¡Fuera Mubarak! / Viva la revolución en los países del Norte del África
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El Mar Mediterráneo, que ha sido escenario, durante la antigüedad, de innumerables batallas por la supremacía comercial, se ha transformado en el centro mundial de la resistencia obrera y popular a los planes de ajuste del imperialismo europeo y estadounidense.
Sus aguas, que bañan el suelo de tres continentes (África, Asia y Europa) y de veintitrés países, entre ellos Italia, Francia, España, Grecia, Israel, Turquía, Siria, la Franja de Gaza, Argelia y Túnez, transportan de costa a costa el producto que más ha crecido en el mundo durante 2010: la protesta social.
La hoguera encendida en Túnez se trasladó rápidamente a Argelia, país vecino y protagonista de una de las revoluciones anticoloniales más importantes del siglo XX. Luego avanzó hacia Egipto, Yemen y Jordania, amenazando por avanzar hacia los demás los países árabes del Norte del África y Medio Oriente.
No es casualidad que países como Argelia, Túnez y Egipto se encuentren en esta situación, ya que durante años fueron colonizados por los imperialistas europeos, quienes saquearon sistemáticamente sus recursos y esclavizaron a sus poblaciones. Los planes ajuste que afectan a los obreros europeos golpean brutal y directamente a estos países dependientes.
Una gran revolución democrática
Este proceso revolucionario comenzó con las luchas del pueblo griego en 2008 y continuó con las huelgas generales y rebeliones estudiantiles en Francia, España, Italia, Portugal, Irlanda y Gran Bretaña durante todo 2010.
La clase obrera del viejo continente contagió a los jóvenes precarizados y desempleados de Túnez, Argelia, Yemen, Jordania y Egipto. En el país de las pirámides el 50% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, mientras que el 60% de sus habitantes tiene menos de 30 años.
Las masas desafiaron el toque de queda en El Cairo, Alejandría, Suez y otras ciudades, reclamando pan y democracia y exigiendo la renuncia del presidente Mubarak, que gobierna desde 1981. Tan grande es el proceso que cientos de policías se despojaron de sus uniformes, uniéndose a los manifestantes.
La rebelión contra el plan de ajuste y represión de Hosny Mubarak es también contra el imperialismo yanky, ya que el jefe de estado egipcio es el principal aliado árabe de Estados Unidos y de sus principales agentes en Medio Oriente, los gobernantes del estado sionista de Israel.
Mubarak, el imperialismo y las burguesías islámicas contra la revolución árabe
Mubarak al igual que el depuesto presidente de Túnez Ben Alí intenta “zafar” de su casi segura caída prometiendo reformas y abriendo el “diálogo”, razón por la cual hizo renunciar a la mayoría de sus colaboradores. "He pedido al Gobierno que dimita hoy y habrá un nuevo Gobierno mañana", aseguró en su primer mensaje a la nación.
El presidente egipcio, luego de lamentar "las víctimas inocentes de ambos bandos", se comprometió públicamente a reducir el desempleo y a mejorar la educación y el sistema sanitario, además de tomar "todas las medidas para mantener la seguridad y la libertad" en el país.
Sin embargo las manifestaciones no ceden y las masas continúan peleando por destituir a Mubarak. Esta realidad obligó al imperialismo yanky -que sostiene al régimen desde hace 28 años- a preparar un recambio “ordenado” para evitar el triunfo de la revolución.
Desde la Casa Blanca y las capitales europeas trabajan distintas alternativas, una de ellas tratar de imponer la figura del premio Nóbel de la Paz Mohamed ElBaradei, quien trabajó durante muchos años para la ONU y acaba de regresar a Egipto con el objetivo de postularse como candidato presidencial.
Pero no son los imperialistas los únicos que preparan variantes de recambio. También lo hacen los caudillos musulmanes, quienes están aterrorizadas por el carácter laico de las revueltas del Magreb. Estos juegan sus cartas a través del partido Hermanos Musulmanes, una poderosa fuerza islamista de Egipto, que inicialmente repudió la lucha contra Mubarak.
Los Hermanos Musulmanes salieron a exigir la disolución del Parlamento y la liberación de las personas detenidas, entre ellas el centenar de miembros de su partido -ilegal pero tolerado por el régimen- que fueron encarcelados antes de las elecciones del pasado noviembre, de las se retiraron por considerarlas fraudulentas.
