Elementos de balance de la lucha del SME
La crisis económica, que agudiza al final de esta década, pone mayor vigencia a las tesis de los marxista-leninista-stalinistas, a la piedra angular de éstas, que es, el papel del proletariado como enterrador del capitalismo y constructor de la sociedad socialista y comunista.
La agudización de la contradicción fundamental de la sociedad, impone a la burguesía reforzar su control sobre el proletariado, recurrir cada vez más a medidas fascistas para reactivar el ciclo de acumulación, aplastando, por un lado, las conquistas económicas de los sindicatos en los países donde la burguesía y sus sectores más reaccionarios tienen mayor poderío y, por otro, en países donde el proletariado no tiene el poder, pero preserva ciertas conquistas gracias a las políticas pequeño burguesas de corte “civilista” o “bolivariano”, en los cuales, la burguesía busca a toda costa desestabilizar dichas políticas y abrir paso a otras que permitan acrecentar más a sus anchas sus capitales.
En este contexto, hace un año, el 11 de octubre del 2009, el régimen burgués mexicano, después de intentar una división interna y como prevención a un posible estallamiento de huelga, asestó un golpe demoledor a uno de los sindicatos más antiguos y consolidados del proletariado mexicano, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
La burguesía, la oligarquía financiera, el imperialismo y su régimen habían medido exactamente la magnitud de su ofensiva y, después de golpear al sindicato minero, consolidar el fraude electoral del 2006, de golpear el heroico esfuerzo de la APPO y ajustar cuentas en San Salvador Atenco con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), calculando la debilidad del movimiento proletario popular y sus dificultades internas que no permiten consolidar la unidad, asesta dicho golpe, donde también está su necesidad apremiante de consolidar e implementar las reformas estructurales, principalmente la laboral, y eliminar una de las principales resistencias del proletariado mexicano ante el proceso de precarización del trabajo, abriendo el paso al tan deseado objetivo de la oligarquía financiera del exterminio sindical.
El SME es uno de los pocos sindicatos en el país que tienen una vida democrática y hace de la actividad asambleísta uno de los ejes de su organización. Cabe recordar el papel de los sindicatos como escuelas de la lucha de clases y, en su esencia, como instrumento del proletariado para negociar con el burgués el precio de su fuerza de trabajo. Los comunistas reivindicamos la necesidad de que los sindicatos eleven su condición de negociadores en el marco del capitalismo a instrumentos de emancipación del proletariado.
Internamente, en el SME, previo al golpe, las corrientes pequeño burguesas de tintes izquierdistas contribuyeron abriendo paso a la traición del puerco Muñoz, demostrando que no bastan las frecuentes asambleas para obtener la victoria, para que el proletariado triunfe necesita que la democracia sea clasista, es decir, que el proletariado eleve su conciencia, que adquiera la ideología de la clase obrera, la teoría y práctica del marxismo leninismo y de manera objetiva ubicar el camino a seguir.
No obstante, el instinto de clase de la parte más avanzada del SME permitió cerrar el paso a la reacción interna, abriendo un período de choques, del cual los smeitas deben hacer un balance crítico, para aprender de él y seguir su lucha.
Del golpe fascista a la fecha, la unidad interna del SME ha sido su principal arma contra la ofensiva de la oligarquía. Las movilizaciones a finales del 2009, el ensayo de Paro Nacional y la Toma de la ciudad de México, las convocatorias de la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular, donde amplios sectores del proletariado nacional participaron, incluso de los extremos de la República, desde Yucatán a Tijuana, fueron muestra del potencial que el SME tiene para jalonar tras de sí al proceso de frente único y una ruta hacia la huelga general.
Sin embargo, un análisis profundo debe responder por qué estos esfuerzos no abrieron paso a situaciones de mayor envergadura; reflexionar, qué faltó para que el frente único de todos los trabajadores y el pueblo y la huelga general fueran una realidad, que hubiese permitido al proletariado mexicano detener la ofensiva anti-sindical, la precarización del trabajo y el fascismo; por qué el proletariado smeita y minero no alcanzan sus objetivos y cerrar paso a golpes posteriores a los trabajadores, como la mutilación al régimen de jubilaciones y el golpe a los trabajadores de Mexicana de Aviación.
