Vota PCPE, la fuerza del pueblo trabajador
1- La situación de los trabajadores se deteriora a marchas forzadas: el desempleo alcanza a cinco millones (1 de cada 5), bajan los salarios, las pensiones y las indemnizaciones por despido, las jornadas laborales se prolongan bajo el miedo de perder el empleo, se retrasa la edad de la jubilación, crecen los precios, se dispara el número de desahucios y la pobreza, privatizan empresas y servicios públicos,… y nos amenazan con mucho más en cuanto pasen la próximas elecciones.
2- Los grandes capitalistas, banqueros, industriales y comerciales, y sus portavoces pretenden engañarnos con la mentira de que estos sacrificios son por nuestro bien, de que pronto volveremos a mejorar y que este sistema es el mejor de los posibles, a pesar de sus crisis. Pero, en realidad, nos están robando para que sus beneficios sigan creciendo después de la catástrofe financiera que provocaron. Lo están consiguiendo gracias al dinero que los Estados les regalaron a costa de endeudarse por muchos años y, ahora, no conformes con que les bajen los impuestos, hacen negocio con la deuda pública, chantajeándonos con los tipos de interés para que aceptemos nuevos sacrificios. Sus intereses egoístas se disfrazan de ciencia económica, a través del FMI y del Banco Mundial, y de representatividad democrática, a través de la Unión Europea y de los parlamentos nacionales.
3- Lo cierto es que el capitalismo está agonizando. Se ha mantenido artificialmente a través de mecanismos financieros, sobre todo para vencer a su verdadero enemigo: la clase obrera consciente, el comunismo. Pero las sucesivas burbujas han reventado y la tasa de ganancia no puede mantenerse si no es, a corto plazo, reduciendo drásticamente la renta de los trabajadores, y, a más largo plazo, provocando una destrucción ingente –sobre todo mediante la guerra- que reduzca la escala de la producción. En efecto, incluso el capitalismo imperialista, basado en gigantescos monopolios, ya no puede hacer funcionar una economía tan desarrollada y socializada como la actual y se ha convertido en un peligro extremo para la supervivencia de la especie humana y de la vida en el planeta.
4- Cuanto más débiles son los países, más mortíferas son las agresiones del imperialismo. Han invadido, devastado y esclavizado a Yugoslavia, Irak y Afganistán, pretenden conseguirlo en Libia y amenazan con lo mismo a todos los que no acepten someterse (Irán, Siria, RPD de Corea, Cuba, Venezuela, ... y hasta China). Los demás están condenados al saqueo de sus riquezas y a la hambruna de su población. Sólo podremos resistir y vencer a la bestia moribunda si los pueblos nos unimos en un frente mundial anti-imperialista, dirigido por la clase obrera y orientado hacia la revolución socialista. Debemos cambiar el criterio de la ganancia capitalista de unos pocos magnates por el de la satisfacción de las necesidades de la mayoría trabajadora. Para eso, la propiedad privada sobre los medios de producción debe dar paso a la propiedad social de los mismos. Y esto, que es el contenido económico de la revolución socialista, exige que la clase obrera arranque el poder político de manos de la burguesía y lo ejerza con firmeza hasta hacer imposible el retorno a la explotación de unos seres humanos por otros.
5- En España, hemos empezado a construir este frente obrero y popular durante la Huelga General del pasado 29 de Septiembre. Éste es el único camino válido para derrotar las agresiones de los “mercados”, es decir, de los monopolios capitalistas, de sus políticos (PSOE, PP y nacionalistas) y de sus propagandistas (canales de televisión, radio, prensa, etc.). Pero, una vez más, los dirigentes de los grandes sindicatos y de la izquierda parlamentaria traicionaron a la clase obrera que les había dado su confianza para representarla. Las cúpulas de UGT y CCOO pactaron el “pensionazo” con el gobierno y la patronal, en vez de hacerles frente hasta doblegarlos. La absurda pretensión de aplacar a los “mercados” sólo ha conseguido desmoralizar y desmovilizar a los trabajadores, lo que propiciará nuevos ataques contra la población y también contra las organizaciones sindicales, dada la situación desesperada del capitalismo. Izquierda Unida y el PCE se mostraron disgustados por el pacto social, pero no han hecho un esfuerzo real por cambiar la orientación del movimiento obrero hacia la confrontación de clases. No lo han hecho, porque sus dirigentes comparten con los líderes sindicales la misma ideología reformista y colaboracionista que emana de la Confederación Europea de Sindicatos y del Partido de la Izquierda Europea.
