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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras.

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    Mensaje por Radionrojo Dom Mar 07, 2010 10:31 pm

    Los desplazamientos -actuales o potenciales- del poder en el mundo constituyen un animado asunto entre los estrategas de la política y los observadores. Una de las preguntas es si China desplazará (o cuándo) a Estados Unidos como protagonista dominante global, tal vez junto a India. Este cambio provocaría que el sistema mundial volviera a ser algo parecido a como era antes de las conquistas europeas. China e India han experimentado un rápido crecimiento económico y, gracias a que rechazaron las políticas occidentales de desregulación financiera, han sobrevivido a la recesión mejor que la mayoría de países.

    Sin embargo, surgen interrogantes. Uno es el referido a la situación de la población. Una medición estándar de bienestar social es el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, cuyos datos más recientes corresponden a 2008. India ocupa el puesto 134 -ligeramente por encima de Camboya, y debajo de Laos y Tayikistán-, aproximadamente el mismo sitio que ha ocupado durante años. China se ubica en el lugar 92, empatado con Belice, un poco por encima de Jordania y por detrás de la República Dominicana e Irán. India y China tienen mucha desigualdad, así que más de mil millones de sus habitantes caen todavía más en la escala.

    Otra preocupación es la deuda de EEUU que, se teme, coloque al país bajo el yugo de China. Aparte de un breve interludio, desde hace mucho Japón ha sido el principal poseedor internacional de deuda del Gobierno estadounidense. Además, el estancamiento de los prestamistas está sobrevalorado.

    En una dimensión, la del poder militar, EEUU se yergue completamente solo. Y Obama está imponiendo niveles históricos con su presupuesto militar. Casi la mitad del déficit estadounidense se debe al gasto militar, intocable en el sistema político.

    Al considerar los otros sectores de la economía estadounidense, el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros economistas advierten de que debemos cuidarnos del "fetichismo deficitario". El déficit estimula la recuperación y puede superarse con una economía al alza, como sucedió después de la II Guerra Mundial, cuando el déficit era mucho peor. Respecto a la deuda, se espera que crezca, debido principalmente al ineficiente sistema privatizado de cuidado de la salud -también virtualmente intocable, gracias a la habilidad de las empresas de superar la voluntad pública-.

    Sin embargo, el marco de estas discusiones es engañoso. El sistema global no sólo es una interacción entre estados donde cada uno busca cierto "interés nacional" ajeno a la distribución del poder en el interior del país.

    Esto se ha entendido desde hace mucho tiempo. Adam Smith concluyó que los "principales arquitectos" de la política en Inglaterra eran los "comerciantes y manufactureros", quienes se aseguraban de que sus propios intereses fueran "atendidos de la forma más peculiar", sin importar sus "penosos" efectos sobre los demás, incluyendo el pueblo inglés. La máxima de Smith sigue siendo cierta, aunque actualmente los "principales arquitectos" son las corporaciones multinacionales y, particularmente, las instituciones financieras, cuya participación en la economía se ha disparado desde los años setenta.

    En Estados Unidos hemos visto un ejemplo espectacular del poder de las instituciones financieras. Durante la última elección presidencial, aportaron el núcleo de la financiación del presidente Obama. Naturalmente, esperaban ser recompensados, y así fue, con los Programas de Alivio de Activos en Problemas (TARP) y con mucho más. Por ejemplo, Goldman Sachs, la firma más dominante en la economía y el sistema político, hizo una fortuna vendiendo títulos respaldados por hipotecas e instrumentos financieros más complejos. Conocedora de la fragilidad de los paquetes que ofrecía, la compañía aceptó apuestas con la gigantesca aseguradora American International Group de que las ofertas iban a desplomarse. Cuando el sistema financiero colapsó, AIG también se vino abajo.

    Los arquitectos de la política, gente de Goldman, no sólo negociaron un paquete de rescate para Goldman, sino que también lograron que los contribuyentes salvaran a AIG de la bancarrota, rescatando también por esa vía a Goldman. Ahora Goldman está registrando ganancias históricas y pagando voluminosos bonos. Junto con algunos otros bancos importantes, es más grande y fuerte que nunca.

    Los 'arquitectos de la política' están operando un cambio: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional

    El pueblo está furioso. La gente puede ver que los bancos que fueron agentes principales de la crisis están prosperando enormemente, mientras que la población que los rescató se enfrenta a un desempleo de casi el 10%. El descontento popular finalmente evocó un cambio de retórica de la Administración, que respondió acusando de codiciosos a los banqueros y formulando algunas sugerencias políticas que a la industria financiera no le agradan (la Regla Volcker y otras propuestas).

    Dado que se suponía que Obama iba a ser su hombre en Washington, los principales arquitectos del poder perdieron poco tiempo antes de lanzar sus instrucciones: a menos que Obama se alineara nuevamente, enviarían sus fondos a la oposición política. En pocos días, Obama informó a la prensa de que los banqueros eran buenos tíos, singularizando a los dos principales, JP Morgan Chase y Goldman Sachs: "Al igual que la mayoría de los estadounidenses, no tomo a mal la riqueza o el éxito de la gente. Es parte del sistema de libre mercado" -del modo en que se interpretan los "mercados libres" en la doctrina del capitalismo de Estado-. Ese cambio radical de Obama es una fotografía reveladora de la máxima de Smith en acción.

    Los arquitectos de la política también están operando un verdadero cambio de poder: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional. Martin Hart-Landsberg, economista y especialista en China, explora la dinámica. China se ha convertido en la planta ensambladora de un sistema de producción regional. Japón, Taiwán y otras economías asiáticas desarrolladas exportan a China partes y componentes de alta tecnología, donde se ensamblan y exportan los productos terminados.

    El creciente déficit comercial de EEUU con China ha generado preocupación. Se ha hablado menos de que este se ha reducido marcadamente con Japón y el resto de Asia conforme toma cuerpo el nuevo sistema de producción regional. Las manufactureras estadounidenses están siguiendo el mismo camino, enviando partes y componentes a China para que esta ensamble y exporte, en su mayoría de regreso a EEUU. Para las instituciones financieras, comercializadoras gigantes de venta minorista y los dueños y gerentes de industrias manufactureras, estos desarrollos son celestiales.

    Y bien entendidos. En 2007, Ralph Gomory, director de la Fundación Alfred P. Sloan, declaró ante el Congreso que "en esta nueva era de globalización, los intereses de las empresas y los países han divergido. En contraste con el pasado, lo que es bueno para las empresas globales estadounidenses ya no es necesariamente bueno para los estadounidenses".

    La riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia de EEUU

    Examinemos a IBM. A finales de 2008, más del 70% de los 400.000 trabajadores de la empresa estaba en el extranjero, según la revista Business Week. En 2009, IBM redujo su nivel de empleo en EEUU otro 8%. Para la fuerza de trabajo, el resultado podría ser "penoso", según la máxima de Smith, pero es bueno para los principales arquitectos de la política.

    Las investigaciones actuales indican que aproximadamente una cuarta parte de los empleos estadounidenses será extranjerizado en dos décadas, y los que queden se enfrentarán a beneficios y sueldos menores debido a la mayor competencia de los trabajadores reemplazados. Este patrón sigue a 30 años de estancamiento o desplome para la mayoría, mientras la riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia estadounidense.

    Pese a que China se está convirtiendo en la ensambladora y plataforma de exportaciones del mundo, los trabajadores del país están sufriendo junto al resto de la fuerza laboral mundial, como sería de prever en un sistema diseñado para concentrar riqueza y poder y para que los trabajadores compitan entre ellos globalmente. En el mundo, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se ha reducido en muchos países -de manera radical en China-, generando una inestabilidad creciente en esta sociedad altamente desigual.

    Así que tenemos otro cambio importante en el poder mundial, de la población general a los principales arquitectos del sistema global, proceso asistido por el socavamiento de la democracia funcional en los países más poderosos. El futuro depende de cuánto esté dispuesta a soportar la gran mayoría, y si se puede desarrollar una respuesta constructiva que confronte los problemas en el centro del sistema capitalista de estado de dominación y control. De lo contrario, los resultados podrían ser tétricos, como lo revela más que abundantemente la historia.

    *Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate.
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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty [Noam Chomsky] Un suceso "lamentable" en Jerusalén Oriental.

    Mensaje por *n0_l0g0* Lun Abr 05, 2010 5:47 pm

    Un suceso "lamentable" en Jerusalén Oriental

    Noam Chomsky
    La Jornada


    Una vez más, el lugar conflictivo es Jerusalén Oriental, ocupado por Israel en la guerra de 1967 –en esta ocasión se ha propuesto un complejo de 1.600 apartamentos en el barrio Ramat Shlomo. Y una vez más, a raíz de ello, la muerte de palestinos por fuego israelí.

    El 9 de marzo el Ministerio del Interior anunció el nuevo proyecto durante la visita del vicepresidente de Estados Unidos, Joseph R. Biden, a Israel. El presidente Obama había exhortado a frenar la expansión de los asentamientos en territorio ocupado.

    La reacción fue inmediata e intensa. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se disculpó públicamente por la "lamentable" falta de oportunidad del anuncio, pero insistió en que Israel podía construir libremente en Jerusalén Oriental y en otros lugares de los territorios que tiene la intención de anexar.

    Biden tuvo un intercambio privado y tenso con Netanyahu, invocando preocupaciones militares por el fracaso en cuanto a resolver el conflicto israelí-palestino, según la prensa israelí.

    "Lo que usted está haciendo socava la seguridad de nuestras tropas que están combatiendo en Iraq, Afganistán y Pakistán", dijo Biden a Netanyahu, según las fuentes. "Eso nos pone en peligro y pone en riesgo la paz regional."

    El 16 de marzo, el general David H. Petraeus, jefe del Comando Central de Estados Unidos, se hizo eco de esas preocupaciones ante el Comité senatorial de los Servicios Armados: "El conflicto fomenta el sentimiento antiestadunidense, debido a la percepción de un favoritismo de Estados Unidos hacia Israel".

    Una semana después, Netanyahu y Obama se reunieron en la Casa Blanca para mantener conversaciones calificadas posteriormente de "contenciosas".

    Netanyahu mantiene una línea dura sobre los asentamientos y no da indicaciones en absoluto de reconocer la viabilidad de un Estado palestino. Esta intransigencia se refleja muy mal en la credibilidad de Estados Unidos.

    Un contratiempo similar, relacionado con los asentamientos, hizo erupción hace 20 años, llevando al ex presidente George H. W. Bush a imponer sanciones limitadas a Israel en reacción al descarado e insultante comportamiento del primer ministro Yitzhak Shamir, quien fue rápidamente remplazado. La cuestión continúa siendo si la administración Obama está dispuesta a adoptar siquiera las suaves medidas aplicadas por Bush padre.

    La situación es más seria ahora. Dentro de Israel, los sectores ultranacionalistas y religiosos han surgido con una perspectiva parroquial estrecha. Y las fuerzas de Estados Unidos están comprometidas en guerras impopulares en la región.

    El pasado mayo, en Washington, Obama se reunió con Netanyahu y Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Esos encuentros y el discurso de Obama en El Cairo en junio han sido interpretados como punto de inflexión en la política estadunidense en Oriente Medio.

    Una mirada más atenta, sin embargo, sugiere ciertas reservas.

    Las interacciones entre Estados Unidos e Israel –con Abbas entre bambalinas– se centraban en dos frases: "Estado palestino" y "crecimiento natural de los asentamientos". Analicemos cada una sucesivamente.

    Obama efectivamente pronunció las palabras "Estado palestino", haciéndose eco del presidente George W. Bush. En contraste, la plataforma (no revisada) del partido gobernante de Israel en 1999, el Likud de Netanyahu, "rechaza rotundamente el establecimiento de un Estado palestino árabe al oeste del río Jordán".

    Es útil también recordar que el gobierno de Netanyahu de 1996 fue el primero en Israel que usó la frase "Estado palestino". El gobierno accedió a que los palestinos puedan llamar a cualesquiera fragmentos de Palestina que les queden "un Estado", si eso quieren –o pueden llamarlos "pollo frito".

    El pasado mayo la posición de Washington se presentó con mayor fuerza en el muy citado discurso de la secretaria de Estado Hillary Clinton rechazando "excepciones de crecimiento natural" a la política oficial estadunidense que se opone a nuevos asentamientos.

    Netanyahu y prácticamente todo el espectro político israelí insisten en permitir tal "crecimiento natural", quejándose de que Estados Unidos está dando marcha atrás a la autorización de Bush para tal expansión dentro de su "visión" de un Estado palestino.

    La fórmula Obama-Clinton no es nueva. Repite las palabras de la hoja de ruta de Bush para un Estado Palestino, el cual estipula que en la fase uno Israel "congele toda actividad de los asentamientos, consistente con el reporte del (ex senador estadunidense George J.) Mitchel, incluyendo el crecimiento natural de asentamientos".

    En El Cairo, Obama empleó su familiar estilo de "pizarrón limpio" –con poca sustancia, pero presentado de forma agradable, que permite a la audiencia escribir en el pizarrón lo que desea escuchar.

    Obama se hizo eco de la "visión" de Bush de un Estado palestino, sin detallar lo que quería decir. Obama expresó: "Estados Unidos no acepta la legitimidad de continuados asentamientos israelíes". Las palabras clave son "legitimidad" y "continuados".

