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    Nin: biografía de uno que traicionó a todo el que pudo

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    Nin: biografía de uno que traicionó a todo el que pudo Empty Nin: biografía de uno que traicionó a todo el que pudo

    Mensaje por Demofilo Lun Feb 28, 2011 8:08 pm

    Hoy diríamos que Andrés Nin era un tránsfuga, uno de esos políticos burgueses vacilantes y sinuosos, siempre en busca de su propio acomodo intelectual, siempre con un pie en el estribo. El BOC de Maurín le acusó de ser un político voluble (1) y García Oliver dice de él que no fue un tránsfuga sino un fugitivo (2) porque, en una carrera breve pero trepidante, había recorrido casi todas las organizaciones políticas de izquierda existentes en Catalunya en el primer tercio del siglo XX.
    Empezó en el nacionalismo burgués, luego se pasó al PSOE, luego a la CNT anarquista, luego al PCE stalinista, luego creó la OCE trotskista, luego tampoco estuvo a gusto a las órdenes de Trotski, las desobedeció y su minúscula organización se fusionó con el BOC para crear el POUM.
    No hubo más recorrido porque había agotado todas las posibilidades del espectro político catalán. Posiblemente, como buen individualista, Nin sólo se encontraba a gusto consigo mismo, pero viajando de posada en posada, haciendo entrismo en todas y cada una de las habitaciones de aquel hotel de la política.
    Su travestismo no fue sólo ideológico sino un estilo de hacer política. Por eso, aunque disimulen, en voz baja Nin no gusta a nadie. Los burgueses utilizan su memoria para combatir al comunismo, que es lo que les interesa, y nada más. Lo único que les une a todos ellos es esa lucha común y ante los comunistas aparecen como si formaran un frente. Por eso vemos a los anarquistas publicar libros trotskistas, tan alejados de sus postulados. Ni unos ni otros tienen principios; no se guían por ese tipo de cosas tan dogmáticas.
    Los anarquistas no soportan a Nin porque éste llevó a la CNT a la Internacional Sindical Roja, según ellos violando los acuerdos confederales. Pero a Nin ni siquiera le soportan los propios trotskistas; los del BOC con los que se fusionó siempre desconfiaron de él y cuando Maurín fue detenido no le dieron el cargo de secretario general del POUM: cambiaron el cargo de nombre.
    Sus colegas siempre dijeron que Nin había aceptado entrar de consejero en el gobierno de la Generalitat sin consultarles antes, es decir, que hizo con ellos lo mismo que antes había hecho con los anarquistas, es decir, que también entonces actuaba por su cuenta, sin contar más que consigo mismo.
    Pocos días después de que el POUM firmara el pacto del Frente Popular, Trotski difundió un comunicado titulado "La traición del Partido Obrero de Unificación Marxista". Los historiadores de pacotilla deberán tener en cuenta, por tanto, que nosotros los comunistas no somos los únicos que acusamos a Nin de traición; es más, lo que preguntamos es qué organización no le acusó en algún momento de traición. Nosotros seguimos diciendo bien alto lo que todos gritaron siempre: traición y Nin significan lo mismo.
    Lo que sucede es que de traición sólo pueden hablar quienes tienen principios, no los pragmáticos, ni los tránsfugas, ni los entristas. Es lógico que se enfaden cuando se les llama traidores porque para ellos la traición es lo normal, la práctica habitual, la esencia misma de su forma de entender la lucha política. Su microclima son las facciones, tendencias, corrientes, escisiones, subdivisiones y demás métodos de pesca submarina. Nin firmó (dos veces) el pacto del Frente Popular y se levantó contra el Frente Popular; Nin fue consejero del gobierno de la República y se levantó contra la República. Los acuerdos y los juramentos están para incumplirlos: así actúan los que carecen de principios.
    Nin se levantó contra la República porque ésta era burguesa y reaccionaria, pero unas semanas antes, cuando era consejero de la Generalitat, no debía ser tan burguesa ni tan reaccionaria. ¿Había dejado de ser lo que era? Nin y los suyos, como buenos camaleones, jugaban a todas las barajas.
    Que nadie busque aquí ni una pizca de eso que algunos valoran tanto en la lucha política y que se llama coherencia.

