"Análisis de la opresión de género desde una perspectiva marxista-leninista"
texto publicado en el blog Pueblo Aragonés en 2010 - firmado por Irae y Jota
texto publicado en el blog Pueblo Aragonés en 2010 - firmado por Irae y Jota
"Solamente cuando desaparecen los modos de producción basados en la propiedad privada sobre estos medios, cuando surge y se consolida el modo socialista de producción, se transforma radicalmente todo el régimen de vida social, se suprimen las clases explotadoras, llega a su fin la explotación del hombre por el hombre y, por último, se afianzan las nuevas ideas políticas y jurídicas que expresan los intereses de los trabajadores.
Al cambiar el modo de producción, cambiaron también las relaciones gentilicias y familiares.
Bajo el régimen de la comunidad primitiva no existía la familia monogámica. La célula económica fundamental era entonces la comunidad gentilicia. En las primeras fases de la sociedad primitiva existía el matrimonio por grupos; más tarde, surgió la pareja conyugal. En los primeros tiempos, la mujer desempeñaba el papel predominante en la comunidad; esta posición emanaba del papel que cumplía en la producción. Las mujeres, al ocuparse de recoger plantas alimenticias y hacerse cargo de la economía doméstica, marcaron el comienzo de la agricultura primitiva, lo que fue de una importancia fundamental para la obtención de los medios de sustento. La caza, que era la ocupación de los hombres, no aseguraba una base firme de existencia. Por todo ello, las mujeres llegaron a escalar una posición más elevada que los hombres. Con el paso de la caza a la ganadería y, más de tarde, de la agricultura de azada a la agricultura de arado, los hombres llegaron a ocupar un puesto predominante en la vida social. El matriarcado dejó paso al patriarcado. En tanto que anteriormente el origen de los hijos y la herencia de los bienes se computaban por la línea femenina, materna, ahora se contaban por la línea masculina, paterna. Así surgió la familia monogámica que tenía por jefe al hombre y que contaba con su propia economía, con su economía privada. La aparición de la propiedad privada se halla indisolublemente a la aparición de esta familia monogámica aislada que se convirtió en la célula económica de la sociedad.
A lo largo de toda la historia de la sociedad basada en la explotación, la mujer ha vivido en una situación humillante y ha carecido de derechos. El régimen de propiedad privada significaba la esclavización de la mujer y su transformación en propiedad del varón. Sólo el desarrollo de la gran industria y la incorporación de la mujer a la producción abrió ante ella el camino de su liberación. "... La gran industria -dice Marx-, al asignar a la mujer, al joven y al niño de ambos sexos un papel decisivo en los procesos socialmente organizados de la producción, arrancándolos con ello a la órbita doméstica, crea las nuevas bases para una forma superior de familia y de relaciones entre ambos sexos".
La abolición de la propieda privada sobre los medios de producción no solamente crea las condiciones necesarias para la plena igualdad de derechos del hombre y la mujer. Bajo el socialismo, la mujer ocupa la misma posición que el hombre en la producción, a la par que en la vida político-social y cultural. Con ello se crean también las condiciones para la igualdad del hombre y la mujer en la familia. En tanto que la propiedad privada sobre los medios de producción deformaba las relaciones familiares, la propiedad socialista sirve de base al fortalecimiento de sanas relaciones familiares."
tomado de P.N. Fedoseiev y F.V. Konstantinov, Fundamentos de la filosofía marxista, trad. de A. Sánchez y W. Roces, 1959 , Edit. Grijalbo, pág. 383 y 384.
Comentario:
En este extracto del libro Fundamentos de la filosofía marxista, los autores realizan un análisis de las relaciones de género desde una perspectiva materialista, marxista-leninista.
Las relaciones de producción han marcado el desarrollo de la historia desde los propios orígenes de la humanidad. Así podemos explicar el dominio de género ejercido por el hombre o la mujer dependiendo del periodo histórico que analicemos.
El elemento determinante para el dominio de uno u otro género (matriarcado o patriarcado, por parte del hombre o la mujer) es el papel que juega éste o ésta en el proceso de producción. De esta manera, si la mujer realiza un trabajo más importante que el hombre, la mujer estará por encima de éste y si el hombre realiza un trabajo más importante que la mujer, el hombre estará por encima de ésta.
