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    Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)

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    Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)  Empty Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)

    Mensaje por NG Dom Jun 02, 2013 10:07 pm

    Enver Hoxha
    ALGUNOS JUICIOS SOBRE EL DISCURSO «DECÁLOGO» DE MAO ZEDONG
    Martes, 28 de diciembre de 1976


    Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)  Hoxha

    INTRODUCCIÓN DEL EDITOR

    El extracto que hemos traducido es un capítulo que pertenece al II tomo del compendio «Reflexiones sobre China, Extractos del diario político» escrito por el albanés Enver Hoxha, muchos de estos textos se pueden encontrar en las obras escogidas de dicho autor; la información que plasma en estas anotaciones sobre China se pueden consultar fácilmente en los documentos del PCCh tanto oficiales como no oficiales así como en las obras escogidas de Mao Zedong como es el caso del documento en discordia a analizar en este documento: el informe «Sobre las diez grandes relaciones».

    Existen dos corrientes que ponen en duda el juicio marxista-leninista de Enver Hoxha sobre el revisionismo de Mao Zedong, ya sean maoístas o simpatizantes de la figura de Mao encandilados con el falso mito de un Mao Zedong marxista-leninista. Generalmente la primera corriente presupone que el informe es falso, pero deben saber que tanto este texto a juzgar como muchos otros de Mao Zedong no fueron publicados en vida del autor, ya que como hemos explicado siempre, sus obras escogidas fueron lanzadas en vida de Mao hasta el tomo IV que ocupaba hasta el año 1949, por lo tanto este informe que se encuadraría en el tomo V publicado en 1977 no tiene nada de falso sino que simplemente no se había publicado por primera vez hasta 1976, pocos meses después de su muerte, del mismo modo dicho discurso fue recogido por varios medios, y aun siendo este informe apócrifo (que no lo es), el contenido revisionista del mismo caló de igual modo en los otros escritos de Mao Zedong.

    La otra corriente se empecina en afirmar que Enver Hoxha «criticó excesivamente» sin venir a cuento a Mao Zedong tras su muerte, para empezar esta gente jamás se ha detenido a analizar si las críticas son correctas o no, sino que basa la defensa de Mao en que fueron criticas posteriores a su muerte, a estas personas que pertenecen a la segunda corriente que comentamos, y que basan la defensa de Mao en una cuestión de fechas, les recomendamos primero examinar quién fue el primero en «hablar mal de los muertos», ya que ese fue Mao sobre Stalin como demuestran sus obras oficiales y no oficiales, y segundo invitamos a que repasen las mismas obras pero esta vez del albanés para «descubrir» que Enver Hoxha siempre criticó a Mao Zedong como hemos demostrado una y otra vez en documentos anteriores, pero insistimos, repasen las obras escogidas de cada uno, no nos metemos ni siquiera en cuestiones de documentos no reconocidos y no oficiales, sino en los conocidos para desmontar ese mito que ya hemos derribado en anteriores entregas. En cualquier caso…, el objetivo análisis del albanés se base en el materialismo-dialéctico como es preciso…

    Este documento consta, como los anteriores documentos editados, de varias anotaciones al final de la lectura, para así amenizar y ayudar a comprender ciertos temas en los que puede que el lector no esté al día o simplemente para recalcar lo ya explicado y demostrado en otros documentos. Hemos aligerado las anotaciones pues finalmente superaban al texto en cuestión, perdonen si les parecen de igual modo excesivas.


    ¡¡¡ EL MAOÍSMO ES AL SOCIALISMO, LO QUE LA PEQUEÑA BURGUESÍA ES A LA REVOLUCIÓN PROLETARIA !!!



    NG
    Pedro José Madrigal Reyes

    Links de descaga:


    Descarga y lectura online AQUÍ

    http://es.scribd.com/doc/145217155/Algunos-juicios-sobre-el-discurso-«Decalogo»-de-Mao-Zedong-Enver-Hoxha


    ó

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    https://mega.co.nz/#!DY5jXJzD!QoV7Ay0FZ5MUvkefNCumbmeXzYJG5e14cUKKbC1Udf4
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    Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)  Empty Re: Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)

    Mensaje por NG Lun Jun 03, 2013 8:08 am

    Esta semana, los revisionistas chinos encabezados por el grupo de Hua Kuo-feng que tomó el poder en China mediante un golpe de estado militar, publicaron un documento de Mao Zedong, un discurso de diez puntos llamado («Sobre Diez Grandes Relaciones») que él mismo entregó en la reunión ampliada de Buró Político del Comité Central en abril de 1956.

    Este documento fue escrito antes del VIIIº Congreso del Partido Comunista de China [1], en el cual Liu Shao-chi tendría el deber de presentar el informe principal. El informe tenía un contenido claramente revisionista [2]. Los que estábamos presentes en el congreso, estuvimos asombrados ya que nos preguntábamos como este informe podía ser presentado y encima sin saber explicar cómo no fue condenado más tarde cuando el propio Liu Shao-chi fuera liquidado. En este informe al VIIIº Congreso, los problemas fueron tratados según las ideas de Mao Zedong, y es por eso que aún después de la Revolución Cultural fue considerado correcto. Los diez puntos del discurso del «decálogo» de Mao, forman parte de su estrategia ecléctica no marxista, y la perspectiva mundial que tenía lo confirma.

    Estos diez puntos de Mao fueron escritos y propuestos después del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde el renegado de revisionista de Jruschov atacó el marxismo-leninismo difamando y lanzando al fango a la figura de Stalin. En este documento Mao toma la iniciativa en esto mismo, coordinándose con los jruschovistas en dichos ataques como hizo de hecho. Jruschov había informado a Mao de sus ideas revisionistas y sobre las acciones que él debía emprender. Y Mao estuvo de acuerdo con Jruschov, esto se demuestra cuando él lo declaró públicamente en la Reunión de Moscú de 1957, donde él elogió a Jruschov mientras atacaba a Stalin, aprobando además la liquidación por parte de Jruschov del grupo «antipartido de Molotov» [3]. Fue de este modo como Mao ayudó a Jruschov. Estaba de acuerdo con la línea del XXº Congreso y contra Stalin [4]. El VIIº Congreso del Partido Comunista de China estaba en la misma melodía que la de los jruschovistas, porque los dos «compinches» tenían las mismas ideas. Naturalmente, Jruschov hizo promesas a Mao que obviamente no mantuvo, y sólo lo engañó hasta que él pudiera solucionar sus dificultades.

    El objetivo de Mao no era ayudar a Jruschov, sino que intentaba de cualquier modo que China se hiciera el líder principal del mundo comunista pensando que Mao sustituiría a Stalin, quien ellos pensaron haber enterrado. Mao actuó rápidamente para tomar la hegemonía, o eso creyó.

    Jruschov por su parte quiso traer a Mao Zedong bajo su misma línea y bajo su dirección, mientras tanto, sin embargo, el Partido de Trabajo de Albania intervino defendiendo el marxismo-leninismo y al Partido Comunista de China. El fuego de la polémica fue encendido en Bucarest y el Partido de Trabajo de Albania lo respondió con una «andanada de fuego de ametralladora» en la Reunión de los 81 Partidos en Moscú. Mao en esos momentos decisivos quería apagar dicho fuego, y en consecuencia con su pensamiento se opuso a la polémica [5]. Él quiso reuniones, quiso acuerdos típicos de la socialdemocracia, porque él mismo era un socialdemócrata, un oportunista, un revisionista. Pero Mao no podía extinguir el fuego o la polémica, y en vista de esto, de que él era incapaz de establecer su hegemonía, cambió su apoyo. Notamos en Mao una «mejoría» en las posturas contra los revisionistas soviéticos, y aquí él apareció estar en el acuerdo con nosotros que luchábamos contra el revisionismo jruschovista coherentemente. Pero aún en este tiempo él tenía las esperanzas de acercamiento con los revisionistas jruschovistas. Los esfuerzos que hicieron los chinos en este sentido hasta el final se encontraron con nuestra oposición.

    Cuando Jruschov cayó, las esperanzas de Mao se reanimaron. Él envió a Chou En-lai a Moscú, el cual nos dijo a nosotros que deberíamos ir también. Pero rechazamos esa invitación. Esto fue todo un fiasco para Mao Zedong. Entonces, a la estrategia de la lucha sobre dos frentes él la rechazó y viró hacia los Estados Unidos de América. Las reuniones frecuentes entre los chinos y los embajadores americanos en Varsovia fueron preparando la visita de Kissinger a China, y después de aquella visita, también la de Nixon.

    La Revolución Cultural fracasó. Esta revolución fue detenida a mitad de camino, o mejor dicho, reforzó la posición personal de Mao Zedong [6]. Los elementos izquierdistas «fueron liquidados con un solo golpe» por las personas derechistas encabezadas por Hua Kuo-feng. Así, la línea de revisionista de Mao triunfó, y ahora este «decálogo», que es beneficioso para los intereses de los derechistas sale a la luz. En este «decálogo» no hay ninguna mención a la revolución mundial, la dictadura del proletariado, la lucha de clases, o la necesaria ayuda para los pueblos que quieren la libertad y luchan para liberarse.

    Este documento es una reflexión de las ideas de revisionistas de Mao sobre la coexistencia pacífica con los Estados Unidos de América, aunque esto no sea mencionado en ningún momento. He echado un vistazo sobre este documento pero debe ser analizado a fondo.

    Nada debería sorprendernos con respecto a los zigzags de antimarxismo, pragmatismo, liberalismo, métodos putchistas, de Mao Zedong, Chou En-lai, Teng Xiaoping, Hua Kuo-feng y demás revisionistas chinos. Estas ideas suyas son viejas, sobre todo desde los años cincuenta, ellos se han entrelazado con el idealismo y el misticismo, y han dado un color rojo al abrigo que los hace parecer marxista-leninistas.

    Uno de los objetivos esenciales de este «decálogo» de Mao es trazar la línea de demarcación entre él y Stalin, entre la construcción socialista en la Unión Soviética y la ideología que guía la construcción del socialismo en China. En otras palabras, Mao Zedong opone la teoría marxista con sus propias ideas del «Pensamiento Mao Zedong», que es como ahora los chinos lo llaman, demandando que ellos tienen «fundamentalmente las mismas teorías del marxismo-leninismo», aunque en realidad estas ideas sean la oposición al marxismo-leninismo.

    Lenin previó la actividad de antimarxistas como Mao, los maoístas y otros cuando en 1913, con su trabajo «El Destino Histórico de la Doctrina de Karl Marx» advirtió:

    «El triunfó de la dialéctica en la historia era tal que el triunfo teórico del marxismo obligó a sus enemigos a disfrazarse de marxistas».

    Como este «decálogo» muestra, Mao Zedong ha estado mucho tiempo en oposición a la teoría revolucionaria y a la práctica del marxismo-leninismo sobre muchas publicaciones de principio. Como se desprende de este «decálogo», desde el tiempo de «La gran marcha», desde el tiempo que él estaba en Yenán, él ya tenía vistas antimarxistas sobre la hegemonía de la clase obrera predicando el papel principal del campesinado en la revolución. Y aún hoy Mao hacía el llamado al «tercer mundo» como el «centro y la fuerza principal de la revolución», negando así el papel principal del proletariado internacional. Los prismas antimarxistas de Mao, son reflejados en este «decálogo» y fueron cristalizados en la guerra china de liberación, no sólo dejando de lado la lucha de clases, sino predicando abiertamente su extinción. Estas tesis reaccionarias y antirrevolucionarias de Mao son pues fijadas también en el «decálogo» de 1956.