6- Como marxistas-leninistas, nosotros partimos del análisis de la actual sociedad española y de su superestructura política. El capitalismo es el modo de producción único en España y ha alcanzado ya su estadio imperialista, razón por la cual, nos fijamos por objetivo inmediato la revolución socialista proletaria. A diferencia de los reformistas, consideramos imposible realizar las medidas que supone dicha revolución de una manera gradual y sin ruptura. Siendo el aparato del Estado la fuerza concentrada de la burguesía, por más que aparente ser democrático para todos y estar por encima de las clases sociales en liza, no puede servir de instrumento para la realización de aquellas medidas y debe ser destruido por los trabajadores en el curso de la revolución. Las instituciones parlamentarias, incluidas las regionales y municipales, son instrumentos de la dictadura de la burguesía. Y las elecciones por medio de las cuales se constituyen sirven fundamentalmente para escoger a los representantes de la clase capitalista que van a organizar la explotación y la opresión del pueblo durante los siguientes cuatro años. Los comunistas destacamos, como parte de nuestra crítica al capitalismo en general, la denuncia de su Estado y de sus instituciones representativas. Y, en consecuencia, aspiramos a su derrocamiento y sustitución por un nuevo Estado formado por el pueblo organizado en torno a la clase obrera.
7- Dicho esto, reconocemos que el actual nivel de conciencia, de organización y de combatividad del proletariado no permite pasar inmediatamente a realizar esta revolución política. Es necesario que la propaganda y la agitación revolucionarias vayan acompañadas por la participación de los comunistas en la lucha por objetivos parciales e intermedios a través de los cuales los obreros puedan hacer su propia experiencia que les conduzca a comprender y asumir la necesidad del socialismo. Concretamente, mientras que la mayoría de los trabajadores asalariados hoy imbuidos de ilusiones democrático-burguesas no comprenda la necesidad de sustituir el actual parlamentarismo burgués por una democracia real para el proletariado y los demás trabajadores, basada en comunas, soviets, etc., es necesario que los comunistas intervengamos en las elecciones y en las instituciones representativas burguesas con nuestra propaganda revolucionaria y defendiendo medidas programáticas que acerquen a la población al socialismo.
8- Cuando el desarrollo de la lucha de clases lo permita, los comunistas promoveremos candidaturas amplias, de unidad popular, basadas en un programa antioligárquico, antiimperialista y republicano, en las que conservaremos nuestra independencia para luchar por la única solución verdadera: el socialismo. Por ahora, esta alianza no es factible porque, en la izquierda, predomina la mentalidad pequeñoburguesa. En lo político, dicha mentalidad se traduce en aspirar únicamente a reformas o, en el mejor de los casos, a una “ruptura democrática”, relegando para después la lucha por la revolución socialista. Sin embargo, es muy probable que esta “ruptura democrática” sólo pueda conseguirse como subproducto de la lucha de la clase obrera por el socialismo: mientras la burguesía no se enfrente a una revolución socialista en ascenso, difícilmente consentirá ningún cambio democrático significativo, ninguna república democrática. En lo organizativo, la mentalidad pequeñoburguesa es la culpable de la dispersión y del sectarismo que atenazan a la izquierda. Sólo la clase obrera puede dar cohesión y fuerza al pueblo, como se demostró, sin ir más lejos, en la Huelga General del 29S. Lo prioritario es pues construir una organización proletaria consciente, marxista-leninista, que eche raíces entre los obreros y, para eso, hay que valerse de todos los medios y oportunidades que se presenten, incluidas las elecciones burguesas.
