llegado a Canciller de Weimar. Y si ya como Canciller del Reich hubiera intentado aplicar una política económica socialista, incluso después de haber prohibido los partidos políticos y sindicatos existentes en Weimar, sería automáticamente eliminado por Hindenburg y el Reichswehr, que tenían todo el apoyo de la clase dominante.

    La política económica que aplicó el régimen nazi entre 1933-1939, con ser intervencionista, no tuvo un ápice de socialista, en el sentido propio del término.

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    Y si necesitas leerte todo ese hilo para ampliar y deshechar tonterias, te animo a hacerlo y si algo no te queda claro sobre este punto, lo puedes responder en ese hilo.



    El Fascismo, el NacionalSocialismo, son ideologias Burguesas, que reinvindican una concepción ideologica-cientifica del hombre idealista y metafisica. De que coño te crees que son las estructuras sindicales VERTICALES, " hay gente que nace para obedecer y hay gente que nace para mandar" , el ejemplo del simplismo al que lleva toda la parafernalia de estas creaciones palurdas por parte de la burguesia más reaccionaria.

    El fascismo, el NacionalSocialismo, son capitalismos corporativistas, donde se militarizan los estados, con sindicatos obreristas VERTICALES, donde quien manda, es el Burgues.

    A ver si pillas el asunto por donde va.

    No es otra cosa que la radicalización de la mentalidad burguesa por expoliar más riqueza y proteger de la forma más eficaz su orden de explotación , es decir, en base a la represión absoluta y la violencia contra las contradicciones del capitalismo que mueven a las masas a luchar por su emancipación.

    Es una dictadura sin maquillar de los intereses de la Burguesia , mismas marcas,mismas oligarquias, mismos monopolios, mismo o incluso más radicalizado modelo de Imperialismo y sobretodo, misma IDEOLOGIA fundemantada en el desarrollo de las elites anglosajonas encargadas de justificar su posición en supuestos principios NATURALES.

    El discurso del "obrerismo" que NO SOCIALISMO, aunque se use ese termino, es solo eso, un discurso, igual que el de "libertad y democracia" del capitalismo.

    El fascismo-catolicismo de Franco, era eso, un fascismo a la española, que obviamente, se diferencia culturalmente del fascismo que se pudiese dar en la cultura anglosajona, mucho más radical y brutal.

    En sintesis, la misma mierda, pero con diferente olor gestadas en la parafernalia de las mentes Burguesas de sus respectivos feudos economicos para contener a las masas.


    Última edición por SS-18 el Mar Ago 02, 2011 10:22 am, editado 1 vez
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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 10:09 am

    lo siento pero existimos "comunistas" consecuentes, a veces es mas importante la realidad que lo bueno y lo malo. No, el nacionalsocialismo hitleriano si, en eso te doy toda la razon, y tambien en el fascismo italiano a excepcion de la teoria de Bombacci, pero en el falangismo de Ledesma, en el nacioanlsocialismo de los Strasser si que existe un movimiento de corte obrero, otra cosa, que quiza no he dejado visible en el otro comentario, no defiendo los "fascismos", son anticomunistas y por lo tanto antagonicos a mis ideas, pero entre mis ideas se encuentran ser consecuente, y se que tal como al movimiento comunista se le degrada se le ataca... por que no a otros movimientos?

    Por que como se te esta explicando, al FASCISMO Y AL NAZISMO NO SE LE ATACA como al comunismo. Los ponen como los Chicos MALOS de la pelí, idealistas, nobles, y que se pasaron de la ralla un poco pero que sus intenciones al fin y al cabo, eran buenas.

    De quien SI que se habla pestes, hasta lo inimaginable es al comunismo y esto es un hecho absoluto, sin matices. De los NAZIs como mucho , se conocen 6 millones de judios muertos, pero claro, es que Stalin mato a 110 millones de personas.¿ Justificación de por que supuestamente a uno lo "demonizan" y al otro supuestamente no ? Que la historia la escriben los vencedores. Todo razonamiento tipico de escoria palurda y subdesarrollada, NAZI y fascista.

    Así, por medio de estos "simplismos", es como tienes a la extrema derecha proliferando por toda Europa, por una intensidad en la proapganda anticomunista, nunca antes vista, donde se ENGAÑA a las nuevas generaciones , que cuando ven la realidad del "capitalismo" su única referencia son los "chicos malos " de la peli, por que de los otros, ya se encargan en hacer rios de tinta.

    En Bulgaria o Hungria, no me acuerdo, tienes un museo de visita de los horrores de la Guerra y la postguerra del regimen NAZI, es decir, un cuartito de mierda con cuatro fotos. Despues tienes, el resto , un 90% del museo, de todo tipo de mierda y parafernalia proapgandistica del anticomunismo más visceral, dedicado a la "ocupación" y "genocidio" sovietico.

    Faltaría más que en serio te creas que realmente hay "propaganda" anti-Hitler, por que para lo único que he visto inforamción que lo menciona, es para comparar y afirmar que Stalin, era diez veces peor.

    La diferencia de la proapganda a nosotros, amigo, que no se si te has dado cuenta, somos Comunistas, y MEJOR QUE NOSOTROS, no va a saber NADIE lo que es el Fascismo y el Nacional SOcialismo, por que de hecho, esas bestias fueron engendradas, apoyadas y hormonadas para luchar y destruir el comunismo.

    Asi que sabemos de sobra lo que hicieron y lo que no hicieron los NAZIs, de hecho, manejamos información que en tu vida habrás visto en esa supuesta propaganda "antinazi" de los massmedia Burgueses.

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    Mensaje por Emelyan.Pugachev Mar Ago 02, 2011 2:06 pm

    Por cierto, es curioso ver que en esa misma calle (Séneca) hay una pequeña placa de hierro clavada en el suelo con un rostro dibujado y unas letras en las que se puede leer "Anna Frank" y la fecha de su nacimiento y muerte, creo
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    Mensaje por morcate Mar Ago 02, 2011 5:11 pm

    va, se que esto va a sonar a estupidez y tal, pero el fascismo y nacionalsocialismo tal cual en España, pues ya son muy pocos, otra cosa sera la extremaderecha islamofobica y nacionalista chorra como son España2000 o DN. Por ejemplo, el mayor caso de NR en España, las Bases Autonomas, pues mira que no se mucho sobre estas, pero no tienen mucha pinta de burgueses. Claro, el nacionalsocialismo de Hitler acepta un margen capitalista en la teoria, de ahi nace luego el frente negro de los Strasser, que fue un movimiento centrado en el obrero ( muchos lo conocen como el nacionalsocialismo de izquierdas), y de ahi que luego Hitler mndara matar a uno de los hermanos Strasser en la noche de los cuchillos largos. Ahora cuando tenga un rato miro el enlace. Sin embargo, casos como el de Ledesma Ramos, hijo de profesores, por lo cual poco burgues era, creador del nacional sindicalismo, retiro las JONS de FE JONS tildando a la falange de reformista y burguesa, los Strasser fueron quienes dieron ese discurso socialista de la NSDAP mientras Hitler estaba en la carcel. Bombacci, comunista co fundador del PCI que acabo defendiendo el fascismo socializante sin llegar a entrar nunca en el partido fascista. Sabes que creo yo? que a excepcion de las dictaduras ibericas (que estas estaban de principio a fin encabezadas por la burguesia) los fascismos tuvieron que pactar con los burgueses para no caerse a la primera, y claro, si permites a la burguesia entrar no va a salir. Sin embargo, en el caso de Alemania, cuando a Hitler se le ocurrio nacionalizar la empresa Thyssen fue lo que llevo a que la burguesia se le pusiera en contra.
    Perdona pero sinceramente lo veo al reves, al menos en ciertas partes del movimiento comunista.
    Idealistas y nobles? he visto unas cuantas pelis hollywoodienses sobre la alemania nazi, nunca he visto a hitler representado asi, ni a los otros, no he leido ningun libro del holocausto que diga "bueno, es que eran idealistas". Mira, en mi colegio todos son ultracatolicos y ultraespañolistas, y anticomunistas, pero sin embargo, todos consideran a Lenin como un idealista. los que venden libros comunistas como mucho les miran mal, si haces lo mismo con libros nazis o negacionistas acabas en la carcel. Que no te estoy diciendo que al comunismo no se le persiga tambien, si hablas bien de Stalin te vuelves un paria social, si defiendes a Fidel te miran mal, y si se te ocurre ya defender la RPDC estas jodido. Y no me diras que a Hitler no lo tienen demonizado chico. Y si, en europa del este si que hay una autentica persecucion totalmente injusta hacia el comunismo, en ese punto tienes toda la razon, pero dime, que libro es mas famoso, "archipielago gulag" o "el diario de ana frank"? ¿que pelicula es mas famosa malditos bastardos o amanecer rojo? chico, el NS es un autentico tabu, no te niego que el comunismo no lo sea tambien, es mas, lo creo, pero coño, no vamos a negar una evidencia. Ya no hay propaganda anti Hitler porque ya no es necesaria, el nacionalsocialismo apenas tiene realmente fuerza hoy en dia, sin embargo, el comunismo sigue vivo, quedan Cuba y Corea, en algunos paises siguen con fuerza los partidos comunistas, es mas necesario para el sistema hacer propaganda comunista hoy en dia. Supongo, pero dime cuantos hoy en dia se documentan sobre los tercerposicionamientos realmente? Que lo se, pero creo que estas reduciendo todo unicamente a las tegiversaciones sobre el comunismo del estilo de Katyn o la propaganda trotskista sobre Stalin, pero que hay mas alla de eso
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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 9:45 pm

    morcate escribió:va, se que esto va a sonar a estupidez y tal, pero el fascismo y nacionalsocialismo tal cual en España, pues ya son muy pocos, otra cosa sera la extremaderecha islamofobica y nacionalista chorra como son España2000 o DN. Por ejemplo, el mayor caso de NR en España, las Bases Autonomas, pues mira que no se mucho sobre estas, pero no tienen mucha pinta de burgueses. Claro, el nacionalsocialismo de Hitler acepta un margen capitalista en la teoria, de ahi nace luego el frente negro de los Strasser, que fue un movimiento centrado en el obrero ( muchos lo conocen como el nacionalsocialismo de izquierdas), y de ahi que luego Hitler mndara matar a uno de los hermanos Strasser en la noche de los cuchillos largos. Ahora cuando tenga un rato miro el enlace. Sin embargo, casos como el de Ledesma Ramos, hijo de profesores, por lo cual poco burgues era, creador del nacional sindicalismo, retiro las JONS de FE JONS tildando a la falange de reformista y burguesa, los Strasser fueron quienes dieron ese discurso socialista de la NSDAP mientras Hitler estaba en la carcel. Bombacci, comunista co fundador del PCI que acabo defendiendo el fascismo socializante sin llegar a entrar nunca en el partido fascista. Sabes que creo yo? que a excepcion de las dictaduras ibericas (que estas estaban de principio a fin encabezadas por la burguesia) los fascismos tuvieron que pactar con los burgueses para no caerse a la primera, y claro, si permites a la burguesia entrar no va a salir. Sin embargo, en el caso de Alemania, cuando a Hitler se le ocurrio nacionalizar la empresa Thyssen fue lo que llevo a que la burguesia se le pusiera en contra.

    Yo no sé si tu eres tonto o te lo estas haciendo o pretendes aqui tomar el pelo a alguien.

    ¿ Que la burguesia se puso en contra de Hitler ? Como me hagas repetirte un solo post otra vez, un solo punto de la información ya posteada y se te sanciona pro actividad troll por infraccion del punto 4.12 del reglamento.

    Vamos a ver, si intentas reirte aqui de alguien. EL Puto Tyseen era del NASDAP, apoyo y ayudo a Hitler hasta el 39 despues de haberse llenado todos los bolsillos con el rearme alemán, y es cuando empezo a tener problemillas "morales" con el tema de lso Judios y la persecucion de cristianos, pero obviamente, salvo eso, estuvo completamente a favor del NAcionalSocialismo. Es entonces cuando se nacionalizo Tyssen , listillo, y no por ser una "empresa" principal de la economia alemana.

    Que hayan fscsitas que NO SEAN BURGUESES, no significa que el fascismo NO SEA UNA IDEOLOGIA BURGUESA, a ver si asi lo vas pillando. Las estructuras de poder fascistas las SIGUE MANTENIENDO LA BURGUESIA, y esto , no te lo pienso repetir.

    A ver si asi lo has pillado chavalote, que la nacionalización de Tyssen no se debío a asuntos economicos que "expropiaban " a la burguesia, como prentedes hacer ver tu, listillo.

    De hecho, la Burguesia, internacional, se destaco por un incondicional apoyo a Hitler, chavalote, empezando por los grandes monopolios angloamericanos, que es su época dominaban la economia mundial, y de hecho, hoy tambien la dominan.

    Me importa una mierda lo que tu creas o no, leerte el reglaemnto del foro chaval. Ya te he dejado claro, y no te lo voy a repetir, el modo como Hitler llego al poder, gracias al financiamiento y apoyo de la Burguesia alemana y internacional.




    Perdona pero sinceramente lo veo al reves, al menos en ciertas partes del movimiento comunista.
    Idealistas y nobles? he visto unas cuantas pelis hollywoodienses sobre la alemania nazi, nunca he visto a hitler representado asi, ni a los otros, no he leido ningun libro del holocausto que diga "bueno, es que eran idealistas". Mira, en mi colegio todos son ultracatolicos y ultraespañolistas, y anticomunistas, pero sin embargo, todos consideran a Lenin como un idealista. los que venden libros comunistas como mucho les miran mal, si haces lo mismo con libros nazis o negacionistas acabas en la carcel. Que no te estoy diciendo que al comunismo no se le persiga tambien, si hablas bien de Stalin te vuelves un paria social, si defiendes a Fidel te miran mal, y si se te ocurre ya defender la RPDC estas jodido. Y no me diras que a Hitler no lo tienen demonizado chico. Y si, en europa del este si que hay una autentica persecucion totalmente injusta hacia el comunismo, en ese punto tienes toda la razon, pero dime, que libro es mas famoso, "archipielago gulag" o "el diario de ana frank"? ¿que pelicula es mas famosa malditos bastardos o amanecer rojo?

    No tienes ni puta idea de lo que hablas. La proapganda sobre lso NAZIs es infima, una jodida basura que como mucho se encarga en denunciar el asesinato de Judios y hacer peliculas sobre judios todo el dia. A los comunistas se encargan de sobremanera ya no solo a denunciar lo que hicieron mal o los crimenes si no que magnificarlos y mentir descaradamente sobre ellos, caso de los NAZIs que solo repercute a las barbaridades con los Judios.

    Hitler esta demonizado, si, de coña , por haberse pasado con los judios, punto, no hay mas. A Stalin se le compara o se le acusa de ser mil veces peor que Hitler.

    Tu no tienens ni puta idea de la literatura que hay propagandisticamente anticomunista chavalote, que es incomparable a la información que puede haber sobre los NAZIs. El simple hecho de que NO EXISTE un libro decente sobre el FRENTE DEL ESTE que denuncie las barbaridades NAZIs, es más que concluyente, pero si que existen los libros que denuncian las atrocidades del Ejercito Rojo.

    Malditos Bastardos es una puta mierda de pelicula, UNA QUE HAY, dedicada a los NAZIs y JUDIOS americanos. Propaganda cinematografica anticomunista, espero que no me hagas perder mi tiempo otra vez en contestarte una gilipollez semejante, pro que las sociedades occidentales han estado carcomidas durante decadas pro propaganda anticomunista constantemente desde todos los medios.





    chico, el NS es un autentico tabu, no te niego que el comunismo no lo sea tambien, es mas, lo creo, pero coño, no vamos a negar una evidencia. Ya no hay propaganda anti Hitler porque ya no es necesaria, el nacionalsocialismo apenas tiene realmente fuerza hoy en dia, sin embargo, el comunismo sigue vivo, quedan Cuba y Corea, en algunos paises siguen con fuerza los partidos comunistas, es mas necesario para el sistema hacer propaganda comunista hoy en dia.

    Que no te enteras, y te lo repito por última vez. EL FASCISMO ES PARTE DE ESTE SISTEMA, es su RADICALIZACIÓN. EL que el fascismo suba como la espuma pro toda Europa, chavalote, precisamente no es por que se haga una buena concienciación de lo que es el Fascismo y sin embargo, se desviven por reseñar y recordar continuamente lo que se supon eque es el "comunismo".


    Supongo, pero dime cuantos hoy en dia se documentan sobre los tercerposicionamientos realmente? Que lo se, pero creo que estas reduciendo todo unicamente a las tegiversaciones sobre el comunismo del estilo de Katyn o la propaganda trotskista sobre Stalin, pero que hay mas alla de eso

    A quien colo le importan los tercerposicionamientos de la puta burguesia. A quien coño le importa una mierda el discurso obrerista del fascismo si sabemos a quien defienden en istancia final. Si se piensa en el trabajador, si se piensa en la patria, si se piensa en el bienestar social, en la libertad y democracia obrera, se es SOCIALISTA, punto.

    De que coño son asl estructuras VERTICALES SINDICALES DE FASCISMO ? me estas tomando pro gilipollas o es que de verdad no sabes la ciencia que va detras de todo este pensamiento.

    Que puta mierda es el libro de mierda del diario de Ana Frank, ¿eso es propagnada antinazi ? ¿ existe acaso la proapganda antinazi ? Solo hace falta enterarse bien de que es esa escoria para entender que la rpoapganda que hay solo "minimiza" el real impacto de esa ideologia degenerada.

    Apuntate bien todo lo que te digo, o rebates punto por punto la información que ya te he posteado o te permites el no incidir en argumentaciones ya rebatidas. Leete el regalemnto del foro y te lees tambien la información concerniente sobre el fascismo del foro.

    Mira el listillo, que "hitler nacionalizo Tyssen y perdio el apoyo de la Burguesia " Espero que haya sido un error tuyo y no que te has creido qu eaqui me puedes tomar por tonto tu ami chaval. Faltaria más.


    Última edición por SS-18 el Mar Ago 02, 2011 9:55 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 9:49 pm



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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 10:11 pm

    El autentico CRIMEN DE LOS NAZIS no es su antisemitismo ni las dictaduras fascistas. Su mision principal ES LA CRUZADA CONTRA EL COMUNISMO y retener los poderes de exlotacion de la Burguesia, ha sido asi de principio a fin. El cometido del fascismo era UNO, el anticomunismo. No cepillarse Judios, que de hecho lo que se pretendia era desplazar a la Burguesia judia y quedarse con sus medios financieros. La misma historia de siempre, burguesia peleandose por sus feudos economicos y por ampliar mercados.

    Estuida más marxismo, estudia desde el materialismo la historia y despues nos vienes a contar que era o no era el fascismo y los intereses que defiende.

    De que Burguesia me hablas que lucha el fascismo o el nacional socialismo si de hecho NIEGA LA LUCHA DE CLASES pro lo tanto, para ellos NO EXISTE la burguesia pro lo que importa es la nación y la raza y bajo discursos de banderas, supremacismos, unifican al pueblo en una lucha comun, anticomunista.

    no puedes, luchar contra la Burguesia si NO RECONOCES SU EXISTENCIA colega. Y para ello, se usa, la radicalización de la mentalidad de finales del siglo XIX, de las elites burguesas, sus estructuras sociales, sus poderes de decisión verticales , de una elite que manda a dedo al resto del pueblo.


    J. Dimitrov


    I

    El fascismo y la clase obrera




    ¡Camaradas! Ya el VI Congreso Internacional Comunista previno al proletariado internacional sobre la maduración de una nueva ofensiva fascista, llamándolo a la lucha contra ella. El Congreso señaló que "casi en todas partes existen tendencias fascistas y gérmenes de un movimiento fascista en forma más o menos desarrollada".

    Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas expcionales de expoliación contra los trabajadores, para preparar una guerra imperialista de rapiña, el asalto contra la Unión Soviética, para preparar la esclavización y el reparto de China e impedir, por medio de todo esto, la revolución.

    Los círculos imperialistas intentan descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Para esto, necesitan el fascismo.

    Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para esto, necesitan el fascismo.

    Intentan adelantarse al crecimiento de las fuerzas de la revolución mediante el aplastamiento del movimiento revolucionario de los obreros y campesinos y el ataque militar contra la Unión Soviética, baluarte del proletariado mundial. Para esto, necesitan el fascismo.

    En una serie de países -particularmente en Alemania- estos círculos imperialistas lograron, antes del viraje decisivo de las masas hacia la revolución, infligir al proletariado una derrota e instaurar la dictadura fascista.

    Pero carácteríristica de la victoria del fascismo es precisamente la circunstancia de que esta victoria atestigua por una parte la debilidad del proletariado, desorganizado y paralizado por la política escisionista socialdemócrata de colaboración de clase con la burguesía y, por otra parte, revela la debilidad de la propia burguesía que tiene miedo a que se realice la unidad de lucha de la clase obrera, que teme a la revoluciín y no está ya en condiciones de mantener su dictadura sobre la masas con los viejos métodos de la democracia burguesa y del parlamentarismo.

    El carácter de clase del fascismo


    El fascismo en el poder, camaradas, es, como acertadamente lo ha caracterizado el XIII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero.

    La variedad má:s reaccionaria del fascismo es la de tipo alemán. Tiene la osadía de llamarse nacionalsocialismo, a pesar de no tener nada de común con el socialismo. El fascismo alemán no es solamente un nacionalismo burgués, es un chovinismo bestial. Es el sistema de gobierno del bandidaje político, un sistema de provocaciones y torturas contra la clase obrera y los elementos revolucionarios del campesinado, de la pequeña burguesía y de los intelectuales. Es la crueldad y la barbarie medievales, la agresividad desenfrenada contra los demás pueblos y países.

    El fascismo alemán actúa como destacamento de choque de la contrarrevolución internacional, como incendiario principal de la guerra imperialista, como instigador de la cruzada contra la Unión Soviética, la gran Patria de los trabajadores de todo el mundo.

    El fascismo no es una forma de Poder Estatal, que esté, como se pretende, "por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía", como ha afirmado, por ejemplo, Otto Bauer. No es "la pequeñ,a burguesía sublevada que se ha apoderado del aparato del Estado", como declara el socialista inglés Brailsford. No, el fascismo no es un poder situado por encima de las clases, ni el poder de la pequeña burguesía o del lumpenproletariado sobre el capital financiero. El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo, en política exterior, es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos.