Es reconocido por los comunistas y sindicalistas con visión de clase, la importante lucha que el proletariado smeita puso en la huelga nacional del 16 de marzo; en los más de 90 días de Huelga de Hambre y las movilizaciones en torno a ésta, principalmente a raíz del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin embargo, dichos esfuerzos tuvieron limitaciones para hacer que el proletariado smeita a la par de lograr sus demandas, que dichos esfuerzos contribuyeran a solucionar grandes necesidades del conjunto del proletariado.
¿Con esto queremos decir que desvirtuamos el heroísmo y los logros del proletariado smeita? Por supuesto que no. No se trata de ver las cosas desde el rasero del pequeño burgués desesperado, sino se trata de adoptar el punto de vista del proletariado revolucionario que aprende de sus aciertos y errores y eleva sus luchas. Hoy en día, la lucha de un año, de un férreo y combativo proletariado smeita, deja lecciones históricas al proletariado no sólo nacional sino internacional.
Pero además de continuar la lucha por una solución al conflicto, el SME no debe olvidar su papel histórico y aprendiendo de su experiencia reciente debe ver la forma de cerrar el paso a la ofensiva antisindical que aún es el quehacer cotidiano de la burguesía y su régimen.
Debe reflexionar en cerrar paso a las posiciones que plantean la desmovilización y a las posiciones en las que el charrismo puede enquistarse ante el miedo de volver a vivir la pesadilla del pasado 11 de octubre del 2009, tener en cuenta que una victoria sólo vendrá como resultado de este intenso año de combate y de las fuerzas que aún faltan por desplegar.
El SME debe reivindicar la autoridad que tiene en el movimiento obrero popular y juntos evitar futuros golpes mediante la construcción de un gran frente único, de una nueva y poderosa central unitaria y democrática del proletariado mexicano, empuñar el arma de la huelga general y fortalecer el llamado por una nueva constituyente, que ya cristaliza en el Congreso Social del 19, 20 y 21 de noviembre.
La experiencia y combatividad ganada por el proletariado smeita es parte del proceso que le ayudará a ubicar su papel histórico, que al lado de sus hermanos de clase nacionales e internacionales, les permitirá ser la fuerza constructora de la sociedad socialista y comunista.
>>>Fuente<<<
La crisis económica, que agudiza al final de esta década, pone mayor vigencia a las tesis de los marxista-leninista-stalinistas, a la piedra angular de éstas, que es, el papel del proletariado como enterrador del capitalismo y constructor de la sociedad socialista y comunista.
La agudización de la contradicción fundamental de la sociedad, impone a la burguesía reforzar su control sobre el proletariado, recurrir cada vez más a medidas fascistas para reactivar el ciclo de acumulación, aplastando, por un lado, las conquistas económicas de los sindicatos en los países donde la burguesía y sus sectores más reaccionarios tienen mayor poderío y, por otro, en países donde el proletariado no tiene el poder, pero preserva ciertas conquistas gracias a las políticas pequeño burguesas de corte “civilista” o “bolivariano”, en los cuales, la burguesía busca a toda costa desestabilizar dichas políticas y abrir paso a otras que permitan acrecentar más a sus anchas sus capitales.
En este contexto, hace un año, el 11 de octubre del 2009, el régimen burgués mexicano, después de intentar una división interna y como prevención a un posible estallamiento de huelga, asestó un golpe demoledor a uno de los sindicatos más antiguos y consolidados del proletariado mexicano, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
La burguesía, la oligarquía financiera, el imperialismo y su régimen habían medido exactamente la magnitud de su ofensiva y, después de golpear al sindicato minero, consolidar el fraude electoral del 2006, de golpear el heroico esfuerzo de la APPO y ajustar cuentas en San Salvador Atenco con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), calculando la debilidad del movimiento proletario popular y sus dificultades internas que no permiten consolidar la unidad, asesta dicho golpe, donde también está su necesidad apremiante de consolidar e implementar las reformas estructurales, principalmente la laboral, y eliminar una de las principales resistencias del proletariado mexicano ante el proceso de precarización del trabajo, abriendo el paso al tan deseado objetivo de la oligarquía financiera del exterminio sindical.
