Pues hoy ha venido una vecina a mi casa y me ha traído un texto para que se lo pasara a ordenador, yu para que no se extropeara, ese papel venía metido a modo de carpeta en un ejemplar el multimillonario panfleto neoliberal El País... Y como soy así de curioso, antes de limpiarme el culo con él, me ha dado por ojearlo en busca de noticias y textos anticomunistas... Morbosa curiosidad. Y en la página 10, premio!!! Eso sí, un artículo de opinión, ni tan siquiera una noticia... Ya se sabe, si no hay noticias en Cuba o Corea, hay que inventárse algo. En este caso, el tío hacía un análisis sobre la situación de varios países, entre ellos Cuba y Norcorea, sobre sus jefes de estado, de avanzada edad, a los cuales calificaba de cadáveres políticos de los cuales alguno morirá en 2011. Me la suda sus pajas mentales y opiniones, lo que me jode son las mentiras. Como siepmre digo, se puede manipular, pero nunca mentir, por que eos es denunciable.
Aquí el vomitajo. No leer si se está comiendo. Recalco en negrita los esputos sanguinolentos:
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Bueno, pues como al final del artículo figuraba la dirección mail de este coleguita, me he peritido el lujo de escribirle.
Aquí está mi carta:
Estoy deseando que me responda
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Hosni Mubarak tiene 81 años y ha sido presidente de Egipto desde 1981. Fidel Castro ha cumplido 85 y durante medio siglo ejerció el poder supremo de Cuba. A sus 83 años, el rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, es el jefe de Estado más longevo: comenzó en 1946. Abdalá ibn Abdulaziz, el rey de Arabia Saudí, ya sobrepasa los 86 años. El "Líder Supremo" que también se hace llamar "El Querido Líder", "Nuestro Padre", "El General" y "Generalísimo" va a cumplir 70 años y es, en realidad, el cruel tirano de Corea del Norte: Kim Jong-il.
Los cinco están muy enfermos, y es probable que alguno muera en 2011. Pero aunque ello no suceda, su debilidad física se traduce en una debilidad política que obligará a sus países a pasar por complicados e impredecibles cambios en la estructura de poder. Las convulsiones políticas provocadas por estas transiciones trascenderán las fronteras de estos cinco países. Egipto es un jugador fundamental en el mundo árabe y la influencia cubana en América Latina es conocida. Lo que sucede en Arabia Saudí determina lo que usted paga por la gasolina de su coche, y un conflicto armado entre las dos Coreas tendría efectos inmediatos sobre la economía mundial. De hecho, la reciente exacerbación de la belicosidad de Corea del Norte esta íntimamente ligada al proceso de sucesión. El precario equilibrio político de Tailandia podría fácilmente saltar en pedazos con el fallecimiento de su rey, y el eventual desbordamiento de las tensiones hacia sus vecinos desestabilizaría el Sureste asiático.
A pesar de las inmensas diferencias de todo tipo -culturales, económicas, geográficas, sociales-, es sorprendente descubrir cuán similares son estos cinco países en cuanto a los procesos de sucesión de sus actuales líderes.
Todo queda en familia. Fidel le ha dejado el poder a su hermano Raúl. Kim Jong-il ha designado como sucesor a su hijo de 26 años, Kim Jong-un, quien, gracias a sus desconocidos méritos militares, acaba de ser ascendido a general de cuatro estrellas. Por ley hay que referirse a él como "Brillante Camarada". Hosni Mubarak está haciendo lo posible para que su hijo Gamal asuma el poder. Si George H. Bush y George W. Bush fueron presidentes, se preguntan los Kim o los Mubarak, ¿por qué nosotros no? En el caso de los reyes la sucesión familiar es más obvia. Y también más complicada. El rey Abdalá designó como heredero a su hermanastro, el príncipe Sultán bin Abdulaziz. El problema es que el delfín también es octogenario. Y ha sufrido, o aún sufre, de cáncer. Allí las decisiones sucesorias se toman en un complicado y secreto proceso de negociación entre las diferentes facciones de la familia real saudí. Lo mismo ocurre en Tailandia. El hijo del rey, el príncipe Maha Vajiralongkorn (57 años) es el heredero natural. Pero mientras que su padre es venerado, el príncipe es temido e impopular. Su controvertida vida amorosa, su adoración por Fu-Fu, su perro poodle que tiene rango militar y al que a veces sienta en los banquetes, y los constantes rumores sobre sus malas amistades contrastan con la admiración hacia su hermana, la princesa Sirindhorn. Uno de los escenarios posibles es que, en el lecho de muerte, el rey pueda saltarse a su hijo y designar a la princesa o a uno de sus nietos. En todo caso, lo último que necesita la atribulada Tailandia es que a las violentas confrontaciones políticas en la calle se le sumen confrontaciones en el palacio real.
