Saludos camarada:
Permíteme tomar con sano humor tus percepción camarada... es que casi siempre pasa que cuando se plantean posiciones de la izquierda comunista, los calificativos desde el stalinismo y el maoísmo son invariablemente "trotskusta" o "anarquista", con todo respeto, es como decir que si yo reconociera aquí digamos a Salvador Dalí, eso me convierte en SURREALISTA, repito, no lo tomes a mal, es que es invariablemente una constante, así que estoy acostumbrado, sin rencores jejeje.
La Izquierda Comunista está constituída por todos los grupos que se reivindican de las Fracciones de izquierda que se fueron separando en los años 1920-30 de la Tercera internacional (la Komintern, disuelta por Stalin) en su proceso de degeneración, siendo las más importantes las Izquierdas alemana, holandesa e italiana, teniendo como representantes teóricos a Rosa Luxemburgo, Otto Ruhle, Anton Pannekoek,Sylvia Pankhurst, Amadeo Bordiga, Herman Gorter, Karl Korsch, Onorato Damen, Paul Mattick, Guy Debord entre otros... pero por supuesto NO ESTÁ TROTSKY.
Igualmente la Izquierda Comunista se reivindica de la Liga de los Comunistas, la AIT, y las fracciones de izquierda de la Segunda Internacional.
Por ende no soy trotskista porque el trotskysmo defiende las trampas burguesas del sindicalismo, el patriotismo, la democracia y los llamados "Estados Obreros" de Europa Oriental, Asia y Cuba, en tanto la Izquierda Comunista les identifica claramente como los venenos ideológicos y políticos más peligrosos que tuvo que enfrentar el proletariado en el Siglo XX.
Y bueno, saltamos ahora al mito de la Revolución Cubana, y uso el término mito en su acepción original de "cuento" o "ficción" porque ha sido uno de los más efectivos instrumentos de la burguesía para hacerle creer al proletariado que el mejor de los mundos posibles es el capitalismo y es que ningún trabajador dejaría de tener reservas sobre el comunismo si se le dice que Cuba es un país "comunista".
Pero pasemos al banquillo de los acusados a la famosa revolución cubana y sus mitos más brillantes:
a) La revolución cubana es desde el inicio "anti-yankee". FALSO: En sus memorias, Earl E. T. Smith pretendió hacer ver que cuando fue designado Embajador en Cuba ya existían en el Departamento de Estado funcionarios subalternos que, manteniendo desinformados a sus superiores, conspiraban para lograr el derrocamiento de Batista y el ascenso de la Revolución al poder, por una directriz de la CIA. La administración de Eisenhower facilitó a Castro un abastecimiento clandestino por mar y tierra desde Estados Unidos y Costa Rica. El contacto de la CIA con Fidel Castro y su guerrilla fue Carlos Prío, lo que fue reafirmado por la ex-KGB tras la implosión de la URSS.
El "NEW YORK TIMES" (el vocero del Depto de Estado de los EEUU ) , publicó una entrevista que a Herbert Matthews le había concedido Fidel en plena sierra, presentándolo como un adalid de la democracia “redentor de los oprimidos” . A continuación de este montaje , la Columbia Broadcasting System (CBS) difundió una filmación de Sierra Maestra en la cual Castro aparece como devoto de la Virgen del Cobre. EEUU prohibió la venta de armas al gobierno de Batista , inluso las ya pagas y se impidió que otros paises le vendieran.
El 31 de Diciembre de 1958 el Depto de Estado le ordenó a Smith que notificara a Batista que EEUU considerado su mandato TERMINADO.
