Proteccionismo por la crisis
Los motivos de las barreras arancelarias
Damián Bil
OME –CEICS
¿Usted cree que Moreno traba las importaciones para desarrollar la industria local? ¿O cree que el Secretario es un dictador que hace lo que quiere? Lea a continuación y verá que sus medidas parten de la necesidad del gobierno de “hacer caja”, como expresión de los límites de la economía argentina en el marco de la crisis.
Con la gestión de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio Interior, se reforzaron las trabas a las importaciones. Mientras el gobierno defiende estas resoluciones con el argumento de la sustitución, la derecha divulga la idea de un Secretario todopoderoso (“el Cavallo de CFK”) que dirige los destinos económicos obligando a consumir productos más caros y de dudosa calidad. Buzzi (FAA) y Ratazzi (Fiat) salieron a criticar duramente a Moreno, quien los invitó a dirimir la disputa en un cuadrilátero [1]. Estas rencillas esconden el verdadero problema: las crecientes dificultades de caja y la falta de divisas para sostener el “modelo”.
Proteccionismo de ayer
Las medidas proteccionistas argentinas tienen larga data. Existieron dos grandes momentos. El primero fue durante los ’30: ante la crisis mundial y el cierre de mercados para las exportaciones agrarias, se tomaron medidas para atenuar sus efectos, como la devaluación y el incremento de aranceles a la importación. El segundo momento se inició durante el peronismo y se extendió hasta los ’70, período que se conoció como industrialización por sustitución de importaciones (ISI) [2]. Durante estas décadas, por una serie de medidas, se protegió de hecho el mercado interno. Se subsidió, con la transferencia de una enorme masa de riqueza, al capital industrial que operaba en el país. Esto permitió cierto crecimiento de la industria, en un contexto de expansión mundial, y posibilitó la supervivencia de capitales con una menor productividad que la media mundial. La protección efectiva fue alta sobre todo desde los ’60, con la moneda levemente devaluada, elevados aranceles o prohibición para ciertos importados, además de medidas de fomento industrial. Los precios en el mercado interno, más altos que en el internacional, se subsidiaban por vías diversas, como los créditos (a tasas reales negativas). De esta forma, se generó la apariencia de que Argentina podía acortar la distancia con las potencias. No obstante, no se consiguió reducir la brecha de productividad con los líderes. Si bien se creció en términos internos, la Argentina se rezagó a nivel internacional. El capital no logró alcanzar la escala media para competir. En definitiva, los dos momentos, a pesar de sus diferencias, expresaron los límites de la acumulación en Argentina y su papel reducido en el mercado mundial. En ninguna de las etapas se lograron superar los problemas históricos de la estructura económica. A pesar de los discursos oficiales, la situación actual no es diferente.
Estás igual...
Hoy, el oficialismo presenta las medidas proteccionistas de los últimos años como una reedición de la ISI, cuyo objetivo sería potenciar la producción local y el empleo. Así, desde el inicio de la crisis en 2008 hasta octubre de 2011, Argentina se ubicó segunda en el número de medidas discriminatorias de importaciones (111, una menos que Rusia) y en socios discriminados, y octava en partidas afectadas (429). 89 medidas perjudicaron intereses chinos, a los que le siguen las empresas asiáticas con mano de obra barata (India, Indonesia, Corea, Tailandia, Malasia, Singapur, Vietnam, Hong Kong, Filipinas y Pakistán). Por su parte, 41 medidas restringieron la exportación brasileña a la Argentina. En total, 48% de estas resoluciones consistieron en barreras no arancelarias y 30% en diversas formas de defensa de comercio (como normas anti-dumping) [3].
En 2012 se intensificó el control de importadores por AFIP, se establecieron precios de referencia sobre juguetes de Asia y Brasil, y también restricciones al ingreso de hilados y textiles, vajilla, maletas, aparatos eléctricos, y de informática. Estas se suman a maquinaria para uso agrícola, cochecitos de bebé, fibras de polipropileno, felpa y tubos de acero, más un aumento de tarifas (a nivel Mercosur) para maquinaria vial, aire acondicionado, máquinas herramientas, neumáticos, calzado, bicicletas, papel y pelotas. Estas restricciones alcanzarían más de 600 mercancías [4]. Una de las más polémicas fue la introducción de licencias no automáticas a vehículos superiores a los 2.500cc, como así también de sus partes. Esto provocó la protesta de México (uno de los principales afectados) y de otros 39 países ante la OMC [5].