    Nin en el PSOE

    Nin es un caso único en la historia: en 1913 ingresó en el PSOE pero no por ello abandonó las filas del nacionalismo burgués: siguió en su cargo de redactor de "El Poble Català". Con la mano derecha escribía en ese periódico para la burguesía y con la izquierda escribía para los obreros en "La Justicia Social". Lo suyo era eso, escribir, no importa qué ni para quién. Por la mañana era autonomista e incluso federalista; por la tarde era el clásico jacobino centralista del PSOE.
    En las filas del PSOE Nin vivió dos acontecimientos históricos de aquel siglo. El primero fue la I Guerra Mundial que, sin género de dudas, puso a prueba el carácter internacionalista del movimiento obrero. Como es bien sabido, la posición de la dirección del PSOE entonces se mostró partidaria del imperialismo aliado anglo-francés y Nin (lo mismo que Maurín) expresamente estuvo de acuerdo con el alineamiento oficial de su Partido. Ambos eran patrioteros; nada que ver con Lenin y los bolcheviques, ni con los internacionalistas.
    Nin también vivió en el PSOE la Revolución socialista de 1917. Como también es bien sabido, a causa de ello las Juventudes Socialistas, a las que Nin pertenecía, se separaron para formar el Partido Comunista e incluso había una fuerte corriente tercerista dentro del propio PSOE. No fue ese el camino de Nin, que se pasó entonces... a la CNT.
    Por tanto, a pesar de todo lo que digan sus secuaces, Nin era totalmente ajeno al bolchevismo y al internacionalismo. Luego, desde la CNT, Nin tuvo una segunda oportunidad de demostrar su oposición a la Revolución de Octubre cuando en 1919 la CNT se planteó el ingreso en la III Internacional. Nin asistió en Madrid al Congreso de la CNT del Teatro de la Comedia donde, al contrario que la mayoría anarquista, que mostró sus simpatías por la revolución bolchevique, él no sólo no la defendió sino que expresó su acuerdo con Quintanilla, que es quien más se había opuesto a ella.

    Con un poco de retraso

    Nin llegó tarde a todas las citas, cuando sobre el mantel no había más que desperdicios. Al llegar a Moscú a finales de 1921 tenía el carnet de la CNT en el bolsillo; lo tiró a la papelera; se hizo stalinista, y decimos stalinista porque al poco de llegar él, en 1923, comienzan las intrigas de Trotski, pero Nin tampoco se presentó a tiempo a esa cita. Durante toda la batalla contra los trotskistas, Nin es stalinista. Por tanto:

    - miente Bullejos en sus desmemorias cuando dice: Desde los comienzos de la crisis interior del Partido soviético sus simpatías [las de Nin] estaban al lado de Trotski (3).

    - miente el historiador Joan Estruch cuando asegura que al ser designado Bullejos como Secretario General del PCE en 1925, Nin (mucho más capacitado que Bullejos) fue excluido del cargo a causa de sus relaciones con la Oposición trotskista (4).

    - miente la historiadora Anabel Bonsón Aventín cuando nos asegura que desde 1921 (¡nada más llegar a Moscú!), antes de aprender a hablar el ruso, Nin ya estaba próximo a Trotski (¿eran vecinos?) y, por tanto, ya estaba perseguido por Stalin (le persiguió por Moscú pero no le encontró hasta varios años más tarde).

    - miente también Victor Serge en sus desmemorias...

    La respuesta es bien simple y lo reconoció con claridad el propio Nin en abril de 1925: estaba contra Trotski (5).
    La batalla contra el trotskismo acabó en noviembre de 1927. Cuando la oposición trotskista ya había sido depurada de sus cargos, cuando Trotski ya estaba desterrado en Alma Ata, Nin seguía en la dirección de la Internacional Sindical Roja, participó en su IV Congreso (marzo de 1928) y luego en el VI Congreso de la Internacional Comunista (julio-septiembre de 1928).
    Su nueva vuelta de tuerca, como todas las demás, tardó algunos años. Nin se convirtió al trotskismo cuando el trotskismo ya había sido derrotado. En 1930 ya le vemos en los flamantes tinglados internacionales de su jefe Trotski que en España utilizaban las siglas OCE, es decir, Oposición Comunista de España. ¿Por cuánto tiempo? No mucho. Hacia 1932 Nin ya estaba en contra del entrismo en el PCE que preconizaba Trotski. Pero tampoco está con Maurín y su BOC recién formado. Mejor dicho, está y no está; está pero rompe. Está en tierra de nadie o está consigo mismo.
    Crea un tinglado llamado Izquierda Comunista para deshacerlo y volver en 1935 al punto de partida: ICE de Nin más BOC de Maurín igual a POUM.
    Por eso hay que preguntar: ¿qué era Nin?, también hay que preguntar: ¿quién era Nin?, y también: ¿por qué interesa tanto Nin?, y finalmente ¿a quién le interesa tanto Nin?