    Hay que recalcar de un modo especial este carácter verdadero del fascismo, porque el disfraz de la demagogia social ha dado al fascismo, en una serie de países, la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacadas de quicio por la crisis, e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubiesen comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza.

    El desarrollo del fascismo y la propia dictadura fascista revisten en los distintos países formas diferentes, según las condiciones históricas, sociales y económicas, las particularidades nacionales y la posición internacional de cada país. En unos países, principalmente allí, donde el fascismo no cuenta con una amplia base de masas y donde la lucha entre los distintos grupos en el campo de la propia burguesía fascista es bastante dura, el fascismo no se decide inmediatamente a acabar con el parlamento y permite a los demás partidos burgueses, así como a la socialdemocracia, cierta legalidad. En otros países, donde la burguesía dominante teme el próximo estallido de la revolución, el fascismo establece el monopolio político ilimitado, bien de golpe y porrazo, bien intensificando cada vez más el terror y el ajuste de cuentas con todos los partidos y agrupaciones rivales, lo cual no excluye que el fascismo, en el momento en que se agudezca de un modo especial su situación, intente extender su base para combinar -sin alterar su carácter de clase- la dictadura terrorista abierta con una burda falsificación del parlamentarismo.

    La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de la dominación de clase de la burguesía -la democracia burguesa- por otra, por la dictadura terrorista abierta. Pasar por alto esta diferencia sería un error grave, que impediría al proletariado revolucionario movilizar a las más amplias capas de los trabajadores de la ciudad y del campo para luchar contra la amenaza de la toma del poder por los fascistas, así como aprovechar las contradicciones existentes en el campo de la propia burguesía. Sin embargo, no menos grave y peligroso es el error de no apreciar suficientemente el significado que tienen para la instauración de la dictadura fascista las medidas reaccionarias de la burguesía que se intensifican actualmente en los países de democracia burguesia, medidas que reprimen las libertades democráticas de los trabajadores, restringen y falsean los derechos del parlamento y agravan las medidas de represión contra el movimiento revolucionario.

    Camaradas, no hay que representarse la subida del fascismo al poder de una forma tan simplista y llana, como si un comité cualquiera del capital financiero tomase el acuerdo de implantar en tal o cual día la dictadura fascista. En realidad, el fascismo llega generalmente al poder en lucha, a veces enconada, con los viejos partidos burgueses o con determinada parte de éstos, en lucha incluso en el seno del propio campo fascista, que muchas veces conduce a choques armados, como hemos visto en Alemania, Austria y otros países. Todo esto, sin embargo, no disminuye la significación del hecho de que, antes de la instauración de la dictadura fascista, los gobiernos burgueses pasen habitualmente por una serie de etapas preparatorias y realicen una serie de medidas reaccionarias, que facilitan directamente el acceso del fascismo al poder. Todo el que no luche en estas etapas preparatorias contra las medidas reaccionarias de la burguesía y contra el creciente fascismo, no está en condiciones de impedir la victoria del fascismo, sino que, por el contrario, la facilitará.

    Los jefes de la socialdemocracia encubrieron y ocultaron ante las masas el verdadero carácter de clase del fascismo y no llamaron a la lucha contra las medidas reaccionarias cada vez más graves de la burguesía. Sobre ellos pesa una gran responsabilidad histórica por el hecho de que, en los momentos decisivos de la ofensiva fascista, una parte considerable de las masas trabajadoras de Alemania y de otra serie de países fascistas no reconociese en el fascismo a la fiera sedienta de sangre del capital financiero, a su peor enemigo y que estas masas no estuvieran preparadas para hacerle frente.

    ¿De dónde emana la influencia del fascismo sobre las masas? El fascismo logra atraerse las masas porque especula de forma demagógica con sus necesidades y exigencias más candentes. El fascismo no sólo azuza los prejuicios hondamente arraigados en las masas, sino que especula también con los mejores sentimientos de éstas, con su sentimiento de justicia y, a veces, incluso con sus tradiciones revolucionarias. ¿Por qué los fascistas alemanes, esos lacayos de la gran burguesía y enemigos mortales del socialismo, se hacen pasar ante las masas por «socialistas» y presentan su subida al poder como una «revolución»? Porque se esfuerzan por explotar la fe en la revolución y la atracción del socialismo que viven en el corazón de las amplias masas trabajadoras de Alemania.

    El fascismo actúa al servicio de los intereses de los imperialistas más agresivos, pero ante las masas se presenta bajo la máscara de defensor de la nación ultrajada y apela al sentimiento nacional herido, como hizo, por ejemplo, el fascismo alemán que arrastró consigo las masas pequeño burguesas con la consigna de "¡Contra Versalles!".

    El fascismo aspira a la más desenfrenada explotación de las masas, pero se acerca a ellas con una demagogia anticapitalista, muy hábil, explotando el profundo odio de los trabajadores contra la burguesía rapaz, contra los bancos, los trusts y los magnates financieros y lanzando las consignas más seductoras para el momento dado, para las masas que no han alcanzado una madurez política; en Alemania: "Nuestro Estado no es un Estado capitalista, sino un Estado corporativo"; en el Japón: "por un Japón sin explotadores"; en los Estados Unidos: "por el reparto de las riquezas", etc...

    El fascismo entrega al pueblo a la voracidad de los elementos más corrompidos y venales, pero se presenta ante él con la reivindicación de un "gobierno honrado e insobornable". Especulando con la profunda desilusión de las masas sobre los gobiernos de democracia burguesa, el fascismo se indigna hipócritamente ante la corrupción (véase, por ejemplo, el caso Barmat y Sklarek en Alemania, el caso Staviski en Francia y otros).

    El fascismo capta, en interés de los sectores más reaccionarios de la burguesía, a las masas decepcionadas que abandonan los viejos partidos burgueses. Pero impresiona a estas masas por la violencia de sus ataques contra los gobiernos burgueses, por su actitud irreconciliable frente a los viejos partidos de la burguesía.

    Dejando atrás a todas las demás formas de la reacción burguesa, por su cinismo y sus mentiras, el fascismo adapta su demagogia a las particularidades nacionales de cada país e incluso a las particularidades de las diferentes capas sociales dentro de un mismo país. Y las masas de la pequeña burguesía, incluso una parte de los obreros, llevados a la desesperación por la miseria, el paro forzoso y la inseguridad de su existencia, se convierten en víctimas de la demagogia social y chovinista del fascismo.

    El fascismo llega al poder como el partido del asalto contra el movimiento revolucionario del proletariado, contra las masas populares en efervescencia, pero presenta su subida al poder como un movimiento "revolucionario", dirigido contra la burguesía en nombre de "toda la nación" y para "salvar" a la nación. (Recordemos la "marcha" de Mussolini sobre Roma, la "marcha" de Pilsudski sobre Varsovia, la "revolución" nacional-socialista de Hitler en Alemania, etc.).

    Pero cualquiera que sea la careta con que se disfrace el fascismo, cualquiera que sea la forma en que se presente, cualquiera que sea el camino por el que suba al Poder, el fascismo es la más feroz ofensiva del capital contra las masa trabajadoras;

    el fascismo es el chovinismo más desenfrenado y al guerra de rapiña;

    el fascismo es la reacción feroz y la contrarrevolución;

    el fascismo es el peor enemigo de la clase obrera y de todos los trabajadores.


    ¿Qué ofrece a las masas el fascismo victorioso?


    El fascismo prometió a los obreros un «salario justo», en realidad les colocó a un nivel de vida aun más bajo, más miserable. Prometió trabajo a los parados; en realidad les proporcionó mayores torturas de hambre y trabajo forzado de esclavos. En realidad, el fascismo convierte a los obreros y a los parados en parias de la sociedad capitalista, desprovistos de todo derecho, destruye sus sindicatos, les arrebata el derecho a la huelga y de prensa obrera, los enrola por la fuerza en las organizaciones fascistas, les roba los fondos de los seguros sociales, convierte las fábricas y los talleres en cuarteles, donde reina el despotismo desenfrenado de los capitalistas.

    El fascismo prometió a la juventud trabajadora abrirle un camino ancho hacia un porvenir esplendoroso. En realidad, trajo a la juventud despidos en masa de las empresas, campamentos de trabajo y ejercicios militares incesantes con vistas a una guerra de conquista.

    El fascismo prometió a los empleados, a los pequeños funcionarios, a los intelectuales, asegurarles la existencia, acabar con la omnipotencia de los trusts y con la especulación del capital bancario. En realidad, los lanzó a una mayor desesperación e inseguridad en el día de mañana, los somete a una nueva burocracia formada por sus partidarios más obedientes, crea una dictadura insoportable de los trusts, siembra en proporciones nunca vistas la corrupción y la descomposición.

    El fascismo prometió a los campesinos arruinados y depauperados acabar con el vasallaje de las deudas, suprimir el pago de las rentas e incluso expropiar sin inemnización la tierra de los terratenientes en favor de los campesinos sin tierra y arruinados. En realidad, entrega al campesinado trabajador a la esclavitud sin precedentes de los trusts y del aparato del Estado fascista y aumenta hasta lo indecible la explotación de las masas fundamentales del campesinado por los grandes terratenientes, los bancos y los usureros.

    "Alemania será un país campesino, o no perdurará", declaró solemnemente Hitler. ¿Pero qué han obtenido los campesinos de Alemania bajo Hitler? ¿Una moratoria que ya está derogada? ¿O la ley que, regulando el régimen hereditario de las haciendas campesinas, expulsa del campo a millones de hijos e hijas de campesinos y los convierte en mendigos? Los braceros del campo se ven convertidos en semisiervos, a los que se ha arrebatado incluso el derecho elemental de libre desplazamiento. Al campesinado trabajador se le ha despojado de la posibilidad de vender los productos de su hacienda en el mercado.

    ¿Y en Polonia?

    «El campesino polaco -escribe el periódico Chas- emplea métodos y medios que sólo se aplicaron seguramente en los tiempos de la Edad Media: conserva el fuego en la estufa y se lo presta a sus vecinos, divide en varias partes las cerillas. Los campesinos se dan unos a otros los restos de jabón negro. Hierven los barriles de arenques para obtener agua salada. Esto no es ningún cuento, sino la verdadera situación reinante en el campo, de la que cualquiera puede convencerse por sí mismo».

    ¡Y esto, camaradas, no lo escribe ningún comunista, sino un periódico reaccionario polaco!

    Pero no es todo, no mucho menos. Día tras día, en los campos de concentración de la Alemania fascista, en los sótanos de la GESTAPO (policía secreta), en las mazmorras polacas, en los calabozos de la policía secreta búlgara y finlandesa, en la «Glawniatsch» de Belgrado, en la «Siguranta» rumana, en las islas italianas, los mejores hijos de la clase obrera, los campesinos revolucionarios, los que luchan por un porvenir más bello de la humanidad son sometidos a tratos violentos y escarnios tan repugnantes que ante ellos palidecen los crímenes más abominables de la policía secreta zarista. El criminal fascismo alemán convierte a los maridos, en presencia de sus mujeres, en masas de carne sanguinolenta, envía a las madres en paquetes postales las cenizas de sus hijos asesinados. La esterilización se ha convertido en un medio político de lucha. A los presos antifascistas recluidos en las cámaras de tortura les inoculan por la fuerza sustancias venenosas, les rompen las manos, les arrancan los ojos, les cuelgan por los pies, les inyectan agua con bomba, les recortan cruces gamadas en su carne.

    Tengo delante un resumen estadístico del Socorro Rojo Internacional sobre los asesinados, heridos, presos, mutilados y torturados en Alemania, Polonia, Italia, Austria, Bulgaria y Yogoeslavia. Solamente en Alemania, bajo el gobierno de los nacionalsocialistas, fueron asesinadas más de 4.200 personas; detenidas 317.800; y 218.600 obreros, campesinos, empleados e intelectuales antifascistas, comunistas, socialdemócratas y miembros de las organizaciones cristianas de oposición fueron heridos y sometidos a torturas crueles. En Austria, desde los combates de febrero del año pasado fueron asesinadas 1.900 personas; 10.000 heridas y mutiladas; y 40.000 obreros revolucionarios detenidos por el gobierno fascista "cristiano". Y este resumen, camaradas, dista mucho de ser completo.


    Me cuesta trabajo encontrar palabras con que expresar toda la indignación que nos embarga al pensar en las torturas que hoy sufren los trabajadores en una serie de países fascistas. Las cifras y hechos que nosotros señalamos no reflejan ni la centésima parte del cuadro verdadero de la explotación y las torturas, del terror de los guardias blancos que llenan la vida cotidiana de la clase obrera en los distintos países capitalistas. Ningún libro, por voluminoso que fuera, podría dar una idea clara de las incontables bestialidades del fascismo contra los trabajadores.

    Con honda emoción y odio contra los verdugos fascistas, inclinamos las banderas de la Internacional Comunista ante la memoria inolvidable de John Scheer, Fiede Schulze, Lütgens, en Alemania, de Koloman Walish y Munichreiter, en Austria; de Sallai y Füsrts, en Hungría; de Kofardshiev, Lutibrodski y Voikov, en Bulgaria, ante la memoria de los miles y miles de obreros, campesinos, representantes de los intelectuales progresistas, comunistas, socialdemócratas y sin partido, que han dado su vida luchando contra el fascismo.

    Desde esta tribuna saludamos al jefe del proletariado alemán y Presidente de honor de nuestro Congreso, al camarada Thaelmann (fuertes aplausos, todos en la sala se ponen en pie), saludamos a los camaradas Rakosi, Gramsci, (fuertes aplausos, todos en la sala se ponen en pie), Anticainen. Saludamos a Tom Mooney, que viene sufriendo 18 años de cárcel y a los millares de prisioneros del capital y del fascismo (fuertes aplausos) y les decimos: "¡Hermanos de lucha! ¡Compañeros de armas! ¡No os hemos olvidado! Estamos con vosotros. Entegamos todas las horas de nuestra vida, hasta la última gota de nuestra sangre, por arrancaros y arrancar a todos los trabajadores del ignominioso régimen fascista". (Fuertes aplausos, todos en la sala se ponen en pie)

    ¡Camaradas! Ya Lenin nos había advertido que la burguesía puede conseguir, cayendo sobre los trabajadores con el terror má feroz, rechazar durante períodos cortos de tiempo las fuerzas crecientes de la revolución, pero que, a pesar de ello, no podría salvarse del hundimiento.

    «La vida -escribía Lenin- seguirá su curso. Ya puede la burguesía arrebatarse, enfurecerse hasta el paroxismo, excederse, cometer tonterías, vengarse por anticipado de los bolcheviques y tratar de exterminar (en India, en Hungría, en Alemania, etc.) a centenares de miles de bolcheviques del mañana o del ayer; al proceder así, la burguesía procede como todas las clases condenadas por la historia al hundimiento. Los comunistas deben saber que, sea lo que fuere, el porvenir les pertenece. Por esto, podemos y debemos combinar en la gran lucha revolucionaria el mayor apasionamiento con la más serena y sobria apreciación de las convulsiones de la burguesía».

    Sí, si nosotros y el proletariado del mundo entero marchamos con firmeza por la senda que nos ha trazado Lenin, la burguesía se hundirá a pesar de todo.(Aplausos).

    ¿Es inevitable la victoria del fascismo?
    ¿Por qué y de qué modo ha podido triunfar el fascismo? El fascismo es el peor enemigo de la clase obrera y de los trabajadores. El fascismo es el enemigo de las nueve décimas partes del pueblo alemán, de las nueve décimas partes del pueblo austríaco, de las nueve décimas partes de los otros pueblos de los países fascistas. ¿Cómo y de qué modo ha podido triunfar este enemigo ecarnizado?

    El fascismo pudo llegar al poder, ante todo, porque la clase obrera, gracias a la política de colaboración de clase con la burguesía, practicada por los jefes de la socialdemocracia, se hallaba escindida, política y orgánicamente desarmada frente a la burguesía que despliega su ofensiva, y los partidos comunistas no eran lo suficientemente fuertes para poner en pie a las masas y conducirlas a la lucha decisiva contra el fascismo, sin la socialdemocracia y contra ella.


    ¡Así es! Que los millones de obreros socialdemócratas, que ahora sufren con sus hermanos comunistas los horrores de la barbarie fascista, mediten seriamente sobre esto: si en el año 1918, cuando estalló la revolución en Alemania y en Austria, el proletariado alemán y austríaco no hubiera seguido la dirección socialdemócrata, de Otto Bauer, Friedrich Adler y Renner en Austria, a Ebert y Scheidemann en Alemania y hubieran marchado por al senda de los bolcheviques rusos, por la senda de Lenin, hoy no habría fascismo ni en Austria, ni en Alemania, ni en Italia, ni en Hungría, ni en Polonia, ni en los Balcanes. No sería la burguesía, sino la clase obrera la dueña de la situación en Europa desde hace mucho tiempo. (Aplausos).

    Fijémonos, por ejemplo, en la socialdemocracia austríaca. La revolución de 1918 la elevó a enorme altura. Tenía el poder en sus manos; tenía fuertes posiciones dentro del ejército, dentro del aparato del Estado. Apoyándose en estas posiciones, pudo matar en germen al naciente fascismo, pero fue cediendo, sin resistencia, una tras otra, las posiciones de la clase obrera. Permitió a la burguesía fortalecer su poder, anular la Constitución, depurar el aparato del Estado, el ejército y la policía de funcionarios socialdemócratas, arrebatar a los obreros su arsenal. Permitía a los bandidos fascistas asesinar impunemente a obreros socialdemócratas, aceptó las condiciones del pacto de Hüttenberg, que abrió las puertas de las empresas a los elementos fascistas. Al mismo tiempo, los jefes de la socialdemocracia engañaban a los obreros con el programa de Linz, en el que se preveía la alternativa del empleo de la fuerza armada contra la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado, asegurándoles que si las clases gobernantes apelasen a la violencia contra la clase obrera, el partido contestaría con el llamamiento a la huelga general y la lucha armada. ¡Como si toda la política de preparación del ataque fascista contra la clase obrera no fuese una cadena de actos de violencia encubiertos por medio de formas constitucionales! Incluso en vísperas de los combates de febrero y en transcurso de éstos, la dirección de la socialdemocracia austríaca abandonó al heroico «Schutzbund» en la lucha, aislado de las amplias masas, y condenó al proletariado austríaco a la derrota.

    ¿Era inevitable la victoria del fascismo en Alemania?

    No, la clase obrera alemana pudo haberla impedido.

    Pero, para ello, tenía que haber conseguido establecer el frente único proletario antifascista, obligar a los jefes de la socialdemocracia a poner fin a su cruzada contra los comunistas y aceptar las reiteradas proposiciones del Partido Comunista sobre la unidad de acción contra el fascismo.

    No tenía que haberse dado por satisfecho ante la ofensiva del fascismo y la gradual liquidación de las libertades democrático-burguesas por la burguesía, con las hermosas resoluciones de la socialdemocracia, sino que debió responder con una verdadera lucha de masas que estorbase la realización de los planes fascistas de la burguesía alemana.

    No debió permitir la prohibición de la Liga de los Luchadores del Frente Rojo (Roter Frontkämpferbund), por el gobierno Braun-Severing, sino establecer un contacto de lucha entre el Roter Frontkämpferbund y la Reichsbanner, que enrolaba a casi un millón de afiliados, y obligar a Braun y Severing a armar a ambas organizaciones para rechazar y destruir a las bandas fascistas.

    Tenía que haber obligado a los jefes de la socialdemocracia, que estaban al frente del gobierno de Prusia, a tomar medidas de defensa contra el fascismo, detener a los jefes fascistas, suprimir su prensa, confiscar sus recursos materiales y los recursos de los capitalistas que subvencionan al movimiento fascista, disolver las organizaciones fascistas, desarmarlas, etc.

    Además, tenía que haber conseguido que se estableciese y ampliase la asistencia social bajo todas sus formas, que se concediesen una moratoria y subsidios para los campesinos afectados por la crisis, a costa de recargos en los impuestos de los bancos y los trusts, para asegurarse por este medio el apoyo del campesinado trabajador. No se hizo, por culpa de la socialdemocracia alemana, y, gracias esto, pudo triunfar el fascismo.
    ¿Tenían que triunfar la burguesía y la nobleza en España, país donde las fuerzas de la insurrección proletaria se conminan tan ventajosamente con la guerra campesina?

    Los socialistas españoles estuvieron representados en el gobierno desde los primeros días de la revolución. ¿Esteblecieron acaso un contacto de lucha entre las organizaciones obreras de todas las tendencias políticas, incluyendo comunistas y anarquistas? ¿Fundieron a la clase obrera en una sola organización sindical? ¿Exigieron acaso la confiscación de todas las tierras de los terratenientes, de la iglesia y conventos a favor de los campesinos para conquistar a éstos para la revolución? ¿Intentaron luchar por la autodeterminación nacional de los catalanes, de los vascos, por la liberación de Marruecos? ¿Limpiaron al ejército de elementos monárquicos y fascistas, preparando el paso de las tropas al lado de los obreros y de los campesinos? ¿Disolvieron la guardia civil, verdugo de todos los movimientos populares, tan odiada por el pueblo? ¿Asestaron algún golpe contra el partido fascista de Gil Robles, contra el podería del clero católico? No, no hicieron nada de esto. Rechazaron las reiteradas proposiciones de los comunistas sobre la unidad de acción contra la ofensiva de la reacción de los burgueses y de los terratenientes y del fascismo. Promulgaron una ley electoral que permitió a la reacción conquistar la mayoría en las Cortes y una serie de leyes que decretaban duras penas contra los movimientos populares, leyes que sirven ahora para juzgar a los heroicos mineros de Asturias. Fusilaron por mano de la guardia civil a los campesinos que luchaban por la tierra, etc.

    Así desbrozó la socialdemocracia el camino al poder al fascismo, lo mismo en Alemania que en Austria y que en España, desorganizando y llevando la escisión a las filas de la clase obrera.