9- Concurrir como comunistas a las elecciones no significa que lo hagamos directamente con un programa basado en nuestros objetivos finales, ni que nos dirijamos únicamente a quienes los compartan. La experiencia histórica de los partidos comunistas nos dice que, en muchas ocasiones, se han presentado en solitario y su programa electoral ha consistido en reivindicaciones inmediatas que preparan el camino para la lucha por los objetivos principales. Para las elecciones municipales y autonómicas del próximo 22 de mayo, los comunistas debemos promover un programa que consista en medidas económicas y políticas que responden a las necesidades de los trabajadores: control obrero sobre las empresas, nacionalización de la banca y empresas estratégicas, planificación económica orientada al mercado interior, oposición a las privatizaciones, suspensión de los desahucios a personas sin recursos, uso social del parque de viviendas en poder de los bancos, expropiación del suelo en poder de los grandes propietarios, fomento de las cooperativas, laicidad, república, derecho a la autodeterminación de las nacionalidades, reducción del impacto ambiental, antiimperialismo, salida de España de la OTAN y de la UE, repatriación de las tropas destacadas a Afganistán, Libia, etc. Ciertamente, algunas de estas medidas no son competencia municipal o regional, pero ésta es otra traba burocrática más que la burguesía opone a la soberanía popular y que los comunistas debemos denunciar, pues utilizamos las elecciones e instituciones burguesas no con fines de gestión sino como tribuna de agitación revolucionaria. Además, defendemos una organización estatal basada en el centralismo democrático, y esto supone que cada municipio o región tenga pleno derecho a participar en la decisión de cualquier asunto que le afecte.
10- Habría sido conveniente esforzarse por formar candidaturas de unidad comunista para destacar entre la vanguardia obrera la importancia del Partido Comunista y de la unidad marxista-leninista de sus organizaciones hoy dispersas. Dicho esto, reconocemos que este esfuerzo sólo habría tenido eficacia agitativa, ya que las tácticas electorales de las organizaciones comunistas divergen: el PCE(m-l) lo subordina todo a la consecución de una república; otros se centran en el apoyo a la izquierda abertzale; están los que defienden la abstención o el boicot; los hay que piden el voto para Izquierda Unida; etc.
11- El Partido Comunista de los Pueblos de España es la organización marxista-leninista de nuestro país que aúna, en mayor medida, fuerza organizativa y coherencia revolucionaria, constituyéndose además en parte orgánica del movimiento comunista internacional mayoritario (el que mejor ha resistido al oportunismo de derecha y de “izquierda”). Asimismo, está tendiendo puentes hacia las demás organizaciones comunistas para avanzar hacia la unidad. El PCPE es la opción que mejor representa las necesidades políticas de los trabajadores en este momento. Por eso, hemos apoyado su candidatura a las pasadas elecciones europeas. Y, de la misma manera, vamos a apoyar sus candidaturas a las próximas elecciones municipales y autonómicas, y le vamos a ofrecer nuestra modesta contribución práctica durante la campaña. Los resultados electorales del PCPE son todavía escasos, pero los comunistas y los revolucionarios debemos ser conscientes de que es mucho más útil votar al PCPE que a opciones como Izquierda Unida, cuyo reformismo pequeñoburgués siempre acaba traicionando al pueblo en beneficio de la socialdemocracia y de la oligarquía. Nos costará tiempo y muchos esfuerzos reconstruir un fuerte Partido Comunista unificado sobre la base del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario, pero sólo con él los trabajadores podremos liberarnos de la esclavitud capitalista. Y esta causa bien merece nuestro apoyo y nuestro voto.
¡Abajo la oligarquía financiera y el capitalismo!
¡Hacia la república y el socialismo!
¡Por la reconstitución del Partido Comunista!