    En sus obras de cuatro tomos no encontramos exprimidas abiertamente sus tesis manifiestamente antimarxistas y antileninistas. Resulta que Mao Zedong fue un ecléctico, un revisionista camuflado, que botó su máscara cuando se acomodó con los revisionistas jruschovistas para repudiar el leninismo y atacar a Stalin. Bajo la máscara del marxismo-leninismo Mao Zedong desplegó su teoría pseudomarxista, y esta «teoría» según ellos «debía guiar desde ahora en adelante al proletariado mundial y la revolución». El denominado «Pensamiento Mao Zedong» tiene un carácter místico, megalómano y denigra al marxismo-leninismo. El «Pensamiento Mao Zedong» guió también la «Gran Revolución Cultural proletaria», ante la cual, según Mao, la Gran Revolución Socialista de octubre quedaba «anticuada» al mismo tiempo que la teoría de Marx y de Lenin [7]. Los tiempos cambiaron, de modo que, según él y los maoístas hacía falta una «teoría nueva para reemplazar el marxismo» y esta teoría sería el «Pensamiento Mao Zedong» [8]. Es allí una versión del revisionismo moderno que como el jruschovismo intenta conservar la máscara leninista. Estas dos variantes de revisionismo moderno son un todo indivisible, pero el problema es saber cuál de ellos, si la variante de Jruschov o la variante de Mao dominará la escena independientemente del hecho de que ambas acaben en la misma bocana, la del antimarxismo. De esta rivalidad depende la cuestión de saber cuál gran Estado dominará al otro, y cual dictará la ley. En esta vía ambos parten de la denigración de la obra genuina de Stalin. Los jruschovistas sepultaron a Stalin de calumnias mientras que Mao sacó provecho de esta denigración de Stalin y utilizó sólo los elementos que le hacían falta para camuflar su línea revisionista, ya que a la vez que exaltaba a Stalin como si él mismo fuera un sincero marxista-leninista, se enmascaraba todavía mejor, y de esta manera ganaba terreno frente a los jruschovistas. Mao dijo que la obra de Stalin contenía un treinta por ciento de errores y un setenta por ciento de buenas cosas. ¡Gran análisis! ¡Evaluó la obra de Stalin con la misma precisión que se toma el peso de los tomates! [9]

    En el primer punto de su «decálogo» Mao Zedong presenta la tesis antimarxista de que hay que dar prioridad a la industria ligera y a la agricultura con relación a la industria pesada [10]. Mao Zedong justifica esta desviación revisionista de Kosyguin pretendiendo que las inversiones en la industria pesada son muy elevadas y que no son rentables, mientras que la industria de los caramelos y de las zapatillas, son más ventajosas, más rentables. Y que en cuanto a la agricultura, que asegura la alimentación de la población. Esta tesis antimarxista de Mao no aumenta sino que al contrario frena el desarrollo de las fuerzas productivas. La agricultura y la industria ligera no pueden desarrollarse a la cadencia requerida si su desarrollo no se acompaña del de la industria minera, si no se produce acero, petróleo, si no se produce tractores, vagones, automóviles, buques, si no se pone en pie una industria química, etc., etc. El auge de la industria, según Mao, es un proceso artesanal. La industria ligera, que Mao pretendía desarrollar, no podía ser puesta en pie solamente con ladrillares, bicicletas, tejidos impresos, termos y abanicos. Es cierto que pueden proporcionar rentas, pero la gente sólo los adquiere si tienen el poder adquisitivo correspondiente. En 1956, China era un país muy poblado pero económicamente atrasado, y muchos de los artículos de consumo corrientes fueron vendidos por debajo de su precio de coste. La productividad del trabajo era todavía muy reducida.

    En su «decálogo» Mao critica a Stalin y la situación económica en la Unión Soviética [11]. La realidad muestra que en la Unión Soviética, en los 24-25 años que separan la Revolución de la Segunda Guerra mundial bajo la dirección de Lenin y luego de Stalin, gracias a una línea y gracias a una política conjunta con el pueblo fue edificada una industria pesada, que no sólo estimuló la economía interior de este primer país socialista, sino que permitió hacer frente a la terrible máquina de guerra de la Alemania hitleriana. ¿En cambio, con la política económica de Mao, es decir después de unos 30 años, de 1949 hasta nuestros días, cuál es hoy el potencial industrial de China? ¡Un potencial muy mediocre! ¿Y es culpa de la «banda de los cuatro» como dirían los actuales dirigentes? No, es la línea de Mao, como lo confirman sus vistas expuestas en este «decálogo».

    ¿Qué podría hacer la gran China socialista sin una industria pesada? Ciertamente, Mao pensaba que gozaría de la ayuda de Unión Soviética para construir una, o que se volvería entonces hacia los créditos americanos. Viendo que la Unión Soviética «no se decidía» que no se le concedía la ayuda solicitada, Mao se echó a vaciar acero por estufas construidas sobre las aceras de los bulevares o por mini-hornos de fundición. China se quedó atrás, quedó privada de tecnología moderna. Es verdad que el pueblo chino no sufría hambre como antes, pero tampoco hasta afirmar como lo hizo Mao que el campesino chino en 1956 vivía mejor que el koljosiano soviético, al mismo tiempo que efectivamente tenía un campo atrasado, se atrevía a volver a denigrar la colectivización de la agricultura y la construcción del socialismo en la Unión Soviética de la época de Lenin y de Stalin. Mao Zedong dice con desdén: «¿Qué sentido tiene hablar del desarrollo de la industria pesada? Los trabajadores deben tener garantizados los medios de sustento». En otros términos, es la «teoría del goulash» de Jruschov. Y para concluir, Mao, en su «decálogo» da a entender que en China no se cometió errores como en la Unión Soviética, o más bien (pero esto francamente no puede decirlo) como los cometieron Lenin y Stalin. Para camuflar sin embargo esta desviación, no deja de decir que «debemos desarrollar la industria pesada, pero debemos dedicar más atención a la agricultura y la industria ligera». Este diseño suyo fue aplicado de manera pragmatista, y es a ello que China debe su gran retraso, esto hizo que les falten más de dos décadas hasta el año 2000 para llegar a coger a los demás países incluyendo con la ayuda y los créditos que su nueva estrategia le permite conseguir del capital americano. Sin duda alguna, China puede apoyarse en sus propias fuerzas, dispone de fuerzas humanas inmensas, y posee también un potencial económico considerable, pero su retraso es debido a su línea errónea.

    El segundo punto del «decálogo» se basa sobre donde la industria debería ser levantada, sobre si debía ser en la costa o en el interior. Mao dice que «Aproximadamente un 70 por ciento de la industria ligera y de la industria pesada del país está ubicado en la costa, y sólo un 30 por ciento en el interior. Se trata de un estado de cosas irracional, producto del desarrollo histórico». Es evidente entonces que esta industria fue construida por los extranjeros que tenían concesiones allí, señalando que la materia prima del interior era trabajada por los esclavos chinos encontrados sobre la costa. Mao da la importancia a este método de desarrollo. Él acentúa que aún en el futuro la industria debería seguir siendo construida en las regiones costeras y a este final hace un cálculo fantástico que con el ingreso de una fábrica de industria ligera: «En los cuatro años posteriores a su puesta en completa explotación, además de recuperar las inversiones hechas en su construcción, cada fábrica gana lo suficiente para montar tres, dos, una o, por lo menos, media fábrica». Esta teoría se parece a la teoría del revisionista de Koço Tashko, que dijo en la Iº Conferencia del Partido en Labinot, que «debemos llevar adelante la revolución con mucho derramamiento de sangre, con poco derramamiento de sangre, o posiblemente sin el derramamiento de sangre».

    En cuanto a esta cuestión Mao saca la conclusión: «Sin duda alguna, la mayor parte de las nuevas empresas industriales deben ubicarse en el interior, con vistas a balancear gradualmente la distribución geográfica de la industria y a facilitar los preparativos para enfrentar una guerra».

    ¿Pero dónde vendrá la guerra? ¿De los Estados Unidos de América, Japón, o la Unión Soviética? Al parecer, él piensa que la guerra no vendrá de ningún lado, aún menos del mar, ya que Mao recomienda que las fábricas sean agregadas la costa.

    Parece que Mao no piensa en el modo que ellos deben despoblar Sur y el Sudeste en cierta medida para poblar el Norte y el Noroeste.

    En el punto tres del «decálogo» Mao Zedong define la relación entre la construcción económica y la construcción para la defensa. Cuando él dice que ellos deben reducir el gasto para la defensa, es bastante evidente que él se basa en apreciaciones incorrectas. Según Mao, la defensa china es según su afirmación más poderosa que la de la Unión Soviética antes de la Segunda guerra mundial [12]. Jruschov emitió la tesis según la cual Stalin había dejado Unión Soviética sin defensa frente a los hitlerianos. Y Mao suscribió a esta calumnia jactándose de asegurar la defensa de China con los aviones y los cañones que tenía (más la bomba atómica que le entregaría Jruschov), volvemos a observar similitudes entre las dos figuras. Los hechos atestiguan que China está atrasada. Esto es el resultado de la subestimación de industria pesada y la confianza en otras formas para reforzar la capacidad de defensa mediante una estrategia militar incorrecta. Ahora, China comenzó a cambiar de opinión en materia de defensa, pero modificó al mismo tiempo sus alianzas. Se acercó a los estadounidenses y adquirió tecnología moderna de guerra.

    En el mismo punto del «decálogo» Mao expresa claramente que hay que reducir los gastos militares, para pagar a los soldados chinos y para reducir la vasta administración, pero en esta dirección nada se hizo. Por el contrario la administración se ha transformado en un verdadero problema para China. Nos dimos cuenta de esto cuando estábamos en China en 1956, y ellos mismos nos dijeron que los ex funcionarios de Chiang Kai-shek se mantenían como funcionarios pagados.

    Señalando el punto cuatro del «decálogo», aquí se habla sobre relaciones entre el estado, las unidades de producción, y los productores. Naturalmente nunca hemos aprendido del todo como es esta organización y esta división de organización en China, y tampoco sabemos cómo son las relaciones entre el estado, las unidades de producción y los productores. China podía y debe tener sus propios rasgos especiales, por ello tiene un territorio grande con muchas nacionalidades, y no está dividido en repúblicas, sino provincias. Hemos sido conscientes que hay centralismo democrático allí, pero nosotros nunca podíamos habernos imaginado que las provincias no tendrían la autoridad en sus propias divisiones internas y las fábricas no fueran económicamente autosuficientes como él alude del sistema soviético. Mao nos decía que en la Unión Soviética (en el tiempo de Stalin) había un gran centralismo burocrático, y según él, las manos de las repúblicas soviéticas estaban maniatadas. Si esto es cierto o no, no lo sabemos, pero hay al menos tanto, si no más, centralismo burocrático en China hoy día como lo había en la Unión Soviética de aquellos días. Pero por desgracia China está sobre la línea de la denigración de la Unión Soviética del tiempo de Stalin y actúa como Jruschov. Mao desea mostrarse como un organizador «marxista-leninista», pero con estas cosas que hace y la forma de las críticas, ¿no continua más bien su estela bajo la sombra de la «autogestión» titista?

    En este mismo punto Mao compara el ejército con el estado, por ejemplo, él llama al ejército arma del estado mientras lo pone por encima del partido. De hecho, en la vieja China y en esta moderna también, el ejército ha jugado un papel decisivo. Se ha apoyado una facción y se ha liquidado a otra en varias ocasiones según dependiera la ocasión [13].