Ajuste para todos
Las amenazas no amedrentaron a Moreno, debido a que lo empuja la necesidad. El motivo del cierre no es la protección de la industria, sino el déficit en el saldo de divisas para enfrentar las obligaciones de caja. Como muestra, en febrero cayeron las importaciones: las de bienes de consumo un 5%, bienes de capital 19%, y las totales 1% [6]. Esto no impidió que la actividad industrial se retrajera desde fines de 2011 [7].
Los motivos de las medidas son muy concretos. Una dificultad es el retroceso del saldo comercial. Luego del 2001, las importaciones como expresión del PBI aumentaron, mientras las exportaciones se estancaron e incluso cayeron. En los últimos años el saldo se achicó. El superávit comercial fue un elemento fundamental para sostener las transferencias al capital local. Ahora, resulta cada vez más insuficiente.
Otro punto es el tipo de cambio: luego de 2001, con la devaluación, la industria local tuvo cierta protección. Ese colchón fue agotándose progresivamente, mientras la inflación contrarrestaba sus efectos. Desde 2006-07, el peso tiende a la sobrevaluación, lo que favoreció a las empresas que importan o remiten ganancias al exterior. Por contrapartida, la sobrevaluación implica una mayor presión importadora, en la actualidad, de productos asiáticos [8]. Más que un retorno a la época de la ISI, nos acercamos a un panorama similar al de los ’90. Con una diferencia fundamental: durante el menemismo, la sobrevaluación se sostenía mediante el endeudamiento externo. Es decir, por la entrada positiva de divisas. En la actualidad, el crédito internacional no existe o está acotado. Por lo tanto, como la capacidad de compra en el extranjero no se puede sostener por deuda, lo que las medidas proteccionistas en realidad buscan es frenar la fuga de divisas, que fue financiada en gran medida por el Banco Central (lo que provocó la baja de reservas al nivel de 2008).
El conflicto en torno a Repsol-YPF se vincula con este problema. Uno de los principales rubros de importación es la energía. En el país, las reservas de gas y petróleo disminuyeron drásticamente. En 2010 (y también en 2011), se registró por primera vez en dos décadas un saldo deficitario en la balanza energética. Parte de la estructura económica depende de las importaciones de energía, que son más costosas que la producción local. Durante el primer semestre de 2012 se calcula que se importarán 7.000 millones de dólares en el rubro [9]. La necesidad de cubrir este déficit es uno de los principales motivos del “proteccionismo”. Incluso obligó a Moreno a viajar a países petroleros de África y la ex URSS en búsqueda de acuerdos. La mentada “reestatización” de YPF, o su conversión en empresa mixta no busca incrementar la producción, sino evitar la salida de dólares [10]. A esto se suman los vencimientos de obligaciones a partir de agosto de este año. Como muestra, para hacer frente al pago de capital de Boden 2012 y Cupones PBI se precisarán aproximadamente 7 mil millones de dólares [11].
La finalidad de las medidas es reducir la gangrena de divisas de cara al pago de obligaciones [12], y no un supuesto retorno a la panacea de la ISI. Estas resoluciones, pintadas de progresistas, tienen el mismo origen que el aumento de precios, la liberación de tarifas y la quita de subsidios, los mayores impuestos, el congelamiento salarial. El “proteccionismo” actual no expresa la perspectiva de una Argentina pujante, sino la imposibilidad del Estado de dilatar la crisis y el ajuste.
Notas:
[1] El Cronista, 02/04/2012.
[2] Discutimos los postulados sobre la ISI en Bil, Damián: “Fantasías del pasado”, El Aromo n° 55, julio-agosto 2010.
[3] Evenett, S.: Trade Tensions Mount: the 10th GTA Report, Londres, 2011.
[4] Sitio web de Global Trade Alert. También La Nación, 20/11/2011 y Excelsior (México), 02/04/2012.
[5] El Informador (México), La Nación y El Litoral, 01/04/2012.
[6] Abeceb.com e Informe Económico Semanal del Banco Ciudad, 23/03/2012.
[7] Estimador Mensual Industrial, INDEC, febrero 2012.
[8] Boletín Ecolatina, n° 853, 23/12/2011. Las mercancías provenientes de Asia representaron el 22% de las importaciones argentinas durante el año pasado.
[9] Dachevsky, Fernando: “Adios energía barata”, El Aromo n° 51, 2009; I.A.E., 13/10/2011; Cronista, 03/02/2012; La Nación, 22/03 y 03/04/2012; Los Andes, 01/04/2012.
[10] Ver notas sobre el conflicto con Repsol-YPF en El Aromo n° 64 y n° 65.
[11] La Gaceta Tucumán, 01/04/2012 y Página12, 02/04/2012.