    Por omisión, Obama indicó que acepta la "visión" de Bush: los vastos asentamientos israelíes existentes y proyectos de infraestructura en Cisjordania son, implícitamente, "legítimos", con lo cual se garantiza que la frase "Estado palestino", refiriéndose a los fragmentados restos que quedan, significa "pollo frito".

    El pasado noviembre Netanyahu declaró una suspensión de 10 meses de nuevas edificaciones, con muchas excepciones, excluyendo totalmente a la Gran Jerusalén, donde la expropiación en áreas árabes y construcción para colonos judíos, como en el proyecto Rabat Shlomo, continúan a ritmo acelerado.

    Estos proyectos son doblemente ilegales. Como todos esos asentamientos, violan la ley internacional –y en Jerusalén-, resoluciones específicas del Consejo de Seguridad.

    En Jerusalén, en ese entonces, Hillary Clinton elogió las concesiones "sin precedentes" de Netanyahu sobre construcciones (ilegales), generando cólera y ridículo en buena parte del mundo.

    La administración Obama promueve una "reconceptualización" del conflicto de Medio Oriente, detallado más claramente el pasado marzo por John Kerry, presidente del Comité senatorial de Relaciones Exteriores.

    Israel será integrado a los Estados árabes "moderados" que son aliados de Estados Unidos enfrentando a Irán y permitiendo el dominio estadunidense sobre las regiones vitales productoras de energía. Dentro de ese marco tendrá lugar algún acuerdo no especificado entre Israel y Palestina.

    Mientras tanto, los vínculos entre Israel y Estados Unidos se profundizan. La cooperación estrecha de inteligencia se remonta a más de medio siglo.

    Las asociaciones de empresas de alta tecnología de Estados Unidos e Israel están incrementándose. Intel, por ejemplo, está añadiendo una construcción gigantesca a sus instalaciones en Kiryat Gat para lograr una reducción revolucionaria en el tamaño de los chips.

    Las relaciones entre la industria militar israelí y estadunidense se mantienen particularmente cercanas, al grado de que Israel ha desplazado instalaciones de desarrollo y manufactura a Estados Unidos, donde el acceso a los programas estadunidenses de ayuda castrense y desarrollo es más fácil. Israel también está considerando la transferencia a Estados Unidos de producción de vehículos blindados, pese a las objeciones de miles de trabajadores israelíes que perderán sus empleos.

    Las relaciones también benefician a los productores estadunidenses –doblemente, de hecho, porque el abastecimiento de armas a Israel, financiado por el gobierno estadunidense, que es en sí muy rentable, también funciona como "carnada", que induce a las ricas dictaduras árabes ("moderadas") a comprar grandes cantidades de equipo castrense menos sofisticado.

    Israel también sigue proveyendo a Estados Unidos con una base militar estratégicamente localizada para instalar armas y para otras funciones –en fecha más reciente, en febrero, cuando el ejército estadunidense actuó para "duplicar el valor de equipo militar de emergencia en reservas en territorio israelí", elevando el nivel a 800 millones de dólares.

    "Misiles, vehículos blindados, municiones aéreas y equipo de artillería ya están acumulados en el país", informa Defense News.

    Estos son algunos de los servicios sin paralelo que Israel ha estado proporcionando para el militarismo y dominio global de Estados Unidos, así como para su economía de alta tecnología.

    Esto permite a Israel un cierto margen para desafiar las órdenes de Washington –aunque Israel corre un riesgo muy grande si trata de abusar de su suerte, como ha mostrado repetidamente la historia. La arrogancia de Ramat Shlomo claramente causó enojo.

    Israel sólo puede ir tan lejos como Estados Unidos lo permita. Washington ha sido, desde hace tiempo, participante directo en los crímenes israelíes que oficialmente condena –pero cerrando el ojo. Falta ver si esa charada continúa.

    Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática

    Mensaje por Dimitri Kalashnikov Dom Nov 14, 2010 4:17 pm

    El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios


    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]


    1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

    2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

    3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

    4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

    5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

    6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

    7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

    8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

    9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

    10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos
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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty Noam Chomsky, Descripción del socialismo

    Mensaje por obreromadrileño Sáb Jun 18, 2011 2:15 pm



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    Mensaje por Iconoclasta Sáb Jun 18, 2011 4:46 pm

    socialismo autentico?? que raro, siendo que al principio del video se cuestiona QUÉ es el socialismo... el socialismo o lo que sea es un asunto que le compete a una sociedad emancipada, porque nosotros vivimos en el capitalismo, somos esclavos y mas que socialismo o comunismo, queremos libertad
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    Mensaje por DP9M Sáb Jun 18, 2011 4:50 pm

    Precisamente, por que somos socialistas, queremos libertad. De eso va el asunto.

    El motivo de todo no es el QUERER si no SABER como se ordena y se SOLUCIONA el problema del capitalismo. Y para eso, hay que entender el socialismo.


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    Mensaje por Iconoclasta Sáb Jun 18, 2011 9:54 pm

    SS-18 escribió:Precisamente, por que somos socialistas, queremos libertad. De eso va el asunto.

    El motivo de todo no es el QUERER si no SABER como se ordena y se SOLUCIONA el problema del capitalismo. Y para eso, hay que entender el socialismo.

    precisamente yo pienso todo lo contrario... a partir de muchas voluntades (sí, porque somos billones de seres humanos) que respiran el deseo de librarse de las cadenas es que se puede analizar y explicar la realidad que se vive... quien soy yo como un puto estudiante como para ir a indicarle a un trabajador qué es el capitalismo, quien fue marx y que son tantas cosas y como debe actuar a partir de eso?

    yo no lucho por el socialismo, yo lucho por liberarme, y politicamente socialismo no tendría porque ser sinónimo de libertad, ni tampoco anarquismo, ni menos el capitalismo
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    Mensaje por Català-internacionalista Sáb Jun 18, 2011 10:08 pm

    Chomsky es el claro ejemplo de cómo debe hacerse para no decir una sola verdad en 10:59 minutos.
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    Mensaje por proleinternacionalista Dom Jun 19, 2011 10:04 pm

    Reproduce los mismos argumentos antihistóricos del anarquismo, y su posicion pequeñoburguesa e utópica del socialismo.

    ¿Sacamos algo positivo de su descripcion?. La pequeña burguesía y sus vertientes políticas, entre ellas el anarquismo, estan condenadas a desaparecer o caer en el nihilismo. ¿Que fue de aquel otrora movimiento libertario?
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    Mensaje por Pennstone Lun Ago 08, 2011 9:36 am

    Estoy leyendo un libro de este señor, "Los guardianes de la libertad" que de verdad os lo recomiendo. Habla sobre estos puntos aplicandolos y comparandolos con países amigos/clientes de EEUU (El Salvador y Guatemala) y enemigos (Nicaragua, Polonia en tiempos de la URSS...). Explica muy detalladamente y verazmente todas las manipulaciones de los medios de EEUU y el doble rasero que utiliza para "informar" de estos países. El libro no trata sobre la actualidad, sinó de los años 70-80 pero se puede encontrar perfectamente un paralelismo si lo comparas con las situaciones actuales.
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    Mensaje por nunca Lun Ago 08, 2011 11:16 pm

    Noam Chomsky es el típico disidente controlado por el sistema, solo deciros que se cree la versión oficial del 11S, aunque de vez en cuando dice/escribe cosas interesantes.
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    Mensaje por Pennstone Mar Ago 09, 2011 10:19 am

    si tienes razón, vi un trozo del video de sus opiniones sobre el socialismo y se veía como renegaba un poco aunque sea coherente con lo que se supone que es, porque segun se declara es anarcosindicalista. Aunque tambien escribe libros en los cuales no tiene que mojarse en el tema del comunismo como es el que me estoy leyendo que los borda.
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    Mensaje por Kobu Miér Ago 10, 2011 11:54 am

    Dejando de lado su ideología y lo que sea, el texto es sublime y sinceramente lo borda.

    Yo lo he colgado en mi facebook
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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty Re: Noam Chomsky: Artículos, información y obras.

    Mensaje por orsiros Miér Ago 10, 2011 1:34 pm

    Yo tengo ese documento en pdf. Quien lo quiera, se lo paso.

    Y por cierto, se aplica a todas las épocas. Estudiadlo bien, puesto que es el abc de la manipulación social. Estas 10 estrategias y el documento: Armas silenciosas para guerras tranquilas deberían ser básicos. (también lo tengo, para quien lo quiera).
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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty (Publicado en rebelion ¡Cuesta creerlo!) ¿Ayudó Noam Chomsky a facilitar una invasión imperialista al exculpar a los rebeldes libios y satanizar al régimen de Gadafi? Libia y los "guardianes de la libertad"

    Mensaje por nunca Mar Dic 06, 2011 10:58 pm


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    ¿Ayudó Noam Chomsky a facilitar una invasión imperialista al exculpar a los rebeldes libios y satanizar al régimen de Gadafi?

    Libia y los "guardianes de la libertad"


    Dan Glazebrook
    Al-Ahram Weekly


    Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens




    Fue una entrevista difícil. Noam Chomsky fue el primero que me abrió los ojos a la estructura neocolonial básica del mundo y el papel de los medios corporativos en el disimulo y legitimación de esta estructura.
    Chomsky demostró consecuentemente cómo, desde el fin mismo de la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. y sus aliados europeos han impuesto regímenes militares al Tercer Mundo con el papel asignado de mantener bajos los salarios (y por lo tanto altas las oportunidades de inversión) eliminando a comunistas, sindicalistas y a cualquiera que se pueda considerar una amenaza potencial para el imperio. Chomsky ha estado en la vanguardia de la denuncia de las mentiras y de los verdaderos motivos de las agresiones a Iraq, Afganistán y Serbia en los últimos años, y contra Centroamérica y el Sudeste Asiático antes de eso. Pero respecto a Libia, a mi juicio, su posición ha sido terrible.

    No me malinterpreten: ahora la conquista casi ha terminado, Chomsky puede ser bastante franco en su denuncia, como deja claro durante la entrevista. “Ahora mismo, en este momento, la OTAN bombardea una base de operaciones de la mayor tribu de Libia”, me dice. “No hay muchas informaciones, pero si se leen los informes de la Cruz Roja, describen una horripilante crisis humanitaria en la ciudad que está bajo ataque, los hospitales se derrumban, no hay medicamentos, la gente muere, la gente huye a pie hacia el desierto para tratar de escapar, etc. Eso sucede bajo el mandato de la OTAN de proteger a los civiles".

    Lo que me preocupa es que ése haya sido precisamente el mandato apoyado por Chomsky.

    El general estadounidense Wesley Clark, comandante de la OTAN durante el bombardeo de Serbia, reveló hace siete años en la televisión de EE.UU. que el Pentágono había preparado una lista de gobiernos que quería eliminar en cinco años: Iraq, Siria, el Líbano, Somalia, Sudán e Irán. Gracias a la resistencia iraquí y afgana, el plan se ha retrasado, pero evidentemente no se ha abandonado. Deberíamos, por lo tanto, haber esperado la invasión de Libia.

    En vista de la torpeza del ex presidente estadounidense George Bush para obtener apoyo global para la guerra contra Iraq, y el compromiso declarado de Obama con el multilateralismo y “el poder blando” deberíamos haber esperado que esta invasión se hubiera planificado meticulosamente a fin de darle un barniz de legitimidad. En vista de la creciente afición de la CIA a la instigación de “revoluciones de color” para causar dolores de cabeza a gobiernos que le disgustan, deberíamos haber esperado algo similar como parte de la preparación de la invasión de Libia. Y en vista de la estrecha relación de trabajo de Obama con los Clinton, deberíamos haber esperado que esta invasión siguiera el modelo altamente exitoso establecido por el ex presidente Bill Clinton en Kosovo: engatusar a movimientos rebeldes en el terreno para que realicen violentas provocaciones al Estado y luego gritar genocidio ante la reacción del Estado a fin de aterrorizar a la opinión mundial para que apoye la intervención.

    En otras palabras, deberíamos haber visto lo que se venía, y destacados y ampliamente respetados intelectuales como Chomsky deberían haber utilizado su plataforma para publicitar las revelaciones de Clark, advertir sobre la próxima agresión, y llamar la atención respecto a la naturaleza racista y sectaria de los “movimientos rebeldes” que EE.UU. y Gran Bretaña han empleado tradicionalmente para derrocar a los gobiernos desobedientes. Ciertamente no era necesario recordar a Chomsky las demenciales atrocidades del Ejército de Liberación de Kosovo, de la Contra nicaragüense, o de la Alianza del Norte afgana. Por cierto, él fue uno de los que ayudaron a alertar al mundo de muchas de ellas.

    Pero Chomsky no utilizó su plataforma para tratar estos puntos. En su lugar, en una entrevista con la BBC un mes después de comenzada la rebelión -y, crucialmente, solo cuatro días antes de la aprobación de la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y del comienzo de la guerra relámpago de la OTAN– prefirió calificar la rebelión de “maravillosa”. En otros sitios se refirió a la toma de la ciudad oriental libia de Bengasi por pandillas racistas como “liberación” y a la rebelión como “inicialmente no violenta”.