    Mao además banaliza inicialmente en este punto el centralismo democrático y la independencia económica del centro con un ejemplo ridículo y simplista regalándonos una maravilla de este «gran teórico» para explicar un problema político, ideológico y económico tan importante como es la organización del socialismo en un modo tan casual.

    Evocando al campesinado y esto en 1956, es decir algunos años solamente después de la liberación, Mao hacía observar que el sistema de los koljóses y sovjoses de la Unión Soviética eran un fracaso, que los campesinos fueron gravados allí mediante grandes impuestos, que sus productos les fueron pagados baratos, que sufrían también otros dolores y es exactamente como dice él que en China, en cambio, el campesinado vivía en la opulencia y la felicidad, que las producciones eran abundantes, los precios bajos y la acumulación del Estado limitada [14]. ¡Curioso análisis! Conocimos y entre ellos yo mismo la situación tanto en la Unión Soviética como en China porque fuimos a la vez a estos dos países, también aquí lo que dice Mao no corresponde a la realidad. A este punto del «decálogo», el análisis de Mao sobre las relaciones entre el Estado y la agricultura, sobre las comunas populares, sobre el reparto de las rentas, sobre el problema de las inversiones, sobre la cuestión de la acumulación y el nivel de vida de las comunas populares rurales y urbanas no es marxista-leninista de ninguna manera, no constituye un cuadro claro y objetivo de la situación, y no demuestra la supuesta «superioridad» de la agricultura china sobre la soviética. Jruschov se presentaba como «teórico de la agricultura», y se jactaba de alzar a esta rama de la economía «del cenagal donde lo había sumergido Stalin». Y para variar Mao imitó las patrañas de este kulak. Cierra este problema tan importante por consideraciones que pretenden mostrar que en China todo marcha bien; da lugar a la industria pesada en tercer lugar, integra a los fabricantes burgueses en el socialismo, predica la misma política para el kulak en las campañas del campo, y todo debería ser ajustado según su teoría maoísta que siempre sería justa e infalible. En realidad obviamente estas ideas de Mao están en oposición con las de Lenin y de Stalin. No sabríamos ir más lejos en la megalomanía, ni denigrar la obra de Lenin y de Stalin más que de lo que lo hace este «clásico» del revisionismo.

    En el punto cinco del «decálogo», él habla sobre las relaciones entre las autoridades centrales y las autoridades locales, y es aquí donde define cuales y como estas relaciones deberían ser. Naturalmente esto depende de qué competencias han dado las autoridades centrales a las autoridades locales en China. Todo esto está unido con el grado enorme que tiene el territorio de este país. Aquí Mao Zedong propone que el ejemplo de la Unión Soviética no debería ser seguido en la concentración de todos los asuntos en las manos de los órganos centrales reprimiendo la iniciativa de órganos locales, sino que estos esfuerzos deben ser hechos de modo que los órganos locales controlen las cosas por separado. Con esto Mao implica que las repúblicas federales en la Unión Soviética no tenían ninguna autoridad, como decíamos antes se daba a entender que estaban maniatadas, sin iniciativa posible. Esto es un bluff, una mentira, porque como sabemos, las repúblicas soviéticas tenían sus propios proyectos de desarrollo económico, proyectos industriales, proyectos agrícolas, etc., estrechamente unidos desde luego con las autoridades centrales. ¡De ahí, decir que las repúblicas de la Unión Soviética, que serían como las provincias en China, no tenían su propia autoridad, quieren decir que se denigra de nuevo el socialismo que fue construido allí en tiempos de Stalin, quiere decir que se trata de mostrar que la organización, la dirección, la ideología y la política de China son superiores a aquellos órganos de la Unión Soviética, que la práctica leninista de la construcción económica del socialismo en la Unión Soviética no es correcta, según Mao, porque Stalin según se dice deformó esta práctica leninista! Sin embargo a pesar de estas acusaciones, sabemos que Stalin fielmente puso en práctica la economía política de organizativa e ideológica propias de Lenin. Esto no excluye la posibilidad que hayan podido producirse errores durante todo el colosal trabajo. Como hemos dicho arriba, Mao Zedong afirma que ha habido errores de este tipo en China, pero cuando él habla sobre la Unión Soviética infla apropósito enormemente estos errores, él los amplía hasta tal punto que es bastante obvio que él con sus objetivos apunta a deshonrar el correcto sistema de construcción socialista de la época de Stalin.

    Es absurdo demandar que no había ninguna iniciativa de los órganos locales en tiempos de Stalin. ¿Puede ser que con esta reclamación Mao Zedong quisiera reducir al mínimo y debilitar el papel del centralismo democrático y justificar el curso de la «autogestión» titista [15]? No debemos olvidarnos de la alta estima de Mao Zedong sobre Tito [16]. Cuando él demanda que Stalin se equivocó en cuanto a Tito, esto quiere decir que Mao Zedong debe haber aprobado los métodos «autogestión» en la economía yugoslava como afirmó en efecto después, es decir aceptaba y admiraba los métodos del revisionismo titista sobre la «autogestión». Mao efectivamente quería poner en práctica esta «autogestión» gradualmente en China. Si nos fijamos además, él no puede dejar de hablar de las particularidades nacionales como hacía su «ilustrado» Tito. Es interesante que los chinos digan siempre hayan hablado de que quieren construir un socialismo específico. Sobre esta cuestión, ellos están con Tito, que durante largo tiempo ha estado gritando sobre su «socialismo específico». Esto no es solamente una materia de términos que han empleado los chinos de forma fortuita, sino una materia para la introducción del contenido y experiencia de Tito y sus mecanismos en el país.

    Para el punto seis, Mao habla sobre las relaciones entre la nacionalidad Han y las minorías nacionalidades que viven en China. Diga lo que le diga, si bien en la teoría hay igualdad entre naciones, de hecho, la nacionalidad Han manda en China. En las relaciones entre las nacionalidades la nacionalidad Han ha sostenido y mantiene la superioridad, ellos dominan a otras nacionalidades y les dan órdenes, independientemente de las fórmulas añejas demagógicas que sean usadas. En el tiempo de Stalin, el estado de relaciones entre la nacionalidad rusa y las minorías nacionales no era como reclama Mao [17]. Había errores, pero no en el modo que él dice. En China, la democracia e igualdad entre nacionalidades no existen. Como en veces más tempranas, una dictadura militar existe allí. Aquella facción de aquella nacionalidad que tenga el ejército impone su voluntad a las masas y al partido. De ahí, que el ejército está a la cabeza del partido y también a la cabeza del estado [18].

    En el punto siete, al hablar la conexión de las relaciones entre los miembros del Partido Comunista y los miembros de los democráticos, Mao Zedong va de cabeza en este punto hacía el oportunismo, a la línea revisionista. Él no pone al partido comunista en la cabeza, no está a la vanguardia. Él habla que el partido comunista lleva el liderazgo, pero exige y afirma que el poder debe ser compartido con los partidos burgueses [19]. De ahí se extrae que Mao alude absurdamente a un pluralismo de partidos en el ejercicio del liderazgo del Estado proletario. Él considera esencial que varios partidos existan, por muchos motivos: debido a las críticas que ellos puedan hacer al Partido Comunista de China, porque mucho puede ser aprendido de ellos, para destapar todo que es organizado y hecho bajo el regazo, etc. Él considera la existencia de estos partidos un factor de determinación, o mejor dicho, un factor esencial para la construcción de socialismo en China.

    Con este concepto Mao está en la contradicción con Lenin que desde luego no permitió a otros partidos, aparte del Partido Bolchevique, controlar el estado soviético. De ahí, aceptar el sistema multipartidista en el liderazgo quiere decir que Mao estaba dominado por puntos de vista ideológicos antimarxistas. En este capítulo, Mao trata de reducir estos partidos a unas personas, a unos líderes que «han expresado que aceptan la dirección del Partido Comunista de China». Esto no es una cuestión como la de ciertos individuos democráticos y progresistas, a quienes el Partido Comunista de la Unión Soviética o nuestro Partido y todos los otros partidos de las democracias populares bajo el frente, hemos mantenido cerca y hemos consultado cuando era necesario, sino que Mao Zedong directamente legaliza la existencia de partidos burgueses en el liderazgo del Estado de proletario. Esta tesis él la explica, y lo explica con que: «tanto el Partido Comunista como los partidos democráticos surgieron en el proceso histórico» y que como «todo lo que surge en el proceso histórico desaparece en el mismo proceso histórico». Para los marxista-leninistas está clarísimo que cada partido representa los intereses de ciertas clases dadas o estratos, por lo tanto esto viene a significar que si uno conserva los partidos que representan los intereses de la burguesía en el socialismo, esto quiere decir que este mismo ha fallado a la hora de emprender la lucha de clases, y ha fallado en comprender y aplicar del mismo modo la luchar por el papel hegemónico del proletariado y su partido.

    Según Mao, estos partidos democráticos, incluyendo al Kuomintang, desaparecerán como tales cuando la propia hora de desaparecer le llegue al partido comunista. «Así, tarde o temprano desaparecerá el Partido Comunista y, de igual modo, los partidos democráticos. ¿Es esta desaparición algo tan desagradable? A mi modo de ver, será muy agradable. Me parece realmente estupendo el día en que el Partido Comunista y la dictadura del proletariado pierdan su razón de ser», afirma él.

    Mao no se equivoca cuando dice que actualmente ellos no pueden hacer nada sin la dictadura del proletariado y del partido del proletariado. Él acentúa esto y dice que el partido debe hacerse poderoso, él incluso cita a Lenin sobre esto, pero sólo después de que él haya soltado su propia distorsión anteriormente sobre la dictadura del proletariado. Lenin dijo que no podemos hacer nada sin el partido del proletariado y la dictadura del proletariado, y él explicó el objetivo de esta dictadura. En 1920 Lenin dijo correctamente:

    «Quienquiera que cause aunque sea el debilitamiento más leve de la disciplina de hierro del partido del proletariado (sobre todo durante su dictadura), en realidad ayuda la burguesía contra el proletariado».

    De la misma manera Stalin comentó:

    «Basta con hacer vacilar al partido, con debilitarlo, para que al punto vacile y se debilite la dictadura del proletariado».

    En el punto ocho en el cual él habla sobre la relación entre la revolución y la contrarrevolución, Mao Zedong dice que la dictadura del proletariado es necesaria para suprimir la contrarrevolución y los contrarrevolucionarios, pero lamentablemente él mima a los contrarrevolucionarios como se ha demostrado.

    «Al principio ejecutamos a algunos contrarrevolucionarios», admite él, «en adelante, debemos hacer menos arrestos y dictar menos ejecuciones en la represión a los contrarrevolucionarios del ámbito social. etc., etc.» y añade «la razón de que nos abstengamos de ajusticiarlos no es que no hayan cometido crímenes que les hagan merecedores de la pena capital, sino que hacerlo no reporta ninguna ventaja» sentencia Mao. ¿Qué es esto? Esto no es la lucha de clases. Tal soporte no borra la contrarrevolución, no elimina a las clases explotadoras.

    En conexión con otras cosas, Lenin nos enseña cómo debemos movernos sobre estos temas:

    «Sin rodeos mediante la deportación o el internamiento de los explotadores más peligrosos y obstinados y la institución de una vigilancia estricta sobre ellos, para poder frustrar sus inevitables tentativas de oponerse y restaurar la esclavitud capitalista, sólo tales medidas pueden asegurar la verdadera sumisión de la clase entera de explotadores».