En el comunismo primitivo, como bien está expuesto en la anterior cita, la mujer realizaba el papel fundamental e imprescindible en el proceso productivo ya que era quien alimentaba y mantenía a la comunidad. El trabajo del hombre no proporcionaba resultados de manera usual y, por tanto, no era clave para la comunidad.
Mas, al aparecer la ganadería y la agricultura de arado, el hombre pasa a ejercer el papel fundamental en el proceso productivo y empieza a dominar sobre la mujer.
Hasta entonces no existía la ganadería sino la caza y no existía la agricultura de arado, sino la de azada. Las comunidades eran nómadas y su fuente de recursos fundamental era la naturaleza en estado bruto: los frutos de los árboles, las bayas, la caza... por lo tanto, no existía la propiedad privada ya que era innecesario mantener en propiedad cualquier territorio por el que la comunidad discurriese ya que no podían asentarse en él.
Pero con el desarrollo de la ganadería y la agricultura de arado, las comunidades se fueron asentando en territorios definidos y, por tanto, se creó la necesidad de tener una propiedad privada a través de la cual obtener sustento.
Decir también que si se desarrollaron la ganadería y la agricultura fue gracias al trabajo del ser humano. El desarrollo tecnológico es fruto de la producción y, gracias al trabajo, el ser humano crea condiciones más favorables para la vida.
Con el sendetarismo (con el hecho de que las comunidades pasasen a asentarse en un territorio determinado), se crea la propiedad privada y, asimismo, se forma el patriarcado. Ésto ocurre así ya que, con el desarrollo de la ganadería y la agricultura, el hombre pasa a realizar la función productiva principal ya que deja de cazar y empieza a trabajar en la ganadería y en el campo.
Al encargarse el hombre del ganado y del campo, proporciona la producción principal (el sustento) a la comunidad. Así es que, en detrimento de la mujer, el hombre pasa a ejercer el dominio de género.
A partir de entonces, la mujer pasa también a ser propiedad del hombre. La célula económica fundamental que, hasta entonces era la comunidad gentilica, pasa a ser la pareja conyugal y la poligamia desaparece dejando paso a la monogamia. Ésto se produjo así ya que el hombre, al crearse la propiedad privada, no podía disponer de todas las mujeres que desease porque no podía mantenerlas económicamente en su régimen de familia privada.
Avanzando hasta la actualidad, podemos observar claramente el mantenimiento de la propiedad privada y de la dominación de la mujer por parte del hombre. No obstante, al tener la mujer mayores oportunidades para trabajar y, por ello, disponer de mayor libertad, ésta se ve más liberada e, incluso, puede separarse o divorciarse del hombre si así lo considera.
Aquí podemos incluir casos de violencia de género muy comunes. En la mayor parte de ellos, la mujer maltratada no reacciona ante la violencia ya que no tiene posibilidades de romper el matrimonio al no disponer de trabajo. Por lo común, las mujeres maltratadas no disponen de posibilidades para separarse y divorciarse y, por tanto, ni siquiera llegan a pensar en dicha posibilidad.
No obstante, cuando por un casual la mujer hasta entonces maltratada encuentra un trabajo y empieza a trabajar, al verse capacitada y "productiva" empieza a contemplar las posibilidades de esa separación o divorcio y, en múltiples veces, lo ejecuta.
También hemos de observar que el capitalismo, lejos de liberar a la mujer y acabar con su explotación, la utiliza y la añade al proceso productivo proporcionándole un trabajo. El capitalismo no libera, sino que "liberaliza". Así consigue tener mayor mano de obra disponible e intensificar la producción si lo considera necesario.
No obstante, también le interesa mantenerla en inferioridad ya que así no precisa remunerarla igual que al hombre por ser, para él, "inferior". Podemos explicar de esta manera que una gran parte de los trabajos comúnmente femeninos estén, a su vez, los peor valorados y que, m ediante una profesión se feminiza, también desciende su valoración social.
Una de las más crueles (aunque elaboradas) estrategias desarrolladas por los poderes sociales dominantes durante la historia ha sido deprimir cada una de las profesiones realizadas por la mujer. Incluso ha sido semejantemente cruel la mencionada estrategia machista y opresora que la profesión más comúnmente relacionada con la mujer: las tareas del hogar, ni siquiera tiene posibilidades de remuneración a pesar de ser un trabajo como cualquier otro y requerir un esfuerzo y un trabajo considerable (y comparable con cualquier otro) por parte de quien lo ejecuta.