[12] En ese sentido, Moreno habría prometido liberar las importaciones desde mitad de año. Ámbito, 16/04/2012. [b]
Los motivos de las barreras arancelarias
Damián Bil
OME –CEICS
¿Usted cree que Moreno traba las importaciones para desarrollar la industria local? ¿O cree que el Secretario es un dictador que hace lo que quiere? Lea a continuación y verá que sus medidas parten de la necesidad del gobierno de “hacer caja”, como expresión de los límites de la economía argentina en el marco de la crisis.
Con la gestión de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio Interior, se reforzaron las trabas a las importaciones. Mientras el gobierno defiende estas resoluciones con el argumento de la sustitución, la derecha divulga la idea de un Secretario todopoderoso (“el Cavallo de CFK”) que dirige los destinos económicos obligando a consumir productos más caros y de dudosa calidad. Buzzi (FAA) y Ratazzi (Fiat) salieron a criticar duramente a Moreno, quien los invitó a dirimir la disputa en un cuadrilátero [1]. Estas rencillas esconden el verdadero problema: las crecientes dificultades de caja y la falta de divisas para sostener el “modelo”.
Proteccionismo de ayer
Las medidas proteccionistas argentinas tienen larga data. Existieron dos grandes momentos. El primero fue durante los ’30: ante la crisis mundial y el cierre de mercados para las exportaciones agrarias, se tomaron medidas para atenuar sus efectos, como la devaluación y el incremento de aranceles a la importación. El segundo momento se inició durante el peronismo y se extendió hasta los ’70, período que se conoció como industrialización por sustitución de importaciones (ISI) [2]. Durante estas décadas, por una serie de medidas, se protegió de hecho el mercado interno. Se subsidió, con la transferencia de una enorme masa de riqueza, al capital industrial que operaba en el país. Esto permitió cierto crecimiento de la industria, en un contexto de expansión mundial, y posibilitó la supervivencia de capitales con una menor productividad que la media mundial. La protección efectiva fue alta sobre todo desde los ’60, con la moneda levemente devaluada, elevados aranceles o prohibición para ciertos importados, además de medidas de fomento industrial. Los precios en el mercado interno, más altos que en el internacional, se subsidiaban por vías diversas, como los créditos (a tasas reales negativas). De esta forma, se generó la apariencia de que Argentina podía acortar la distancia con las potencias. No obstante, no se consiguió reducir la brecha de productividad con los líderes. Si bien se creció en términos internos, la Argentina se rezagó a nivel internacional. El capital no logró alcanzar la escala media para competir. En definitiva, los dos momentos, a pesar de sus diferencias, expresaron los límites de la acumulación en Argentina y su papel reducido en el mercado mundial. En ninguna de las etapas se lograron superar los problemas históricos de la estructura económica. A pesar de los discursos oficiales, la situación actual no es diferente.
Estás igual...
Hoy, el oficialismo presenta las medidas proteccionistas de los últimos años como una reedición de la ISI, cuyo objetivo sería potenciar la producción local y el empleo. Así, desde el inicio de la crisis en 2008 hasta octubre de 2011, Argentina se ubicó segunda en el número de medidas discriminatorias de importaciones (111, una menos que Rusia) y en socios discriminados, y octava en partidas afectadas (429). 89 medidas perjudicaron intereses chinos, a los que le siguen las empresas asiáticas con mano de obra barata (India, Indonesia, Corea, Tailandia, Malasia, Singapur, Vietnam, Hong Kong, Filipinas y Pakistán). Por su parte, 41 medidas restringieron la exportación brasileña a la Argentina. En total, 48% de estas resoluciones consistieron en barreras no arancelarias y 30% en diversas formas de defensa de comercio (como normas anti-dumping) [3].
En 2012 se intensificó el control de importadores por AFIP, se establecieron precios de referencia sobre juguetes de Asia y Brasil, y también restricciones al ingreso de hilados y textiles, vajilla, maletas, aparatos eléctricos, y de informática. Estas se suman a maquinaria para uso agrícola, cochecitos de bebé, fibras de polipropileno, felpa y tubos de acero, más un aumento de tarifas (a nivel Mercosur) para maquinaria vial, aire acondicionado, máquinas herramientas, neumáticos, calzado, bicicletas, papel y pelotas. Estas restricciones alcanzarían más de 600 mercancías [4]. Una de las más polémicas fue la introducción de licencias no automáticas a vehículos superiores a los 2.500cc, como así también de sus partes. Esto provocó la protesta de México (uno de los principales afectados) y de otros 39 países ante la OMC [5].
