He creado este post para hacer una recopilación de información sobre el impacto que tuvo el socialismo y comunismo en mi paìs Panamá a lo largo de toda su vida republicana, donde hubieron grandes movimientos estudiantiles, obreros y campesinos, hasta un levantamiento armado en Cerro Tute en 1959 por parte de unos Estudiantes.... en fin dejaré toda la info con respecto al tema del comunismo en Panama
El ayer socialista en Panamá
Hoy no sería fácil describir a los comunistas agitando, con éxito, a las enardecidas masas contra los terratenientes en Cerro Viento, San Antonio, Juan Díaz, Pacora, San Carlos y áreas rurales del país. Sin embargo eso, alguna vez en nuestra historia, sí ocurrió. La década del treinta observó al hijo del ex presidente Belisario Porras, Demetrio, hacerlo en nombre del socialismo. Y tuvo éxito.
Antes de eso, ya las aguas del comunismo habían anegado importantes sectores intelectuales de Panamá. Hablamos del “socialismo científico”, un concepto que llevaría toda una vida de estudios, exponer en detalle. Bástenos, por ahora, reseñar que fue Carlos Marx (1815-1883) su fundador. Que sus principios básicos se aferran al “Manifiesto Comunista” que él mismo publicó en 1848, junto a Federico Engels. En esencia, Marx y Engels opinan que el Estado no es más que el poder organizado de una clase social, para oprimir a las otras. Para ellos la “burguesía” se adueñó del poder político y dominó el Estado para proteger y avanzar sus intereses de clase. Ante esta realidad, la clase trabajadora (el proletariado) capturará el poder por “medios violentos”, suplantando la dictadura burguesa por la de los trabajadores (dictadura del proletariado), para crear así, una “sociedad comunista”. Esta dictadura, a tenor de la proyección marxista, será transitoria; se ejercerá tan sólo para pulverizar a los reductos capitalistas y borrar las clases sociales, pues, su extinción dará paso a la verdadera sociedad comunista, sin dictadura del proletariado, sin clases y sin Estado coercitivo. Así se alcanzará a la sociedad “verdaderamente libre”, ausente toda explotación del hombre por el hombre.
Plasmada la ideología (como dice Jaques Ellul, en su tratado sobre “propaganda política”) brotan los líderes, que la vuelven acción. Para simplificarlo con una frase atribuida a Marat: "Las revoluciones empiezan por la palabra y concluyen por la espada." En este caso los bolcheviques, Lenin y Trotsky, encabezaron la famosa Revolución Rusa de 1917, cuyo impacto en el mundo, durante casi todo el siglo XX, es indiscutible. No existe el día en que no se hable de ella.
Para cuando Floyd Britton se agitaba promoviendo la guerra popular, en los sesenta, ya una pluralidad de panameños intelectuales, habían bebido de las aguas del socialismo científico. Y es que el marxismo leninismo (hay que verlo sin anacronismos) deslumbró a la juventud inquieta de los años 20 y 30, en el siglo pasado. Esto despierta varias explicaciones. Una de ellas es la del intelectual Guillermo Sánchez Borbón, para quien la Revolución Industrial (siglo XIX) trajo aparejadas, consecuencias de alcance longevo. Una de ellas: “los escritos de Marx y la corriente socialista que se nutrió de ellos”. Como consecuencia de esas ideas socialistas que van germinando, en Europa primero, y en Estados Unidos después, se diseminó una lenta evolución del capitalismo: “Los estadistas comprendieron que los abismos sociales amenazaban con hundir el sistema”, resumió. Ello los condujo a “reformas sociales” y estas despertaron entusiasmos en “políticos latinoamericanos”. Pero el remezón aún, estaba por venir. Para el intelectual citado, “el verdadero detonante de la rebelión juvenil” que hizo “estallar la indignación moral y puso en movimiento el tremendo caudal de energías” fue la “Revolución Rusa” de 1917. El propio Sánchez Borbón evoca en su adolescencia, las frases que iluminaban el nuevo camino: “Aurora rusa”, “de oriente nos viene nuevamente la luz y la salvación”. El piensa también, que la Revolución Rusa contagió “un saludable pánico en la burguesía, que, de pronto, se dio cuenta de que si no distribuía mejor la riqueza, podía perderlo todo de golpe.”