    Camaradas, el fascismo triunfó también porque el proletariado se encontró aislado de sus aliados naturales. El fascismo pudo triunfar porque logró arrastrar consigo a las grandes masas campesinas, gracias a que la socialdemocracia, en nombre de la clase obrea, llevó a cabo una política que era en el fondo anticampesina. El campesino veía desfilar por el poder una serie de gobiernos socialdemócratas, que personificaban a sus ojos el poder de la clase obrera, pero ninguno de ellos satisfacía las necesidades de los campesinos, ninguno de ellos les entregó la tierra. La socialdemocracia alemana no tocó para nada a los terratenientes, contrarrestó las huelgas de los obreros agrícolas y esto tuvo por consecuencia que los obreros agrícolas de Alemania, ya mucho antes de la subida de Hitler al poder, abandonasen los sindicatos reformistas, pasándose en la mayoría de los casos a los Cascos de Acero y a los nacional-socialistas.

    El fascismo pudo triunfar también porque logró penetrar en las filas de la juventud, mientras que la socialdemocracia desviaba a la juventud obrera de la lucha de clases, el proletariado revolucionario tampoco desplegó entre la juventud la necesaria labor de educación y no prestó la suficiente atención a la lucha por sus intereses y aspiraciones específicas. El fascismo captó el ansia de actividad combativa agudizada entre la juventud y atrajo a una parte considerable de ésta a sus destacamentos de combate. La nueva generación de la juventud masculina y femenina no ha pasado por los horrores de la guerra. Sufre sobre sus espaldas todo el peso de la crisis económica, del paro forzoso y de la descomposición de la democracia burguesa. No viendo perspectiva alguna para el porvenir, sectores considerables de la juventud se mostraron especialmente influenciables a la demagogia fascista, que les pintaba un porvenir seductor si el fascismo triunfaba.

    En relación con esto, tampoco debemos pasar por alto la serie de errores cometidos por los partidos comunistas, errores que frenaban nuestra lucha contra el fascismo. En nuestras filas existía un imperdonable menosprecio al peligro fascista que todavía no se ha liquidado en todas partes. Semejantes concepciones, como las que antes podíamos encontrar en nuestros partidos, como aquella de que "Alemania no es Italia", en el sentido de que el fascismo pudo triunfar en Italia, pero su victoria estaba excluida en Alemania, por se un país industrialmente muy desarrollado, un país con una cultura muy elevada, con una tradición de cuarenta años de movimiento obrero, un país, en que es imposible el fascismo, o la concepción, que se mantiene hoy, de que en los países de la democracia burguesa "clásica" no hay base para el fascismo, semejantes concepciones podían y pueden contribuir a amortiguar la atención vigilante frente al peligro fascista y dificultar la movilización del proletariado para la lucha contra el fascismo.

    Podríamos citar también no pocos casos, en que los comunistas se vieron sorprendidos inopinadamente por un golpe fascista. Acordaos de Bulgaria, donde la dirección de nuestro Partido adoptó una posición "neutral", oportunista en el fondo, respecto al golpe de Estado del 9 de junio de 1923; de Polonia, donde en mayo de 1926 la dirección del Partido Comunista, que apreció de una manera errónea las fuerzas motrices de la revolución polaca, no supo distinguir el carácter fascista del golpe de Estado de Pilsudski y marchó a remolque de los acontecimientos; de Finlandia, donde nuestro Partido, basándose en una falsa idea de la fascistización lenta, gradual, dejó triunfar el golpe de Estado fascista, preparado por un grupo dirigente de la burguesía, golpe de Estado que pilló de improviso al Partido y a la clase obrera.

    Cuando en nacionalsocialismo había llegado a ser un movimiento amenazador de masas en Alemania, había camaradas, para quienes el gobierno de Brüning era ya el de la dictadura fascista y que declaraban ceñudos: "Si el tercer Reich de Hitler llega un día, será solamente un metro y medio bajo tierra y con el poder obrero vencedor encima de él".

    Nuestros camaradas de Alemania han subestimado durante mucho tiempo el sentimiento nacional herido y la indiginación de las masas contra el Tratado de Versalles, observaban una actitud desdeñosa respecto a las vacilaciones de los campesinos y la pequeña burguesía, tardaron en establecer un programa de emancipación social y nacional y, cuando lo formularon, no supieron adaptarlo a las necesidades concretas y al nivel de las masas. Y ni siquiera supieron popularizarlo ampliamente entre ellas.

    La necesidad de desplegar la lucha de masas contra el fascismo ha sido sustituida en varios países por razonamientos estériles sobre el carácter del fascismo "en general" y por una estrechez sectaria respecto a la posición y solución de las tareas políticas actuales del Partido.

    Camaradas, si hablamos de las causas de la victoria del fascismo, si señalamos la responsabilidad histórica de la socialdemocracia en la derrota de la clase obrera, si anotamos también nuestros propios errores en la lucha contra el fascismo, no es sencillamente por el gusto de remover el pasado. Nosotros no somos historiadores, situados al margen de la vida, somos militantes combativos de la clase obrera y estamos obligados a dar una contestación a la pregunta que atormenta a millones de obreros: «¿Cabe impedir, y por qué medios, la victoria del fascismo?» Y nosotros contestamos a esos millones de obreros: sí, camaradas, puede cerrarse el paso al fascismo. Es absolutamente posible. ¡Ello depende de nosotros mismos, de los obreros, de los campesinos, de todos los trabajadores!

    El impedir la victoria del fascismo depende ante todo de la actitud combativa de la propia clase obrera, de la cohesión de sus fuerzas en un ejército combatiente que luche unido contra la ofensiva del capital y del fascismo. El proletariado, al establecer su unidad de lucha, paralizaría la influencia del fascismo sobre los campesinos, sobre la pequeña burguesía urbana, sobre la juventud y los intelectuales, conseguiría neutralizar a una parte y hacer pasar a su lado a la otra.

    En segundo lugar, ello depende de la existencia de un fuerte partido revolucionario que sepa dirigir acertadamente la lucha de los trabajadores contra el fascismo. Un partido que exhorte sistemáticamente a los obreros a retroceder ante el fascismo y permite a la burguesía fascista consolidar sus posiciones, es un partido que conduce a los obreros inevitablemente a la derrota.

    En tercer lugar, ello depende de la justa política de la clase obrera respecto al campesinado y a las masas pequeñoburguesas de la ciudad. Hay que tomar a estas masas tal y como son y no como nosotros quisiéramos que fuesen. Sólo en el transcurso de la lucha superarán sus dudas y vacilaciones, si sabemos tratar con paciencia sus inevitables vacilaciones y, si el proletariado les ayuda, se elevarán políticamente a un grado superior de conciencia y de actividad revolucionaria.

    En cuarto lugar, ello depende de la atención vigilante y de la actuación oportuna del proletariado revolucionario. No hay que dejarse sorprender inopinadamente por el fascismo; no dejarle la iniciativa; hay que asestarle golpes decisivos, cuando todavía no ha logrado concentrar sus fuerzas; no permitirle afianzarse; hacer frente a cada paso en que se manifieste; no permitirle conquistar nuevas posiciones; como se esfuerza, con éxito, por conseguirlo el proletariado francés.

    Tales son las condiciones más importantes para impedir que el fascismo crezca y suba al poder.

    El fascismo, un poder cruel, pero precario
    La dictadura fascista de la burguesía es un poder cruel, pero precario.

    ¿En qué consisten las causas principales de la precariedad de la dictadura fascista?

    El fascismo, que pretende superar las divergencias y las contradicciones existentes en el campo de la burguesía, viene a agudizar todavía más estas contradicciones.

    El fascismo intenta establecer su monopolio político, destruyendo por la violencia los demás partidos políticos. Pero la existencia del sistema capitalista, la existencia de diferentes clases, la agudización de las contradicciones de clases conducen inevitablemente a sacudir y derribar el monopolio político del fascismo. No es el país soviético en el que la dictadura del proletariado es ejercida también por un partido único, pero donde este monopolio político responde a los intereses de millones de trabajadores y se apoya cada vez más sobre la construcción de la sociedad sin clases; en un país fascista, el partido de los fascistas no puede mantener por mucho tiempo su monopolio, porque no está en condiciones de proponerse la misión de suprimir las clases y las contradicciones de clase. Suprime la existencia legal de los partidos burgueses, pero algunos de ellos siguen viviendo ilegalmente y el Partido Comunista avanza, incluso dentro de la ilegalidad, se templa y dirige la lucha del proletariado contra la dictadura fascista. De este modo, el monopolio político del fascismo tiene necesariamente que derrumbarse bajo los golpes de las contradicciones de clase.

    Otra de las causas de la precariedad de la dictadura fascista estriba en que el contraste entre la demagogia anticapitalista del fascismo y la política del enriquecimiento más rapaz de la burguesía monopolista permite desenmascarar el fondo de clase del fascismo, quebrantar y reducir su base de masas.

    Además, la victoria del fascismo provoca el odio profundo y la indignación de las masas, contribuye a revolucionarlas e imprime un poderoso impulso al frente del proletariado contra el fascismo.

    Llevando a cabo la política del nacionalismo económico (autarquía) y apropiándose la mayor parte de los ingresos de la nación para la preparación de la guerra, el fascismo socava toda la economía del país y agudiza la guerra económica entre los Estados capitalistas. Imprime a los conflictos, que surgen en el seno de la burguesía, un carácter violento y no pocas veces sangriento, minando así la estabilidad del poder estatal fascista a los ojos del pueblo. Un poder, que asesina a sus propios partidarios, como aconteció en Alemania el 30 de junio del año pasado, un poder como el fascista, contra el cual lucha con las armas en la mano otra parte de la burguesía fascista (putsch nacionalsocialista de Austria, las luchas violentas de distintos grupos fascistas contra los gobiernos fascistas de Polonia, Bulgaria, Finlandia y otros países), este poder no podrá mantener durante mucho tiempo su autoridad a los ojos de las extensas masas pequeñoburguesas.

    La clase obrera tiene que saber aprovechar las contradicciones y conflictos existentes en el campo de la burguesía, pero no debe hacerse ilusiones de que el fascismo puede asfixiarse por sí solo. El fascismo no se derrumbará automáticamente. Sólo la actividad revolucionaria de la clase obrera hará que los conflictos, que surgen inevitablemente en el campo de la burguesía, se aprovechen para minar la dictadura fascista y derribarla.

    Al liquidar los restos de la democracia burguesa y elevar la violencia abierta a sistema de gobierno, el fascismo socava las ilusiones democráticas y la autoridad de la ley a los ojos de las masas trabajadoras. Hay que añadir que esto sucede en países como, por ejemplo, Austria y España, donde los obreros han luchado con las armas en la mano contra el fascismo. El Austria, la lucha heroica del Schutzbund y de los comunistas hizo temblar, a pesar de la derrota, desde un principio la firmeza de la dictadura fascista.

    En España, la burguesía no logró amordazar a los trabajadores. Las luchas armadas de Austria y España han hecho que masas cada vez más extensas de las clase obrera adquieran conciencia de la necesidad de la lucha revolucionaria de clases.

    Sólo filisteos inverosímiles, lacayos de la burguesía, como el más viejo teórico de la Segunda Internacional, Carlos Kautsky, pueden reprochar a los obreros de Austria y España el haber empuñado las armas. ¿Qué aspecto presentaría hoy el movimiento obrero de Austria y España, si la clase obrera de estos países se hubiera dejado guiar por los traidores consejos de los Kautsky? La clase obrera de estos países atravesaría una profunda desmoralización en sus filas.

    «Los pueblos -dijo Lenin- no pasan en vano por la escuela de la guerra civil. Esta es una escuela dura y en su programa, si es completo, entran también inevitablemente los triunfos de la contrarrevolución, el desenfreno de los reaccionarios enfurecidos, el ajuste de cuentas feroz del viejo poder con los rebeldes, etc. Pero sólo los pedantes declarados y las momias sin juicio pueden lloriquear, lamentándose de que los pueblos pasen por esa escuela llena de tormentos; esta escuela enseña a las clases oprimidas a librar la guerra civil y les enseña cómo triunfa la revolución, acumula en las masas de los esclavos actuales el odio, que los esclavos atemorizados, torpes e ignorantes llevan eternamente dentro y que conduce a los esclavos ya conscientes del oprobio de su esclavitud a las hazañas históricas más grandiosas».

    La victoria del fascismo en Alemania provocó, como es sabido, una nueva oleada de ofensiva fascista, que condujo en Austria a la provocación de Dollfuss, en España a nuevas agresiones de la contrarrevolución contra las conquistas revolucionarias de las masas, en Polonia a la reforma fascista de la Constitución y en Francia incitó a los destacamentos armados de los fascistas a un intento de golpe de Estado en febrero de 1934. Pero esta victoria y la furia de la dictadura fascista han provocado sobre el plano internacional un contramovimiento de frente único proletario contra el fascismo. El incendio del Reichstag, que era la señal para la ofensiva general del fascismo contra la clase obrera, el atraco y expoliación contra los sindicatos y otras organizaciones obreras, los gritos de los antifascistas torturados en las mazmorras de los cuarteles y en los campos de concentración fascistas, revelan palpablemente a las masas adónde ha conducido el juego escisionista y reaccionario de los jefes de la socialdemocracia alemana, que rechazaron las propuestas de los comunistas para luchar unidos contra el fascismo agresor, y las convencen de la necesidad de unificar todas las fuerzas de la clase obrera para el derrocamiento del fascismo.

    En Francia, la victoria de Hitler dio también un impulso decisivo a la creación del frente único de la clase obrera contra el fascismo. La victoria de Hitler no ha engendrado en los obreros solamente el temor por la suerte de los obreros alemanes, no sólo ha encendido el odio contra los verdugos de sus hermanos de clase alemanes, sino que, además, ha fortalecido su decisión de no permitir de ningún modo que suceda en su país lo que ha sucedido con la clase obrera en Alemania. La poderosa gravitación hacia el frente único en todos los países capitalistas pone de manifiesto que no han sido en vano las enseñanzas de la derrota. La clase obrera comienza a actuar de un modo nuevo. La iniciativa de los partidos comunistas en la organización del frente único y la abnegación sin límites de los comunistas, de los obreros revolucionarios, en la lucha contra el fascismo, acrecentaron, en proporciones nunca vistas, la autoridad de la Internacional Comunista. Al mismo tiempo, se desarrolla una honda crisis en el seno de la Segunda Internacional, crisis que se manifiesta y subraya con una claridad especial después de la bancarrota de la socialdemocracia alemana. Los obreros socialdemócratas pueden convencerse cada vez más palpablemente de que la Alemania fascista, con todos sus horrores y barbarie, es, en última instancia, una consecuencia de la política socialdemócrata de la colaboración de clase con la burguesía. Estas masas ven cada vez más claro que el camino, por el cual llevaron al proletariado los jefes de la socialdemocracia alemana, no debe repetirse. Jamás se ha dado en el campo de la Segunda Internacional ub desconcierto ideológico tan grande. En el seno de todos los partidos socialdemócratas, se opera un proceso de diferenciación. En sus filas se destacan dos campos básicos;: junto al campo existente de los elementos reaccionarios, que intentan por todos los medios mantener en pie el bloque de la socialdemocracia con la burguesía y rechazan rabiosamente el frente único con los comunistas, comienza a formarse el campo de los elementos revolucionarios, que abrigan dudas acerca de la justeza de la política de coaboración de clase con la burguesía, que abogan por la creación de un frente único con los comunistas y comienzan a pasarse cada vez en mayor grado a las posiciones de la lucha revolucionaria de clases.

    Así, el fascismo, que ha surgido como resultado de la decadencia del sistema capitalista, actúa a fin de cuentas como un factor de su ulterior descomposición. Así, el fascismo, que ha asumido la tarea de enterrar al marxismo, la movimiento revolucionario de la clase obrera, él mismo lleva, como resultado de la dialéctica de la vida y de la lucha de clases, al desarrollo de las fuerzas llamadas a ser enterradoras, las enterradoras del capitalismo.


    Última edición por SS-18 el Mar Ago 02, 2011 10:46 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 10:12 pm

    J. Dimitrov


    El fascismo es la guerra


    Escrito: 18 de Julio de 1937
    Primera Edición:J. Dimitrov, Obras Completas, Editorial del PCB, 1954
    Digitalización: Aritz
    Esta Edición: Marxists Internet Archive, año 2000



    Cuando hace dos años, en agosto de 1935, el VII Congreso de la Internacional Comunista analizaba la situación internacional, buscando los caminos y los medios para la lucha de la clase obrera contra la ofensiva del fascismo, señaló el nexo indisoluble que existe entre la lucha contra el fascismo y la lucha por la paz. El fascismo es la guerra, declaró el Congreso. El fascismo, después de subir al poder, contra la voluntad y los intereses de su propio pueblo, busca una salida a las dificultades internas, cada vez mayores, que le acosan, en la agresión contra otros países y pueblos, en un nuevo reparto del mundo, mediante el desencadenamiento de la guerra mundial. La paz es, para el fascismo, el hundimiento seguro. El mantenimiento de la paz internacional da a las masas eclavizadas de los países fascistas la posibilidad de acumular fuerzas y prepararse para derribar la odiada dictadura fascista y permite al proletariado internacional ganar tiempo para lograr la unidad de sus filas, para establecer el frente común de los partidarios de la paz y para levantar una barrera infranqueable contra el desencadenamiento de la guerra.

    Cuando el VII Congreso caracterizó al fascismo como promotor de la guerra, señalando el peligro creciente de una nueva guerra imperialista y la necesidad de crear un potente frente único de lucha contra el fascismo, hubo no poca gente, incluso dentro del movimiento obrero, que no se recató en decir que nosotros, los comunistas, asignábamos al fascismo ese papel e hinchábamos el peligro de una guerra, pura y simplemente, porque así convenía a nuestros designios de propaganda. Unos lo hacían conscientemente en interés de las clases dominantes, otros, porque su miopía política no les permitía ver más allá. Pero los dos años transcurridos desde entonces han demostrado con harta elocuencia cuán absurdas eran esas imputaciones. Hoy, tanto los amigos, como los enemigos de la paz hablan ya abiertamente del peligro inminente de una nueva guerra mundial. Y nadie, que esté en su sano juicio, duda tampoco que los promotores de la guerra son precisamente los gobiernos fascistas. En algunos países, la guerra es una realidad. Hace ya un año que los invasores italianos y alemanes hacen la guerra al pueblo español, a la vista del mundo entero. Y, después de haberse anexionado la Manchuria, las tropas fascistas japonesas vuelven a atacar al pueblo chino y libran ya en el Norte de China una nueva guerra.

    Manchuria, Abisinia, España, el Norte de China son otras tantas etapas hacia la nueva guerra de rapiña del fascismo. No se trata de actos aislados. Los agresores fascistas y los incendiarios de la guerra forman un bloque: Berlin-Roma-Tokio. El tratado “anti-Comintern” germano-japonés –que es, como se sabe, de hecho, un tratado de carácter militar, al que se ha adherido también Mussolini- se aplica ya en la práctica. Bajo la bandera de la lucha contra el Comintern, contra el “peligro rojo”, los conquistadores alemanes, italianos y japoneses se esfuerzan por ocupar, mediante guerras parciales, posiciones militares estratégicas, nudos de comunicaciones terrestres y marítimas y fuentes de materias primas para la industria de armamentos que les permitan desencadenar la nueva guerra imperialista.

    No hay que engañarse, esperando a la declaración formal de guerra, sin ver que la guerra está ya ahí. En su interviú con Roy Howard, en marzo de 1936, decía el camarada Stalin:”La guerra puede estallar en el momento menos pensado. Hoy, las guerras no se declaran. Comienzan, sencillamente”.

    Los acontecimientos de estos últimos años confirman palmariamente la verdad de esta tesis. El Japón rompió las hostilidades contra China y se anexionó la Manchuria sin una declaración oficial de guerra; Italia no declaró la guerra al pueblo abisinio para atacarle y anexionarse su territorio, y Alemania e Italia pelean contra la República Española, sin haberle declarado la guerra.

    Sabido es que los pueblos no quieren la guerra y que una serie de Estados no fascistas se hallan interesados, dentro de las condiciones actuales, en el mantenimiento de la paz. ¿En qué basan, entonces, sus cálculos los promotores fascistas de la guerra? Todas las experiencias, que hoy poseemos, después de la campaña de conquista de la pandilla militar nipona contra la Manchuria y del fascismo italiano contra Etiopía, indican inequívocamente que el bloque de los bandoleros, formado por los usurpadores del poder en Alemania, el Japón e Italia, aspira, para llevar a cabo sus planes de guerra, a lo siguiente:

    primero, impedir una actuaci&oacuet;n conjunta de los Estados interesados en el mantenimiento de la paz;

    segundo, evitar que se establezca la unidad de acción del movimiento obrero internacional, que se forme un potente frente único mundial contra el fascismo y la guerra;

    tercero, fomentar el trabajo de zapa de los espías y agentes saboteadores en la Unión Soviética, que es el baluarte más importante de la paz.

    En esto basan sus cá:lculos, fundamentalmente, los fascistas.

    Y, en efecto, los agresores fascistas e incendiarios de la guerra trabajan con insistencia y de mutuo acuerdo en estas tres direcciones. Presionan a los Estados del Occidente de Europa, amenazando sus intereses territoriales. Preparan una agresión contra la Unión Soviética. Especulan ampliamente con la prudencia de los elementos gobernantes de Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. Con la propuesta de llegar a un acuerdo entre sí respecto al saqueo de los pequeños Estados, de España y de China, intentan por todos los medios ganarse los favores de los conservadores ingleses y de una serie de personajes liberales y del Partido Laborista, para desligar a Inglaterra de Francia y de los demás países democráticos.

    Presentando perspectivas tentadoras del mismo género, hacen esfuerzos increíbles por llegar a un acuerdo con los reaccionarios franceses, sobre la base de que Francia renuncie al pacto franco-soviético, con lo cual la Unión Soviética se vería aislada. Los Estados fascistas han abandonado la Sociedad de las Naciones con objeto de tener las manos libres para sus agresiones. Intimidan a los Estados débiles con amenazas de un ataque desde fuera y con la organización de conspiraciones y disturbios dentro. Los incendiarios fascistas de la guerra utilizan a los traidores y, especialmente, a los trotskistas, para una labor de zapa y de desorganización en las filas del movimiento obrero, para hacer fracasar el Frente Popular en España y en Francia. La reciente intentona de Barcelona ha demostrado bien claramente como los fascistas, que manejan los hilos de las organizaciones trotskistas, las utilizan para apuñalar al Frente Popular por la espalda. Y los actos de los adversarios de la unidad del proletariado internacional en las filas de la Segunda Internacional y de la Unión Sindical Internacional son aprovechados también magníficamente por los incendiarios fascistas de la guerra, que laboran diligentemente y reclutan agentes en todas partes.