Conclusión:
La mujer sigue explotada y seguirá así mientras exista la propiedad privada. Nuestra tarea, de la de los comunistas y las comunistas, es acabar con el capitalismo y con la propiedad privada, construir el socialismo y el comunismo y, así, liberar a la mujer (la mitad de la población) del yugo que la ha mantenido oprimida y explotada durante siglos y siglos.
Al cambiar el modo de producción, cambiaron también las relaciones gentilicias y familiares.
Bajo el régimen de la comunidad primitiva no existía la familia monogámica. La célula económica fundamental era entonces la comunidad gentilicia. En las primeras fases de la sociedad primitiva existía el matrimonio por grupos; más tarde, surgió la pareja conyugal. En los primeros tiempos, la mujer desempeñaba el papel predominante en la comunidad; esta posición emanaba del papel que cumplía en la producción. Las mujeres, al ocuparse de recoger plantas alimenticias y hacerse cargo de la economía doméstica, marcaron el comienzo de la agricultura primitiva, lo que fue de una importancia fundamental para la obtención de los medios de sustento. La caza, que era la ocupación de los hombres, no aseguraba una base firme de existencia. Por todo ello, las mujeres llegaron a escalar una posición más elevada que los hombres. Con el paso de la caza a la ganadería y, más de tarde, de la agricultura de azada a la agricultura de arado, los hombres llegaron a ocupar un puesto predominante en la vida social. El matriarcado dejó paso al patriarcado. En tanto que anteriormente el origen de los hijos y la herencia de los bienes se computaban por la línea femenina, materna, ahora se contaban por la línea masculina, paterna. Así surgió la familia monogámica que tenía por jefe al hombre y que contaba con su propia economía, con su economía privada. La aparición de la propiedad privada se halla indisolublemente a la aparición de esta familia monogámica aislada que se convirtió en la célula económica de la sociedad.
A lo largo de toda la historia de la sociedad basada en la explotación, la mujer ha vivido en una situación humillante y ha carecido de derechos. El régimen de propiedad privada significaba la esclavización de la mujer y su transformación en propiedad del varón. Sólo el desarrollo de la gran industria y la incorporación de la mujer a la producción abrió ante ella el camino de su liberación. "... La gran industria -dice Marx-, al asignar a la mujer, al joven y al niño de ambos sexos un papel decisivo en los procesos socialmente organizados de la producción, arrancándolos con ello a la órbita doméstica, crea las nuevas bases para una forma superior de familia y de relaciones entre ambos sexos".
La abolición de la propieda privada sobre los medios de producción no solamente crea las condiciones necesarias para la plena igualdad de derechos del hombre y la mujer. Bajo el socialismo, la mujer ocupa la misma posición que el hombre en la producción, a la par que en la vida político-social y cultural. Con ello se crean también las condiciones para la igualdad del hombre y la mujer en la familia. En tanto que la propiedad privada sobre los medios de producción deformaba las relaciones familiares, la propiedad socialista sirve de base al fortalecimiento de sanas relaciones familiares."
tomado de P.N. Fedoseiev y F.V. Konstantinov, Fundamentos de la filosofía marxista, trad. de A. Sánchez y W. Roces, 1959 , Edit. Grijalbo, pág. 383 y 384.
Comentario:
En este extracto del libro Fundamentos de la filosofía marxista, los autores realizan un análisis de las relaciones de género desde una perspectiva materialista, marxista-leninista.
Las relaciones de producción han marcado el desarrollo de la historia desde los propios orígenes de la humanidad. Así podemos explicar el dominio de género ejercido por el hombre o la mujer dependiendo del periodo histórico que analicemos.
El elemento determinante para el dominio de uno u otro género (matriarcado o patriarcado, por parte del hombre o la mujer) es el papel que juega éste o ésta en el proceso de producción. De esta manera, si la mujer realiza un trabajo más importante que el hombre, la mujer estará por encima de éste y si el hombre realiza un trabajo más importante que la mujer, el hombre estará por encima de ésta.
En el comunismo primitivo, como bien está expuesto en la anterior cita, la mujer realizaba el papel fundamental e imprescindible en el proceso productivo ya que era quien alimentaba y mantenía a la comunidad. El trabajo del hombre no proporcionaba resultados de manera usual y, por tanto, no era clave para la comunidad.
Mas, al aparecer la ganadería y la agricultura de arado, el hombre pasa a ejercer el papel fundamental en el proceso productivo y empieza a dominar sobre la mujer.