    Notas:

    (1) La Batalla, 17 de setiembre de 1931.
    (2) El eco de los pasos, Ruedo Ibérico, Barcelona, 1978, pg.432.
    (3) La Comintern en España. Recuerdos de mi vida, México, 1972, pg.60.
    (4) Historia del PCE. 1920-1939, El Viejo Topo, Barcelona, 1978, tomo I, pg.50.
    (5) «Chacun a sa place!», en La Correspondence International, núm. 48, 6 de mayo de 1925; la carta está traducida en Francesc Bonamusa: El Bloc Obrer i Camperol, Curial, Barcelona, 1974, pgs.353-354.
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    Mensaje por pedrocasca Vie Abr 01, 2011 12:30 pm

    Es de agradecer, tovarich Demófilo, que se fijen los términos y se de una opinión basada en la realidad objetiva al respecto de un oportunista como Andreu Nin, que fue buscando su lugar en la política de una manera que raya en el capricho, la más absoluta de las frivolidades y el desprecio por sus correligionarios, traicionando a aquellos que probablemente de buena fe quedaron subyugados por el más que presumible carisma de Nin. Su nunca bien explicada muerte y algún comentario inoportuno y sin sentido por parte del gobierno republicano (rocambolescas alusiones a la Gestapo) sólo consiguieron rodear de una especie de aura de mártir a un traidor que no tuvo, ni él ni el POUM, verdadera importancia en la política española salvo para los habituales revolucionarios de salón adalides de cualquier causa anticomunista.
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    Mensaje por polo Miér Mar 14, 2012 6:27 pm

    ¿Y porqué fue un traidor? ¿Cual es el pacto que traicionó? Todo ese vaiven que tuvo en diversas organizaciones lo único que demuestra es que no estaba a gusto con nada o que no tenía las ideas muy claras. Y eso de hacerle pasar por "entrista" es ridículo, en todo caso sería un "salista". Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión y postura.

    El POUM fue procesado y absuelto. No tenían pruebas de su supuesta alianza con Franco. No pudieron demostrarlo porque era todo una gran mentira. Lo que es una gran verdad es que los miembros del POUM se batieron en las calles barcelonesas y en el frente contra el fascismo. Hechos, no palabras.

    Un artículo de Angel Viñas sobre el asesinato de Nin:

    Alexander Orlov [agente de la NKVD, policía política y de seguridad soviética, antecedente del KGB, durante la Guerra Civil española] fue todo menos trigo limpio, y sus memorias y escritos han de leerse con muchísima cautela. Debió de ser un embustero compulsivo, atento a forjarse para la historia una imagen que no cuadra en absoluto con la realidad. Lo hizo con la salida del oro [del Banco de España hacia Moscú]. No dijo una palabra sobre [la matanza de] Paracuellos. En el asesinato de [Andreu] Nin [Pérez. El Vendrell, 1982-Alcalá de Henares, 1937] rayó en la más auténtica desvergüenza. No dudó en inventarse “cuentos chinos” y ennegrecer el recuerdo de otros. Sin embargo, cuando escribió sus memorias, publicadas por voluntad suya una vez que hubiesen transcurrido 25 años de su fallecimiento, no pudo pensar que algunos de sus secretos, cuidadosamente guardados en los archivos del KGB, terminarían saliendo a la luz, ni que en los archivos españoles pudieran encontrarse documentos que los complementaran.

    Orlov tiende una trampa


    Fue Orlov quien entrevió la posibilidad inmediata de atribuir la culpa esencial a Nin por los “hechos de mayo” [de 1937, en Barcelona, en los que se enfrentaron los comunistas contra anarquistas y trotskistas] ligándolo al descubrimiento y desarticulación de la más importante red de espionaje franquista, que tuvo lugar en abril de 1937, a tenor de lo afirmado en el informe policial español del mes de octubre. (...)

    Correspondió a Orlov diseñar las vías operativas para asestar un golpe al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Por mor de su presunta afiliación con el “traidor” Trotski y por el mero hecho de existir, elPOUM atentaba, en la teoría estalinista, contra los intereses de seguridad de la Unión Soviética. Lo hacía en un teatro de operaciones “caliente” como era el español. La proclamada relación Franco-Nin se superponía, en la escena local republicana, a lo que los rectores de la política soviética divisaban a escala universal. Y, naturalmente, coincidió con la preparación de la fase última del proceso contra los militares “fascistas” o “trotskistas”.