    La Unión Soviética se ha cruzado m´s de una vez en el camino de los planes bélicos de los agresores fascistas, con su política consecuente y resuelta de paz. Y se puede afirmar, sin incurrir en ninguna exageración, que hace ya mucho tiempo que la humanidad se habríha visto empujada a la más espantosa de las guerras, si la Unión Soviética no hubiese seguido su política tenza e inflexible de paz y si no hubiese existido su glorioso Ejército Rojo.

    Pero, si los agresores fascistas tropiezan con la debida resistencia por parte de la Unión Soviética, que al proceder así, no obra solamente en interés del pueblo soviético, sino en interés de toda la humanidad trabajadora, no podemos decir lo mismo en lo que a los países de democracia burguesa se refiere. Aquí, nos encontramos –como lo demuestra claramente el ejemplo de España y China- con que los elementos dirigentes de los Estados occidentales no fascistas más importantes favorecen, directa o indirectamente, las intenciones del bloque fascista.

    ¿Acaso no fue favorecer a los incendiarios fascistas de guerra el tolerar que los militaristas japoneses se anexionaran la Manchuria? ¿Acaso no fue espolear al agresor fascista el hecho de no oponer una resistencia resuelta a la sangrienta campaña de Mussolini contra el pueblo abisinio? ¿Acaso toda esa farsa de la “No intervención” en los asuntos de España, que se está representando desde hace ya un año, bajo la dirección del gobierno inglés, acaso las negociaciones que se están llevando a cabo para el reconocimiento de Franco como “potencia beligerante” no son, de hecho, actos que alientan la guerra de los Estados fascistas contra la República española? ¿Acaso esa actitud benevolente para con los cínicos conquistadores del Norte de China no es el estímulo más indignante para la desenfrenada pandilla militar japonesa, que pretende esclavizar al gran pueblo chino? ¿Cómo los pueblos de Inglaterra, de Francia, de los Estados Unidos, los pueblos de los demás países no fascistas pueden contemplar tranquilamente estos hechos? ¿Cómo pueden tolerar que se siga esta conducta sistemática de condescendencia y aliento hacia la agresión fascista, que allana a los incendiarios fascistas de una nueva guerra mundial el camino para sus crímenes monstruosos?

    A la luz de estos hechos, se ve todavía más claramente cuán enorme es la responsabilidad histórica que recae sobre los círculos y los dirigentes de la Internacional Obrera Socialista y de la Internacional Sindical de Ámsterdam que entorpecen obstinadamente el establecimiento de la unidad de acción del proletariado internacional, la aplicación de una política internacional conjunta y coordinada contra los incendiarios fascistas de la guerra por parte de las organizaciones del proletariado internacional y la formación de un poderoso frente internacional de la paz.

    Cuando la pandilla militar japonesa se anexionó la Manchuria, ciertas gentes, que pretenden desempeñar un papel en el movimiento obrero, aseguraron a los obreros de sus organizaciones que la Manchuria estaba lejos, que aquella invasión japonesa no afectaba a los intereses del movimiento obrero internacional. Cuando las hordas militares fascistas de Mussolini aplastaron al pueblo abisinio, estas personalidades aseguraron que los acontecimientos de Abisinia no eran más que un conflicto colonial de tipo local y que el proletariado internacional no tenía por qué mezclarse en el asunto. Y cuando los agresores fascistas, envalentonados, atacaron a la República española y encendieron la guerra en la misma Europa, los dirigentes de la Segunda Internacional, después de largos meses de penosas vacilaciones, accedieron a celebrar una reunión conjunta con la delegación de la Internacional Comunista en Annemasse. Pero no para establecer prácticamente la unidad de acción de las organizaciones obreras internacionales, sino simplemente para reconocer la conveniencia de organizar acciones conjuntas, “siempre que sea posible”.

    Desde entonces, la intervención fascista en España se ha agravado considerablemente. Y ahora, la nueva agresión de la pandilla militar japonesa en el Norte de China pretende, según los designios del Japó,n, crear un segundo Manchukúo y la base para seguir desarrollando los planes de conquista contra China.

    ¿No es evidente que, en estos momentos, en que el pueblo español concentra toda sus fuerzas para rechazar la agresión de los invasores fascistas y en que el pueblo chino se levanta contra la pandilla militar japonesa, que invade su país, las organizaciones obreras internacionales deberían unir, por fin, sus esfuerzos y actuar resueltamente y con toda energía y decisión en defensa de la paz internacional?

    Hoy, la situación está planteada así: mantener la paz internacional significa, ante todo, conseguir la derrota de los conquistadores fascistas en España y en China. Hay que darles una buena lección; hay que hacerles comprender que el proletariado internacional y toda la humanidad progresista y civilizada no tolerarán sus usurpaciones y están dispuestos a hacer cuanto sea necesario para que no prosperen sus planes criminales de desencadenamiento de una nueva guerra mundial.

    ¿Es que la Internacional Obrera Socialista y la Unión Sindical Internacional van a seguir, a pesar de todo lo que ocurre, contentándose con hacer declaraciones y protestas verbales en favor de la paz, pero rehuyendo de hecho las tan necesarias acciones conjuntas de todas las organizaciones del movimiento obrero internacional? Estas acciones conjuntas de las organizaciones obreras internacionales, dentro de cada país y en el plano internacional, son las únicas, que pueden movilizar las fuerzas de la humanidad progresista en la lucha contra la guerra, cerrar el paso a los incendiarios e influir asimismo en la política oficial de los Estados no fascistas más importantes, para poner un freno a los agresores fascistas desbocados.

    No se puede abogar seriamente por el mantenimiento de la paz internacional, sin adoptar, ante todo, cuantas medidas sean necesarias para establecer el frente único de la clase obrera en cada país y la unidad de acción de las organizaciones obreras internacionales. No se puede luchar seriamente por la paz, sin movilizar todas las fuerzas del movimiento obrero y de las grandes masas populares, para lograr que los invasores fascistas sean arrojados cuanto antes del suelo de España y de China.

    La correlación entre las fuerzas de la guerra y las fuerzas de la paz en el año 1937 no es la mismaque en el año 1914. Desde entonces, se han operado cambios históricos muy grandes, de alcance mundial. En 1914, los imperialistas lograron empujar a millones de hombres al infierno de la matanza mundial, en circunstancias, en que no existía un potente Estado proletario con su Ejército Rojo, en que no había un Frente Popular en Francia y en España, en que el pueblo chino no estaba en condiciones de defender su independencia nacional, en que las masas populares no tenían la experiencia de la guerra imperialista y de la Gran Revolución Proletaria, en que la clase obrera internacional no contaba aún con una organización mundial como la Internacional Comunista.

    El movimiento obrero internacional dispone de fuerzas y medios suficientes para lograr que cese la intervención del fascismo alemán e italiano en España, que se ponga fin a la campaña de rapiña de la pandilla militar japonesa en China y se asegure la paz internacional. Pero, para esto, es necesario que los medios y fuerzas formidables del movimiento obrero internacional se unan y se encaucen hacia la lucha eficaz e inquebrantable contra el fascismo y la guerra.

    18 de julio 1937

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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 10:13 pm

    J. Dimitrov


    II

    El frente único de la clase obrera contra el fascismo




    ¡Camaradas! Millones de obreros y trabajadores de los países capitalistas se preguntan: ¿Cómo puede impedirse que el fascismo llegue al poder y cómo derrocarlo, allí donde ya ha triunfado? La Internacional Comunista contesta: lo primero, que hay que hacer, es crear el frente único, establecer la unidad de los obreros en cada empresa, en cada barrio, en cada región, en cada país, en el mundo entero. La unidad de acción del proletariado en el plano nacional e internacional, he aquí el arma poderosa que capacita a la clase obrera no sólo para una defensa, sino también para una contraofensiva victoriosa contra el fascismo, contra el enemigo de clase.

    Significado del frente único
    ¿No es evidente que las acciones conjuntas de los afiliados a los partidos y organizaciones de las dos Internacionales -la Internacional Comunista y la Segunda Internacional- permitirían a las masas rechazar el empuje fascista y elevarían el peso político de la clase obrera?

    Pero las acciones conjuntas de los partidos de ambas Internacionales contra el fascismo no se limitarían a ejercer una influencia sobre sus afiliados actuales, sobre los comunistas y los socialdemócratas, ejercerían también una influencia poderosa en las filas de los obreros católicos, anarquistas y no organizados, incluso sobre aquellos que momentáneamente son víctimas de la demagogia fascista.

    Más aún, el potente frente único del proletariado ejerecería una enorme influencia sobre todas las demás capas del pueblo trabajador, sobre los campesinos, sobre la pequeña burguesía urbana, sobre los intelectuales. El frente único infundiría a los sectores vacilantes fe en la fuerza de la clase obrera.

    Pero tampoco esto es todo. El proletariado de los países imperialistas tiene sus aliados potenciales no sólo en los trabajadores del propio país, sino también en las naciones oprimidas de las colonias y semicolonias. El hecho de que el proletariado se halle escindido sobre un plano nacional e internacional y de que una parte de él apoye la política de colaboración con la burguesía y, sobre todo, su régimen de opresión en las colonias y semicolonias, aparta a los pueblos oprimidos de las colonias y semicolonias de la clase obrera y debilita el frente antiimperialista mundial. Cada paso que dé el proletariado de las metrópolis imperialistas por la senda de la unidad de acción, encaminado a apoyar la lucha de liberación de los pueblos coloniales, equivale a convertir las colonias y semicolonias en una de las reservas principales del proletariado.

    Finalmente, si tenemos en cuenta que la unidad de acción internacional del proletariado se apoya en la fuerza, sin cesar creciente, del Estado proletario, del país del socialismo, de la Unión Soviética, vemos qué vastas perspectivas abre la realización de la unidad de acción del proletariado sobre el plano nacional e internacional.

    La implantación de la unidad de acción de todos los sectores de la clase obrera, cualquiera que sea el Partido u organización a que pertenezcan, es necesaria aun antes de que la mayoría de la clase obrera se unifique para luchar por el derrocamiento del capitalismo y por el triunfo de la revolución proletaria.

    ¿Es posible realizar esta unidad de acción del proletariado en los distintos países y el mundo entero? Sí, es posible, y lo es inmediatamente. La Internacional Comunista no pone para la unidad de acción ninguna clase de condiciones, con excepción de una elemental, aceptable para todos los obreros, a saber: que la unidad de acción vaya encaminada contra el fascismo, contra la ofensiva del capital, contra la amenaza de guerra, contra el enemigo de clase. He ahí nuestra condición.

    Sobre los principales argumentos de los adversarios del frente único
    ¿Qué pueden objetar y qué objetan los adversarios del frente único?

    "Para los comunistas, la consigna del frente único no es más que una maniobra" -dicen unos. Pero, aunque fuese una maniobra, -contestamos nosotros- ¿por qué no desenmascaráis esta "maniobra comunista", participando honradamente en el frente único? Lo decimos francamente: queremos la unidad de acción de la clase obrera para que el proletariado se fortalezca en su lucha contra la burguesía, para que, defendiendo hoy sus intereses cotidianos contra los ataques del capital, contra el fascismo, esté mañana en condiciones de crear las premisas para su definitiva emancipación.

    "Los comunistas nos atacan" -dicen otros. Pues escuchad. Ya hemos declarado repetidas veces que no atacaremos a nadie: personas, organizaciones, ni partidos, que aboguen por el frente único de la clase obrera contra el enemigo de clase. Pero, al mismo tiempo, en interés del proletariado y de su causa, tenemos el deber de criticar a las personas, organizaciones y partidos que entorpecen la unidad de acción de los obreros.

    "No podemos formar el frente único con los comunistas porque su programa es distinto" -dicen los de más allá. Pero vosotros afirmáis también que vuestro programa difiere del de los partidos burgueses y esto no os ha impedido, ni os impide sellar coaliciones con estos partidos.

    "Los partidos democrático-burgueses son mejores aliados contra el fascismo que los comunistas" -dicen los adversarios del frente único y defensores de la coalición con la burguesía. Pero ¿qué nos enseña la experiencia de Alemania? Aquí los socialdemócratas formaron un bloque con estos aliados "mejores". Y ¿cuáles fueron los resultados?

    "Si establecemos el frente único con los comunistas, los pequeños burgueses se asustarían del "peligro rojo" y se pasarían a los fascistas" -oímos decir a menudo. ¿Acaso el frente único amenaza a los campesinos, a los pequeños comerciantes, a los artesanos, a los trabajadores intelectuales? No. El frente único amenaza a la gran burguesía, a los magnates financieros, a los terratenientes y demás explotadores, cuyo régimen acarrea la ruina completa de todos aquellos sectores.

    "La socialdemocracia es partidaria de la democracia y los comunistas, de la dictadura, por esto no podemos establecer el frente único con los comunistas" -dicen una serie de jefes socialdemócratas. Pero ¿es que nosotros os proponemos ahora un frente único para proclamar la dictadura del proletariado? Por el momento, no os proponemos semejante cosa.

    "Que los comunistas reconozcan la democracia y actúen en defensa de ella y entonces estaremos dispuestos a participar en el frente único". A éstos les contestamos: Nosotros somos partidarios de la democracia soviética, la democracia de los trabajadores, la democracia más consecuente del mundo. Pero defendemos y seguiremos defendiendo en los países capitalistas, palmo a palmo, las libertades democrático-burguesas, contra las cuales atentan el fascismo y la reacción burguesa, pues así lo exigen los intereses de la lucha de clases del proletariado.

    "Pero es que los pequeños partidos comunistas no aportarían nada con su participación en el frente único que realice el partido laborista" -dicen, por ejemplo, los jefes laboristas de Inglaterra. Sin embargo, acordaos de que lo mismo afirmaban los jefes socialdemócratas austríacos respecto al pequeño Partido Comunista de Austria. Y ¿qué han demostrado los acontecimientos? No era la socialdemocracia austríaca con Otto Bauer y Renner a la cabeza, quien tenía razón, sino el pequeño Partido Comunista Austríaco, que señaló oportunamente el peligro fascista en Austria y llamó a los obreros a luchar contra él. Y toda la experiencia del movimiento obrero enseña que los comunistas, aunque numéricamente sean pocos, son el motor de la actividad combativa del proletariado. Además, no debe olvidarse que los Partidos Comunistas de Austria o de Inglaterra no son solamente las decenas de miles de obreros afiliados a estos Partidos, sino partes del movimiento comunista mundial, secciones de la Internacional Comunista, cuyo partido dirigente es el Partido de un proletariado, que ha triunfado ya y que gobierna en una sexta parte del planeta.

    "Pero el frente único no impidió la victoria del fascismo en el Sarre" -objetan los adversarios del frente único. ¡Curiosa lógica la de estos señores! Primero, hacen todo lo que está de su parte para asegurar la victoria del fascismo, y después, se alegran malignamente de que el frente único, al que se han dejado arrastrar en los últimos momentos, no haya conducido al triunfo de los obreros.

    "Si formamos el frente único con los comunistas, tendríamos que salir de los gobiernos de coalición y entrarían a gobernar los partidos reaccionarios fascistas" -dicen los jefes socialdemócratas, que están en los gobiernos de los distintos países. Muy bien, ¿acaso no participó la socialdemocracia alemana en un gobierno de coalición? ¡Sí, participó! ¿No formó parte del gobierno la socialdemocracia austríaca? ¡También formó parte! ¿No estuvieron los socialistas españoles en un gobierno coaligados con la burguesía? ¡Sí, lo estuvieron! Y ¿acaso la participación de la socialdemocracia en los gobiernos burgueses de coalición ha impedido en estos países el asalto del fascismo contra el proletariado? No, no lo impidi&ocaute;. Es, por lo tanto, claro como la luz del día que la participación de ministros socialdemócratas en los gobiernos burgueses no constituye una barrera contra el fascismo.

    "Los comunistas obran dictatorialmente, quieren imponerlo y dictarlo todo" -dicen ellos. No, nosotros no imponemos, ni dictamos nada. Nos limitamos a formular nuestras proposiciones, cuya realización estamos convencidos de que responde a los intereses del pueblo trabajador. Y esto no es sólo un derecho, sino un deber de cuantos actúan en nombre de los obreros. ¿Tenéis miedo a la "dictadura" de los comunistas? Pues presentemos conjuntamente a los obreros todas las proposiciones, las vuestras y las nuestras, discutámolas conjuntamente, con todos los obreros, y elijamos aquellas que sean más ventajosas para la causa de la clase obrera.

    Como se ve, esos argumentos contra el frente único no resisten la más leve crítica. Son, más que otra cosa, tergiversaciones de los jefes reaccionarios de la socialdemocracia que prefieren su frente único con la burguesía, al frente único del proletariado.

    ¡No, estas tergiversaciones no prevalecerán! El proletariado internacional ha pagado demasiado caras las consecuencias de la escisión del movimiento obrero y está cada vez más convencido de que el frente único, la unidad de acción del proletariado, tanto sobre el plano nacional, como en el plano internacional, son necesarios y perfectamente posibles.

    Contenido y forma del frente único
    ¿Cuál es y cuál debe ser el contenido principal del frente único en la etapa actual?

    La defensa de los intereses económicos y políticos inmediatos de la clase obrera, su defensa contra el fascismo ha de ser el punto de partida y el contenido principal del frente único en todos lo países capitalisas.

    No debemos limitarnos a lanzar meros llamamientos a la lucha por la dictadura proletaria, sino que tenemos que encontrar y preconizar las consignas y formas de lucha, que se desprenden de las necesidades vitales de las masas, del nivel de su capacidad de lucha en cada etapa de desarrollo.

    Debemos indicar a las masas lo que han de hacer hoy para defenderse de la expoliación capitalista y de la barbarie fascista.

    Debemos conseguir que se establezca el frente único más amplio por medio de acciones conjuntas de las organizaciones obreras de las distintas tendencias para defender los intereses vitales de las masas trabajadores.

    Esto significa, en primer lugar, la lucha conjunta por descargar de un modo efectivo las consecuencias de la crisis sobre las espaldas de las clases dominantes, sobre las espaldas de los capitalistas, de los terratenientes, en una palabra, sobre las espaldas de los ricos.

    Significa, en segundo lugar, la lucha conjunta contra todas las formas de la ofensiva fascista, por la defensa de las conquistas y derechos de los trabajadores, contra la liquidación de las libertades democrático-burguesas.

    Significa, en tercer lugar, la lucha conjunta contra el peligro cada vez más inminente de la guerra imperialista, lucha que dificultaría la preparación de esta guerra.

    Debemos preparar sin descanso a la clase obrera para los cambios rápidos de formas de lucha, al variar las circunstancias. A medida que crezca el movimiento y se fortalezca la unidad de la clase obrera, tendremos que ir más lejos y preparar el paso de la defensiva a la ofensiva contra el capital, poniendo proa a la organización de la huelga política de masas. Condición obligada de una huelga semejante es que los sindicatos fundamentales de cada país sean enrolados en ella.

    Naturalmente, los comunistas no pueden, ni deben renunciar, ni por un solo minuto, a su labor propia e independiente de educación comunista, de organización y movilización de las masas. Sin embargo, para asegurar a los obreros el camino hacia la unidad de acción, hay que conseguir sellar al mismo tiempo acuerdos a corto y a largo plazo sobre acciones comunes con los partidos socialdemócratas, los sindicatos reformistas y las demás organizaciones de los trabajadores contra los enemigos de clase del proletariado. En estos pactos, la atención principal debe encaminarse a desencadenar acciones de masas en los distintos lugares, que deberían ser llevadas a cabo por las organizaciones de base mediante acuerdos locales. A la par que cumplimos lealmente las condiciones de todos los acuerdos pactados con ellos, desenmascararemos implacablemente cualquier sabotaje, cometido contra las acciones conjuntas por personas u organizaciones, que tomen parte en el frente único. A cuantos intentos se hagan por frustrar los acuerdos pactados, y estos intentos posiblemente se harán, contestaremos apelando a las masas y continuando infatigablemente la lucha por restablecer la unidad de acción violada.

    Huelga decir que la realización concreta del frente único en los distintos países se efectuará de diversos modos y revestirá formas, según el estado y el carácter de las organizaciones obreras, su nivel político, la situación concreta del país de que se trata, según los cambios operados en el movimiento obrero internacional, etc.

    Estas formas pueden ser, por ejemplo: acciones conjuntas de los obreros coordinadas para casos determinados y por motivos concretos, por reivindicaciones aisladas o también sobre la base de una plataforma general, acciones coordinadas en determinadas empresas o ramas industriales; acciones coordinadas sobre un plano local, regional, nacional o internacional; acciones coordinadas para la organización de luchas económicas de los obreros, para la realización de acciones políticas de masas, para la organización de la autodefensa común contra los asaltos fascistas; acciones coordinadas para ayudar a los presos y sus familias, en el terreno de la lucha contra la reacción social; acciones conjuntas para la defensa de los intereses de la juventud y de las mujeres, en la esfera de las cooperativas, de la cultura, de los deportes, etc.

    Sin embargo, sería insuficiente darse por contentos con sellar un pacto sobre acciones conjuntas y con crear comités de enlace de los partidos y las organizaciones enroladas en el frente único, que es, por ejemplo, lo que sucede en Francia. Esto no es má:s que el primer paso. Los pactos son medios auxiliares para la realización de acciones conjuntas, pero no son todavía, de por sí, el frente único. Los comités de enlace entre las direcciones de los partidos comunistas y socialistas son necesarios para facilitar la realización de acciones conjuntas, pero están muy lejos de bastar por sí solos, para el despliegue efectivo del frente único, para conducir a las extensas masas a la lucha contra el fascismo.