    En una entrevista con la BBC, incluso afirmó que “Libia es el único sitio [en el Norte de África] donde hubo una reacción estatal muy violenta que reprimió los levantamientos populares”, una afirmación tan divorciada de la realidad que cuesta saber por dónde comenzar. El ex presidente egipcio Hosni Mubarak actualmente está procesado por el asesinato de 850 manifestantes, mientras, según Amnistía Internacional, solo fue posible confirmar 110 muertes en Bengasi antes del inicio de las operaciones de la OTAN, y esto incluyó a gente favorable al gobierno muerta por la milicia rebelde. Lo que hace que Libia sea excepcional en la Primavera Árabe del Norte de África es que fue el único país en el cual la rebelión fue armada, violenta, y orientada abiertamente a facilitar una invasión extranjera.

    Ahora, cuando Amnistía ha confirmado que los rebeldes libios han estado utilizando la violencia desde el principio y han estado organizando desde entonces la caza masiva y la ejecución de libios negros y migrantes africanos, comencé la entrevista preguntando a Chomsky si ahora lamenta su apoyo público inicial a ellos.

    Se encoge de hombros:

    “No. Estoy seguro de que el informe de Amnistía Internacional es correcto, que había elementos armados entre ellos, pero nótese que no dijeron que la rebelión era una rebelión armada. En los hechos, la gran mayoría era probablemente gente como nosotros [sic], oponentes a Gadafi de clase media. En su mayoría fue un levantamiento sin armas. Se convirtió en un levantamiento violento, y por cierto las matanzas que usted describe tienen lugar, pero no comenzó de esa manera. En cuanto se convirtió en una guerra civil, eso sucedió”.

    Sin embargo, efectivamente comenzó de esa manera. Los verdaderos colores de los rebeldes se mostraron el segundo día de la rebelión, el 18 de febrero, cuando detuvieron y ejecutaron a un grupo de 50 trabajadores migrantes africanos en la ciudad de Bayda. Una semana después, un testigo presencial aterrorizado dijo a la BBC que otros 70 u 80 trabajadores migrantes habían sido despedazados frente a sus ojos por fuerzas rebeldes. Esos incidentes –y muchos semejantes– dejaron claro el carácter racista de las milicias rebeldes mucho antes de la entrevista de Chomsky con la BBC del 15 de marzo. Pero Chomsky lo rechaza:

    “Esas cosas no estaban claras en absoluto, y no se había informado al respecto. E incluso después, cuando se informó, no hablaban del levantamiento. Hablaban de un elemento en su interior”.

    Puede que así lo vea Chomsky, pero ambos incidentes fueron presentados en esos días por medios dominantes como la BBC, National Public Radio de EE.UU., y el periódico británico The Guardian. Es obvio que estaban ocultos tras montones de veneno contra Gadafi y justificados con el pretexto usual de que los migrantes eran “presuntos mercenarios”, pero la experiencia de Chomsky en el análisis de los medios debería haberle capacitado para ver a través de eso. Además, la expulsión el mes pasado de toda la población, en su mayoría negra, de la ciudad libia de Tawarga por milicias de Misrata con nombres como “brigada para purgar pieles negras” recibió recientemente la bendición del presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mahmud Jibril. Presentar estos crímenes raciales como un elemento insignificante parece intencionalmente falaz.

    Pero Chomsky se sigue manteniendo firme:

    “Usted habla de lo que pasó después de la guerra civil y de la intervención de la OTAN, mientras que yo no. Dos puntos, que repetiré: Ante todo, no era conocido, y en segundo lugar era una parte muy pequeña del levantamiento.

    El levantamiento fue realizado por una oposición de clase media, no violenta, en su abrumadora mayoría. Ahora sabemos que hubo un elemento armado y que se destacó rápidamente después del inicio de la guerra civil. Pero no tenía que ser así, de modo que si la segunda intervención no hubiera tenido lugar, podría haber sido diferente”.

    Chomsky caracteriza la intervención de la OTAN como si hubiera tenido dos partes. Argumenta que la intervención inicial, autorizada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para impedir una masacre en Bengasi, fue legítima. Pero la “segunda” intervención, en la cual el triunvirato de EE.UU., Gran Bretaña y Francia actuó como una fuerza aérea de las milicias de Misrata y Bengasi en su conquista del resto del país, fue equivocada e ilegal.

    “Tenemos que recordar que hubo dos intervenciones, no una, de la OTAN. Una de ellas duró unos cinco minutos. Es la que se emprendió según la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad, que planteaba una zona de exclusión aérea sobre Bengasi cuando existía la amenaza de una seria masacre, junto con un mandato más prolongado para proteger civiles. No duró casi nada [ya que], casi de inmediato, no la OTAN sino las tres tradicionales potencias imperiales, Francia, Gran Bretaña y EE.UU., realizaron una segunda intervención que no tuvo nada que ver con la protección de civiles y ciertamente no fue una zona de exclusión aérea, sino una participación en un alzamiento rebelde, y es la que hemos estado presenciando”.

    “Estuvo casi aislada internacionalmente. Los países africanos se opusieron enérgicamente, pidieron negociaciones y diplomacia desde el principio. Los principales países independientes –los países del BRICS– también se opusieron a la segunda intervención y pidieron negociaciones y diplomacia. Incluso dentro de la participación limitada de la OTAN, fuera del triunvirato, en el mundo árabe, no pasó casi nada: Qatar envió un par de aviones y Egipto, vecino inmediato y fuertemente armado, no hizo nada”.

    “Turquía se contuvo bastante tiempo y terminó participando débilmente en la operación del triunvirato. Por lo tanto fue una operación muy aislada. Se ha afirmado que fue realizada por una solicitud de la Liga Árabe, pero eso es sobre todo un fraude. Ante todo, la solicitud de la Liga Árabe fue extremadamente limitada y solo participó una minoría, Arabia Saudí y los Estados del Golfo. En realidad también emitieron una solicitud de dos zonas de exclusión aérea –una sobre Libia y la otra sobre Gaza-. Sobra hablar de lo que sucedió con la segunda”.

    Estamos de acuerdo con casi todo esto. Mi argumento, sin embargo, es que siempre fue dolorosamente obvio que la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad tenía el propósito de suministrar una hoja de parra al triunvirato precisamente para la “segunda intervención” que denuncia Chomsky.

    “No quedó claro, incluso durante esos cinco minutos, que las potencias imperiales aceptaron la resolución. Solo quedó claro un par de días después, cuando comenzaron a bombardear en apoyo de los rebeldes. Y no tenía que ser así. Podría haber prevalecido la opinión mundial, sobre todo la del BRICS, África, Turquía, etc.”

    Parece extraño e ingenuo que un hombre de la visión de Chomsky simule sorpresa ante el hecho de que las potencias imperiales hayan utilizado la Resolución 1973 de la ONU para sus propios fines a fin de derrocar a uno de los gobiernos de su lista de "eliminables". ¿Para qué otra cosa la iban a utilizar? También es exasperante: si lo hubiese dicho otra persona yo le habría dicho que leyera algo de Chomsky.

    Chomsky podría haber dicho que las potencias imperiales no actúan por razones humanitarias, sino por impulsos totalitarios y para defender y ampliar su dominación del mundo y de sus recursos. También habría dicho, a mi entender, que no esperaran que esas potencias implementaran medidas para salvar civiles, sino solo las aprovecharían y harían lo contrario.

    Sin embargo, en esta ocasión Chomsky parece haber seguido una lógica diferente. ¿Acepta Chomsky que su exculpación de los rebeldes y su satanización de Gadafi en los días y semanas antes del lanzamiento de la invasión, podría haber ayudado a facilitarla?

    “Por cierto no exculpé a los rebeldes. No dije casi nada sobre ellos”.

    La entrevista original tuvo lugar antes de todo esto –fue en un período en el cual había que tomar una decisión incluso sobre si había que introducir una resolución de la ONU para plantear una zona de exclusión aérea– y, a propósito, dije después de su aprobación que pensaba que podría defenderse, y diría lo mismo actualmente.

    Sin embargo, incluso después de que la agresión británica, francesa y estadounidense a Libia había quedado sobradamente clara, Chomsky publicó otro artículo sobre Libia el 5 de abril. Para entonces, miles, si no decenas de miles, de libios habían sido masacrados por las bombas de la OTAN. Esa vez el artículo de Chomsky comenzó con una crítica a los gobiernos británico y estadounidense no por su guerra relámpago sino por su supuesto apoyo a Gadafi “y sus crímenes”. ¿No contribuyó a la satanización que justificó y perpetuó la agresión de la OTAN?

    “Ante todo no acepto su descripción. Yo no la llamaría una agresión de la OTAN, ya que es más compleja que eso. El paso inicial –la primera intervención, la de cinco minutos– pienso que fue justificable. Existía una posibilidad –una posibilidad significativa– de una matanza muy grave en Bengasi. Gadafi tenía un horrible historial de matanzas, y debería conocerse, pero en ese momento, pienso que la reacción adecuada debería haber sido decir la verdad de lo que estaba sucediendo”.

    No puedo dejar de preguntar por qué la responsabilidad de “decir la verdad de lo que estaba sucediendo” se aplica solo a Libia. ¿No deberíamos también decir la verdad sobre lo que sucede en Occidente? ¿De su inextinguible sed de reservas de petróleo y gas en disminución, por ejemplo, o de su temor de un África independiente, o su largo historial de apoyo y armamento de brutales gángsteres contra los gobiernos que quieren remover? Chomsky está suficientemente familiarizado con los ejemplos. ¿No deberíamos decir la verdad sobre la crisis que actualmente afecta al sistema económico occidental y lleva a sus elites a basarse cada vez más en el belicismo para mantener su dominación que se derrumba? ¿No es todo realmente mucho más pertinente respecto a la guerra contra Libia que el recuento de los supuestos crímenes de Gadafi de hace veinte años?

    Chomsky argumentó con el académico y activista estadounidense James Petras en 2003 por su condena del arresto por parte del gobierno cubano de varias docenas de agentes estadounidenses y la ejecución de tres secuestradores. Petras había argumentado entonces que “los intelectuales tienen la responsabilidad de distinguir entre las medidas defensivas tomadas por países bajo ataque imperial y los métodos ofensivos de potencias imperiales decididas a conquistarlos. Es el colmo de la hipocresía y del fingimiento de piedad plantear equivalencias morales entre la violencia y la represión de países imperiales decididos a conquistarlos con la de países del Tercer Mundo bajo amenaza militar y terrorista”.

    En esta ocasión, Chomsky ha hecho algo peor. Lejos de plantear equivalencias morales, simplemente ha borrado del cuadro los crímenes de los aliados libios de la OTAN, mientras amplifica y distorsiona las medidas defensivas tomadas por el gobierno de Libia al enfrentar una rebelión respaldada por EE.UU.

    Recuerdo a Chomsky su comentario de hace algunos años de que Libia se utilizó como un chivo expiatorio por parte de los políticos estadounidenses para distraer la atención pública de los problemas internos. “Sí, así era. Pero no significa que fuera un sitio agradable”.

    Es mucho menos agradable ahora.

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    Mensaje por nunca Mar Dic 06, 2011 11:04 pm


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    La “izquierda” y Libia

    Alexander Cockburn
    CounterPunch

    Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


    La última vez que encontramos a Michael Bérubé en este sitio fue en 2007, y estaba hasta el cuello en un basurero, donde lo había colocado en la compañía de otros promotores de la guerra contra Iraq de 2003: ¿Dónde, pregunté, están ahora esos guerreros de salón? ¿Había alguno de ellos reconsiderado sus ilusiones…
    “… de que todo lo que se necesitaría era una rápida invasión y una nueva constitución para arreglar Iraq? ¿Ha pasado alguno de ellos, de Makiya a Hitchens a Berman y a Bérubé noches de insomnio preguntándose cuánta responsabilidad tienen por los numerosos muertos en Iraq, una nación saqueada, los soldados estadounidenses que murieron o fueron discapacitados en Iraq como resultado de su insistencia? A veces sueño con ellos… como personajes en un drama de Beckett, enterrados hasta sus cuellos en un basural al borde de Bagdad, recitándose mutuamente sus artículos mientras las mujeres del lugar dan vuelta los cadáveres para ver si alguno de ellos es el de su esposo o su hijo.”

    Preguntaréis ¿quién es ese Bérubé? Bueno, para comenzar, es Profesor Familia Paterno de Literatura y director del Instituto de Artes y Humanidades en la Universidad Estatal de Pensilvania. El sitio en la web de la universidad nos informa que “reputadas plazas de profesor proveen apoyo para un área específica y son financiadas por donaciones de donantes individuales”, lo que significa que Bérubé ha estado hace tiempo en la nómina de Joe Paterno – con el giro que han tomado las cosas, una condición irónica para alguien que ha pasado buena parte de su tiempo ladrando y mostrando sus fauces a “la izquierda” por innumerables fallas provenientes de la equivocación moral a la ceguera ante la realidad. Ahora, cuando el famoso entrenador de fútbol estadounidense Joe Paterno fue despedido por Penn State por proteger a uno de sus asistentes, Jerry Sandusky, sospechoso de violar a un niño de diez años, entre muchos otros presuntos ultrajes a jóvenes bajo la supervisión de Sandusky, tenemos que esperar la evaluación de Bérubé para saber cómo se siente al ser el gorrón de su ídolo caído. ¿Se mantiene todavía el título “Profesor Familia Paterno” en el membrete formal de Bérubé?

