Dicho esto, evidentemente, como decía, el imperialismo tiende a la reacción, borrando, como señalaba Lenin, las diferencias entre las repúblicas democráticas y las monarquías (algo evidente hoy en Europa, por ejemplo).
Una definición de fascismo desde el punto de vista marxista, desde el prisma de clase y partiendo de la concepción del Estado como unidad dialéctica de democracia (para los explotadores) y dictadura (para los explotados), podría ser la de aquella forma de dominación burguesa en la que la democracia entre los explotadores se restringe y se concentra en cada vez menos fracciones (limitando con ello las garantías y derechos que se deslizan hacia los explotados, como subproducto de la mayor libertad y campo de juego entre los explotadores) de la clase dominante. Un ejemplo es lo que pasó en el Estado español en 1936-39 donde quedaron fuera de juego la pequeña y mediana burguesía reformista y las burguesías nacionales (vasca y catalana principalmente).
La llamada transición sí supuso una ampliación de este campo de juego, permitiendo la reentrada en el bloque de dominación de las burguesías nacionales (representadas por PNV y CIU) y la aristocracia obrera (PCE y los sindicatos legalizados).
En mi opinión, ahora sí que asistimos a una tendencia a la fascistización del Estado, pues no en vano la nueva reforma laboral supone un golpe mortal a la posición que tenía la aristocracia obrera en el entramado del Estado, pero creo que sigue siendo un error absolutizar la tendencia y denominar al actual régimen como fascista, y más, cuando la pequeña burguesía radical vasca, por ejemplo, excluida del campo de juego en los últimos tiempos, ha vuelto a ser readmitida (con todos los "peros" que se quiera, pero ahí vuelve a estar participando y gestionando las insituticiones del Estado).
Pero en todos estos vaivenes, lo que se mantiene incólume es la dictadura del capital, asegurada por el exterminio físico de la vanguardia proletaria durante la guerra civil.
Una definición de fascismo desde el punto de vista marxista, desde el prisma de clase y partiendo de la concepción del Estado como unidad dialéctica de democracia (para los explotadores) y dictadura (para los explotados), podría ser la de aquella forma de dominación burguesa en la que la democracia entre los explotadores se restringe y se concentra en cada vez menos fracciones (limitando con ello las garantías y derechos que se deslizan hacia los explotados, como subproducto de la mayor libertad y campo de juego entre los explotadores) de la clase dominante. Un ejemplo es lo que pasó en el Estado español en 1936-39 donde quedaron fuera de juego la pequeña y mediana burguesía reformista y las burguesías nacionales (vasca y catalana principalmente).
La llamada transición sí supuso una ampliación de este campo de juego, permitiendo la reentrada en el bloque de dominación de las burguesías nacionales (representadas por PNV y CIU) y la aristocracia obrera (PCE y los sindicatos legalizados).
En mi opinión, ahora sí que asistimos a una tendencia a la fascistización del Estado, pues no en vano la nueva reforma laboral supone un golpe mortal a la posición que tenía la aristocracia obrera en el entramado del Estado, pero creo que sigue siendo un error absolutizar la tendencia y denominar al actual régimen como fascista, y más, cuando la pequeña burguesía radical vasca, por ejemplo, excluida del campo de juego en los últimos tiempos, ha vuelto a ser readmitida (con todos los "peros" que se quiera, pero ahí vuelve a estar participando y gestionando las insituticiones del Estado).
Pero en todos estos vaivenes, lo que se mantiene incólume es la dictadura del capital, asegurada por el exterminio físico de la vanguardia proletaria durante la guerra civil.