    Muchas de estas cosas debieron haber sido cortadas de raíz de las tesis del dichoso «decálogo» de Mao, porque estas ideas influirían algunos meses después del VIIIº Congreso del Partido Comunista de China, donde fue declarado explícitamente que los propietarios de las fábricas deberían recibir una renta y debían ser los vicedirectores de sus fábricas, y este diseño es claramente evidente en todas las tesis de Mao Zedong a lo largo de sus escritos [20]. Él mantiene a los reaccionarios capitalistas en la dirección de las fábricas que eran de su propiedad, les da parte de los ingresos de estas fábricas que han sido nacionalizadas, pero que a la vez son consideradas en parte como suyas, y en todo esto él olvida que estas fábricas han sido construidas y ampliadas explotando la sangre y el sudor de los trabajadores. ¿Puede llamarse a esto lucha de clases? No, esto no es la lucha de clases en absoluto. Según Mao Zedong, estos antiguos propietarios deben ser integrados en la sociedad, deben ser parte de la sociedad, ser educado en la sociedad. (Esto quiere decir que ellos deben ser integrados en el socialismo. Muchas teorías revisionistas y burguesas como las de los titistas, eurocomunistas, y demás actualmente están parloteando mucho sobre la integración del capitalismo en el socialismo, etc.) «Esto será una cosa muy buena», reclama Mao, «por muchos motivos, uno de cuales es que nosotros proporcionaremos un ejemplo bueno para otros países en el mundo de este modo». (¡Desde luego es un ejemplo «clarividente» de cómo los enemigos de los pueblos no son combatidos!)

    Lenin pensó de manera completamente diferente. Él sentenció:

    «La lucha contra este elemento no se puede librar únicamente con ayuda de la propaganda y la agitación, solamente por la competencia de organización y mediante la selección de los mejores organizadores. La lucha debe ser llevada a cabo por medio de la coerción».

    Sobre el mismo problema volvió a recalcar:

    «Toda admisión de la idea del sometimiento pacífico de los capitalistas a la voluntad de la mayoría de los explotados y del tránsito pacífico y reformista al socialismo, además de ser una estupidez pequeñoburguesa en extremo, equivale a engañar con todo descaro a los obreros».

    Otra idea de Mao consiste en que si eliminamos a los capitalistas, según él, también perderemos una fuente de información y así no sabremos qué es lo que pasa en sus filas. ¡Qué conclusiones «brillantes» para extinguir la lucha de clases! ¡Este era el tipo de «lucha de clases» que Chou En-lai trató de importarnos cuándo él nos acusó de no emprender la lucha de clases correctamente! Su objetivo era ver de lejos como nosotros entrábamos en esta lucha, si nosotros lo hacíamos sobre la línea de Mao Zedong extinguiendo la lucha de clases, o sobre el camino leninista y stalinista de emprender esta lucha de modo severo [21].

    En el Partido Comunista de China Mao ha cultivado su propio culto y no ha aplicado las grandes enseñanzas de marxismo-leninismo como son: la lucha de clases, la disciplina de hierro del proletario, o la dictadura del proletariado. El Partido Comunista de China ha sido impregnado de grandes dosis de liberalismo, de normas reformistas sobre mantener dos o más líneas [22]. De ahí que para Mao y el Partido Comunista de China las tesis básicas de marxismo-leninismo sean ficticias.

    La gente como Mao Zedong acusan a Stalin de haber cometido errores en cuanto a la lucha de clases, mientras estos mismos arengan que en el socialismo la lucha de clases se hace gradualmente más débil. Mao Zedong dijo abiertamente que nosotros no deberíamos emprender la lucha de clases, o sea que no deberíamos ejecutar a los criminales, no deberíamos pegar un tiro a los enemigos peligrosos, o poner a alguien en la prisión. Sin embargo, esto jamás fue el camino de Stalin. En la práctica, éste llevó la lucha contra los enemigos del pueblo hasta el final, de modo severo al igual que Lenin y con la determinación que le caracterizaba. Mao Zedong sin embargo proporciona cinco o seis excusas para exonerar la contrarrevolución, defendiéndose y tratando de «demostrar» que su curso aun así es marxista-leninista.

    Mao demanda que él quiere eliminar la violencia, la pena capital, los tribunales de la ley y los órganos procuradores, evitando castigar a contrarrevolucionarios. Él sólo hace apología de la educación y la propaganda. ¿Dónde se encuentra un esbozo de lucha de clases en todo este planteamiento de Mao? ¿Dónde se vislumbra la dictadura del proletariado en las vistas de dicha práctica?

    En el punto nueve Mao hablan de las relaciones entre lo correcto y lo erróneo. ¿Cuál es su objetivo en la oratoria sobre estas relaciones? Pues como no podía ser de otro modo se trata de atacar a Stalin. Él dice que «Stalin pegó un tiro a la gente que cometía el error más insignificante». Esto es una difamación. Stalin no pegó un tiro a la gente por cometer uno o varios errores. Al contrario, él luchó para corregir a los camaradas que cometieron errores y hay documentos que muestran que esto es así. Stalin ordenó que los malhechores debieran ser puestos en prisión o en campos de trabajo, y que los contrarrevolucionarios, traidores, espías y los otros enemigos del pueblo debían ser fusilados por haber cometido delitos especialmente peligrosos. Si él no hubiera hecho esto, el socialismo no podría haberse construido en la Unión Soviética, y Stalin no habría estado sobre el camino leninista. Mao Zedong está en contra de esta línea. Él generaliza el problema y trata de enlodar a Stalin poniendo a ambos tipos de infractores como gente que no han cometido ningún crimen reseñable ni peligroso, como gente que seguramente no deberían recibir un tiro, por ello trata aquí a los malhechores y a los contrarrevolucionarios de la misma manera. ¿Quién dice que nosotros deberíamos pegar un tiro a los que no han cometido crímenes graves? Nadie. Al contrario, somos propensos a corregir a tal gente, y esto es lo que hemos hecho.

    El punto décimo y final del «decálogo» trata relaciones entre China y otros países. Estas relaciones, como él las explica son un amasijo de tesis oportunistas de relaciones de corte revisionista. Su objetivo es el de evitar aplicar una línea correcta y revolucionaria para China, a beneficio del proletariado mundial y la revolución mundial, a beneficio de los partidos marxista-leninistas del mundo, de modo que estas relaciones impiden luchar satisfactoriamente contra la burguesía, el capitalismo y revisionismo moderno. De hecho está claro que Mao forma parte del revisionismo moderno justo como el jruschovismo, el titismo, y otras corrientes revisionistas.

    En la conexión con la política exterior de China, las famosas tesis de Mao Zedong afirman que: «Nuestra línea de conducta es asimilar los puntos fuertes de las demás naciones y países, asimilar todo lo verdaderamente positivo en los dominios de la política, la economía, la ciencia, la tecnología, la literatura y el arte». Esto es un resumen de su política entera. Para hacer esto, según Mao Zedong, la coexistencia pacífica (revisionista) debe ser establecida con todos los estados del mundo. Para Mao no hay ninguna distinción entre estos estados. Más tarde, no haciendo caso del orden socioeconómico que existe en uno u otro país, Mao Zedong dividió el mundo en tres bajo la estrategia de la teoría «de los tres mundos» [23]. Él no está contra ningún «mundo». Él no hace ninguna distinción dentro del «primer mundo» en el cual Mao pone al imperialismo norteamericano junto a la Unión Soviética socialimperialista. Mao Zedong podía estar a favor del imperialismo norteamericano, que lo mismo mañana él podía estar contra él; hoy él estaba contra el socialimperialismo soviético, que lo mismo mañana nos lo encontrábamos colocándolo como su acérrimo enemigo. En la palestra internacional él cambia según las circunstancias, según los intereses revisionistas que el Estado chino requería, por lo tanto nunca actuó sobre la base de los principios marxista-leninistas, no pensaba que los poderes imperialistas debían ser combatidos y que la lucha nacional de liberación de los pueblos debía ser apoyada, pues en esto variaba y anteponía los intereses de su país ante todo.

    Con la línea de Mao Zedong no se puede defender la lucha nacional de liberación de los pueblos. Los revisionistas chinos se complacían al anunciar y declarar abiertamente que «nosotros, los chinos somos parte de los pueblos del tercer mundo», pero esto sólo eran meras palabras. Desde que se anunciara públicamente la táctica internacional que he mencionado anteriormente, significó inequívocamente que no se quería cortar relaciones con el imperialismo norteamericano, pues deseaban «aprender» de él y obtener créditos del mismo, ya sea abierta o secretamente. Como resultado Mao Zedong no podía estar con los pueblos del llamado tercer mundo que luchan contra el imperialismo norteamericano, no podía ayudar ni en broma con esa fórmula a escapar del yugo del imperialismo norteamericano. A través de la demagogia intentaba aparecer como un defensor de los estados que se encontraban bajo la influencia del socialimperialismo soviético, pero él siempre hizo esto de modo que ellos se acercaran bajo la influencia de China o de los Estados Unidos.

    Persiguiendo una estrategia antimarxista, Mao permitió a Nixon viajar a China aunque el propio Estado chino no estuviera oficialmente siendo reconocido por los Estados Unidos en esos momentos; de la misma manera, para facilitar la visita del presidente norteamericano, él estuvo de acuerdo con quitar la barrera de la cuestión Taiwán, que había sido levantado como una pared de acero a cualquier país que quisiera establecer relaciones diplomáticas con China. Desde aquel acto con los norteamericanos jamás se ha vuelto a plantear nada importante sobre Taiwán. Con esto él decía a los Estados Unidos que podían quedarse tranquilamente en Taiwán, en Japón, en Okinawa, en Birmania y en otras partes donde estaban pisoteando a los pueblos, pero lo curioso es que para la China actual y los líderes de revisionistas que dirigen dicho país, basan toda su política exterior y defensa sobre esta estrategia de Mao. Desde luego, el liderazgo chino debe haber convenido a los norteamericanos de que podrían quedarse en Vietnam del Sur también, y que cuando la guerra cesará, que los vietnamita deberían establecer relaciones de amistad con los norteamericanos. Esto debe haber sido de esta forma sí o sí, de otro modo no se tiende por qué de las divergencias surgidas entre los chinos y los vietnamitas, estos últimos declararan tan abiertamente que: «No permitimos a ningún otro Estado meterse en nuestros asuntos internos».

    Mao Zedong en este mismo punto acusa a Stalin de aventurismo de izquierda, de haber ejercido una gran presión sobre China y el Partido Comunista de China. Que Stalin no habría tenido ninguna fe en el liderazgo del Partido Comunista de China. Cuando China fue liberada, según él, Stalin expresó su duda sobre la posibilidad de que el liderazgo chino pudiera seguir el curso titista. Lo cierto es que echando un vistazo sobre todos los principios fundamentales de la línea de revisionista de Mao Zedong, con respecto a todas aquellas cosas que él levanta contra Stalin, podemos decir sin reservas que Stalin era realmente un gran marxista-leninista que previó correctamente a donde iba China, alguien quien hace mucho detectó los puntos de vista de Mao Zedong que eran en muchas direcciones, puntos de vistas similares a los de la línea revisionista titista, tanto en la política internacional como sobre la política interna en lo que concerniente a la lucha de clases, la dictadura del proletariado, la coexistencia pacífica entre países con sistemas sociales diferentes, etc.