Hasta entonces no existía la ganadería sino la caza y no existía la agricultura de arado, sino la de azada. Las comunidades eran nómadas y su fuente de recursos fundamental era la naturaleza en estado bruto: los frutos de los árboles, las bayas, la caza... por lo tanto, no existía la propiedad privada ya que era innecesario mantener en propiedad cualquier territorio por el que la comunidad discurriese ya que no podían asentarse en él.
Pero con el desarrollo de la ganadería y la agricultura de arado, las comunidades se fueron asentando en territorios definidos y, por tanto, se creó la necesidad de tener una propiedad privada a través de la cual obtener sustento.
Decir también que si se desarrollaron la ganadería y la agricultura fue gracias al trabajo del ser humano. El desarrollo tecnológico es fruto de la producción y, gracias al trabajo, el ser humano crea condiciones más favorables para la vida.
Con el sendetarismo (con el hecho de que las comunidades pasasen a asentarse en un territorio determinado), se crea la propiedad privada y, asimismo, se forma el patriarcado. Ésto ocurre así ya que, con el desarrollo de la ganadería y la agricultura, el hombre pasa a realizar la función productiva principal ya que deja de cazar y empieza a trabajar en la ganadería y en el campo.
Al encargarse el hombre del ganado y del campo, proporciona la producción principal (el sustento) a la comunidad. Así es que, en detrimento de la mujer, el hombre pasa a ejercer el dominio de género.
A partir de entonces, la mujer pasa también a ser propiedad del hombre. La célula económica fundamental que, hasta entonces era la comunidad gentilica, pasa a ser la pareja conyugal y la poligamia desaparece dejando paso a la monogamia. Ésto se produjo así ya que el hombre, al crearse la propiedad privada, no podía disponer de todas las mujeres que desease porque no podía mantenerlas económicamente en su régimen de familia privada.
Avanzando hasta la actualidad, podemos observar claramente el mantenimiento de la propiedad privada y de la dominación de la mujer por parte del hombre. No obstante, al tener la mujer mayores oportunidades para trabajar y, por ello, disponer de mayor libertad, ésta se ve más liberada e, incluso, puede separarse o divorciarse del hombre si así lo considera.
Aquí podemos incluir casos de violencia de género muy comunes. En la mayor parte de ellos, la mujer maltratada no reacciona ante la violencia ya que no tiene posibilidades de romper el matrimonio al no disponer de trabajo. Por lo común, las mujeres maltratadas no disponen de posibilidades para separarse y divorciarse y, por tanto, ni siquiera llegan a pensar en dicha posibilidad.
No obstante, cuando por un casual la mujer hasta entonces maltratada encuentra un trabajo y empieza a trabajar, al verse capacitada y "productiva" empieza a contemplar las posibilidades de esa separación o divorcio y, en múltiples veces, lo ejecuta.
También hemos de observar que el capitalismo, lejos de liberar a la mujer y acabar con su explotación, la utiliza y la añade al proceso productivo proporcionándole un trabajo. El capitalismo no libera, sino que "liberaliza". Así consigue tener mayor mano de obra disponible e intensificar la producción si lo considera necesario.
No obstante, también le interesa mantenerla en inferioridad ya que así no precisa remunerarla igual que al hombre por ser, para él, "inferior". Podemos explicar de esta manera que una gran parte de los trabajos comúnmente femeninos estén, a su vez, los peor valorados y que, m ediante una profesión se feminiza, también desciende su valoración social.
Una de las más crueles (aunque elaboradas) estrategias desarrolladas por los poderes sociales dominantes durante la historia ha sido deprimir cada una de las profesiones realizadas por la mujer. Incluso ha sido semejantemente cruel la mencionada estrategia machista y opresora que la profesión más comúnmente relacionada con la mujer: las tareas del hogar, ni siquiera tiene posibilidades de remuneración a pesar de ser un trabajo como cualquier otro y requerir un esfuerzo y un trabajo considerable (y comparable con cualquier otro) por parte de quien lo ejecuta.
Conclusión:
La mujer sigue explotada y seguirá así mientras exista la propiedad privada. Nuestra tarea, de la de los comunistas y las comunistas, es acabar con el capitalismo y con la propiedad privada, construir el socialismo y el comunismo y, así, liberar a la mujer (la mitad de la población) del yugo que la ha mantenido oprimida y explotada durante siglos y siglos.