El SME es uno de los pocos sindicatos en el país que tienen una vida democrática y hace de la actividad asambleísta uno de los ejes de su organización. Cabe recordar el papel de los sindicatos como escuelas de la lucha de clases y, en su esencia, como instrumento del proletariado para negociar con el burgués el precio de su fuerza de trabajo. Los comunistas reivindicamos la necesidad de que los sindicatos eleven su condición de negociadores en el marco del capitalismo a instrumentos de emancipación del proletariado.
Internamente, en el SME, previo al golpe, las corrientes pequeño burguesas de tintes izquierdistas contribuyeron abriendo paso a la traición del puerco Muñoz, demostrando que no bastan las frecuentes asambleas para obtener la victoria, para que el proletariado triunfe necesita que la democracia sea clasista, es decir, que el proletariado eleve su conciencia, que adquiera la ideología de la clase obrera, la teoría y práctica del marxismo leninismo y de manera objetiva ubicar el camino a seguir.
No obstante, el instinto de clase de la parte más avanzada del SME permitió cerrar el paso a la reacción interna, abriendo un período de choques, del cual los smeitas deben hacer un balance crítico, para aprender de él y seguir su lucha.
Del golpe fascista a la fecha, la unidad interna del SME ha sido su principal arma contra la ofensiva de la oligarquía. Las movilizaciones a finales del 2009, el ensayo de Paro Nacional y la Toma de la ciudad de México, las convocatorias de la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular, donde amplios sectores del proletariado nacional participaron, incluso de los extremos de la República, desde Yucatán a Tijuana, fueron muestra del potencial que el SME tiene para jalonar tras de sí al proceso de frente único y una ruta hacia la huelga general.
Sin embargo, un análisis profundo debe responder por qué estos esfuerzos no abrieron paso a situaciones de mayor envergadura; reflexionar, qué faltó para que el frente único de todos los trabajadores y el pueblo y la huelga general fueran una realidad, que hubiese permitido al proletariado mexicano detener la ofensiva anti-sindical, la precarización del trabajo y el fascismo; por qué el proletariado smeita y minero no alcanzan sus objetivos y cerrar paso a golpes posteriores a los trabajadores, como la mutilación al régimen de jubilaciones y el golpe a los trabajadores de Mexicana de Aviación.
Es reconocido por los comunistas y sindicalistas con visión de clase, la importante lucha que el proletariado smeita puso en la huelga nacional del 16 de marzo; en los más de 90 días de Huelga de Hambre y las movilizaciones en torno a ésta, principalmente a raíz del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin embargo, dichos esfuerzos tuvieron limitaciones para hacer que el proletariado smeita a la par de lograr sus demandas, que dichos esfuerzos contribuyeran a solucionar grandes necesidades del conjunto del proletariado.
¿Con esto queremos decir que desvirtuamos el heroísmo y los logros del proletariado smeita? Por supuesto que no. No se trata de ver las cosas desde el rasero del pequeño burgués desesperado, sino se trata de adoptar el punto de vista del proletariado revolucionario que aprende de sus aciertos y errores y eleva sus luchas. Hoy en día, la lucha de un año, de un férreo y combativo proletariado smeita, deja lecciones históricas al proletariado no sólo nacional sino internacional.
Pero además de continuar la lucha por una solución al conflicto, el SME no debe olvidar su papel histórico y aprendiendo de su experiencia reciente debe ver la forma de cerrar el paso a la ofensiva antisindical que aún es el quehacer cotidiano de la burguesía y su régimen.
Debe reflexionar en cerrar paso a las posiciones que plantean la desmovilización y a las posiciones en las que el charrismo puede enquistarse ante el miedo de volver a vivir la pesadilla del pasado 11 de octubre del 2009, tener en cuenta que una victoria sólo vendrá como resultado de este intenso año de combate y de las fuerzas que aún faltan por desplegar.
El SME debe reivindicar la autoridad que tiene en el movimiento obrero popular y juntos evitar futuros golpes mediante la construcción de un gran frente único, de una nueva y poderosa central unitaria y democrática del proletariado mexicano, empuñar el arma de la huelga general y fortalecer el llamado por una nueva constituyente, que ya cristaliza en el Congreso Social del 19, 20 y 21 de noviembre.
La experiencia y combatividad ganada por el proletariado smeita es parte del proceso que le ayudará a ubicar su papel histórico, que al lado de sus hermanos de clase nacionales e internacionales, les permitirá ser la fuerza constructora de la sociedad socialista y comunista.
>>>Fuente<<<