    Orlov ideó una operación que, salvo algún que otro detalle, fue técnicamente brillante (entienda esto el lector en los términos estrictos en que se afirma: el calificativo puede aplicarse a una actuación execrable o positiva y no es óbice para que su contenido pudiera ser criminal), aunque su explotación política ulterior resultara bastante burda. Conviene destacar esta contraposición, que la historiografía no suele abordar. Orlov no era un imbécil. Debía saber que en la URSS, Molotov había solicitado públicamente la adopción de medidas contra los “saboteadores” que procuraban destruir la economía, el ejército y las instituciones. De creer sus poco fiables memorias, en febrero de 1937 se había enterado en París por un primo suyo de que en los archivos rusos se habían encontrado pruebas documentales de que Stalin había trabajado para la policía secreta del zar. Conocer esto era correr peligro de muerte. Desde entonces, afirma, esperaba que de un momento a otro se produjera un golpe de Estado protagonizado por los generales a quienes se había informado de tamaño delito de leso comunismo. Es difícil que Orlov no tuviera orientadas hacia Moscú sus sensibles antenas. También es imposible que pudiera ignorar que el mariscal Tujachevsky fue detenido súbitamente el 22 de mayo. En las redes de la NKVD cayeron los más importantes jefes militares, tras el “descubrimiento” de una “conspiración” contrarrevolucionaria.

    En este clima es imposible que en Moscú no se aceptara la sugerencia de Orlov. Sabía perfectamentecómo avanzaba la investigación sobre la red de espionaje madrileña. Las diligencias las llevaba exclusivamente la Brigada Especial y eran conocidas del entonces subsecretario de Gobernación, Wenceslao Carrillo, del general Miaja y del teniente coronel Rojo, por lo que afectaban a la comunicación al enemigo de secretos militares relacionados con la defensa de Madrid. En cuanto [al teniente coronel Antonio] Ortega asumió la Dirección General de Seguridad (DGS), le informaron inmediatamente de la operación en curso, a tenor de un documento del 1 de junio. No tiene desperdicio. En él figuraron ya todas las piezas que servirían para montar la acción contra Nin.

    El informe policial del 28 de octubre, que contiene tal documento, indica que, en las investigaciones, “la colaboración de los técnicos extranjeros referidos era intensísima, examinándose por los mismos con toda libertad las declaraciones y pruebas, tanto en el domicilio oficial de la Embajada de su país en Madrid, como en el local que ocupaba en aquella época la Brigada Especial, en Castellana, 19, colaboración que se estimaba inapreciable, ya que aparte de orientaciones valiosísimas, ponían a disposición de la policía aparatos fotográficos, ópticos, para la reproducción y examen de documentos, de cuyos elementos podían valerse directamente los funcionarios que llevaban el servicio, sin recurrir a otras dependencias, de la discreción de cuyos funcionarios no podía responderse de modo absoluto,comoya existían algunos precedentes”.

    La cúpula republicana (Negrín, Zugazagoitia, Irujo, Ortega) y algunos de sus predecesores (¿Largo Caballero?, ¿Galarza?, ¿Prieto?) tuvieron que saber de la ayuda prestada por la NKVD. Los técnicos soviéticos facilitaron el descubrimiento de los entresijos de la red de espionaje. Pero, al hacerlo, introdujeron también las alteraciones que convenían a Orlov. Un confidente de la policía, Alberto Castilla Olavarría, participó en la falsificación de los documentos que “demostraban” la existencia de contactos sediciosos entre la organización de espionaje franco-falangista y el POUM, en particular de uno de sus dirigentes. Otro de los hombres clave de Orlov, Juzik, es decir, Grigulevich, contribuyó también de forma inapreciable y escribió de su propia mano el documento “incriminatorio” fundamental.

    Mientras se fabricaban las “pruebas”, los jefes militares soviéticos acusados, juzgados en secreto, fueron ejecutados al día siguiente de darse a conocer el veredicto de culpabilidad. Sólo uno se escapó, suicidándose. Las detenciones de otros jefes y oficiales se multiplicaron rápidamente. Si esto pasaba con lo más granado del Ejército Rojo, nadie en su sano juicio se preocuparía de cómo Orlov llevaba a cabo sus planes en la lejana España. El informe republicano del 28 de octubre, que refleja posteriormente su plasmación, se lee como una novela policiaca. Tras algunos esfuerzos se consiguió revelar un mensaje escrito con tinta simpática dirigido al “generalísimo”. Tenía una parte cifrada. Como no había en Madrid técnicos que pudieran descifrarlo, se llevó en gran secreto a Valencia. Acompañaban a los policías “dos de los técnicos extranjeros”. Informaron a Ortega, recién nombrado, quien ordenó que un experto de la Subsecretaría de Defensa tratase de descifrar dicha parte en su propio despacho. Los soviéticos aconsejaron una visita al gabinete de técnicos en claves del EM, donde “actuaban varios funcionarios de la misma nacionalidad”. Uno de ellos resolvió el problema. El informe continúa: “Ya en posesión del escrito íntegramente descifrado, acudieron el comisario y funcionarios repetidos a la Embajada del país a que pertenecían sus colaboradores, al objeto de redactar nun informe, según había ordenado el director general, pues en la referida Embajada les habían sido ofrecidos incondicionalmente los elementos precisos para ello, ofrecimiento aceptado, entre otras razones de orden afectivo, por reunir aquel lugar las condiciones de discreción y reserva indispensables en asunto de tal envergadura”.