¡Viva la unidad de los comunistas!
1- La situación de los trabajadores se deteriora a marchas forzadas: el desempleo alcanza a cinco millones (1 de cada 5), bajan los salarios, las pensiones y las indemnizaciones por despido, las jornadas laborales se prolongan bajo el miedo de perder el empleo, se retrasa la edad de la jubilación, crecen los precios, se dispara el número de desahucios y la pobreza, privatizan empresas y servicios públicos,… y nos amenazan con mucho más en cuanto pasen la próximas elecciones.
2- Los grandes capitalistas, banqueros, industriales y comerciales, y sus portavoces pretenden engañarnos con la mentira de que estos sacrificios son por nuestro bien, de que pronto volveremos a mejorar y que este sistema es el mejor de los posibles, a pesar de sus crisis. Pero, en realidad, nos están robando para que sus beneficios sigan creciendo después de la catástrofe financiera que provocaron. Lo están consiguiendo gracias al dinero que los Estados les regalaron a costa de endeudarse por muchos años y, ahora, no conformes con que les bajen los impuestos, hacen negocio con la deuda pública, chantajeándonos con los tipos de interés para que aceptemos nuevos sacrificios. Sus intereses egoístas se disfrazan de ciencia económica, a través del FMI y del Banco Mundial, y de representatividad democrática, a través de la Unión Europea y de los parlamentos nacionales.
3- Lo cierto es que el capitalismo está agonizando. Se ha mantenido artificialmente a través de mecanismos financieros, sobre todo para vencer a su verdadero enemigo: la clase obrera consciente, el comunismo. Pero las sucesivas burbujas han reventado y la tasa de ganancia no puede mantenerse si no es, a corto plazo, reduciendo drásticamente la renta de los trabajadores, y, a más largo plazo, provocando una destrucción ingente –sobre todo mediante la guerra- que reduzca la escala de la producción. En efecto, incluso el capitalismo imperialista, basado en gigantescos monopolios, ya no puede hacer funcionar una economía tan desarrollada y socializada como la actual y se ha convertido en un peligro extremo para la supervivencia de la especie humana y de la vida en el planeta.
4- Cuanto más débiles son los países, más mortíferas son las agresiones del imperialismo. Han invadido, devastado y esclavizado a Yugoslavia, Irak y Afganistán, pretenden conseguirlo en Libia y amenazan con lo mismo a todos los que no acepten someterse (Irán, Siria, RPD de Corea, Cuba, Venezuela, ... y hasta China). Los demás están condenados al saqueo de sus riquezas y a la hambruna de su población. Sólo podremos resistir y vencer a la bestia moribunda si los pueblos nos unimos en un frente mundial anti-imperialista, dirigido por la clase obrera y orientado hacia la revolución socialista. Debemos cambiar el criterio de la ganancia capitalista de unos pocos magnates por el de la satisfacción de las necesidades de la mayoría trabajadora. Para eso, la propiedad privada sobre los medios de producción debe dar paso a la propiedad social de los mismos. Y esto, que es el contenido económico de la revolución socialista, exige que la clase obrera arranque el poder político de manos de la burguesía y lo ejerza con firmeza hasta hacer imposible el retorno a la explotación de unos seres humanos por otros.
5- En España, hemos empezado a construir este frente obrero y popular durante la Huelga General del pasado 29 de Septiembre. Éste es el único camino válido para derrotar las agresiones de los “mercados”, es decir, de los monopolios capitalistas, de sus políticos (PSOE, PP y nacionalistas) y de sus propagandistas (canales de televisión, radio, prensa, etc.). Pero, una vez más, los dirigentes de los grandes sindicatos y de la izquierda parlamentaria traicionaron a la clase obrera que les había dado su confianza para representarla. Las cúpulas de UGT y CCOO pactaron el “pensionazo” con el gobierno y la patronal, en vez de hacerles frente hasta doblegarlos. La absurda pretensión de aplacar a los “mercados” sólo ha conseguido desmoralizar y desmovilizar a los trabajadores, lo que propiciará nuevos ataques contra la población y también contra las organizaciones sindicales, dada la situación desesperada del capitalismo. Izquierda Unida y el PCE se mostraron disgustados por el pacto social, pero no han hecho un esfuerzo real por cambiar la orientación del movimiento obrero hacia la confrontación de clases. No lo han hecho, porque sus dirigentes comparten con los líderes sindicales la misma ideología reformista y colaboracionista que emana de la Confederación Europea de Sindicatos y del Partido de la Izquierda Europea.