    Los comunistas y todos los obreros revolucionarios deben esforzarse por crear órganos de clase del frente único al margen de los partidos elegidos (en los países de dictadura fascista, escogidos entre las personas más prestigiosas en el movimiento de frente único) en las empresas, entre los desocupados, en los barrios obreros, entre la gente modesta de la ciudad y del campo. Sólo estos órganos pueden abarcar mediante el movimiento de frente único hasta las enormes masas no organizadas de los trabajadores, pueden contribuir a desarrollar la iniciativa de las masas en la lucha contra la ofensiva del capital, contra el fascismo y la reacción, a crear sobre esta base el extenso cuerpo de activistas obreros del frente único, que es indispensable, y a formar en los países capitalistas cientos y miles de bolcheviques sin partido.

    Las acciones conjuntas de los obreros organizados son el comienzo, son la base. Pero no podemos perder de vista que la aplastante mayoría de los obreros, la constituyen las masas no organizadas. Así, en Francia, el total de obreros organizados, comunistas, socialistas y afiliados a los sindicatos de distintas tendencias, es en total aproximadamente de un millón y el censo total de obreros asciende a once millones. En Inglaterra, pertenecen a los sindicatos y a los partidos de todas las tendencias, unos cinco millones; pero el censo total de obreros es de catorce millones. En los Estados Unidos de América, hay aproximadamente cinco millones de obreros organizados, pero el censo total de los obreros en Norte-América es de treinta y ocho millones. Y la misma relación existe más o menos en otra serie de países. En tiempos "normales", esta masa permanece substancialmente al margen de la vida política. Pero en la actualidad, esta masa gigantesca se pone cada vez más en movimiento, se incorpora a la vida política, sale a la palestra política.

    La creación de órganos de clase al margen de los partidos es la mejor forma para realizar, ampliar y fortalecer el frente único en la misma base de las más amplias masas. Estos órganos serán también el mejor baluarte contra todas las tentativas de los adversarios del frente único para romper la unidad de acción lograda por la clase obrera.

    Sobre el frente popular antifascista
    En la movilización de las masas trabajadoras para la lucha contra el fascismo, tenemos como tarea espacialmente importante la creación de un extenso frente popular antifascista sobre la base del frente único proletario. El éxito de toda la lucha del proletariado va íntimamente unido a la creación de la alianza de lucha del proletariado con el campesinado trabajador y con las masas más importantes de la pequeña burguesía urbana, que forman la mayoría de la población incluso en los países industrialmente desarrollados.

    El fascismo, en sus campañas de agitación encaminadas a conquistarse esas masas, intenta contraponer las masas trabajadoras de la ciudad y del campo al proletariado revolucionario y asustar a los pequeñoburgueses con el fantasma del "peligro rojo". Nosotros tenemos que volver las lanzas y señalar a los campesinos trabajadores, a los artesanos y a los trabajadores intelectuales, de dónde les amenaza el verdadero peligro, tenemos que hacerles ver concretamente quién echa sobre los campesinos la carga de las contribuciones e impuestos, quién les estruja mediante intereses usurarios, quién, a pesar de poseer las mejores tierras y todas sus riquezas, expulsa de su terruño al campesino y a su familia y le condena al paro y a la mendicidad. Tenemos que poner en claro concretamente, explicar paciente y tenazmente, quién arruina a los artesanos a fuerza de impuestos y gabelas de todo género, rentas gravosas y de una competencia insoportable para ellos, quién lanza a la calle y priva de trabajo a las amplias masas de los trabajadores intelectuales.

    Pero esto no basta.

    Lo fundamental, lo más decisivo, para establecer el frente popular antifascista es la acción decidida del proletariado revolucionario en defensa de las reivindicaciones de estos sectores y, en particular, del campesinado trabajador, de reivindicaciones que corresponden a los intereses cardinales del proletariado, combinando en el transcurso de la lucha las aspiraciones de la clase obrera con estas reivindicaciones.

    Para la creación del frente popular antifascista tiene una gran importancia el saber abordar de una manera acertada a todos aquellos partidos y organizaciones que enrolan a una parte considerable del campesinado trabajador y a las masas principales de la pequeña burguesía urbana.

    En los países capitalistas, la mayoría de estos partidos y organizaciones -tanto políticas, como económicas- se encuentran todavía bajo la influencia de la burguesía y siguen a ésta. La composición social de estos partidos y organizaciones no es homogénea. En ella aparecen, al lado de los campesinos sin tierra, campesinos muy ricos, al lado de los pequeños tenderos, grandes hombres de negocios, pero la dirección la llevan estos últimos, los agentes del gran capital. Esto nos obliga a dar a estas organizaciones un trato diferenciado, teniendo en cuenta que, a menudo, la masa de sus afiliados no conoce la verdadera faz política de su propia dirección. En determinadas circunstancias, podemos y debemos encaminar nuestros esfuerzos a ganar a estos partidos y organizaciones o a sectores sueltos de ellos para el frente popular antifascista, pese a su dirección burguesa. Así, por ejemplo, acontece actualmente en Francia con el partido radical, en los Estados Unidos con las distintas organizaciones de granjeros (farmers), en Polonia con el «Stronictwo Ludowe», en Yugoeslavia con el partido campesino croata, en Bulgaria con la Unión Agraria, en Grecia con los "agraristas", etc. Pero, independientemente de esto si existan o no probabilidades de atraer a estos partidos y otras organizaciones al frente popular, nuestra táctica tiene que ir dirigida, bajo todas las condiciones, a incorporar al frente popular antifascista a los pequeños campesinos, artesanos, etc., enrolados en ellas.

    Así, pues, como veis, aquí tenemos que acabar en toda la línea con el menosprecio y la actitud despectiva que se dan con harta frecuencia en nuestra actuación respecto a los distintos partidos y organizaciones de campesinos, artesanos y de masas de la pequeña burguesía urbana.

    Problemas cardinales del frente único en los diversos países
    En todos los países hay problemas cardinales que una etapa dada conmueven a las más extensas masas y en torno a los cuales debe desplegarse la lucha por establecer el frente único. El captar acertadamente estos puntos fundamentales, estos problemas cardinales, significa asegurar y acelerar la formación del frente único.

    a) Estados Unidos de América

    Tomemos, por ejemplo, un país tan importante del mundo capitalista como los Estados Unidos de América. Allí la crisis ha puesto en movimiento a millones de hombres. El programa de saneamiento del capitalismo se ha ido a pique. Inmensas masas comienzan a apartarse de los partidos burgueses y se hallan actualmente en la encrucijada.

    El fascismo norteamericano incipiente intenta canalizar el descontento y el desengño de estas masas hacia cauces reaccionario-fascistas. La peculiaridad del desarrollo del fascismo norteamericano consiste en que, en la presente fase, actúa predominantemente en forma de oposición contra el fascismo, considerándolo una corriente "no americana", importada del extranjero. A diferencia del fascismo alemán, que entró en escena con consignas contrarias a la constitución, el fascismo norteamericano intenta presentarse como paladín de la Constitución y de la "democracia americana". No es aún una fuerza que constituye una amenaza inmediata. Pero si logra penetrar en las extensas masas decepcionadas de los viejos partidos burgueses, puede llegar a convertirse muy pronto en un serio peligro.

    ¿Y qué significaría el triunfo del fascismo en los Estados Unidos? Para las masas trabajadoras significaría, naturalmente, una acentuación desenfrenada del régimen de explotación y la destrucción del movimiento obrero. ¿Y cuál sería la significación internacional de esta victoria del fascismo? Los Estados Unidos no son -como es sabido- Hungría, ni Finlandia, ni Bulgaria, ni Letonia. La victoria del fascismo en los Estados Unidos haría cambiar esencialmente toda la situación internacional.

    En estas circunstancias, ¿puede darse el proletariado norteamericano por satisfecho simplemente con organizar su vanguardia consciente de clase, que está dispuesta a marchar por la senda de la revolución? No.

    Es de todo punto evidente que los intereses del proletariado americano exigen que sus fuerzas se deslinden sin demora de los partidos capitalistas. Tiene que encontrar los caminos y las formas apropiadas para impedir a tiempo que el fascismo arrastre consigo a las masas de los trabajadores descontentos. Y aquí hemos de decir que la forma apropiada a las condiciones de Norte América podría ser la creación de un partido de masas de los trabajadores, un "partido de obreros y granjeros (farmers)". Este partido sería una forma específica del frente popular de masas en Norte América, un frente que hay que oponer a los partidos de los trusts y de los bancos, y al fascismo en desarrollo. Este partido no sería, naturalmente, ni socialista, ni comunista. Pero tendría que ser un partido antifascista y no debería ser un partido anticomunista. El programa de este partido debería ir dirigido contra los bancos, los trusts y los monopolios, contra los enemigos principales del pueblo que especulan con sus desgracias. Este partido s&ocute;lo puede cumplir su misión, si defiende las reivindicaciones más vitales de la clase obrera, si lucha por una auténtica legislación social, por el seguro del paro, por que obtengan tierra y sean liberados del fardo de las deudas los aparceros blancos y negros, si lucha por la anulación de las deudas de los granjeros (farmers), si lucha por la igualdad de derechos de los negros, por defender los intereses de los miembros de las profesiones liberales, de los pequeños comerciantes y de los artesanos. Y así sucesivamente.

    Fácilmente se comprende que un partido de este tipo habrá de luchar por enviar a sus representantes a las administraciones autónomas locales y a los órganos representativos de los distintos Estados de la Unión, así como la Congreso y al Senado.

    Nuestros camaradas de los Estados Unidos procedieron acertadamente, al tomar la iniciativa de crear semejante partido. Pero tendrán que adoptar medidas más eficaces aún, para que la creación de tal partido llegue a ganar las simpatías de las masas. El problema de la organización de un "partido de obreros y granjeros" y su programa deben ser discutidos en asambleas populares de masas. Es necesario desplegar un movimiento amplísimo para la creación de este partido y ponerse a la cabeza de este movimiento. No debe en modo alguno permitirse que la iniciativa de la organización de este partido pase a manos de aquellos elementos que quieren explotar el descontento de las masas de millones de hombres desengañados de los dos partidos burgueses -el democrático y el republicano- para crear en los Estados Unidos un "tercer" partido como partido anticomunista, como un partido orientado contra el movimiento revolucionario.

    b) Inglaterra

    En Inglaterra, la organización fascista de Mosley ha pasado, provisionalmente, a segundo plano, como resultado de las acciones de masas de los obreros ingleses. Pero no debemos cerrar los ojos ante el hecho de que el llamado "gobierno nacional" lleva a cabo una serie de medidas reaccionarias contra la clase obrera mediante las cuales se crean también en Inglaterra condiciones que, llegado el caso, facilitarían a la burguesía el paso al régimen fascista.

    Luchar contra el peligro fascista en Inglaterra, en la etapa actual, significa, ante todo, luchar contra el "gobierno nacional", contra sus medidas reaccionarias, contra la ofensiva del capital, por la defensa de las reivindicaciones de los parados, contra las rebajas de salarios, por la derogación de todas las leyes mediante las cuales la burguesía inglesa empeora el nivel de vida de las masas.

    Pero el odio creciente de la clase obrera contra el "gobierno nacional" congrega a masas cada vez más extensas bajo la consigna de un nuevo gobierno laborista en Inglaterra. ¿Pueden los comunistas pasar por alto este estado de ánimo de las amplias masas, que todavía conservan fe en un gobierno laborista? ¡No camaradas! Tenemos que encontrar el camino hacia estas masas. Les decimos francamente, como lo hizo el XIII Congreso del Partido Comunista de Gran Bretaña: los comunistas somos partidarios del poder soviético, único poder capaz de emancipar a los obreros del yugo del capital. Pero, ¿queréis un gobierno laborista? Perfectamente. Nosotros hemos luchado y luchamos mano a mano con vosotros por derrotar al "gobierno nacional". Estamos dispuestos a apoyar vuestra lucha por la formación de un nuevo gobierno laborista, a pesar de que los dos gobiernos laboristas anteriores no han cumplido las promesas hechas por el Partido Laborista a la clase obrera. No esperamos de este gobierno que se realicen medidas socialistas. Pero, en nombre de millones de obreros, le formulamos la exigencia de que defienda los intereses económicos y políticos má,s apremiantes de la clase obrera y de todos los trabajadores. Vamos a discutir un programa común de tales reivindicaciones y a poner en práctica la unidad de acción que necesita el proletariado para hacer frente a la ofensiva reaccionaria del "gobierno nacional", al a ofensiva del capital y del fascismo y a la preparación de la nueva guerra. Los camaradas ingleses están dispuestos a actuar sobre estas bases, conjuntamente con las organizaciones del Partido Laborista, en las próximas elecciones parlamentarias, contra el "gobierno nacional" y también contra Lloyd George que a su modo intenta arrastrar consigo a las masas contra la causa de la clase obrera en interés de la burguesía inglesa.

    Esta posición de los comunistas ingleses es justa. Ella les ayuda a establecer el frente único de lucha con las masas de millones de hombre de las tradeuniones inglesas y del Partido Laborista. Permaneciendo siempre en las primeras líneas del proletariado combatiente, señalando a las masas el único camino justo -el camino de la lucha por abatir revolucionariamente la dominación de la burguesía y por instaurar el Poder Soviético- los comunistas no deben, al fijar sus tareas políticas actuales, empeñarse en saltar las etapas necesarias del movimiento de masas, a lo largo del cual las masas obreras superan, a base de la propia experiencia, sus ilusiones y pasan al lado del comunismo.

    c) Francia

    Francia es, como se sabe, el país cuya clase obrera da a todo el proletariado internacional un ejemplo de cómo hay que luchar contra el fascismo. El Partido Comunista Francés puede servir de ejemplo a todas las secciones de la Internacional Comunista de cómo se debe llevar a cabo la táctica del frente único y los obreros socialistas pueden servir de ejemplo de lo que deben hacer hoy los obreros socialdemócratas de los demás países capitalistas en lucha contra el fascismo. (Aplausos).

    La significación de la manifestación antifascista, celebrada en París el 14 de julio de este año, en la que tomaron parte medio millón de hombres, así como las grandes manifestaciones efectuadas en otras ciudades de Francia, es enorme. Esto ya no es simplemente un movimiento de frente único obrero, es el comienzo de un amplio frente de todo el pueblo contra el fascismo en Francia. Este movimiento de frente único acrecienta la fe de la clase obrera en sus fuerzas, fortalece en ella la conciencia de su papel de guía respecto al campesinado, a la pequeña burguesía urbana, a los intelectuales. Extiende la influencia del Partido Comunista sobre las masas obreras, y con ello, fortalece al proletariado en su lucha contra el fascismo. Este movimiento despierta a tiempo la atención vigilante de las masas frente al peligro fascista. Será un ejemplo contagioso para el despliegue de la lucha antifascista en los demás países capitalistas y ejercerá una influencia alentadora sobre los proletarios de Alemania, aherrojados por la dictadura fascista.

    Esto es, sin duda alguna, una gran victoria, pero no decide todavía el resultado de la lucha antifascista. La mayoría aplastante del pueblo francés está indudablemente en contra del fascismo. Pero la burguesía sabe forzar, acudiendo a la fuerza armada, la voluntad de los pueblos. El movimiento fascista sigue desarrollándose con total libertad, con el apoyo activo del capital monopolista, del aparato estatal de la burguesía, del Estado Mayor del ejército francés y de los dirigentes reaccionarios del clero católico, baluarte de toda la reacción. La organización fascista más fuerte, «Las Cruces de Fuego», dispone actualmente de más de 300.000 hombres armados, cuyo núcleo principal son 60.000 oficiales reservistas. Posee fuertes posiciones en la policía, la gendarmería, el ejército, la aviación y dentro de todo el aparato del Estado. Las últimas elecciones municipales ponen de manifiesto que en Francia no crecen solamente las fuerzas revolucionarias, sino también las fuerzas del fascismo. Si el fascismo lograra penetrar de un modo extenso en el campesinado y asegurarse el apoyo de una parte del ejército con la neutralidad de la otra, las masas trabajadoras de Francia no podrían impedir la subida de los fascistas al poder. ¡No olvidéis, camaradas, la debilidad del movimiento obrero francés en materia de organización, debilidad que facilita el éxito de la ofensiva fascista! No hay ninguna razón para que la clase obrera y todos los antifascistas de Francia se den por contentos con los resultados ya conseguidos.

    ¿Cuáles son las tareas que se plantean a la clase obrera de Francia?

    Primero: Conseguir establecer el frente único no sólo en el terreno político, sino también en el económico, para organizar la lucha contra la ofensiva del capital; romper con su empuje la resistencia que oponen al frente único los capitostes de la Confederación General del Trabajo reformista.

    Segundo: Lograr la realización de la unidad sindical en Francia -sindicatos únicos sobre la base de la lucha de clases.

    Tercero: Incorporar al movimiento antifascista a las extensas masas campesinas, a las masas de la pequeña burguesía, reservando un lugar especial en el programa del frente popular antifascista a sus reivindicaciones vitales.

    Cuarto: Afianzar orgánicamente y seguir extendiendo el movimiento antifascista, desplegado mediante la creación en masa de órganos del frente popular antifascista elegidos al margen de los partidos, de órganos que por su influencia abarquen a masas mucho más extensas que los partidos y organizaciones de los trabajadores, que actualmente existen en Francia.

    Quinto: Conseguir, por su presión, la disolución y el desarme de las organizaciones fascistas como organizaciones de conspiradores contra la República y como agentes de Hitler en Francia.

    Sexto: Conseguir que se limpie el aparato del Estado, del ejército y de la policía de los conspiradores que preparan un golpe fascista.

    Séptimo: Desplegar la lucha contra los jefes de las camarillas reaccionarias del clero católico como uno de los baluartes más importantes del fascismo francés.

    Octavo: Ligar al ejército con el movimiento antifascista mediante la creación dentro del ejército de comités de defensa de la República y de la Constitución, contra aquellos que quieren servirse del ejército para dar un golpe de Estado anticonstitucional, no permitir que las fuerzas reaccionarias de Francia hagan fracasar el pacto franco-soviético que defiende la causa de la paz contra la agresión del fascismo alemán.

    Y si el movimiento antifascista de Francia condujese a la formación de un gobierno, que luchase contra el fascismo francés de una modo efectivo, no sólo con palabras sino con hechos, que pusiese en práctica el programa de reivindicaciones del frente popular antifascista, los comunistas, sin dejar de ser enemigos irreconciliables de todo gobierno burgués y partidarios del Poder Soviético, estarían dispuestos, a pesar de todo, ante el creciente peligro fascista, a apoyar a un tal gobierno. (Aplausos)

    El frente único y las organizaciones fascistas de masas
    ¡Camaradas! La lucha por establecer el frente único en los países, donde los fascistas están en el poder, es tal vez el problema más importante que tenemos planteado. Allí esta lucha se desarrolla naturalmente en unas condiciones mucho más difíciles que en los países de movimiento obrero legal. No obstante, existen en los países fascistas todas las premisas para el despliegue de un verdadero frente popular antifascista en la lucha contra la dictadura fascista, pues los obreros socialdemócratas, católicos y de otras tendencias, en Alemania, por ejemplo, pueden convencerse de un modo inmediato de la necesidad de luchar unidos junto con los comunistas contra la dictadura fascista. Las amplias capas de la pequeña burguesía y del campesinado, que ya ha saboreado los amargos frutos de la dominación fascista, se sienten cada vez más descontentas y desilusionadas, lo que facilita la tarea de incorporarlas al movimiento popular antifascista.

    En los países fascistas, especialmente en Alemania e Italia, donde el fascismo ha sabido crearse una base de masas, afiliando brutalmente a sus organizaciones a los obreros y demás trabajadores, la tarea principal consiste en saber combinar la lucha contra el fascismo desde fuera, con la labor de zapa desde dentro, en los órganos y organizaciones fascistas de masas. Es necesario estudiar, asimilar y aplicar métodos y procedimientos especiales, apropiados a las condiciones concretas de estos países, que contribuyan a la rápida descomposición de la base de masas del fascismo y preparen el derrocamiento de la dictadura fascista. Hay que estudiarlos, asimilarlos y aplicarlos y no limitarse a gritar: "¡Muera Hitler!", "¡Muera Mussolini!". ¡Sí! Estudiar, asimilar y aplicar.

    Es ésta un tarea difícil y complicada. Tanto más difícil, cuanto que nuestras experiencias de lucha eficaz contra la dictadura fascista son extraordinariamente limitadas. Nuestros camaradas italianos, por ejemplo, llevan ya aproximadamente trece años luchando bajo las condiciones de la dictadura fascista. Pero no han logrado todavía desplegar una verdadera lucha de masas contra el fascismo y por esto no han podido desgraciadamente ayudar mucho, en este sentido, con experiencias positivas, a los demás partidos comunistas de los países fascistas. Los comunistas alemanes e italianos y los comunistas de otros países fascistas, al igual que los miembros de las juventudes comunistas, han hecho milagros de heroísmo. Han hecho y hacen diariamente sacrificios enormes. Ante este heroísmo y estos sacrificios todos nosotros nos inclinamos. Pero el heroísmo no basta. (Aplausos). Es necesario combinar este heroísmo con la labor diaria entre las masas, con la lucha concreta contra el fascismo para lograr resultados más tangibles en este terreno. En nuestra lucha contra la dictadura fascista es particularmente peligroso confundir los deseos con las realidades, hay que partir de los hechos, de la situación real, concreta.

    Y ¿cuál es hoy la realidad, por ejemplo, en Alemania?

    Entra las masas crecen el descontento y la decepción por la política de la dictadura fascista, revistiendo incluso la forma de huelgas parciales y de otras acciones. A pesar de todos sus esfuerzos, el fascismo no ha logrado conquistar políticamente a las masas fundamentales de los obreros, pierde y perderá cada vez en mayor medida incluso a sus antiguos partidarios. Pero tenemos que darnos cuenta de que los obreros que están convencidos de la posibilidad de derribar a la dictadura fascista y dispuestos a luchar desde hoy mismo por ello, de un modo activo, son aún, por el momento, una minoría. Somos nosotros, los comunistas, y es el sector revolucionario de los obreros socialdemócratas. La mayoría de los trabajadores todavía no tiene la conciencia de las posibilidades reales y concretas y de los caminos por los que puede derribarse esta dictadura y está, por el momento, a la expectativa. Esto debe ser tenido en cuenta al fijar nuestros objetivos en la lucha contra el fascismo en Alemania y cuando busquemos, estudiemos y apliquemos procedimientos para derrocar y sacudir la dictadura fascista en Alemania.