    Al imprimir y propagar este «decálogo», Hua Kuo-feng y compañía quieren legalizar su línea de revisionista, legalizar su actividad contrarrevolucionaria, legalizar el estancamiento de la Revolución Cultural, porque ellos piensan que esto hará las cosas más fáciles para ellos, aunque, como haya escrito antes, la Revolución Cultural en China no tenía una base revolucionaria, sino una base oportunista. Esa fue una lucha de un grupo de oportunista, encabezado por Mao Zedong, contra otro grupo de oportunista, encabezado por Liu Shao-chi, Chou En-lai, Teng Xiaoping, Peng Chen, etc., que había usurpado el poder. Mao Zedong había sido colocado en peligro de total extinción por el grupo contrario, que le había sacudido de la cesta de la historia como él sacudió luego a Liu Shao-chi. Mao supo aprovechar el culto sobre él, que fue patéticamente aumentado por las nubes, aunque él acusara anteriormente a otros de grandes engreídos por «vanagloriarse» con dicho culto. Según Mao, estos presumidos eran Stalin y sus socios. De aquí, Mao aprovechó el culto desenfrenado alrededor de su persona, que había sido promovido durante toda su vida entera, despertando al ejército, confiando en él y en la juventud estudiantil, lanzando la supuesta Revolución Cultural. Pero él mismo impidió que esta revolución fuera completada hasta el final de modo revolucionario, porque ésta si bien ponía en peligro a todos los cuadros oportunistas del grupo de Liu Shao-chi y Chou En-lai, si se le iba de las manos la furia y el juicio de las masas que tanto adoraba podía del mismo modo poner en peligro incluso al propio Mao Zedong. A causa de esto cambió de parecer dando un giro de timón a otra dirección, apoyando a las personas derechistas, confiándole el poder a Chou En-lai que elaboró sus proyectos y los puso en operación.

    Durante este período, los nuevos elementos que surgieron en el proceso de la Revolución Cultural, y en especial «la banda de los cuatro» quién ahora son calificados de «traidores» por Hua Kuo-feng, vieron este terrible abismo para el cual China se dirigía, y con sus propios métodos, a su manera, que al parecer no estaban bien estudiados ni eran muy maduros, y tal vez, incluso no del todo correctos, pero eran al menos, más o menos revolucionarios, trataron de establecer un límite para la actividad hostil a la cual dirigía China al socialimperialismo. A la muerte de Mao las personas derechistas lograron asumir el poder. Inmediatamente con un golpe, como ellos lo llaman, ellos golpearon a los elementos izquierdistas y suprimieron la revolución. De ahí, los contrarrevolucionarios que habían sido traídos al estado y al partido por Mao Zedong y sus seguidores, suprimieron la revolución en China.
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    Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)  Empty Re: Enver Hoxha - Algunos juicios sobre el «decálogo» de Mao Zedong (1976)

    Mensaje por NG Lun Jun 03, 2013 8:09 am

    ANOTACIONES DEL EDITOR:


    [1] Nota del editor, NG: El VIIIº Congreso Partido Comunista de China se celebró del 15 al 27 de Septiembre de 1956, y efectivamente tuvo un marcado carácter revisionista, Enver Hoxha en su obra «Los Jruschovistas» denomina a esta época la «primera del revisionismo» debido a la propagación de las ideas jruschovistas en los Partidos comunistas de todo el mundo ya sea por iniciativa de estos o por métodos coercitivos del exterior, veamos un extracto de la experiencia de Enver Hoxha que por esos días se encontraba presente en dicho congreso:

    «Lo que nos sorprendió e inquietó todavía más fue el propio desarrollo de los trabajos de su VIII Congreso. Toda la plataforma de este congreso estaba basada en las tesis del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, e incluso en algunas direcciones, Mao Zedong, Liu Shao-chi y los otros altos dirigentes chinos habían llevado más lejos las tesis de Jruschov. Sentimos que la epidemia del revisionismo moderno había afectado también a China. Además, en los sucesivos informes, que Liu Shao-chi, Teng Xiao-ping y Chou En-lai presentaron al VIII Congreso, defendieron y profundizaron aún más la línea permanente del Partido Comunista de China por una vasta colaboración con la burguesía y los kulaks, «argumentaron» las grandes ventajas que aporta al socialismo tratar bien y designar a elevados cargos de dirección a capitalistas, comerciantes e intelectuales burgueses, preconizaron con gran ruido la necesidad de una colaboración de la clase obrera con la burguesía local y del Partido Comunista con los demás partidos democráticos, nacionales, en las condiciones del socialismo, etc., etc. Las «100 flores» y las «100 escuelas» de Mao Zedong, que se abrieron y compitieron en el curso de las sesiones del Congreso, se abrían y competían de hecho en todo el partido y el Estado chinos. Esta teoría de las 100 banderas, formulada por Mao Zedong y proclamada ampliamente en mayo de 1958 por Lu Ting-yi, miembro suplente del Buró Político del CC del PC de China, constituía la variante china de la teoría y la práctica burgués-revisionista de la libre circulación de las ideas y de los hombres, de la coexistencia de toda suerte de ideologías, de corrientes, de escuelas, y de subescuelas en el seno del socialismo».

    [2] Nota del editor, NG: Si el lector no conoce a ciencia cierta las tesis del VIIIº Congreso del PCCh les dejaremos algunas citas del informe presentado por Liu Shao-chi que demuestran el revisionismo de dicho congreso:

    Cita I: «Hemos logrado una victoria decisiva en la transformación socialista de la agricultura, la artesanía y la industria y comercio capitalistas en nuestro país. […] La mayor parte de la industria y comercio capitalistas en el país ha sido objeto de la operación estatal-privada conjunta de operaciones».

    Cita II: «Por lo tanto, se ha hecho posible que la revolución democrático-burguesa en nuestro país se transforme directamente, por medios pacíficos, en una revolución socialista proletaria. El establecimiento de la República Popular de China significa la realización virtual de la etapa de la revolución democrático-burguesa en nuestro país y el inicio de la etapa de la revolución socialista proletaria: el comienzo del período de transición del capitalismo al socialismo.

    ¿Cuáles son las características básicas de la etapa de transición en nuestro país? [...]

    En segundo lugar, en nuestro país, los aliados de la clase obrera no sólo consisten en el campesinado y la pequeña burguesía urbana, sino también en la burguesía nacional. Por esta razón, con el fin de transformar nuestra vieja economía, debemos utilizar los medios pacíficos de transformación no sólo en el caso de la agricultura y la artesanía, sino también en el caso de la industria y comercio capitalistas. Esto tiene que ser hecho paso a paso, por lo que también necesita tiempo».


    Cita III: «Sobre la base de las condiciones actuales de nuestro país, el Comité Central ha definido la línea general del Partido en el período de transición: llevar a cabo, paso a paso, la industrialización socialista y lograr, paso a paso, la transformación socialista de la agricultura , la artesanía y la industria y comercio capitalistas durante un período bastante largo […] La tendencia de desviarse de la línea general del Partido de "izquierda" se ha manifestado principalmente en la exigencia que el socialismo sera alcanzado de la noche a la mañana, en la exigencia que algún método de expropiación sea usado en nuestro país para eliminar la burguesía nacional como clase, o en que algún método sea usado para con dificultad nos lleve a la bancarrota la industria capitalista y el comercio, en la no admisión de esto, nosotros creemos en adoptar medidas para el avance paso a paso hacia el socialismo, creyendo que con esto nosotros podemos lograr el objetivo de revolución socialista por medios pacíficos».

    Cita IV: «Para alcanzar el socialismo por el capitalismo estatal, que es un medio pacífico de transición, nosotros hemos adoptado una política de rescate por pasos en la nacionalización de los medios de producción privados de la burguesía. Antes del rescate de empresas privadas en la dirección conjunta estatal privada, el rescate tomó la forma de distribución de ganancias en porciones hacia la parte de capitalistas (beneficios en un cuarto por ciento) según los ingresos netos de las empresas. Después de la conversión de las empresas privadas en la gestión estatal y privada conjunta de las operaciones enteras, la redención ha tomado la forma de pago de una tasa fija de interés, es decir, durante un cierto período, el Estado paga, a través de las empresas especiales de operaciones integrales, una tasa fija para las inversiones de los capitalistas».

    Cita IV: «Algunas personas pueden preguntar: ¿Desde que nuestra dictadura democrática popular sea en el presente en esencia, la etapa de la dictadura del proletariado, cómo se entiende que otras clases, otros partidos y personalidades democráticas sin partido participen en el poder estatal? ¿Por qué es necesario que el frente unido democrático popular en nuestro país siga existiendo? […] La burguesía nacional ocupa un lugar especial en la dictadura democrática de nuestro pueblo y en nuestro frente único democrático de nuestro pueblo. Durante la Guerra de Resistencia a la Agresión Japonesa, ciertos individuos representativos de la burguesía nacional ya se habían puesto en los órganos de gobierno de las bases revolucionarias.

    Dado que esto se hizo durante el período de la revolución democrático-burguesa, era fácil de entender. Desde la fundación de la República Popular, aún más representantes de la burguesía nacional y sus partidos han participado en los órganos de nuestro estado, que es la dictadura del proletariado en su carácter. Además, han seguido manteniendo la alianza política con la clase obrera y el Partido Comunista en la construcción del socialismo. ¿Cómo ha sucedido esto? ¿Cuál puede ser el significado de esa alianza hoy en día, cuando la transformación socialista ya se ha logrado en lo principal? ¿No es algo así como una carga? [...]

    En el curso de la transformación socialista, la alianza de la clase obrera con la burguesía nacional ha jugado un papel positivo en la educación y transformación de los elementos burgueses. En el futuro podemos continuar con nuestro trabajo de unir, educación y transformación a través de esta alianza, para que puedan poner sus conocimientos al servicio de la construcción socialista. Por lo tanto, se puede ver fácilmente que es un error considerar a esta alianza como un estorbo inútil».


    Cita IV: «Los partidos democráticos en nuestro país se organizaron principalmente durante la Guerra de Resistencia a la Agresión Japonesa, y su relación con nuestro partido ha sido una de cooperación. Cuando la República Popular de China fue fundada, participaron en el gobierno del pueblo. A partir de entonces, gradualmente llegaron para apoyar la causa del socialismo. Es nuestra opinión de que, de ahora en adelante, una política de coexistencia a largo plazo del Partido Comunista y los partidos democráticos así como de supervisión mutua entre todos debe ser adoptada».

    Así mismo Mao Zedong en su informe de apertura dijo:

    «Sin dejar de fortalecer la unidad del Partido, también debemos seguir fortaleciendo la unidad entre todas nuestras nacionalidades, clases democráticas, partidos democráticos y organizaciones populares, y consolidar y ampliar frente unido democrático popular. [...] En su XXº Congreso celebrado no hace mucho tiempo, el Partido Comunista de la Unión Soviética formulado muchas políticas correctas y ha criticado muchas deficiencias que se encontraron en el Partido. Se puede afirmar con confianza que muy grandes desarrollos seguirán al respecto en su trabajo».

    Creemos que están citan bastan para demostrar el contenido revisionista de dicho congreso, al que Mao Zedong como no podía ser de otra forma, proporcionó su apoyo a dicha línea:

    «Estas dos revoluciones corroboran el hecho de que ha sido correcta la línea seguida por el Comité Central desde el VII Congreso hasta hoy». (Mao, Fortalecer la unidad del partido, continuar sus tradiciones, 1956)

    Este apoyo no podía ser de otra forma pues si nos fijamos detenidamente con su informe «Sobre diez grandes relaciones» de Abril de 1956, se había adelantado a las tesis revisionistas del VIII Congreso del PCCh de Septiembre de ese mismo año.