    Con el pasar de los años Bérubé ha auspiciado una especialidad de nicho en sus invectivas contra lo que le gusta llamar “la izquierda”, un poco a la manera de Todd Gitlin, quien –encaramado en la credencial de haber sido otrora presidente de SDS– escribió tantos loables artículos atacando a la misma izquierda en los años sesenta, emitiendo estentóreas advertencias contra cualesquiera lapsos semejantes en la juventud de épocas posteriores que finalmente le valieron ofrecer sus servicios al pensamiento decoroso del establishment en un puesto de profesor de periodismo y sociología en la Universidad Columbia.

    Ahora Bérubé ha lanzado un ataque contra la “izquierda” por su conducta contra la OTAN durante las recientes convulsiones en Libia, durante las cuales el actual Consejo Nacional de la Transición (CNT) de Libia ha sido instalado bajo la supervisión de la misma OTAN. En este sitio, durante este fin de semana, David Gibbs encara de modo competente algunas de las principales bobadas en la crítica de Bérubé, pero ya que este último me inscribe en su galería de la vergüenza, pienso que se justifican algunos comentarios, comenzando por el hecho evidente de que Bérubé, ansioso de preservar sus credenciales como juicioso crítico progresista de los Excesos de la Izquierda, ha recurrido a invenciones generalizadas. El hecho más obvio sobre lo que pasa por ser la Izquierda en EE.UU. y Europa respecto a toda la saga libia fue que estuvo a solo unos pocos pasos de mostrar unanimidad en el apoyo a toda la empresa respaldada por la OTAN.

    ¿Qué voces consecuentes se alzaron en el cuestionamiento de las premisas y las aplicaciones de las dos resoluciones del Consejo de Seguridad? ¿De la base real para las informaciones provenientes de Libia que posibilitaron el acuerdo caso total en la prensa de que las resoluciones de la ONU justificaban la campaña de bombardeo de la OTAN: impedir el “genocidio” por Gadafi “contra su propio pueblo”, de que las credenciales y la conducta de los rebeldes, posteriormente rebautizados como “revolucionarios” eran irreprochables? Aquí en CounterPunch, algunos de nuestros colaboradores como Vijay Prashad fueron, por lo menos al principio, entusiastas partidarios de los rebeldes de Bengasi. Otros, como yo o Patrick Coburn, enviado a Libia por el Independent británico, o Diana Johnstone en París o Jean Bricmont en Bruselas, o Tariq Ali (en varias partes) se mostraron críticos, plantearon preguntas sobre el estentóreo coro favorable a la OTAN. Esa tarea es usualmente vista como uno de los mandatos para el periodismo de izquierdas.

    No recuerdo que CounterPunch haya formado parte de un coro sustancial en esa digna empresa. En los hechos me recuerdo que formamos parte de un simple puñado en la izquierda, más en concierto con un sitio libertario como antiwar.com. Esto es confirmado por un escrutinio del ataque de Bérubé, al que le faltan notoriamente nombres y publicaciones a las cuales prodigar sus censuras a “la izquierda” que, por lo menos antes de la bienvenida aparición de los Ocupantes, ha sido algo escuálida durante los últimos años. En Democracy Now! de Amy Goodman era más probable que se escuchara al consultor de la CIA, Juan Cole, emitiendo su ferviente apoyo a toda la intervención en lugar de alguna entrevista vigorosa de fuentes informadas sobre lo que realmente ocurría en el terreno en Libia.

    La falla en lo que respecta a la historia de Libia de este año no pertenece a la virtualmente inexistente izquierda, sino a todo el espectro político, de los progresistas a todo el arco hacia la derecha. En esto hay que asignar una buena parte de la culpa a la prensa, tanto en EE.UU. como en el Reino Unido. ¿Será que la cobertura en la prensa del ataque de la OTAN contra Libia fue realmente peor que la información sobre los ataques de la OTAN contra la antigua Yugoslavia a fines de los años noventa, o contra Iraq en los preparativos para la invasión en 2003 por EE.UU. y los socios en su coalición? La respuesta es positiva.

    En el caso de las dos intervenciones anteriores de la OTAN, los debates a favor y en contra fueron acompañados por numerosas investigaciones periodísticas y oficiales o semioficiales, en su mayoría claramente partidarias, pero con algunas que presentaron afirmaciones sustantivas sobre temas como crímenes de guerra, armas de destrucción masivas, reales, opuestas a los motivos autoproclamados de los atacantes, y temas relacionados.

    Márquese el contraste con la intervención en Libia. En menos de un mes, desde mediados de febrero a mediados de marzo, pasamos de vagas afirmaciones sobre un supuesto “genocidio” o “crímenes contra la humanidad” de Gadafi a dos votaciones separadas en el Consejo de Seguridad de la ONU, que permitió una misión de la OTAN para establecer una zona de “exclusión aérea” para proteger civiles, y que esta última protección fuera lograda mediante “todas las medidas necesarias”.

    Para cuando la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU había sido votada el 17 de marzo, Francia ya había reconocido formalmente al chapucero comité rebelde en Bengasi como gobierno legítimo de Libia. A fines de mayo, altas personalidades en los gobiernos relevantes de la OTAN declaraban abiertamente que el “cambio de régimen” era el objetivo y que la expulsión de Gadafi era una sine qua non de la misión.

    También, a fines de mayo, fue evidente que las capacidades militares de los rebeldes eran modestas en extremo, que la expulsión de Gadafi, predicha con confianza en capitales occidentales y en Bengasi, no iba a ser un asunto de un día para el otro, y también que los bombardeos de la OTAN no surtían el efecto necesario.

    En el crucial período del 15 de febrero al 17 de marzo, no hubo un esfuerzo determinado por investigar las acusaciones contra Gadafi, presentadas en las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y por dirigentes de la OTAN como Obama y Clinton, el primer ministro Cameron del Reino Unido o el presidente Sarkozy y su ministro de Exteriores.

    La asombrosa vaguedad de las noticias sobre éste –o por cierto cualquier– tópico proveniente de Libia ha sido conspicua. Teníamos, recordad, un régimen acusado en la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU de “amplios y sistemáticos ataques… contra la población civil que pueden equivaler a crímenes contra la humanidad”.

    Sin embargo, desde mediados de febrero la información procedente de Libia mostró una falta impactante de documentación convincente de carnicerías o de abusos conmensurados con el lenguaje prodigado sobre la presunta conducta del régimen. Una y otra vez se leían frases vagas como “se informa que hay miles muertos por mercenarios de Gadafi” o de “masacre de su propio pueblo” por Gadafi, presentadas sin el menor esfuerzo por proveer soportes probatorios. Eran afirmaciones de segunda mano que impulsaron tanto la cobertura noticiosa como las actividades de la ONU – en particular en la primera etapa, cuando fue adoptada la Resolución 1970 de la ONU, pidiendo sanciones y que el círculo más cercano de Gadafi fuera enviado al Tribunal Penal Internacional.

    Informes noticiosos a mediados de marzo, como los de los periodistas de la cadena noticiosa McClatchy, Jonathan Landay, Warren Strobel y Shashank Bengali, no contenían nada que se acercara a un “crimen contra la humanidad”, la afirmación en la Resolución 1973. Pero el 23 de febrero, la guerra relámpago propagandística estaba en pleno desarrollo, y Clinton denunció a Gadafi y se exhumó al “perro rabioso de Medio Oriente” de Reagan como la manera preferida de describir al líder libio.

    El comisionado de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, ya comenzó a denunciar al gobierno libio el 18 de febrero; el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se sumó a Pillay el 21 de febrero. El Centro de Noticias de la ONU informó que Ban estaba “indignado ante informes periodísticos de que las autoridades libias habían estado disparando contra manifestantes desde aviones de guerra y helicópteros”. En esos primeros días, no se permitió que nadie que representara al gobierno libio se dirigiera al Consejo. Solo se dio la palabra a desertores que hablaron en nombre de Libia.

    Ahora, recordad que el 10 de marzo, el presidente francés Sarkozy, un importante actor en la coalición de los dispuestos de la OTAN contra Libia, declaró que el CNT libio era el único representante legítimo del pueblo libio. Por lo tanto, Gadafi estaba enfrentando una insurrección armada formal –no un movimiento de protesta que demandaba “democracia”– dirigido por una entidad tenebrosa basada en Bengasi. Siete días después, la Resolución 1973 dejó en claro que los intentos de reprimir esa insurrección provocarían la intervención armada de la OTAN.

    La contextura política y los orígenes de la dirigencia rebelde y sus patrocinadores recibieron solo una atención pasajera. Tópicos como la rivalidad entre las compañías petroleras francesas e italianas, o la influencia de otras grandes petroleras internacionales, y de importantes bancos e instituciones financieras de EE.UU. apenas fueron mencionados.

    La cobertura de cualquier combate es frecuentemente ridícula. El cuerpo de prensa en Bengasi describió incansablemente pequeñas escaramuzas que involucraban uno o dos tanques, o algunos vehículos armados, como si fueran grandes enfrentamientos.

    En los hechos, los ‘poderosos ejércitos’ que se enfrentaban a lo largo de la carretera al oeste de Bengasi se perderían en las graderías de un juego de béisbol universitario. Las noticias sugieren una guerra móvil a la escala de la saliente de Kursk o la batalla de Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial.

    A fin de junio la zona de “exclusión aérea” condujo a más de 12.000 incursiones de la OTAN. Como en el caso de cualquier bombardeo, murieron civiles. Desde el comienzo de las operaciones de la OTAN, un total de 12.887 ataques aéreos, incluyendo 4.850 bombardeos, fueron realizados hasta el 27 de junio.

    Un equipo de doctores rusos escribió al presidente de la Federación Rusa, Dmitry Medvedev, como sigue:

    “Hoy, 24 de marzo de 2011, aviones de la OTAN y de EE.UU. bombardearon toda la noche y toda la mañana un suburbio de Trípoli –

    Tajhura (donde se encuentra, en particular, el Centro de Investigación Nuclear de Libia). Instalaciones de la defensa aérea y de la Fuerza Aérea fueron destruidas durante los primeros dos días de ataques e instalaciones militares en la ciudad resistieron, pero hoy el objetivo de los bombardeos fueron los barracones del ejército libio, que se encuentran en medio de áreas residenciales densamente pobladas y, junto a ellas, el mayor Centro Cardiológico de Libia. Ni los civiles ni los doctores podían suponer que barrios residenciales comunes estarían a punto de ser destruidos, de modo que no se evacuó a ninguno de los residentes o a los pacientes del hospital.

    “Bombas y cohetes alcanzaron casas residenciales y cayeron cerca del hospital. Los cristales del edificio del Centro Cardíaco fueron quebrados, y en el edificio del área de maternidad para mujeres embarazadas con problemas cardíacos se derrumbó una muralla y parte del techo. Esto llevó a diez abortos en los cuales murieron los bebés; las mujeres están en atención intensiva, los doctores luchan por sus vidas. Nuestros colegas y nosotros trabajamos siete días a la semana, para salvar a la gente. Es una consecuencia directa de la caída de bombas y misiles en edificios residenciales, que causan docenas de muertes, y heridas que ahora son operadas y examinadas por nuestros doctores. Una cantidad tan grande de heridos y muertos, como la ocurrida hoy, no ocurrió durante todos los disturbios en Libia. ¿Es lo que llaman ‘proteger’ a la población civil?”

    En el caso de la intervención en Libia, todo fue desproporcionado. Gadafi seguramente no fue el colmo de la monstruosidad conjurado por Obama o la señora Clinton o Sarkozy. En cuatro décadas, los libios progresaron de ser una de las poblaciones más miserables en África a una mejora considerable en términos de beneficios sociales. En un informe reciente bastante detallado (“The Situation of Children and Women in Libya,” UNICEF Middle East and North Africa Regional Office, noviembre de 2010), la UNICEF señaló que Libia mostraba importantes logros socio-económicos. En 2009 tenía:

    Una pujante tasa de crecimiento, con un aumento del PIB de 27.300 millones de dólares en 1998 a 93.200 millones en 2009, según el Banco Mundial.
    Un alto ingreso per cápita (calculado por el Banco Mundial en 16.430 dólares.
    Altas tasas de alfabetización (95% para los hombres y 78% para las mujeres, entre quince y más años.
    Alta expectativa de vida (74 años en general; 77 para las mujeres y 72 para los hombres).
    Y una calificación resultante del puesto 55 entre 182 países en términos de “Desarrollo Humano” general.
    En términos de distribución de ingresos del petróleo sería instructivo comparar los antecedentes de Libia con los de otras naciones productoras de petróleo.

    La supuesta matanza de su propio pueblo por Gadafi, y su supuesta orden de violaciones masivas, formaron la punta de lanza de la cruzada intervencionista y de las resoluciones del Consejo de Seguridad, envueltas en el imprimátur del connivente Tribunal Penal Internacional. Esas acusaciones fueron interminablemente recicladas por la prensa, sin ningún intento serio de verificarlas.

    De mediados a fines de junio, hubo organizaciones de derechos humanos que planteaban dudas respecto a las afirmaciones de violaciones masivas y otros abusos perpetrados por fuerzas leales a Gadafi. Una investigación de Amnistía Internacional no logró encontrar evidencias de esas violaciones de los derechos humanos y en muchos casos las ha desacreditado o las ha puesto en entredicho. También encontró indicaciones de que, en diversas ocasiones, los rebeldes en Bengasi parecían haber hecho a sabiendas afirmaciones falsas o fabricado evidencia.