6- Como marxistas-leninistas, nosotros partimos del análisis de la actual sociedad española y de su superestructura política. El capitalismo es el modo de producción único en España y ha alcanzado ya su estadio imperialista, razón por la cual, nos fijamos por objetivo inmediato la revolución socialista proletaria. A diferencia de los reformistas, consideramos imposible realizar las medidas que supone dicha revolución de una manera gradual y sin ruptura. Siendo el aparato del Estado la fuerza concentrada de la burguesía, por más que aparente ser democrático para todos y estar por encima de las clases sociales en liza, no puede servir de instrumento para la realización de aquellas medidas y debe ser destruido por los trabajadores en el curso de la revolución. Las instituciones parlamentarias, incluidas las regionales y municipales, son instrumentos de la dictadura de la burguesía. Y las elecciones por medio de las cuales se constituyen sirven fundamentalmente para escoger a los representantes de la clase capitalista que van a organizar la explotación y la opresión del pueblo durante los siguientes cuatro años. Los comunistas destacamos, como parte de nuestra crítica al capitalismo en general, la denuncia de su Estado y de sus instituciones representativas. Y, en consecuencia, aspiramos a su derrocamiento y sustitución por un nuevo Estado formado por el pueblo organizado en torno a la clase obrera.
7- Dicho esto, reconocemos que el actual nivel de conciencia, de organización y de combatividad del proletariado no permite pasar inmediatamente a realizar esta revolución política. Es necesario que la propaganda y la agitación revolucionarias vayan acompañadas por la participación de los comunistas en la lucha por objetivos parciales e intermedios a través de los cuales los obreros puedan hacer su propia experiencia que les conduzca a comprender y asumir la necesidad del socialismo. Concretamente, mientras que la mayoría de los trabajadores asalariados hoy imbuidos de ilusiones democrático-burguesas no comprenda la necesidad de sustituir el actual parlamentarismo burgués por una democracia real para el proletariado y los demás trabajadores, basada en comunas, soviets, etc., es necesario que los comunistas intervengamos en las elecciones y en las instituciones representativas burguesas con nuestra propaganda revolucionaria y defendiendo medidas programáticas que acerquen a la población al socialismo.
8- Cuando el desarrollo de la lucha de clases lo permita, los comunistas promoveremos candidaturas amplias, de unidad popular, basadas en un programa antioligárquico, antiimperialista y republicano, en las que conservaremos nuestra independencia para luchar por la única solución verdadera: el socialismo. Por ahora, esta alianza no es factible porque, en la izquierda, predomina la mentalidad pequeñoburguesa. En lo político, dicha mentalidad se traduce en aspirar únicamente a reformas o, en el mejor de los casos, a una “ruptura democrática”, relegando para después la lucha por la revolución socialista. Sin embargo, es muy probable que esta “ruptura democrática” sólo pueda conseguirse como subproducto de la lucha de la clase obrera por el socialismo: mientras la burguesía no se enfrente a una revolución socialista en ascenso, difícilmente consentirá ningún cambio democrático significativo, ninguna república democrática. En lo organizativo, la mentalidad pequeñoburguesa es la culpable de la dispersión y del sectarismo que atenazan a la izquierda. Sólo la clase obrera puede dar cohesión y fuerza al pueblo, como se demostró, sin ir más lejos, en la Huelga General del 29S. Lo prioritario es pues construir una organización proletaria consciente, marxista-leninista, que eche raíces entre los obreros y, para eso, hay que valerse de todos los medios y oportunidades que se presenten, incluidas las elecciones burguesas.