    Una de las preguntas, para la que no tenemos respuesta, es si antes de que se nombrara a Ortega, la DGS hubiese actuado de tal suerte. En cualquier caso, fue en la Embajada, o dependencia de la NKVD, que tanto da, donde otro técnico aconsejó un nuevo examen. Aceptada su sugerencia, apareció un pequeño error. En los esfuerzos previos no se había logrado descifrar el contacto de los espías franquistas. Resultó, el lector no se sorprenderá, que obedecía a un nombre que empezaba por ‘N’ (una comodidad, cortesía de Orlov, porque cabría pensar que en el mundo real, y no de la ficción que creaba la NKVD, se hubiera utilizado algún seudónimo). En consecuencia, se redactó el informe del 1 de junio dirigido al director general de Seguridad y al ministro de la Gobernación. Fue en este momento, cabe sospechar, cuando Zugazagoitia debió tener noticia de la extensión de la conspiración y, con independencia de lo que pensara, de la participación en su descubrimiento de los “servicios especiales” soviéticos.

    La reacción inmediata provino del director general de Seguridad. Ortega ordenó que se trasladaran de Madrid, adonde ya habían regresado, los funcionarios que llevaban el caso. En Valencia recibirían instrucciones. Se les dio una carta para el teniente coronel Burillo, jefe superior de Policía de Barcelona, y también comunista. Decía así: “Querido camarada: tengo el honor de presentarle a los funcionarios de la plantilla de Madrid comisario Fernando Valentí y agente de tercera Jacinto Rosell, quienes llevan a ésa una misión delicadísima en la que le ruego les dé toda clase de facilidades. En el caso de que precisaran utilizar gran contingente de fuerzas, antes de denegárselas consultará usted conmigo. Un abrazo de su amigo y camarada”.

    Terminada la misión, debían informar a Ortega de todas las actuaciones que hubieran llevado a cabo. Burillo ya había iniciado la redada. Nin fue detenido el 16 de junio sin ninguna dificultad, en parte porque había despreciado todas las advertencias que la CNT y algún uniformado le habían hecho llegar. De ser cierto, sería tal vez un indicio de que la operación no se blindó totalmente. Pero fue rápida. Dado que Orlov había presentado la idea a sus superiores en Moscú el 23 de mayo, antes de la llegada de Ortega a la DGS, y que su traducción a la práctica conllevaba dificultades considerables de manipulación y de encubrimiento, no puede decirse que el nexo NKVD-Brigada Especial no funcionase con fluidez. En menos de un mes, la operación se llevó totalmente a cabo.

    Interrogatorio y muerte

    Nin fue interrogado el 18 de junio de madrugada; dos veces, el 19, y una última vez, el 21 de junio. Según el informe policial del 28 de septiembre, fue Rosell el responsable. No hay mención de la presencia de “técnicos extranjeros”, pero sería altamente inverosímil que no hubiesen asistido. La Brigada Especial, se recordó por escrito, quería imprimir la máxima celeridad para acortar en lo posible el tiempo que Nin permaneciera fuera de la prevención oficial.

    Ahora bien, el preso negó de forma enérgica las acusaciones. Desde el primer momento, Nin señaló que “esto es una maquinación urdida por enemigos políticos, que muy bien pudiera ser el PC”. Sobre la participación del POUM en los “hechos de Barcelona”, afirmó que “como consideraban justa la reacción de la clase trabajadora, se solidarizaron con ella con el fin de darle objetivos concretos y limitados”. Hasta el final, Nin repitió que “nada tiene que ver con el asunto de espionaje que se le imputa”. (...)

    [El historiador Vasili] Nikandrov afirma que la decisión de asesinar a Nin se tomó después de los interrogatorios, ya que, en un principio, Orlov no la había previsto. La República, claro está, no era la Unión Soviética. Es posible que Orlov pensara que si Nin seguía con vida, tras negarse a firmar su culpabilidad, la actividad de la NKVD se vería comprometida. Su liquidación física permitía presentar su desaparición como una huida ayudada por sus “compinches fascistas”. Otra alternativa es que quizá Nin quedó tan maltrecho, que su asesinato era la única salida. Existen discusiones sobre la fecha en que tuvo lugar. Según algunos autores, fue hacia mediados de julio. De los documentos conservados en la Causa General y en AFPI se deduce, sin embargo, que el asesinato se produjo mucho antes.