Por el triunfo de la revolución socialista
Lo que está sucediendo en el norte del África es una verdadera revolución democrática, que para triunfar debe transformarse –necesariamente- en una revolución social que liquide el poder del imperialismo europeo y yanky, la reacción islámica y todo tipo de dominación burguesa.
Para avanzar en ese sentido la tarea de los revolucionarios de todo el mundo pasa hoy por apoyar la heroica lucha de los trabajadores y el pueblo de Egipto, exigiendo la caída del presidente Mubarak, denunciando y enfrentando implacablemente a quienes pretenden detener la revolución mediante la represión o el engaño.
Los socialistas apoyamos las demandas democráticas de los pueblos proponiendo y apoyando las medidas más radicales, como la destitución de los gobiernos cipayos y la puesta en marcha de los mecanismos más democráticos, como la Asamblea Constituyente. ¡Los trabajadores y los pueblos deben decidir su futuro de manera libre y democrática!
Desde esa ubicación llamamos a luchar por la única salida consecuente para alcanzar la democracia y acabar con el ajuste, la represión, el hambre y el oscurantismo: El gobierno de los trabajadores y el pueblo, que asentado en los organismos de las bases movilizadas, emprenda la tarea de expropiar a los capitalistas y a construir el Socialismo.
La revolución en el mundo árabe comenzó. Los eslabones más débiles de la cadena se están rompiendo y hacen crujir el poder de los títeres del imperio. Los reyes, jeques, emires y todo tipo de dictadores y estafadores de Siria, Argelia, Sudán, Libia, Irak, Irán, Palestina, etc… están temblando porque el pueblo trabajador se puso en movimiento siguiendo el camino de los heroicos jóvenes tunecinos!
Desde Convergencia Socialista hacemos una llamado a las organizaciones y personalidades democráticas, combativas y revolucionarias a reunirnos para convocar a todo tipo de acciones de solidaridad con los trabajadores y el pueblo de Egipto, una manera concreta de apoyar el proceso revolucionario en curso.
¡Viva la lucha de los trabajadores y jóvenes de Egipto y los países árabes!
Por la derrota de Mubarak y los gobiernos ajustadores de la región
Por la satisfacción de todos los reclamos democráticos de la población
Por la imposición de gobiernos de obreros y populares
Por la Federación Socialista de Medio Oriente.
CONVERGENCIA SOCIALISTA
29 de enero 2011
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El Mar Mediterráneo, que ha sido escenario, durante la antigüedad, de innumerables batallas por la supremacía comercial, se ha transformado en el centro mundial de la resistencia obrera y popular a los planes de ajuste del imperialismo europeo y estadounidense.
Sus aguas, que bañan el suelo de tres continentes (África, Asia y Europa) y de veintitrés países, entre ellos Italia, Francia, España, Grecia, Israel, Turquía, Siria, la Franja de Gaza, Argelia y Túnez, transportan de costa a costa el producto que más ha crecido en el mundo durante 2010: la protesta social.
La hoguera encendida en Túnez se trasladó rápidamente a Argelia, país vecino y protagonista de una de las revoluciones anticoloniales más importantes del siglo XX. Luego avanzó hacia Egipto, Yemen y Jordania, amenazando por avanzar hacia los demás los países árabes del Norte del África y Medio Oriente.
No es casualidad que países como Argelia, Túnez y Egipto se encuentren en esta situación, ya que durante años fueron colonizados por los imperialistas europeos, quienes saquearon sistemáticamente sus recursos y esclavizaron a sus poblaciones. Los planes ajuste que afectan a los obreros europeos golpean brutal y directamente a estos países dependientes.
Una gran revolución democrática
Este proceso revolucionario comenzó con las luchas del pueblo griego en 2008 y continuó con las huelgas generales y rebeliones estudiantiles en Francia, España, Italia, Portugal, Irlanda y Gran Bretaña durante todo 2010.
La clase obrera del viejo continente contagió a los jóvenes precarizados y desempleados de Túnez, Argelia, Yemen, Jordania y Egipto. En el país de las pirámides el 50% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, mientras que el 60% de sus habitantes tiene menos de 30 años.
Las masas desafiaron el toque de queda en El Cairo, Alejandría, Suez y otras ciudades, reclamando pan y democracia y exigiendo la renuncia del presidente Mubarak, que gobierna desde 1981. Tan grande es el proceso que cientos de policías se despojaron de sus uniformes, uniéndose a los manifestantes.
La rebelión contra el plan de ajuste y represión de Hosny Mubarak es también contra el imperialismo yanky, ya que el jefe de estado egipcio es el principal aliado árabe de Estados Unidos y de sus principales agentes en Medio Oriente, los gobernantes del estado sionista de Israel.
