¡Mira, vos…!
Pedro Guillardoy
La muerte del Almirante Emilio Massera actualiza hechos y anécdotas del miembro de la Junta de comandantes de 1976.
Esto lo publicó, en la tarde del martes 8, el diario digital Urgente 24 en un despacho datado a las 19,16 horas. Me pareció oportuno reproducirlo porque muestra una faceta de la “historia reciente” de la que poco se habla:
“Polémico pero real: Massera, un almirante de Perón
Emilio Massera llegó a la conducción de la Armada Argentina por decisión de Juan Perón. Y durante esa jefatura intentó, en varias ocasiones y por métodos tan diversos como polémicos, liderar una suerte de post-peronismo o de neoperonismo, fracasando en el intento. Perón le concedió a Massera un millonario reequipamiento naval, tema nunca suficientemente investigado.
Al mes de haber inaugurado su 3ra. gestión presidencial, Juan Perón realizó su 1er. viaje oficial al apostadero naval ubicado en la Base Comandante Espora, en Puerto Belgrano, Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Fue un sábado 10/11/1973.
Puerto Belgrano fue una base de permanente conspiración contra Perón entre 1950 y 1955.
Aparentemente, Perón solamente había visitado la base en noviembre de 1946.
Emilio Eduardo Massera recibió a Perón en el portaaviones 25 de Mayo, buque insignia de la Flota de Mar.
Perón llegó acompañado por los ministros de Defensa, Ángel Federico Robledo; y de Bienestar Social, José López Rega; los comandantes del Ejército, teniente general Raúl Carcagno; de la Armada, almirante Carlos Álvarez; y la Fuerza Aérea, brigadier general Héctor Luis Fautario.
Massera había sido secretario general naval, función que le permitió ascender a contraalmirante a fines de 1971, y luego se le asignó al Comando en Jefe de la Flota de Mar.
Massera había intentado ascender a la Jefatura de la fuerza en ocasión de la reorganización ocurrida al asumir Héctor J. Cámpora pero éste prefirió al entonces vicealmirante Álvarez -aparentemente por influencia de un sobrino del fugaz Presidente, Mario Cámpora-, algo que provocó cambios mínimos en la estructura del Almirantazgo.
De acuerdo a comentarios del propio Massera, él ya había mantenido contactos institucionales con el peronismo. Por ejemplo, con los asesinados jefes sindicales Augusto Vandor y José Alonso. También con José Ignacio Rucci. Y con Carlos Gallo.
En mayo de 1973, aparentemente Massera ya había entrado en contacto directo con Raúl Lastiri.
En las "Antimemorias" atribuidas a Massera -y habrá que ver ahora si realmente existen tal como las presentó Edgardo Arrivillaga- aparece el siguiente fragmento:
"(...) Unos meses más adelante -después del 20 junio y antes del 23 de septiembre de 1973, en el período en el que Perón ya había regresado definitivamente al país pero todavía no era presidente- tuvo lugar otro episodio vinculado con los que acabo de mencionar, el cual por razones distintas quedó también a mitad de camino. Una tarde recibí un llamado telefónico de Horacio Rioja, quien ocupaba, el sillón de vicepresidente en el directorio del diario Clarín. Con Rioja nos unía una antigua relación de amistad. El propósito era invitarme a compartir junto a él y a Giancarlo Valori, del que se refirió como un íntimo allegado al jefe del justicialismo, además de encontrarse vinculado estrechamente con el Vaticano. Rioja me confió que Valori le había requerido la gestión, anticipándome que el por entonces misterioso caballero italiano era portador de un mensaje que debía transmitírmelo personalmente. Fui y escuché al heraldo cumplir con su misión: Perón deseaba invitarme a compartir un desayuno, para charlar un poco...
Esa misma mañana le informé de la novedad al almirante Alvarez y recibí de él la orden de soslayar el convite. (...)".
O sea que Massera y Perón ya se buscaban mutuamente cuando se conocieron en noviembre. ¿Perón ya había decidido entonces designar a Massera jefe de la Armada?.