    Las conclusiones de los investigadores discrepaban fuertemente de los puntos de vista del fiscal del Tribunal Penal Internacional, Luis Moreno-Ocampo, quien dijo a una conferencia de prensa que “tenemos información de que hubo una política en Libia de violar a los que estaban contra el gobierno. Aparentemente él [el coronel Gadafi] la utilizó para castigar a la gente.”

    La secretaria de Estado Hillary Clinton dijo que estaba “profundamente preocupada” de que las tropas de Gadafi estuvieran participando en violaciones generalizadas en Libia. “La violación, las intimidaciones físicas, el acoso sexual, e incluso así llamadas pruebas de virginidad han tenido lugar en países en toda la región”, dijo.

    Donatella Rovera, investigadora de Amnistía Internacional, quien estuvo en Libia durante tres meses después del comienzo del levantamiento, dijo a Patrick Coburn a fines de junio que “no hemos encontrado ninguna evidencia o una sola víctima de violación, o a un doctor que haya oído que alguien haya sido violado”. Subrayó que eso no prueba que la violación masiva no haya tenido lugar, pero no existe evidencia para mostrar que lo haya hecho. Liesel Gerntholtz, jefa de derechos femeninos en Human Rights Watch, que también investigó la acusación de violación masiva, dijo: “No hemos podido encontrar evidencia”.

    En un caso, dos soldados pro Gadafi capturados presentados a los medios internacionales por los rebeldes dijeron que sus oficiales, y luego ellos mismos, habían raptado a una familia con cuatro hijos. La Sra. Rovera dijo que cuando ella y un colega, ambos fluidos en árabe, entrevistaron a los dos detenidos, uno de 17 años y el otro de 21, solos y en piezas separadas, estos cambiaron sus historias y dieron relatos diferentes de lo que había sucedido: “Ambos dijeron que no habían participado en la violación y que solo oyeron hablar de ella”, dijo. “Contaron historias diferentes sobre si las manos de las muchachas estaban atadas o no, de si sus padres estaban presentes, y de cómo iban vestidas”.

    Al parecer la evidencia más fuerte de violación masiva pareció provenir de una psicóloga libia, la Dra. Seham Sergewa, quien dice que distribuyó 70.000 cuestionarios en áreas controladas por los rebeldes y a lo largo de la frontera tunecina, de los cuales más de 60.000 fueron devueltos. Unas 259 mujeres declararon que habían sido violadas, de las cuales la doctora Sergewa dijo que entrevistó a 140 víctimas.

    Cuando Diana Eltahawy, especialista en Libia de Amnistía Internacional le preguntó si sería posible encontrar a alguna de esas mujeres, la Dra. Sergewa respondió que “había perdido contacto con ellas”, y no pudo suministrar evidencia documentaria.

    La acusación de que Viagra fue distribuido a los soldados de Gadafi para incitarlos a violar mujeres en áreas rebeldes apareció primero en marzo, después que la OTAN destruyó tanques que avanzaban hacia Bengasi. La Sra. Rovera dice que rebeldes que tenían que ver con los medios extranjeros en Bengasi comenzaron a mostrar a los periodistas paquetes de Viagra, afirmando que provenían de tanques quemados, aunque no está claro por qué los paquetes no habían sido calcinados.

    Los rebeldes acusaron repetidamente que tropas mercenarias de África Central y Occidental habían sido utilizadas en su contra. La investigación de Amnistía estableció que no existía evidencia de algo semejante. “Los mostrados a periodistas como mercenarios extranjeros fueron luego liberados silenciosamente”, dijo la Sra. Rovera: “En su mayoría eran migrantes subsaharianos que trabajaban en Libia sin documentos”. Otros no tuvieron tanta suerte y fueron linchados o ejecutados. La Sra. Rovera encontró dos cuerpos de migrantes en la morgue de Bengasi, y otros fueron arrojados en las afueras de la ciudad. Dice: “Los políticos hablaban todo el tiempo de mercenarios, lo que enardeció a la opinión pública, y el mito ha continuado porque fueron liberados sin publicidad”.

    Una historia, a la cual los medios extranjeros dieron crédito al principio en Bengasi, fue que entre ocho y diez soldados del gobierno que se negaron a disparar contra los manifestantes fueron ejecutados por su propio lado. Sus cuerpos fueron mostrados en la televisión. Pero la Sra. Rovera, dice que existe evidencia contundente de una explicación diferente. Dice que vídeos de aficionados los muestran vivos cuando fueron capturados, sugiriendo que fueron muertos por los rebeldes.

    La intervención de la OTAN comenzó el 19 de marzo con ataques para “proteger” a la gente en Bengasi contra una masacre por las tropas favorables a Gadafi. No cabe duda que los civiles temían ser muertos después de amenazas de venganza de Gadafi. Durante los primeros días del levantamiento en Libia oriental, las fuerzas de seguridad dispararon contra y mataron a manifestantes y a gente que asistía a sus funerales, pero no existe evidencia de matanzas masivas de civiles en la escala de Siria o Yemen.

    La mayor parte de los combates durante los primeros días del levantamiento tuvo lugar en Bengasi, donde fueron muertas entre 100 y 110 personas, y en la ciudad de Baida en el este, donde fueron muertos entre 59 y 64, dice Amnistía. En su mayoría eran probablemente manifestantes, aunque algunos pueden haber obtenido armas. No existe evidencia de que se haya utilizado aviones o ametralladoras antiaéreas pesadas contra multitudes. Los cartuchos usados recogidos después de disparos contra manifestantes provenían de Kalashnikovs o de armas de un calibre semejante.

    Las conclusiones de Amnistía confirman un informe del Grupo de Crisis Internacional, que estableció que aunque el régimen de Gadafi tenía una historia de represión brutal de oponentes, no había cuestión de “genocidio”.

    El informe agrega que “mucha cobertura mediática occidental ha presentado desde el principio una visión muy unilateral de la lógica de los eventos, presentando al movimiento de protesta como enteramente pacífico y sugiriendo repetidamente que las fuerzas de seguridad del régimen estaban masacrando irresponsablemente a manifestantes desarmados que no presentaban un problema de seguridad”.

    Con tantos países con prohibición de ingreso, los periodistas acudieron en tropel a Bengasi, en Libia, donde se puede entrar sin visa desde Egipto. Alternativamente, fueron a Trípoli, donde el gobierno permitía que un cuerpo de prensa cuidadosamente monitoreado operara bajo estricta supervisión. Una vez llegados a esas dos ciudades, las maneras como informaban los periodistas divergían considerablemente. Todos los que informaban desde Trípoli expresaron un escepticismo comprensible sobre lo que los supervisores gubernamentales trataban de mostrarles como víctimas civiles causadas por los ataques aéreos de la OTAN o las manifestaciones de apoyo a Gadafi. Al contrario, el cuerpo de prensa en Bengasi, capital del territorio en manos de los rebeldes, muestra una credulidad sorprendente ante historias más sutiles pero igualmente interesadas del gobierno rebelde o de sus simpatizantes.

    Los insurgentes libios fueron adeptos a tratar con la prensa desde temprano, y esto incluía hábil propaganda para culpar al otro lado por muertes no explicadas. Es una debilidad de los periodistas cuando dan amplia publicidad a atrocidades reveladas por primera vez, para las cuales la evidencia puede ser dudosa. Pero cuando las historias resultan no ser verdad o exageradas, este hecho apenas merece una mención.

    Tanto más crédito hay que dar a Amnistía Internacional y a Human Rights Watch porque adoptaron una actitud escéptica ante las atrocidades hasta que fueran verificadas. Esa actitud responsable contrasta con las de Hillary Clinton y del fiscal del Tribunal Penal Internacional (TPI), Luis Moreno-Ocampo, quien sugirió a la ligera que Gadafi estaba utilizando la violación como arma de guerra para castigar a los rebeldes. La satanización sistemática de Gadafi –podrá haber sido un déspota brutal, pero no un monstruo a la escala de Sadam Hussein– también dificultó la negociación de un cese al fuego.

    No hay nada particularmente sorprendente en el hecho de que los rebeldes en Bengasi hayan inventado cosas o producido testigos dudosos de los crímenes de Gadafi. Libraban una guerra contra un déspota al que temían y odiaba, y es comprensible que hayan utilizado la propaganda como arma de guerra. Pero mostró ingenuidad de parte de los medios extranjeros, que simpatizan casi universalmente con los rebeldes, hasta el punto de que se tragaron tantas historias de atrocidades suministradas por las autoridades rebeldes y sus simpatizantes.

    La única masacre del régimen de Gadafi, que causó cientos de víctimas, que haya sido bien probada hasta ahora es la matanza en la prisión Abu Salim en Trípoli en 1996, cuando murieron hasta 1.200 prisioneros, según un testigo creíble que sobrevivió.

    Los frentes de batalla están siempre repletos de rumores de inminentes masacres o violaciones, que se propagan rápidamente entre gentes aterrorizadas que podrían ser las posibles víctimas. Comprensiblemente, no quieren esperar hasta descubrir si esas historias corresponden a la verdad. Antes en este año, Patrick Coburn estaba en Ajdabiyah, una ciudad en la línea de frente a una hora y media en coche al sur de Bengasi, cuando vio coches repletos de fugitivos presos de pánico que huían por la carretera. Acababan de oír un informe totalmente falso a través de al-Jazeera Arabic de que las fuerzas de Gadafi se habían abierto paso.

    De la misma manera, al-Jazeera estaba produciendo informes no corroborados de hospitales atacados, bancos de sangre destruidos, mujeres violadas, y heridos ejecutados.

    Esa mezcla tóxica de vitoreo y de ceguera deliberada persistió hasta el fin – aunque ahora aparecen historias de ejecuciones sumarias, asesinatos por venganza y encarcelamientos masivos que están ocurriendo.

    Estas son las verdadera fallas, a las cuales es indiferente Bérubé, tal como es indiferente hacia, y totalmente ignorante de, la historia libia, pasada y presente. Su mandato es emitir su denuncia pro-forma de “la izquierda”, un ejercicio en el arte de despotricar sin preocuparse de los datos. A modo de antídoto recomiendo fuertemente un excelente material en la London Review of Books de Hugh Roberts, quien fue director del Proyecto Norte de África del Grupo Internacional de Crisis de 2002 a 2007 y de febrero a julio de 2011. Roberts se hará cargo del puesto de Profesor Edward Keller de Historia Norteafricana y de Medio Oriente en la Universidad Tufts.

    Un par de ejemplos:

    “La afirmación de que la ‘comunidad internacional’ no tenía otra alternativa que intervenir con medios militares y que la alternativa era no hacer nada es falsa. Se propuso y se rechazó deliberadamente una alternativa activa, práctica, no violenta. El argumento a favor de una zona de exclusión aérea y luego por una intervención militar empleando ‘todas las medidas necesarias’ fue que solo eso podía detener la represión del régimen y proteger a los civiles. Sin embargo, muchos argumentaron que el camino de proteger a los civiles era no intensificar el conflicto al intervenir de un lado o del otro, sino terminarlo asegurando un cese al fuego seguido por negociaciones políticas. Se presentó una serie de propuestas. El Grupo Internacional de Crisis [ICG por sus siglas en inglés], por ejemplo, donde yo trabajaba entonces, publicó una declaración el 10 de marzo argumentando a favor de una iniciativa en dos puntos: (i) la formación de un grupo de contacto o comité compuesto por vecinos norteafricanos de Libia y otros Estados africanos con un mandato para servir de intermediarios en un cese al fuego inmediato; (ii) negociaciones entre los protagonistas a ser iniciadas por el grupo de contacto y orientadas a reemplazar el actual régimen por un gobierno más responsable, representativo y respetuoso de la ley. Esta propuesta fue apoyada por la Unión Africana y era consecuente con los puntos de vista de muchos de los principales Estados no africanos – Rusia, China, Brasil e India, para no mencionar a Alemania y Turquía. Fue reformulada en más detalle por el ICG (agregando una provisión para el despliegue bajo mandato de la ONU de una fuerza internacional de mantenimiento de la paz para asegurar el cese al fuego) en una carta abierta al Consejo de Seguridad de la ONU el 16 de marzo, la víspera del debate que concluyó con la adopción del Consejo de Seguridad de la ONU 1973. En breve, antes que el Consejo de Seguridad votara para aprobar la intervención militar, se había presentado una propuesta elaborada que encaraba la necesidad de proteger a civiles buscando un fin rápido de los combates, y fijaba los principales elementos de una transición ordenada a una forma más legítima de gobierno, que hubiera evitado el peligro de un colapso abrupto hacia la anarquía, con todo lo que podría significar para la revolución en Túnez, la seguridad de los demás vecinos de Libia y la región en general. La imposición de una zona de exclusión aérea será un acto de guerra: como el secretario de Defensa, Robert Gates, declaró al Congreso el 2 de marzo, requería la neutralización de las defensas aéreas de Libia como una medida preliminar indispensable. Al autorizar ésta y ‘todas las medidas necesarias’, el Consejo de Seguridad estaba eligiendo la guerra cuando ni siquiera se había ensayado otra política. ¿Por qué?