9- Concurrir como comunistas a las elecciones no significa que lo hagamos directamente con un programa basado en nuestros objetivos finales, ni que nos dirijamos únicamente a quienes los compartan. La experiencia histórica de los partidos comunistas nos dice que, en muchas ocasiones, se han presentado en solitario y su programa electoral ha consistido en reivindicaciones inmediatas que preparan el camino para la lucha por los objetivos principales. Para las elecciones municipales y autonómicas del próximo 22 de mayo, los comunistas debemos promover un programa que consista en medidas económicas y políticas que responden a las necesidades de los trabajadores: control obrero sobre las empresas, nacionalización de la banca y empresas estratégicas, planificación económica orientada al mercado interior, oposición a las privatizaciones, suspensión de los desahucios a personas sin recursos, uso social del parque de viviendas en poder de los bancos, expropiación del suelo en poder de los grandes propietarios, fomento de las cooperativas, laicidad, república, derecho a la autodeterminación de las nacionalidades, reducción del impacto ambiental, antiimperialismo, salida de España de la OTAN y de la UE, repatriación de las tropas destacadas a Afganistán, Libia, etc. Ciertamente, algunas de estas medidas no son competencia municipal o regional, pero ésta es otra traba burocrática más que la burguesía opone a la soberanía popular y que los comunistas debemos denunciar, pues utilizamos las elecciones e instituciones burguesas no con fines de gestión sino como tribuna de agitación revolucionaria. Además, defendemos una organización estatal basada en el centralismo democrático, y esto supone que cada municipio o región tenga pleno derecho a participar en la decisión de cualquier asunto que le afecte.
10- Habría sido conveniente esforzarse por formar candidaturas de unidad comunista para destacar entre la vanguardia obrera la importancia del Partido Comunista y de la unidad marxista-leninista de sus organizaciones hoy dispersas. Dicho esto, reconocemos que este esfuerzo sólo habría tenido eficacia agitativa, ya que las tácticas electorales de las organizaciones comunistas divergen: el PCE(m-l) lo subordina todo a la consecución de una república; otros se centran en el apoyo a la izquierda abertzale; están los que defienden la abstención o el boicot; los hay que piden el voto para Izquierda Unida; etc.
11- El Partido Comunista de los Pueblos de España es la organización marxista-leninista de nuestro país que aúna, en mayor medida, fuerza organizativa y coherencia revolucionaria, constituyéndose además en parte orgánica del movimiento comunista internacional mayoritario (el que mejor ha resistido al oportunismo de derecha y de “izquierda”). Asimismo, está tendiendo puentes hacia las demás organizaciones comunistas para avanzar hacia la unidad. El PCPE es la opción que mejor representa las necesidades políticas de los trabajadores en este momento. Por eso, hemos apoyado su candidatura a las pasadas elecciones europeas. Y, de la misma manera, vamos a apoyar sus candidaturas a las próximas elecciones municipales y autonómicas, y le vamos a ofrecer nuestra modesta contribución práctica durante la campaña. Los resultados electorales del PCPE son todavía escasos, pero los comunistas y los revolucionarios debemos ser conscientes de que es mucho más útil votar al PCPE que a opciones como Izquierda Unida, cuyo reformismo pequeñoburgués siempre acaba traicionando al pueblo en beneficio de la socialdemocracia y de la oligarquía. Nos costará tiempo y muchos esfuerzos reconstruir un fuerte Partido Comunista unificado sobre la base del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario, pero sólo con él los trabajadores podremos liberarnos de la esclavitud capitalista. Y esta causa bien merece nuestro apoyo y nuestro voto.
¡Abajo la oligarquía financiera y el capitalismo!
¡Hacia la república y el socialismo!
¡Por la reconstitución del Partido Comunista!
¡Viva la unidad de los comunistas!