El punto aquí es que la Revolución de 1917, aceleró palpitaciones y energías dormidas (o canalizó las despiertas) en Latinoamérica y, por supuesto, Panamá no fue ajeno a ello. Lo veremos.
La evolución hacia la llegada del socialismo, fue planteada por Carlos Iván Zúñiga (q.e.p.d.) considerando que “el liberalismo fue tomando fuerza a partir de Belisario Porras, en 1912, luego de su apagón como consecuencia de la Guerra de los mil días”. Como bien apunta, por entonces “ideológicamente se le puede clasificar de progresista, más a la izquierda que a la derecha”. Añade que “al aparecer, en el escenario nacional, el partido socialista y el comunista, se ofreció un brote ideológico definido que constituyó punto de referencia y un nuevo discurso político polarizante”.
ANTESALAS DEL COMUNISMO
Como suele ocurrir históricamente, ad portas de las revoluciones, un puñado de intelectuales forja nuevas ideas que se propagan, primero, en reducidos públicos. Luego con el tiempo, cuajan en movimientos de efervescencia social. Pudiera ensayarse esa idea para el caso del nacimiento del comunismo en Panamá, así como la decisiva participación de estos incipientes grupos en movimientos como el Inquilinario de 1925 y otros, que, en las subsiguientes décadas, remecieron el tejido social panameño.
Tres elementos se asoman: primero, el emerger de inquietudes liberales de corte social que se hace manifiesto en los primeros años del siglo XX, segundo, la creación de la revista Cuasimodo, portadora de ideas políticas renovadas para la altura de los tiempos, y, tercero, la influencia de intelectuales provenientes de otras orbes, como es el caso de Blasquez de Pedro, a quien, Rubén Darío Sousa Batista, máximo jerarca del Partido del Pueblo hoy, menciona como “uno de los zapadores de la idea”. El “creó círculos de estudios marxistas”, acotó. Disidentes del liberalismo en crisis, como Domingo H. Turner, José Dolores Moscote, Guillermo Andreve, Jetpha B. Duncan y Eusebio A. Morales, guardan relación con revista Cuasimodo (1919). Esta Revista, dirigida divulgó “ideas socialistas” en un “franco apoyo a la revolución rusa”. De acuerdo con los historiadores, la Dra. Patria Pizzurno y Dr. Celestino Araúz, también Diógenes de la Rosa “colaboró” con la revista Cuasimodo. Una entrevista concedida a un periodista (1997), se nutre de información compartida por el profesor Carlos Wong, mencionado como experto en Panamá, en la historiografía política e ideológica que gravita sobre la Rusia previa a 1917. Según se le cita, “Eusebio A. Morales, primer Ministro o Secretario de Educación que tuvo Panamá, comenzó a estudiar las ideas revolucionarias rusas y, siendo secretario de Educación, escribió entre los años dieciocho y veinte, ideas que surgían de Rusia, “saludando la Revolución Bolchevique.”