    La Resolución 1973 fue aprobada en Nueva York tarde en la noche del 17 de marzo. El día siguiente, Gadafi, cuyas fuerzas estaban acampadas al lado meridional de Bengasi, anunció un cese al fuego en conformidad con el Artículo 1 y propuso un diálogo político en línea con el Artículo 2. Lo que exigía y sugería el Consejo de Seguridad, lo suministró en cosa de horas. Su cese al fuego fue inmediatamente rechazado en nombre del CNT por un alto comandante rebelde, Khalifa Haftar, y descartado por gobiernos occidentales. “Lo juzgaremos por sus acciones no sus palabras’, declaró David Cameron, implicando que se esperaba que Gadafi realizara un cese al fuego completo por sí solo: es decir, que no solo ordenara a sus tropas que cesaran el fuego sino que asegurara que ese cese al fuego fuera mantenido a pesar del hecho de que el CNT se negaba a reciprocar. El comentario de Cameron tampoco tomó en cuenta el hecho de que el Artículo 1 de la Resolución 1973 tampoco ponía el peso del cese al fuego exclusivamente sobre Gadafi. En cuanto Cameron cubrió la inconfundible violación de la Resolución 1973 por el CNT, Obama intervino e insistió en que para que se tomara en cuenta el cese al fuego de Gadafi éste tendría que retirar sus fuerzas no solo de Bengasi sino también de Misrata y de las ciudades más importantes que sus tropas habían recuperado de la rebelión: Ajdabiya en el este y Zawiya en el oeste (aparte de mantenerlo indefinida y unilateralmente, sin importar el CNT) – en otras palabras, tendría que aceptar anticipadamente una derrota estratégica. Esas condiciones, imposibles de aceptar para Gadafi, no existían en el Artículo 1. “(1) Demanda el establecimiento inmediato de un cese al fuego y un fin total de la violencia y de todos los ataques contra, y abusos de, civiles;…”

    Y Roberts dice respecto a la acusación preponderante de que Gadafi había ordenado la matanza de sus compatriotas desde el aire, aparte de su conclusión:

    En los días siguientes hice esfuerzos por comprobar por mí mismo la historia de al-Jazeera [sobre bombardeos de libios por Gadafi]. Una fuente que consulté fue el reputado blog Informed Comment, mantenido y actualizado cada día por Juan Cole, especialista en Medio Oriente en la Universidad de Michigan. Aparecía un artículo del 21 de febrero titulado ‘Los bombardeos de Gadafi recuerdan los de Mussolini’, que señalaba que ‘en 1933-40, Italo Balbo propugnó la guerra aérea como el mejor medio de enfrentar a ‘poblaciones coloniales engreídas’. El artículo comenzaba diciendo: ‘El ametrallamiento y bombardeo en Trípoli de manifestantes civiles por cazas de Muamar Gadafi el lunes…’ con un vínculo a un artículo de Sarah El Deeb y Maggie Michael para Associated Press publicado a las 9 p.m. el 21 de febrero. Ese artículo no suministraba ninguna corroboración de la afirmación de Cole de que cazas (o cualquier otro avión) de Gadafi hayan ametrallado o bombardeado a alguien en Trípoli o en cualquier otro sitio. Lo mismo vale para cualquier fuente indicada en los otros materiales sobre Libia que repetían la historia del ataque aéreo publicada por ese mismo día.

    Estuve en Egipto la mayor parte del tiempo, pero ya que numerosos periodistas que visitaron Libia pasaban por El Cairo, me dediqué a preguntar a todos los que pude contactar qué habían averiguado en el terreno. Ninguno de ellos había encontrado alguna confirmación de la historia. Especialmente recuerdo que el 18 de marzo pregunté al experto británico en el Norte de África, Jon Marks, que acababa de volver de un amplio tour de Cirenaica (incluyendo Ajdabiya, Bengasi, Brega, Derna y Ras Lanuf), qué había oído sobre el asunto. Me dijo que ninguna de las personas con las que habló la había mencionado. Cuatro días después, el 22 de marzo, USA Today publicó un impactante artículo de Alan Kuperman, autor de The Limits of Humanitarian Intervention y coeditor de Gambling on Humanitarian Intervention. El artículo: ‘Cinco cosas que EE.UU. debería considerar en Libia’, presentaba una fuerte crítica a la intervención de la OTAN como violación de las condiciones que había que observar para que una intervención humanitaria fuera justificada o exitosa. Pero lo que me interesó más fue su declaración de que ‘a pesar de omnipresentes cámaras en teléfonos celulares, no existen imágenes de violencia genocida, una afirmación con sabor a propaganda rebelde’. Por lo tanto, cuatro semanas después, no fui el único que no encontró ninguna evidencia para la historia de la matanza aérea. Descubrí que el tema había aparecido más de una quincena antes, el 2 de marzo, en audiencias en el Congreso de EE.UU. cuando Gates y el almirante Mike Mullen, presidente del Estado Mayor Conjunto, estaban testificando. Dijeron al Congreso que no tenían confirmación de informes sobre aviones controlados por Gadafi que dispararan contra civiles…

    La idea de que Gadafi no representaba nada en la sociedad libia, de que estaba enfrentado a todo su pueblo y que su pueblo entero estaba en su contra era otra distorsión de los hechos. Como ahora sabemos por la duración de la guerra, la inmensa manifestación pro Gadafi en Trípoli del 1 de julio, la feroz resistencia de las fuerzas de Gadafi, el mes que necesitaron los rebeldes para llegar a alguna parte en Bani Walid y el otro mes en Sirte, el régimen de Gadafi gozaba de una medida sustancial de apoyo, como el CNT. La sociedad libia estaba dividida y la división política era en sí un desarrollo esperanzador ya que significaba el fin de la antigua unanimidad política impuesta y mantenida por la Jamahiriyya. Desde este punto de vista, el retrato de los gobiernos occidentales del ‘pueblo libio’ formado uniformemente contra Gadafi tenía una implicación siniestra, precisamente porque insinuaba una nueva unanimidad auspiciada por Occidente en la vida libia. Esta idea profundamente antidemocrática resultó naturalmente de la idea igualmente antidemocrática de que, ante la ausencia de una consultación o incluso un sondeo de opinión para establecer los verdaderos sentimientos de los libios, los gobiernos británico, francés y estadounidense tenían el derecho y la autoridad de determinar quién formaba parte del pueblo libio y quien no. Nadie que apoyara el régimen a Gadafi era tomado en cuenta. Porque no formaban parte del ‘pueblo libio’ no podían estar entre los civiles que debían ser protegidos, incluso si eran civiles en realidad. Y no fueron protegidos; fueron muertos por ataques aéreos de la OTAN así como por unidades rebeldes fuera de control. La cantidad de semejantes víctimas civiles al lado equivocado de la guerra, debe ser un múltiple de la cifra de muertos del 21 de febrero. Pero no cuentan, tal como no cuentan los miles de jóvenes en el ejército de Gadafi quienes imaginaron inocentemente que también formaban parte del ‘pueblo libio’ y que solo cumplían su deber hacia el Estado cuando fueron incinerados por los aviones de la OTAN, o ejecutados en masa extrajudicialmente después de su captura, como en Sirte.



    …………

    Andrew Cockburn escribe sobre temas de seguridad nacional y otros relacionados. Su libro más reciente es: “Rumsfeld: His Rise, Fall and Catastrophic Legacy” Es coproductor de “American Casino,” el largometraje documental sobre el actual colapso financiero. Para contactos, diríjase a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].



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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty Noam Chomsky y el marxismo.

    Mensaje por Valentina_ Vie Ene 06, 2012 3:54 pm

    Heiko Khoo
    El Militante


    Noam Chomsky se considera a sí mismo un anarquista libertario. Con ello quiere decir que desafía y defiende el desmantelamiento de toda autoridad injustificada y opresión, alguien que lucha por la realización del pleno desarrollo colectivo y de cada individuo, a través de un gobierno de organización industrial o comunismo municipal.

    El anarquismo de Chomsky debe su inspiración a varios pensadores ilustrados.Pretende que estos abarcan una tradición, que incluye a Humboldt, Jefferson, Bakunin y Rosa Luxemburgo.Aunque no se encuentra una crítica específica a las obras de Marx (Chomsky admite que no es un erudito en Marx), en sus escritos sí hay varias inferencias de que el marxismo representa una tradición autoritaria, aunque esto está matizado por referencias regulares a una supuesta tradición libertaria de izquierda dentro del marxismo, que Chomsky ve representada por Matick, Pannekoek y Luxemburgo.

    Chomsky dice lo siguiente: Estamos en un período de corporativización del poder, consolidación del poder, centralización. Se supone que eso es bueno si eres un progresista, como un marxista leninista. De los mismos antecedentes proceden tres cosas importantes: fascismo, bolchevismo y tiranía corporativa. Todas surgen más o menos de las mismas raíces hegelianas.(Chomsky. Class Warfare, p. 23).

    La creencia de Chomsky es que la centralización de los medios de producción no era inherente a la dinámica del sistema económico capitalista. En su lugar, abogados y tribunales designaron un nuevo sistema socio económico. Chomsky dice que para los marxistas leninistas la centralización se supone que es buena.Para los marxistas la cuestión no es que la centralización sea buena en sí misma. Lo que Marx y sus seguidores dijeron es que para crear una sociedad socialista era necesario un mayor desarrollo de los medios de producción y la mejor forma de conseguirlo era a través de la centralización. Cuanto mayor es la capacidad productiva de la economía, más rápidamente será erradicada la esclavización económica de la humanidad.

    Se puede deducir de Chomsky que el hegelianismo es un conjunto de ideas creadas que describen los procesos de centralización.La visión de Chomsky se puede conjeturar en la siguiente afirmación, los filósofos han creado el mundo en distintas formas, la cuestión es cambiar la filosofía. Chomsky escribe que, en la última parte del siglo XIX, los tribunales y los abogados llegaron juntos y crearon toda una nueva doctrina, que dio a las empresas la autoridad y el poder que nunca antes habían tenido. Si se buscan los antecedentes de eso, son los mismos antecedentes que llevaron al fascismo y al bolchevismo.(Ibíd.. p. 23).

    El marxismo no excluye la influencia del papel de los abogados y los tribunales en la formación de un marco específico de relaciones sociales, pero explica que las fuerzas económicas y el entorno dentro del cual actúan limitan su independencia. Chomsky busca elevar los antecedentes doctrinales creados por los tribunales y los abogados para convertirlos en el factor determinante en las formaciones sociopolíticas modernas.

    Los marxistas ven el origen de la dinámica hacia la centralización en el modo de producción capitalista. Dado que la centralización -mejor dicho monopolización- ha sido un proceso universal durante los últimos ciento cincuenta años independientemente de la influencia de Hegel, no queda otro remedio que asombrarse de lo que Chomsky exactamente está intentando decir. La centralización y la monopolización surgen de la economía de escala en la industrialización.

    Obviamente, los seres humanos pueden moldear los sistemas socioeconómicos, pero sólo dentro de ciertos límites materiales circunscritos por las relaciones de clase y el desarrollo material de la sociedad. El resultado de la centralización de la economía capitalista es la urbanización. ¿Debemos asumir también que este es el producto de las ideas hegelianas? ¿Es el dominio mundial de las ciudades sobre el campo producto del diseño hegeliano? En realidad Chomsky, como Hegel, convierte a la idea en la fuerza motriz de la economía y la sociedad.

    Las tesis de Chomsky implican que los abogados y los tribunales podrían haber diseñado cualquier otro sistema socioeconómico a finales del siglo XIX. De acuerdo con esta corriente de pensamiento parece que no hay un impulso más poderoso que las ideas, en este caso primordialmente la idea de abandonar el liberalismo clásico. Si se hubieran adherido a las ideas de liberales clásicos como Adam Smith, Jefferson o cualquier otro como ellos las cosas habrían sido mucho mejores y quizás los horrores del siglo XX se podrían haber evitado.

    Chomsky nos dice que lo ocurrido habría horrorizado y escandalizado a los liberales clásicos. Desgraciadamente, los arquitectos del nuevo sistema socioeconómico consiguieron consolidar el poder corporativo y estatal frente a la voluntad popular.

    Esa es la esencia de lo que piensa Chomsky sobre como hemos llegado a donde ahora nos encontramos.Y para redondear el argumento, Chomsky dice que el capitalismo corporativo centralizado (léase todas las democracias capitalistas), el fascismo (léase todo régimen de derecha) y el bolchevismo (léase todo estado calificado de comunista) todos proceden más o menos de la mente de Hegel.

    Que estos procesos de centralización del poder corporativo ocurrieron en todos los países capitalistas independientemente del hegelianismo de los agentes humanos tendería a indicar que la dinámica económica hacia la centralización era inherente a las leyes de desarrollo del capitalismo.Para ser justos, el profesor Chomsky limitaba su afirmación al declarar que la tiranía procede, más o menos de raíces hegelianas.Presumiblemente la centralización económica japonesa es el punto menor del espectro, y la pobre vieja Alemania sufrió todo el peso de la tiranía ideológica hegeliana, corporativa, fascista y estalinista.

    En contraste tenemos el método utilizado por Marx. En El Capital estudió y describió las distintas fases de desarrollo del modo de producción capitalista y observó el proceso embrionario de monopolización imperialista. Lenin a principios del siglo XX a través de la observación de los procesos económicos que estaban teniendo lugar, investigó el desarrollo de la dinámica del capitalismo monopolista.El libro de Lenin El imperialismo, fase superior del capitalismo, debería proporcionar una forma de entender la dinámica del capitalismo mundial, por ejemplo, el dominio del capital financiero sobre el capital industrial, la naturaleza de las relaciones entre los países imperialistas más poderosos y los países coloniales económicamente más atrasados, y las razones de la guerra mundial.