Mubarak, el imperialismo y las burguesías islámicas contra la revolución árabe
Mubarak al igual que el depuesto presidente de Túnez Ben Alí intenta “zafar” de su casi segura caída prometiendo reformas y abriendo el “diálogo”, razón por la cual hizo renunciar a la mayoría de sus colaboradores. "He pedido al Gobierno que dimita hoy y habrá un nuevo Gobierno mañana", aseguró en su primer mensaje a la nación.
El presidente egipcio, luego de lamentar "las víctimas inocentes de ambos bandos", se comprometió públicamente a reducir el desempleo y a mejorar la educación y el sistema sanitario, además de tomar "todas las medidas para mantener la seguridad y la libertad" en el país.
Sin embargo las manifestaciones no ceden y las masas continúan peleando por destituir a Mubarak. Esta realidad obligó al imperialismo yanky -que sostiene al régimen desde hace 28 años- a preparar un recambio “ordenado” para evitar el triunfo de la revolución.
Desde la Casa Blanca y las capitales europeas trabajan distintas alternativas, una de ellas tratar de imponer la figura del premio Nóbel de la Paz Mohamed ElBaradei, quien trabajó durante muchos años para la ONU y acaba de regresar a Egipto con el objetivo de postularse como candidato presidencial.
Pero no son los imperialistas los únicos que preparan variantes de recambio. También lo hacen los caudillos musulmanes, quienes están aterrorizadas por el carácter laico de las revueltas del Magreb. Estos juegan sus cartas a través del partido Hermanos Musulmanes, una poderosa fuerza islamista de Egipto, que inicialmente repudió la lucha contra Mubarak.
Los Hermanos Musulmanes salieron a exigir la disolución del Parlamento y la liberación de las personas detenidas, entre ellas el centenar de miembros de su partido -ilegal pero tolerado por el régimen- que fueron encarcelados antes de las elecciones del pasado noviembre, de las se retiraron por considerarlas fraudulentas.
Por el triunfo de la revolución socialista
Lo que está sucediendo en el norte del África es una verdadera revolución democrática, que para triunfar debe transformarse –necesariamente- en una revolución social que liquide el poder del imperialismo europeo y yanky, la reacción islámica y todo tipo de dominación burguesa.
Para avanzar en ese sentido la tarea de los revolucionarios de todo el mundo pasa hoy por apoyar la heroica lucha de los trabajadores y el pueblo de Egipto, exigiendo la caída del presidente Mubarak, denunciando y enfrentando implacablemente a quienes pretenden detener la revolución mediante la represión o el engaño.
Los socialistas apoyamos las demandas democráticas de los pueblos proponiendo y apoyando las medidas más radicales, como la destitución de los gobiernos cipayos y la puesta en marcha de los mecanismos más democráticos, como la Asamblea Constituyente. ¡Los trabajadores y los pueblos deben decidir su futuro de manera libre y democrática!
Desde esa ubicación llamamos a luchar por la única salida consecuente para alcanzar la democracia y acabar con el ajuste, la represión, el hambre y el oscurantismo: El gobierno de los trabajadores y el pueblo, que asentado en los organismos de las bases movilizadas, emprenda la tarea de expropiar a los capitalistas y a construir el Socialismo.
La revolución en el mundo árabe comenzó. Los eslabones más débiles de la cadena se están rompiendo y hacen crujir el poder de los títeres del imperio. Los reyes, jeques, emires y todo tipo de dictadores y estafadores de Siria, Argelia, Sudán, Libia, Irak, Irán, Palestina, etc… están temblando porque el pueblo trabajador se puso en movimiento siguiendo el camino de los heroicos jóvenes tunecinos!
Desde Convergencia Socialista hacemos una llamado a las organizaciones y personalidades democráticas, combativas y revolucionarias a reunirnos para convocar a todo tipo de acciones de solidaridad con los trabajadores y el pueblo de Egipto, una manera concreta de apoyar el proceso revolucionario en curso.
¡Viva la lucha de los trabajadores y jóvenes de Egipto y los países árabes!
Por la derrota de Mubarak y los gobiernos ajustadores de la región
Por la satisfacción de todos los reclamos democráticos de la población
Por la imposición de gobiernos de obreros y populares
Por la Federación Socialista de Medio Oriente.
CONVERGENCIA SOCIALISTA
29 de enero 2011