    Para asestar un golpe sensible a la dictadura fascista, tenemos que conocer sus puntos más vulnerables. ¿Dónde está el talón de Aquiles de la dictadura fascista? En su base social. Esta base es extremadamente heterogénea. Abarca diferentes clases y diferentes sectores de la sociedad. El fascismo se proclama representante exclusivo de todas las clases y capas de la población, del fabricante y del obrero, del millonario y del parado, del terrateniente y del pequeño campesino, del gran capitalista y del artesano. Finge defender los intereses de todos estos sectores, los intereses de la nación. Pero como el fascismo es la dictadura de la gran burguesía, tiene que chocar inevitablemente con su base social de masas, y tanto más, cuanto que precisamente bajo la dictadura fascista se destacan con mayor relieve las contradicciones de clase entre la jauría de los magnates financieros y la aplastante mayoría del pueblo.

    Sólo podremos llevar a las masas a luchas decisivas por el derrocamiento de la dictadura fascista, si enrolamos a los obreros, que se han visto forzados a ingresar en las organizaciones fascistas o que lo han hecho por falta de conciencia, en los movimientos más elementales para la defensa de sus intereses económicos, políticos y culturales. Precisamente por esto, los comunistas deben trabajar dentro de estas organizaciones como los mejores defensores de los intereses cotidianos de las masas de afiliados, teniendo presente que en la medida que los obreros encuadrados en estas organizaciones exijan con mayor frecuencia sus derechos y defiendan sus intereses, chocarán irremediablemente con la dictadura fascista.

    Basándose en la defensa de sus intereses más vitales -aunque en los primeros tiempos sean los más elementales- de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, será relativamente fácil encontrar un lenguaje común, que nos una no sólo a los antifascistas conscientes, sino también a aquellos trabajadores que son todavía partidarios del fascismo, pero que están desengañados y descontentos de su política, que se quejan y buscan la ocasión para expresar su descontento. En general, tenemos que darnos cuenta de que toda nuestra táctica, en los países de la dictadura fascista, ha de tener un carácter tal, que no repela a los partidarios de fila del fascismo, sino que ahonde el abismo entre los jerarcas fascistas y las masas de los desengañados partidarios sencillos del fascismo entre las capas trabajadoras.

    No hay que desconcertarse, camaradas, si la gente movilizada en torno a estos intereses cotidianos se tiene por indiferente en política e incluso por partidaria del fascismo. Lo importante para nosotros es atraerlos al movimiento, que quizás en sus comienzos no se desarrollará todavía abiertamente, bajo las consignas de la lucha contra el fascismo, pero que objetivamente es ya un movimiento antifascista, porque enfrenta a estas masas con la dictadura fascista.

    La experiencia nos enseña que el creer que en los países de la dictadura fascista es absolutamente imposible actuar de un modo legal o semilegal es perjudicial y falso. Aferrarse a este punto de vista, significa caer en la pasividad, renunciar por completo a un verdadero trabajo de masas en general. En efecto, el encontrar formas y métodos de actuación legal o semilegal, bajo las condiciones de la dictadura fascista, es un problema difícil y complicado. Pero, como en tantas otras cuestiones, también aquí, se encargarán de indicarnos el camino la vida misma y la iniciativa de las propias masas, quienes nos han brindado ya una serie de ejemplos que debemos generalizar y aplicar de forma organizada y oportuna.

    hay que acabar decididamente con el menosprecio de la labor dentro de las organizaciones fascistas de masas. Lo mismo en Italia que en Alemania, y en otra serie de países fascistas, nuestros camaradas han encubierto su pasividad y, con frecuencia, incluso la negativa directa de trabajar en las organizaciones fascistas de masas, contraponiendo su trabajo en las empresas a la labor dentro de las organizaciones fascistas de masas. En realidad, esta contraposición esquemática ha hecho precisamente que tanto el trabajo dentro de las organizaciones fascistas de masas, como el desarrollo en las empresas fuese extraordinariamente flojo e, incluso, inexistente.

    Para los comunistas de los países fascistas es, por tanto, de especial importancia estar en todas partes donde estén las masas. El fascismo ha arrebatado a los obreros sus propias organizaciones legales. Les ha impuesto por la violencia las organizaciones fascistas y en éstas se encuentran las masas, sea por fuerza o parcialmente de su agrado. Estas organizaciones de masas del fascismo pueden y deben ser nuestro campo legal o semilegal de operaciones desde el cual entraremos en contacto con las masas. Pueden y deben ser para nosotros un punto de partida legal o semilegal para la defensa de los intereses cotidianos de las masas. Para aprovechar estas posibilidades, los comunistas deberán luchar por conseguir puestos electivos en las organizaciones fascistas de masas, para mantener contacto con las masas, y tienen que liberarse, de una vez para siempre, del prejuicio de que esta labor es inapropiada e indigna de un obrero revolucionario.

    En Alemania existe, por ejemplo, el sistema de los llamados "delegados de fábrica". ¿Dónde está escrito que debemos ceder el monopolio en estas organizaciones a los fascistas? ¿No podemos acaso intentar unir a los comunistas, socialdemócratas, católicos y otros obreros antifascistas dentro de las empresas para que, al votar las listas de los "delegados de fábrica", tachen a los agentes declarados del patrono e incluyan en ellas otros candidatos que gocen de la confianza de los obreros? La práctica ha demostrado ya que esto es posible.

    ¿Y no nos enseña también la práctica que podemos exigir de los "delegados de fábrica", en unión con los obreros socialdemócratas y otros obreros descontentos, una verdadera defensa de los intereses obreros?

    Fijaos en el Frente del Trabajo de Alemania o en los sindicatos fascistas de Italia. ¿Acaso no se puede exigir que los funcionarios del "Frente del Trabajo" sean elegidos en ves de designados desde arriba? ¿No puede insistirse en que los órganos dirigentes de las organizaciones locales den cuenta de su actuación a las asambleas de afiliados de las mismas? ¿No se pueden elevar estas reclamaciones por acuerdo del grupo, al patrono, al "protector del trabajo", a los órganos superiores del "Frente del Trabajo"? Puede hacerse, a condición de que los obreros revolucionarios trabajen efectivamente dentro del "Frente del Trabajo" y luchen por conquistar puestos en el mismo.

    Métodos de trabajo parecidos son también posibles y necesarios en otras organizaciones fascistas de masas: en la Unión de Juventudes Hitlerianas, en las organizaciones deportivas, en la organización "Kraft durch Freude" en el "Dopo Lavoro", en las cooperativas, etc.

    Recordaréis, camaradas, la antigua leyenda de la toma de Troya. La ciudad de Troya se había hecho fuerte contra el ejército sitiador por medio de una muralla infranqueable y los sitiadores, que habían sufrido ya no pocas bajas, no lograron la victoria hasta que consiguieron penetrar en el interior, en el corazón mismo del enemigo, con la ayuda del famoso caballo de Troya.

    A mí me parece que nosotros, obreros revolucionarios, no debemos sentir ningún escrúpulo en emplear la misma táctica contra nuestros enemigos fascistas, que se defienden contra el pueblo mediante la muralla viva de sus asesinos a sueldo. (Aplausos).

    Quien no comprenda la necesidad de emplear una táctica semejante respecto al fascismo, quien considere tal actuación "humillante", podrá ser un excelente camarada, pero, si me permitís que lo diga, es un charlatán y no un revolucionario: ese no sabrá conducir a las masas al derrocamiento de la dictadura facsista. (Aplusos).

    El movimiento de masas del frente único, que va germinando fuera y dentro de las organizaciones fascistas de Alemania, Italia y otros países, en los que el fascismo cuenta con una base de masas, partiendo de la defensa de las necesidades más elementales, cambiando de formas y consignas de lucha conforme al crecimiento y ampliación de esta lucha, será el ariete que destruya la fortaleza de la dictadura fascista, que hoy parece a muchos inexpugnable.

    El frente único en los países en que los socialdemócratas están en el gobierno
    La lucha por establecer el frente único plantea otro problema muy importante: el problema del frente único en los países, en que existen gobiernos socialdemócratas o de coalición con la participación de los socialistas, como ocurre, por ejemplo, en Dinamarca, Noruega, Suecia, Checoeslovaquia y Bélgica.

    Es bien conocida nuestra actitud absolutamente negativa ante los gobiernos socialdemócratas, que son gobiernos de colaboración con la burguesía. Pero, a pesar de ello, no consideramos la existencia de un gobierno socialdemócrata y de una coalición gubernamental del Partido Socialdemócrata con los partidos burgueses como un obstáculo insuperable para establecer el frente único con los socialdemócratas en determinadas cuestiones. Consideramos que también en estos casos es absolutamente posible y necesario el frente único para la defensa de los intereses vitales del pueblo trabajador, en la lucha contra el fascismo. Se comprende que en los países, en que participan en el gobierno representantes de los partidos socialdemócratas, la dirección socialdemócrata oponga las más enérgica resistencia al frente único proletario. Se comprende perfectamente que sea así. Quieren hacer ver a la burguesía que son ellos quienes saben, mejor y más hávilmente que nadie, refrenar el descontento de las masas obreras y preservalas de la influencia del comunismo. Pero el solo hecho, de que los ministros socialdemócratas adopten una actitud negativa ante el frente único proletario, no justifica en lo más mínimo, el hecho de que los comunistas no hagan nada para la creación del frente único del proletariado.

    Nuestros camaradas de los países escandinavos siguen con harta frecuencia el camino de la menor resistencia, al limitarse a desenmascarar por la propaganda al gobierno socialdemócrata. Esto es un error. En Dinamarca, por ejemplo, los jefes socialdemócratas llevan ya diez años en el gobierno y los comunistas han venido repitiendo, día tras día, durante diez años, que éste es un gobierno burgués capitalista. Hay que suponer que esta propaganda es conocida ya de los obreros daneses. El hecho de que, a pesar de ello, una mayoría considerable vote por el partido socialdemócrata gubernamental indica solamente que el desenmascaramiento propagandístico del gobierno por los comunistas no basta, pero no demuestra que estos cientos de miles de obreros estén contentos con todas las iniciativas gubernamentales de los ministros socialdemócratas. No, a ellos no les agrada que el gobierno socialdemócrata, mediante los llamados "convenios de crisis", ayude a los grandes capitalistas y terratenientes, y no a los obreros y campesinos pobres; que haya arrebatado a los obreros por el decreto promulgado en enero de 1933 el derecho de huelga. No les agrada que la dirección socialdemócrata proyecte una peligrosa reforma electoral antidemocrática (restringiendo considerablemente el número de diputados). No creo equivocarme, si afirmo que el 99% de los obreros daneses no aprueba estas medidas políticas de los jefes y ministros socialdemócratas.

    ¿Acaso los comunistas no pueden llamar a los sindicatos y organizaciones socialdemócratas de Dinamarca a discutir tal o cual cuestión actual de esta índole, a emitir su opinión acerca de ellas y actuar en común por el frente único proletario, para la realización de las reivindicaciones obreras? El año pasado, en octubre, cuando nuestros camaradas daneses se dirigieron a los sindicatos con el llamamiento da actuar contra la reducción del subsidio de paro y por los derechos democráticos de los sindicatos, se adhirieron al frente único unas cien organizaciones sindicales locales.

    En Suecia, está en el poder, por tercera vez, un gobierno socialdemócrata, pero los comunistas suecos han renunciado prácticamente, durante mucho tiempo, a emplear la táctica del frente único. ¿Por qué? ¿Eran contrarios al frente único? Naturalmente que no. Eran en principio partidarios del frente único, del frente único en general, pero no acertaban a ver sobre qué motivos, en qué problemas, en la defensa de qué reivindicaciones, se podía establecer con éxito el frente único proletario; y cómo y dónde había que apoyarse. Pocos meses antes de constituirse el gobierno socialdemócrata, durante la lucha electoral, el partido socialdemócrata se había presentado con una plataforma en la que contenían una serie de reivindicaciones que podían haberse incluido precisamente en una plataforma del frente único proletario, como, por ejemplo, estas consignas:"¡Contra las tarifas aduaneras!", "¡Contra la militarización!", "¡Hay que acabar con la lentitud de tramitación en el seguro de paro!", "¡Asegurar a los viejos pensiones suficientes para vivir!", "¡No admitir la existencia de organizaciones como el «Munch-Corps»!" (organización fascista), "¡Abajo la legislación antisindical de clase, exigida por los partidos burgueses!".

    Más de un millón de trabajadores de Suecia votaron en 1932 por estas reivindicaciones formuladas por la socialdemocracia y saludaron en 1933 la formación de un gobierno socialdemócrata, con la esperanza de que ahora se convertirían en realidad estas reivindicaciones. Nada habría sido má lógico en aquella situación, ni podía corresponder en mayor grado a los deseos de las masas obreras, que el Partido se hubiese dirigido a todas las organizaciones socialdemócratas y sindicales con la propuesta de emprender acciones conjuntas para llevar a la práctica estas reivindicaciones lanzadas por el Partido socialdemócrata.

    Si realmente se hubiese logrado movilizar a las extensas masas para la consecución de tales reivindicaciones, formuladas por los mismos socialdemócratas, agrupar estrechamente en un frente a las organizaciones obreras, socialdemócratas y comunistas, no cabe duda de que la clase obrera sueca habría salido ganando. A los ministros socialdemócratas de Suecia, esto no les habría producido una gran alegría naturlemente, pues en este caso el gobierno se habría visto obligado a satisfacer cuando menos algunas reivindicaciones. En todo caso, no habría ocurrido lo que ahora ocurre: que el gobierno en vez de suprimir las tarifas aduaneras, ha elevado algunas, que en vez de restringir el militarismo, ha aumentado el presupuesto de guerra, y en vez de rechazar toda la legislación dirigida contra los sindicatos, haya presentado él mismo al parlamento un proyecto de ley de este género. Es cierto que el Partido Comunista de Suecia ha desplegado una buena campaña de masas, en el sentido del frente único proletario, respecto a este último problema, consiguiendo al fin que hasta la misma fracción parlamentaria socialdemócrata se viese obligada a votar contra el proyecto del Gobierno y que por el momento dicho proyecto haya fracasado.

    Los comunistas noruegos han procedido acertadamente al invitar para el Primero de Mayo a las organizaciones del Partido Obrero a celebrar manifestaciones conjuntas y presentar una serie de reivindicaciones, que coincidían en lo esencial con las reivindicaciones de la plataforma electoral del Partido Obrero Noruego. Y aunque este paso a favor del frente único se preparó de un modo flojo y la dirección del Partido Obrero Noruego era contraria a él, se celebraron, a pesar de todo, manifestaciones de frente único en treinta localidades.


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    Mensaje por DP9M Mar Ago 02, 2011 10:13 pm

    Antes, muchos comunistas temían que fuese una manifestación de oportunismo por su parte el no contraponer a toda reivinidicación parcial de los socialdemócratas sus propias reivindicaciones, dos veces m´s radicales. Esto era un error ingenuo. Si, por ejemplo, los socialdemócratas reclaman la disolución de las organizaciones fascistas, nosotros no tenemos porqué añadir: "y la disolución de la policía del Estado también" (pues será oportuno formular esta reivindicación en otras circunstancias), sino que debemos decir a los obreros socialdemócratas: estamos dispuestos a aceptar esta reivindicación de vuestro Partido, como reivindicación del frente único del proletariado, y luchar hasta el fin por su consecución. ¡Emprendamos juntos la lucha!

    También en Checoeslovaquia, se pueden y se deben aprovechar ciertas reivindicaciones formuladas por la socialdemocracia checa y alemana, así como por los sindicatos reformistas, para establecer el frente único de la clase obrera. Cuando la socialdemocracia exige, por ejemplo, proporcionar trabajo a los parados o -como ya lo vienen exigiendo desde 1927- la derogación de las leyes que restringen la autonomía de los municipios, hay que concretar estas reivindicaciones en cada localidad y en cada distrito y luchar mano a mano con las organizaciones socialdemócratas por su consecución efectiva. O si los partidos sociademócratas en sus discursos fulminan a los agentes del fascismo dentro del aparato del Estado "en términos generales", hay que sacar a la luz del día en cada sitio a los heraldos fascistas concretos y actuar conjuntamente con los obreros socialdemócratas por eliminarlos de las instituciones del Estado.

    En Bélgica, los jefes del Partido Socialdemócrata, con Emilio Vandervelde a la cabeza, entraron en el gobierno de coalición. Lograron este "éxito" mediante una larga y amplia campaña por dos reivindicaciones principales: 1) Derogación de los decretos-leyes especiales y 2) Realización del plan de Man. La primera cuestión es de gran importancia. El gobierno anterior había promulgado en total 150 «decretos-leyes» reaccionarios, que arrojaban cargas extremadamente pesadas sobre las espaldas del pueblo trabajador. Planteábase el problema de derogarlas inmediatamente. Así lo exigía el Partido Socialdemócrata. ¿Acaso el nuevo gobierno ha derogado muchos de estos «decretos-leyes»? NI uno solo. Se ha limitado a atenuar un poco algunos con objeto de suministrar una especie de indemnización "simbólica" para las promesas de gran envergadura, hechas por los jefes socialistas de Bélgica (algo parecido al "dólar simbólico", que algunas potencias europeas ofrecieron a Norte América en pago de los millones de dólares de sus dudas de guerra).

    En lo que respecta a la realización del pomposo plan de Man, la cosa tomó para las masas socialdemócratas un cariz inesperado. Los ministros socialdemócratas declararon que, antes de nada, había que superar las crisis económica y realizar tan sólo aquellas partes del plan de Man, que mejorasen la situación de los capitalistas industriales y de los bancos, y que sólo entonces se podría pasar a poner en práctica medidas encaminadas a mejorar la situación de los obreros; pero ¿cuánto tiempo tendrán que esperar los obreros la parte de "bienestar" que les promete el plan? Sobre los banqueros belgas ha caído ya una verdadera lluvia de oro. Fue implantada una desvalorización del franco belga en un 28% y, mediante esta manipulación, los banqueros han podido apropiarse como trofeos 4.500 millones de francos, a costa de los que viven de un salario y de los ahorros de gente modesta. ¿Cómo se compagina esto con el contenido del plan de Man? Si se quiere conceder crédito a la letra del plan, éste promete "perseguir los abusos monopolistas y las maniobras de los especuladores".

    A base del plan de Man, el gobierno nombró una comisión; de control sobre los bancos; pero ¡una comisión compuesta de banqueros que se controlan a sí mismos alegre y despreocupadamente!

    El plan de Man promete también muchas otras cosas buenas: "reducción de la jornada de trabajo", "normalización de los salarios", "salario mínimo", organización de un sistema completo de "seguros sociales, "extensión de las comodidades mediante la construcción de nuevas viviendas", etc. Son todas ellas reivindicaciones que nosotros, los comunistas, podemos apoyar. Debemos dirigirnos a las organizaciones obreras de Bélgica y decirles: los capitalistas ya han obtenido bastante e incluso demasiado. ¡Exijamos de los ministros socialdemócratas que cumplan las promesas que han hecho a los obreros! ¡Fundámonos en el frente único para la defensa eficaz de nuestros intereses! ¡Señor ministro Vandervelde: nosotros apoyamos las reivindicaciones contenidas en su plataforma para los obreros; pero declaramos abiertamente: tomamos en serio estas reivindicaciones; ¡queremos hechos y no palabras hueras, y por esta razón agrupamos a cientos de miles de obreros para luchar por estas reivindicaciones!

    De este modo, los comunistas en los países, donde existen gobiernos socialdemócratas, al aprovechar las reivindicaciones concretas correspondientes, tomadas de las plataformas de los propios partidos socialdemócratas y las promesas electorales de los ministros socialdemócratas, como punto de partida para acciones conjuntas con los partidos y organizaciones socialdemócratas, podrán después desplegar con mayor facilidad una campaña para establecer el frente único, basándose ya en otra serie de reivindicaciones de las masas, que luchan contra la ofensiva del capital, contra el fascismo y la amenaza de guerra.

    Además, hay que tener presente que, si las acciones conjuntas con los partidos y organizaciones socialdemócratas exigen de los comunistas, en general, una crítica seria, razonada, del socialdemocratismo como ideología y práctica de la colaboración de clases con la burguesía, así como esclarecer infatigablemente y con espíritu de camaradería a los obreros socialdemócratas el programa y las consignas del comunismo, esta tarea es de singular importancia para la lucha del frente único, precisamente en los países donde existen gobiernos socialdemócratas.

    La lucha por la unidad sindical
    ¡Camaradas! La realización de la unidad sindical, tanto en el plano nacional, como internacional, debe ser una de las etapas más importantes para el afianzamiento del frente único.

    Como es sabido, la táctica escisionista de los jefes reformistas fue llevada a cabo con la mayor exacerbación en los sindicatos. Es explicable; su política de colaboración de clases con la burguesía encontraba aquí su remate práctico, directamente en las empresas, a costa de los intereses vitales de la masas obrera. Esto provocaba, naturalemente, una crítica dura y encontraba la resistencia de los obreros revolucionarios, dirigidos por los comunistas, contra este modo de actuar. He aquí por qué la más enconada lucha entre el comunismo y el reformismo se desarrolló sobre el terreno sindical.

    Cuanto más difícil y complicada se hacía la situación del capitalismo, más reaccionaria era la política de los jefes de los sindicatos adheridos a la Internacional de Ámsterdam y más agresivas eran sus medidas contra todos los elementos oposicionistas dentro de los sindicatos. Ni la misma instauaración de la dictadura fascista en Alemania, ni la ofensiva redoblada del capital, en todos los países capitalistas, disminuyeron esta agresividad. ¿No es característico que solamente en un año, en 1933, en Inglaterra, Holanda, Bélgica y Suecia se lanzasen las más ignominiosas circulares encaminadas a expulsar de los sindicatos a los comunistas y obreros revolucionarios? En Inglaterra apareció, en 1933, una circular prohibiendo a las secciones sindicales locales adherirse a las organizaciones contra la guerra y a otras organizaciones revolucionarias. Esto fue el preludio de la célebre "Circular negra" del Consejo General de las Tradeuniones, por la cual todo consejo sindical, que admita en su seno a delegados que "estén relacionados, bajo una u otra forma, con organizaciones comunistas", es declarado fuera de la ley. Y ¿qué decir de la dirección de los sindicatos alemanes, que aplicó represalias inauditas contra los elementos revolucionarios dentro de los sindicatos?