El 7 de enero de 1959, el gobierno de Eisenhower reconoció al gobierno de Castro.
b) La revolución cubana fue desde el inicio una revolución socialista. FALSO: En conferencia de prensa en Washington, el 15 de abril de 1959, Castro afirma : “La revolución es más verde que las palmas... yo sé que ustedes están inquietos porque piensan que somos comunistas, pero les digo claramente, no somos comunistas... en Cuba no hay amenazas comunistas”. En Abril de 1959, en entrevista con el periodista Ignacio Rasco, CASTRO AFIRMA TAJANTE "No soy comunista por tres razones, y te lo digo para tu tranquilidad espiritual. Primero, porque el comunismo es la dictadura de una sola clase y yo he luchado toda mi vida contra las dictaduras y no voy a caer en una dictadura del proletariado. La segunda razón, porque el comunismo significa odio y luchas de clases y yo estoy en contra completamente de esa filosofía. Y la tercera porque el comunismo lucha contra Dios y la Iglesia".
El 15 de Julio de 1959 Eisenhower declaró abiertamente en televisión “las acusaciones de infiltracion comunista en el gobierno de Cuba, NO son fáciles de probar”.
Castro se echa en brazos de Jruschov cuando no encuentra apoyo económico ni político en los Estados Unidos, de ahí su tramposa frase "Somos Marxistas Leninistas", y aún después de este evento se establece una diplomacia secreta entre Cuba y Estados Unidos siendo Guevara el encargado de amarrar acuerdos económicos y militares con los Estados Unidos que nunca llegaron a buen término. William Attwood, el representante de la misión de Estados Unidos en la ONU bajo la administración Kennedy registra estos contactos:
"Ya que no pretendemos derribar el régimen de Castro por la fuerza militar, ¿hay algo que podamos hacer para promover los intereses estadounidenses sin que se nos acuse de contemporizar?
Según diplomáticos neutrales y otros con los que he hablado en las Naciones Unidas y Guinea, existen motivos para creer que a Castro no le agrada su actual dependencia del bloque soviético; que no le agrada ser en realidad un satélite; que el embargo comercial lo daña, aunque no lo suficiente como para hacer peligrar su posición; y que le gustaría tener algún contacto oficial con Estados Unidos y haría mucho por obtener una normalización de las relaciones con nosotros, (...).
Todo esto puede no ser cierto, pero parecería que tenemos algo que ganar y nada que perder averiguando si en realidad Castro desea hablar y qué concesiones estaría dispuesto a hacer…"
Ojo que esta cita no es de ningún gusano de MIami o de un troskista rabioso, está sacado de un libro cubano: Piero Gleijeses, en: Misiones en Conflicto. La Habana, Washington y África 1959-1976, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004, pp. 42-43.
Una de las ironías más crueles en el mito cubano es que dos de las frases más célebres de sus protagonistas principales fueron plagiadas a Hitler.
"La historia me absolverá" es el cierre del Mein Kampf y "El hombre nuevo" también se encuentra en la delirante obra del cabo austríaco "hay que transformar a todo alemán y hacer de él un tipo nuevo de hombre" o como dijo Borges, refiriéndose al nazismo "El nazismo, intrínsecamente, es un hecho moral, un despojarse del viejo hombre, que está viciado, para vestir el nuevo."
A Carriles y a Posada nunca los he conceptuado de esa manera, eso me parece un sofisma producto de un mal entendido cuando menos, son parte de una guerra entre las burguesías cubana y estadounidense donde los únicos que han salido perdiendo son los trabajadores cubanos que tienen que padecer las carencias del embargo impuesto por Estados Unidos y trabajar para sostener la dictadura burocrático-militar del castrismo.
Guevara no fue nunca un marxista en estricto sentido, quizás sabía menos de materialismo histórico que de táctica militar (de la cual sabía menos y ahí está la teoría foquista para probarlo). Guevara defendió los principios burgueses del patriotismo que antes había planteado Bolívar y basta leer a Marx para saber su análisis sobre este caudillo criollo, el cual evidencia la naturaleza retrógrada de sus sucesores guevaristas y hoy chavistas.
