por Razion Lun Nov 14, 2011 1:30 pm
Gente, no quiero desviar la discusión que se está dando, pero voy a pegar un análisis aquí realizado por Alcira Argumedo, dado que me parece que es el hilo correspondiente. Es interesante más allá de las diferencias que pueda tener con Proyecto Sur.
MEMORIAS AFECTADAS
Por Alcira Argumedo, diputada nacional de Proyecto Sur
El triunfo en las elecciones del 23 de octubre ha desatado un cúmulo de interpretaciones que hablan de una etapa superadora del peronismo. Estaríamos presenciando un corte histórico en las tradiciones nacional-populares de la Argentina, cuya dimensión marca el inicio de un período diferente: si bien parte de la matriz del peronismo, lleva consigo la transformación hegemónica de la subjetividad y la cultura (Ernesto Laclau) Otros mencionan una reforma intelectual y moral iniciada en 2003 (Horacio González) en el sentido de Antonio Gramsci; del surgimiento de un mito capaz de convocar multitudes en la figura de Néstor Kirchner (Aliverti) -a quien Sergio Schoklender y Guillermo Moreno proclamaron el desaparecido 30.0001- como mentor de este acontecimiento histórico. Lo cual reafirma una vez más la vocación refundacional del oficialismo: las historias recién comienzan cuando ellos llegan. El kirchnerismo impulsa una batalla cultural caracterizada por las versiones -el relato- acerca del accionar político de los protagonistas y del carácter de la fuerza que encabeza Cristina Kirchner. Pero estos apologistas estarían afectados en sus memorias, en tanto olvidan mencionar aspectos relevantes de los sucesos ocurridos en fechas no tan lejanas. Horacio Verbitsky es otro de sus entusiastas voceros y llama la atención la capacidad de ocultamiento y distorsión de las historias exhibida en los últimos tiempos. Su artículo “Comparaciones odiosas” (Página12, 30/10/2011) es un ejemplo.
Si nos remitimos a Jauretche, estamos en presencia de una peculiar política de la historia; la peculiaridad reside en que no se trata de una reinterpretación de los hechos históricos como fundamento y base de legitimidad de las políticas del presente, sino de una manipulación de las trayectorias y de las posiciones asumidas por los actores principales de este momento supuestamente refundacional. En realidad, el gran corte histórico sufrido por el peronismo fue el surgimiento del pejotismo, resultante de la degradación del gobierno de Isabel Perón y del genocidio de la dictadura militar: un símbolo es el asesinato de Julio Troxler que, junto a la muerte, la cárcel o el exilio interior y exterior de miles de cuadros militantes en la Resistencia, permitieron el fortalecimiento de los aparatos más retrógrados del PJ y el movimiento sindical. La vocación de estos aparatos es obtener y conservar poder -en general como fuente de enriquecimientos personales o de grupo- sin importar las orientaciones doctrinarias que los unifican en pos de la disputa por el poder. Baste comprobar el entusiasmo con el que se vertebraron alrededor del proyecto neoliberal de Carlos Menem a comienzos de los noventa, que asimismo fuera considerado refundacional: eran las épocas del fin de la historia, del único camino y la globalización, de los posmodernos o posmarxistas. En 1992, el gobernador Néstor Kirchner y su esposa recibían a quien había decretado el indulto a las Juntas Militares: “Aquí está el pueblo de Santa Cruz acompañando este proceso de cambio que la Argentina necesita”. En 1995, la reelección con el 50% de los votos fue acompañada por todos con desbordante emoción, aunque a poco de andar se produjeran rupturas. Ocho años después, las mismas personas con nombres y apellidos, propugnan otro proyecto refundacional: el inicio de una etapa superadora que sería el espejo invertido del anterior, aunque lo integre el propio Carlos Menem recién absuelto; ese inocente corderito de Dios. A pesar del tiempo transcurrido, la impecable medida de reformar la Corte Suprema no será continuada por la reforma de un Poder Judicial prostituido; la opción fue manejar a los jueces mediante las presiones ejercidas desde el Consejo de la Magistratura.