EL GRUPO COMUNISTA (1921)
En la obra “historia del Partido Comunista de Panamá”, se revela que “bajo la dirección de José María Blásquez de Pedro (quien llegó a Colón a mediados de 1914) se constituye el grupo comunista que se proyecta en la sociedad panameña propagando las ideas revolucionarias principalmente en las organizaciones obreras. Tratábase de una mezcla de anarquismo sindical revolucionario con marxismo leninismo. Se dice más: “Hernando Franco, en su ensayo sobre Blásquez de Pedro, señala al respecto: ′En este grupo confluyeron liberales socializantes, anarquistas y comunistas. Su declaración de principios fue publicada en el Órgano de la Federación Obrera, ′El Obrero′, en su número 4 del 27 de agosto de 1921”. Citando la misma fuente, se dice que Diógenes de la Rosa aseguró que en el año 1921 fundó “el Grupo Comunista”, con compañía de Clara González y Domingo H. Turner. De la lectura de algunos ensayos de Soler, se amplían los antecedentes que van marcando el camino de lo que serían incipientes muestras del socialismo en Panamá. Resalta la creación de la Federación Obrera de la República a donde se activó un “grupo comunista”. Citamos: “En 1921, en efecto, se creó la Federación Obrera de la República de Panamá, primera asociación de su género en nuestra historia. Un análisis de su órgano periodístico, El Obrero, ha comprobado la organización de un “grupo comunista”, que funciona en íntima coordinación con dicha Federación Obrera, formado por connotados anarquistas, entre ellos José María Blázquez de Pedro. La orientación ideológica de este “grupo comunista” fue ciertamente anarquista”. Esta Federación, después, “perdió su autonomía”. Finalmente citamos otro pasaje del mismo autor: “Pero la creación, en diciembre de 1924, del Sindicato General de Trabajadores daría ocasión a la última militancia política de Blázquez de Pedro en el Istmo. Esta se dio en el contexto de la agitación desplegada por la Liga de Inquilinos y Subsistencias, creada por el S.G.T. para dar respuesta al alza de los alquileres con el que los casatenientes panameños querían resarcirse de un aumento al impuesto de inmueble.”
EL MOVIMIENTO INQUILINARIO DE 1925
Ideas socialistas, insatisfacción y agitadores en sus marcas. ¿Qué faltaba para la explosión de ese coctel? Simple: El detonante. Para que una Tajada de Sandía (1856), un grito de ¡Testaferro! contra el ministro (1947) y una bandera rasgada por gringos (1964) se surtan como detonantes de una revuelta social, antes se ha creado un clima aderezado con molestias, ideas de rebelión y creciente coincidencia social de pensamiento. Detona el fulminante y el volcán de la revolución escupe su ardiente magma. El año 1925 marca un hito para la historia de las reivindicaciones populares. Ese año estalló el Movimiento inquilinario. Se blandía amenazante un “precio de arrendamiento desorbitado”. Pero la situación de los inquilinos panameños subió su temperatura cuando se activó una ley para reformar el Código Fiscal, con la que se disponía gravar la propiedad urbana de manera sobredimensionada. “Los arrendadores alzaron inmediatamente su voz de protesta, alegando que se les estaba imponiendo una carga onerosa e injusta”. Se erizaron huelgas.
-- ¡No al alza de los arrendamientos!, gritaron unos.
-- ¡No a las reformas fiscales!, secundaron otros.
Demetrio Porras, quien, como veremos, fundó el Partido Socialista, expuso su versión: “Este movimiento tuvo sus orígenes conocidos hacia el año 1925, cuando el alto costo de la vivienda obligó al pueblo a una protesta que se manifestó por las calles. Alarmado el Presidente Chiari ante la magnitud del problema llamó para aplacarle a las tropas americanas acantonadas en la Zona del Canal, las que mataron más de veinticinco inquilinos pobres e hirieron a muchos más, por el solo delito de pedir la rebaja de los alquileres”. El intelectual Alvaro Menéndez Franco, en un escrito elaborado bajo el título “Origen, auge y decadencia del comunismo en Panamá”, lo describe así: “En mayo de 1925 un grupo de revolucionarios de diversas confesiones ideológicas fundaron la liga inquilinos y subsistencias de Panamá en la calle 12 de octubre del barrio de Marañón en el cuarto inquilinario de Pedro Regalado Castillo, obrero de ideas comunistas. Junto a él estuvieron Luz de la C. Castillo, Feliciano Lara, José Lisímaco Castillo, Fermín Jaén y José Camarena. Paralela a esta organización social en la calle 13 oeste, barrio de Santa Ana, se formó un “grupo comunista” presidido por el poeta, educador y ex soldado español José María Blásquez de Pedro. Este personaje se definía como “comunista libertario” o sea anarquista, pues se oponía a todos los partidos políticos y pregonaba la acción directa. Pero en el grupo militaban otros que estaban en favor de la fundación del Partido Comunista de Panamá”. Añade que: “Acompañaron a la Liga varios socialistas que habían fundado el organismo llamado “Los Rotarios de Santa Ana”. Entre estos socialistas se pueden citar a Diógenes de la Rosa, Gavino Sierra Gutiérrez, Lucío Rodríguez, José Brower y Carlos Sucre”.