Es muy probable que sí. Massera tenía un abanico complejo de relaciones: desde Lorenzo Miguel a Licio Gelli, pasando por Perón pero no solamente por Perón. Claudio Uriarte esbozó parte de esa trama en su El Almirante Cero.
Juan Yofre en 'Nunca Fue' escribió la siguiente anécdota:
"(...) El 23 de marzo de 1976 cayó un martes. Fue caluroso: la temperatura máxima marcó 29º. La palabra golpe era algo habitual, común, todo el mundo lo hablaba. Por ejemplo, en esas horas, el embajador de carrera Hugo Juan Gobbi [32] fue al bar “La Biela” para conversar con su amigo Rafael Andrés Perrotta, director de El Cronista Comercial.
Mucho periodismo acompañó el ascenso y apogeo de Massera.
Pero volviendo a Perón, él formalizó a Massera como jefe de la Armada el 7 de diciembre de 1973.
Massera inició su gestión designando al contraalmirante Armando Lambruschini como Jefe del Estado Mayor Naval, su Nº2.
Abel Lizaso, que ya estaba en el cargo, quedó como Secretario General; Jorge Isaac Anaya se convirtió en Comandante de la Flota de Mar, Cesáreo Goñi fue jefe de la Aviación Naval; Luis Mendía se hizo cargo de la Prefectura Marítima Argentina; Aldo Peironel, comandó la Infantería de Marina; y él retuvo durante un año el Comando de Operaciones Navales.
Muy interesante: Perón firmó el decreto 956 del 28 de marzo de 1974 por el cual se aprobó el Plan Nacional de Construcciones Navales Militares, un plan de reequipamiento de la Armada que mantuvo María Estela Martínez de Perón por decreto 768 del 5 de septiembre de 1974.
Por ese decreto se facultó al Ministerio de Defensa, a través del Comando General de la Armada, a contratar y/o asociar los Talleres Navales de Dársena Norte (Tandanor) con una firma del exterior con experiencia en la construcción de submarinos.
Así se llegó al polémico acuerdo con los alemanes de Thyssen, llave de parte del proyecto político personal de Massera.
Además, ese plan millonario fue origen de negocios ruinosos para el Estado Nacional. ¿Por qué Perón lo promovió? ¿Por qué tener cerca suyo a la Armada?
Del plan que firmó Perón nació el Astillero Domecq García (para construir los submarinos San Juan, Santa Cruz, Salta y Santa Fe), y se incorporó, progresivamente, a la Flota de Mar con los destructores Brown, La Argentina, Heroína y Sarandí y las corbetas Drumond, Guerrico, Granville, Espora, Rosales, Spiro, Robinson, Gómez Roca y Parker. También sumamos el BDT Cabo San Antonio y las lanchas patrulleras Clorinda, Concepción del Uruguay, Barranqueras y Baradero, los buques hidrográficos Puerto Deseado y Comodoro Rivadavia, el rompehielos Almirante Irizar, el transporte polar Bahía Paraíso y los transportes San Blas, Canal de Beagle, Cabo de Hornos e Isla de los Estados.
Y se equipó, en años sucesivos, a la Aviación Naval con las unidades BE-200 Súper King Air, FK-28 4000 Fokker, Súper Etendart y L- 188E Electra.
Y la Infantería de Marina recibió los obuses Otto Melara calibre 105 milímetros, plataformas de lanzamiento Marbe, vehículos de exploración Panhard, vehículos tipo Lohr y morteros de 60 y de 81 milímetros.
Y se inició la contratación de los misiles Exocet MM40 (mar-mar), Exocet AM39 (aire-superficie), misiles Magic 550 (aire-aire) y sistemas aéreos Albatros y Aspid.
Antes de que llegara su amigo, se encontró inesperadamente con Jacobo Timerman, de “La Opinión”, acompañado por su mujer y uno de sus hijos. En el corto diálogo, el director del matutino le anticipó:
“Este golpe va a ser muy serio porque está muy influido por la Marina”.Gobbi, astuto, sólo le respondió: “Cuidado, la burguesía alemana también quería orden en 1933”. (...)".
Eso es todo.
Hasta mañana.
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