    Pero nuestra táctica no debe tomar como punto de partida la conducta de algunos jefes de los sindicatos adheridos a Ámsterdam, por muy grandes que sean las dificultades que esta conducta oponga a la lucha de clases, sino que tiene que partir, sobre todo, de este hecho: ¿dónde se encuentran las masas obreras? Y aquí tenemos que declarar abiertamente: la labor de los sindicatos es la cuestión más candente de los partidos comunistas. Debemos conseguir que se dé un verdadero viraje en la labor sindical y colocar en un lugar central la cuestión de la lucha por la unidad sindical.

    Muchos de nuestros camaradas, pasando por alto la gravitación de los obreros hacia los sindicatos y ante las dificultades que ofrecía el trabajo de los sindicatos adheridos a Amsterdam, no se detenían en esta complicada terea. Hablaban invariablemente de la crisis orgánica de los sindicatos de Amsterdam, de que los obreros abandonaban los sindicatos y perdían de vista cómo éstos, después de un cierto descenso al comienzo de la crisis económica mundial, empezaron a crecer de nuevo. La particularidad del movimiento sindical consiste precisamente en que la ofensiva de la burguesía contra los derechos sindicales, los intentos en una serie de países (Polonia, Hungría, etc.) de "uniformar" a los sindicatos, la reducción de los seguros sociales, el robo de los salarios, obligaban a los obreros a, a pesar de que no había una resistencia por parte de los jefes sindicales reformistas contra todo esto, a estrechar todavía más sus filas en torno a los sindicatos, pues los obreros querían y quieren ver en el sindicato el defensor más combativo de sus intereses vitales de clase. Así se explica el hecho de que en estos últimos años haya aumentado -en Francia, Checoeslovaquia, Bélgica, Suecia, Holanda, Suiza, etc.- el número de afiliados en la mayoría de los sindicatos adheridos a Amsterdam. La Federación Americana del Trabajo ha aumentado también considerablemente en los últimos dos años el número de sus afiliados.

    Si los camaradas alemanes hubiesen comprendido mejor la tarea de la labor sindical, de la que tan reiteradamente les hablaba el camarada Thaelmann, habrían tenido indudablemente dentro de los sindicatos una posición mejor que la tenida en realidad, en el momento al implantarse la dictadura fascista. A fines de 1932, sólo estaban en los sindicatos libres un 10% de los afiliados al Partido. Y esto, a pesar de que los comunistas, después del VI Congreso Mundial de la Internacional Comunista, se pusieron a la cabeza de toda una serie de huelgas. Nuestros camaradas escribían en la prensa acerca de la necesidad de consagrar en 90% de nuestras fuerzas al trabajo dentro de los sindicatos. Pero, en la práctica, todo se concentraba en la oposición sindical revolucionaria, que de hecho se esforzaba por suplantar a los sindicatos. Y ¿qué ocurrió después de la toma del poder por Hitler? En el curso de dos años, muchos de nuestros camaradas se opusieron tenaz y sistemáticamente a la justa consigna de la lucha por el restablecimiento de los sindicatos libres.

    Podría aportar ejemplos parecidos de casi todos los demás países capitalistas.

    Sin embargo, en la lucha por la unidad del movimiento sindical en los países europeos, hemos logrado las primeras conquistas serias. Al decir esto, me refiero a la pequeña Austria, donde, por iniciativa del Partido Comunista, se han echado las bases para un movimiento sindical ilegal. Después de los combates de febrero, los socialdemócratas con Otto Bauer a la cabeza, lanzaron esta consigna: "Los sindicatos libres sólo podrán restablecerse después de la caída del fascismo": Los comunistas emprendieron la labor de restablecer los sindicatos. Cada fase de esta labor era un fragmento del frente único vivo del proletariado austríaco. El restablecimiento eficaz de los sindicatos libres en la realidad fue una derrota seria para el fascismo. Los socialdemócratas se encontraban en una encrucijada. Una parte de ellos trataba de entablar negociaciones con el gobierno. Otra parte, en vista de nuestros éxitos, creó paralelamente algunos sindicatos ilegales propios. Pero sólo podía haber un camino: o capitular ante el fascismo, o marchar luchando conjuntamente contra el fascismo hacia la unidad sindical. Bajo la presión de las masas, la dirección vacilante de los sindicatos paralelos, creados por los antiguos jefes sindicales, se decidió por una unificación. La base de esta unificación es la lucha irreconciliable contra la ofensiva del capital y del fascismo y la salvaguardia de la democracia dentro de los sindicatos. Saludamos esta unificación de los sindicatos, que es el primer paso de este género después de la escisión formal del movimiento sindical después de la guerra y que encierra, por tanto, una significación internacional.

    El frente único, en Francia, sirvió indudablemente de impulso gigantesco para la realización de la unidad sindical. Los dirigentes de la Confederación General del Trabajo frenaban y siguen frenando, por todos medios, la realización de la unidad, al contraponer al problema fundamental, la cuestión de la política de clase de los sindicatos, cuestiones de importancia secundaria, subalterna o meramente formal. Un éxito indudable de la lucha por la unidad sindical fue la creación de sindicatos únicos, sobre un plano local, sindicatos que, por ejemplo, en el ramo de los ferroviarios abrazan casi tres cuartas partes de la masa de miembros de los dos sindicatos.

    Nosotros abogamos decididamente por el restablecimiento de la unidad sindical dentro de cada país y en el plano internacional.

    Abogamos por un sindicato único en cada rama de producción.

    Abogamos por Centrales internacionales únicas por industrias.

    Abogamos por una Internacional sindical única sobre la base de la lucha de clases.

    Abogamos por sindicatos de clase únicos como uno de los baluartes más importantes de la clase obrera contra la ofensiva del capital y del fascismo. Al hacerlo así, ponemos como única condición para la unificación de los sindicatos luchar contra el capital, luchar contra el fascismo y por la democracia sindical interna.

    El tiempo no espera. Para nosotros, el problema de la unidad del movimiento sindical, tanto en el plano nacional, como internacional, es el problema de la gran causa de la unficación de nuestra clase en potentes organizaciones sindicales únicas contra el enemigo de clase. Saludamos la propuesta dirigida en vísperas del Primero de Mayo de este año por la Internacional Sindical Roja a la Internacional de Amsterdam para discutir conjuntamente las condiciones, métodos y formas para la unificación del movimiento sindical mundial. Los jefes de la Internacional de Amsterdam rechazaron esta propuesta con el manoseado argumento de que la unidad del movimiento sindical sólo puede realizarse dentro de las filas de la Internacional de Amsterdam, que dicho sea de paso, agrupa casi exclusivamente a organizaciones sindicales de una parte de países europeos.

    Pero los comunistas, en su labor dentro de los sindicatos, deben proseguir infatigablemente la lucha por la unidad del movimiento sindical. La misión de los Sindicatos Rojos y de la Internacional Sindical Roja es hacer cuanto dependa de ellos para que llegue lo más pronto posible la hora de la lucha conjunta de todos los sindicatos contra la ofensiva del capital y del fascismo, para que la unidad del movimiento sindical se cree, pese a la tenaz resistencia de los jefes reaccionarios de la Internacional Sindical de Amsterdam. Los Sindicatos Rojos y la Internacional Sindical Roja deben recibir de nosotros, en este orden, toda clase de apoyos.

    En los países, donde existen pequeños sindicatos rojos, les recomendamos que procuren ingresar en los grandes sindicatos reformistas, exigiendo la libertad para sostener sus opiniones propias, el ingreso de los miembros expulsados; y en los países, donde existen paralelamente grandes sindicatos rojos y reformistas, recomendamos que exijan la convocatoria de un Congreso de unificación sobre la plataforma de la lucha contra la ofensiva del capital y la salvaguardia de la democracia sindical.

    Hay que afirmar, del modo más categórico, que el obrero comunista, el obrero revolucionario, que no pertenece al sindicato de masas de su oficio, que no lucha por convertir este sindicato reformista en una verdadera organización sindical de clase, que no lucha por la unidad del movimiento sindical sobre la base de la lucha de clases, no cumple con su deber proletario primordial.

    El frente único y la juventud
    ¡Camaradas! Ya he señalado el papel que ha desempeñado en la victoria del fascismo la incorporación de la juventud a las organizaciones fascistas. Al hablar de la juventud, hemos de declarar francamente que hemos desdeñado nuestra misión de conducir a las masas de la juventud trabajadora a la lucha contra la ofensiva del capital, contra el fascismo y la amenaza de guerra, hemos desdeñado esta misión en una serie de países. No hemos apreciado debidamente la enorme importancia que tiene la juventud en la lucha contra el fascismo. No hemos valorado correctamente los intereses particulares económicos, políticos y culturales de la juventud. Tampoco hemos prestado la atención necesaria a la educación revolucionaria de la juventud.

    Todo esto lo ha explotado muy hávilmente el fascismo en algunos países, particularmente en Alemania, para desviar a grandes sectores de la juventud del camino del proletariado.

    Hay que tener muy presente que el fascismo no envuelve en sus redes a la juventud solamente con el romanticismo militarista. A unos les da comida y vestidos, enrolándolos en sus destacamentos, a otros les da trabajo, funda incluso establecimientos, llamados culturales, para la juventud, y de este modo se esfuerza por inculcar en los jóvenes la conciencia de que el fascismo quiere y puede realmente dar a la juventud trabajadora alimento, vestido, cultura y trabajo.

    Nuestras Juventudes Comunistas siguen siendo, en una serie de países capitalistas, organizaciones predominantemente sectarias, desligadas de las masas. Su debilidad principal radica en que se esfuerzan todavía en copiar las formas y métodos de trabajo de los Partidos Comunistas y olvidan que las Juventudes Comunistas no son el Partido Comunista de la juventud. No tienen suficientemente en cuenta que es una organización con tareas específicas. Sus métodos y formas de trabajo, de educación, de lucha, han de adaptarse al nivel concreto y a las exigencias de la juventud.

    Nuestros jóvenes camaradas han dado ejemplos inolvidables de heroísmo en la lucha contra los desafueros fascistas y la reacción burguesa. Pero carecen todavía de capacidad para arrancar concreta y perseverantemente a las masas de la juventud de la influencia enemiga. Esto se revela en la resistencia, no vencida aún hasta hoy, contra la labor dentro de las organizaciones fascistas y en el modo, no siempre acertado, de abordar a la juventud socialista y a otras juventudes no comunistas. De todo esto incumbe también una gran responsabilidad, naturalmente, a los Partidos Comunistas, que deben dirigir y apoyar a las Juventudes Comunistas en su trabajo. Pues, el problema de la juventud no es solamente un problema de las Juventudes Comunistas, es un problema del movimiento comunista en su totalidad. En el campo de la lucha por la juventud, los Partidos Comunistas y las organizaciones juveniles deben dar un viraje verdadero y resuelto. La misión principal del movimiento juvenil comunista, en los países capitalistas, consiste en marchar valientemente por la senda de la realización del frente único, por la senda de la organización y unidad de la joven generación trabajadora. ¡Qué enorme influencia ejercen sobre el movimiento juvenil revolucionario los primeros pasos dados últimamente en esta dirección, en Francia y los Estado Unidos! Bastó con que se emprendiese en estos países la realización del frente único, para que inmediatamente se consiguieran éxitos considerables. También es digna de atención, en el campo del frente único internacional, la eficaz iniciativa del Comité contra la Guerra y el Fascismo de París de llegar a una colaboración internacional de todas las organizaciones juveniles no fascistas.

    Estos pasos, que se han dado con éxito en el movimiento del frente único juvenil en los últimos tiempos, ponen de manifiesto también que las formas del frente único de la juventud no pueden estar sujetas a patrones, no tiene por qué ser forzosamente las mismas que se dan en la práctica de los Partidos Comunistas. Las Juventudes Comunistas debe esforzarse, por todos los medios, por unificar las fuerzas de todas las organizaciones no fascistas de masas de la juventud, hasta llegar a la formación de diferentes organizaciones conjuntas para la lucha contra el fascismo, contra la inaudita privación de derechos y la militarización de la juventud, por los derechos económicos y culturales de las jóvenes generaciones, por ganar para el frente antifascista a esta juventud, donde quiera que se encuentre: en los campamentos de trabajo forzado, en las Bolsas de Trabajo, en los cuarteles y en la marina, en las escuelas o en las diferentes organizaciones deportivas, culturales y de otro género.

    Nuestros jóvenes comunistas, a la par que desarrollan y fortalecen a las Juventudes Comunistas, deben esforzarse por crear asociaciones antifascistas de las juventudes comunistas y socialistas, sobre la plataforma de la lucha de clases.

    El frente único y la mujer
    No menor es, camaradas, la insuficiente apreciación que se manifiesta respecto a la labor entre las mujeres trabajadoras, las obreras, las mujeres paradas, las campesinas y las mujeres del hogar. Y si el fascismo despoja en la mayor medida a la juventud, a la mujer la esclaviza de un modo especialmente implacable y cínico, jugando con los sentimientos profundamente arraigados de la madre, de la mujer de su casa, de la obrera sin apoyo, inseguras del mañana. El fascismo, que se presenta como filántropo, arroja a las familias hambrientas una mísera limosna e intenta con ello ahogar los amargos sentimientos, provocados especialmente en las mujeres trabajadoras por la inaudita esclavización, que les acarrea el fascismo. Expulsa a las obreras de la producción. Envía al campol, por la fuerza, a las muchachas necesitadas y las condena a convertirse en criadas gratuitas de los campesinos ricos y de los terratenientes. A la par que promete a la mujer un hogar feliz, la empuja, como ninguna otra forma capitalista, por la senda de la prostitución.

    Los comunistas y, sobre todo, nuestras camaradas, deben tener continuamente presente que no puede haber lucha eficaz contra el fascismo, ni contra la guerra, si no movilizan para esta lucha a las extensas masas femeninas. Y esto no se logra solamente con la agitación. Tenemos que encontrar, de acuerdo con cada situación concreta, la posibilidad de movilizar a las masas de las mujeres trabajadoras, a favor de sus intereses y reivindicaciones vitales: contra la carestía de la vida, por el aumento de los salarios, según el principio «a trabajo igual, salario igual», contra los despidos en masa, contra todo lo que signifique desigualdad de derechos y contra la esclavización fascista de la mujer.

    En nuestros esfuerzos por incorporar a la mujer trabajadora al movimiento revolucionario, no debemos asustarnos tampoco de la creación de organizaciones especiales de mujeres allí donde sea necesario hacerlo. El prejuicio de que hay que liquidar en los países capitalistas las organizaciones femeninas, que se hallan bajo la dirección de los Partidos Comunistas, por exigirlo así la lucha contra el "separatismo femenino" en el movimiento obrero, es un prejuicio que acarrea frecuentemente grandes daños.

    Hay que buscar las formas más sencillas y flexibles para establecer el contacto y la lucha común con las organizaciones femeninas revolucionarias, socialdemócratas y progresistas, antifascistas y antiguerreristas. Tenemos que lograr, cueste lo que cueste, que las obreras y las mujeres trabajadoras militen en el frente único de la clase obrera y en el frente popular antifascista, codo con codo con sus hermanos de clase.

    El frente único antiimperialista
    Una importancia extraordinaria adquiere, en relación con los cambios operados en la situación internacional e interior de todos los países coloniales y semicoloniales, el problema del frente único antiimperialista.

    Respecto a la creación de un amplio frente único antiimperialista en las colonias y semicolonias, hay que tener en cuenta, ante todo, la diversidad de las condiciones, bajo las cuales se desarrolla la lucha antiimperialista de las masas, el distinto grado de madurez del movimiento de liberación nacional, el papel del proletariado en este movimiento y la influencia del Partido Comunista sobre las extensas masas.

    En el Brasil el problema se plantea de manera diferente que en la India, en China, etc.

    En el Brasil, el Partido Comunista, que con la creación de la Alianza Nacional Libertadora ha sentado un principio acertado para el desarrollo del frente único antiimperialista, tiene que hacer todos los esfuerzos para seguir extendiendo en los sucesivo este frente y mediante la incorporación, en primer término, de las masas de millones de campesinos, poner rumbo hacia la creación de destacamentos de un ejército nacional revolucionario entregado sin reserva a la revolución, y combatir por la insturación del poder de la Alianza Nacional Libertadora.

    En la India, los comunistas deben apoyar, extender y participar en todas las acciones antiimperialistas de masas, sin exceptuar aquellas, a cuya cabeza marchan los nacional-reformistas. Conservando su independencia política y de organización, deben emprender un trabajo activo en el seno de las organizaciones adheridas al Partido del Congreso de la India y contribuir a la cristalización de un ala nacional revolucionaria, dentro de estas organizaciones, para seguir desplegando en lo sucesivo el movimiento de liberación nacional de los pueblos de la India contra el imperialismo británico.

    En China, donde el movimiento popular ya ha conducido a la creación de distritos soviéticos en importantes territorios del país y a la organización de un potente Ejército Rojo, la ofensiva rapaz del imperialismo japonés y la traición del gobierno de Nanking han puesto en peligro la existencia nacional del gran pueblo chino. Sólo los Soviets chinos pueden actuar como centro de unificación en la lucha contra la esclavización y el reparto de China por los imperialistas, como centro de unificación, que agrupe a todas las fuerzas antiimperialistas para la lucha nacional del pueblo chino.

    Aprobamos, por lo tanto, la iniciativa de nuestro valiente Partido Comunista hermano de China de crear el frente único antiimperialista más extenso contra el imperialismo japonés y sus agentes chinos, con todas las fuerzas organizadas existentes en el territorio de China, que estén dispuestas a desplegar una lucha efectiva por la salvación de su país y de su pueblo.

    Estoy seguro de que expreso los sentimientos e ideas de todo nuestro Congreso al declarar que enviamos nuestro saludo fraternal más caluroso, en nombre del proletariado revolucionario del mundo entero, a todos los Soviets de China, al pueblo revolucionario chino. Enviamos nuestro caluroso saludo fraternal al heroico Ejército Rojo de China, probado en mil combates. Y aseguramos al pueblo chino que estamos firmemente decididos a apoyar su lucha por liberarse completamente de todos los rapaces imperialistas y de sus agentes chinos. (Impetuosos aplausos, todos los delegados se ponen en pie. Ovaciones prolongadas. Vítores por parte de los delegados).

    Sobre el gobierno del frente único
    ¡Camaradas! Hemos tomado un rumbo resuelto y audaz hacia el frente único de la clase obrera y estamos dispuestos a seguirlo con la máxima consecuencia.

    Si se nos pregunta, si nosotros, los comunistas, luchamos sobre el terreno del frente único solamente por reivindicaciones parciales o estamos dispuestos a compartir la responsablidad, si se llegase a la formación de un gobierno sobre la base del frente único, diremos con plena conciencia de nuestra responsabilidad: ¡sí!, tenemos en cuenta que puede producirse una situación en que la creación de un gobierno de frente único proletario, o de frente popular antifascista sea no solamente posible, sino indispensable en interés del proletariado (aplausos); aceptamos, en efecto esta eventualidad. Y en este caso, sin ninguna vacilación, nos declararemos a favor de la creación de este gobierno.

    No me refiero aquí al gobierno que puede ser formado después de la victoria de la revolución proletaria. Evidentemente, no está excluida la posibilidad de que en un país cualquiera, inmediatamente después del derrumbamiento revolucionario de la burguesía, se pueda formar un gobierno soviético sobre la base del bloque gubernamental del Partido Comunista con otro partido ( o su ala izquierda) que participe en la revolución. Es sabido que después de la Revolución de Octubre, el Partido de los bolcheviques rusos vencedor hizo entrar en la composición del gobierno soviético a los representantes de los socialistas revolucionarios de izquierda. Esta fue la particularidad del gobierno soviético, después de la victoria de la Revolución de Octubre.

    No se trata de un caso de este género, sino de la posible formación de un gobierno de frente único en vísperas y antes de la victoria de la revolución soviética.

    ¿Qué sería este gobierno? ¿Y en qué situación pudiera ser posible?

    Es, ante todo, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Debe ser un gobierno formado como consecuencia del movimiento de frente único y que no limite de ninguna manera la actividad del Partido Comunista y de las organizaciones de masas de la clase obrera, sino, al contrario, que tome enérgicas disposiciones dirigidas contra los magnates financieros contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas.

    En el momento oportuno, apoyándose sobre el movimiento creciente del frente único, el Partido Comunista del país en cuestión se manifestará por la creación de semejante gobierno, sobre la base de una plataforma antifascista concreta.

    ¿Bajo qué condiciones objetivas será posible la formación de un tal gobierno? A esta pregunta puede contestarse de un modo muy general: bajo las condiciones de una crisis política, en que las clases dominantes ya no están en condiciones de acabar con el potente ascenso del movimiento antifascista de masas. Pero esto es sólo una perspectiva general, sin la cual apenas será posible, en la práctica, la formación de un gobierno del frente único. Solamente en presencia de determinadas premisas especiales, puede ponerse al orden del día el problema de la formación de este gobierno como tarea políticamente necesaria. Me parece que en este sentido merecen la mayor atención las siguientes premisas:

    Primero: Cuando el aparato estatal de la burguesía esté ya lo bastante desorganizado y paralizado para que la burguesía no pueda impedir la formación de un gobierno de lucha contra la reacción y el fascismo.

    Segundo: Cuando las más extensas masas trabajadoras y en particular los sindicatos de masas se levanten impetuosamente contra el fascismo y la reacción, pero no estén todavía preparados para lanzarse a la insurrección con el fin de luchar bajo la dirección del Partido Comunista por la conquista del Poder soviético.

    Tercero: Cuando el proceso de diferenciación y radicalización en las filas de la socialdemocracia y de los demás partidos que participan en el frente único haya conducido ya a que una parte considerable dentro de ellas exija medidas implacables contra los fascistas y demás reaccionarios, luche del brazo de los comunistas contra el fascismo y se manifieste abiertamente contra el sector reaccionario y hostil al comunismo de su propio partido.