El ayer socialista en Panamá
Hoy no sería fácil describir a los comunistas agitando, con éxito, a las enardecidas masas contra los terratenientes en Cerro Viento, San Antonio, Juan Díaz, Pacora, San Carlos y áreas rurales del país. Sin embargo eso, alguna vez en nuestra historia, sí ocurrió. La década del treinta observó al hijo del ex presidente Belisario Porras, Demetrio, hacerlo en nombre del socialismo. Y tuvo éxito.
Antes de eso, ya las aguas del comunismo habían anegado importantes sectores intelectuales de Panamá. Hablamos del “socialismo científico”, un concepto que llevaría toda una vida de estudios, exponer en detalle. Bástenos, por ahora, reseñar que fue Carlos Marx (1815-1883) su fundador. Que sus principios básicos se aferran al “Manifiesto Comunista” que él mismo publicó en 1848, junto a Federico Engels. En esencia, Marx y Engels opinan que el Estado no es más que el poder organizado de una clase social, para oprimir a las otras. Para ellos la “burguesía” se adueñó del poder político y dominó el Estado para proteger y avanzar sus intereses de clase. Ante esta realidad, la clase trabajadora (el proletariado) capturará el poder por “medios violentos”, suplantando la dictadura burguesa por la de los trabajadores (dictadura del proletariado), para crear así, una “sociedad comunista”. Esta dictadura, a tenor de la proyección marxista, será transitoria; se ejercerá tan sólo para pulverizar a los reductos capitalistas y borrar las clases sociales, pues, su extinción dará paso a la verdadera sociedad comunista, sin dictadura del proletariado, sin clases y sin Estado coercitivo. Así se alcanzará a la sociedad “verdaderamente libre”, ausente toda explotación del hombre por el hombre.
Plasmada la ideología (como dice Jaques Ellul, en su tratado sobre “propaganda política”) brotan los líderes, que la vuelven acción. Para simplificarlo con una frase atribuida a Marat: "Las revoluciones empiezan por la palabra y concluyen por la espada." En este caso los bolcheviques, Lenin y Trotsky, encabezaron la famosa Revolución Rusa de 1917, cuyo impacto en el mundo, durante casi todo el siglo XX, es indiscutible. No existe el día en que no se hable de ella.
Para cuando Floyd Britton se agitaba promoviendo la guerra popular, en los sesenta, ya una pluralidad de panameños intelectuales, habían bebido de las aguas del socialismo científico. Y es que el marxismo leninismo (hay que verlo sin anacronismos) deslumbró a la juventud inquieta de los años 20 y 30, en el siglo pasado. Esto despierta varias explicaciones. Una de ellas es la del intelectual Guillermo Sánchez Borbón, para quien la Revolución Industrial (siglo XIX) trajo aparejadas, consecuencias de alcance longevo. Una de ellas: “los escritos de Marx y la corriente socialista que se nutrió de ellos”. Como consecuencia de esas ideas socialistas que van germinando, en Europa primero, y en Estados Unidos después, se diseminó una lenta evolución del capitalismo: “Los estadistas comprendieron que los abismos sociales amenazaban con hundir el sistema”, resumió. Ello los condujo a “reformas sociales” y estas despertaron entusiasmos en “políticos latinoamericanos”. Pero el remezón aún, estaba por venir. Para el intelectual citado, “el verdadero detonante de la rebelión juvenil” que hizo “estallar la indignación moral y puso en movimiento el tremendo caudal de energías” fue la “Revolución Rusa” de 1917. El propio Sánchez Borbón evoca en su adolescencia, las frases que iluminaban el nuevo camino: “Aurora rusa”, “de oriente nos viene nuevamente la luz y la salvación”. El piensa también, que la Revolución Rusa contagió “un saludable pánico en la burguesía, que, de pronto, se dio cuenta de que si no distribuía mejor la riqueza, podía perderlo todo de golpe.”
