En las viviendas de la avenida Mansudae, recién construidas en la capital Pyongyang, se oyen, a través de las ventanas, risas y canciones, mensajeras de la felicidad.
Por la invitación de un amigo visité su casa en esa avenida y percibí de nuevo la grandeza de los beneficios del Estado. He vivido más de 20 años en el régimen socialista del Norte, donde el Estado construye anualmente gran cantidad de viviendas y las distribuye gratis a los trabajadores. Esta realidad ofrece demasiado gran contraste con la sociedad surcoreana en que vivía antes de pasarme al Norte. Y tomé el pincel para escribir mis impresiones.
* * *
La casa es cosa indispensable en la vida humana, su cuna y fuente de la felicidad. Sin poseer la suya propia uno no puede esperar la alegría y la dicha de la familia ni evitar el trágico destino como pájaro sin nido. Pues desde tiempos remotos se decía que “la mayor de las tristezas es desposeer la casa”, y que “para los niños la mamá representa el hogar y para los adultos a la inversa”.
Podría decir que la larga historia de la humanidad es el proceso de sus esfuerzos incansables para preparar y mejorar su alojamiento. Hace poco fue publicada en la prensa la noticia del descubrimiento de la cueva Chongphadae del distrito Hwangju, provincia Hwanghae del Norte, donde se encontraron huesos petrificados de seres humanos y animales, e instrumentos de trabajo, que datan, según la suposición, de 60-30 mil años atrás. Se trata de un alojamiento primitivo de la humanidad.
Posteriormente aparecieron la cabaña subterránea, choza, la casa de madera y hasta viviendas de hormigón armado, de diferentes formas y dimensiones.
Aunque el alojamiento ha sufrido gran cambio con el rápido desarrollo de las ciencias y técnica y la economía, en todos los rincones del mundo se oyen lamentaciones de personas sin casa.
En nuestra República el problema de viviendas se resuelve exitosamente por la política popular del gobierno, que destina gran parte de su presupuesto a la construcción de viviendas para distribuirlas gratuitamente a la población.
Por la solicitud del Estado mi familia vivía en un apartamento cómodo del reparto moderno Kwangbok y hoy en la casa más confortable de la avenida An Sang Thaek, al pie de la pintoresca colina Moran.
Las nuevas viviendas de la avenida Mansudae que me asombraron, son casas excelentes de 3 a 5 habitaciones bien amuebladas, antesala, cocina, cuarto de aseo, dotadas de todas las instalaciones necesarias, incluyendo el calentador de agua y el aparato de ventilación.
La avenida Mansudae se distingue de otras por peculiares formas arquitectónicas de sus edificios y por amplia área plantada de diversos árboles y flores, que ofrece mejores condiciones de descanso y paseo.
La emisora Internet “Sophyong Pangsong” de Corea del Sur presentó las viviendas de esta avenida a través de imágenes, citando estos comentarios de internautas.
“Es posible que viviendo en aquellas casas se torne bondadoso y afable hasta el carácter”.
“Son apartamentos muy hermosos y confortables, que provocan la codicia”.
El precio de viviendas de la ciudad Soul, Corea del Sur, dicen que es más de 482 mil dólares estadounidenses en promedio y una casa de 110 metros cuadrados del barrio Samsung, municipio Kangnam, barriada de los ricos, cuesta por lo menos un millón 250 mil dólares. Son muchas las personas incapaces de comprar casa aunque trabajan a brazo partido toda la vida. Las familias que viven en casas alquiladas llegan a más de 7 millones 100 mil, que representan casi la mitad del total de familias.
La mayoría de las personas que se mudaron a nuevas viviendas de la avenida Mansudae son gente común de la sociedad. Una publicación extranjera informó de la construcción de esta avenida, conjeturando que los apartamentos de lujo que se levantan en el pintoresco paraje se destinarían a cuadros del Estado. Contrariamente a su suposición nuevas viviendas han sido ofrecidas a todas las familias que estaban trasladadas a otros lugares durante la construcción. Entre ellos hay obreros, oficinistas y otros sectores de la población. El amigo que me invitó es obrero de la empresa de faroles y sus vecinos son profesor universitario, obrero del Complejo de Locomotoras Eléctricas Kim Jong Thae y periodista. En esta avenida viven en armonía, sin diferencia entre las personas superiores y las inferiores.
En Phochon de la provincia Kyongki, de Corea del Sur, donde yo vivía, existe la villa de los pobres, formada por casuchas de tablas de madera y membrana de vinilo, a la que llamaban “aldea de flores” en sentido de desprecio porque las ropas colgadas en la tendedera parecían flores de varios colores.
Hoy en día la diferencia entre los ricos y los pobres ha crecido mucho más que aquel entonces. Hace años la policía surcoreana reprimió de modo salvaje la huelga de los habitantes desalojados forzosamente del barrio Ryongsan, con el resultado de que cinco huelguistas perecieron quemados.
La realidad del Norte ofrece un gran contraste con la situación trágica de la población surcoreana. Nuestra República socialista es un mundo ideal para vivir.
Aquí todos llevan una vida equitativa y feliz, como auténticos dueños del Estado.
El Dirigente Kim Jong Il, al recorrer la avenida Mansudae en vísperas de la inauguración, dijo que daría la máxima calificación a nuevas viviendas cuando los habitantes retornados a su barrio residencial se sentían satisfechos de casas nuevas.