El Manifiesto Comunista lo dice muy claro "LOS PROLETARIOS NO TIENEN PATRIA" esta es la base del internacionalismo proletario y una de los principios más férreamente defendidos por todos los marxistas y revolucionarios desde Marx, la defensa de la Patria es la defensa de los burgueses nacionales, de los capitales locales, es decir, defender a Cuba, a Vietnam, a China, como lo planteaba Guevara no es internacionalismo, sino defender a las pandillas que gobernaban y gobiernan en esos países. La Nación es un invento burgués producto de la necesidad del mercado a ampliarse, cada burguesía debe asegurarse un coto de productores/consumidores sobre los cuales ejercer un monopolio. La patria grande de Guevara y de Chávez son la patria grande de los dueños de los medios de producción.
En un ataque de histeria patriotera en el que el slogan castrista de "Patria o muerte" cobra su sentido más siniestro, los dirigentes cubanos están dispuestos a sacrificar a su pueblo (ellos dirán que es el pueblo que está listo para el sacrificio) en el altar de la guerra atómica. En ese delirio perverso, Guevara está, evidentemente, en primera fila. Escribe: «Tienen razón [los países de la OEA de tener miedo de la ‘subversión cubana'], pues es el ejemplo de un pueblo dispuesto a inmolarse bajo las armas atómicas para que sus cenizas sirvan de cemento a las nuevas sociedades y que, cuando se concluyó un acuerdo sobre la retirada de los misiles sin que se le hubiera consultado, no deja escapar un suspiro de alivio, no acoge la tregua con reconocimiento. Se echa a la calle para [...] afirmar [...] su decisión de luchar, incluso él solo, contra todos los peligros y contra la propia amenaza atómica del imperialismo yanqui». Ese "héroe" ha decidido que el pueblo cubano estaba dispuesto a inmolarse por la patria ... así, la base de la "decepción", de la crítica respecto a la URSS no fue la pérdida de la fe en las virtudes del "comunismo soviético" (o sea, el capitalismo estalinista), sino, al contrario, la decepción viene de que ese sistema no iba hasta el final de su lógica guerrera de enfrentamiento, no tenía "los huevos" de ir hasta el paroxismo caliente de la "guerra fría".
La visión de Guevara de la clase trabajadora es la visión que contiene ese desprecio del intelectual pequeñoburgués hacia "la masa proletaria" a la que se mira desde arriba, a la que hay que "educar" para que acabe entendiendo lo grandioso de la revolución y sus ventajas. «Este ente multifacético [la masa], escribe con condescendencia Guevara, no (...) actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.» (...) «Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya» (El socialismo y el hombre en Cuba, 1965).
El voluntarismo de Guevara expresado plenamente en su teoría del foco guerrillero es lo más antimarxista que puede haber. Guevara consideraba como un motor de la revolución al odio, no se trata de la conciencia sino del odio: «El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta y selectiva máquina de matar». Más allá de esta escalofriante imagen, es de por sí evidente que esa visión es completamente ajena al proletariado y al marxismo. El odio al zarismo, por ejemplo, y que bien ganado se lo tenía, no hubiese producido jamás tan formidable revolución como la de 1917 en Rusia. El odio nunca ha sido ni será un fundamento de la revolución comunista, jamás será la base de la organización masiva y conciente del proletariado. Una nueva sociedad será el producto de una comprensión científica de la lucha de clase, del capitalismo y de la necesidad material del comunismo. El odio es enemigo de la conciencia.
El «Che», conciente o inconscientemente, asumió el papel de reclutador de carne de cañón para alimentar las pugnas imperialistas entre la URSS y los USA. Para muestra basta este botón: «Las armas no pueden ser mercancías en nuestros mundos, deben entregarse sin costo alguno y en las cantidades necesaria y posibles a los pueblos que las demanden, para disparar contra el enemigo común. Este es el espíritu con que la URSS y la república Popular de China nos han brindado su ayuda militar».
A la consigna nacionalista y reaccionaria del «Che» de «¡Patria o muerte!» los comunistas debemos oponer el grito de guerra de «¡Revolución mundial o barbarie capitalista!».