El punto aquí es que la Revolución de 1917, aceleró palpitaciones y energías dormidas (o canalizó las despiertas) en Latinoamérica y, por supuesto, Panamá no fue ajeno a ello. Lo veremos.
La evolución hacia la llegada del socialismo, fue planteada por Carlos Iván Zúñiga (q.e.p.d.) considerando que “el liberalismo fue tomando fuerza a partir de Belisario Porras, en 1912, luego de su apagón como consecuencia de la Guerra de los mil días”. Como bien apunta, por entonces “ideológicamente se le puede clasificar de progresista, más a la izquierda que a la derecha”. Añade que “al aparecer, en el escenario nacional, el partido socialista y el comunista, se ofreció un brote ideológico definido que constituyó punto de referencia y un nuevo discurso político polarizante”.
ANTESALAS DEL COMUNISMO
Como suele ocurrir históricamente, ad portas de las revoluciones, un puñado de intelectuales forja nuevas ideas que se propagan, primero, en reducidos públicos. Luego con el tiempo, cuajan en movimientos de efervescencia social. Pudiera ensayarse esa idea para el caso del nacimiento del comunismo en Panamá, así como la decisiva participación de estos incipientes grupos en movimientos como el Inquilinario de 1925 y otros, que, en las subsiguientes décadas, remecieron el tejido social panameño.
Tres elementos se asoman: primero, el emerger de inquietudes liberales de corte social que se hace manifiesto en los primeros años del siglo XX, segundo, la creación de la revista Cuasimodo, portadora de ideas políticas renovadas para la altura de los tiempos, y, tercero, la influencia de intelectuales provenientes de otras orbes, como es el caso de Blasquez de Pedro, a quien, Rubén Darío Sousa Batista, máximo jerarca del Partido del Pueblo hoy, menciona como “uno de los zapadores de la idea”. El “creó círculos de estudios marxistas”, acotó. Disidentes del liberalismo en crisis, como Domingo H. Turner, José Dolores Moscote, Guillermo Andreve, Jetpha B. Duncan y Eusebio A. Morales, guardan relación con revista Cuasimodo (1919). Esta Revista, dirigida divulgó “ideas socialistas” en un “franco apoyo a la revolución rusa”. De acuerdo con los historiadores, la Dra. Patria Pizzurno y Dr. Celestino Araúz, también Diógenes de la Rosa “colaboró” con la revista Cuasimodo. Una entrevista concedida a un periodista (1997), se nutre de información compartida por el profesor Carlos Wong, mencionado como experto en Panamá, en la historiografía política e ideológica que gravita sobre la Rusia previa a 1917. Según se le cita, “Eusebio A. Morales, primer Ministro o Secretario de Educación que tuvo Panamá, comenzó a estudiar las ideas revolucionarias rusas y, siendo secretario de Educación, escribió entre los años dieciocho y veinte, ideas que surgían de Rusia, “saludando la Revolución Bolchevique.”
EL GRUPO COMUNISTA (1921)
En la obra “historia del Partido Comunista de Panamá”, se revela que “bajo la dirección de José María Blásquez de Pedro (quien llegó a Colón a mediados de 1914) se constituye el grupo comunista que se proyecta en la sociedad panameña propagando las ideas revolucionarias principalmente en las organizaciones obreras. Tratábase de una mezcla de anarquismo sindical revolucionario con marxismo leninismo. Se dice más: “Hernando Franco, en su ensayo sobre Blásquez de Pedro, señala al respecto: ′En este grupo confluyeron liberales socializantes, anarquistas y comunistas. Su declaración de principios fue publicada en el Órgano de la Federación Obrera, ′El Obrero′, en su número 4 del 27 de agosto de 1921”. Citando la misma fuente, se dice que Diógenes de la Rosa aseguró que en el año 1921 fundó “el Grupo Comunista”, con compañía de Clara González y Domingo H. Turner. De la lectura de algunos ensayos de Soler, se amplían los antecedentes que van marcando el camino de lo que serían incipientes muestras del socialismo en Panamá. Resalta la creación de la Federación Obrera de la República a donde se activó un “grupo comunista”. Citamos: “En 1921, en efecto, se creó la Federación Obrera de la República de Panamá, primera asociación de su género en nuestra historia. Un análisis de su órgano periodístico, El Obrero, ha comprobado la organización de un “grupo comunista”, que funciona en íntima coordinación con dicha Federación Obrera, formado por connotados anarquistas, entre ellos José María Blázquez de Pedro. La orientación ideológica de este “grupo comunista” fue ciertamente anarquista”. Esta Federación, después, “perdió su autonomía”. Finalmente citamos otro pasaje del mismo autor: “Pero la creación, en diciembre de 1924, del Sindicato General de Trabajadores daría ocasión a la última militancia política de Blázquez de Pedro en el Istmo. Esta se dio en el contexto de la agitación desplegada por la Liga de Inquilinos y Subsistencias, creada por el S.G.T. para dar respuesta al alza de los alquileres con el que los casatenientes panameños querían resarcirse de un aumento al impuesto de inmueble.”