    [3] Nota del editor, NG: Efectivamente Mao Zedong dio soporte público a Jruschov en oposición a Molotov:


    «Apoyo la solución del Comité Central del PCUS en relación con la cuestión de Molotov. Esa fue una lucha de contrarios. Los hechos prueban que no se pudo alcanzar la unidad y que los lados se excluían mutuamente. La camarilla de Molotov aprovecho la oportunidad para atacar cuando el camarada Jruschov se encontraba en el extranjero. [...] Esto demuestra que la línea representada por el camarada Jruschov es la más correcta y que la oposición a esta línea es incorrecta». (Mao, Discursos en la Reunión de los Partidos Comunista y Obreros en Moscú 1957)

    [4] Nota del editor, NG: Como afirma Enver Hoxha, Mao Zedong dio durante mucho tiempo su visto bueno al XXº Congreso del PCUS, luego con el tiempo cambió en parte, no todas, pero si ciertas opiniones de antaño, aunque su antistalinismo siempre estaría presente en sus obras, esta aceptación de las tesis de Jruschov por parte de Mao Zedong son fácilmente comprobables, de hecho al inicio del «decálogo» hablaba así de las «rectificaciones» de Jruschov:

    «Algo que merece especial atención son ciertos defectos y errores existentes en el proceso de la edificación socialista de la Unión Soviética, que últimamente han salido a la luz. ¿Desea uno repetir los recodos que ellos transitaron?».

    [5] Nota del editor, NG: Se puede comprobar dicha posición vacilante mediante varios documentos de ambos lados, pero en esta ocasión volveremos a poner el extracto que relata resumidamente dicha petición del cese de la polémica entre jruschovistas y los marxista-leninistas albaneses de la carta del CC del PTA al CC del PCCh del 1978:

    «En la etapa inicial de las polémicas feroces entre el Partido del Trabajo de Albania y los revisionistas jruschovista, China estaba de acuerdo con Albania, pero esto sólo en la superficie, ya que, en realidad, como se comprobó más tarde, fue en la búsqueda de una reconciliación con los soviéticos queriendo la extinción de las polémicas con ellos. Esto fue evidente en el discurso de Chou En-lai en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde, de hecho, él no defendió nuestro partido, sino que exigió que la polémica debiera cesar en su lugar. El liderazgo chino llamó a esta postura «ayuda» para la propia Albania, pero la demanda de cesar la polémica no fue ni a los intereses de la Albania socialista, ni a los intereses de la propia China. Sino que con esto el único que se beneficiaba era Jruschov en su lucha contra el socialismo y el marxismo-leninismo». (Carta de la CC del Partido del Trabajo de Albania y el Gobierno de Albania en el CC del Partido Comunista y el gobierno chino, 29 de julio de 1978, edición digital, p. 11.)

    [6] Nota del editor, NG: Una de las causas de que la «Revolución Cultural» fuera un fracaso debe recaer en el método maoísta de ocultar el papel de vanguardia del proletariado y sostener a las «masas», en este caso incluso contra el Partido comunista, en vez de utilizar al instrumento de la clase obrera: el partido, y sus cuadros sanos para rectificar dicha situación:

    «No nos parecía una conducta revolucionaria el que esta Revolución Cultural no estuviese dirigida por el partido, sino que fuese una explosión caótica tras un llamamiento que hizo Mao Zedong. La autoridad de Mao en China hizo que se levantasen millones de jóvenes no organizados, estudiantes y escolares, que marchaban hacia Pekín, hacia los comités del partido y del poder, disolviéndolos.

    Se decía que estos jóvenes representaban en aquel entonces en China la «ideología proletaria» y que ¡enseñarían al partido y a los proletarios el «verdadero» camino! Una revolución de este tipo, de acentuado carácter político, fue llamada cultural. Para nuestro Partido esta denominación era inexacta, porque en realidad en China se había desatado un movimiento político y no cultural. Pero lo principal era que esta «gran revolución proletaria» no estaba dirigida ni por el partido, ni por el proletariado. Esta grave situación tenía su origen en los viejos conceptos anti-marxistas de Mao Zedong que subestiman el papel dirigente del proletariado y sobreestiman a la juventud en la revolución. Mao había escrito:

    «¿Qué papel ha desempeñado la juventud china a partir del «movimiento del 4 de mayo»? En cierta medida, un papel de vanguardia que, salvo los ultrareaccionarios, todo nuestro país lo reconoce. ¿En qué consiste este papel de vanguardia? En jugar el papel dirigente». (Mao Zedong, Obras Escogidas, ed. albanesa, t. 3, pág. 19) (Enver Hoxha, El imperialismo y la revolución, 1979)


    [7] Nota del editor, NG: Pese a las pocas lecciones positivas que pueden extraer los marxistas-leninistas de la famosa «Revolución Cultural», tanto por sus métodos antimarxistas como por sus resultados, los chinos de todos modos la presentaban entonces como un acontecimiento que superaba incluso a la Revolución de Octubre:

    «El florecimiento de la Gran Revolución Cultural de China, es uno de los acontecimientos más grandes de nuestra época, de más largo alcance en sus efectos que la Revolución de Octubre». (Pekín Informa Nº 25 1968.)

    [8] Nota del editor, NG: Aquí sin embargo, podemos encontrar el culto fanático a Mao declarando directamente que fue el personaje más importante del marxismo-leninismo, y que sus ideas, el «Pensamiento Mao Zedong» era la superación de toda ideología precedente:

    «Ninguno de los marxistas leninistas precedentes dirigió personalmente, en primera línea tantas importantes campañas política y militares como el Presidente Mao, ni experimentó una lucha tan prolongada, tan complicada, violenta y multifacética como el Presiente Mao. El Pensamiento del Presidente Mao es la más alta síntesis y el más nuevo resumen de las experiencias de la revolución y del movimiento comunista internacional. ¿Dónde se puede encontrar en la Antigüedad o en nuestro tiempo, en China o en el extranjero una teoría de tan alto nivel o un pensamiento tan maduro como el pensamiento del Presidente Mao?». (Pekín Informa Nº 46 1967)

    [9] Nota del editor, NG: Del mismo modo que se atrevía a juzgar con una cifra exacta la obra de Stalin, argumentaba que existían varios tipos de marxistas a los cuales también cifraba en porcentajes, siendo para él normal la existencia de «pseudomarxistas» dentro del partido:

    «Algunos parecen considerar que, una vez ingresados en el Partido Comunista, todos se convierten en santos, quedan libres de divergencias, de malentendidos, y se encuentran más allá de todo análisis, es decir, que conforman un todo monolítico cual una lámina de acero, que son uniformes y parejos y, en consecuencia, no necesitan de negociaciones. A ellos les parece que, una vez dentro del Partido Comunista, todos han de ser marxistas en el 100 por ciento. En realidad, hay diversos tipos de marxistas: marxistas en un 100 por ciento, marxistas en un 90 por ciento, marxistas en un 80 por ciento, marxistas en un 70 por ciento, marxistas en un 60 por ciento, marxistas en un 50 por ciento, y algunos son marxistas sólo en un 10 ó 20 por ciento. ¿No podemos conversar entre dos o varias personas en un pequeño cuarto? ¿No podemos celebrar negociaciones partiendo del deseo de unidad y con un espíritu de ayuda? Claro que no se trata de negociaciones con el imperialismo (con éste también necesitamos celebrar negociaciones), sino de negociaciones internas entre comunistas». (Mao, Discursos en la Reunión de los Partidos Comunista y Obreros en Moscú 1957)

    [10] Nota del editor, NG: Dicho pensamiento antimarxista sobre la economía, común en los pequeñoburgueses, llego a su cenit con la teoría de que el centro de la economía debía ser el campo. En este «decálogo» se inician las desviaciones económicas que tienen como fin «equilibrar» las inversiones en detrimento de la industria pesada, pero como decimos el colmo de dicho concepto económico llegaría un poco más tarde, así describían en 1972 en el diario Pekín Informa este «gran aporte»:

    «En su discurso Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo hechas en 1957, el Presidente Mao afirmó:

    «La industria pesada es el núcleo de la construcción económica de China. Al mismo tiempo, se debe prestar plena atención al desarrollo de la agricultura y la industria ligera».

    Más tarde, explicando la teoría que la agricultura es la fundación de la economía nacional, el Presidente Mao lo resumió en estas palabras:

    «Tomar la agricultura como la base de la economía y la industria como el factor principal».

    Esto pues, constituye el principio general para el desarrollo de la economía nacional. Él indicó que se debe dar el primer lugar al desarrollo de agricultura. Estas instrucciones del Presidente Mao son en profundidad dialécticas; ellas revelan las leyes objetivas que gobiernan el crecimiento de economía socialista en China y son un desarrollo de la economía política del marxismo […] Aunque la industria pesada más tarde se desarrolló en cierta medida, la velocidad de su crecimiento todavía se queda atrás de las de algunas otras provincias, y sus productos se redujeron en base a las necesidades de las del desarrollo de la agricultura y la industria ligera de la provincia [...] La práctica en las localidades ha permitido a los cuadros que toman parte en la discusión para llegar a un entendimiento profundo de que deben en primer lugar firmemente tener en cuenta el principio de tomar la agricultura como base de la economía nacional».


    [11] Nota del editor, NG: Una de las varias críticas de Mao a la economía de la Unión Soviética, y a los países de democracia popular fueron obviamente el «excesivo» papel de la industria pesada, de nuevo intenta convencer al lector que su camino, que su «vía al socialismo», era la correcta a diferencia de las experiencias pasadas que había cometido errores que como él decía Jruschov empezaba a subsanar:

    «En el tratamiento de esta relación, no hemos cometido errores de principio; hemos trabajado mejor que la Unión Soviética y algunos países de Europa Oriental. En nuestro país no existen problemas como el que se presentó en la Unión Soviética, donde la producción cerealera no pudo alcanzar, durante largo tiempo, el nivel más alto de antes de la Revolución de Octubre, o como aquellos serios problemas surgidos en algunos países de Europa Oriental a causa del grave desequilibrio entre el desarrollo de la industria ligera y el de la pesada. Ellos ponen unilateralmente el acento en la industria pesada y descuidan la agricultura y la industria ligera, lo que ha provocado la escasez de productos en el mercado y la inestabilidad de la moneda. Nosotros, en cambio, prestamos una mayor atención a la agricultura y a la industria ligera».

    [12] Nota del editor, NG: Mao creía que en 1956 China tenía más potencial militar que la URSS en la década de los años 30, o eso cree él en este «decálogo»:

    «A través de la Guerra de Resistencia a la Agresión Norteamericana y en Ayuda a Corea, así como del proceso de entrenamiento y consolidación de los últimos años, nuestro ejército se ha fortalecido y es ahora algo más poderoso que el Ejército Rojo soviético de antes de la Segunda Guerra Mundial y, además, ha mejorado su armamento».