    Dos de los vigilantes del chalet (Juan Bautista Carmona Delgado y Santiago González Fernández) declararon que el intento de “liberación” ocurrió en la noche del 22 de junio. Las afirmaciones fueron concordantes. Entre las nueve y media y las diez de la noche, dijo González, se presentó en medio de una tormenta un grupo de unos diez individuos armados de fusiles y otros dos con uniformes de capitán y teniente, carentes de emblemas. El segundo era rubio y con marcado aspecto extranjero. Presentaron documentos firmados por Miaja y el comisario general en los que se ordenaba la entrega del detenido. Los “asaltantes” dominaron al guardián rápidamente, tras un forcejeo, y le encerraron nen una habitación, a la que también llevaron a Carmona. Ambos oyeron cómo el “capitán” se dirigía a Nin llamándole “camarada”, y se lo llevaban en un coche que partió velozmente. Pudieron cortar sus ligaduras y avisaron a la Brigada. Varios agentes de la misma acudieron con toda. Registraron el chalet y, ¡bondad de las bondades!, encontraron fuera de él una cartera que probablemente se le había caído a uno de los agresores. Contenía, ¡suerte de las suertes!, documentación a nombre de un alemán y escrita en este idioma, insignias fascistas, billetes de banco franquistas y fotografías de personas con uniformes extranjeros. Más o menos lo que Orlov dijo a Negrín.

    No es, pues, necesario ser demasiado imaginativo para pensar que al político catalán le asesinaron con toda probabilidad la noche del 22 de junio. Fijar la fecha es muy importante. Ese mismo día, la prensa dio a conocer que entre los detenidos en conexión con la red de espionaje figuraban personalidades del POUM, entre ellas, Nin. El 24 de junio se anunció que la policía había dado por terminados sus trabajos acerca de los implicados en el POUM por tal delito.


    Angel Viñas, 22 de abril de 2007.





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    Mensaje por gazte Miér Mar 14, 2012 7:01 pm

    cuando y como salio Nin del PCE?
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    Mensaje por polo Miér Mar 14, 2012 9:44 pm


    Más sobre el agente soviético "Orlov" y el caso Nin:

    Lev Feldbin ("Alexander Orlov" ([2]), "Svied", "Lyova") fue el máximo responsable de la NKVD (la policía política estalinista) en España durante la Guerra Civil. Orlov planificó el complot para involucrar al POUM en actividades de espionaje franquista, mediante la elaboración de pruebas falsas. El objetivo final era la ilegalización y eliminación física y política de los calificados por el PSUC como "trosquistas-fascistas del POUM" por sus críticas al estalinismo y los procesos de Moscú.

    En todo momento, junto al complot de la policía, absolutamente controlada por los estalinistas, que se habían infiltrado y copado los cargos de mayor responsabilidad, existió una colaboración intelectual y una campaña de la prensa del PCE-PSUC, que consistía en presentar a los militantes del POUM como espías al servicio de Franco, como fascistas infiltrados en el campo antifascista. Existió, pues, una división del trabajo y una complicidad entre los altos cargos del Partido y los ministros estalinistas en el Gobierno, que difamaban en la prensa, mítines y declaraciones, a plena luz del día, y el pequeño núcleo de agentes de la NKVD, que detenían, secuestraban, torturaban y finalmente asesinaban, en la sombra. La enorme presión de la diplomacia soviética sobre el gobierno republicano, utilizando el chantaje de la ayuda militar rusa, amén de la complicidad del gobierno Negrín y de la policía, controlada por los estalinistas, hizo que en muchos momentos las fronteras entre la legalidad e ilegalidad en la detención de Andrés Nin, secretario político del POUM, fueran absolutamente difusas y permeables.

    El 23 de mayo de 1937 Alexander Orlov detallaba, en un informe a Moscú, cómo había decidido implicar a la dirección del POUM aprovechando la instrucción del caso de Falange Española: "Hemos redactado el documento anexo que revela la colaboración del POUM con Falange Española, con Franco y con Alemania". Y añadía: "Cifraremos el contenido de este documento con el código secreto de Franco y escribiremos en tinta simpática, al dorso del plano que señala la situación de nuestras defensas en la Casa de Campo", con el objetivo de poner en evidencia el contacto directo de sus dirigentes con Franco "para impulsar al Gobierno a adoptar una serie de medidas contra los trotskistas y desacreditar al POUM".

