ZHU DE escribió:Entonces según esa tesis, si el Estado español es una nación estado desde la Constitución de 1812,¿Por qué no reivindica la anexión del antiguo hinterland sudamericano? En 1812, por esa tesis, formaría parte de dicha nación, curiosamente Timor Oriental fue conquistada por Portugal mucho antes que Canarias y sin embargo Timor es independiente y Canarias, no. El Estado español continuó siendo imperio de facto hasta el 14 de Abril de 1931, de hecho tenia por entonces colonias de jure. En cuanto al tema chino con el que pretendes meterme un dedo en el ojo. Las minorías chinas, son eso chinas, siempre formaron parte del Celeste Imperio, aquí estamos como siempre haciendo pasar una situación excepcional por normal, la RPCh, sufre desde su fundación del acoso sostenido de las Potencias, y a pesar de eso concede amplia autonomía a sus minorías y extensos derechos en cuanto a sus peculiaridades, y eso que esta en guerra de facto con las Potencias. Quizas en una situacion ideal, sin Potencias amenazantes podria pensarse en otro esquema estatal, ahora mismo no pueden permitirse tal lujo. Si, ya lo se, las relaciones comerciales van por otro lado, ya lo decía Cayo Graco: “Si un pirata tiene lo que necesitas, ¿Por qué no tratar con el?”. Soy muy critico con la actual política del gobierno chino y su NEP, pero estoy con ellos en la defensa de su soberanía nacional, cosa que aquí en este falso estado nación ha pasado a mejor vida. Mira lo que opina el Banco Central europeo al respeto de las soberanías nacionales:
http://www.ecb.int/pub/pdf/scplps/ecblwp10.pdf (Pág. 15)
1) No, a ver. Lo que dije es que la concepción de España como estado-nación no proviene del Franquismo, sino que proviene de antes. Por lo menos, y siendo generosos, durante el régimen de la Restauración ya existía esa concepción de España en la retórica oficial. Es obvio que España no es ni ha sido nunca un estado nación, sino un estado plurinacional. Pero la concepción de España como estado-nación surge claramente con la revolución liberal. Es con el estado liberal cuando se configura la actual división provincial. Y la retórica oficial precisamente presentaba a España como una nación (léase la constitución de Cádiz). Otra cosa es que la idea de España de la burguesía no concuerde con la realidad. Y bueno, eso de por qué no reivindica la burguesía española Sudamérica se cae por su propio peso, ya que el estado imperialista Alemán actual no reivindica Camerún, por ejemplo. No obstante, la oligarquía española reivindicó esos territorios en el siglo XIX y trató de recuperarlos en episodios como el de Ayacuho (en los cuales se curtió el "héroe liberal" Espartero). Pero la derrota fue contundente, al igual que las derrotas de Francia en Argelia o en Indochina.
2) Yo estoy a favor de la solución al problema nacional que han realizado los camaradas chinos. Solo quería mostrar que la receta de la confederación no es válida como principio. Se llegará a una confederación, si así lo deciden los pueblos y nacionalidades que hay en España. Pero estos pueblos, y más bajo un orden socialista, pueden perfectamente escoger una forma política más centralizada o, incluso, una solución al problema nacional semejante a la china. Primero que hablen los pueblos, y luego decidimos la organización territorial del estado (confederal, federal o unitaria).
Y 3) Hay que tener en cuenta que para determinar la organización territorial del estado hace falta sopesar diferentes elementos. Uno de ellos es la fuerza de los movimientos nacionales y el otro son los lazos económicos que existen entre las distintas nacionalidades. Esto fue lo que analizaron los bolcheviques a la hora de formar el estado federal soviético. De hecho, al principio eran partidarios de una república rusa unitaria (previa autodeterminación de las minorías nacionales, claro), pero la fuerza de los movimientos nacionales y el atraso económico de varias nacionalidades (que debilitaba sus vínculos económicos con Rusia) hizo que finalmente optaran por la solución federal.
Cito aquí un texto en el que Stalin comentaba esto último:
En el libro de Lenin El Estado y la revolución (agosto de 1917), el Partido, en la persona de Lenin, da el primer paso serio hacia el reconocimiento de la admisibilidad de la federación como forma transitoria «hacia una república centralizada», aunque acompañando este reconocimiento de varias reservas substanciales.
Engels, como Marx [dice Lenin en este libro], defiende, desde el punto de vista del proletariado y de la revolución proletaria, el centralismo democrático, la república única e indivisa. Considera la república federativa, bien como excepción y como obstáculo para el desarrollo, o bien como transición de la monarquía a la república centralizada, como «un paso adelante» en determinadas circunstancias especiales. Y entre esas circunstancias especiales se destaca la cuestión nacional... Hasta en Inglaterra, donde las condiciones geográficas, la comunidad de idioma y la historia de muchos siglos parece que debían haber «liquidado» la cuestión nacional en las distintas pequeñas divisiones territoriales del país, incluso aquí tiene en cuenta Engels el hecho evidente de que la cuestión nacional no ha sido superada aún, razón por la cual reconoce que la república federativa representa «un paso adelante». Se sobreentiende que en esto no hay ni sombra de renuncia a la crítica de los defectos de la república federativa, ni a la propaganda, ni a la lucha más decididas en pro de una república unitaria, de una república democrática centralizada. (v. t. XXI, pág. 419.)
Sólo después de la Revolución de Octubre adopta el Partido, firme y definitivamente, el punto de vista de la federación como forma de Estado, presentándola como su propio plan para la estructuración estatal de las Repúblicas Soviéticas durante el período de transición. Este punto de vista fue expresado por primera vez en enero de 1918, en la conocida «Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado», escrita por Lenin y aprobada por el Comité Central del Partido. En esta declaración se dice: «La República Soviética de Rusia se instituye sobre la base de la unión libre de naciones libres, como Federación de Repúblicas Soviéticas nacionales» (v. t. XXII, pág. 174).
(...)
Esta evolución del punto de vista de nuestro Partido en cuanto a la federación estatal obedece a tres causas.
Primera causa: al estallar la Revolución de Octubre, muchas nacionalidades de Rusia se encontraban, de hecho, completamente separadas y aisladas unas de otras, y por ello la federación resultó ser un paso adelante para acercar, para unir a las aisladas masas trabajadoras de esas nacionalidades.
Segunda causa: las formas mismas de federación que se perfilaron en el proceso de la construcción del régimen soviético no resultaron ser, ni mucho menos, tan contradictorias a los objetivos del acercamiento económico de las masas trabajadoras de las nacionalidades de Rusia como lo pareciera en un principio; más aún, resultó que no contradecían en absoluto a estos objetivos, como lo ha demostrado posteriormente la práctica.
Tercera causa: el peso específico del movimiento nacional resultó ser mucho mayor y el camino hacia la unión de las naciones mucho más complejo de lo que pareciera antes, en el período anterior a la guerra o en el período precedente a la Revolución de Octubre.
Iósif Stalin,
Contra el federalismo