    La división mundial del trabajo convirtió al mundo en un único conjunto. El marxismo considera esto progresista porque prepara el camino, económica y culturalmente, para la unificación socialista del mundo. Sin embargo, el imperialismo mantiene la división del mundo en estados nacionales capitalistas, cada uno saqueando el botín, o protegiéndolo, de los demás, provocando guerras, revoluciones y contrarrevoluciones. El profesor Chomsky no se molesta en explicar por qué o cómo un marxista leninista supuestamente considera la corporatización del poder, la consolidación del poder, la centralización... cosas buenas. Con relación a esta cuestión Chomsky da como prueba una afirmación.


    Última edición por Valentina_ el Sáb Ene 07, 2012 5:59 pm, editado 3 veces
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    Mensaje por Valentina_ Vie Ene 06, 2012 3:56 pm

    El antiautoritarismo de Mijail Bakunin frente al marxismo

    Chomsky ve en Bakunin una de las principales fuentes de su inspiración política. Bakunin pronosticó que existirían dos formas de intelectuales modernos, los que yo llamo burocracia roja, que utilizaría las luchas populares para intentar tomar el control del poder estatal e instituir las dictaduras más violentas y despiadadas de la historia, y el otro grupo, que veía que no se puede tener acceso al poder de esa forma y por lo tanto se convierten en los sirvientes del poder privado y la democracia capitalista estatal, donde ellos, como señala Bakunin, golpean a las personas con el palo popular, hablan de democracia pero con ella golpean a las personas. Esa es realmente una de las pocas predicciones de las ciencias sociales que se ha convertido en realidad, a mi juicio con bastante perspicacia.(Chomsky. On Democracy and Education. p. 248).

    Bakunin fue un hombre pintoresco cuyas ideas eran una mezcla de inspiración perspicaz y locas divagaciones.Sin embargo, sus severos ataques a Marx y la dirección de la Primera Internacional parecen ser el núcleo de la opinión que Chomsky tiene del leninismo y su alternativa anarquista. Durante la mayor parte de su vida políticamente activa Bakunin fue un paneslavista, pero pasó por varios movimientos políticos y filosóficos de la Europa del siglo XIX.

    Un rápido análisis de su actividad política revela su total indiferencia por la creación de estructuras democráticas y por cualquier responsabilidad en cada una de las organizaciones en las que estuvo participando. Resulta divertido que fundara una sociedad secreta tras otra.Y el principio organizativo que aplicaba se puede resumir muy bien con el término de dictadura personal.

    Daniel Guerin dice que su temprana y descabellada carrera como conspirador revolucionario estaba desconectada del anarquismo. No abrazó las ideas libertarias hasta 1864, después del fracaso de la insurrección polaca en la que participó. Sus primeros escritos no tienen cabida en la antología anarquista. (Daniel Guerin. Anarchism. p. 6)

    No hace falta añadir nada más a la afirmación de Guerin. E. H. Carr señala que mucho después de 1864 la Alianza Secreta de Bakunin trabajaba dentro de la Primera Internacional y que ésta no era otra cosa que una dictadura conspirativa personal ejercida por el propio Bakunin.

    La revolución tenía que ser dirigida, no por alguna fuerza visible, sino por la dictadura colectiva de todos los miembros de la Alianza. Para este propósito, los miembros de la Alianza debían estar dispuestos a someter su libertad personal a una disciplina tan rígida como la de los jesuitas, [Bakunin regresa en más de una ocasión a esta idea de conspiración] cuya fuerza reside en la anulación de los individuos ante la voluntad, la organización y la actividad colectivas. Bakunin no vería nada incompatible en exigir la forma más relajada posible de organización para la Internacional y la disciplina más estricta posible en la filas de la Alianza. (E. H. Carr. Bakunin. p. 440. El subrayado es mío).

    Como veremos más tarde, encontramos que este aparato dictatorial encuentra respuesta en la dirección de la FAI del movimiento anarquista español. También vemos como los movimientos anarquistas más famosos adoptan el nombre de otros hombres, en Ucrania son los majnovistas en España los amigos de Durruti, apenas hay señales de un movimiento no jerárquico sin líderes, porque en la vida real nunca han existido.

    En la asombrosa biografía de Bakunin escrita por E. H. Carr, este resume su obra de la manera siguiente: Bakunin es conocido en el mundo como uno de los fundadores del anarquismo. Pero es menos recordado por ser el primer creador de la concepción de un partido revolucionario selecto y estrechamente organizado, unido no sólo por ideales comunes, sino por el lazo de la obediencia implícita a un dictador revolucionario absoluto. (Ibíd.., p. 455. El subrayado es mío) ¡Habría que decir aquí que los anarquistas condenaban a los leninistas por el concepto de partido de vanguardia!

    Nuestra discusión es que la mayoría, sino todos, los movimientos no jerárquicos y antiautoritarios en realidad eran muy autoritarios con jerarquías conspirativas secretas. Bakunin estaba totalmente obsesionado por la organización conspirativa, creía que creando organizaciones muy controladas bajo su dirección iluminada, sería capaz de guiar a los revolucionarios hacia sus objetivos, formas diferentes de nacionalismo burgués, la reforma del zarismo, el paneslavismo, al antigermanismo y el anarquismo libertario. Por supuesto en que en todos los movimientos revolucionarios hay un elemento de conspiración, porque la policía secreta y el estado intentan minar, infiltrar y controlar las amenazas revolucionarias. Sin embargo, Bakunin llevó la conspiración hasta niveles extremos.

    En contraste con los métodos organizativos de Bakunin, el marxismo trabaja sobre la base de la adhesión a las ideas y crea formas organizativas que se corresponden con las necesidades del momento. En determinado momento la organización será abierta y muy democrática, en otro centralizada, adoptando las formas organizativas requeridas. Una característica del leninismo es que el control democrático dentro de la organización revolucionaria está diseñado para poder responder de manera flexible a las exigencias organizativas cotidianas en respuesta a la naturaleza de las tareas políticas requeridas. No se puede tener la misma forma organizativa en una democracia burguesa que en una dictadura fascista. Dirigir un movimiento de huelgas por cuestiones salariales o hacer una insurrección requieren estructuras radicalmente diferentes.

    Bakunin siempre aplicó su dictadura personal a las organizaciones en las que trabajó, aunque muchas de sus organizaciones conspirativas simplemente eran una quimera. Marx y Lenin, por otro lado, siempre intentaron conseguir apoyo de los movimientos políticos que dirigían con procedimientos democráticos. Lenin pasó la mayor parte de la primera década del siglo XX luchando para ganar la mayoría para sus ideas y métodos dentro del Partido Socialdemócrata Ruso, durante la Revolución Rusa se realizaban votaciones incluso en los actos más estrictamente disciplinados como la insurrección y la prohibición de las fracciones en 1921.

    Bakunin veía en el campesinado la principal fuerza motriz de la revolución venidera que dirigirían sus sociedades secretas. La revolución abarcaría a los campesinos, trabajadores y elementos criminales cuyas pasiones socialistas y malas por la destrucción, derribarían el orden existente y el estado. En su lugar no se pondría nada. Todo se autorregularía.

    Lo que esto significaba en la práctica se pudo ver en Lyón en 1870. Una insurrección popular espontánea puso a los radicales burgueses al mando de la ciudad y Bakunin creó su propio Comité por la salvación de Francia. En un acto público el 24 de septiembre declaró entre otras cosas: La maquinaria administrativa y gubernamental del Estado, después de convertirse en impotente, es abolida... Todas las organizaciones municipales existentes son suprimidas y sustituidas por comunas federadas por los Comités por la Salvación de Francia, que ejercerán plenos poderes bajo la supervisión inmediata del pueblo.

    A los tres días la guardia nacional asaltó los cuarteles de la insurrección. El intento aventurero de Bakunin de abolir el estado por decreto no tenía en cuenta las relaciones reales de poder, el ambiente de las masas o las fuerzas sociales en juego. Simplemente corrió a Lyón, declaró su propio Comité por la Salvación de Francia y la abolición del Estado.

    Sin embargo, el Estado, en algo que no fue captado por la sabiduría libertaria de Bakunin, aplastó la rebelión y arrestó a sus dirigentes. Bakunin escapó para preparar en el futuro nuevos decretos y comités fantasmas. (Carr. pp. 417-22).

    Lo que resulta sorprendente es que Chomsky considere a Bakunin como un liberal antiautoritario, cuando todo apunta a lo contrario. Una vez más vemos como Chomsky recurre a la afirmación para sustituir a la evidencia.

    Engels escribió contra el antiautoritarismo de los seguidores de Bakunin e ingeniosamente resume todo lo que supone la locura del antiautoritarismo anarquista:

    "... ninguna acción en común es posible sin imponer, a algunos, una voluntad ajena, es decir, una autoridad. Sea la voluntad de una mayoría de votantes, de un comité directivo o de un único hombre, es siempre una voluntad impuesta a los disidentes; pero, sin esa voluntad única y directora, no es posible cooperación alguna. ¡Consiga usted que funcione una de las grandes fábricas de Barcelona sin dirección, es decir, sin autoridad! O ¡gestione un ferrocarril sin la certeza de cada ingeniero, maquinista, etc., esté en su sitio en el momento exacto en el que tiene que estar! Quisiera saber si el bueno de Bakunin confiaría su corpachón a un vagón de tren si ese ferrocarril estuviese administrado por principios según los cuales nadie estaría en su puesto si no le apetecía soportar la autoridad de los reglamentos, ¡mucho más autoritarios bajo cualquier forma posible de Sociedad, que los del congreso de Basilea! Todas estas grandilocuentes frases ultrarradicales y revolucionarias no hacen sino ocultar la más completa miseria de ideas y la más completa ignorancia de las condiciones en las que se produce la vida diaria de la sociedad. ¡Suprima ‘todo tipo de autoridad, hasta la consentida para los marineros de un navío!". (Carta de Engels a Lafargue, 30 de diciembre de 1871. Construyendo el futuro. Correspondencia política (1870-1895).Madrid. Editorial Trotta. 1998. pp. 83-4).


    Última edición por Valentina_ el Sáb Ene 07, 2012 5:58 pm, editado 1 vez
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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty Re: Noam Chomsky: Artículos, información y obras.

    Mensaje por Valentina_ Vie Ene 06, 2012 4:12 pm

    Chomsky sobre la Revolución Rusa y el leninismo

    La doctrina leninista sostiene que el partido de vanguardia asumiría el poder estatal y llevaría a la población hacia el desarrollo económico y, por algún milagro inexplicable, a la libertad y la justicia. Es una ideología que naturalmente apela en gran medida a la intelectualidad radical, a quien ofrece una justificación de su papel como gestores estatales. No puedo ver ninguna razón -ya sea en la lógica o en la historia- para tomarla en serio. El socialismo libertario (incluida una corriente principal sustancial de marxismo) rechaza todo esto con desprecio, muy correctamente (Chomsky, Noam. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    La intelectualidad leninista... se ajusta a la descripción de Marx de los conspiradores que se adelantan al proceso revolucionario en desarrollo y lo distorsionan para sus propios objetivos de dominio. (...)Desde sus orígenes, el estado soviético ha intentado aprovechar las energías de su propia población y pueblo oprimido en todas partes al servicio de los hombres, que se han aprovechado del fermento popular existente en Rusia en 1917, para tomar el poder estatal. (Chomsky. The Soviet Union Versus Socialism).

    Aunque se puede encontrar muy pocas líneas de Chomsky sobre Lenin o Trotsky, es imposible no sorprenderse por su audacia al hacer afirmaciones (falsas) relacionadas con sus ideas y acciones. Chomsky, como veremos, considera a Lenin y Trotsky fundadores y seguidores del sistema de tiranía, que los marxistas definen como estalinismo. El rechazo desdeñoso que hace Chomsky del leninismo está basado o en su ignorancia intelectual o en una falsificación deliberada, y parece emanar casi exclusivamente de fuentes secundarias.

    La preparación de un movimiento revolucionario

    El bolchevismo se desarrolló desde 1903 en adelante como a la revolucionaria de la socialdemocracia rusa, se distinguía a este respecto en la preparación ideológica y organizativa de la revolución. El famoso concepto adelantado por Lenin en 1903 fue que la socialdemocracia debía ser el partido de vanguardia de la clase obrera. Lenin defendía que la lucha económica no era suficiente y que los trabajadores necesitaban la lucha política.

    Existía una tendencia entre algunas capas de la socialdemocracia rusa a ignorar la lucha política. Para ellos todo fluía de la lucha sindical y económica. La historia ha demostrado repetidamente que esto no es así. La clase obrera necesita una dirección revolucionaria, un partido revolucionario. Este no surge espontáneamente, debe ser construido conscientemente por los marxistas revolucionarios.

    La intelectualidad leninista(es decir, el Partido Bolchevique) debía construir una base política en la socialdemocracia e influir entre los trabajadores, para que la clase obrera se convirtiera en la vanguardia de la lucha por la democracia. La idea de Lenin era construir un movimiento revolucionario capaz de derrotar la maquinaria estatal del zarismo ruso. Esto significaba que antes de la revolución la socialdemocracia tendría que trabajar con formas legales e ilegales. La legalidad da la oportunidad de estructuras abiertas y democráticas, la clandestinidad inevitablemente va unida a formas organizativas conspirativas que no siempre se pueden basar en la discusión democrática abierta de las acciones a emprender.