    Y así se aceptaba la calumnia de Jruschov sobre Stalin y la preparación de la Segunda guerra mundial:

    «[Stalin] cometió algunos errores graves como los siguientes: amplió el alcance de la supresión de la contrarrevolución, careció de la vigilancia necesaria en la víspera de la guerra antifascista, falló en prestar la atención adecuada al desarrollo de la agricultura y el bienestar material del campesinado, dio ciertos consejos equivocados en el movimiento comunista internacional, y en particular, tomó decisiones erróneas sobre la cuestión de Yugoslavia». (PCCh, La experiencia histórica de la dictadura del proletariado)

    [13] Nota del editor, NG: Objetivamente es innegable el carácter dominante del ejército en las ideas maoístas, así como su carácter putchistas para resolver las disputas fraccionarias, esto influyo en el PCCh y en el propio ejército en la lucha de varias líneas que se fraguaba en el PCCh:

    «Para liquidar a sus adversarios ideológicos, Mao Zedong siempre ha movilizado al ejército. Levantó al ejército con Lin Piao a la cabeza para actuar contra el grupo de Liu Shao-chi y Teng Xiaoping. Más tarde, junto con Chou En-lai, organizó y lanzó al ejército contra Lin Piao. También después de la muerte de Mao, el ejército, inspirado en el «pensamiento Mao Zedong», ha desempeñado el mismo papel. Al igual que todos los que han llegado al poder en China, Hua Kuo-feng se apoyó en el ejército y actuó por medio de él. Éste, nada más morir Mao, levantó al ejército, y organizó, junto con los militares Ye Chien-ying, Wang Tung-sing y otros, el putch, deteniendo a sus adversarios. En China el poder sigue estando en manos del ejército, mientras que el partido va a su zaga. Esto es una característica general de los países dominados por el revisionismo. Los países verdaderamente socialistas refuerzan el ejército, como poderosa arma de la dictadura del proletariado, para aplastar a los enemigos del socialismo, en caso de que se sublevaran, así como para defender el país frente a un posible ataque por parte de los imperialistas y la reacción externa. Pero para que el ejército desempeñe en todo momento este papel, debe estar siempre, como nos enseña el marxismo-leninismo, bajo la dirección del partido y no ser el partido quien esté bajo la dirección del ejército». (Enver Hoxha, El imperialismo y la revolución, 1979)

    [14] Nota del editor, NG: Ya explicamos en el anterior documento «Reflexiones sobre el maoísmo» los conceptos bujarinistas de Mao sobre los leves impuestos que se deben aplicar al campesino limitando el crecimiento de la industria al buen estado de la cosecha, por eso no debemos extendernos más, así hablaba Mao en este «decálogo» de la experiencia agrícola en la Unión Soviética:

    «Los procedimientos que se adoptan en la Unión Soviética representan un estrujamiento muy duro para los campesinos. Mediante prácticas tales como el llamado sistema de entregas obligatorias, se les quita demasiados productos, y a precios bajísimos […] En vista de los graves errores de la Unión Soviética en este problema, debemos prestar aún mayor atención al tratamiento correcto de la relación entre el Estado y los campesinos».

    [15] Nota del editor, NG: Efectivamente los movimientos en China en el ámbito económico a partir de 1956 presuponen una copia total del modelo económico jruschovista y titista, ya que se lleva a cabo la tarea de descentralizar la economía, abolir la planificación central de precios, fomentar la autoridad local a causa de los «errores de las experiencias pasadas» en los demás países socialistas etc. Observemos un ejemplo en los escritos del «decálogo»:

    «Debemos preocuparnos, actualmente, de ampliar un tanto las atribuciones de las autoridades locales, concederles una mayor independencia y permitirles más actividades, con sujeción a la premisa de consolidar la dirección unificada de las autoridades centrales».

    Y estas tesis promulgadas en el «decálogo» se tradujeron un año después en las siguientes acciones:

    «El Consejo Estatal actuaba sobre la decisión de las últimas reformas aprobadas por el Pleno del CC (en Septiembre de 1957), promulgadas para el sistema de administración industrial, comercial y financiera. En el campo de industria el poder de autoridades provinciales aumentó trasladándose su control a muchas empresas antes manejadas por los ministerios del gobierno central. Por el decreto de noviembre de 1957 las empresas de las industrias de bienes de consumo (la mayoría de las cuales eran controladas por el Ministerio de la Industria Ligera), la industria pesada no estratégicas, y todas las demás fábricas adecuadas para la descentralización debían ser trasladadas a cargo de las autoridades locales (principalmente a las de provincia). Las autoridades provinciales ahora asumirían responsabilidades operativas para una amplia gama de industrias […] A las autoridades provinciales se les dieron el derecho a fijar los precios en los ámbitos de sus competencias […] Por lo tanto, el 80% de las empresas e instituciones controladas en 1957 por el gobierno central habían sido entregadas a las autoridades de nivel provincial a finales de junio de 1958, siendo pues aumentada la proporción de las empresas controladas localmente de un 54% en 1957 al 73% en 1958». (Parris H. Chang: Poder y Política en China). (Bill Bland, La lucha de clases en China, 1997)

    Estas mismas tesis eran las que años atrás pusieron en activo en el ámbito teórico y práctico los yugoslavos:

    «Hay muchas buenas intenciones socialistas fuera de nuestro país que piensan que la descentralización se debilitará nuestro estado en el ámbito de la política exterior. Esto no es exacto. Esa descentralización se limita a aplicar el marxismo. Les estamos dando a las fábricas a los trabajadores, y esto fortalece nuestro estado y hace que los trabajadores se sientan, más que nunca, que es su estado, que son los propietarios de los medios de producción y que son ellos los que están creando la prosperidad del país». (Tito, Entrevista de Kamalesh Banerji con el mariscal Tito, 1 de octubre de 1950)

    [16] Nota del editor, NG: Como se ha subrayado, no se puede entender estos movimientos de descentralización y demás sin conocer también las alabanzas de Mao Zedong a Tito y a sus métodos de «autogestión»:

    «Stalin tomó una decisión errónea sobre la cuestión de Yugoslavia. A propósito de todas estas cuestiones, Stalin se mostró subjetivo […] Que los camaradas yugoslavos experimentes una aversión particular con respecto a los errores del Stalin, esto puede comprenderse. Situados en unas condiciones difíciles, han desplegado en el pasado esfuerzos meritorios para mantenerse en la vía del socialismo. En las empresas y otras organizaciones sociales, han realizado experiencias de gestión democrática que han igualmente atraído la atención. El pueblo chino aplaudió la reconciliación intervenida entre la URSS y los otros países socialistas, de un lado, y Yugoslavia, de otro». (PCCh, La experiencia histórica de la dictadura del proletariado)

    Tampoco sería casual pensar que la apertura de capitales de la dirigencia china, aparte de ser producto de la incapacidad de elaborar una industria pesada independiente y robusta, sea producto también de la influencia ideológica titista que empezó a fluir a China otra vez cuando se volvieron a reconciliar con Yugoslavia y Tito en los años 70, llegando a su máximo apogeo durante finales de esta década, esto debe ser tomado en cuenta pues la «vía al socialismo yugoslava» tenía muy en cuenta la afluencia de capitales extranjeros desde hace muchos años, veamos la colaboración sino-yugoslava de los años 70 con un artículo de Pekín Informa de 1975:

    «El presidente Mao dio la mano al presidente Bzemal Bijedic, su mujer y otros distinguidos invitados yugoslavos se conocieron en una cálida bienvenida por su visita a China. El presidente Mao luego tuvo una amigable conversación en un ambiente cordial. Remmin Ribao les recibió con una bienvenida similar: «Existe una profunda amistad entre los pueblos de China y Yugoslavia. Los dos países de apoyaron en la guerra anti-fascista y se comprometieron después en la lucha contra el imperialismo y hegemonismo presente. La corriente visita del presidente Dzemal Bijedic servirá de ayuda para reforzar la amistad y unidad entre China y Yugoslavia, así como sus pueblos. Las amistosas relaciones y la cooperación entre los dos países será desarrollada aún más [...] Después de la liberación, Yugoslavia y su pueblo hicieron un esfuerzo significativo en construir su economía y su defensa nacional. La industria y la agricultura se han desarrollado regularmente y ha hecho que este país sea autosuficiente en cuanto a grano. En cuanto a las relaciones exteriores, los yugoslavos persiguen una política de no alineamiento, reforzando la unidad y cooperación con los países del tercer mundo y dando energías y apoyo en la lucha de diversos pueblos en sus movimientos de liberación nacional: esto firmemente ha sostenido todos los países grande o pequeños sean iguales internacionalmente en sus relaciones exteriores, que deben estar basadas en los principios de igualdad, independencia, respeto, y soberanía territorial íntegra: y en oposición al imperialismo y sus ansias de poderes hegemónicos. Esta política exterior de los yugoslavos juega un rol positivo en la causa de la unidad contra el hegemonismo, en la causa mantenida por los pueblos del mundo».

    Y así se lo agradecía Hua Kuo-feng este acercamiento:

    «Así, en 1975 ya Mao tuvo la visita del primer ministro yugoslavo, Djemal Biyedic, y se acercó a la base de crear la «superpotencia anti-soviética». Hua Kuo-feng declara en 1977 en Yugoslavia: «El presidente Mao cuidó mucho de las relaciones sino-yugoslavas. En octubre de 1975, tuvo un encuentro amistoso con el presidente Bijedic, donde declaró con palabras muy favorables para el presidente Tito en alusión de que no tenía ni presión ni miedo, que él era tan firme como el hierro». (Pekín Informa, 05 de septiembre 1977, p.9)

    [17] Nota del editor, NG: Esto era lo que opinaba Mao en su «decálogo» sobre la Unión Soviética y como se había gestionado el tema de las relaciones entre las diferentes naciones:

    «En la Unión Soviética, son sumamente anormales las relaciones entre la nacionalidad rusa y las minorías nacionales; es preciso que de allí saquemos las debidas lecciones».

    [18] Nota del editor, NG: Consultar nuevamente el punto número trece de estas anotaciones.

    [19] Nota del editor, NG: El concepto del multipartidismo ya lo hemos visto expresado en Mao Zedong en su nueva democracia, pero al igual que Liu Shao-chi, Mao pretende que se iría hacía el socialismo mediante el multipartidismo:


    «¿Qué es mejor: que haya un solo partido o varios partidos? Por lo que hoy parece, es preferible que haya varios. Esto no sólo es válido para el pasado, sino que puede serlo también para el futuro; significa coexistencia duradera y supervisión mutua [...] Tanto el Partido Comunista como los partidos democráticos surgieron en el proceso histórico. Todo lo que surge en el proceso histórico desaparece en el mismo proceso. Así, tarde o temprano desaparecerá el Partido Comunista y, de igual modo, los partidos democráticos. ¿Es esta desaparición algo tan desagradable? A mi modo de ver, será muy agradable. Me parece realmente estupendo el día en que el Partido Comunista y la dictadura del proletariado pierdan su razón de ser. Nuestra tarea es justamente impulsar el proceso, de modo que su desaparición advenga más pronto. De esto ya hemos hablado muchas veces».