    Cuándo y en qué países surgirá de hecho una situación semejante, en la que se den, en grado suficiente, estas premisas, es cosa que no puede decirse previamente, pero como esta perspectiva no está descartada en ningún país capitalista, debemos tenerla en cuenta y no sólo orientarnos y prepararnos nosotros mismos, sino orientarnos tambi&ecute;n a la clase obrera en la forma adecuada.

    El mero hecho, de que pongamos hoy a discusión este problema, está relacionado, naturalmente, con nuestro modo de apreciar la situación y las perspectivas más próximas de desarrollo, así como con el ascenso efectivo del movimiento del frente único en una serie de países, en estos últimos tiempos. Durante más de diez años, la situación que se planteaba en los países capitalistas era tal que la Internacional Comunista no tenía por qué discutir un problema de esta índole.

    Recordaréis, camaradas, que en nuestro IV Congreso. Celebrado en 1922, y también en el V Congreso, en 1924, se discutió el problema de la consigna del gobierno obrero u obrero y campesino. Aquí, inicialmente, se trataba, en substancia, de un problema casi análogo al que hoy se nos plantea. Los debates que en torno a esta cuestión se promovieron por aquel entonces en la Internacional Comunista y especialmente los errores políticos que se cometieron aquí tienen todavía hoy su importancia para acentuar nuestra atención vigilante ante el peligro de desviarse a derecha y a "izquierda" la línea bolchevique en esta cuestión. Por eso quiero señalar en pocas palabras algunos de estos errores, con objeto de sacar de ellos las enseñanzas necesarias para la política actual de nuestros Partidos.

    La primera serie de errores obedeció precisamente a que el problema del gobierno obrero no se enlazó clara y firmemente a la presencia de una crisis política. Gracias a esto, los oportunistas de derecha pudieron interpretar la cosa en el sentido de que había que aspirar a la formación de un gobierno obrero, apoyado por el Partido Comunista, en cualquier situación, por decirlo así, "normal". Por el contrario, los ultraizquierdistas sólo admiten un gobierno obrero que e formase única y exclusivamente mediante la insurrección armada, después del derrocamiento de la burguesía. Ambas cosas eran falsas y por eso, ahora, para evitar la repetición de semejantes errores, recalcamos con tanto cuidado la necesidad de tener en cuenta exactamente las condiciones concretas y particulares de la crisis política y del ascenso del movimiento de masas, bajo las cuales puede ser posible y políticamente necesaria la formación de un gobierno del frente único.

    La segunda serie de errores obedeció al hecho de que el problema del gobierno obrero no se enlazó con el desarrollo del movimiento combativo de masas del frente único proletario. Esto dio a los oportunistas de derecha la posibilidad de tergiversar el problema y reducirlo a la táctica sin principios de la formación de un bloque con los partidos socialdemócratas, a base de combinaciones puramente parlamentarias. Los ultraizquierdistas, por el contrario, gritaban: "¡Nada de coaliciones con la socialdemocracia contrarrevolucionaria!". Considerando como contrarrevolucionarios, en el fondo, a todos los socialdemócratas.

    Ambas cosas eran falsas y nosotros recalcamos ahora, por una parte, que no queremos en modo alguno un "gobierno obrero", que sea sencillamente un gobierno socialdemócrata ampliado. Preferimos, incluso, renunciar al nombre de "gobierno obrero" y hablar de un gobierno del frente único que, por su carácter político, es algo completamente distinto, fundamentalmente distinto de todos los gobiernos socialdemócratas, que acostumbran a llamarse "gobiernos obreros". Mientras los gobiernos socialdemócratas representan un instrumentos de la colaboración de clases con la burguesía, en interés de la conservación del sistema capitalista, el gobierno del frente único es un órgano de la colaboración de la vanguardia revolucionaria del proletariado con otros partidos antifascistas, en interés de todo el pueblo trabajador, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Es evidente que son dos cosas radicalmente distinas.

    Por otra parte, subrayamos que es necesario ver la diferencia existente entre los diversos campos de la socialdemocracia. Como ya he señalado, existe en la socialdemocracia un campo reaccionario, pero, al mismo tiempo, existe y crece el campo de los socialdemócratas de izquierda (sin comillas), de los obreros que se revolucionizan. La diferencia decisiva entre ambos campos consiste, prácticamente, en su actitud ante el frente único de la clase obrera. Los socialdemócratas reaccionarios son contrarios al frente único, calumnian al movimiento del frente único, lo sabotean y lo descomponen, ya que éste hace fracasar su política de conciliación con la burguesía. Los socialdemócratas de izquierda son partidarios del frente único, defienden, desarrollan y fortalecen el movimiento del frente único, puesto que él es un movimiento de lucha contra el fascismo y la reacción y será siempre la fuerza que empuje al gobierno del frente único a luchar contra la burguesía reaccionaria. Cuanto con mayor vigor se desencadene este movimiento de masas, tanto mayor será la fuerza que pueda brindar al gobierno para luchar contra los reaccionarios. Y cuanto mejor organizado, desde abajo, esté el movimiento de masas y mayor sea la red de los órganos de clase del frente único, situados al margen del partido en las empresas, entre los desocupados, en los barrios obreros, entre la gente modesta de la ciudad y del campo, tanto mayores serán las garantías que se tengan contra una posible degeneración de la política del gobierno del frente único.

    La tercera serie de conceptos erróneos, que se manifestaron en los anteriores debates, se referían precisamente a la política práctica del "gobierno obrero". Los oportunistas de derecha opinaban que el "gobierno obrero" debía mantenerse dentro del "marco de la democracia burguesa" y, por consiguiente, no debí dar ningún paso que se saliese de este marco. Por el contrario, los ultraizquierdistas renunciaban de hecho a todo intento de formación de un gobierno del frente único.

    En 1923, pudo verse, en Sajonia y Turingia, un cuadro elocuente de la práctica oportunista derechista de un "gobierno obrero". La entrada de los comunistas en el gobierno de Sajonia, con los socialdemócratas de izquierda (grupo Zeigner), no era de por sí un error. Por el contrario, este paso estaba completamente justificado por la situación revolucionaria de Alemania. Pero los comunistas, al participar en el gobierno, tenían que haberse aprovechado de sus posiciones, ante todo para armar al proletariado, y no lo hicieron. Ni siquiera confiscaron una sola de las casas de los ricos, a pesar de que la escasez de viviendas obreras era tan grande, que muchos obreros, con mujer e hijos, no tenían donde cobijarse. Tampoco emprendieron nada para organizar el movimiento revolucionario de masas de los obreros. Procedieron en todo momento como los habituales ministros parlamentarios dentro del "marco de la democracia burguesa". Como es sabido, este fue el resultado de la política oportunista de Brandler y de sus secuaces. El resultado de todo esto fue una tal bancarrota que, incluso hoy, nos vemos obligados a referirnos al gobierno de Sajonia, como ejemplo clásico de cómo no deben actuar los revolucionarios en el gobierno.

    ¡Camaradas! Nosotros exigimos de todo gobierno del frente único una política completamente distinta. Le exigimos que lleve a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias, congruentes con la situación, como, por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc.

    Hace quince años, Lenin nos invitaba a que concentrásemos toda la atención "en buscar las formas de transición o de acercamiento a la revolución proletaria". Puede ocurrir que el gobierno del frente único sea, en una serie de países, una de las formas transitorias más importantes. Los doctrinarios "de izquierda" siempre pasaron por alto esta indicación de Lenin, hablando solamente de la "meta", como propagandistas limitados, sin preocuparse jamás de las "formas de transición". Y los oportunistas de derecha intentaban establecer una "fase democrática intermedia", especial, entre la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado, para sugerir a la clase obrera la ilusión de un pacífico paso parlamenario de una dictadura a otra. ¡Esta "fase intermedia" ficticia la llamaban también "forma de transición" e invocaban incluso el nombre de Lenin! Pero no fue difícil descubrir el fraude, pues Lenin hablaba de una forma de transición y de acercamiento a la "revolución proletaria", esto es, al derrocamiento de la dictadura burguesa y no de una forma transitoria cualquiera entre la dictadura burguesa y la proletaria.

    ¿Por qué atribuía Lenin una significación tan extraordinariamente grande a la forma que revistiese el paso a la revolución proletaria? Porque tenía presente "la ley fundamental de todas las grandes revoluciones", la ley de que la propaganda y la agitación por sí solas no pueden suplir en las masas su propia experiencia política, cuando se trata de atraer a las masas verdaderamente extensas de los trabajadores al lado de la vanguardia revolucionaria, sin lo cual es imposible la lucha victoriosa por el poder. El error habitual de tipo izquierdista es la creencia, que, tan pronto como surge la crisis política (o revolucionaria), basta con que la dirección comunista lance la consigna de la insurrección revolucionaria, para que las grandes masas la sigan. No; hasta en presencia de tales crisis, las masas distan mucho de estar siempre preparadas para eso. Hemos visto esto en el ejemplo de España. Para ayudar a las masas de millones a aprender lo más pronto posible, por medio de su propia experiencia, lo que tiene que hacer, dónde encontrar la salida decisiva y comprender qué partido merece su confianza; para esto hacen falta, entre otras cosas, junto con las consignas transitorias, también "las formas especiales de transición o de acercamiento a la revolución proletaria". Sin esto, las extensas masas del pueblo que está cautivas en las ilusiones y tradiciones democráticas pequeñoburguesas, podrán incluso, ante una situación revolucionaria, vacilar, perder tiempo, vagar, sin encontrar el camino de la revolución y hasta caer bajo los golpes de los verdugos fascistas.

    Por esto señalamos la posibilidad de formar, bajo las condiciones de la crisis política, un gobierno del frente único antifascista. En la medida en que este gobierno despliegue una lucha real y verdadera contra los enemigos del pueblo, conceda libertad de acción a la clase obrera y al Partido Comunista, nosotros, los comunistas, lo apoyaremos por todos los medios y lucharemos en la primera línea de fuego, como soldados de la revolución. Pero les decimos francamente a las masas: Este gobierno no traerá la salvación definitiva. Este gobierno no está en condiciones de derrocar la dominación de clase de los explotadores y, por esta razón, no puede tampoco eliminar definitivamente el peligro de la contrarrevolución fascista. ¡Por consiguiente, hay que prepararse para la revolución socialista! Sólo y exclusivamente el Poder soviético traerá la salvación.

    Si analizamos el desarrollo actual de la situación internacional, vemos que la crisis política va madurando en toda una serie de países. Esto condiciona la gran importancia y actualidad de una decisión de nuestro Congreso sobre el problema del gobierno del frente único.

    Si nuestros Partidos saben aprovechar, para la prepración revolucionaria de las masas, de un modo bolchevique, la posibilidad de formar un gobierno del frente único, la lucha en torno a la formación y permanencia en el poder de este gobierno, ésta será la mejor justificación política de nuestro rumbo hacia la creación de un gobierno del frente único.

    La lucha ideológica contra el fascismo
    Uno de los aspectos más débiles de la lucha antifascista de nuestros Partidos consiste en que no reaccionan suficientemente, ni a su debido tiempo contra la demoagogia del fascismo y siguen tratando despectivamente los problemas de la lucha contra la ideología fascista. Muchos camaradas no creían que una variedad tan reaccionaria de la ideología burguesa, como es la ideología del fascismo, que en su absurdo llega con harta frecuencia hasta el desvarío, fuese en general capaz de conquistar influencia sobre las masas. Esto fue un gran error. La avanzada putrefacción del capitalismo llega hasta la misma médula de su ideología y su cultura, y la situación desesperada de las extensas masas del pueblo predispone a ciertos sectores al contagio con los detritus ideológicos de este proceso de putrefacción.

    No debemos menospreciar, en modo alguno, esta fuerza del contagio ideológico del fascismo. Al contrario, debemos librar por nuestra parte una amplia lucha ideológica, basada en una argumentación clara y popular y en un método certero a la hora de abordar lo peculiar en la psicología nacional de las masas del pueblo.

    Los fascistas resuelven la historia de cada pueblo, para presentarse como herederos y continuadores de todo lo que hay de elevado y heroico en su pasado, y explotan todo lo que humilla y ofende a los sentimientos nacionales del pueblo, como arma contra los enemigos del fascismo. En Alemania se publican centenares de libros que no persiguen otro fin que el de falsear la historia del pueblo alemán sobre una pauta fascista.

    Los flamantes historiadores nacionalsocialistas se esfuerzan en presentar la historia de Alemania, como si, bajo el imperativo de una "ley histórica", un hilo conductor marcara, a los largo de 2.000 años, la trayectoria del desarrollo que ha determinado la aparición en la escena de la historia del "salvador nacional", del "Mesías" del pueblo alemán, el célebre cabo de progenie austríaca. Todos los grandes hombres del pueblo alemán en épocas pasadas se presentan en estos libros como fascistas, y todos los grandes movimientos campesinos, como precursores directos del movimiento fascista.

    Mussolini se esfuerza obstinadamente en sacar partido de la figura heroica de Garibaldi. Los fascistas franceses tremolan a Juana de Arco como su heroína. Los fascistas norteamericanos apelan a las tradiciones de la guerra de la independencia americana, a las tradiciones de Washington y de Lincoln. Los fascistas búlgaros explotan el movimiento de liberación nacional de la década del 70 del siglo pasado y a los héroes populares, tan queridos, de este movimiento, como Vasil Levski, Stefan Karadsha, etc.

    Los comunistas, que creen que todo esto no tiene nada que ver con la causa obrera y no hacen nada, ni lo más mínimo, para esclarecer ante las masas trabajadoras el pasado de su propio pueblo con toda fidelidad histórica y el verdadero sentido marxista, marxista-leninista, para entroncar la lucha actual con las tadiciones revolucionarias de su pasado, esos comunistas entregan voluntariamente a los falsificadores fascistas todo lo que hay de valioso en el pasado histórico de la nación, para que engañen a las masas del pueblo.

    ¡No, camaradas! A nosotros nos afectan todos los problemas importantes, no sólo del presente y del futuro, sino también los que forman parte del pasado de nuestro propio pueblo, pues nosotros, los comunistas, no practicamos la política mezquina de los intereses gremiales de los obreros. Nosotros no somos los funcionarios limitados de las tradeuniones, ni tampoco los dirigentes de los gremios medievales de artesanos y oficiales. Somos los representates de los intereses de clase de la más importante y grande de las clases de la sociedad moderna, de la clase obrera, que tiene por misión emancipar a la humanidad de los tormentos del sistema capitalista, que ya ha abatido el yugo del capitalismo y es la clase gobernante en una sexta parte del planeta. Nosotros defendemos los intereses vitales de todos los sectores trabajadores explotados, es decir, de la mayoría del pueblo de todos los países capitalistas.

    Nosotros, los comunistas, somo, por principio, enemigos irreconciliables del nacionalismo burgués, en todas sus formas y variedades. Pero no somos partidarios del nihilismo nacional, ni podemos actuar jamás como tales. La misión de educar a los obreros y a los trabajadores en el espíritu del internacionalismo proletario es una de las tareas fundamentales de todos los Partidos Comunistas. Pero, el que piense, que esto le permite, e incluso, le obliga a escupir en la cara a todos los sentimientos nacionales de las amplias masas trabajadoras, está muy lejos del verdadero bolchevismo y no ha comprendido nada de las enseñanzas de Lenin sobre la cuestión nacional. (Aplausos).

    Lenin que luchó siempre decidida y consecuentemente contra el nacionalismo burgués, en su artículo Sobre el orgullo nacional de los grandes rusos, escrito en el año 1914, nos dio un ejemplo de cómo debe enfocarse acertadamente el problema de los sentimientos nacionales.

    He aquí lo que escribe:

    «¿Nos es ajeno a nosotros, proletarios conscientes grandes rusos, el sentimiento de orgullo nacional? ¡Claro que no! Amamos nuestra lengua y nuestra Patria, trabajamos más que todo por elevar sus masas trabajadoras (es decir las nueve décimas partes de su población) a la vida consciente de demócratas y socialistas. Lo más duro para nosotros es ver y sentir a qué violencias, opresión y burlas someten a nuestra magnífica Patria los verdugos zaristas, los palaciegos y los capitalistas. Nos sentimos orgullosos de que estas violencias provocaran la resistencia de nuestros medios, en el seno de los grandes rusos, que estos medios dieran a Rashev, a los decembristas, a los revolucionarios-raznochintzi de la década del 70, que la clase obrera gran rusa creara en 1905 un poderoso partido revolucionario de las masas.
    De nosotros se apodera un sentimiento de orgullo nacional, ya que la nación gran rusa ha creado también una clase obrera, demostró también que es capaz de dar a la humanidad grandes ejemplos de lucha por la libertad y el socialismo y que no sólo sabe organizar pogromos, elevar horcas, llenar las cárceles, causar grandes hambres y engendrar servilismo ante curas, zares, terratenientes y capitalistas.

    De nosotros se apodera un sentimiento de orgullo nacional y por eso precisamente aborrecemos ante todo nuestro pasado de escalvos... y nuestro presente de esclavos, cuando estos mismo terratenientes, ayudados por los capitalistas, nos llevan a la guerra, para esclavizar a Polonia y Ucrania: ¡para aplastar el movimiento democrático en Persia y China, para reforzar la camarilla de los Romanov, Bobrinski, Purishkevich que es una vergüenza para nuestra dignidad nacional gran rusa!»

    Es lo que escribe Lenin sobre el orgullo nacional.

    Yo creo, camaradas, no haber procedido equivocadamente cuando, en el proceso de Leipzig, ante el intento de los fascistas de calumniar al pueblo búlgaro como a un pueblo bárbaro, defendí el honor nacional de la masas trabajadoras, del pueblo búlgaro, que lucha abnegadamente contra los usurpadores fascistas, que son los verdaderos bárbaros y salvajes, (aplausos impetuosos y prolongados) y cuando declaré que no tengo ningún motivo para avergonzarme de ser búlgaro y que, lejos de ello, estoy orgulloso de ser hijo de la heroica clase obrera búlgara (Aplausos).

    ¡Camaradas! El internacionalismo proletario debe "aclimatarse", por decirlo así, en cada país y echar raíces profundas en el suelo natal. Las formas nacionales, que reviste la lucha proletaria de clases, el movimiento obrero en cada país no están en contradicción con el internacionalismo proletario, sino que, al contrario, es precisamente bajo estas formas como se pueden defender también con éxito los intereses internacionales del proletariado.

    Es evidente que hay que poner bien de relieve, en todas partes y en todas las ocasiones, ante las masas y demostrar de un modo concreto que la burguesía fascista, con el pretexto de defender los intereses de toda la nación, practica la política egoísta de opresión y explotación de su propio pueblo y la expoliación y la esclavización de los demás pueblos. Pero no podemos limitarnos a esto. Al mismo tiempo, tenemos que poner de manifiesto, a través de las propias luchas de la clase obrera y mediante las acciones del Partido Comunista, que el proletariado, al rebelarse contra todo vasallaje y contra toda opresión nacional, es el único y auténtico campeón de la libertad nacional y de la independencia del pueblo.

    Los intereses de la lucha de clases del proletariado contra los explotadores y opresores patrios no están en pugna con los intereses de un porvenir libre y feliz de la nación. Al contrario: la revolución socialista será la salvación de la nación y le abrirá el camino para un auge más esplendoroso. Por esto, porque la clase obrera, al construir hoy sus organizaciones de clase y afianzar sus posiciones, al defender contra el fascismo los derechos y libertades democráticas, al luchar por el derrocamiento del capitalismo, lucha ya a través de todo esto por ese porvenir de la nación.

    El proletariado revolucionario lucha por salvar la cultura del pueblo, por redimirla de las cadenas del capital monopolista en putrefacción, del fascismo bárbaro que la violenta. Sólo la revolución proletaria puede impedir el naufragio de la cultura, elevarla al más alto esplendor como vedadera cultura popular, de esa cultura, nacional por su forma y socialista por su contenido, que se está realizando ante nuestros ojos en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

    El interenacionalismo proletario no sólo no está contra la lucha de los trabajadores de cada país por la libertad nacional, socia y cultural, sino que además garantiza, gracias a la solidaridad proletaria internacional y a la unidad de lucha, el apoyo necesario para triunfar en ella. Sólo en la más estrecha alianza con el proletariado victorioso de la gran Unión Soviética, puede triunfar la clase obrera de los países capitalistas. Sólo luchando codo a codo con el proletariado de los países imperialistas, pueden los pueblos coloniales y las minorías oprimidas lograr su liberación. La alianza revolucionaria de la clase obrera de los países imperialistas con los movimientos de liberación nacional de las colonias y países dependientes es un jalón, absolutamente indispensable, en la senda del triunfo de la revolución proletaria en los países imperialistas, pues como enseñaba Marx, "el pueblo que oprime a otros pueblos jamás puede ser libre".

    Los comunistas, que forman parte de una nación oprimida o dependiente, no podrán luchar con éxito contra el chovinismo, en el seno de su propia nación, si al mismo tiempo no ponen de manifiesto, en la práctica del movimiento de masas, que luchan realmente por redimir a su nación del yugo extranjero. Por otra parte, los comunistas de la nación opresora tampoco podrán hacer lo que es necesario para educar a las masas trabajadoras de su nación en el espíritu del internacionalismo, si no libran una lucha decidida contra la política de opresión de su "propia" burguesía, por el derecho a la completa autodeterminación de las naciones esclavizadas por ellas. Si no lo hacen, tampoco ayudarán a los trabajadores de las naciones oprimidas a sobreponerse a sus prejuicios nacionalistas.

    Sólo actuando en este sentido, demostrando de un modo convincente en toda nuestra labor de masas que estamos tan libres del nihilismo nacional, como del nacionalismo burgués, sólo entonces podremos librar una lucha verdaderamente eficaz contra la demagogia chovinista del fascismo.

    Por eso, tiene una importancia tan enorme la aplicación justa y concreta de la política nacional leninista. Es ésta una premisa absolutamente indispensable, para luchar eficazmente contra el chovinismo, principal instrumento de la influencia ideológica de los fascistas sobre las masas.

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