    Los bolcheviques utilizaron todos los canales que se les presentaron, incluidas las oportunidades parlamentarias. Pero también tuvieron que utilizar métodos clandestinos. El trabajo revolucionario bajo una dictadura recurre a la conspiración o si no será aplastado. Una revolución triunfante también necesita preparación, incluida la preparación política, ideológica e incluso militar.

    En un sentido Chomsky acepta esto, con relación a la revolución española escribe lo siguiente: Las conclusiones de la revolución popular en España, en particular, se basaban en el trabajo paciente de muchos años de organización y formación, un componente de una larga tradición de compromiso y militancia. Seguramente la lógica nos diría que no hay nada equivocado en la preparación de una revolución como hicieron los bolcheviques con larga tradición de compromiso y militancia.

    Según Chomsky los bolcheviques se adelantaron a los procesos revolucionarios en desarrollo. La implicación es que los bolcheviques nunca deberían haber tomado el poder porque era demasiado pronto, la crisis revolucionaria habría madurado más si los conspiradores leninistas hubieran esperado hasta que los trabajadores y campesinos de Rusia instituyeran por sí mismos el comunismo municipal. En realidad, lo irónico de esta posición es que muchos de la vieja dirección bolchevique realmente se oponían a la insurrección propuesta por Lenin porque, al igual que Chomsky, creían que se estaban adelantando al proceso revolucionario que se estaba desarrollando. En esta cuestión Chomsky se encuentra en el mismo campo que muchos dirigentes bolcheviques como Kámenev, Zinoviev e incluso Stalin, ¡que al principio tenían dudas en esta cuestión!

    La valoración de Lenin en octubre de 1917 era que el ejército se estaba amotinando, se habían extendido las revueltas campesinas, el gobierno provisional continuaba la odiada guerra, la rebelión se extendía a los ejércitos de Europa y los bolcheviques tenían el apoyo mayoritario de los consejos obreros o soviets en las ciudades.

    Ya en julio de 1917 Trotsky había utilizado toda su autoridad personal y política para convencer a los trabajadores armados de que no intentaran tomar el poder, así no se adelantarían al proceso revolucionario que se estaba desarrollando. En aquel momento, Trotsky y Lenin creían que la insurrección habría terminado en derrota. La historia de la lucha por el socialismo se ha caracterizado por las profundas divisiones relacionadas con la decisión de tomar o no el poder del Estado con una insurrección o esperar a que el proceso estuviera totalmente maduro. Normalmente nos encontramos que aquellos que adoptan la actitud de esperar hasta que esté todo maduro y las condiciones objetivas y subjetivas para el socialismo, terminan en el campo reformista.

    El fundador de este movimiento revisionista, Eduard Bernstein, el padre ideológico de Tony Blair o Gerhard Schroeder, defendía que el capitalismo evolucionaría hacia el socialismo y, como el socialismo es lógicamente el mejor sistema, cuando las masas comprendieran esto empezaría su existencia. ¿Es esta la principal corriente sustancial del marxismo a la que hace referencia Chomsky?

    El estado y la revolución

    Chomsky cree perverso considerar al bolchevismo como el marxismo en la práctica... el ala de izquierda crítica del bolchevismo, teniendo en cuenta las circunstancias históricas que rodearon la Revolución Rusa, va más lejos en este punto. Chomsky cita después a Paul Mattick que defiende que los bolcheviques no fueron lo suficientemente lejos en la explotación de los levantamientos rusos por sus fines estrictamente proletarios.(Chomsky. Notes on Anarchism).

    Antes vimos cómo Chomsky pensaba que los revolucionarios leninistas fueron prematuros y se adelantaron al proceso revolucionario que se estaba desarrollando. Ahora Chomsky cambia y está de acuerdo con Mattick en que la revolución no fue prematura, y que los bolcheviques no fueron demasiado lejos. Ahora es el ala de izquierda crítica del bolchevismo que está acertada en este punto. Antes, debemos recordar, era la principal corriente sustancial del marxismo, es decir el reformismo.

    Pero no nos interesamos por la consistencia. El objetivo después de todo es hacer que las ideas y acciones de Lenin y Trotsky parezcan ser despreciables e indignas para demostrar que no se las puede tomar en serio. De este modo Chomsky adopta dos líneas en su ataque, por un lado los bolcheviques nunca deberían haber tomado el poder y, por el otro lado, no fueron demasiado lejos por sus fines estrictamente proletarios. Parece que la esencia de lo que Chomsky quiere decir es que los bolcheviques deberían haber instituido y promovido inmediatamente el comunismo libertario o el comunismo municipal.

    Lenin, cuando estaba escondido en el verano de 1917, escribió El estado y la revolución, que Chomsky describe quizá como su obra más libertaria, pero dice que fue un desvío intelectual hacia la izquierda en 1917. Podemos suponer entonces que Chomsky está de acuerdo con las ideas que contiene El estado y la revolución. Chomsky está defendiendo que Lenin hizo este desvío intelectual como un trampa. Observemos esta cuestión más de cerca.

    ¿El estado y la revolución de Lenin era una desviación intelectual?

    En El estado y la revolución Lenin repetía el análisis de Marx de la Comuna de París apoyando la supresión del ejército permanente y su sustitución por el pueblo en armas, y el derecho a elección y revocación inmediata de todos los funcionarios:

    La abolición de todos los gastos de representación, de todos los privilegios pecuniarios de los funcionarios, la reducción de los sueldos de todos los funcionarios del Estado hasta el nivel del salario de un obrero. Aquí es donde se expresa de un modo más evidente el viraje de la democracia burguesa hacia la democracia proletaria, de la democracia de los opresores hacia la democracia de las clases oprimidas, del Estado como fuerza especial de represión de una determinada clase hacia la represión de los opresores por la fuerza conjunta de la mayoría del pueblo, de los obreros y los campesinos... y la rotación de los deberes administrativos para que todos aprendan a administrar.

    Chomsky dice que Lenin y Trotsky se aprovecharon del fermento popular de Rusia en 1917 para tomar el poder del Estado. Una de las principales armas ideológicas utilizadas para este fin ha sido la pretensión de que los gestores estatales están dirigiendo su propia sociedad y el mundo hacia el ideal socialista; algo imposible como cualquier socialista -seguramente cualquier marxista serio- debería haber comprendido en seguida (muchos lo hicieron), y una mentira de proporciones gigantescas como ha revelado la historia desde los primeros días del régimen bolchevique”. (Chomsky. Soviet Union Versus Socialism. 1986).

    Esto es simplemente una falsificación. Los bolcheviques no pretendían que los administradores estatales dirigieran el mundo hacia el socialismo. Lenin y Trotsky como marxistas serios defendían que el socialismo en Rusia sólo sería posible cuando el nivel de la economía y la cultura se desarrollara hasta el nivel de los países capitalistas más desarrollados y esto no era posible sin la ayuda de la revolución mundial. Fue el atraso de la economía lo que los obligó a basarse en administradores, directores, ingenieros e incluso muchos funcionarios zaristas.

    En lugar de llevar a cabo las ideas de El estado y la revolución, los bolcheviques se vieron forzados a aceptar los privilegios de estas capas. Lenin y Trotsky explicaban abiertamente que la revolución emprendió tareas contradictorias. Establecer el socialismo requería una clase obrera educada, cualificada y culta, algo que no existía en Rusia. Para desarrollar la cultura, la capacitación y la educación de las clases trabajadoras el régimen dependía de los gestores estatales del viejo estado zarista.

    Trotsky, más que cualquier otro marxista, proporcionó un continuo análisis de los procesos que desde 1917 afectaban a la revolución rusa y mundial. En 1936 escribió La revolución traicionada que proporciona un análisis de cómo y por qué la revolución degeneró, y la dirección probable que tomaría la burocracia estalinista.

    Mostraré un breve esbozo de las ideas de La revolución traicionada y cómo están relacionadas directamente con las cuestiones planteadas por Chomsky:

    La base material del comunismo deberá consistir en un desarrollo tan alto del poder económico del hombre que el trabajo productivo, al dejar de ser una carga y un castigo, no necesite de ningún aguijón, y que el reparto de los bienes, en constante abundancia, no exija -como actualmente en una familia acomodada o con una pensión "conveniente"- más control que el de la educación, el hábito, la opinión pública. (León Trotsky. La revolución traicionada).

    La situación de Rusia era lamentable, una nación destrozada por la guerra y el hambre, la introducción inmediata del comunismo era imposible. Para desarrollar la economía al nivel requerido para la construcción del socialismo, a tal nivel de abundancia, no se podían evitar los métodos capitalistas de pagar salarios. No era de cada uno según sus capacidades... a cada uno según sus necesidades, sino a cada uno de acuerdo con sus trabajo.

    Después de la subversión de las clases explotadoras -explica [Lenin] y demuestra en El Estado y la Revolución-, el proletariado romperá la vieja máquina burocrática y formará su propio aparato de obreros y empleados, y para impedirles que se transformen en burócratas, tomará medidas estudiadas en detalle por Marx y Engels: 1. Elegibilidad y también revocabilidad en cualquier momento; 2. Retribución no superior al salario de un obrero; 3. Paso inmediato a una situación en la cual todos desempeñarán funciones de control y vigilancia, de tal forma que todos serán rotativamente burócratas y, por lo mismo, nadie sería burócrata. Sería un error pensar que Lenin creía que esta obra iba a exigir decenas de años; no, es el primer paso: se puede y se debe comenzar por ahí, haciendo la revolución proletaria’.

    Con las armas, la fuerza material pasa inmediatamente a las organizaciones de trabajadores tales como los soviets. El Estado, aparato burocrático, comienza a agonizar desde el primer día de la dictadura del proletariado. (Ibíd.)

    Trotsky veía la dictadura del proletariado como un puente entre la sociedad capitalista y la socialista. El estado obrero debe preparar su propia disolución:

    El grado de ejecución de esta tarea "derivada" verifica en cierto sentido el éxito con que se ha llevado a cabo la idea básica: la construcción de una sociedad sin clases y sin contradicciones materiales. El burocratismo y la armonía social están en proporción inversa el uno de la otra. (Ibíd.)

    La revolución traicionada fue escrito en 1936, pero según Chomsky, Trotsky y Lenin traicionaron la revolución inmediatamente después de la toma del poder estatal. Si se leen los escritos de Lenin y Trotsky vemos que nunca abandonaron la perspectiva de una sociedad sin clases, sin aparato burocrático y sí... sin Estado. Entonces uno se ve obligado a preguntar ¿por qué Chomsky equivocadamente alega que Lenin y Trotsky querían establecer una tiranía dictatorial desde el primer día? Todas las pruebas documentales en las obras completas de Lenin y Trotsky demuestran que ellos hasta sus respectivas muertes tenían la intención de producir la sociedad perfilada en El estado y la revolución. Así que el argumento de Chomsky de que El estado y la revolución de Lenin -su obra más libertaria- era una desviación intelectual no se puede sostener. En realidad, probablemente es una de las contribuciones más importantes al marxismo.


    Última edición por Valentina_ el Sáb Ene 07, 2012 5:58 pm, editado 1 vez
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    Mensaje por nunca Sáb Ene 07, 2012 1:46 pm

    El Chomsky este, otro "ácrata" más al servicio del imperialismo. Ya se le vio bastante el plumero demonizando a Gadaffi.
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    Noam Chomsky: Artículos, información y obras. Empty Es un anticomunista

    Mensaje por Echospace Sáb Ene 07, 2012 3:26 pm

    Como lingüista es un genio, pero como revolucionario deja mucho que desear.

    Algún texto bueno tiene por ahí, pero es un anticomunista de mucho cuidado.

    Saludos.
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    Mensaje por incontrolable Sáb Ene 07, 2012 4:02 pm

    Chomsky comprado? por quien? En fin, no desprecieis a gente de la talla de Chomsky por no ser marxista.

    Lo mejor cuando no se conoce a alguien es buscar informacion sobre el, antes de tacharlo de "comprado".
    Por ejemplo

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    Mensaje por nunca Sáb Ene 07, 2012 4:28 pm

    incontrolable escribió:Chomsky comprado? por quien? En fin, no desprecieis a gente de la talla de Chomsky por no ser marxista.

    Lo mejor cuando no se conoce a alguien es buscar informacion sobre el, antes de tacharlo de "comprado".
    Por ejemplo

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    ¿Te suena el concepto de disidencia controlada?

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    Mensaje por incontrolable Sáb Ene 07, 2012 4:41 pm

    nunca escribió:
    ¿Te suena el concepto de disidencia controlada?

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Entonces reduces toda la obra intelectual de Chomsky a su opinion acerca de Gadafi? Es eso para ti un disidente controlado?
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    Mensaje por nunca Sáb Ene 07, 2012 4:44 pm

    incontrolable escribió:
    nunca escribió:
    ¿Te suena el concepto de disidencia controlada?

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Entonces reduces toda la obra intelectual de Chomsky a su opinion acerca de Gadafi? Es eso para ti un disidente controlado?

    No niego que Chomsky tenga obras interesantes, pero forma parte del sistema , forma parte concretamente de la falsa disidencia que crea el sistema.

    PD:
    Mi anterior comentario está modificado y aumentado.

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