    En una reunión de Orlov con "La Pasionaria" y Checa, en ausencia de José Díaz y Jesús Hernández, se acordó ordenar al coronel Ortega, director general de Seguridad, y a Ricardo Burillo, jefe de policía de Barcelona, ambos estalinistas, la detención de Nin, sin el conocimiento de ninguna autoridad republicana ([3]).

    El engranaje diseñado por Orlov se puso en marcha el 16 de junio de 1937, algo más de un mes después de las Jornadas de Mayo de Barcelona, con la detención de Nin y del resto del CE del POUM, y la persecución política de todos los militantes de ese partido.

    Orlov, acompañado de los agentes de la Brigada Especial, Jacinto Rosell y Fernando Valentí ([4]), y de José Escoy ("Juzik") ([5]), un agente soviético de origen brasileño, trasladaron a Nin a Valencia, y luego a Alcalá de Henares, en el coche del gobernador civil de Madrid. En la prisión de Alcalá, auténtica fortaleza armada de las tropas estalinistas, Nin se resistió a reconocer las acusaciones de traición y espionaje. Ante el temor al rescate del personaje por las autoridades republicanas se decidió, siguiendo una idea de Vittorio Vidali ([6]), simular el secuestro de Nin por agentes de la Gestapo. De este modo Nin pasó de la prisión de Alcalá a la checa estalinista del chalet propiedad de la pareja formada por Constancia de la Mora Maura (encargada de la censura de la prensa extranjera) e Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro (general de aviación), dos estalinistas de origen aristócrata con importantes cargos en el gobierno republicano. Allí Nin fue torturado psíquica y físicamente. Ante la resistencia de Nin a implicar a su partido en actos de traición y espionaje, como deseaban sus torturadores, éstos decidieron eliminarlo, ya que el cuerpo maltrecho de Nin hubiera supuesto el fracaso de la operación y la acusación irrefutable contra sus torturadores. Orlov, "Juzik", "Pedro", Víctor (el chofer de "Pedro"), y tres agentes españoles (L., A.F., I.M.) ([7]), sacaron "a pasear" a Nin en automóvil. A mitad de la carretera de Alcalá de Henares a Perales de Tajuña, en pleno campo, a unos quinientos metros de la carretera lo asesinaron y enterraron, según consta en una nota del propio Orlov, dirigida a Moscú con fecha del 24 de julio de 1937, conservada en los archivos de la KGB.

    El 23 de junio de 1937 se publicaba en la Gaceta de la República el decreto de creación de los Tribunales de Espionaje y Alta Traición, que gracias a su carácter retroactivo se aplicaron para procesar al Comité Ejecutivo del POUM.

    Negrín, presidente del gobierno, estaba preocupado por las repercusiones internacionales del carácter ilegal de la represión contra el POUM (no contra la represión en sí), y ante la amenaza de dimisión del ministro de Gobernación Zugazagoitia y del ministro de Justicia Irujo, consintió, tras dos tormentosas sesiones del consejo de ministros, en la destitución del coronel Ortega, que pareció contentar a todos, ya que nadie estaba realmente interesado en llevar hasta el final las investigaciones sobre la desaparición de Nin, puesto que poseían suficientes pruebas ([8]) de la intervención de la NKVD y el protagonismo de Orlov, pero eran conscientes del conflicto que se crearía con la Unión Soviética si se descubría la verdad.

    Agustín Guillamón. Del cuaderno número 33 de Balance.

    [1] Cfr. "Operació Nikolai. L'assassinat d'Andreu Nin". Dirección: Dolors Genovés; realización Ricard Belis; guión e investigación: Llibert Ferri y Dolors Genovés. TV3 - Televisió de Catalunya, emitido el 5 de noviembre de 1992.

    [2] Su nombre auténtico era Lev Feldbin. El equipo de investigación de TV3 tuvo acceso a los archivos del KGB, que guarda seis expedientes de asesinatos de Orlov. Uno de ellos era el de Nin. El archivero del KGB no quiso dar información alguna sobre los nombres de las víctimas de los otros cinco archivos. Así pues, sólo cabe especular, con mayor o menor acierto, sobre los nombres que encabezan esos archivos hoy, de nuevo inasequibles: ¿Erwin Wolf, Hans David Freund, Kurt Landau, Buenaventura Durruti, Camilo Berneri...?

    [3]HERNÁNDEZ, Jesús: Yo fui ministro de Stalin. G. del Toro, Madrid, 1974.

    ZUGAZAGOITIA, Julián: Guerra y vicisitudes de los españoles. Tusquets, Barcelona, 2001.