Ajuste para todos
Las amenazas no amedrentaron a Moreno, debido a que lo empuja la necesidad. El motivo del cierre no es la protección de la industria, sino el déficit en el saldo de divisas para enfrentar las obligaciones de caja. Como muestra, en febrero cayeron las importaciones: las de bienes de consumo un 5%, bienes de capital 19%, y las totales 1% [6]. Esto no impidió que la actividad industrial se retrajera desde fines de 2011 [7].
Los motivos de las medidas son muy concretos. Una dificultad es el retroceso del saldo comercial. Luego del 2001, las importaciones como expresión del PBI aumentaron, mientras las exportaciones se estancaron e incluso cayeron. En los últimos años el saldo se achicó. El superávit comercial fue un elemento fundamental para sostener las transferencias al capital local. Ahora, resulta cada vez más insuficiente.
Otro punto es el tipo de cambio: luego de 2001, con la devaluación, la industria local tuvo cierta protección. Ese colchón fue agotándose progresivamente, mientras la inflación contrarrestaba sus efectos. Desde 2006-07, el peso tiende a la sobrevaluación, lo que favoreció a las empresas que importan o remiten ganancias al exterior. Por contrapartida, la sobrevaluación implica una mayor presión importadora, en la actualidad, de productos asiáticos [8]. Más que un retorno a la época de la ISI, nos acercamos a un panorama similar al de los ’90. Con una diferencia fundamental: durante el menemismo, la sobrevaluación se sostenía mediante el endeudamiento externo. Es decir, por la entrada positiva de divisas. En la actualidad, el crédito internacional no existe o está acotado. Por lo tanto, como la capacidad de compra en el extranjero no se puede sostener por deuda, lo que las medidas proteccionistas en realidad buscan es frenar la fuga de divisas, que fue financiada en gran medida por el Banco Central (lo que provocó la baja de reservas al nivel de 2008).
El conflicto en torno a Repsol-YPF se vincula con este problema. Uno de los principales rubros de importación es la energía. En el país, las reservas de gas y petróleo disminuyeron drásticamente. En 2010 (y también en 2011), se registró por primera vez en dos décadas un saldo deficitario en la balanza energética. Parte de la estructura económica depende de las importaciones de energía, que son más costosas que la producción local. Durante el primer semestre de 2012 se calcula que se importarán 7.000 millones de dólares en el rubro [9]. La necesidad de cubrir este déficit es uno de los principales motivos del “proteccionismo”. Incluso obligó a Moreno a viajar a países petroleros de África y la ex URSS en búsqueda de acuerdos. La mentada “reestatización” de YPF, o su conversión en empresa mixta no busca incrementar la producción, sino evitar la salida de dólares [10]. A esto se suman los vencimientos de obligaciones a partir de agosto de este año. Como muestra, para hacer frente al pago de capital de Boden 2012 y Cupones PBI se precisarán aproximadamente 7 mil millones de dólares [11].
La finalidad de las medidas es reducir la gangrena de divisas de cara al pago de obligaciones [12], y no un supuesto retorno a la panacea de la ISI. Estas resoluciones, pintadas de progresistas, tienen el mismo origen que el aumento de precios, la liberación de tarifas y la quita de subsidios, los mayores impuestos, el congelamiento salarial. El “proteccionismo” actual no expresa la perspectiva de una Argentina pujante, sino la imposibilidad del Estado de dilatar la crisis y el ajuste.
Notas:
[1] El Cronista, 02/04/2012.
[2] Discutimos los postulados sobre la ISI en Bil, Damián: “Fantasías del pasado”, El Aromo n° 55, julio-agosto 2010.
[3] Evenett, S.: Trade Tensions Mount: the 10th GTA Report, Londres, 2011.
[4] Sitio web de Global Trade Alert. También La Nación, 20/11/2011 y Excelsior (México), 02/04/2012.
[5] El Informador (México), La Nación y El Litoral, 01/04/2012.
[6] Abeceb.com e Informe Económico Semanal del Banco Ciudad, 23/03/2012.
[7] Estimador Mensual Industrial, INDEC, febrero 2012.
[8] Boletín Ecolatina, n° 853, 23/12/2011. Las mercancías provenientes de Asia representaron el 22% de las importaciones argentinas durante el año pasado.
[9] Dachevsky, Fernando: “Adios energía barata”, El Aromo n° 51, 2009; I.A.E., 13/10/2011; Cronista, 03/02/2012; La Nación, 22/03 y 03/04/2012; Los Andes, 01/04/2012.
[10] Ver notas sobre el conflicto con Repsol-YPF en El Aromo n° 64 y n° 65.
[11] La Gaceta Tucumán, 01/04/2012 y Página12, 02/04/2012.
[12] En ese sentido, Moreno habría prometido liberar las importaciones desde mitad de año. Ámbito, 16/04/2012. [b]