    Ante esta tesis que desprende liberalismo por doquier, nos gustaría añadir por un lado el pensamiento marxista-leninista PTA sobre las obligaciones de un partido comunista en las relaciones y colaboraciones con los partidos democráticos en las etapas democrático-nacionales y en la socialista, y por otro el pensamiento del camarada Stalin sobre la existencia o no de partidos, añadimos esto, para que el lector no se quede con el sabor amargo de las tesis maoístas:

    «En nuestro país no ha existido más partido político que el Partido Comunista (del Trabajo) de Albania y esto, tal como expresó el camarada Enver Hoxha, ha sido «un gran bien, de una importancia incalculable, mientras que para la burguesía, para la reacción nacional e internacional, ha constituido una gran desgracia, una pérdida fatal». Ello no quiere decir que el PTA haya estado por principio contra la colaboración con partidos antifascistas y progresistas, en el caso de que tales partidos se formaran, constituyendo con ellos un frente contra el enemigo común, el fascismo invasor y los traidores del país, pero ello sin renunciar a su propia individualidad e independencia política, ideológica, organizativa y a su objetivo de lograr y mantener el papel dirigente en la revolución, mediante la persuasión de las masas de la justeza de su línea. Pero, ¿cuánto tiempo puede prolongarse la existencia de los partidos no proletarios, la colaboración y la unión del partido de la clase obrera con ellos en un frente común? El camarada Enver Hoxha dio respuesta a este problema de principio basándose en la teoría marxista-leninista y en la experiencia de las revoluciones socialistas que habían tenido lugar hasta aquel momento. «Una vez instaurada y consolidada la dictadura del proletariado —dijo—, la existencia durante un largo tiempo de otros partidos, incluidos los «progresistas», en el frente o fuera de él, en nombre de unas supuestas y antiguas tradiciones, no tiene ningún sentido, ninguna razón de ser, ni siquiera formal. La revolución, si es capaz de derrumbar todo un mundo, fácilmente puede romper una tradición. La presencia de otros partidos no marxista-leninistas, especialmente después a edificación de la base económica del socialismo, es absurda y oportunista. Y esto, lejos de perjudicar a la democracia, no hace más que consolidar la verdadera democracia proletaria. El carácter democrático de un régimen no lo determina el número de partidos, sino su base económica, la clase que está en el Poder, toda la política y la actividad del Estado, el hecho de que esta política vaya o no en interés de las amplias masas populares, de que les sirva o no». Permitir después de ello la existencia de otros partidos políticos; significa mantener a la burguesía como clase. Esta conclusión estaba dirigida también contra las teorías de Mao Zedong sobre la presencia y la convivencia de numerosos partidos, sobre la existencia de diversas líneas en el partido comunista, sobre las cien flores que se abren y las cien escuelas que compiten en la revolución y en el socialismo». (Historia del PTA, tomo II)

    «En lo que se refiere a la libertad para los diferentes partidos políticos, nosotros diferimos un poco de su opinión. Un partido es una parte de una clase, su parte de vanguardia. Varios partidos y, por consecuencia, la libertad de los partidos, sólo pueden existir en una sociedad en la que existen clases antagónicas, cuyos intereses son hostiles e irreconciliables, donde, por ejemplo, hay capitalistas y obreros, terratenientes y campesinos, kulaks y campesinos pobres, etc. Pero en la URSS ya no hay tales clases como capitalistas, terratenientes kulaks, etc. En la Unión Soviética no hay más que dos clases: obreros y campesinos, cuyos intereses, lejos de ser hostiles, son, por el contrario, amistosos. Por lo tanto, en la URSS no existe terreno para varios partidos y, por consiguiente, para libertades de esos partidos. En la URSS sólo existe terreno para un solo partido: el Partido Comunista. En la URSS sólo puede existir un partido, el Partido Comunista, que defiende valientemente y hasta el fin los intereses de los obreros y campesinos. Y que no defiende mal los intereses de estas clases es un hecho del que no puede dudarse». (Stalin, Sobre el proyecto de constitución, 1936)


    [20] Nota del editor, NG: Consultar de nuevo el punto número uno de estas anotaciones.

    [21] Nota del editor, NG: Mediante todas estas concesiones a la burguesía nacional, los maoístas para cubrir su vergüenza, que era la de no llevar la lucha de clases frente a su burguesía: implantaron la idea de que la burguesía como tal no desaparece en el socialismo, sino en el comunismo, como hemos demostrado en documentos pasados que hemos digitalizado, el PCCh y Mao decían una y otra vez que Stalin se equivocaron en este aspecto, e intentaron legitimar este ataque llevando estas ideas a Albania pero sin éxito, ya que el PTA defendió la visión de Marx, Engels, Lenin y Stalin sobre la desaparición de la burguesía como clase al expropiarla, acto que obviamente los chinos no podían reconocer como suyo, ya que habían aplicado la máxima bujarinista de integración pacífica de la burguesía en el socialismo, aplicando además todo ello mediante concesiones económicas como rentas y demás, veamos el fracaso de Chou En-Lai en llevar las teorías revisionistas a Albania:


    «Mientras tanto, también la dirección china difundía puntos de vista opuestos a la teoría marxista-leninista sobre la lucha de clases. Junto con la teoría de «que se abran cien flores y compitan cien escuelas», que constituye una descarada negación de la lucha de clases, defendía la tesis de que la burguesía, como clase, no desaparece con la construcción de la base económica del socialismo, sino que continúa existiendo, junto con la clase obrera, durante todo el período de la transición del capitalismo al comunismo. Mediante esta tesis los dirigentes chinos pretendían legitimar la conservación intacta de la clase capitalista en la «sociedad socialista» china, la cual, como posteriormente se hizo evidente, no era en absoluto socialista. Esta tesis antimarxista pretendió imponérsela al Partido del Trabajo de Albania, en mayo de 1966, en el curso de las conversaciones celebradas en Pekín entre una delegación del PTA, presidida por el camarada Mehmet Shehu y otra china, encabezada por Chou En-lai. Este planteó insistentemente que en la declaración conjunta albano-china se incluyese el concepto de la presencia de la clase capitalista en Albania, de la misma forma que en China, y llegó hasta el punto de condicionar la firma de la declaración a la aceptación de esta demanda. Pero los representantes del PTA no se plegaron a las presiones, sino que defendieron con terminación los conceptos marxista-leninistas sobre clases y la lucha de clases. Un mes más tarde el propio Chou En-lai vino a Tirana donde de nuevo planteó a la dirección del PTA la tesis de Mao Zedong sobre la existencia de la burguesía, en tanto que clase, durante todo el período de la construcción del socialismo, esforzándose por probar la «justeza» de la tesis china y los «errores» de Stalin acerca de la lucha de clases. El camarada Enver Hoxha, con argumentos científicos, echó abajo todos sus razonamientos sofísticos, defendiendo los justos puntos de vista marxista-leninistas del PTA sobre esta cuestión, expresados en su IV Congreso, en el que se proclamó que había sido construida la base económica del socialismo tanto en la ciudad como en el campo. Con el logro de esta histórica victoria en el desarrollo de la revolución socialista, las clases explotadoras habían desaparecido como tales». (Historia del PTA, tomo II)

    [22] Nota del editor, NG: Podríamos extendernos mucho en dicha teoría revisionista de «la lucha de dos líneas» que hemos criticado en otros documentos, pero dejaremos tan solo tres frases para ilustrar al lector en el tema:

    «El hecho es que el Partido Comunista de China ha vivido durante decenas de años tolerando dos líneas en su seno. Si se parte del principio de que se precisan dos líneas activas en el partido, entonces éste no puede ser marxista-leninista. En el seno del partido debe desarrollarse también una lucha de clases, incluso encarnizada, para liquidar cuanto antes y definitivamente la fracción antipartido, la fracción antimarxista. No hemos visto una lucha de este tipo en el Partido Comunista de China, incluso cuando algunos dirigentes (que no han estado solos) han sido condenados como fraccionalistas. Por el contrario, no sólo han permanecido en el partido, sino también en la dirección central». (Enver Hoxha, La anarquía no se combate con anarquía, 1967)

    «En tanto que Mao Zedong concibe el partido como una unión de clases con intereses opuestos, como una organización en que están enfrentadas y luchan dos fuerzas, el proletariado y la burguesía, el «cuartel general proletario» y el «cuartel general burgués», los cuales deben tener sus representantes en todo el partido, desde la base hasta los órganos dirigentes más altos, Así, en 1956 exigía que fueran elegidos al Comité Central los dirigentes de las fracciones de izquierda y de derecha, presentando a este efecto argumentos tan ingenuos como ridículos: «Todo el país, el mundo entero, dice él, saben bien que ellos han cometido errores de línea. La razón por la que los elegimos estriba precisamente en que ellos son famosos. ¡Qué otro remedio hay si gozan de fama y la fama de los que no han cometido errores o sólo han cometido pequeños errores no puede compararse con la suya! En nuestro país, que tiene una gran masa de pequeño-burgueses; ellos son dos banderas». (Mao Zedong, Obras Escogidas, tomo V) (Enver Hoxha, El imperialismo y la revolución, 1979)

    «Además, Mao Zedong, que desde hacía tiempo había erigido en teoría la existencia de las fracciones y las líneas opuestas y la pugna entre distintas líneas en el seno del partido, como un fenómeno objetivo, por mediación de Chou En-lai que se encontraba de visita a Albania, en junio de 1966, se esforzó por imponer dicha «teoría» antimarxista al Partido del Trabajo de Albania. El PTA, en aplicación del gran principio de la unidad del partido marxista-leninista, jamás había permitido que cristalizasen en su seno corrientes fraccionalistas ni líneas revisionistas opuestas, había descubierto y destruido a tiempo, mediante la lucha revolucionaria de principios, a los elementos y los puntos de vista hostiles, a los grupos fraccionalistas antipartido, sin darles la posibilidad de transformarse en corrientes y líneas opuestas. Al generalizar esta experiencia, y respondiendo indirectamente a la dirección china, el camarada Enver Hoxha declaraba: «Un partido marxista-leninista que es respetado como tal no puede permitir la existencia de dos líneas en su seno, no puede por tanto consentir la existencia de una o varias fracciones». Incluso en el caso de que éstas aparezcan, el partido no puede ni debe tolerar su existencia aunque sea por poco tiempo. Las fracciones en el partido están en contradicción con la unidad de pensamiento y de acción marxista-leninista y tienden a convertir a éste en un partido socialdemócrata y al país socialista en un país capitalista. La práctica ha confirmado que la manifestación de ideologías y líneas opuestas en un partido indica que éste o bien no es verdaderamente marxista-leninista o bien, siéndolo, no ha desarrollado correctamente, de manera consecuente y decidida la lucha de clases en su seno». (Historia del PTA, tomo II)


    [23] Nota del editor, NG: Podemos encontrar varias críticas a la infame teoría de los tres mundos pero recomendamos en especial la siguiente frase, ya que es la mejor forma de resumir de modo claro y conciso el carácter reaccionario de las diferentes teorías antimarxistas como la «teoría de los tres mundos», el «mundo no alineado» y demás teorizaciones que pretenden aminorar la lucha de clases y ocultar el concreto carácter clasista de los diferentes sistemas:

    «En la época actual se habla mucho sobre la división del mundo en «primer», «segundo» y «tercer» mundo sobre el «mundo no alineado», sobre el mundo de los «países en vías de desarrollo», «de la contradicción Norte-Sur», etc. Cada sostenedor de estas divisiones presenta su propia teoría como la estrategia más justa, que supuestamente responde a las condiciones de la actual situación internacional. Pero, como recalcara el camarada Enver Hoxha en el VII Congreso del Partido: «Todas estas denominaciones, que se refieren a las diversas fuerzas políticas que hoy actúan en el mundo, lejos de poner en evidencia; encubren el carácter de clase de estas fuerzas, las contradicciones fundamentales de nuestra época, el problema clave, que actualmente predomina a escala nacional e internacional, la implacable lucha que se desarrolla entre el mundo burgués-imperialista por una parte, y el socialismo, el proletariado mundial y sus aliados naturales, por la otra», (Enver Hoxha, Informe ante el VII Congreso del PTA, Pág. 203, ed. albanesa) (Teoría y práctica de la revolución, publicado en «Zeri i Popullit» el 7 de julio de 1977)

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