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ETA esconde en Italia una imprenta para falsificar los documentos de sus clandestinos
La ETA que ha iniciado el año 2012, la que ha decidido renunciar definitivamente a la lucha armada y tiene en la clandestinidad el número de activistas más reducido de su historia, sobrevive ahora más que nunca gracias a una de sus estructuras: su aparato de falsificación, también llamado FAL o ADI.
Este aparato es imprescindible para ETA, ya que nutre a los etarras de DNI y carnés de conducir falsos, además de los contratos de trabajo, también ficticios, indispensables para poder alquilar pisos en Francia.
Los servicios antiterroristas creen que ETA tiene una base logística de falsificación en el norte de Italia, cerca de la frontera gala, donde la presión policial es mucho más laxa. En esa base se estaría fabricando documentación no solo francesa e italiana, sino también belga, británica, portuguesa y de algunos países latinoamericanos. Y lo más inquietante, documentación falsa muy lograda de la Guardia Civil.
La detención el sábado 14 de enero muy cerca de París de Jon Etxeberria Oiarbide, de 33 años, y dos etarras recién reclutados no ha hecho sino confirmar lo que ya se sabía: que el aparato de falsificación de la banda funciona a buen ritmo. Los tres terroristas (Etxeberria tenía puestos de responsabilidad en el aparato logístico o LOHI) tenían 17 DNI españoles falsos, seis tarjetas de la Guardia Civil, un documento portugués y otro francés de gran calidad. "Los DNI españoles eran electrónicos, con su chip y su foto descolorada. Todo perfecto", señalan fuentes solventes. Además, Etxeberria llevaba en una bolsa tres sustancias que se utilizan para la falsificación de documentos: resina de cristal, epoxy y circoflex.
Los servicios de información ya sabían que ETA se movía por Italia al menos desde el año 2005. En 2007 el CNI investigó una posible reunión en el norte de Italia entre ETA y el IRA Auténtico, facción escindida del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
La cúpula política de ETA que cayó en Burdeos en mayo de 2008 tenía mucha documentación italiana. También su sucesor, el exjefe Aitor Elizaran, cuando fue detenido en Francia en octubre de 2010 llevaba una carta de identidad italiana. Aunque lo más alarmante fue el arresto en junio de 2011 de Iñaki Domínguez Atxalandabaso (foto abajo), de 35 años, alias Txomin y Patillas, que fue arrestado en Turín (norte de Italia) cuando viajaba en el tren TGV-9240. La línea iba de Milán a París y Txomin iba a bajarse en la estación gala de Chambery. El etarra llevaba tubos de neón ultravioleta, que se usan para falsificar.
De Venezuela a Italia
La Policía gala se sorprendió de la detención de Txomin, ya que España lo situaba en Venezuela. La Audiencia Nacional lo acusa de dar cursos de explosivos y armas a etarras y a miembros de la guerrilla colombiana de las FARC en campamentos venezolanos.
Era sin duda un peso pesado de la banda. Txomin también llevaba en su poder una mochila con siete bolsas plastificadas en las que había elementos para componer temporizadores y telemandos, para confeccionar bombas que explotan por control remoto. Se le incautó además un pendrive con vídeos pornográficos. Al parecer el etarra viajó de Venezuela a Italia para hacerse con todo ese material. "Y el mercado negro italiano está controlado por la mafia", señalan las mismas fuentes.
Los servicios antiterroristas recalcan que la imprenta clandestina de ETA está bien nutrida. En diciembre de 2010 un comando etarra robó en la empresa Impulse-France, en la localidad de Bourg de Peage, 23.000 tarjetas de plástico en blanco y seis impresoras de alta definición.
Un comando estanco
Hay muchas formas de definir la situación actual que vive ETA. El Ministerio del Interior dijo hace uno días que la banda "sigue latente". Y la Comisión Internacional de Verificación (CIV), grupo auspiciado por el mediador Brian Currin, asegura que ETA "sigue siendo una organización clandestina y armada" que continúa cometiendo "actos ilegales como la falsificación de documentos y el mantenimiento de arsenales. Actos no relacionados con la preparación de actos violentos".
Se puede expresar de muchas maneras, pero los servicios antiterroristas explican en sus informes que la logística militar de ETA sigue funcionando aunque la banda esté bajo mínimos y solo haya cinco personas con puestos de responsabilidad. Una de ellas es Oroitz Gurruchaga, de 30 años, huido desde 2008 e identificado en julio en Venezuela como portavoz de la cúpula oculta en Francia.
Gurruchaga, que podría estar implicado en el doble crimen de Calviá (Mallorca), en el que una bomba lapa acabó con la vida de dos guardias civiles en julio de 2009, es hermano del etarra Egoitz Gurruchaga, fallecido en 2002 tras estallarle una bomba. Se sospecha que Oroitz tiene ahora nuevas responsabilidades reorganizando la logística militar de ETA: robo de coches, muy pocos; esconder armas y explosivos; y preparar un comando ‘estanco’, formado por no más de tres activistas, que esté separado del resto de la banda y oculto de miradas indiscretas.