    [4]Existe un informe de los agentes policiales que intervinieron en la detención de Nin, escrito con la indudable intención de protegerse e inculpar de su secuestro y asesinato a los que son citados como "técnicos de determinada Nación amiga especializados en esta clase de servicios", o bien "la colaboración de los repetidos técnicos fue cada vez más intensa, hasta llegarse a una compenetración en los servicios". Cfr. "Informe sobre la actuación de la policía en el servicio que permitió el descubrimiento en los meses de abril, mayo y junio de la organización de espionaje de cuyas derivaciones surgieron las detenciones y diligencias instruidas contra miembros destacados del POUM. (Madrid, 28 de octubre de 1937)".

    [5]"Escoy", "Juzik" o "Iousik" fue enviado por Moscú a España para dirigir personalmente la "Operación Nikolai". Era el cerebro de la operación y tenía bajo sus órdenes a Orlov y "Pedro". Según me precisó generosamente Pierre Broué, en su amable carta de noviembre 2001, "Iousik" era un seudónimo de un destacado agente de la NKVD llamado Grigulevicius (Iossif Romualdovitch), que además de participar en el asesinato de Nin, intervino en el primer ataque contra Trotsky, y en los primeros trabajos de preparación del asesinato de Trotsky. Lo llamaban "Felipe" o el "judío francés". Pierre Broué me remitía además al diccionario de HEIFETZ, L.S.: Latinskaia Amerika v orbite Kominterna (Opyt biografitcheskogo slovari). Moscou, 2000. Instituo America Latina, p. 266.

    [6]Conocido como "Carlos Contreras". Ejerció importantes cargos en el comisariado del Ejército republicano.

    [7]Los nombres completos fueron tachados por el archivero de la KGB, que dejó sólo las iniciales.

    [8]"Gabriel Morón [socialista moderado sustituto del coronel Ortega] se destapó un día, diciendo al ministro de Gobernación: "Ya que el presidente [Negrín] está empeñado en conocer la verdad podéis decirle que la verdad es ésta, el secuestro de Andrés Nin ha sido planeado por el italiano Codovila, el comandante Carlos, Togliatti y los directivos del partido comunista, entre ellos, Pepe Díaz. La orden de atormentarlo ha sido dada por Orlov y todos ellos han obrado conforme al gran interés que Stalin tenía en la desaparición del secretario y confidente del creador del Ejército Rojo. Dile esto a Negrín y si quiere que los detenga, los meto en la cárcel mañana mismo." El ministro quedó perplejo. Naturalmente, teniendo en cuenta el alcance político que podían tener estas detenciones, se abstuvo de emitir juicio alguno. Sin duda se lo debió comunicar inmediatamente al doctor [Negrín] y no se volvió a hablar de responsabilidades por el secuestro o asesinato de Nin. Ahí quedó todo." VIDARTE, Juan-Simeón: Todos fuimos culpables. Testimonio de un socialista español. Grijalbo, Barcelona, 1977, pp. 732-733. [En junio de 1937 Vidarte era subsecretario de Gobernación].

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    Mensaje por Muntz Vie Mar 16, 2012 3:00 am

    Conclusión.....

    A Nin le hacemos arzobispo....

    y ya esta Laughing
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    Mensaje por Yeremenko Vie Mar 16, 2012 3:06 am

    Nin fue un capullo, así de claro.

    Pedrocasca escribió:

    Es de agradecer, tovarich Demófilo, que se fijen los términos y se de una opinión basada en la realidad objetiva al respecto de un oportunista como Andreu Nin, que fue buscando su lugar en la política de una manera que raya en el capricho, la más absoluta de las frivolidades y el desprecio por sus correligionarios, traicionando a aquellos que probablemente de buena fe quedaron subyugados por el más que presumible carisma de Nin. Su nunca bien explicada muerte y algún comentario inoportuno y sin sentido por parte del gobierno republicano (rocambolescas alusiones a la Gestapo) sólo consiguieron rodear de una especie de aura de mártir a un traidor que no tuvo, ni él ni el POUM, verdadera importancia en la política española salvo para los habituales revolucionarios de salón adalides de cualquier causa anticomunista.


    Y le doy un 10.
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    Mensaje por Soviet_Merton Vie Mar 16, 2012 3:17 am

    Menudo personajillo el nin hahaha me ha encantado la parte de "se hace trotskista tras la caida del trotskismo"
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    Mensaje por gazte Vie Mar 16, 2012 1:45 pm

    Nin fue un oportunista, como Maurin, y fue otro tonto util que colaboro con la reestauracion del poder burgues en cataluña. eso no quita que el contenido del articulo sea una manipulacion estupida que no dice nada, y que las acusaciones de "fascismo" al POUM sean estupideces aun mas grandes basadas en mentiras directamente.

    no se me ha respondido, pregunto porque no lo se, cuando y por que se expulsa a nin del PCE?

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