En el artículo mencionado, Verbitsky condena a “los históricos socios sindicales del poder económico, cómplices de las privatizaciones del menemismo” cuyo objetivo es desplazar de la conducción de la CGT “a Hugo Moyano, que las resistió entonces junto a la CTA”; pero omite señalar que no solamente ellos fueron cómplices. Registros de la época muestran que la privatización de YPF en 1992 llegó a considerarse “un acto de soberanía”; tan acto de soberanía que en 2007 la misma persona prorrogó por cuarenta años más -y diez antes de que vencieran las concesiones- las reservas de Cerro Dragón a favor de la Pan American Energy. Tampoco esos sindicalistas son los únicos socios del poder económico de las corporaciones: entre otras, Barrick Gold, Minera La Alumbrera, Repsol o British Petroleum, mantienen estrechos vínculos con el oficialismo y reciben jugosas prebendas: exenciones impositivas, bajas regalías, subsidios que garantizan rentas extraordinarias o pago de compromisos a mera declaración jurada, sin ningún control público. Las duras críticas de este periodista al desguace del patrimonio nacional se van moderando y olvida responsabilidades. Porque sin duda lo que la transformación hegemónica sí ha superado, es el Artículo 40 de la Constitución de 1949.
Otra faceta es la epopeya del desendeudamiento y la magnitud de la quita que habría obtenido Argentina. Un cuadro elaborado por Verbistky demuestra que esa quita es la mayor en las últimas décadas entre 18 países; solamente superada por Irak gracias a la acción de Estados Unidos, que en esos momentos estaba masacrando iraquíes para cobrarla con creces en petróleo. Sin embargo, las cifras son otras: a la fecha del canje en 2005, la deuda total argentina era de 191.200 millones de dólares y se renegociaron 82.000 millones; de estos fueron rescatados 62.000 millones (el resto está en manos de “fondos buitres”) y al haberse emitido bonos en canje por 35.000 millones, la diferencia entre las dos últimas cifras -el monto de la quita- es de 27.000 millones de dólares. Sobre una deuda total de 191.200 millones, la quita sería del 15% y no de ese 76.8% de Verbitsky. Por entonces la deuda quedó en 164.000 millones de dólares y hasta marzo del 2011 se pagaron unos 50.000 millones más: en el mismo período creció a 184.500 millones. Tal vez la epopeya se confunda con el caso de Ecuador: la auditoria realizada por Rafael Correa en el 2009 le permitió obtener una quita del 67.7% sobre la deuda total; porque cuando los bancos supieron que estaban registrados todos sus desfalcos, aceptaron recibir el 30% de esa deuda total. La política de “honrar la deuda” -pagar al Club de París e ignorar el dictamen del Juez Ballestero- evoca nuevamente a Jauretche: la Zoncera Nº 31 se refiere a los dichos del presidente Nicolás Avellaneda “Pagaré ahorrando sobre el hambre y la sed de los argentinos”. Pareciera que la reforma intelectual y moral también arrasó con Don Arturo.
No obstante, saludamos que un sector kirchnerista -entre ellos Verbitsky- se preocupe por la depredación de la minería a cielo abierto y la destrucción de montes nativos, despojando a pueblos originarios para ampliar la frontera agrícola. Según la crónica del encuentro (Página12, 25/10/2011), se afirmó: “el gobierno nacional debe tener una política muy firme en ese sentido”, aunque reconociendo que “todo va a ser motivo de conflicto” por las diferencias existentes dentro del gobierno. He aquí un punto clave: la composición real del kirchnerismo en las provincias, en las intendencias del conurbano bonaerense, en los grupos de negocios amigos y en el gobierno nacional (ver Bonasso, El Mal). Lo cual remite al tema de los nombres y apellidos que protagonizaran con distintos roles ambas experiencias refundacionales: un registro detallado y completo de esos nombres, permite relativizar el entusiasmo ante la presencia de un movimiento que impondría un hito en la historia de las tradiciones populares de América Latina.
noviembre 2011