EL MOVIMIENTO INQUILINARIO DE 1925
Ideas socialistas, insatisfacción y agitadores en sus marcas. ¿Qué faltaba para la explosión de ese coctel? Simple: El detonante. Para que una Tajada de Sandía (1856), un grito de ¡Testaferro! contra el ministro (1947) y una bandera rasgada por gringos (1964) se surtan como detonantes de una revuelta social, antes se ha creado un clima aderezado con molestias, ideas de rebelión y creciente coincidencia social de pensamiento. Detona el fulminante y el volcán de la revolución escupe su ardiente magma. El año 1925 marca un hito para la historia de las reivindicaciones populares. Ese año estalló el Movimiento inquilinario. Se blandía amenazante un “precio de arrendamiento desorbitado”. Pero la situación de los inquilinos panameños subió su temperatura cuando se activó una ley para reformar el Código Fiscal, con la que se disponía gravar la propiedad urbana de manera sobredimensionada. “Los arrendadores alzaron inmediatamente su voz de protesta, alegando que se les estaba imponiendo una carga onerosa e injusta”. Se erizaron huelgas.
-- ¡No al alza de los arrendamientos!, gritaron unos.
-- ¡No a las reformas fiscales!, secundaron otros.
Demetrio Porras, quien, como veremos, fundó el Partido Socialista, expuso su versión: “Este movimiento tuvo sus orígenes conocidos hacia el año 1925, cuando el alto costo de la vivienda obligó al pueblo a una protesta que se manifestó por las calles. Alarmado el Presidente Chiari ante la magnitud del problema llamó para aplacarle a las tropas americanas acantonadas en la Zona del Canal, las que mataron más de veinticinco inquilinos pobres e hirieron a muchos más, por el solo delito de pedir la rebaja de los alquileres”. El intelectual Alvaro Menéndez Franco, en un escrito elaborado bajo el título “Origen, auge y decadencia del comunismo en Panamá”, lo describe así: “En mayo de 1925 un grupo de revolucionarios de diversas confesiones ideológicas fundaron la liga inquilinos y subsistencias de Panamá en la calle 12 de octubre del barrio de Marañón en el cuarto inquilinario de Pedro Regalado Castillo, obrero de ideas comunistas. Junto a él estuvieron Luz de la C. Castillo, Feliciano Lara, José Lisímaco Castillo, Fermín Jaén y José Camarena. Paralela a esta organización social en la calle 13 oeste, barrio de Santa Ana, se formó un “grupo comunista” presidido por el poeta, educador y ex soldado español José María Blásquez de Pedro. Este personaje se definía como “comunista libertario” o sea anarquista, pues se oponía a todos los partidos políticos y pregonaba la acción directa. Pero en el grupo militaban otros que estaban en favor de la fundación del Partido Comunista de Panamá”. Añade que: “Acompañaron a la Liga varios socialistas que habían fundado el organismo llamado “Los Rotarios de Santa Ana”. Entre estos socialistas se pueden citar a Diógenes de la Rosa, Gavino Sierra Gutiérrez, Lucío Rodríguez, José Brower y Carlos Sucre”.