Estimadas compañeras y estimados compañeros
Situémonos por un momento en el contexto nuestroamericano y podremos tener otra perspectiva del habla del Presidente Chávez. Ángel Rosenblat por ejemplo, hace un buen análisis del discurso de manera genérica en su obra "El castellano de España y el castellano de América" y "Estudios sobre el habla de Venezuela: buenas y malas palabras". Nuestra realidad política es parte de nuestra realidad social, influenciada por muchos años de exclusión. A pesar de los "discursos encendidos" del Presidente Chávez, se invierte en educación más del 7% del producto interno bruto (PIB), mucho más que en cualquiera de los períodos pseudodemocráticos que lo antecedieron. Se ha superado la meta del milenio en materia educativa mucho antes de lo establecido temporalmente como meta. Un pueblo ignorante es víctima de su propia destrucción, decía Simón Bolívar. Y la Revolución Bolivariana ha tomado como bandera esta premisa.
En algún lugar de este mismo foro he visto citada la discografía del cantor del pueblo Alí Primera, quien en una de sus canciones decía: ..."que aunque diga groserías el pueblo tiene derecho"... y más adelante comentaba que..."no hay peor mala palabra que está misma sociedas. Que la mayor grosería la dice esta sociedad". Esa misma "sociedad civil" que se abroga el derecho de dirigir los destinos de todo un pueblo porque pertenecen a la clase social tecnocrática. Ahora el pueblo organizado, estudioso, no por obligación sino por convicción, toma las riendas de las políticas de Estado. Además, apoyado por el gobierno revolucionario que sanciona leyes para estructurar el poder popular de manera técnico-científica y amparados jurídicamente. La recientemente sancionada Ley Orgánica de los Consejos Comunales dan un salto estructural a las políticas de inversión.
Y soy académico, científico, pero convencido que la mejor ciencia es la que se hace en la vida cotidiana. Uno de los desarrollos tecnológicos de mayor envergadura lo constituye, por ejemplo, la elaboración de una torta de casabe. Sin embargo, lo único que nos predicaron por mucho tiempo es que era un baile para tejer una cinta alrededor de un palo. ¡Pobres ignorantes! Creyeron que ocultándonos ese adelanto científico y tecnológico de nuestros aborígenes americanos podían dominarnos con sus espejitos.
Compañeros y compañeras, sigamos avanzando en esta discusión y sólo les pido que me tengan un poco de paciencia, pero las letras me salen solas, pues he visto cómo el capitalismo salvaje y las políticas neoliberales intentan arrebatarnos lo que a través del socialismo queremos construir. No soportan que la distribución de nuestra riqueza esté en manos de todos. Quieren que diga permaneciendo en mano de pocos.
Mis respetos a todos y todas.
Edgar Gil
Situémonos por un momento en el contexto nuestroamericano y podremos tener otra perspectiva del habla del Presidente Chávez. Ángel Rosenblat por ejemplo, hace un buen análisis del discurso de manera genérica en su obra "El castellano de España y el castellano de América" y "Estudios sobre el habla de Venezuela: buenas y malas palabras". Nuestra realidad política es parte de nuestra realidad social, influenciada por muchos años de exclusión. A pesar de los "discursos encendidos" del Presidente Chávez, se invierte en educación más del 7% del producto interno bruto (PIB), mucho más que en cualquiera de los períodos pseudodemocráticos que lo antecedieron. Se ha superado la meta del milenio en materia educativa mucho antes de lo establecido temporalmente como meta. Un pueblo ignorante es víctima de su propia destrucción, decía Simón Bolívar. Y la Revolución Bolivariana ha tomado como bandera esta premisa.
En algún lugar de este mismo foro he visto citada la discografía del cantor del pueblo Alí Primera, quien en una de sus canciones decía: ..."que aunque diga groserías el pueblo tiene derecho"... y más adelante comentaba que..."no hay peor mala palabra que está misma sociedas. Que la mayor grosería la dice esta sociedad". Esa misma "sociedad civil" que se abroga el derecho de dirigir los destinos de todo un pueblo porque pertenecen a la clase social tecnocrática. Ahora el pueblo organizado, estudioso, no por obligación sino por convicción, toma las riendas de las políticas de Estado. Además, apoyado por el gobierno revolucionario que sanciona leyes para estructurar el poder popular de manera técnico-científica y amparados jurídicamente. La recientemente sancionada Ley Orgánica de los Consejos Comunales dan un salto estructural a las políticas de inversión.
Y soy académico, científico, pero convencido que la mejor ciencia es la que se hace en la vida cotidiana. Uno de los desarrollos tecnológicos de mayor envergadura lo constituye, por ejemplo, la elaboración de una torta de casabe. Sin embargo, lo único que nos predicaron por mucho tiempo es que era un baile para tejer una cinta alrededor de un palo. ¡Pobres ignorantes! Creyeron que ocultándonos ese adelanto científico y tecnológico de nuestros aborígenes americanos podían dominarnos con sus espejitos.
Compañeros y compañeras, sigamos avanzando en esta discusión y sólo les pido que me tengan un poco de paciencia, pero las letras me salen solas, pues he visto cómo el capitalismo salvaje y las políticas neoliberales intentan arrebatarnos lo que a través del socialismo queremos construir. No soportan que la distribución de nuestra riqueza esté en manos de todos. Quieren que diga permaneciendo en mano de pocos.
Mis respetos a todos y todas.
Edgar Gil