Foto del reparto de Kwanbok, donde vive el autor
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Foto del barrio de Mansudae, al que se refiere el artículo
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Vídeo de un barrio pobre de Seúl
Por la invitación de un amigo visité su casa en esa avenida y percibí de nuevo la grandeza de los beneficios del Estado. He vivido más de 20 años en el régimen socialista del Norte, donde el Estado construye anualmente gran cantidad de viviendas y las distribuye gratis a los trabajadores. Esta realidad ofrece demasiado gran contraste con la sociedad surcoreana en que vivía antes de pasarme al Norte. Y tomé el pincel para escribir mis impresiones.
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La casa es cosa indispensable en la vida humana, su cuna y fuente de la felicidad. Sin poseer la suya propia uno no puede esperar la alegría y la dicha de la familia ni evitar el trágico destino como pájaro sin nido. Pues desde tiempos remotos se decía que “la mayor de las tristezas es desposeer la casa”, y que “para los niños la mamá representa el hogar y para los adultos a la inversa”.
Podría decir que la larga historia de la humanidad es el proceso de sus esfuerzos incansables para preparar y mejorar su alojamiento. Hace poco fue publicada en la prensa la noticia del descubrimiento de la cueva Chongphadae del distrito Hwangju, provincia Hwanghae del Norte, donde se encontraron huesos petrificados de seres humanos y animales, e instrumentos de trabajo, que datan, según la suposición, de 60-30 mil años atrás. Se trata de un alojamiento primitivo de la humanidad.
Posteriormente aparecieron la cabaña subterránea, choza, la casa de madera y hasta viviendas de hormigón armado, de diferentes formas y dimensiones.
Aunque el alojamiento ha sufrido gran cambio con el rápido desarrollo de las ciencias y técnica y la economía, en todos los rincones del mundo se oyen lamentaciones de personas sin casa.
En nuestra República el problema de viviendas se resuelve exitosamente por la política popular del gobierno, que destina gran parte de su presupuesto a la construcción de viviendas para distribuirlas gratuitamente a la población.
Por la solicitud del Estado mi familia vivía en un apartamento cómodo del reparto moderno Kwangbok y hoy en la casa más confortable de la avenida An Sang Thaek, al pie de la pintoresca colina Moran.
Las nuevas viviendas de la avenida Mansudae que me asombraron, son casas excelentes de 3 a 5 habitaciones bien amuebladas, antesala, cocina, cuarto de aseo, dotadas de todas las instalaciones necesarias, incluyendo el calentador de agua y el aparato de ventilación.
La avenida Mansudae se distingue de otras por peculiares formas arquitectónicas de sus edificios y por amplia área plantada de diversos árboles y flores, que ofrece mejores condiciones de descanso y paseo.
La emisora Internet “Sophyong Pangsong” de Corea del Sur presentó las viviendas de esta avenida a través de imágenes, citando estos comentarios de internautas.
“Es posible que viviendo en aquellas casas se torne bondadoso y afable hasta el carácter”.
“Son apartamentos muy hermosos y confortables, que provocan la codicia”.
El precio de viviendas de la ciudad Soul, Corea del Sur, dicen que es más de 482 mil dólares estadounidenses en promedio y una casa de 110 metros cuadrados del barrio Samsung, municipio Kangnam, barriada de los ricos, cuesta por lo menos un millón 250 mil dólares. Son muchas las personas incapaces de comprar casa aunque trabajan a brazo partido toda la vida. Las familias que viven en casas alquiladas llegan a más de 7 millones 100 mil, que representan casi la mitad del total de familias.
La mayoría de las personas que se mudaron a nuevas viviendas de la avenida Mansudae son gente común de la sociedad. Una publicación extranjera informó de la construcción de esta avenida, conjeturando que los apartamentos de lujo que se levantan en el pintoresco paraje se destinarían a cuadros del Estado. Contrariamente a su suposición nuevas viviendas han sido ofrecidas a todas las familias que estaban trasladadas a otros lugares durante la construcción. Entre ellos hay obreros, oficinistas y otros sectores de la población. El amigo que me invitó es obrero de la empresa de faroles y sus vecinos son profesor universitario, obrero del Complejo de Locomotoras Eléctricas Kim Jong Thae y periodista. En esta avenida viven en armonía, sin diferencia entre las personas superiores y las inferiores.
En Phochon de la provincia Kyongki, de Corea del Sur, donde yo vivía, existe la villa de los pobres, formada por casuchas de tablas de madera y membrana de vinilo, a la que llamaban “aldea de flores” en sentido de desprecio porque las ropas colgadas en la tendedera parecían flores de varios colores.
Hoy en día la diferencia entre los ricos y los pobres ha crecido mucho más que aquel entonces. Hace años la policía surcoreana reprimió de modo salvaje la huelga de los habitantes desalojados forzosamente del barrio Ryongsan, con el resultado de que cinco huelguistas perecieron quemados.
La realidad del Norte ofrece un gran contraste con la situación trágica de la población surcoreana. Nuestra República socialista es un mundo ideal para vivir.
Aquí todos llevan una vida equitativa y feliz, como auténticos dueños del Estado.
El Dirigente Kim Jong Il, al recorrer la avenida Mansudae en vísperas de la inauguración, dijo que daría la máxima calificación a nuevas viviendas cuando los habitantes retornados a su barrio residencial se sentían satisfechos de casas nuevas.
Foto del reparto de Kwanbok, donde vive el autor
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Foto del barrio de Mansudae, al que se refiere el artículo
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Vídeo de un barrio pobre de Seúl