Hijos, hermanos y... generales. Otro denominador común en estos cinco países es el papel determinante que desempeñan las fuerzas armadas en la selección del sucesor del líder actual. Todos estos gobiernos dependen de los militares para mantenerse en el poder. En Egipto, la falta de experiencia castrense del hijo del presidente y sus promesas de reformas económicas y políticas no le han granjeado simpatías entre los generales. Raúl Castro no solo es el hermano de Fidel, sino que durante décadas estuvo al frente de las fuerzas armadas. En Arabia Saudí, los príncipes que controlan el estamento militar o los servicios de inteligencia son los mejor situados para la sucesión, o al menos tienen una influencia determinante en el proceso de selección. En Corea del Norte, lo más probable es que quien gobierne, una vez desaparecido el "Querido Líder", no sea su hijo el "Brillante Camarada", sino una junta militar. En Tailandia, los generales tienen una larga tradición de golpes y de intervención en asuntos de Estado. La muerte del rey exacerbaría estas propensiones.
La edad no perdona. "No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista", reza el viejo dicho. Los autócratas que buscan extender su mandato mas allá de su muerte, dejando en el poder a su hijo o a su hermano, violan este precepto y tratan de que haya males que duren más de cien años. En algunos casos lo lograrán. En otros, el cuerpo (es decir, la sociedad) no lo aguantará. Ya lo veremos en 2011.
Feliz año. Regreso en enero.
Bueno, pues como al final del artículo figuraba la dirección mail de este coleguita, me he peritido el lujo de escribirle.
Aquí está mi carta:
Apreciado señor Naím:
Como verá le escribo en referencia a su artículo de opinión publicado el día 12 de diciembre en el diario El País. Debido a mi formación y mi profesión ligada a la comunicación, he tenido siempre en cuenta que aunque en una editorial se intente influir a través de una perspectiva personal y una interpretación de los hechos, lo último que se debe hacer es faltar a la verdad. Por eso me he tomado la libertad de escribirle y hacerle unos cuantos apuntes sobre sus palabras.
En primer lugar en su artículo menciona al comandante Fidel Castro como cadáver político junto a otros cuatro jefes de estado, lo cual carece de sentido alguno si tenemos en cuenta que hace ya algunos años que el ex-presidente Fidel no ejerce la política en su país, puesto que como usted sabe, abandonó sus cargos en el gobierno hace algunos años. Por otro lado afirma que ha ejercido el poder supremo en la isla caribeña durante medio siglo, y eso no es para nada cierto, puesto que el poder supremo de Cuba reside en la Asamblea Nacional de Poder Popular (Parlamento) cuyos diputados y diputadas que lo conforman son elegidos mediante elecciones libres cada cinco años, y cuyas candidaturas son elegidas y propuestas previamente en asambleas populares de libre participación de forma democrática; Y como dato aun más importante, el parlamento resultante de esas elecciones generales determina con sus votos la jefatura del estado, cargo que ocupó Fidel Castro y que hoy día ocupa su hermano Raúl, reconocido por la Constitución Cubana, ratificada por referéndum popular el 24 de febrero de 1976. Por lo tanto, y aunque como usted bien dice en su artículo, no es difícil encontrar en política vínculos familiares (No solo están los Bush, si no también los Clinton, los Kaczynski, o más cercanamente, los Aznar-Botella) es faltar a la verdad el afirmar que Fidel Castro dejó el poder a su hermano, puesto que, aunque bien es cierto que el comandante Raúl ocupaba en la vicejefatura del gobierno cuando Fidel enfermó, yo mismamente pude leer en el periódico para el que usted escribe, en su versión digital, la noticia de que Raúl Castro había sido asignado por el parlamento cubano como nuevo jefe del Consejo de Estado, noticia acompañada además por un audiovisual donde se muestra la votación en la que el parlamento cubano está designando el nuevo presidente y en la que se afirma que "se barajan varios nombres" y en su pie afirma que "puede haber sorpresas". Falta usted por tanto a la verdad en su columna en referencia al ex-presidente Fidel Castro y al gobierno de la mayor de las Antillas, verdad que hay que tener muy en cuenta por que cada vez son más los medios de comunicación que omiten la alusión a la "dictadura" en relación con el gobierno cubano y su sistema, en referencia objetiva a la realidad de su forma de hacer gobierno. Le adjunto a continuación el enlace al cual hago referencia:
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Por otra parte quisiera permitirme el lujo de sugerirle, teniendo en cuenta las carácterísticas con la que usted ha designado sus cadáveres políticos, que en vez de Fidel Castro, quien su posible muerte no generará ningún cambio en la isla puesto que, recordemos, no ejerce ya la política, a un quinto cadáver político mucho más cercano: Juan Carlos I de Borbón. Es decir, una jefatura de estado designada por un autócrata que buscaba extender su mandato tras su muerte, regido por una persona de avanzada edad (72 años, algunos años más que el líder norcoreano Kim Jong-il) con algunas convalecencias conocidas; un cargo que además de haber dependido del ejército para mantenerse, alberga el título de Capitán General de las Fuerzas Armadas, de las que ostenta el mando supremo; su debilidad física se traducirá en debilidad política que quizá de lugar a cambios en la estructura de poder; y para más similitud con los jefes de gobierno a los cuales alude en su texto, su sucesión también está atribuida, desde hace mucho tiempo, a su propio hijo, quien también gracias a sus desconocidos méritos militares, será ascendido a Capitán General de las Fuerzas Armadas.
Sin más agradezco su atención y también le deseo un feliz año y un feliz regreso en enero.
Estoy deseando que me responda